Capítulo 22
"¡Un viaje juntaaaaas!" Hacía menos de cinco minutos estaba arrastrándose por la vida buscando la manera de disculparse con la familia de su novia y superar el momento incómodo de la fallida cena, pero una llamada de Sumika hizo que todo quedara en el olvido. Y es que la noticia le tomaba completamente desprevenida, pero Morishima no cabía en sí misma. Por fin, después de tanto tiempo por fin podría llevar las cosas con Sumika a un terreno más íntimo. Y lo mejor es que la idea había surgido de ella misma. Sabía que la pelinegra era totalmente despistada en el tema de romance, así que esto debía ser una señal del universo.
Morishima se dio un par de palmadas en la cara, recordó que antes de ponerse totalmente soñadora e idiota debía preparar todo para su escape romántico y eso incluía conseguir alguien que la supliera en su trabajo y después se iría directamente a comprar lencería.
Pensamientos no muy inocentes la inundaban mientras caminaba por las calles planeando su itinerario. Tan perdida en su líbido descontrolada, que se ofendió cuando una mano firme a su lado impidió que siguiera caminando.
-¿Qué demonios te pasa? –Se quejó y un rostro levemente conocido la miró igualmente irritado.
-El semáforo aún está en rojo y hay un tráfico infernal. –Una rubia de corta estatura le respondió.
-¿Eh? –Los sentidos comenzaron a volver a Morishima y recién notó que de hecho le acababan de salvar la vida. –Diablos, lo siento.
-Sin problema, por favor ten más cuidado la próxima vez Rui-san.
-¿Cómo sabes mi nombre? – Preguntó con sorpresa, esperando que la chica no fuera una acosadora. Una nunca sabe.
-Nos conocimos en la presentación del libro de Aoi-san… tienes pintado en la cara que tampoco sabes quién es Aoi, entonces dudo que recuerdes mi nombre. – Morishima Rui tuvo la decencia de mostrarse apenada al respecto. –Soy Taema Miyako, espero que si tienes planeado casarte con mi amiga al menos trates de recordar a sus seres cercanos.
Miyako no era una persona de tener tacto, y esta vez no fue la excepción.
-Lo lamento. –Una vez más se encontraba realmente incómoda.
-Es la segunda vez que te disculpas, no es necesario solo ten cuidado la próxima, no quiero volver a ver a mi amiga deprimida. Yo iré por acá –comenzó a despedirse.- Nos vemos.
Miyako se refería a no ver deprimida a su amiga por otro abandono, solo después de despedirse recordó que quizá también se deprimiría si su novia fuera atropellada de gravedad.
-Hasta luego… y gracias.
Retomó su camino rumbo al centro comercial; sin embargo la emoción había cambiado completamente debido a su encuentro con la rubia. A decir verdad solo una vez había accedido a conocer al grupo de amigos de Sumika y fue en una presentación de un libro lésbico, la temática del libro le dio confianza así que se presentó y trató de ser el alma de la fiesta por esa chica tan adorable que ahora era su novia. Pero luego la dinámica entre ellas se convirtió en una burbuja y a la única persona que recordaba de todos los amigos de Murasame era esa linda castaña de aire melancólico.
Pero a ser honesta, nunca tuvo la iniciativa de conocer más el mundo de la chica y solo la arrastró al suyo. ¡Y cuando por fin accedió a conocer la familia de su amada fue a desmayarse! Menuda novia era. ¿Cómo es que Sumika seguía con ella?
"No la merezco" pensó y fue a sentarse en una banca dentro del centro comercial. Su explosión de energía se había terminado y ahora no tenía nada de ganas de comprar cualquier cosa por la que hubiera venido a conseguir. "Debería cancelar la salida"
Necesitaba con urgencia que alguien le dijera qué hacer, porque en ese preciso momento se encontraba perdida y solo le inundaban recuerdos de todas las veces que convirtió sus citas en un monopolio de la atención de su novia y no quería terminar de alejar a la karateca de sus seres queridos.
-¿Te encuentras bien? –Llegó ese alguien.
-Ah, Kazama-san –Intentó sonreír. –Sí, solo me sentí cansada y tomé asiento.
-Jajajajaja, eso no suena a sentirse bien. ¿Puedo acompañarte? –Señaló el lugar libre a su lado.
-Claro. –Dijo, aunque la chica de busto prominente ya se había sentado. –No esperaba encontrarte aquí.
-Así funciona el mundo. –Sonrió fácilmente- Pareciera que es enorme, con miles de millones de personas, pero de alguna manera resulta ser un pañuelo… Ahora, no quiero ser entrometida pero ¿te importaría contarme qué ocurre?
-Oh, no es nada. –Suspiró, insegura acerca de ese "nada" –Es solo que de pronto me pareció que monopolizo mucho a Murasame-san.
-Ah. –Fue lo único que supo responder. –Uhm...
