Capítulo 9

Siempre es Aoi. ¿Por qué demonios tenía que estar siempre en medio de todo?

¿Acaso no había sido por su causa que Sumika no asistiera a la playa aquella vez en el instituto? La que provocó un ligero alejamiento entre ambas.

Siempre ella.

"Ya basta Ushio Kazama" se regañó a sí misma "Deja de darle vueltas"

Y a pesar de todo, seguía pensando en que Sumika estaba interesada en otra persona. ¿Por qué? Si Sumika Murasame sólo se había interesado en una sola persona en toda su vida.

"Y esa persona eras tú". Dijo la voz burlona.

-Buscaré un nuevo psiquiatra. –Decidió en ese instante. –La situación con Sumi-chan me vuelve loca, pero esta maldita voz, es la muerte.

"Vaya, gracias por el cumplido"

-Cállate.

-¿Con quién hablas? –La sobresaltó su hermano mayor.

-Norio nii-san ¿Cómo entraste?

-Con mi llave. –Fue su respuesta mientras se dirigió directamente al sofá. -¿Entonces?

-¿Entonces qué? –Preguntó detrás de la encimera, bastante confundida.

-¿Con quién hablabas? –Repitió con su semblante paciente de siempre ¿Cómo lo hacía? Ushio Kazama abandonó su lugar detrás de la encimera y recorrió la estancia para sentarse frente a su hermano. ¿Podría contarle? Y si se lo dijera ¿Acaso la juzgaría? En realidad no podría saberlo. Su hermano pocas veces delataba sus pensamientos propios.

-En realidad… -comenzó con indecisión, pero al mirar a los ojos de su hermano, vio confianza en ellos. –En realidad, hace tiempo que no puedo sacar algo de mi cabeza.

-Por supuesto. –Sonrió comprensivo. –Tu relación con Murasame-san no es algo que podrías olvidar así de fácil.

-No es eso, bueno en parte si… pero es algo más.- Suspiró largamente. –Una voz me persigue y me está volviendo loca. –Se llevó las manos a la cabeza con frustración.

Norio estuvo a punto de decir algo, pero en cambio se levantó del sofá que ocupaba y se acercó a su hermana y posó cariñosamente su mano en el hombro de la mujer.

-Tienes trabajo por hacer hermanita. –Sonrió. –Hace años, cuando terminé con Kineta-san para cuidar de ti, ocurrió que…

-¡Kazama! ¿Estás aquí? –Los gritos de fuera interrumpieron cualquier cosa. Sumika llamaba desesperadamente a la puerta.

-De todas formas, yo sólo pasaba a visitar. –Sonrió. –Kineta-san y los niños quieren verte, pasa a casa pronto, podríamos hacer barbacoa.

No esperó a que Ushio lo acompañara a la puerta. Caminó hasta ahí y abrió él mismo, encontrándose de frente con la chica en muletas.

-Buenas noches Murasame-san. –Saludó dejando a Sumika sorprendida. –Ojalá todo se arregle pronto.

-Gracias. Yo también espero poder caminar en ambas piernas en poco tiempo.

-Si… también eso. Pase linda noche Murasame-san. –Volteó hacia el pórtico donde Ushio lo observaba intrigada. –Espero verte pronto Ushio.

Ambas mujeres vieron a Norio marcharse. Después volvieron la mirada y se sonrieron mutuamente. Fue entonces que Kazama notó el triste semblante de Sumika.

-¿Te encuentras bien Sumi-chan?

-En realidad no, ¿Puedo pasar? –Parecía una niña indefensa. Kazama no podía decirle que no, ¿Cómo podría hacerlo?

Una vez sentadas en la sala, Ushio Kazama se atrevió a preguntar.

-¿Pasó algo en el trabajo?

-No, todo ha ido bien. –Dijo con voz queda. –Me he apañado bien a pesar de que estoy discapacitada por el momento.

-¿Entonces?

