Capítulo 15
¿Cómo es que nadie le había advertido lo difícil que era convivir con su rival en el amor? La noche anterior había resultado ser todo un reto, sobre todo esa parte en la cual notó que lo más odioso de la chica era lo agradable que era. ¿Cómo competir con eso?
Obviamente Sumika estaría enamorada de una persona tan linda y atenta como ella. Además había sido suficientemente amable como para pagar su consumo de bebidas, y trató de no hacer preguntas que hicieran sentir incómodas a las personas de esa mesa. Se notaba que ya había conectado con el resto del grupo, a pesar de que prácticamente los acababa de conocer.
Ushio sentía que en realidad era ella quien no encajaba ahí, que aún estaba a tiempo de irse a casa y olvidarse de todo. Pero Sumika estaba ahí, sonriéndole agradecida porque al final había decidido aparecer ¿Cómo negarle nada a esa hermosa sonrisa que le hacía sentir esa calidez fluir por todo su cuerpo?
Así que no se fue del lugar, no antes de Sumika al menos.
Había estado a punto de hacer una rabieta al verla partir de la mano de esa chica, entonces lo notó: era una maldita niña mimada.
"Así que apenas te diste cuenta" –Dijo la voz
-Si.- Respondió
-¿Dijiste algo? –
-Ah… no, yo… -Se sintió idiota al darse cuenta de que parecería una loca si tenía una conversación con la voz de su cabeza ahora que estaba frente a Miyako. –Solo pensé en voz alta. A veces me respondo sola.
-Jajaja, me asustaste tetona tonta. –Confesó la rubia con un suspiro de alivio. –De pronto te quedaste mirando al vacío.
-Lo siento jeje. –Se disculpó sin salir del todo de su estado de trance.
-No te preocupes. –Una inesperada mirada de comprensión salió de Miyako. –Esta reunión también fue un infierno para mí. De verdad te agradezco que me dejaras pasar la noche en tu sofá.
Y como si lo hubieran ensayado, ambas dejaron salir un largo suspiro. La aflicción inundaba la estancia.
-¡Aaaah, basta! –Miyako golpeó la mesita de café con el puño. -¿Por qué estamos aquí sentadas sintiéndonos patéticas? –
-Jajajajajajajajajajajajajajajajaja. –En un principio Ushio se había del inesperado arranque de la rubia, pero había salido tan natural… por un momento se sintió como aquellos años de instituto. Aquella época cuando todo parecía tan prometedor. ¿hace cuánto tiempo no había reído de esa manera? –Aquí la única patética soy yo, terminé mi relación con Sumi-chan porque tenía demasiado trabajo porque quería obtener un ascenso lo más pronto posible, pero en algún punto olvidé que buscaba ese ascenso para mudarme con ella y ofrecerle todo lo que se merece.
-Vaya, pensé que la estupidez se te quitaría con los años. –Bromeó. –La verdad es… que deberías dejar de torturarte. Sé que amas a Murasame desde el instituto, pero hay algunas cosas que no están destinadas a ser. Mírame a mí, pensé que pasaría el resto de mi vida al lado de Tomoe.
El silencio volvió a llenar la habitación. Resultaba extraño ver cómo habían terminado las cosas. Todo era felicidad cuando se graduaron del instituto, la vida estaba llena de retos por cumplir y ellas se sentían motivadas a sortear cada obstáculo, así las hacía sentir el tener a su lado a la persona de quien se habían enamorado.
No es que el amor lo conquistara todo y de pronto te hiciera tener éxito en todo lo que te propones, pero ayudaba un montón.
-Quizá nos confiamos mucho en que las cosas se arreglarían solas. –Ushio habló luego de un rato de reflexión.
-Meh- suspiró Taema.- Yo siempre he ido con la corriente y tuve suerte que eso me llevara a Tomoe.
-¿Entonces por qué terminaste con ella?
-Por idiota yo. Y por idiota ella, ¿cómo demonios se le ocurre desatender nuestra relación para entrometerse en la vida de Sumika?
-Jajajajaja, pero Tomoe-san siempre hace eso. Es parte de su personalidad.
-¡Lo sé! Pero no debía llegar al punto de aprovechar la amnesia de la cuatro ojos y borrar toda la evidencia de que ustedes fueron novias. –Empezó a recorrer la estancia de un lado a otro. -¡Eso ya es entrometerse demasiado!
Ushio se quedó congelada con la nueva información.
-¡Espera! ¿A qué te refieres con que Tomoe borró la evidencia?
