Capítulo 17

Había ocurrido un mundo de cosas y aún no era ni la hora de merendar. Ushio quería sentirse bien, satisfecha por haber ayudado a ese par de idiotas enamoradas, pero no lograba sentirse como decía la gente que debería sentirse, no encontraba dentro de si esa euforia ¿la estaría reprimiendo acaso? Pero no sentía como si fuera de esa manera. Y es que para empezar, no había hecho ningún favor, sino lo que sentía que era lo correcto. Reunir a Taema Miyako con su eterno amor, Hachizuka Tomoe, era lo más sensato a hacer y sabía que ellas siendo el par de cabezotas que eran, no darían el primer paso.

Al menos su espalda parecía sentirse más ligera, como si se hubiera deshecho de una maleta que había cargado por una eternidad, incluso sintió haber recorrido bastante rápido el camino de regreso. Pero al llegar a casa, la realidad la golpeó de frente: Sumika había decidido declararle sus sentimientos a una chica; de hecho probablemente ya estaba hecho, puesto que habían pasado horas desde que la chica le había comunicado sus intenciones.

¿Cómo le fue? ¿Y si la rechazaron? Sumika volvería a casa hecha un mar de lágrimas, o bastante deprimida.

¿Y si al declararse descubrió que era mutuo?

A juzgar por los eventos pasados resultaba evidente que aquello era mutuo. De todas maneras, no se sentía preparada para ningún escenario.

La ansiedad comenzó a llenar cada espacio de su ser y con cada hora que pasaba, la opresión en su pecho parecía ser mayor. Quería huir de ahí, pero sabía en su interior que no existía lugar alguno al cual acudir, la única persona que conocía ligeramente su situación y podría entenderla, se encontraba reconciliándose con el amor de su vida y seguramente esa reconciliación incluía mucha intimidad. De todas maneras, aún si corría una maratón, no habría podido huir ¿Cómo huir de uno mismo? Imposible.

Así pues, se resignó a ocupar su mente en realizar alguna actividad, comenzó por ordenar su biblioteca y eso le ayudó a pasar el tiempo; incluso limpió su apartamento un par de veces y luchó por no hacerlo una tercera vez, habían pasado muchas horas… más que horas, el sol de un nuevo día empezaba a asomarse y ella seguía sin saber nada de su amiga, incluso revisó incontables veces su teléfono móvil, más de lo que se atrevía a admitir, pero no encontró ningún mensaje o alguna notificación de llamada perdida, nada. Todo resultaba realmente insoportable.

Derrotada se recostó en el piso, deseando... ¿Deseando qué?

De pronto escuchó movimiento en el apartamento vecino y sintió atragantarse con su corazón que parecía querer salir por su garganta, Y ¡cielos! latía como loco. Quería salirse de su propia piel, huir de ahí a como diera lugar, pero su conciencia no le permitía moverse ni un ápice.

-Kazama, ¿estás ahí? -La voz asustada de Sumika se escuchó a través de la puerta, después de eso vinieron un par de golpes suaves. Todo eso enterneció a la castaña y no tuvo más remedio que salir. Tenía esa necesidad de abrazar a su amada karateca y con ello borrar sus preocupaciones. Si había ido bien o mal era lo de menos, quería estar para ella.

Y al salir encontró la versión de Sumika que no creyó temer ver… hasta ahora.

Su mirada era un sinónimo de felicidad, pero temblaba aterrada. Ushio sabía lo que todo eso significaba, y solo atinó a abrazar a la más alta.

-Podría morir de felicidad. -Dijo Sumika aún con las emociones contenidas.

-Jajajajajaja, sé lo que eso se siente. -Respondió sintiendo la ironía. Claro que se había sentido así alguna vez y fue gracias a esa misma persona que ahora estaba entre sus brazos. -Quieres abrazar al mundo y sonreír con todos.

Era extraño darse cuenta lo fácil que resultaba reconfortar a su mejor amiga.

"Auch, suena bastante feo cuando lo piensas de esa manera" dijo su voz burlona "Pero supongo que así se siente ser friendzoneado"

-Cállate- reprendió molesta.

