Capítulo 13
Sumika Murasame estaba eufórica. Quería correr por todo el mundo y abrazar a cada persona que se encontrara en su camino. Por primera vez en mucho tiempo se sentía inmensamente feliz.
Sospechó que ese era un efecto de estar enamorada.
Bueno, no sabía a ciencia cierta si "enamorada" era la palabra, pero al menos la cita anterior había resultado un éxito.
-¡Kaaazaaamaaa! –Alzó la voz, de manera cantarina. Cosa rara en ella. La chica en cuestión abrió la puerta. –Adivina. –Dijo al ver que la puerta se abría.
-Supongo que tienes una cita. –Sonrió… o al menos eso intentó hacer.
-Ah… -su emoción comenzó a disolverse al percatarse de la falta de emoción de su mejor amiga. –Lo siento, ¿he sido muy escandalosa? –
-¡Claro que no! –Intentó recomponerse. –siento no ser la alegría andante, Sumi-chan. Solo me encontraste un poco cansada, ya sabes, con todo ese rollo de la publicación del libro.
-Cierto. –Parecía aliviada. –Casi olvido que mañana saldrá a la venta. Me alegro mucho por Aoi-san.
-Y yo… -De pronto, Ushio pareció darse cuenta de que estaba siendo descortés. –Lo siento, no te invité a pasar –Se movió hacia un lado para permitir que la pelinegra entrara a su apartamento. –Cuéntame todos los detalles.
Sentenció con una seguridad que no tenía, pero al menos podía interpretar ese papel.
-Ayer fuimos de paseo por el parque, ella es genial.
-¿Ah si?
-¡Si! –Asintió con renovada euforia. –Caminábamos sin rumbo y de pronto vimos una camada de perritos y su madre ocultos debajo del tobogán, no lo dudó y buscó un lugar seguro para ellos ¿Lo imaginas? De estar caminando sin rumbo a rescatar a una familia de perritos.
-Así que todo está yendo bien entre Murasame y su chica. – Dijo Tomoe para luego dar un pequeño sorbo a su café. Habían quedado de reunirse en un restaurant familiar, debido a la hora del día, tendrían un ambiente bastante discreto. Incluso los camareros se veían demasiado aburridos en ese momento.
-Si… -solo esa palabra y un largo suspiro fueron la respuesta de Ushio. –Ella al parecer es maravillosa
-Debería darme risa, pero la última vez que me burlé de ti, el maldito karma hizo efecto y Miyako me abandonó.
-Es verdad, ¿Aún no te dirige la palabra?
-Yo no estoy diciendo que no nos hablemos. –Sonrió aun con un dejo de tristeza. –Luego de la reunión que tuvimos aquella vez, ella me llevó a su casa. Pero al parecer no quiere volver a ser mi novia.
-Eso debe ser muy duro para ti.
-Lo es, pero quizá lo merecía.
El silencio estuvo a punto de reinar entre ellas. Sin embargo había algo que molestaba a Kazama.
-¿Qué fue lo que hiciste para que de pronto desconfiara de ti?
-Nada, jajajaja. –rió para bajar la tensión que sentía.- Pero entré a revisar el apartamento de Sumika un día antes de que se reinstalara. Casualmente se perdieron algunas fotografías de ustedes dos y Miyako cree que fui yo quien las desapareció.
-¿Qué demonios? ¿De qué estás hablando Tomoe?
-De mi rompimiento con Taema, por supuesto.
Ushio comenzó a caminar de un lado a otro, con una desesperación no muy propia de ella. Nunca había pensado en que efectivamente, había cientos de fotografías de ellas juntas. Después de todo, Sumika amaba tener un recuerdo de cada momento en que estaban reunidas, ya fuera a solas, o con sus amigas. Incluso desde antes de ser pareja.
-Okiaku-sama. –Llamó su atención una camarera que parecía bastante nerviosa por su repentina forma de actuar. Y no era para menos ¿Quién demonios se pasea de un lado a otro en un restaurant familiar? -¿Ocurre algo?
-Lo siento, me puse nerviosa. –Se volvió a sentar. –Estaba enfrascada en la maldita voz que me volvía loca a todas horas y nunca pensé en eso. Nunca se me hizo raro el que Sumika se hubiera olvidado de que incluso nos conocíamos, o que dijera "Oye, encontré esta fotografía en el buró ¿Por qué nos estábamos besando?"
-¿Una voz que te volvía loca dices? –Se burló Tomoe. –Se llama conciencia, Kazama-kun.
La castaña se sonrojó, ella misma solía creer eso.