Morishima vio esas respuestas monosilábicas como una confirmación y la incomodidad empezó a crecer de manera exponencial. –Lo siento.
-¡NO! Yo lo siento, es que no supe responder. En realidad he estado en tu lugar- Literalmente había estado en su lugar, pero no era el momento ni el lugar para hacer el comentario irónico. –Me parece que es natural querer tener la atención absoluta de la persona que se roba tus suspiros, sería raro que no te sintieras así, pero no es algo eterno. El tiempo se encarga de poner las cosas en su lugar y pronto volverás a tu ritmo de vida con una compañera de vida a tu lado.
-Pero es que…
-¿pero? Trata de ignorar esas inseguridades tuyas. Los dramas que te estás creando en tu cabeza solo existen ahí. No dejes que afecten tu realidad.
La primera vez que conoció a Ushio le pareció una persona más infantil, pero ahora que hablaba con ella sentía que le había dado un consejo muy valioso.
-Tu novia debe ser una persona muy afortunada. –Rui pensó en voz alta.
-Jajajajajajajaja- se sonrojó. –Te lo haré saber cuando tenga una de esas, aunque parece que seré esposa de mi oficina en un par de meses. Lo que me recuerda que debo terminar los preparativos de mi despedida de soltera.
-¿Despedida de soltera?
-Así bauticé a mis vacaciones, quizá no vuelva a tener unas como estas en un largo tiempo.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Eso fue muy gracioso, -detuvo las risas. - aunque no debe serlo el estar todo el día en la oficina. Ánimos.
-Gracias, y ánimos para ti. –Se puso de pie y sacudió el polvo imaginario de sus jeans. –Ahora debo irme, cuídate y salúdame a Sumi-chan.
-Gracias. –Dijo con un gran alivio en su alma.
Así que por eso Sumika la consideraba su mejor amiga. Esa mujer podía purificar cualquier alma sin siquiera intentarlo y ahora la había hecho sentir mil veces mejor y ¡diablos! Si ella misma no fuera la novia de la pelinegra, las shippearía a ambas por la ternura de sus almas, es que incluso habia dulzura en su manera de decir "Sumi-chan"
En fin, descartó el rumbo del tren de sus pensamientos. No era momento para estar deprimida, compraría esa lencería sensual, un par de botellas de vino y haría su lista de canciones románticas en spotify. Esa Ushio sí que sabía animarla.
-¡¿Cómo se atreve a no recordar a la gran Miyako-sama?! –La rubia lanzó sus llaves al momento de llegar a casa.
-Bienvenida a casa amor, ¿Quién te hizo enojar esta vez? –Tomoe estaba acostumbrada a esos berrinches, sabía que en realidad esos momentos de ego estaban asociados a sus hormonas y la inminente llegada de su regla, así que la mimaría y esperaría paciente a que el monstruo se fuera por sí mismo.
-Me topé con la novia de Murasame. La muy idiota estaba en Lalalandia y casi se lanza al tráfico… te lo juro, esa tonta tiene debilidad por las distraídas.
-Oh jajaja. –Rió sin entender los desvaríos de su novia. -¿Y eso fue lo que te hizo molestar?
-¡Por supuesto que no! Es problema de Sumika el tener novias patosas. Lo que me molesta es que la salvé ¡y ella ni siquiera recuerda quién soy!, ¿Qué clase de amistad podría yo poder construir con alguien que no está interesada en conocer a los amigos de su propia novia?
-En resumen, te preocupa que Morishima-kun se lleve a Sumika de nuestro lado. –Dijo con facilidad.
Taema se quedó pasmada.
-¡Nooooo! –otro grito exagerado. –No es eso.
-Pero sí lo es. Y te preocupas demasiado. –Cubrió en un abrazo a su novia. –Aun si Murasame-kun no ha venido de visita tanto como esperabas, no es la clase de persona que se olvida así como así de sus amigas.
-Ella olvidó a Ushio. –Señaló con ansiedad.
-Ese es un asunto completamente distinto cariño. Además, si la amistad se pierde es porque así debían ser las cosas.
-¿De verdad lo crees?
-No. –admitió. Sumika era su mejor amiga después de todo y perderla también le aterraba. –Pero una de nosotras debe tener fe.
"¡Un viaje juntaaaaas!"
Sumika no cabía de la emoción. Nunca se le había ocurrido organizar una escapada romántica y Kazama le acababa de dar el regalo perfecto.
No sabía lo que había hecho para merecer una amiga tan leal y generosa, pero lo agradecía desde el fondo de su corazón y se aseguraría de pagar el favor tan pronto como fuera posible.
Solo que ahora mismo no se le ocurría cómo podría pagarle.
De todas maneras debía hacer los preparativos para su viaje a solas con Morishima. Era el momento perfecto para zanjar el asunto de la incomodidad desde la fallida cena con su familia y seguramente podrían intentarlo una vez más.