"Olvidé que aparte de llorona eres una princesa egoísta en esto de amor"

-¿Eh? -Murasame se sintió tímida ante lo que acababa de escuchar. Acaso estaba siendo una molestia para su amiga? -Lo lamento, no me di cuenta que quizá tengas mejores cosas por hacer. Iré con Tomoe.

-¡No! Demonios, no. Es esta maldita preocupación que tenia por un asunto del trabajo, pero la mandé a callar.

Era realmente un pretexto bastante barato lo que salió de los labios de la castaña y Sumika no recordaba un momento más incómodo que ese mismo, ahí en el pórtico de su amiga. "Bueno, de todas maneras no es como si y fuera su mejor amiga" Pensó. "Quiero decir, conectamos muy bien luego de que me dieron de alta en el hospital, pero no logro recordar cómo solíamos ser"

-Iré con Tomoe. -Anunció con un dejo de tristeza, cosa que no pasó desapercibida por Ushio.

-¿Sumi-chan? -La inesperada voz dulce logró convencer a Sumika de esperar un poco.- Lamento mucho esta confusión que provoqué. Si prefieres ir con Hachizuka-san está bien, pero quiero que sepas que jamás me incomodarías y que siempre estaré aquí para escucharte. -Un largo suspiro de derrota escapó de sus labios. -es probable que no me creas, dado lo que acaba de suceder, pero es verdad. Y es verdad también que me alegra mucho el que hayas encontrado una persona que alegre tu corazón de esa manera. Realmente lo mereces.

Cómo dolía decir eso, aceptar que el corazón de Sumika no era suyo; aunque eso era algo que Kazama había empezado a asimilar. En ese momento descubría un nuevo dolor: el darse cuenta que había herido a la chica que amaba por un descuido.

-De verdad me hace muy feliz que hayas pensado en mi para compartir las buenas nuevas, -sonrió – Lamento haberlo arruinado.

El abrazo que ella había ofrecido al principio ahora le era devuelto.

-Gracias Ushio. -Intentó con todas sus fuerzas de transmitir su calidez a la más pequeña. -De verdad fuiste la primer persona en quien pensé para darle la noticia y creo que siempre lo serás, incluso te haría dama de honor si algún día llegara a casarme -El inesperado pensamiento la alegró un poco, pero se mantuvo reservada, seguía apenada por haber irrumpido así en casa de su amiga.

-Soy yo quien debería ofrecerte el más cálido de los abrazos. -Cerró los ojos evitando las lágrimas "prometí ayudarla a ser feliz" -¡Dioses! ¿Qué estamos haciendo Sumi-chan?

Ushio rompió el abrazo y miró a su amiga con una enorme sonrisa en los labios. La pelinegra se veía confundida por el repentino cambio de humor y aun más porque tenía un brillo inusual en la mirada.

-¿Kazama?

-¡Sal inmediatamente de mi casa! Tenemos que empezar esto desde el inicio. -Empujó a la chica hacia la salida y le guiñó el ojo. -Hasta donde yo sé, ayer eras un manojo de nervios e ibas a declararle tu amor a Morishima-san. -cerró la puerta con cuidado de no romperle la nariz a su crush, no podía permitirse volver a joder el ambiente, ya después reprendería a la jodida voz en su cabeza que estuvo a punto de arruinarlo todo.

Los golpeteos ansiosos a la puerta no se hicieron esperar, la sensación de alivio recorrió el cuerpo de Ushio y se preparó para empezar de nuevo "Deja de arruinarlo" se dijo. Entonces abrió nuevamente.

-Ka-za-ma. -con una voz cantarina Sumika se arrojó a sus brazos. El latido de enamorada estúpida no se le escapó, pero decidió ignorarlo. Ya no era más la protagonista.

-Supongo que no necesito preguntar cómo te fue en tu cita. -Como respuesta, obtuvo la sonrisa más grande y la mirada más radiante que había visto en su vida.

De verdad habían logrado empezar desde cero y eso la tranquilizó de sobremanera.

-¡Fue estupendo! Llegué mucho más temprano de lo acordado, estaba muerta de miedo. Entonces un camarero…-Dijo y entraron a casa de Ushio para ponerse al día con los sucesos amorosos de la karateca.


