Capítulo 12

Ushio Kazama llevaba todo el día de un pésimo humor, las últimas horas sus compañeros de trabajo e incluso su jefe, optaron por evitarla. Ya le había echado la culpa al excesivo calor del día, también había dicho que era por causa de su periodo, y aunque en parte lo último sí era cierto, en el fondo sabía que la causa de su humor de bruja malvada sin corazón tenía nombre y apellido: Sumika Murasame.

Muy tarde se había dado cuenta que la idea de comprar equipo computacional para Norio, no era más que un pretexto para que la pelinegra pudiese acercarse a la chica encargada de la caja. Y ahora tenía una cita. De hecho la cita se llevaría a cabo esa noche. Sumika se lo había recordado cada día por una semana completa. Llevándola a niveles inimaginables de locura, eso y noches de sueño incompleto.

Y ahora, luego de tanto escuchar a la emocionada Sumika, Ushio sabía exactamente a qué hora se verían, la mesa del restaurant en el que se verían para cenar, la ropa que llevaría. Lo sabía todo porque como una tonta -una enamorada además -había accedido a ayudarle, es que eso hacen las mejores amigas.

Se preguntó varias veces si así era como se sentía su ex novia en el instituto, cuando ella llegaba emocionada a contarle de su nuevo crush, a decirle que había conocido a la chica más linda de todas. Y la respuesta de esa pregunta era un sí rotundo.

-¿Estás lista? –Preguntó Hachizuka, sacándola de sus pensamientos.

-No. –Suspiró. –No lo estoy.

Estaba cansada, ni siquiera recordaba qué es lo que hacía Tomoe en su departamento, o para qué debería estar lista. Eso a pesar de que la mayor había ido a visitar diariamente desde hacía una semana y ahora estaba al tanto de las novedades, se había burlado a carcajadas de ella, incluso había sugerido a Sumika que usara un vestido escotado para la cita, es más, el conjunto que eligió Murasame al final, fue patrocinado por ella.

-Bien, iré sola a la reunión de generación. –Declaró.

-Ahh. –Después de un rato de letargo, Kazama reaccionó. "Cierto, habíamos quedado". –Sí, vamos. Hace meses que no veo a las chicas, un cambio de aires me vendría bien.

-Sube al auto ya, vamos tarde. –En cuanto ambas estuvieron dentro del vehículo con sus cinturones bien asegurados, Tomoe hizo arrancar el motor y salieron rumbo a la villa que habían rentado los compañeros de generación.

No había mucho que decir por el lado de Tomoe. También estaba bastante sola, ya eran dos meses y medio alejada de Miyako. Podría haber estado con los mismos ánimos de Ushio y portarse como una verdadera perra con el mundo, pero en esa noche que fue a casa de Aoi al llevar por voluntad propia a la pequeña rubia a casa de sus padres, la aceptación se había abierto camino en ella. Y no es que no le doliera, al contrario, Tomoe sentía que tenía un enorme agujero en el pecho. Sin embargo, entendía que Miyako había decidido alejarse y ella lo aceptaría.

-Mujeres… -Se quejó Ushio en un largo suspiro.

-Lo sé. –Concordó – Metimos la pata en serio.

-Yo lo hice. –Enfatizó Ushio. –En realidad no sé lo que hiciste para que Taema-san no te hable, pero no creo que sea tan malo. Pero yo… bueno fui una cobarde y terminé con ella por teléfono. Quería un maldito ascenso ¡Y se suponía que el ascenso era para poder mudarme con ella!

-Jajajajajajaja. Tienes razón, de verdad eres una idiota.

-Lo soy. –se permitió sonreír.

El silencio reinó en el auto por algunos minutos. Hasta que llegaron a una intersección donde el semáforo estaba en rojo. El viaje en auto no se sentía tan alocado, al parecer Hachi manejaba como desquiciada por causa de la euforia, pero con la pequeña rubia fuera del mapa, todo en Tomoe se volvía moderado

-También yo soy idiota… -Admitió Tomoe. -Cuando te fuiste, busqué la forma de alegrar a Murasame-kun. Quise emparejarla con Azusa-kun … bueno, ese día ocurrió el accidente. Sumika estaba bastante cabreada conmigo y se alejó del grupo. Ojalá no hubiera hecho eso. –La luz roja del semáforo fue remplazada por la verde y el coche volvió a ponerse en marcha. –Quizá Murasame-kun no habría perdido su memoria, tú no estarías arrastrándote por las calles sólo porque Sumika tiene cita. Y quizá Taema me dirigiría la palabra.

-Tú…- Ushio estaba apenas procesando la información. –¿Quisiste emparejar a Sumi-chan con Aoi?

