Capítulo 8
Seguramente el ser poderoso (a saber quién fue) que creó todo lo existente, consideró que todo era bueno. Demasiado bueno de hecho.
Que no valía la pena el que los seres vivos simplemente nazcan, crezcan, se reproduzcan y mueran ¿qué clase de vida es esa?
Y entonces después de un largo monólogo creado a base de aburrimiento, se dijo "¿Cómo hacer para motivar su existencia?"
Así pues creó el amor, y de ahí se derivó todo lo demás: sufrimiento, felicidad; paz y guerra.
Ushio Kazama que creía que con un mensaje de texto de"terminemos" iba a poder librarse de ese sentimiento, pero ahora el ver a quien alguna vez fue su novia sin una sola memoria de su amistad, noviazgo o cualquier cosa que pudieran haber compartido sintió un terrible dolor en su pecho.
-¿Estás de brooma Murasame-kun? ¿No recuerdas que Miyako y yo estamos juntas?
-Bueno... no
-Pero si justo el otro día estuvimos bromeando al respecto
-Bien, pues no lo recuerdo. -Dijo casi restándole importancia aunque la verdad era que le dolía bastante la cabeza como para hacer cualquier esfuerzo.
-Déjala estar. -Murmuró desde su sitio Kazama. Cabizbaja, intentó no pensar en cómo habrían sido las cosas de no haber sido por su cabezonería, pensar que Sumika no habría olvidado nada y no estaría en ese estado.
-En realidad no lo entiendo, el que tú y Miyako estén juntas. -¡Vaya! ese comentario sí que había resultado inesperado.
-Ahora resulta que con el accidente te volviste homofóbica. -Ironizó la mayor de las tres.
-¡NO! -Corrigió Sumika. -Me refiero a... en realidad no entiendo el que dos personas estén juntas ¿cómo es estar enamorada?
-Oh... bueno estar enamorada es... -Comenzó a explicar Tomoe, atrayendo completamente el interés de la pelinegra, pero la castaña ya no escuchaba, sentía el desmoronamiento de su corazón e imaginaba los mil pedazos.
"Cómo es estar enamorada" El sentimiento de deja vu golpeó de frente a Ushio. Hacía unos años habían tenido esa plática en un viaje escolar, cuando por primera vez había visto a Murasame sonrojarse de esa manera. Siempre fue halagador para Kazama el ser el primer amor de la karateca. Y recordaba lo embriagante que fue cada momento en el que sus historias se iban acercando más y más. Su primer baile, su primer beso, su primera vez. Recuerdos hermosos que iban fortaleciendo su relación. Las mismas cosas que Sumika parecía no recordar. Quizá podría evocar cada detalle de su viaje, pero la parte "Kazama Ushio" claramente no estaría en el paquete.
"¿Ya lo entendiste?" -Murmuró amablemente su conciencia.
"Si..." aturdida contestó. -Ella me borró completamente.
-¿Dijiste algo Kazama? - Tomoe Interrumpió su apasionada conferencia sobre el amor.
-No, sigan con lo suyo, iré un momento a... -¿a dónde, si estaban en su propia casa?- Al baño.
¿Cómo es que no lo había visto?
Ser la única olvidada, el que todas las memorias de la chica pudieran incluir a todas las personas, con el común denominador de que justo lo que tanto ella como Sumika habían compartido. La charla del amor que tuvieron en instituto fue lo que llevó a Sumika a darse cuenta de su amor por Kazama, así que si sacaban ese recuerdo de la ecuación...
"La ventaja es que puedes volver a enamorarla"
-A- ¡Aaatchuuuuuu! – Su propio y muy sonoro estornudo despertó a Kazama.
Hacía frío, su cuello le dolía y su futón no se sentía tan suave como solía sentirse. Al incorporarse le crujió todo el cuerpo.
-¡Pero qué demonios! –Exclamó.
Se había quedado dormida en el baño y apenas lo había notado. Su acbeza la había apoyado en la toalla que usaba para secarse, para cobijarse arrancó la cortina de la regadera, su noche había sido totalmente lamentable y todo lo había hecho sin darse cuenta. Mejor evitó pensar en lo que dirían de ella Tomoe y Sumika. Por cierto ¿A qué hora dejaron la casa?
Bien, por hoy dejaría de hacer el ridículo. Estaba decidido: no iría al trabajo. Llamó a su jefe y él accedió a dejarla trabajar desde casa, su voz sonaba horrible.
-Ah, ya contratamos al técnico en computación para reparar tu computadora. Vendrá mañana–Dijo Takashi Ikeda antes de terminar la llamada.
Miró al vacío ¿Quién diría que dormir en el baño resultaría tan cansado? Bueno, ciertamente nadie.
Tomó una ducha rápida, con agua tibia y aclaró sus pensamientos. ¿Y si su conciencia tenía razón? ¿Y si intentara enamorar a Sumika?
"¿Por qué la quieres enamorar? Pretendes que tu ego se infle y que la pobre chica vuelva a sufrir, ¿no es así?"
-La quiero enamorar porque la amo y quiero que estemos juntas. Quiero hacer las cosas bien esta vez.
"Bueno, me agrada esa respuesta. ¡Ve por ella tigre!"
-Si. Dormiré como es debido y armaré un plan para recuperarla.