Y si todo marchaba bien, podrían vivir juntas. Todo sería perfecto.
¡Cielos! De verdad estaba tan agradecida con Ushio.
Repasó sus maletas una y otra vez. El viaje sería dentro de un par de días más, pero no quería dar lugar a errores, esto es lo que se hace en nombre del amor.
En algún lugar comenzó a sonar su teléfono. -¡Rayos! –Buscó por todos lados y la sospecha de haberlo empacado se presentó.
-¡Rayos!
Deshizo un par de maletas hasta que lo encontró.
-Hey- Dijo la voz al otro lado de la línea. –Pensé que nunca contestarías.
-Y yo jaja. Mi móvil se dejó atrapar por un agujero negro y recién lo recuperé.
-Jajajajajaja, eso solo podría pasarte a ti, Murasame-kun.
-Admito que soy un desastre. –Sonrió. –Y ¿a qué debo el honor de esta llamada? Regularmente recibo mensajes de texto.
-No mucho, es que mi novia está un poco celosa de tu novia.
-¿Qué?
-JAJAJAJAJAJA. Lo siento, quería decirlo.
-Si, ya. Si ustedes no fueran un par de raras, me estaría dando un ataque de pánico. –Se sentó entre la ropa que dejó regada por toda la cama. –Pero me alegra que llamaras, tengo buenas noticias.
-¿Ah sí? Cuéntamelo todo.
-Saldré de viaje un par de días con Morishima.
-Oh –Le inundó de pronto la misma preocupación de Taema, pero decidió no ceder ante esa inseguridad.
-No es el gran viaje, de hecho solo iremos a un onsen. Pero creo que es una buena oportunidad para nosotras. Ya sabes, conocernos, desconectarnos del mundo y afianzar la relación.
-Así que finalmente lo harán. –Dijo en un tono burlón.
-¿Qué haremos?
-Por todos los cielos Murasame, vas en un viaje a solas con tu novia con la que llevas meses saliendo y ahora me dirás que no darán el paso.
El entendimiento surgió en Sumika. –Noooooo, es solo una escapada romántica.
-Ay por favor. Pero de eso se tratan las escapadas románticas. Se trata de no dejar la habitación y comerse ya no solo con la mirada. ¿O qué esperabas, más citas románticas y ver juntas las puestas de sol?
-Bueno… sí. –respondió con timidez.
-¿Quién eres y qué le hiciste a mi amiga?
-¿Perdón?
-En serio Murasame, en el instituto eras una pervertida de clóset y ahora eres una total mojigata ¿Es ese uno de los efectos de la amnesia?
-Yo… yo… yo
-Desde que saliste del hospital eres otra Sumika, de verdad… -Tomoe sabía que estaba hablando de más, también sabía que debía guardar silencio. Pero en ese momento tampoco se sentía ella misma.
-¡Yo no sé lo que esperas de mí! Soy Murasame Sumika, es todo lo que sé. Intento recuperar mis recuerdos, pero tal vez ellos no regresen y debo vivir mi vida paso a paso, me gustaría que me apoyaras en eso, pero tampoco te lo puedo exigir. Haré ese viaje con mi novia y será bajo los términos de ambas. Siento mucho no ser quien esperas que sea.
-Espera Murasame, lo siento. –Dijo atropelladamente esperando que su amiga no le cortara la llamada. –Yo no quería presionarte de esa manera, lo lamento mucho. En esencia eres la misma y eso es lo que importa. Mi intención no era esa… en realidad llamé porque Taema tiene miedo de que se pierda nuestra amistad.
-Eso no va a pasar. –Respondió aun con la consternación marcada en su voz.
-Lo sé, tú no eres así.
-Pero
-No hay ningún pero, solo tuve un impulso idiota de querer acelerar el regreso de tus recuerdos. Lo lamento.
-También yo.
-¿Estamos bien?
-Eso creo.
-Bien. –Suspiró aliviada. –Mira, no quiero hacerte perder tu tiempo, tendrás muchos preparativos por hacer. Solo avísame cuando tengas algo de tiempo en tu agenda para ponernos al día.
-Perfecto, revisaré aunque estoy muy segura que el próximo fin de semana estaré libre.
-¡Genial! Juntaré a todo el clan
-Bien, nada de trucos sucios como la última vez. –advirtió juguetonamente y cortó la llamada.
Tomoe se quedó congelada con el teléfono en mano. A Sumika le tomó cinco minutos.
"¿Qué última vez?"
Bueno, no sé que decir... otra vez se me pasó el tiempo para actualizar, lo lamento mucho. Gracias por sus comentarios y por seguir leyendo este fanfic, es lo que me motiva a seguir escribiendo. Ya estamos en la recta final así que no debería demorarme para las próximas actualizaciones.
Cuídense mucho! Gracias