-Si. –Miró de reojo a Ushio. –En ese momento parecía una idea genial, y me enojaba mucho cómo te habías desaparecido así nada más de su vida. No debí meter mis narices en…

-Ya no importa. –Interrumpió. –Aún si no hubieras interferido, quizá Sumi-chan igual estaría hoy en una cita con esa chica. Terminé la relación, así que en ninguna de las situaciones estamos juntas… aunque lamento que Miyako-san no hable contigo.

Las lágrimas se amontonaron en los ojos de Tomoe, dispuestos a salir en cualquier momento. Pero su cabezonería pudo más y en un par de parpadeos, éstas habían desaparecido.

-Estamos aquí. Me encantaría verlos a todos, lástima que Semimaru-kun y su novia sean un año menores.


Sumika Murasame llegó al lugar media hora antes de lo acordado. Estaba tan nerviosa y además era la primera cita que tenía en toda su vida-según ella-. Obviamente iba a estar así de ansiosa.

Caminaba de un lado a otro en la acera, poniendo bastante nervioso al recepcionista quien creía que en cualquier momento Sumika haría un hueco en el suelo. Para su alivio, Sumika parecía reconocer a la mujer que salía del taxi en ese momento.

Ambas mujeres se saludaron con evidente timidez y luego procedieron a entrar al lugar.

-Buenas noches señoritas. –Saludó un joven recepcionista. -¿Tienen reservación?

-Buenas noches-Respondió Sumika. –Sí, a nombre de Murasame Sumika.

El recepcionista encontró rápidamente el nombre

-Mesa para dos. – Confirmó y las invitó a pasar, llevándolas hasta su mesa.

Ambas chicas tomaron asiento y el silencio se plantó sobre ellas. La situación era bastante nueva para ambas y ninguna sabía cómo empezar.

-Morishima-san, -Sumika se animó a hablar. –Me alegra que pudieras venir.

-Yo también. –sonrió. –Aunque no esperaba que nos encontráramos en un restaurante, pensé que sería en un café.

-Jeje. –Rió nerviosa. –Nunca pensé en la posibilidad de un café en realidad. –Admitió. Porque Sumika no la invitaría a un café. Ella iba a por todas, así que ahí estaban, en un restaurant de los caros para la primera cita. Pero ahora se daba cuenta de que quizá había cometido un error. Tenía que hacer algo para no espantar a la chica. –Además me parece un lugar lindo, ¿no lo crees?

-Sí, así es. –Sonrió con facilidad y eso le dio esperanzas a Murasame. –Bien, sólo nos hemos texteado un poco… tengo curiosidad ¿Por qué me pediste mi número esa noche?

El rostro de Sumika enrojeció al instante.

-Bue… yo… te vi…

-Lo siento, no quise incomodarte con la pregunta.

-En realidad… es que… -Evidentemente le estaba costando mucho hablar correctamente. Inhaló profundamente. –Lo siento, soy una enorme patosa… yo sólo quise hablarte para conseguir una cita.

-Así que ¿te gustan las mujeres?

En lugar de responder, Sumika se quedó mirando al vacío ¿le gustaban?

-No lo sé. –Se encontró admitiendo.

-Vaya. –Dijo secamente. –Supongo que entonces eres una heterocuriosa, maldita suerte tengo.

-¿Perdón? –Parecía asustada ante el cambio de tono de su acompañante.

-Buenas noches señoritas, ¿puedo tomar su orden? –Meseros, siempre oportunos.

Las dos mujeres se dispusieron a mirar la carta, pero la incomodidad ya estaba ahí. En menos de dos minutos habían pedido sus alimentos y bebidas.

-¿A qué te refieres con heterocuriosa? –Preguntó Sumika una vez que el mesero había tomado su orden.

-Ya sabes, -Respondió de mala gana. –Cuando no sabes si te gusta la banana o la papaya y te pones a experimentar…

-Oh, lo siento yo no conozco esos términos. –Dijo con seriedad. –No sé si me atraen los hombres o las mujeres, ya que he estado muy encerrada y esta es mi primera cita en toda mi vida, lamento mucho haberte hecho molestar.

Morishima se quedó pasmada.

-¿De verdad es tu primera cita?

-Bueno… si… yo. -¿Qué debía decir ahora? Quizá la verdad –Mira, no estoy experimentando ni nada. Cuando te vi en tu trabajo, me gustaste y quise invitarte un café, es todo. Pero si te he ofendido, lo siento y no te voy a obligar a quedarte aquí si no quieres.

-Supongo que te creeré. –Decidió. –Y ya pedí mi comida, así que no dejaré que se desperdicie.

El rostro de Sumika se iluminó, Morishima Rui parecía haberse relajado.

-Gracias por eso.

-De nada. –Sonrió. –Y ahora que ya establecimos eso, ¿por qué no hablamos un poco y nos conocemos?

-Me parece bien. ¿Haces deporte?