Ok, entonces según palabras de Hachi, el amor es "Pensar que una persona es la más super linda del universo" "No poder apartar tu vista o tu pensamiento de esa persona" entre otras cosas idiotas que parecían una poesía barata. Bueno, no se le ocurría nadie que pudiera ser un potencial interés amoroso.
Es decir, Kazama era linda, aunque rara. La conocía poco era simpática, eso sí lo suficiente como para visitarla todas las noches y de vez en cuando ver una película. Tal vez por eso es que se habían convertido en mejores amigas, pero desde aquél día en el hospital solía comportarse muy extraño, y esa noche no había salido del baño en un par de horas y no respondió cuando llamaron a la puerta para preguntar ni cuando se despidieron, ¿Cómo alguien como Kazama llegaría a ser una potencial novia para cualquiera?
Cualquiera que se atreviera a salir con Ushio tendría que ser un completo lunático (o lunática, porque al parecer la chica era lesbiana). Así que sin pensárselo dos veces, se había ido a dormir. No iba a perder el tiempo pensado en esa cosa llamada amor.
-Buen día Kazama-san. –Le saludó la recepcionista de la editorial. - ¿Te sientes mejor? El señor Ikeda me contó que te reportaste enferma.
-Buen día para ti también Nishikigi-sempai – Devolvió el saludo a la chica. Cosa curiosa, la ahora recepcionista había sido un interés amoroso para Ushio y ahora sólo era parte del anecdotario. –Estoy mucho mejor, gracias. ¿Algún mensaje para mí?
-No… ¡Ah! Llegó la escritora "azul y violeta" Te está esperando en tu oficina. También la reparadora de tu PC, al parecer también te instalarán un nuevo software.
-¿Estás diciendo que dejaste a un par de desconocidas entrar a mi oficina?
-Si…- Respondió lentamente. –En realidad llegaron con unos segundos de diferencia y al parecer se conocían, así que pensé que estaría bien dejarlas pasar.
-Ok… -Kazama puso en blanco sus ojos. No era momento de molestarse. Había que entrevistar a la misteriosa escritora y poner una cara de pocos amigos no iba a ayudar precisamente. –Iré a mi oficina.
Cada paso que acercaba a Kazama de su oficina, hacía más claro que dentro se estaba gestando una conversación muy animada. Tanto que incluso le apenaba entrar e interrumpir.
-Jajajajaja, Azusa-san eres muy graciosa. ¿Quién lo diría? ¿Y cómo te libraste de ese vendedor? –Bueno, al menos coincidía con la persona dentro de su oficina "¿Quién lo diría?"
Abrió la puerta sin más preámbulos.
-Chicas, buen día. No esperaba encontrarlas en mi trabajo. –Saludó a las chicas que la miraban sorprendidas, una más que otra.
-¡Hey Kazama! No sabía que tendría la fortuna de trabajar con la editora de los últimos best sellers, estoy realmente emocionada. –Expresó con sus ojos más que brillantes.
–Y yo estoy emocionada de descubrir que la misteriosa escritora eres tú Aoi-san. –Dijo tan falsamente como una caída de un futbolista. –Hola Sumi-chan –Dijo más alegremente.
-Buen día Kazama. –Sonrió con su amabilidad de siempre. –Yo tampoco esperaba esta coincidencia jeje.
La chica de cabello color castaño pensó en que ojalá pudiera sacar un poco de conversación con Sumika, sin embargo debía hacer esa entrevista o su jefe la se pondría odioso el resto del día preguntando por la nueva escritora.
-¿Te importa si me reúno con Aoi-san mientras te encargas de mi monstruosa PC?- Preguntó a la pelinegra.
-Adelante. –Asintió. –Hagan como que no estoy aquí.
Aunque Ushio sabía que mientras Sumika compartiera el mismo espacio que ella, no podría nunca pretender que no estaba.
-Bien. –Se aclaró la garganta, tomando una actitud más profesional. –Aoi-san, nos evitaremos las presentaciones puesto que ya nos conocemos. Pasemos al tema que te ha traído hoy aquí. –Tomó aire dando un toque dramático a la situación, le encantaba crear ese pequeño aire de tensión con los demás escritores, y lo haría también con Aoi. – Como ya sabes, nuestra editorial te publicará tu primer libro. He leído tu texto y me parece algo grandioso. –Sacó un enorme fajo de hojas impresas con anotaciones. – Me gustaría que leyeras las anotaciones con los cambios sugeridos, dejaré suficiente margen para no entorpecer tu trabajo, sin embargo puedo adelantarte que el primer tiraje será el doble de grande de lo que se anunció en el premio. –Finalizó con una sonrisa de suficiencia.
-Umm… gracias. –Dijo aún procesando toda la información obtenida. -¿Por qué se imprimirán más copias?
-Porque tu escrito es demasiado bueno como para solamente hacer un tiraje simbólico. -Finalizó Kazama muy emocionada. Tenía la intención de impresionar a Sumika con su faceta ejecutiva. Además de eso, no era mentira que Aoi merecía aquello que la editorial le ofrecía.
-O…K…-Respondió lentamente.
-¡Wow! –Exclamó una Sumika muy emocionada. –Eso es genial Azusa. –Se le olvidó que se suponía que ella no estaba ahí.
Y Kazama pudo ver lo que avecinaba. Esa cosa que algunos llaman Karma.
Hola! Gracias por su paciencia a quienes leen, y claro, gracias por leer.
Ojalá estén atando cabos de lo que trato de compartir en esta historia... Nos leemos pronto!