Por un momento Taema dudó sobre decirle o no, ya había sido suficientemente bocona. Pero se recuperó al instante, las cosas ya estaban suficientemente jodidas ahora, no es que pudieran empeorar ¿o si?
Y de todas maneras el enfado hace tomar decisiones estúpidas.
-Cuando le dieron el alta a Murasame, Tomoe se encargó de hacer limpieza en el apartamento de Sumika. Casualmente cuando tu ex novia volvió a su antiguo hogar, no había ninguna fotografía de ustedes en el instituto, sus cursis cartas de amor ¡Nada! –La rubia se dejó caer en el sofá, incapaz de ocultar su furia. -¿Cómo demonios podría seguir siendo novia de una persona que abusa de la confianza de otras personas?
-Miyako-san… -
"¡Dile la verdad!" Gritaba una voz en su interior. A Ushio le sorprendió reconocer esa voz, no era la misma que la había perseguido los últimos días. Más bien era esa que la había acompañado desde pequeña y le había ayudado a tomar decisiones no tan estúpidas a lo largo de su vida.
-Sé que ella no hizo las cosas de manera egoísta,
-Pero… -Intentó defenderla. "¡Vamos! Haz lo correcto por una vez."
-Pero esta vez llegó demasiado lejos.
-¡No fue ella!- Se hizo escuchar. –Tomoe no ocultó nada de esas cosas, ella no sería capaz de algo así.
-¿Cómo puedes estar tan segura?
"Si Ushio, ¿Cómo puedes estar tan segura?" Ahora sí era la maldita voz castrosa, podía notarlo porque además se daba el lujo de sonar burlona. "No es como si le pudieras decir que un poder mágico se encargó de darte tu merecido ¿o sí?
-Porque fui yo quien se llevó todas esas cosas. –Su voz se entrecortaba. –Yo fui quien hizo sufrir a Sumi-chan. Y si la vida le da una oportunidad de ser feliz, al menos puedo ayudar un poco en eso. Por eso me llevé todo eso.
Miyako no solía quedarse sin palabras, mucho menos cuando estaba emocionada o enfadada. Sin embargo, esta vez estaba en shock. La Ushio que conocía era una niña mimada y la mayoría de las cosas que había hecho, en realidad habían sido bastante egoístas.
-¿Y no consideraste que era una oportunidad para ambas?
-Claro que lo hice. Pero dejar todas esas cosas en casa de Sumi-chan solo la habrían confundido. Eso no es empezar de cero. –No es que estuviera mintiendo del todo. –Pero no contaba con que ella conocería a alguien más.
-Entonces la dejarás ir.
-Sí. –Contestó con una seguridad que ni ella se esperaba. –Sumika se ve feliz con Morishima, así que no voy a interponerme en eso. Quizá un día conozca a alguien con quien compartir mi vida.
-Vaya… -peinó su cabello con las llemas de sus dedos, pensativa. –Es de las pocas veces que siento admiración por ti. Tú y Sumika solían ser un par de cobardes, incluso tuvimos que armar una artimaña para que pudieran darse un maldito beso.
El recuerdo vino a la mente de Ushio. Había sido un día maravilloso, después de tanto tiempo fue capaz de dar su soñado primer beso y todo resultó perfecto. De verdad que Sumika era la mujer más linda que había conocido en toda su vida.
-Siempre estaré muy agradecida con ustedes por crear esa oportunidad para nosotros. –Sonrió. –Ahora debemos seguir con nuestra vida.
-Jajajajajajajajajajaja.- Tocaba el turno de Miyako para relajarse y sonreir. –Olvidé que eres una charlista motivacional.
-Por supuesto. – Se pavoneó teatralmente. –Ahora, como primer orden del día, creo que no hay motivo para que tú y Tomoe-san estén separadas.
-Dios… -suspiró –¿Segura que tú ocultaste las cosas? –Preguntó en broma.
Y Ushio sabía que era en broma, pero aun así se paralizó por un milisegundo "¿Y si quiere pruebas?" Luego recordó el baúl de madera que encontró en su oficina. De alguna manera muy extraña, todo parecía encajar.
-Muy segura. –Sonrió
-Supongo que tendré que pedir disculpas a Tomoe por acusarla de esa manera. Eso o sexo salvaje de reconciliación.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Conociéndote será sexo salvaje.
-Jeje… -Sus ojos se iluminaron ante la posibilidad.
-Vamos, desayunemos fuera. Tengo hambre y no tengo ganas de cocinar.
-Amén por eso. Pastel de doble chocolate ¡Voy por ti!