-No, jajaja. Sólo camino mucho de la bodega de inventario a la caja y viceversa ¿Y tú?

-Yo practico Karate-do desde que era pequeña. Lo dejé un par de ocasiones, sobre todo hace un par de meses, por culpa de un accidente.


La reunión de ex alumnos estaba resultando bastante animada. Akemiya Masaki había acudido en un elegante traje sastre que lo hacía lucir bastante bien, tanto que hacía olvidar a los demás que era un reconocido modelo para desfiles tanto de ropa femenina, como masculina. Varias mujeres del grupo lo rodeaban, esperando obtener alguna fotografía con él, o si tenían la suerte de conseguir su número telefónico.

-¡Ushio-chan! –Se acercó una de las chicas más allegadas a ellas en la época de instituto. –Me alegra mucho verte ¿Cómo has estado?

-Hola Fujito-san –ofreció una sonrisa. –Estoy bien, muy ocupada con mi nuevo trabajo.

-Genial, eres editora ¿Cierto?

-Así es. –respondió con orgullo. -¿Y tú cómo has estado?

-Bastante bien jeje, la verdad es que me casé ¿Recuerdas a Tosara-kun?

-Oh por Dios, ¿El tipo enorme con cejas pobladas?

-Justamente… -tocó cariñosamente su vientre. –estamos esperando un bebé.

-¿De verdad? –Se emocionó. -¡Eso es maravilloso! Los felicito.

-Gracias Ushio-chan. –Resplandeció. –Lo que me recuerda ¿Dónde está Sumika? Pensé que vendrían juntas.

-Umm… ella. Está en una cita ahora mismo.

-¡¿QUÉ?! ¡EN UNA CITA! –Fujito levantó varios decibeles su voz, provocando que todo mundo volteara a verlas. –PERO SI TÚ ERES SU NOVIA, ¿NO?

-¿Kazama y Murasame ya no están juntas? –Como invocado, apareció Mochizuki. Otro de los chicos de la clase. De pronto una masa de gente rodeaba a Ushio.

-¡Oh Cielos! Pero si ustedes eran la pareja del año.

-Bien… -Una lágrima traicionera recorrió la mejilla de Kazama. –Lo arruiné todo y ahora ella está en una cita. –Sin pensarlo se abrió paso entre el gentío, buscando un lugar dónde estar sola. –Quizá lo mejor sea irme de aquí –Dijo para sí misma.

Buscó con la mirada a Tomoe y la encontró en la barra, el mismo lugar donde había estado desde que llegaron. Decidió hacerle compañía.

Ushio no se consideraba bebedora, lo más que había ingerido de alcohol era un shot de rompope, pero nada más. Incluso le daba asco la cerveza, pero esta vez se sentía con ganas de embriagarse.

-Heeeey Usisho. –Saludó Tomoe. –Debhez probaar ezhto. –Le tendió un vaso lleno hasta la mitad. –Tiene redbull y nosequé mas HIP creo quenverdad te da Alazsssss. HIP

La Ushio de siempre no haría eso. Sonreiría amablemente y rechazaría la bebida. Pero ella no era "la Ushio de siempre", así que aceptó el vaso y consumió la bebida de un solo trago.

-¡Eza ess la actituudt! –Hachi aplaudió. –Sírvennoz otra igual.

A lo lejos, Taema Miyako observaba la escena. Había acudido a la reunión con la esperanza de hablar con Tomoe, pero al verla se había acobardado. ¿Qué podría decirle? Además seguía cabreándola mucho el hecho de que se hubiera entrometido así, y el que desaparecieran todas esas fotografías la habían convertido en una desconfiada. ¿Cómo puedes seguir con alguien en quien no confías? Simplemente no se puede.

-Menudo espectáculo, ¿No lo crees? –Dijo Aoi en tono preocupado.

-Sí, pero es cosa de ellas. –Se burló Miyako. –Ellas desean embriagarse y no es mi problema. –Aún así no le quitaba la vista de encima a Tomoe.

-Tienes razón.


Mala idea.

Definitivamente la peor de las ideas. ¿Cómo demonios se le ocurrió beber tanto?

Al menos tenía día libre, así que podría deshacerse de la resaca sin que nadie se enterara. Dormiría todo el día, tomaría litros de agua y pediría el auxilio a todos los dioses que el ser humano inventó, incluso a los que aún no existían.

Kazama intentó enfocar su vista. Todo le daba vueltas.

"¿Dónde demonios me dormí?" Se preguntó, deseando con todas sus fuerzas no haber pasado la noche en la barra.

Palpó y reconoció un sofá conocido. Se incorporó lentamente encontrando frente a ella una Smart tv. Excelente, todo le resultaba conocido: era su casa.

-Buen día. –Sumika le saludó teniendo la precaución de no hablar muy alto. -¿Dormiste bien?

