Capítulo 24

La luz de un nuevo día optó por hacer de las suyas y se coló por las ventanas. Shio Kazama arrugó los ojos maldiciéndose a sí misma por haber sido tan perezosa la noche anterior como para cerrar las persianas.

De no ser por ese par de minutos de pereza y distracción pudo haber dormido un par de horas extra. Pero esa intensa luz cálida se había llevado por completo el sueño, ojalá también pudiera llevarse la resaca.

"Hey!" Una notificación en su teléfono llamó su atención y se olvidó por completo de sus intenciones por preparar café o revisar la hora.

"No seas tonta, no es ella" – Se regañó a sí misma antes de abrir el mensaje. – Ah, es Tomoe-san

"Hey!

Te espero a las 3:30 en la barra de sushi frente al templo. No se te ocurra faltar :("

-Jajajajaja. Tomoe siendo Tomoe. –Se sintió extrañamente refrescada.

Quizá era porque de un tiempo a la fecha, el drama diario ya no era parte de su día a día. Sea como fuere estaba aliviada de que sus días fueran más tranquilos.

-Supongo que esas cosas suceden cuando decides tomar al toro por los cuernos.

"Ahí estaré" respondió y su estómago le recordó que por más tranquilo que fuese el día, aun debía alimentarse.


Las cosas para nada estaban resultando como había imaginado. No es que esperara a que su imaginación coincidiera exactamente con la realidad, eso sería muy vergonzoso porque eso significaría que Sumika le metería mano justo en ese momento, a la vista de todos y ella soltaría un sonoro gemido. Eso sería humillante (pero no menos excitante).

De todas maneras, aun la más simple y aburrida conversación en el tren habría resultado mejor que lo actual. La más alta cayó dormida apenas sentarse en su lugar.

"La emoción por el viaje la mantuvo en vela" justificó Morishima y cariñosamente la cubrió con una manta sin notar que ella misma había pasado la noche en vela y ahora mismo tampoco era capaz de dormir debido a las expectativas del viaje. En silencio admiró los paisajes que el recorrido le permitía presenciar y se lamentaba por no haber sacado el móvil de su equipaje para tomar fotografías. Observó cariñosamente a su novia y se animó pensando "más tarde".

Por supuesto, era un viaje de tres días y dos noches, había tiempo de sobra para disfrutar juntas y construir hermosos recuerdos.

-Lo siento amor. –Dijo una muy apenada Sumika al despertar y darse cuenta que había dormido durante todo el recorrido. –No planeaba quedarme dormida. –Se notaba la sinceridad en su voz.

-No te preocupes cariño, tenemos todo un fin de semana para nosotras –Sonrió con facilidad. –Aunque si de verdad quieres disculparte, puedes llevar las maletas más pesadas.

-Eso lo hago con gusto. –Depositó un tierno beso en sus labios y tomó el equipaje indicado. –Veo que cargaste piedras.

-¡Oye! –Fingió ofenderse con la broma y lanzó un codazo –Me tomó horas elegir esas piedras. Llévalas con cuidado.

-Dalo por hecho.

Aunque a mitad del camino se arrepintió y deseaba haber propuesto intercambiar la carga cada ciertos metros porque sus brazos le dolían más de lo imaginable. Sería un milagro si Sumika no llegara a la posada arrastrándose. Sus ojos se iluminaron al avistar su destino. "Ojalá las aguas termales tengan poderes curativos"

-¿Esa es nuestra posada? –Preguntó Rui sin contener la emoción.

-Si. –Puso su mejor sonrisa. Después de todo aún se sentía apenada por dormir durante todo el trayecto y quería compensarlo.

La karateca aumentó la velocidad, deseando arrojar las maletas tan pronto como le fuera posible. Claro que esa explosión de energía fue tomada como una chispa de emoción por parte de la más baja y lo tomó como una señal que confirmaba sus sospechas por una romántica velada.

-Irashaimasen, Okyaku-sama. –La amable recepcionista dio su cálida bienvenida y notó de inmediato el cansancio de la chica. –Ara… ¿No había taxis disponibles?

