Capítulo 23
Las maletas estaban listas desde hace días, así de grandes eran sus ganas por disfrutar unos días junto a ella, fuera de la rutina y sin un trabajo al cual volver al menos por los siguientes tres días, disfrutando de la compañía de su novia y conociendo aspectos en ella que nunca había visto, era un mundo de posibilidades y le emocionaba la idea de enfrentarse a ellas. No sabía que lo ansiaba tanto hasta ahora que era una realidad.
Por lo menos así era antes de esa llamada con Tomoe. Ahora Sumika Murasame se devanaba los sesos tratando de encontrar algún sentido a ese último enunciado
"La última vez"
Por supuesto que su amnesia había resultado ser un maldito problema los últimos meses, no es que afectaran su funcionalidad ni mucho menos; pero ese sentimiento de exclusión que le inundaba en esos momentos que pasaba con sus amigas no dejaba de ser molesto.
Debía dejarlo ser, quizá Tomoe le había jugado una inocente broma en el pasado ¿Qué más da? En este momento lo que debería hacer era rehacer las maletas y asegurarse de no volver a dejar su teléfono olvidado dentro de alguna de ellas.
Y aun así no podía dejar de pensar.
-Basta. –Declaró y se dio un par de palmadas en el rostro para enfocarse en el ahora.
Agradecía su propio descuido , de no haber vaciado el contenido de sus maletas no tendría algo más en qué ocupar su mente, aunque era una lástima no poder derrumbar toda su casa para volverla a construir. Tenía las energías para hacer justo eso.
-¡Equipaje listo!- Acercó todo a la puerta como niña de parvulario solo para asegurarse de no olvidar nada. Una vez más se felicitó a sí misma por ser tan ordenada. -Y hablando de ordenar –decidió –Ordenaré pizza
Satisfecha, se rió a carcajadas de su propio chiste; sin embargo el sentimiento de incomodidad no quiso abandonarla. Al menos de manera inconsciente aceptaba que estaba actuando raro y que hablarse en voz alta o reír con decibeles de más no terminarían de alejarla del asunto principal.
-Quizá Kazama sabe algo. –Se regañó internamente por haberlo dicho una vez más en voz alta. Aun así quería quitarse la duda y le daba miedo llamar a Tomoe. Además la pizza que ordenó era bastante grande y le entusiasmaba mucho la idea de cenar con Ushio.
Sin demora alguna dio el primer golpe en la puerta de su amiga. No necesitó golpear por segunda ocasión, la puerta se abrió casi inmediatamente después del primer toque y Sumika no pudo evitar imaginarse a su amiga esperando detrás de la puerta.
Pero el pensamiento fue descartado casi de inmediato al notar a Ushio. Llevaba una fina capa de maquillaje, había alisado su cabello y vestía un vestido sobrio pero muy coqueto. De lejos se notaba que se había esmerado en su arreglo personal y Sumika no sabía decidir si babear por la imagen que se presentaba frente a sus ojos o decepcionarse porque esa diosa no iría en una cita con ella.
-Espera, ¿Qué? –Tan embobada estaba que no notó que eso último lo dijo en voz alta.
-¿Perdón? –Preguntó la confundida castaña, quien aún no sabía la razón de esa repentina visita.
-Ah, lo siento. – Enrojeció al instante. –Se me escapó mi idiotez.
-Jajajajajaja. -Si existía un momento para sentirse extremadamente incómoda, ese era el momento.
-En fin. –Hizo acoplo de energías para cambiar el tema, si es que existía alguno. –Quería invitarte a cenar conmigo, pero parece que irás a una cita. –Ofreció una sonrisa para aligerar el ambiente.
-¿Cómo sabes que iré a una cita? –La pregunta lo confirmó.
-No lo sé jaja. Creo que me resultó obvio al verte… te ves hermosa- No importaba si eso último también era un pensamiento dicho en voz alta o no, Sumika quería que la castaña lo supiera.
-Gracias. –Una sonrisa sincera apareció en su rostro.
El tiempo se detuvo entre ellas, intentando decidir si estar ahí frente a frente era correcto o incorrecto. El claxon de un taxi decidió por ellas.
-Ah, ya es tarde. –Dijo en modo de disculpa la más baja.
-Adelante, ya te guardaré tu rebanada de pizza. –Sonrió una vez más. –Suerte en tu cita.
-Gracias. Suerte en tu viaje de mañana. –Deseó de todo corazón y retomó su camino.
Encontrarse con Sumika le había hecho olvidar sus rezos porque su cita no fuera el típico chico de tínder que pretende ser una mujer en redes sociales. Y si de verdad era una chica, que fuera una persona decente. De hecho había olvidado todo su vocabulario, y justo ahora lo necesitaba para dar instrucciones al conductor acerca de su destino.