-Así que es maravillosa. -Dijo en total monotonía la pequeña rubia mientras escuchaba a su novia contar las noticias. El detalle de que ambas estaban desnudas y abrazadas en el sofá parecía irrelevante, para ellas era como estar en su segunda piel, una sensación bastante reconfortante y familiar que a pesar del tiempo que no estuvieron juntas, no logró desaparecer. Habían vuelto a sentirse en casa y eso era la mayor felicidad que podían pedir.

-Es lo que dice Murasame-kun. -no intentó ponerle emoción a la frase. Por mucho que le encantaba meterse en los asuntos amorosos de su amiga, esta vez no sentía que fuera divertido. Además la última vez que lo había intentado se desencadenó un enorme desastre. -Ambas se declararon su amor y pasearon por la ciudad toda la noche.

-Tuvieron sexo? -esta vez sí que tenía emoción el tono de la pregunta de Miyako, su curiosidad traviesa no había cambiado a pesar de los años.

-JA!- Soltó con sarcasmo. -Murasame-kun es un bebé, así que no. -Agitó la mano reforzando la negación. -Ella sonaba tímida al teléfono cuando le pregunté si hubo algún beso: al parecer solo anduvieron por la ciudad tomadas de la mano y admirando lo bello que es el mundo cuando se está enamorada.

-¿Eso fue todo? -preguntó con decepción. Recordaba sus días en el instituto y lo divertido que le resultaba observar la mirada de cazador en Sumika, desnudando con los ojos a la despistada Ushio. Esa Sumika que con cualquier empujón habría logrado la confianza para meterse en los pantalones de la niña que se había robado su corazón. No se le escapó pensar que con el accidente le habían inyectado una nueva personalidad a su amiga.

-Eso fue todo. -Afirmó y luego besó a su novia. Estaba agradecida con Ushio por haberlas reunido de nuevo y le entristecía ver que se hacía a un lado para permitir que Sumika fuera feliz.

-Quieres ayudar a la tonta de las bubis, ¿no es así? -adivinó.

A Tomoe no le sorprendió la pregunta de su novia, siempre había sido transparente con todo mundo, principalmente para con ella y realmente no quería volver a ocultarle nada, no soportaría perderla de nuevo.

-Sabes que sí. -Respondió mirándola a los ojos. -Pero también debes saber que no lo haré.

-Eso es nuevo. -Miyako no ocultó su sorpresa. -¿Pasa algo?

-Pasa que quiero recuperar el tiempo perdido contigo, Lo que suceda con esas dos es su asunto y por suerte tenemos asientos en primera fila para verlo. Vamos a la cama, ¿quieres?

-Quiero.

Era el punto final para ese tema y ambas sabían que evadían otro asunto importante, porque las cosas habían cambiado a su alrededor. Ellas podrían envejecer juntas y llenas de amor mutuo, de eso no había ninguna duda, los besos y las caricias que se entregaban lo confirmaban; pero ¿su círculo de amigos?

Decidieron dejar el tema para otro día, lo más importante en ese momento era amarse con todo lo que tenían.


-Fue un día cansado. -Dijo Ushio y se arrojó en su cama pulcramente hecha. Escuchar la historia llena de miel que Sumika le contaba había requerido bastante energia y ahora que se encontraba sola, sentía como si hubiera participado en un pentatlón.

Se abrazó a sí misma sintiéndose minúscula. Quería que alguien la reconfortara como cuando era pequeña, pero no había nadie alrededor.

-Dije "Fue un día cansado"- Levantó la voz, esperaba que la entrometida voz apareciera, aun si se burlaba de ella como era costumbre, lo prefería a tener que soportar esa sensación de soledad.

Pero todo permaneció en silencio.


Hola de nuevo, Lamento mucho lo largo de estos hiatus, esperaba que este tiempo libre no planeado que nos otorgó la contingencia me ayudara a traer más capítulos de este fic, sin embargo ocurrieron varios eventos inesperados. Intentaré traer un capítulo semanal, no prometo mucho aunque sí prometo intentarlo y obviamente prometo finalizar este fanfic como se merece.

Cuídense mucho por favor!

Gracias por leer