-Había… -Empezó a contar en voz baja. –esta voz que comenzó a hablarme y sólo me atormentaba burlándose de cómo había manejado las cosas, o haciendo más obvias las ironías cuando Sumika me olvidó, pero luego me ofreció un trato y no ha vuelto a hablar.
Tomoe volvió a beber de su taza, el café ya estaba frio, pero no se quejó al respecto. Necesitaba remojar sus labios y pensar. Las cosas eran ya bastante extrañas. La amnesia de Sumika era algo normal, incluso obvio con el tremendo golpe que se había dado en el accidente, pero ¿Voces? ¿Fotografías perdidas?
-Ella tenía un futón matrimonial preparado. –Dijo de pronto, como si pensar en cosas sobrenaturales fuera algo normal en ella.
-¿De qué hablas?
-Esa vez… cuando fui al apartamento de Sumika a preparar todo para su regreso, tenía todas sus fotografías en un baúl pequeño de caoba, además había un futón matrimonial guardado en su armario y juro por mi vida que yo no oculté nada de eso.
-No entiendo a lo que quieres llegar.
-A que esto no es sólo una simple amnesia, Kazama-kun. Parece una puta broma, pero quizá esto es el verdadero karma del cual habla la gente.
-Jajajajajajajajajajajajaja. –Ushio soltó una carcajada, si bien todo era extraño no podía dejar de ser graciosa la conclusión a la cual había llegado Tomoe.
-Búrlate lo que quieras. –Riñó, y aun así no pudo evitar el intenso sonrojo. –Pero sabes bien que ningún médico ha podido explicar por qué recuerda todo, salvo la historia que tuvo contigo. No hay nada, ni recuerdos de su amistad o del día que se conocieron ¿Por qué me recuerda a mí o a Taema?
-Todo lo que dices, son disparates. –Dijo una vez más con su incredulidad haciendo mella.
-Bien, pues no me creas nada. Pero sigo creyendo que esta es una obra del universo.
-¿Dices que es Karma?
-Justamente. –Se frotó las sienes, sabiendo que todo sonaba estúpido, incluso a sus propios oídos.
-Veamos. –Suspiró Ushio. –Si esto fuera karma ¿No crees que Sumika estaría llegando cada semana a mi puerta presumiendo de que conoció a una chica linda?
Tomoe no pudo evitar dar una bofetada a la escéptica Kazama.
-¿Por qué hiciste eso? – Preguntó aturdida.
-Porque debí abofetearte en el instituto. Eras estúpida y una enorme ciega que no podías ver cómo destrozabas poco a poco el corazón de Sumika, pero al menos tenías la excusa de ser una adolescente… y ahora ¿te parece que si fuera el Karma, ella debería hacer EXACTAMENTE lo mismo que tú le hiciste a ella? –Bebió el último sorbo del café frío y azotó la taza en la mesa. -Te equivocas Ushio, Murasame-kun es muy diferente a ti, mientras tú te enamorabas cada cinco minutos, ella se enamoró de una sola persona: tú. –Tomoe se levantó de su lugar –Pero no has dejado de ser una estúpida que siempre se hace la víctima. Ya crece.
Pagó la cuenta y dejó a Kazama congelada, pensando en todo.
-Buenas tardes a todos los presentes. –Takashi Ikeda saludó a todos con un creciente entusiasmo. –Por fin, luego de una enorme espera, tenemos el orgullo de poner a la venta el libro "azul y violeta" y nos es grato poder presentar ante a ustedes a la talentosa escritora Azusa Aoi, quien trabajó con nuestra mejor editora para ofrecer a ustedes un trabajo de calidad. Cederé los micrófonos a Aoi-sama.
-Bu…enas tardes. –Comenzó con el nerviosismo que caracteriza a cualquier artista mostrando al mundo su primer obra. –Debo decir que no esperaba llegar a este lugar… creí que mis obras se quedarían en plataformas de internet, siendo leídas por unos cuantos fanáticos. Por eso agradezco infinitamente a mi amiga del instituto Sumika Murasame por animarme a hacer esto y a la editorial. –Como si hubieran puesto un resorte debajo de ella, Kazama respingó al escuchar lo anterior, luego miró al frente, donde Sumika se encontraba sonriente y orgullosa. La chica a su lado le tomó la mano también con orgullo. -Más aún estoy agradecida de que el destino me pusiera en manos de otra amiga del instituto, quien pacientemente me ayudó a hacer una excelente edición de esta novela, la cual me enorgullezco de decir que es el primer texto LGBT en ser publicado por esta editorial. Gracias Kazama y gracias a todos.
