*Por si acaso, Shizuka Nishikigi es la bibliotecaria de quien

Kazama estaba enamorada en el primer capítulo de la serie.

Capítulo 21

¿Cuánto tiempo tenía observando el techo de su habitación en la oscuridad? Quizá llegaría el amanecer y Rui no lo notaría hasta que sonara la alarma.

Al principio de la relación todo era perfecto, como salido de un cuento de hadas o al menos un manga decente. Pero ahora después de un mes que pronto se convertiría en dos, el no pasar de un beso simple, abrazos y tomarse de las manos sin promesas de algo más ya calaba en su confianza.

Era cierto que en ocasiones Sumika parecía querer algo mal, pero en un microinstante volvía a la normalidad, cualquier chispa se perdía, ¿Cómo abordar ese tema sin sentirse una perdedora insegura?

Aunque era precisamente así como se sentía. Además "hacer el amor" solo era sexo, nadie se moría por no tenerlo.

-Me estoy volviendo loca. –Suspiró y comenzó a tantear en su buró. Tal vez si ponía algo de ruido, su maraña de pensamientos dejaría de molestar y por fin conciliaría el sueño.

La primera recomendación que le arrojó el algoritmo de youtube fue la lectura de los horóscopos, quizá esa era la solución a sus inseguridades, no es que fuera fanática de lo que deparaban los astros para el futuro, pero la perspectiva de que pasara lo que pasara, su amor estaba predestinado podría tranquilizar su corazón.


-Buen día Kazama-san, ¿Está todo bien?- Preguntó la guapa recepcionista

-Te lo diré cuando haya dormido un poco. –Dijo mientras ahogaba un bostezo. –¿Tengo pendientes?

-Montones de ellos, como siempre –se burló Nishikigi. –Pero antes de que te instales en tu oficina a cumplir con ellos, debes ir a la oficina de Takashi-sensei.

La mención de su jefe la preparó para estar a la defensiva.

-¿El director me mandó llamar? –tragó saliva mientras se preguntaba por qué razón la necesitaban tan temprano, ojalá fuera por motivos de trabajo.

Arrojó su bolso sobre el escritorio sin asegurarse que cayera en su lugar. Los asuntos relacionados a su jefe prefería terminarlos tan pronto como fuera posible y esperaba que su ingenio le alcanzara para inventar una excusa y abandonar esa oficina tan llena de vibras sospechosas.

Sin ceremonias tocó la puerta correspondiente. –Adelante – Indicó una voz masculina dentro del lugar.

-Buen día Director. –Ushio saludó con su voz más profesional. – Shizuka-san me informó que quería reunirse conmigo.

-Así es. –Sonrió y le indicó el asiento. Esto no sería un asunto rápido como Kazama deseaba. –No planeo andar con rodeos señorita Kazama. Hace poco menos de un año que es parte de esta editorial, pero su progreso es el de una persona que lleva al menos 5 años en un ambiente como estos y nuestras mejores ventas son proyectos que usted tomó. Por lo cual no es ninguna sorpresa que la junta directiva haya tomado la decisión de ascenderla a coordinadora editorial.

Al escuchar esas palabras, la castaña sintió despersonalizarse. Era como si la habitación se hubiese agigantado de repente y su cuerpo físico no fuera más grande que una mota de polvo, pero su consciencia era capaz de verlo todo, incluso podía verse ahí sentada frente al director y tal vez hasta podría asomarse a la ventana.

Claro que todo eso era solo una ilusión. Ushio sabía que debía poner atención a lo que su jefe le estaba diciendo o quizá se perdería información importante.

-…por lo que vemos conveniente trabajar un nuevo libro con la autora, y usted es la persona más adecuada para trabajar hombro con hombro con ella. ¿Qué me dice, acepta?

¿Aceptar qué? Definitivamente se había perdido una gran parte de lo que le había informado su jefe y no quería quedar en evidencia si preguntaba, aunque tampoco parecía buena idea aceptar algo que no estaba segura de qué era.