-Hola Sumi-chan. –La cabeza le dolía hasta con el sonido de su propia voz. -¿Qué haces aquí?

-Bueno, aquí vivo jeje.

Kazama abrió los ojos como platos y observó bien su alrededor. La cocineta de Sumika, la sala de Sumika, el olor a café que sólo compraba Sumika ¿Cómo demonios había llegado ahí?

-Si te preguntas cómo es que despertaste aquí, es bastante sencillo. –Su sonrisa amable apareció y Ushio creyó estar frente a un ángel. –Fui un rato a la reunión de generación y te vi durmiendo plácidamente en la barra junto a Hachi.

"De todas las veces que pude hacer el ridículo" Pensó.

-Saludé a algunos de los chicos y todos ellos insistieron en que debía traerte a casa. Así que llamaron un taxi, me ayudaron a subirte. Incluso pagaron la tarifa.

"Ya trágame tierra" Rogó Ushio mientras escuchaba la historia.

-De verdad son increíbles. Me dio mucho gusto verlos. ¿Te enteraste que Fujito tendrá un bebé?

-Sí. –Respondió por educación, deseaba que la resaca desapareciera, o mejor aún: desaparecer ella misma. –Es grandioso.

-En fin. –Expresó Sumika. –Te ves bastante mal, te traje un poco de agua. –Ofreció un vaso lleno de ese elixir divino. –También preparé el baño por si quieres entrar, te prestaré una de mis pijamas como solía hacerlo.

-Gracias. –Bebió el agua a pequeños sorbitos. Cuando terminó dejó el vaso en la mesita de centro y miró un largo rato a Sumika. -¿Tu cita fue bien?

-Si –Sonrió de oreja a oreja, con los ojos brillantes. –Morishima es una mujer increíble, creo que volveremos a quedar.

-Eso es genial. –Dijo tratando de fingir emoción. –creo que tomaré ese baño, si me lo permites.

Desde que entró al baño, un sentimiento de inquietud la invadía. Ushio trataba de ignorar el sentimiento dándose pequeñas bofetadas. "No seas estúpida celosa" Se dijo y procedió a desnudarse. "Ridícula idiota" Se reprochó cuando la ansiedad volvió a ella.

Pero la ansiedad seguía ahí, a pesar de que la temperatura del agua fuese la correcta. A pesar de que Sumika había echado sales de baño con aroma a lavanda… sus favoritas.

Inundó su cabeza, esperando que el malestar se fuera. Pero continuaba sintiéndose inquieta.

-Debería aceptar que ya la perdí. –Dijo en voz alta.

Y de pronto, un pensamiento le golpeó de lleno. Se apresuró a enjuagarse y vestirse, debía salir de inmediato…

-Sumi-chan. –Dijo intentando no jadear tanto por las carreras. -¿Por qué dijiste "Como solía hacerlo"?

-¿De qué hablas? –Parecía confundida.

-Dijiste que me prestarías una de tus pijamas como solías hacerlo.

-¿Eh? Ah sí, yo te prestaba mis pijamas cuando ibas a casa ¿no?

Decirle o no decirle. Esa era su oportunidad de revelar algo, un momento planeado por los mismísimos dioses. Le diría a Sumika que tomaba prestadas sus pijamas porque le encantaban, porque la misma Murasame era de esas piradas que les encanta ver su ropa en la chica que les gusta. Que eran novias…

-Si, de hecho la usaba a menudo. –sonrió. –Cuando tú y yo…

Y el teléfono de Sumika las interrumpió.

-¡Es Morishima-san! –Anunció la pelinegra. –Debo responder.

"Era demasiado bueno para ser verdad" –Adelante jeje, responde. –Dijo con el corazón en un puño.

-Hola. Si… ¿Ahora mismo? –Dudó y miró en dirección de Kazama. –No puedo, estoy con mi mejor amiga. –Auch "mejor amiga" –Si, quizá en otra ocasión… jeje gracias, eso es lindo de tu parte… claro, hasta luego.

-Deberías ir con ella. –Dijo a pesar suyo. –Yo necesito dormir de todas maneras, o si no mañana estaré echa puré.

-¿Seguro que no te importa?

"¡Si me importa!" –Claro que no, ve a divertirte. –Se resignó. Había prometido apoyar a Sumika en sus relaciones ¿Qué derecho tenía ella si se había alejado desde un principio?

-Gracias Kazama.

-Gracias a tí. –Se dirigió al baño para recoger su ropa sucia y se dirigió a la puerta de salida. –Suerte en tu cita.

-Jeje, gracias Kazama ¡Te amo!

¿Así de horrible es un "te amo" cuando no es el tipo de "Te amo" que esperas escuchar?

Al parecer sí.


Hola. Me tardé en tener ideas para el capítulo, pero aquí está. ¿Qué tal va el nivel de karma para Ushio?

Gracias por leer!