-¿Taxis? –Preguntó Morishima con sorpresa. A ninguna de las dos se le había ocurrido la posibilidad. –Bueno, de todas maneras no hay nada que Sumi no pueda hacer. –Presumió con orgullo.

-Permítanme instalarlas. –La encargada del lugar ofreció antes de que la pelinegra ofreciera alguna réplica. -¿Tiene reservación?

-Si. –Sumika se acercó a la recepción y mostró las entradas.

-Oh. –sonrió la chica al revisar las entradas. Estaba acostumbrada a recibir esas entradas otorgadas por la editorial y aunque la gente que las llevaba ser muy extraña, dejaban buenas propinas –Reservación a nombre de Ushio Kazama, ¿es correcto?

-Si. –Las respuestas monosilábicas eran lo único que podía ofrecer.

-Síganme. –Indicó la Ookami, no sin antes agregar –Nosotros nos encargaremos del equipaje.

Sumika dio gracias a los dioses por esa señora y la siguió por el camino. Morishima por su parte se quedó en silencio.

Una vez en la habitación, la karateca se desplomó en el tatami mientras que su novia continuaba sin hacer el menor comentario. Ni siquiera había agradecido al personal por acomodar sus maletas, lo que es más, no gritaba de emoción por las hermosas vistas que se podían apreciar desde su ventana.

-¿Por qué nuestra reservación está hecha por Kazama-san? –Preguntó sintiéndose tonta por tener ese brote de celos.

-Ah. Ella nos regaló estas vacaciones en realidad. –Nunca había esperado esa pregunta, mucho menos el tono en el que fue planteada. Aun así respondió con la bondad que le caracterizaba. –Lo que me recuerda, debemos elegir un obsequio de agradecimiento.

-Pensé que todo fue idea tuya. –susurró con decepción

-Amor. –Sumika sintió esa tristeza que emanaba su novia y sin pensarlo ni un momento, la envolvió en sus brazos. –Ya sabes que soy un desastre tratando de crear sorpresas románticas. Ushio es mi mejor amiga y se adelantó a mi estupidez, así que nos regaló las entradas que le obsequiaron en su trabajo. La reservación está a su nombre porque es ella quien trabaja para la editorial y no yo.

"Deja de ser una idiota" le aconsejaba su consciencia, pero su orgullo seguía ahí provocando un drama innecesario.

-Um –Intentó decir algo que no la hiciera parecer una total perdedora, pero su voz se negó a salir. "Te estás portando como todas ellas" Nuevamente su conciencia inició su tortura "En estos momentos podrías estar comiéndole la boca y aprovechando el servicio gratuito. Sumika no es del tipo de persona que te engañaría " –Debemos agradecerle al volver. –Dijo al final con una sonrisa.

Era absurdo ponerse celosa por una nimiedad como esa, ella lo sabía y de hecho había aceptado boletos de cortesías por parte de sus amigas para invitar a su ligue del momento a una cita, ¿Por qué se había sentido así al escuchar el nombre de Ushio?

Habría deseado besar a Sumika y poner un letrero de no molestar en la puerta. Pero ahora necesitaba recuperar su autoconfianza; de todas maneras se encontraban solas y tenían todo el fin de semana para llegar al "suceso" -como Morishima lo había bautizado para no sentirse una adolescente cuando pensaba en ello-.

-¿Vamos? –La invitó una ansiosa Sumika –Quiero entrar cuanto antes a las aguas termales.

-¡Vamos! –Y nuevamente Morishima Rui entendió la propuesta de la pelinegra en términos románticos. Parecía que la habilidad de Sumika era hacerse novia de mujeres totalmente despistadas ¿O era la habilidad de ser despistada ella misma?


-Por aquí. –Levantó el brazo la millonaria pelinegra para que su amiga pudiera encontrarla.

Ushio se apresuró a encontrarse con su amiga, esquivando lo mejor posible a meseros, comensales y mesas. Llegaba tarde y francamente tenía hambre.

-Hachi-san. –Saludó tan pronto estuvo frente a su amiga. –Hacía tiempo que no nos veíamos.