-Eh… amh, al café Luna por favor. –Suspiró aliviada por recordarlo a tiempo, antes de irritar más al hombre que llevaba demasiado tiempo esperando por ella.
Mientras tanto, Sumika permanecía exactamente en el mismo lugar. Había salido con la intención de quitarse esa pesada confusión y viajar en paz junto a su novia, pero ahora se encontraba diez veces más confundida. Y lo que es más, ahora se sentía una cochina infiel tan solo por ese momento de babeo interno ante la imagen de su amiga ¿Qué demonios había sido eso?
Por fin volvió a su apartamento deseando que pronto llegara su cena. Comería un par de rebanadas e iría a dormir.
-De todas maneras debo madrugar. –Se dijo con un desánimo impropio para alguien que está a 7 horas de salir en un viaje romántico.
-Hey Ushio-kun. –Saludó cortésmente. Algo muy raro en ella.
-Tomoe-san, no esperaba tu llamada. –Respondió alegremente.
-A mí me gustaría que nos llamásemos más a menudo jaja. –Bromeó. Su tono de voz le agradó a la castaña, la incomodidad ante el cúmulo de sucesos estaba desapareciendo y era tranquilizante darse cuenta que su amistad con ella y Miyako sería de por vida.
-¿Tendrás oportunidad… -comenzó a hablar al otro lado de la línea, pero en ese momento Ushio reconoció el rostro de una chica.
-Lo siento Tomoe-san, estoy en una cita. ¿Te importaría si te llamo mañana?
-Oh- Un escalofrío recorrió el cuerpo de la pelinegra al escuchar la palabra "cita". –Podríamos salir a merendar y ahí te cuento el motivo de mi llamada.
-Claro, envíame por mensaje el lugar y te encuentro ahí. Nos vemos- Dijo apresuradamente y cortó la llamada.
Su cita se acercó tímidamente a su mesa, como temiendo que todo fuera un espejismo. Era alta y delgada y sus maneras delataban que en realidad era alguien extrovertida; no llevaba maquillaje, pero se había arreglado adecuadamente para la cita y todo parecía indicar que había tomado una ducha hace no más de veinte minutos.
-¿Eres Kazama Ushio-san? –Preguntó con nerviosismo
-En carne y hueso, ¿eres Yabase-san? –Con una confianza nacida de algún lugar desconocido, la invitó a tomar asiento. –Me alegra que no seas un tipo raro de internet
-JAJAJAJAJAJA pensaba justo lo mismo. –Admitió. –Aunque no deberíamos confiarnos.
-Por supuesto. –Bromeó con facilidad. –Nadie me asegura que no terminarás acosándome al finalizar la velada.
-No prometo mucho.
La conversación fluyó sin problemas, por alguna extraña razón Ushio tenía antojo de pizza y eso fue lo que cenaron, acompañado de vino tinto y algo más para picar mientras conversaban de todo y de nada.
Ninguna de ellas se había hecho falsas promesas. De hecho Ushio había dejado claro desde un inicio en su conversación online que no estaba preparada para una relación y esa honestidad animó a Yabase a concertar una cita.
Pero tampoco podían negar que la noche resultaba más animada de lo que se habían imaginado, así que no dolería repetirla.
Mientras que Sumika daba vueltas en la cama sin lograr que Morfeo la llevara a su reino, al otro lado de la ciudad Tomoe no dejaba de scrollear en su pantalla todo el menú de películas y series que ofrecía su servicio de Netflix. Hacía 10 minutos que se había rendido con crunchyroll y media hora antes sucedió lo mismo con HBO.
En realidad no quería ver nada, solo necesitaba algo que calmara su ansiedad y a estas horas no era sensato despertar a Miyako, aunque de nada sirvió su precaución. La rubia entró lentamente en la sala.
-¿Qué haces Tomoe?
-Busco algo para ver. ¿Qué haces despierta?
-Sentí frío y no te encontré a mi lado, así que heme aquí. –Y sin más, se sentó al lado de su novia en el mullido sofá.
-Lo siento, no podía dormir. –Admitió con un claro cansancio en su voz, o quizá en su alma.
Miyako percibió su tristeza y envolvió a la más alta entre sus brazos. -¿Es por el par de idiotas?
-Si. –Suspiró. –Me resulta difícil presenciar cómo rehacen sus vidas alejadas la una de la otra. Pensé que a estas alturas acompañaría a Murasame-kun al altar y bromearía acerca de lo boba que es.
-Aún puedes hacer eso.