-Hmm- Fue el único sonido que salió de los labios de Kazama.

-Imagino que querrá estar enterada de todos los detalles antes de dar una respuesta. –Sonrió fácilmente sin darse por enterado de que el 50% de todo su discurso había caído en oídos sordos. –Puede llevarse su contrato y estudiarlo cuidadosamente.

-¿Cuánto tiempo tengo para dar mi respuesta? –Suspiró aliviada, algunas veces las cosas se solucionaban solas.

-El próximo lunes.

-Perfecto, lo analizaré. –Declaró y comenzó a ponerse de pie.

-Excelente… ¡Oh! Casi lo olvido –La detuvo notando el intento de huída de la chica. –Escuché que aún no programa sus vacaciones, hágalo pronto o no llegará a fin de año con suficientes energías. La señorita Nishikigi tiene entradas para el onsen de su agrado, pídale un par; se las merece.

-Gracias. –Sonrió. En realidad tomarse unas vacaciones no sonaba tan mal, así que tomaría el consejo de su jefe. – Volveré a mi oficina. Muchas gracias por todo. –Se excusó tomando el contrato que yacía frente a ella en el escritorio.

Ni siquiera notó el recorrido desde la oficina de su jefe hasta la propia. El contenido de doce páginas tenía su completa atención.

Abrumada se hundió en su asiento y suspiró: Lo había logrado. Ahora tendría un sueldo para comprar una casa, un auto e incluso podría pagarse unas vacaciones decentes viajando al extranjero junto con su amada Sumi-chan.

-Sumi-chan –Dijo en un suspiro.

El éxito que recién tocaba su puerta había llegado a costa de ella. Sacrificar citas, tiempo de calidad con ella, su felicidad. Hubiera conseguido esos ascensos sin duda, con el tiempo como cualquier trabajador normal, pero su obstinación había costado caro y ahora Murasame estaba con alguien más que sí se esforzaba por la relación.

Si fuera la misma Ushio de hace un año, estaría haciendo una rabieta pero ahora las consecuencias de cada una de sus decisiones estaban frente a ella. No es que un ascenso fuera la peor noticia del mundo, de hecho hasta era motivadora; además podía elegir sus próximos proyectos y buscar escritores para llevarlos bajo su ala. Eso y el bonus que le ofrecían de trabajar junto con Aoi en un libro lésbico nuevo ¡Era toda una apuesta ambiciosa y claro que quería ser parte de ello!

Sin embargo, ella había imaginado recibir la noticia y festejarla junto a sus seres más amados. Bailar de júbilo en su oficina en lugar de estar hundida en su asiento abrumada por su éxito.

-¡Qué rayos! –Una repentina oleada de energía llenó su cuerpo, la decisión ya estaba tomada, no era como si por no firmar, las cosas volverían a ser como antes.

Firmó el documento en el área indicada, ya no habría vuelta atrás. Embriagada por esa energía comenzó a revisar sus pendientes, tal vez podría terminar temprano y obsequiarse un SPA. El pensar en lo relajante de un SPA, le recordó la oferta de esas entradas del onsen; hoy era día de tomar todo lo que se le estaba poniendo en bandeja y ella ya había dicho "qué rayos" así que las recogería a la salida.

A lo lejos desde su ventana, el director Takeshi observaba la hiperactividad de la castaña y sonrió. Desde el día que contrató a Ushio supo que esa era la gallina de los huevos de oro y esa explosión de energía que la caracterizaba le daba la razón. Si pudiera contratar cien más como ella, lo haría. De preferencia con un pecho igual de prominente.


-Sumikaaaaaaaa- el padre de la karateca saludó con la efusividad acostumbrada. Siempre le emocionaba ver a su hija. Por supuesto que le emocionaba más cuando portaba el karategui dentro del dojo, pero no quería presionar.

-Hola Padre. –Sonrió tímidamente y se hizo a un lado para permitir el paso a su novia.