-Ciertamente jajaja- sonrió con un dejo de incomodidad. Después de meses de momentos agridulces, esta era la primera ocasión que se reunían a solas de buena gana.

-Me alegro mucho de verte Tomoe. –Dijo sinceramente

-Lo mismo digo. Y de hecho nunca te agradecí apropiadamente por ayudar en mi reconciliación con Miyako. –Acercó la carta a Kazama. –Así que pide lo que quieras, yo me encargaré de la cuenta.

-Espero que no te arrepientas de tu ofrecimiento. –Sonrió con malicia. –Estoy famélica.

-Oh. Supondré que tu cita salió muy bien. –Dijo imaginando que habían ocurrido escenas no aptas para menores de edad en casa de la castaña y que eso la tenía muerta de hambre.

-Espera, ¿qué? –La confusión estaba impresa en su cara y tardó algunos segundos más en entenderlo. -¡No, no, no! Solo tuve una cita y no pasó de un par de tragos.

-Ya veo. –se sintió aliviada, -¿Tu cita no fue bien entonces?

Fue en ese momento que el mesero decidió aparecer, oportuno como siempre.

Tomoe en realidad se había pasado un buen número de horas tratando de pensar en la manera de preguntar acerca de la misteriosa cita, aunque no esperaba que traería la conversación a la mesa de una manera tan vergonzosa; en fin, ya estaban abordando el tema, así que seguiría en ello. Si bien no se sentía completamente cómoda con la idea de ver a Ushio emparejada con una extraña, seguía siendo en el fondo como una hermana mayor y le interesaba el bienestar de sus seres queridos. Y el chisme, por supuesto.

-En realidad la cita fue bastante bien. –Comenzó a responder con una sonrisa una vez que ambas terminaron de pedir sus consumiciones.

-Vaya, um… me alegro. –Una vez más buscó la manera de traer a la conversación la pregunta que más le aquejaba. –Supongo que ya superaste a Murasame-kun.

La sonrisa tranquila de la castaña se transformó en tristeza, quizá algo más: anhelo.

-No creo que sea capaz de superar a Sumi-chan por un largo periodo de tiempo. –Confesó con tristeza. –Pero llegué a la conclusión de que aferrarme a ella no nos traería nada bueno a ninguna de nosotras, y eso incluye a nuestras amistades. Solté a Sumi-chan porque deseo de todo corazón que ella sea feliz. –Una lágrima traicionera atravesó el rostro de Ushio y rápidamente lo limpió con el dorso de su mano. –De todas maneras yo provoqué esto jajaja y debo asumir las consecuencias.

-Kazama-kun… -susurró consternada.

-Estaré bien. –Declaró con seguridad. –Descubrí que todo se vuelve más amigable cuando dejas de obsesionarte. Extraño mucho a Sumi-chan, pero era una tortura verla a diario ahora que es mi vecina, y mucho más desde que tiene novia… -La ironía le dio de lleno en el pecho. –Debió sentirse muy triste cada que yo llegaba ilusionada por una nueva chica linda cuando estábamos en el instituto, ¿no es así?

-Supongo. –La mayor solo atinó a reir con incomodidad. No era el momento de confirmarle que todo el instituto torturó decenas de veces a la karateca con sus enamoramientos fugaces.

-Diablos, lo lamento. –Se mostró bastante apenada. –Planeaba no traer conversaciones incómodas a esta reunión y mírame…

-Ah, pero fui yo quien lo inició todo. Tranquila. –Agradeció en el alma que el mesero se acercara con sus platos, eso les daría la oportunidad para cambiar a temas más amables.

-Aún así…

-De verdad no te preocupes, estás haciendo un esfuerzo titánico y te admiro por ello. Miyako y yo nos refugiamos en el alcohol y en el trabajo cuando nos separamos. Así que en realidad me apena nuestra inmadurez ahora que te escucho hablar así.

Pocas veces había sido halagada de esa manera, así que Ushio no pudo evitar el sonrojo que llenó su rostro.

-Basta. Además no es que me hubiera quedado otra opción.

-Jajajajajajajajaja. Bien, ahora empecemos a comer o se enfriará tu sushi.