Ambas mujeres salieron del apartamento, aun iban con el aspecto de quien recién se levanta de su cama. Pero, ¿a quién le importa eso? Ellas sabían que había cosas peores en la vida que el dejarse ver desarregladas. Lo sabían desde siempre, pero por primera vez aplicaban esa filosofía.
Todo estaría bien.
Todo estaba bien.
Sumika Murasame había despertado abrazando su almohada, pero a decir verdad quería abrazar al mundo entero. ¡Cielos, estar enamorada era realmente una bendición!
Se preguntaba por qué en todos sus años de vida no había tenido novia o por qué no se había siquiera enamorado. Ese sentimiento era jodidamente embriagante, le hacía querer cosas, aprender nuevas habilidades, querer encontrar la fórmula de la paz mundial, compartir su felicidad con todos… eso y correr una maratón.
Las últimas citas con Morishima eran la mejor cosa que le había sucedido en la vida. La última noche en el bar le emocionó ver que por fin conocía a sus amigos, que además supo hacer clic con todos ellos. Se sintió aliviada de ver a Ushio llegar al final de la noche, por alguna razón consideraba de vital importancia que la castaña le diera el visto bueno.
Conocía a Ushio hacía muy poco, incluso menos tiempo de lo que llevaba de conocer a Tomoe y Miyako, pero algo en su interior le hacía sentir que debía mantener a esa persona cerca. Se sentía casi como en casa cuando ella le acompañaba, esa calidez tan parecida a cuando estás con tu familia… ¡Sin olvidar que fue gracias a Ushio que pudo conocer a su adorada Morishima!
De verdad era como su amuleto de buena suerte y por ello agradecía que la chica le permitiera convertirse en su mejor amiga.
El timbre de su móvil interrumpió sus pensamientos. Su sonrisa se amplió incluso más al ver en la pantalla el nombre de quien le llamaba.
-Morishima-san, buenos días.
-Hola Sumika. –Saludó –Me pregunto si estás libre esta tarde.
El corazón de la pelinegra pareció explotar de la emoción ante la posibilidad de ver nuevamente a la chica.
-¡Claro! –sería tan difícil ocultar su emoción, que simplemente descartó la opción de hacerlo. –Bueno, -se detuvo a considerar su agenda. –Tengo que revisar las redes de un par de oficinas, pero después de las seis, soy toda tuya.
"Toda tuya" Cómo le emocionaba el ser capaz de decir esas dos palabras. No es que le emocionara la posesividad que expresaban, sino la posibilidad de compartir algo con esa persona por quien su corazón llegaba a acelerarse tanto.
-Genial. –La voz al otro lado de la línea, sin embargo, sí que sonaba un poco contenida, aunque así era ella y Sumika no le dio importancia. –Nos vemos a las 6:30 en el mismo café que visitamos la última vez, ¿te parece?
-Perfecto.
¡Ahora sí que quería abrazar al mundo entero!
Sentía la imperiosa necesidad de contárselo a alguien, específicamente a Ushio. Si no lo hacía estallaría. ¡Dioses! Quería llorar de emoción.
Salió corriendo del apartamento, ya sentía arder sus manos de imaginar cómo golpearía la puerta de su amiga buscando que le abriera y poder contarle lo feliz que se sentía. Pero eso no fue necesario, vio cómo la silueta de Ushio y Taema se encaminaban hacia el ascensor.
-USHIOOOOOO. –Gritó a todo pulmón y saltó sobre su pie sano para acercarse a ella. Ya no andaba en muletas y el bastón le era de mucha ayuda, pero no quería volver a lastimar esa pierna. –USHIOOOO.
Los gritos hicieron a ambas chicas voltear en dirección de la pelinegra.
-Sumi-chan. –Dijo preocupada por ver a su amiga salir de esa manera. -¿Estás bien?
-Excelente diría yo.
-¿Qué ocurre? –Sintió ese dolor en estómago, el indicador de que algo estaba por suceder ¿Intuición?
-Veré a Morishima esta tarde.
-Jajajajaja, no me sorprende. Llevan viéndose hace tiempo.
-Lo sé. –Tomó aire, esa carrera la había agitado más de lo que había pensado. –Es solo que… creo que ella es, – mostró a ambas una hermosa sonrisa. –Le pediré que sea mi novia.
Hola. Tiempo sin leernos u.u
Dejo por aquí nuevo capítulo, la inspiración se me fue por varios meses y probablemente ya no tenga lectores, pero tengo la convicción de que lo terminaré. Prometo traer nuevo capítulo la próxima semana.
Gracias por leer!