-Yo… ¿Recuerdas que quería invitar a salir alguna vez a Aoi-san?

-Si -Dijo intentando no sonar muy seca.

-Pues hoy me la encontré en la calle y estaba a punto de saludarla. –Se le hizo un nudo en la garganta. –Una chica se acercó a ella y la abrazó. –Se sonrojó y bajó aún más su mirada. –Después de eso se besaron.

"No sabía esto. ¿Tú lo sabías Ushio?" –La voz en su cabeza parecía sorprendida.

-¿Azusa-san tiene novia? –Ignoró la voz, pero no a su curiosidad.

-Al parecer… y yo quedé como una tonta. –Dijo mientras intentaba sonreír. -¿Te ha pasado alguna vez?

-¿El qué?

-Enamorarte de alguien y al instante darte cuenta de que no está a tu alcance. –Volteó de nuevo hacia arriba, buscando la mirada de Ushio.

"Jamás" –Sonó irónica la vocecilla que seguía acompañando a la chica, sobre todo en esos momentos incómodos. "¿Tú no eres de esas que se enamoran cada cinco minutos ¿O sí?

–Mira, yo no sé si estoy enamorada o no. –La chica de gafas continuó hablando. –Es una cosa extraña para mí, pero sé que mi corazón latió como loco, un sentimiento lindo.

-Sí lo es. –Sonrió a su pesar. La linda expresión de Sumika provocaba eso. –Te prepararé un poco de café, eso te animará.

-Gracias Kazama. Eres una buena amiga.


-Te lo juro Taema. –Levantó su voz, llamando la atención del resto de los comensales en el pequeño buffet. –No fue un truco mío.

-Kiyori me lo contó todo. –La pequeña rubia se veía bastante molesta. –Tú planeaste esa reunión para emparejar a Murasame con Azusa-san ¿Qué más hiciste?

-¡Nada más! –Trató de convencerla. –Es verdad que metí mis narices en el asunto, pero tú no viste lo deprimida que estaba Sumika, ya casi no comía o dormía. –Se levantó de su lugar. –Pero yo no oculté las fotografías de Kazama que Murasame tenía en su casa.

-¿Estás segura? –Detuvo la huída de su amante con la mano. –Porque la última vez que fuimos ahí, la casa estaba bastante minimalista, considerando que le encanta tener fotografías por todos lados.

-No fui yo Taema, y me haría sentir bien si confiaras en mí un poco. –Soltó bruscamente la mano de Miyako y se alejó de ahí. –No te preocupes por la cuenta.

Era verdad que desde que Sumika había vuelto a su modesto apartamento ya no estaban las fotografías, pero Tomoe a pesar de haberlo considerado, estaba segura de haber dejado todo en su lugar.

Sacó su móvil y marcó a un número fijo.

-Dojo Murasame. –La voz de Noe, la ama de llaves de los Murasame, sonó al otro lado de la línea.

-Buenas tardes, le llama Hachisuka Tomoe. ¿Hablo en buen momento para usted?

-Señorita Hachisuka, Buenas tardes. –Respondió con etiqueta, incluso hizo reverencia frente al teléfono, a pesar de no estar frente a la chica. -¿Algún problema? Le comunico con Tenkai-san.

-No, muchas gracias. Pero en realidad necesito hablar con usted.

-¿Conmigo?

-Así es. –Dijo. Se aclaró la garganta e inspiró. -¿Alguien además de mí fue a preparar el apartamento de Sumika antes de que ella se instalara nuevamente?

-No lo creo señorita. –Respondió la mujer. –La única llave se la entregué a usted aquel día. Tenkai-dono nunca se acerca a ese lugar, le recuerda que su hija ya es una mujer independiente. –Guardó silencio un momento. –¿Ocurrió algo?

No serviría de nada mentir. El ama de llaves era una persona bastante perspicaz y no estaría satisfecha con cualquier mentira blanca.