-Lo sé jaja. –Escondió su cara en el pecho de la más pequeña buscando su calor. –Pero sabes a lo que me refiero.
-También deseaba que Sumika y Ushio envejecieran juntas, pero no nos corresponde decidir su felicidad. Si Murasame encontró al amor de su vida en Morishima no podemos más que sentirnos felices por ella, después de todo ella es nuestra primera amiga.
Esta vez Tomoe no respondió y se limitó a suspirar. Hacía un par de horas desde la llamada con Ushio y el saber que ella estaba en una cita le partía el alma. ¿De verdad había renunciado a Sumika?
No es que le encantara la idea de ver a Ushio provocando el rompimiento del noviazgo entre Sumika y Rui, pero prefería verla de rompehogares a aceptar la convivencia con un par de nuevas personas. Tanto se perdío en esos pensamientos que prefirió no contarle a Miyako la noticia de que Ushio tenía una cita con sabrá Dios quién.
Y es que desde el instituto había logrado ver con claridad que todas estarían juntas. Siempre tuvo esa imagen vívida de ellas cuatro brindando en alguna de sus mansiones, como un par de matrimonios consolidados. Ahora imaginar 3 matrimonios consolidados parecía más bien un glitch. Ni siquiera podía ponerle rostro a las probables esposas de Sumika y Ushio.
-Vamos a descansar cariño. –Dijo por fin la mayor, no valía la pena desvelarse y no es como si ella pudiera cambiar el curso de las cosas. –Mañana tomaré la merienda con Ushio, quizá hablar con ella me quite un poco la incertidumbre.
-Eso suena bien.
A pesar de su eterna imagen infantil, era Miyako quien parecía más fuerte. Tomó firmemente de la mano a Hachizuka y la condujo a la cama decidida a velar por sus sueños.
Pensar en el amor solía ser algo prometedor, incluso excitante. Pero era completamente distinto enfrentarse a él en la realidad, la enervante dosis de dopamina estaba garantizada solo que había algunos efectos secundarios como darse cuenta que no todas las parejas están destinadas a estar juntas, que hacer el amor con una persona no era el previo a un contrato de amor de por vida. Tomoe y Miyako habían superado ese obstáculo con ayuda de Kazama y ahora se aseguraban de contarse todo lo importante en lugar de asumir sus primeras impresiones como una verdad absoluta y querían esa misma felicidad para sus mejores amigas.
Se habían prometido disfrutar cada suceso desde primera fila, pero en realidad no podían disfrutar nada de lo que presenciaban.
Al final lograron dormir a pesar del hilo de sus pensamientos con la esperanza de que en un futuro quizá podrían ver todo esto como un episodio más y reírse de ello, de lo infantiles que habían sido al aferrarse a un cuento de hadas.
No eran siquiera las 6:00 y las actividades en la estación del metro habían iniciado como de costumbre. La gente esperaba paciente la llegada de su vagón. Otros más miraban ansiosos los alrededores esperando por alguien. Morishima Rui podía incluirse en el segundo grupo. Era la primera vez que Sumika llegaba tarde y eso le preocupaba ¿Le sucedió algo? ¿Su taxi se perdió? ¿Y si...
-¡Lo siento mucho! -se disculpó al llegar.
-Amor -Dijo aliviada- Me tenías preocupada, es la primera vez que te retrasas.
-Lo lamento, la alarma no sonó y dormí más de la cuenta. -Ambas cosas eran una total mentira. La alarma había sonado por toda una hora pero no fue escuchada por la karateca y en realidad solo pudo dormir un par de horas, ese par de círculos negros debajo de sus ojos eran la prueba.
Morishima tampoco había conciliado el sueño, sin embargo su motivación era completamente distinta a la de Murasame. ¿Cómo dormir cuando se avecinaba un mundo de posibilidades?
-No te preocupes. -dijo sin dramas. -a todos nos pasa y me alegro de saber que no eres así de perfecta.
-Lo siento. -Dijo una vez más.
-Vamos, tenemos un par de días por delante.
-Vamos.
Y ambas subieron al metro sabiendo en sus corazones que este viaje cambiaría por completo sus vidas.
Hola! Hasta aquí el capítulo. Lamento actualizar hasta hoy, tenía escrito al menos la mitad de este capitulo cuando la pc decidió tomarse unas vacaciones y morir de manera indefinida. Logré conseguir una laptop antes de perder la inspiración jajaja.
En fin, quería poner algunas cosas más de Ushio pero no logré que encajaran correctamente, así que serán para la siguiente actualización. Muchas gracias por sus comentarios y por seguir leyendo este fic. Nos leemos pronto!
Nota: Yabase es un personaje del manga, en ocasiones entrena con Sumika en el dojo.