Hacía tiempo que había insistido en llevarla a conocer su familia. Ahora le parecía exagerado todo lo que rogó para que Rui accediera, y si fuera honesta consigo misma también admitiría que estaba nerviosa como el infierno.

-Ella es Morishima Rui. –Esta vez, estando frente a su padre y con Noe acercándose desde la cocina para saludar las cosas le sonaban más oficiales. ¿Así que era por eso que su novia había pospuesto tanto esa visita? – Mi… ella es mi… -La indecisión se hizo presente ¿Amiga, conocida, amiga especial? ¿Era esta la forma correcta de salir del armario? –Ella es mi pareja

Claro que ella no sabía que no necesitaba salir del clóset con su familia. Así que la reacción de todos le resultó como salida de una alucinación de primera clase.

-¡Vaya! –Gritaron emocionados los trillizos que salieron de cualquier lugar. Era su costumbre husmear y ocultarse de la vista de todos cada que fuera conveniente. –Cuida de nuestra hermanita. –Dijeron al unísono e hiceron una educada reverencia.

-Ara~ prepararé arroz rojo. –Dicho esto desapareció en la cocina

Tenkai Murasame seguía sin decir una sola palabra, pero sus ojos irradiaban felicidad. Tomó con ambas manos la mano de la chica –Mucho gusto Morishima-san.

La emoción inundó a Sumika, quien por una vez se dio por enterada de que había heredado la emotividad de su padre y no pudo contener las lágrimas. De todos los escenarios posibles, nunca se le cruzó por la mente el que estaba viviendo y eso la hacía realmente feliz.

Morishima Rui por su parte, estaba en completo shock. De todos los escenarios posibles, nunca se le cruzó por la mente el que estaba viviendo y eso la hacía sentirse dentro de una de esas películas hechas por el Hollywood actual, con una inclusión tan forzada e irreal que podría vomitar.

Afortunadamente no dejó su desayuno en la entrada de la casa Murasame, eso sería vergonzoso ¡No! Ella se desvaneció en los brazos de Sumika frente a su suegro.

Despertó luego de un rato, que en su perspectiva parecían diez mil años, pero solamente habían pasado 5 minutos. Tardó un rato en notar que no estaba en su habitación, sino en un lugar más tradicional, aunque eso era lo único tradicional ahí; estaba recostada sobre una enorme y cómoda cama King size que apenas cabía en la habitación.

-Hey. –Sumika le saludó con alivio. -¿Te encuentras bien?

-Eso creo. Solo… yo… no sé qué me pasó. Lo siento. –Se disculpó sin saber exactamente por qué

-No te preocupes. De hecho yo lo siento. –la voz de Sumika delataba su pesar. –Te presioné mucho para conocer a mi familia cuando en realidad debía ser decisión de ambas. Nos marcharemos en cuanto te sientas mejor y pospondremos la cena para cuando sea un momento más adecuado.

-Lo lamento. –Se disculpó una vez más. Quería decirle que ella podía con esa cena, que no había necesidad de posponerla y tomarse tantas molestias, después de todo ya estaban ahí. Pero en el fondo no se sentía capaz de asumir el papel. Quizá cuando no se sintiera tan bicho raro, haría el esfuerzo.


Al cerrar la puerta, Sumika se derrumbó en su sofá y se permitió liberar un enorme suspiro.

Ella se había preparado para una reacción de moderada sorpresa por parte de su familia, incomodidad tal vez por su salida del armario con novia incluída. O en el peor escenario, el rechazo de todos. Pero la reacción superó sus expectativas de manera muy agradable.

Lo que no anticipó fue tener que volver tan temprano a casa de Morishima después de su desmayo. Al menos convirtieron la noche en una velada agradable con un par de cervezas, pizza y una larga sesión de besos y rieron a carcajadas cuando la más pequeña bromeó "He hecho toda una primera impresión". Lo intentarían nuevamente, estaban seguras de que para entonces el nerviosismo ya no sería un obstáculo, y con esa promesa ambas cayeron dormidas. Era una lástima tener que trabajar al día siguiente, de no ser por eso habría pasado la noche con ella. En cambio había vuelto a casa sigilosamente y dejó una nota de disculpa.

