Capítulo 6
-Te recuerdo.-Dijo dulcemente la más alta fijando sus ojos grises en el rostro de la castaña.
-¿De verdad?-Su pregunta delató esperanza.
-Si. –Amplió su sonrisa. -Eres la chica que fue a visitarme cuando estuve en el hospital.
-Ah, si. –Se sonrojó "Por supuesto que era eso ¿Qué esperabas idiota? –Soy yo, me alegra que ya estés dada de alta.
-Gracias. –Sus ojos brillaron sin explicación aparente. –Pasa por favor. –Se movió con dificultad para abrirle paso a su visita.
No sabiendo cómo reaccionar exactamente, Ushio entró a la casa, percibiendo inmediatamente el olor de café recién hecho. Extrañando el sabor del café que Sumika le preparaba en sus primeros días como editora.
-Tu casa huele rico Sumi…ka-san. –Estuvo a poco de llamarla como solía hacer.
-¿De verdad? –Caminó ágilmente a pesar de las muletas que llevaba a cada lado. –Solamente preparé café, nada del otro mundo. ¿Puedo ofrecerte un poco?
-…Gracias, estoy bien. –¡Claro que quería café! Pero temió que un sorbo le trajera una gran nostalgia de golpe y que con ello no pudiese soportar las lágrimas.
-¿No bebes café? –Preguntó con inocencia. -¿Entonces puedo ofrecerte algo más de beber?
-Agua está bien. –Fingió una sonrisa.
-Mejor té, ya que trajiste galletas. –Señaló la lata que la más baja sostenía aún entre sus manos.
-¡Oh, es verdad! Jajaja. –Soltó una carcajada. –En realidad venía a presentarme… somos vecinas.
-Ohh, así que puedes sonreír. –Pensó en voz alta y sostuvo la mirada de su nueva vecina.
"Ohh, así que te puedes volver a enamorar" La vocecilla molesta resonó en Kazama.
-Uhmm.-se removió en su asiento, con obvia incomodidad, mientras por dentro se decía "Silencio"
-¡PERDÓN! Soy una grosera… es que de las veces que te he visto, parecías lejana.
Lejana. Esa era una palabra bastante completa para definir la relación de ambas, incluso desde antes del accidente de Sumika. Empezó con un "necesito algo de espacio para lograr ese puesto en la editorial" y fue evolucionando lentamente ¿Cuándo fue que ese "espacio" tomó el control de todo?
En realidad ese puesto de trabajo lo había ansiado para una mayor independencia económica, pues aún si Norio vivía lejos con su esposa y su hijo recién nacido, cuidando de la abuela. Ellos seguían enviando para sus gastos. Norio siguió apoyándola cuando falleció su abuela, pero la incomodidad empezaba a ganar terreno.
Quería vivir con su amada Sumika desde que se quedó sola en el departamento, pero no lo haría hasta poder ofrecerle algo. Pero ese maldito primer ascenso la hizo querer aún más ¿Y ahora?
"Y ahora Sumika-san no te recuerda. Irónico ¿no es así Ushio? Lograste todo lo que querías jajaja" ¡Esa voz otra vez!
-Entonces… ¿lo tomas amargo?- preguntó esa voz amable.
-Sabes que no.- Respondió distraída.
-¿Perdón?- Detuvo su tarea de servir el té en las tazas transparentes que tenía a juego.
-Ahm, lo siento… estaba distraída ¿qué me preguntaste?
-Eres rara Kazama-san- Soltó una risilla y terminó de servir el té. –Nunca había conocido a alguien tan distraída como tú.
-¡Ni que lo digas! Jajaja- siguió el hilo de la conversación, sin entender aún por qué Sumika había dicho "¿Perdón?" intentaba recordar, pero tal como la más alta había dicho, era una distraída sin remedio y no sabía ni siquiera qué era lo que había respondido. Pero si había sido imprudente, no importaría ahora que inevitablemente se formaba en sus labios una pequeña conversación. –Cuando estaba en instituto me enamoré de una persona y fui la última en darme cuenta de esto.
-¡Vaya! Eso es el colmo, jajajajaja. –Miró a su vecina con sorpresa. –menos mal que no era el amor de tu vida.
"Auch, ¿qué responde a eso señorita Ushio?"
-Haaaah. –Suspiró y fingió la mejor de sus sonrisas. –De hecho lo era, pero como soy una idiota…
-¡Lo siento! Yo no sabía. –La preocupación de Murasame se dejó ver por todo su rostro. Ella sólo intentaba tener una conversación con la chica que la había visitado en el hospital y que ahora era su vecina.
-No te preocupes, es sólo que estoy cansada y no pude evitar ponerme nostálgica. –Sonrió o al menos fingió sonreír.
-Tienes razón… quizá debas ir a dormir- Se levantó de la mesa, ofreciéndole una salida. –es tarde y yo te estoy reteniendo aquí.
La castaña no había estado al pendiente de la hora hasta el momento en que su amada Sumika mencionó que era tarde. Miró el reloj ¡Media noche! ¿Cómo demonios había sucedido eso?
"Ahh, el tiempo vuela cuando una se lo está pasando bien" Dijo la voz y entonces, solo entonces Kazama se preguntó si se estaba volviendo loca.
-Si… quizá deba irme a descansar un poco. –Se levantó, no sin antes tomarse de un sorbo todo el té al cual nunca le puso azúcar. "Soy idiota" –Gracias por su hospitalidad señorita Murasame.