-Tonta, el sushi es frío. -Tomó sus palillos, pero antes de tomar bocado pareció recordar algo. -Nunca supe la razón de tu llamada de ayer.

-Oh eso, en realidad estoy planeando una reunión...


¿Dónde había comenzado a ir mal todo? Se preguntaba. Por supuesto que podría esperar un poco más. Semanas, meses, incluso años; sin embargo no se veía capaz de ser parte de una relación completamente célibe, era inconcebible para ella.

No importaba si la tachaban de pervertida, pero ella no iba a engañarse y decir con una sonrisa que llegar a la intimidad no era importante en una relación, ¿cómo podría terminar de hacerle entender a Sumika todo lo que sentía por ella sin hacer el amor?

El dolor en su pecho iba en aumento y la sensación de volverse cada vez más diminuta en esa gigante habitación d metros comenzaba a asfixiarla. Quería llorar, quería gritar y entonces con amargura descubrió que no quería hacer partícipe a Sumika de ese momento. Con el mayor sigilo salió del futón y se encaminó hacia la salida con la urgencia de liberar su alma.

Había pasado todo el día esperando una señal de su novia, cualquier indicio de deseo. Pero ahora su misma frustración sexual le mostraba que en la lista de prioridades de la pelinegra no se asomaba ni siquiera una intención por tener algún momento íntimo con ella. No negaba que Sumika se mostraba cariñosa y que incluso se acercaba a pedir algunos besos y caricias inocentes, solo que todo se presentaba de manera muy inocente. "Como un parvulito" –Pensó.

Eso sin contar que inmediatamente después de bañarse en las aguas termales, la pelinegra volvió a quedarse dormida. Y el mantra "más tarde" lentamente iba perdiendo fuerza hasta que llegada la noche. La decepción por un día totalmente infructuoso nubló la mente de la chica.

Y con la irracionalidad instalada en su mente, las probabilidades de notar que en realidad Sumika dio todo su esfuerzo ese día, pero caminar siete kilómetros con un equipaje de esas dimensiones habrían agotado las energías de cualquier persona.

El dolor en su pecho seguía creciendo conforme avanzaba en el pasillo y las lágrimas brotaban unas detrás de otras.

-¿Estás bien niña? –Preguntó una anciana desde la terraza.

-Ahm. –Quiso reprimir el llanto, pero a estas alturas era imposible, asi que solo agitó su cabeza en negacíón.

-Puedes hablar conmigo si así lo deseas. –ofreció. –Tal vez no pueda ofrecerte un consejo, pero al menos no seguirá lastimándote.

Rui sollozó por un par de minutos más, se sentía avergonzada y quería volver a su habitación pero ese era el lugar donde menos quería estar en ese preciso momento y dudaba que existiera forma de volver a su apartamento a esas horas.

La mujer mayor esperó pacientemente, como si el tiempo le perteneciera.

-Llevo casi medio año saliendo con esta… -no podía decir "mujer" o "chica" frente a la anciana, ¿qué tal si era más homofóbica que un sacerdote en cuaresma? -persona y esperaba que hoy avanzara nuestra relación, pero ha dormido al menos por la mitad del día.

-Eso debió ser muy decepcionante.

-Lo fue –admitió- y no puedo quitarme la idea de la cabeza de que ella en realidad no me ama.

-¿Has hablado de esto con ella?

-No… creí que estos temas surgirían con naturalidad en algún momento y no quiero forzarla a nada.

-Eso es muy tonto. –Dijo con desdén. –No se puede adivinar el pensamiento de los demás, deja de creer que el amor es un cuento de hadas

-Y entonces, ¿Cómo podría saberlo?

-Preguntando, evidentemente. Pero si tienes miedo de hacerlo te puedo ayudar un poco a conseguir la confianza que necesitas.

-¿De verdad? –preguntó esperanzada.

-Al menos lo puedo intentar. –sonrió. –Cierra los ojos y recuerda su rostro… ¿qué sentimiento te transmite su mirada?

"Amor" pensó inmediatamente, era innegable que Sumika siempre la veía con ojos de cachorro a medio morir. Sin poder evitarlo sonrió con ganas de abrazar a la anciana.