Ahora fue el turno de Takashi de saltar. Jamás había leído la novela de Azusa y él era de esos que "No odio a los gays, pero ¿por qué no se encerraban a hacer sus cosas donde nadie los viera?"
Miles de flashes parpadearon en dirección al stand donde Takashi, Kazama y Azusa estaban dando su conferencia de prensa. Los reporteros comenzaron a preguntar cosas a la vez y el caos trató de situarse en el lugar. Pero Kazama supo tener la cabeza fría, recordó que debía madurar de una vez.
-Solicito a los reporteros que por favor tomen turnos para hacer sus preguntas. Estas serán respondidas sin falta.
Desde su lugar, Sumika hizo el papel de mejor amiga y levantó ambos pulgares en señal de apoyo.
"Mejor amiga… no quiero ser solo eso para ella" –Pensó con tristeza, sintiendo esa pesadez dolorosa en el pecho, recordando que debía dejarla ir.
-¿Por qué demonios no me dijiste que esta era una novela de tortilleras? –Se quejó en un fallido susurro.
-Lo hice señor. –Sonrió maliciosa. –Pero usted no dejaba de mirarme el pecho.
-Claro que tenemos miedo de la respuesta del público conservador. –Respondió Azusa a uno de los reporteros. Ni Kazama ni Takashi habían escuchado la pregunta, pero se daban una idea de cuál era esta. –Pero confiamos en que los tiempos han cambiado, que ahí afuera hay personas buscando material en el cual verse reflejados…
Un par de horas más tarde, la conferencia había terminado y Azusa incluso había firmado muchos libros, más de los que había pensado en realidad.
Era feliz, y sumándole el hecho de que estaba acompañada de su familia, de sus amigos y su novia en ese momento de su vida, podía considerarse realmente dichosa.
En poco tiempo, vio que el grupo de amigas del instituto se reunía a su alrededor para felicitarla. Recibió uno a uno los abrazos de las chicas y de Akemiya, emocionándose hasta las lágrimas por el apoyo que le mostraban, nunca había imaginado que viviría esa situación.
-Vamos a celebrarlo. –Propuso Tomoe. –No todos los días publicas tu primer libro y firmas cientos de portadas en el mismo día.
-¡Vamos! –Dijo el resto al unísono, incluso la acompañante de Sumika, quien al parecer se estaba adaptando bien al grupo.
-Lo siento. – Ushio se disculpó apenada. –Yo no podré ir con ustedes, es el cumpleaños de Norio y le prometí que estaría con él y su familia este día. –Mintió.
-¿No puedes acompañarnos al menos cinco minutos? –Preguntó sintiendo un pinchazo de desilusión
-Lo lamento, pero de hecho voy tarde. –Bajó la mirada, no notando que Sumika la veía con intensidad.
De haber visto la mirada de Sumika, sabría que ésta había notado su mentira.
-Está bien. –Se rindió. –Te llamaré más tarde. –Azusa le dio un fuerte abrazo. –De verdad agradezco tu paciencia.
Ushio se sentía más agotada que nunca en su vida. Por supuesto que había mentido para no asistir al festejo de Azusa y se sentía terriblemente mal por ello, pero no podía ir ahí y ver cómo Sumika le profesaba miradas de amor a otra chica.
Tomoe tenía razón: Eso era Karma en su más pura expresión. Ahora sabía el dolor que la pelinegra había tenido que soportar, ahora sabía que nunca había hecho nada por sanar ese dolor…
Caminó lentamente hasta su oficina. Toda la editorial estaba desierta, así que nadie le preguntaría por su semblante sombrío.
Cuando encendió la luz encontró un objeto sobre su escritorio.
-¿Qué demonios? –Dijo y se acercó para verlo de cerca: un baúl pequeño. -¿QUÉ DEMONIOS? –Repitió al ver su contenido.
"¡Sorpresa!" La vocecilla la sobresaltó. "¿Me extrañaste?"
-¡No puede ser! –Se llevó ambas manos a la cabeza- Se suponía que no volverías a molestarme.
"Bueno, no estás precisamente cumpliendo con el trato"
-Por supuesto que lo hago, me hice a un lado y ahora Sumika tiene novia.
"También quedamos en que la apoyarías en su búsqueda de la felicidad"
-¿A qué te refieres con eso?
"Averígualo, mientras tanto aquí me tienes de nuevo"
De verdad lamento la demora. Entre trabajo y labores de casa, quedaba exhausta. Pero aquí tienen el capítulo, ya pronto iremos conociendo el desenlace y veremos si Ushio es digna o si le conseguimos una novia
Gracias por leer!