-Un placer… -la encaminó a la puerta. -¿Sabes? –dijo antes de que Kazama se alejara hacia su departamento. –Soy buena escuchando, si alguna vez quieres compartirme esa historia del amor de tu vida… o cualquier otra cosa que quieras contarme, ya sabes dónde encontrarme.
-Jaja, gracias.
-Buenas noches Kazama. –agitó la mano
-Descansa Murasame Sumika-san. –Sonrió y se alejó de ahí para llegar a su departamento y encerrarse una larga noche a debatir consigo misma si esa visita había sido o no un error.
-¡Nii-chan! –Se arrojó efusivamente a los brazos de Norio en cuanto abrió la puerta del departamento.
-¡Vaya! Qué recibimiento. –sonrió confundido. –desde que terminaste la universidad que no me recibías así ¿ocurrió algo?-
-No… es que hace tiempo que no hablábamos y me he sentido sola.
-Ajam… - Esperaba por lo que Ushio pudiera agregar. Sabía que algo se estaba callando.
-…¿Sabías que Sumi-chan es mi vecina?
Norio Kazama abrió los ojos como platos ¿Acaso era posible?
-Ok…- dijo sin saber bien qué emoción mostrar. Hacía un par de meses se habría mostrado feliz porque al fin estarían cerca ¿y ahora?
-Lo mismo digo… No sé cómo comportarme frente a ella, es más no sé ni lo que digo cuando ella me pregunta algo. –Arrugó la frente tratando de hacer memoria. –ayer me vio raro cuando me preguntó algo sobre cocinar pulpo y yo… me quede en blanco, sé que le contesté algo, pero no sé exactamente qué.
-Ok… -fue su comentario. –Y ¿no se te ha ocurrido preguntar nuevamente?
-Eso estoy intentando, pero creo que eso la hace empezar a alejarse de mí ¡Yo misma me alejaría de mí! Soy un maldito bicho raro.
-Jajajajajajajajajajajajajajajaja. –El hermano mayor estalló en carcajadas.
-¿De qué te ríes?
-Nada en especial Ushio. Sólo me siento aliviado…
-¿De qué exactamente?
-De que te preocupe que Sumika-san empiece a alejarse de ti, siendo que hace poco eras tú quien quería la distancia. ¿No te parece eso una señal?
-Pues siendo sincera, sí. Me repite una vez más que debo estar alejada de ella.
-Ash… madura Ushio.
-¿Ehh? –un atisbo de molestia se mostró en el rostro de la chica. -¿Por qué me dices eso nii-san?
-Porque una y otra vez le pones pretextos a las oportunidades que te pone la vida para acercarte a Murasame-san. Huyes cada que estás a punto de conseguirlo.
-¿No hiciste lo mismo con Kineta-san?
-¡Hey! Estamos hablando de ti aquí. Además yo acepté que la quería en mi vida y tomé el riesgo ¿Tú qué haces? ¿Llorar?
-Nunca me habías hablado así…
-Porque creí que necesitabas tiempo, pero ahora lo que creo es que si sigo tratándote como a una pequeña, seguirás buscando excusas… Ahora, vayamos a comer.
-Estás evadiendo la conversación Nii-san. -Hizo berrinche
-No, sólo dije que ya debemos salir a comer, allá continuaremos con esta plática, Ushio.
¡Domingo! Bendito día internacional de descansar todo el día sin la necesidad de quitarse el pijama. Sumika lavó los platos, limpió la mesa y se preparó para leer un poco de literatura barata. Haber leído 1984 de Orwell la había dejado devastada.
Pero en ese momento escuchó el timbre de su departamento. ¿Quién será? Quizá la adorable y despistada vecina de cabello castaño. La respuesta la tuvo al llegar a la puerta.
-¡Hachi!- Se emocionó al ver a su amiga y le abrió paso.
La multimillonaria mejor amiga de Sumika entró como una total dueña de la casa y se sirvió un vaso de agua, para luego dirigirse a la sala.
-¿Cómo has estado Murasame-kun?- Preguntó una vez que se acomodó en el mullido sofá de su amiga.
-Cada vez me siento mejor. –Contestó con orgullo. –además me ha ayudado mucho que me hayan permitido hacer mi trabajo desde casa, así no me aburro en todo el día. – avanzó ágilmente a un sillón, apoyada en un par de muletas. -¿sabes? Hasta me dan ganas de volver al dojo en cuanto mi pierna esté sana.
-Me encanta esa actitud. –brindó con su vaso de agua.
-Oh, por cierto. Hace tiempo te quería preguntar algo.
-No diré datos escabrosos de mi relación con Miyako.- Dijo juguetonamente con un toque de picardía.
-Ewww, ¡Obviamente no quiero saber eso! –Se sonrojó al instante.
-Entonces, ¿Qué quieres saber?
-Acerca de Ushio Kazama, -Escuchar ese nombre viniendo de los labios de su amiga la sobresaltó. -¿Por qué me visitó en el hospital?
-Ehmm. –Murmuró sin saber qué responder ¿Debería decirle la verdad?
-La conozco ¿no es así?
-Si… ella era tu…
-¿Mi qué?
Primero... ¡Feliz Navidad! ¡Feliz 2018!
Me disculpo por la ausencia. Fui acorralada por las ocupaciones decembrinas y no me dio tiempo de escribir una sola palabra, luego volví al trabajo y era una enorme pila de quehaceres u.u
Continúo con este novelezco drama, gracias por sus comentarios y mil gracias por leer! Nos leemos en una semana con la actualización