Lentamente el sueño comenzó a apoderarse de ella, pero el familiar sonido de la puerta de al lado llamó su atención. Adormilada se levantó y abrió su puerta para saludar a su amiga.

-Sumi-chan. -Saludó la castaña. Parecía bastante relajada y feliz.

-Hola Kazama. -Sonrió -Qué extraño verte llegar tan tarde.

-Lamento si te desperté, no encontraba mis llaves

-Oh, no estaba dormida. -Mintió, pero su cabello estaba vuelto un nido y poco hizo por sostener su mentira. -De acuerdo, dormité un poco en el sofá pero te escuché llegar y quise saludarte. Luces bien

-Me siento bien. -Admitió. -En realidad hoy me ofrecieron un ascenso y lo acepté.

-¡Por Dios, eso es maravilloso! -Sumika casi lloró de emoción al enterarse de las buenas nuevas. -¡Felicidades!

Ushio no se esperaba esa tacleada por parte de la karateca, pero tampoco iba a negarse el recibir sus felicitaciones, así que abrió los brazos y festejó. -En realidad eres la primera persona a quien se lo cuento. Planeaba contártelo mañana en un horario más adecuado, pero ya ves, jajaja.

-Me alegro mucho de haber despertado entonces.

-Gracias Sumi-chan. En gran parte te lo debo a tí... Eso me recuerda -Empezó a revolverlas cosas en su bolso y sacó un par de boletos. -Toma.

La pelinegra miró extrañada lo que Kazama le acababa de entregar. -¿Qué es esto?

-Los obtuve en el trabajo. -Dijo con facilidad. -Tú y Morishima-san merecen darse una escapada romántica y relajarse.

Los ojos de Sumika brillaron ante la idea. Un viaje de relajación quizá era lo que ambas necesitaban -Muchas Gracias Kazama... espera un momento- recapacitó. -No puedo aceptarlos, deberías ser tú quien vaya a las aguas termales y relajarte. Mereces festejar tu promoción.

-Oh, pero yo ya me consentí mucho esta noche. Tuve un día de SPA con Nishikigi-san y después fuimos por unos tragos.

-¿Con esa maldita? -Un flashazo de ira inundó a Sumika, pero se fue tan pronto como llegó.

-¿Perdón?

-¿Eh? -La amable Sumika había vuelto.

-No es nada. -Ushio agitó la mano creyendo que lo había imaginado todo. El alcohol tiene ese efecto. -Ahora iré a dormir o me estaré arrastrando por todo el edificio mañana.

-Cierto, ya es tarde. -Había olvidado que era mucho más de media noche y que ella también debía presentarse a trabajar. -Descansa Kazama

-Pasa buena noche.

-Gracias nuevamente por las entradas. Y felicidades por tu ascenso, me alegro mucho.

-Gracias.

Entregar esos boletos a Sumika le había costado a Ushio mucho más de lo que había pensado, pero extrañamente se sentía bien. Al parecer una vez que dejas ir a alguien, el dolor de tu corazón no es tan pesado. Eso la calmó, ser feliz no sería tan difícil como lo pintaban.


Hola! Muchas gracias por sus comentarios, una vez más me sorprendo gratamente al descubrir que alguien sigue leyendo este fic.

Esperaba actualizar hace un par de semanas, pero tuve mucha indecisión acerca de cómo escribir acerca de Morishima. No quiero maltratarla o que sea una víctima del efecto triángulo amoroso, ella no tiene la culpa de nada jajaja. En fin, a veces planeo escribir las cosas de cierta manera, pero mientras fluyen las palabras, el fic toma rumbos completamente inesperados y yo le sigo la corriente. También intento hacer capítulos más largos, pero me queda la sensación de estar rellenando la historia más que anime shonen.

Ahora dejaré de desvariar. Gracias por leer!