Capítulo 10

La tarde se desvanecía lentamente. El segundero del reloj parecía avanzar más rápido de lo que en realidad lo hacía. Sumika y Tomoe habían quedado para almorzar, pero la terapia de rehabilitación duró más de lo esperado y tuvo que posponerse, convirtiéndose en una merienda.

Habían comenzado con una animada charla, destacando los avances de Sumika, pues acababan de quitarle el enorme molde de yeso y ahora portaba una aparatosa férula en el tobillo. Aún tenía que usar sus muletas, pero al menos no sufría los estragos del calor de primavera. El amable ortopedista le prometió que si llevaba a cabo los cuidados indicados, en otro mes y medio estaría caminando sin la férula. Una semana con bastón y después, incluso podría volver a entrenar en el dojo.

No le importaba mucho, ya que tenía bastante trabajo atrasado y las actualizaciones de los sistemas operativos la tendrían sentada por un buen tiempo.

En esa tarde, Sumika había sido la parlanchina, lo cual era bastante extraño.

-Entonces, ¿Hace cuánto tiempo que no hablas con Miyako-san? –Preguntó luego de un largo silencio.

-Un par de meses. –Respondió tratando de sonar despreocupada. –Tuvimos algunas diferencias.

-Si, recuerdo que me habías respondido eso anteriormente. –Sumika quería sonar sutil. Claramente había algo que su amiga no le estaba contando. -¿Qué fue lo que pasó exactamente?

-Ehmm. –Tomoe Hachisuka no sabía qué responder. Murasame no había recuperado sus recuerdos y temía decir algo incorrecto, algo que delatara su sentimiento de culpa. –Es acerca de unas fotografías que desaparecieron, cree que las tiré.

-¿Fotografías? –Tomó un sorbo a su café frío por el tiempo que lo ignoró en la mesa de centro. –Pensé que todo tu archivo estaba respaldado en tu disco duro.

-Estas no… -Se entristeció, pero más que eso, se preguntaba dónde habían quedado. -

-Ya veo… -Expresó esperando sinceramente que las fotografías de su amiga aparecieran. -¿Te ayudo a buscar? ¿De qué eran?

-De ti, de Kazama… de todas nosotras en instituto. –Como sea, no tenía nada que perder. Además quizá podría dejar de sentirse como la causante de todo ese desastre. –No aparecen desde que tuviste tu accidente.

Un silencio incómodo llenó la habitación. "¿Qué fotos?" Se preguntó nuevamente Sumika, pero no se atrevió a preguntar. El rostro de su amiga Hachi estaba lleno de preocupación.

-Ojalá las encontremos pronto.

-Si, ojalá. -Sonrió en agradecimiento por la preocupación de su amiga. -No te preocupes Murasame-kun, si Miyako y yo volvemos es porque así debía ser. Si no, entonces agradeceré a todos los dioses habidos y por haber, el que tuve la oportunidad de conocerla.

-Léeme en voz alta la parte subrayada. –Indicó Ushio Kazama a la chica de cabello oscuro. –Me gustaría escuchar cuál es el sentimiento exacto que quieres transmitir.

Aoi observó el papel impreso. Ahí estaba la historia que ella misma había escrito, no sabía cuál era el objeto del ejercicio. Todo estaba escrito ahí en el papel. Pero la castaña debía saber lo que hacía.

-Ahem. –Se aclaró la garganta. –"Bésame por favor, quiero sentir tus labios sobre los míos y conocer por fin quién eres. Tócame por favor…" –Interrumpió su lectura. –No entiendo.

-Es bonito el sentimiento en todo el párrafo. –Sonrió Ushio. –Me encanta la poesía que quieres transmitir, pero hay algo que falta.

-¿Y según tú qué es? –Se sentía confundida.

-Imagínate diciendo estas líneas a tu amada. –La curva de una sonrisa maliciosa comenzó a aparecer en su rostro. Le encantaba hacer este ejercicio con los autores a su cargo, era un trabajo maquiavélico que disfrutaba, pero más que eso, lograba sacar lo mejor de la historia y la convertía en un best seller. –Claro que un enamorado se convierte en poeta, pero ¿De verdad crees que hablarías así con tu chica en la primera cita?

-Bueno… si.

Ushio Kazama no se creyó ese "Si", así que volvió a intentar.

-Vaya, te tenía por tímida Aoi-san. –Su tono de voz había cambiado, sabía a molestia. -¿Tienes novia?

-Si. –Respondió con una seguridad que la castaña no conocía de ella.

-Oh. –Intentó inútilmente cubrir el tono burlón ¿De dónde venía toda esa molestia? Además Sumika ya le había contado que Aoi tenía a alguien en su vida. –¿Y así es como le hablaste en tu primera cita?

Kazama aún se negaba a reconocer los celos que emergían desde lo más profundo de su ser. Sí, se estaba portando como una imbécil, pero aun así… ¿Aun así qué?