-Al parecer desaparecieron algunas cosas del apartamento de Sumika.

-No puede ser. –La mujer se cubrió la boca con su mano libre. - ¿Algo de valor?

-Valor sentimental, tal vez. –Se rascó la frente al intentar pensar lo que había sucedido. –Fotografías de Kazama Ushio y ella. Regalos de aniversario y esas cosas… ya no están desde que Murasame se instaló.

-Eso es muy extraño.

-Lo es…


"Jajajajajajajaja" –Resonaba la voz, parecía bastante divertida consigo misma. "Así que ahora es Sumika la que viene a que la animes después de una decepción amorosa"

-No es gracioso. Y juro que despediré a mi psiquiatra si no dejo de escuchar tu voz.

"Claro que es gracioso."- Esta vez se suavizó un poco, parecía incluso que le importaba. "Además, no veo por qué odies esta voz, si era la que te arrullaba por las noches"

-No entiendo lo que dices. –Ahora estaba segura de que se había vuelto loca ¿O por qué otra razón estaba ahí, en su sala discutiendo con una voz en su cabeza?

"Sé que no entiendes" –Dijo con seguridad. "sueles ser bastante lenta para estas cosas, Ushio"

-¡Eso es muy grosero!

"¿Me llamas grosera?" –Ahora estaba ofendida. "¿Así tratas a tu líder espiritual?"

-¿Líder espiritual? –Soltó una leve carcajada. -¿Acaso eres una especie de Yoda?

A Ushio Kazama empezaba a dolerle la cabeza. Frotó fuertemente sus sienes y se tiró en el piso. Quizá el fresco del tatami le aclararía un poco la mente.

"Cuando tus padres fallecieron, Norio decidió dejar su relación con Kineta-san para cuidar de tí. Fue bastante paciente cuando las voces de tu padre y tu madre se turnaban para recordarle su error, repetirle que con un poco de esfuerzo podía mantener una relación y cuidar de su pequeña hermana"

-¿A qué te refieres? –Esto comenzaba a enchinarle la piel.

"Lo tenías todo, pero de alguna manera te las arreglaste para que Sumika deseara no haberte conocido y se le concedió. Por eso es que vine aquí, para ayudarte a entender lo que hiciste"

-¡Ya sé lo que hice! – La desesperación por fin salió a la luz. –No debí enfocarme en mi trabajo y perdí a Sumi-chan.

"No… entenderás lo que hiciste desde el inicio. Eso es lo que se le concedió a Sumika, el universo es una bitch con sentido del humor. A ti te concedió karma y un consejero espiritual con la voz de tu abuela"

La habitación se llenó con un silencio ensordecedor. Esto era demasiado absurdo, pero absurdo era la definición de los últimos meses. Podría ignorar esa maldita voz e intentar seguir con su vida, quizá si intentaba más duro, ésta se callaría.

-¿Qué es lo que debo hacer? –Preguntó dentro de su propio cansancio mental.

"Puedes resignarte y ayudar a Sumika en la búsqueda de su amor verdadero ahora que todo se reseteó. Apoyarla en su felicidad" –Una leve risa resonó. "La ventaja es que me callaré para siempre"

-¿Y si no lo hago?

"Seguiré contigo en tu lucha por recuperarla. ¿Qué decides?"

Ushio miró fijamente el techo que se extendía sobre ella por un prolongado tiempo. ¿Qué decidiría? Cerró los ojos y se recostó de lado hecha un ovillo.

-No hay nada para decidir. –Musitó permitiendo a una lágrima recorrer su rostro. –Sumika me borró, seré su mejor amiga como siempre debí serlo.

"Entiendo… que así sea."

Y el silencio volvió.


Ha pasado poco más de un año desde la última vez que actualicé, me disculpo por ello. Fue un año difícil en mi vida...

Sin embargo no quiero dejar este fanfic inconcluso, así que aquí lo tienen, para quienes aún lo leen. Saludos y gracias por su lectura.