-En realidad no tuvimos una primera cita. –El rostro de Azuza se tornó de un rojo intenso. –Estaba demasiado bebida esa noche y mi novia también. No hubo cita, pasamos directamente a la acción... –Cubrió con ambas manos su rostro sonrojado. –Así que sí: todo lo de ese párrafo se lo dije, tal cual.

Ahora era el turno de Kazama para sonrojarse. Claro, estaba usando su ejercicio de siempre, pero por alguna extraña razón lo había sacado de contexto. Había querido avergonzar a Aoi ¿Con qué objeto?

-Lo lamento. – Se disculpó. –Creo que me porté un poco grosera, supongo que me apasioné.

-Lo noté. –Aoi le ofreció una sonrisa a Kazama y logró disipar la vergüenza de la chica. –Pero creo que entiendo de dónde viene todo eso. No tienes por qué preocuparte, Murasame-san me gustaba mucho, pero yo ya estoy enamorada de alguien más. –Palmeó amistosamente el hombro de Kazama, quien pedía a los cielos que se la tragara la tierra.

-¿Continuamos con tu libro? –Señaló el mismo párrafo que anteriormente le había hecho leer. –Creo que no debes cambiar el diálogo, pero puedes poner el contexto correcto.

-¿Cómo dices?

-Digo que escribas lo que realmente sucedió. –Sonrió con confianza. Sabía que la historia se pondría un poco más picante, pero conocía el potencial de Aoi. –Lo que escribiste es bastante bueno, pero si haces lo que te digo, verás cómo mejora.

Había sido un día interesante. Claro que se había avergonzado frente a Aoi, pero a cambio obtuvo un poco de alivio. Azusa Aoi no sería más una amenaza para ella, era evidente que estaba coladísima por su novia sea quien fuera la chica. Y viendo el lado positivo de todo, la divina providencia le había dado la oportunidad de salir casi a diario con Sumika, ya fuera a cenar, a ir de escaparates, al cine. Se sentía como cuando eran adolescentes, como en su época de instituto cuando todo era más sencillo.

Entró a la ducha con una amplia sonrisa. Puede que no tuviera ninguna oportunidad con Sumika ahora que ésta había deseado olvidarla. Sin embargo, aún podía ser su mejor amiga y eso la motivaba, de hecho esa noche se verían: viernes de películas y pizza hasta hartarse en casa de Sumika. El mejor plan para iniciar un fin de semana.

-¿De verdad vamos a ver esta? – Preguntó Kazama esperando que fuera una broma. Kung Fusión no había sido nunca su película favorita. Eso no era comedia, era un insulto.

-Por favor. –Rogó la más alta con esa maldita cara adorable que era la clave, nunca le podría decir que no, aún si la obligara a ver un concierto a capella de Yoko Ono.

-Está bien. –Se resignó.- Veamos esta.

-Jajajajajajajajajajaja. –La pelinegra no pudo soportar más y soltó una sonora carcajada. Nunca antes le había tomado el pelo a nadie, pero ahora que lo había hecho, resultaba bastante divertido. –Es broma jajajaja. –Dijo casi sin respiración y sacó las cajas de DVD que realmente quería ver: Orgullo y prejuicio, Collette, piratas del caribe… alguien tenía debilidad por Keira Knightley.

-Pondré la película gran boba, -Kazama fingió indignación. –Ve a pedir la pizza. Y esta vez pídela sin piña ¿De acuerdo?

-Si, si… -Sumika se permitió soltar otra risita. – Pizza sin piña y con pimientos. Ya entendí. Mientras llega tendremos palomitas

Con una enorme sonrisa, la castaña se acercó al reproductor de DVDs. Empezarían con Collette, le apetecía iniciar con una película con su toque lésbico; además ya había visto suficientes veces la saga completa de Piratas del Caribe. Antes de abrir el compartimento del disco, algo llamó su atención, tomó el objeto en sus manos y sonrió una vez más. Esta vez con nostalgia, tantos años habían pasado, las cosas habían cambiado mucho y a la vez todo era tan igual.

-Veo que aún tienes esta fotografía. –Miró con cariño a su amada, pero muy lejana Sumika. –Éramos tan jóvenes

-¿Qué fotografía? –Preguntó extrañada.

-Esta, la primera que nos tomamos las cuatro juntas. –Mostró la imagen enmarcada.

-¿Eh? – Fue todo lo que dijo. No recordaba haber tenido esa imagen ahí. ¿De dónde había salido?


Hola lectores! Me hizo mucha ilusión el encontrar que hay personas que siguen este fic a pesar de que lo dejé en un largo hiatus. Ojalá que se esté entendiendo lo que sucedió realmente... el truquito sobrenatural del universo y si no, igual lo seguiré escribiendo hasta que llegue al lugar que pretendo.

Eyrian: Ya estoy construyendo eso que había dicho a partir de tu comentario, pero me callaré cuál de tus comentarios fue XD

Chat'de'Lune: Un gusto verte también en este fic. No prometo mucha comedia, pero sí algo de ironía

LDLC: Odio que mis fic favoritos se queden inconclusos y más aún dejar inconcluso lo que yo escribo. Así que por más que desaparezca, trataré de finalizar mis proyectos.

Gracias por leer.