-¿Fui de ayuda?

-Lo fue, muchas gracias.

-Bien. –Sonrió y con una rapidez impropia de un adulto mayor, se alejó de ahí. Morishima no le dio la importancia a lo extraño de su caminar, estaba cansada y tal vez imaginaba cosas. Dormiría junto a su novia y en la mañana conversaría con ella.

La anciana tenía razón y ellas necesitaban empezar a comunicarse de verdad.

Se quedó dormida con la seguridad de que Sumika la amaba.

Y durmió unas plácidas horas, soñando purificadoras escenas "me ama" le decía su inconsciente al oído y las miles de mariposas blancas se amontonaban a su alrededor.


"Como parvulito" El pensamiento de la noche anterior la despertó.

-Amor, buen día. –Sumika se acercó a saludarla con un beso. Parecia que llevaba un considerable tiempo levantada –Me alegro que despertaras, la Ookami dice que el clima es perfecto y nos recomienda subir a las montañas ¿quieres ir?

-Claro. –respondió aun adormilada. -¿Llevas mucho tiempo despierta?

-Mmm, no sé quizá un par de horas. Te veías tan adorable que no quise despertarte –Explicó –Pronto nos traerán el desayuno y después de eso subiremos a las montañas

-Perfecto- Respondió sin emoción alguna. -Prometo sonar más emocionada después de desayunar jaja, me faltan energías.

En realidad se encontraba muy nerviosa frente a la perspectiva de una conversación real con su novia. Pero también se daba cuenta que afianzar sus lazos no se trataba solamente de hacer el amor, sino de todo lo que comprendía la relación.


La encargada de la posada no había mentido, las montañas se veían hermosas esa mañana. Ojalá les hubiera advertido de lo cansado que resultaría la caminata pero no se quejaban, las vistas eran impresionantes.

-Pero de verdad hubiera agradecido que nos advirtieran que la excursión no era apta para novatos. -Bromeó Morishima de muy buena gana.

-Podemos sentarnos a descansar. -Sugirió Sumika

-Eso sería maravilloso amor. -Inmediatamente se sentó a la sombra de un árbol y de manera interna agradecía el descanso, eso le permitiría recuperar el aliento, además que le daría el momento a solas que necesitaba con su novia, pues al parecer todos los huéspedes habían decidido salir de excursión gracias al consejo de la Ookami.

-Aquí tienes. -Ofreció una botella de agua fresca. -Es de tu equipaje jajaja, nunca esperé que fueras así de precavida y cargaras más de veinte botellas.

-Es que en los onsen puedes llegar a sudar demasiado y no quería arriesgarme a la deshidratación. -Explicó mientras se ruborizaba, ella había esperado otro tipo de sudor. Pero no era el momento para eso. -Amor, ¿Te importaría si te pregunto algunas cosas?

-Sabes que puedes preguntarme lo que sea. -Sonrió

-¿Tú me a...

-¡Hey Murasame! -Una voz femenina a sus espaldas interrumpió la pregunta, era un par de excompañeras del instituto de la karateca que se habían quedado rezagadas mientras tomaban cientos de fotografías. Una era alta a comparación de la norma y llevaba su ondulado cabello atado con una liga; la otra era demasiado baja, de la misma altura que Taema Miyako. Y ambas eran lentas de entendimiento en cuanto a temas importantes.

-Fujito-san,Watamura-san ¡Qué sorpresa! -Sumika se veía realmente emocionada por encontrarse con ellas y se levantó del lugar donde recientemente se había sentado.

-Lo mismo digo. -Respondió la más baja de las tres. -No esperábamos encontrarte aquí ¿Vienes con Ushio-san?

-Oh no, vine con mi novia. -Aclaró

-¿Ushio ya no es tu novia?

-¿Ya no? -Repitió Morishima mientras se abría en ella el entendimiento

-Lo siento, ¿Qué? -Preguntó Murasame totalmente confundida

-Mierda. -Watamura recién entendía que habían metido la pata. No es que fuera su intención, pero por las expresiones de las chicas, acababan de pisar un campo minado.


Hola

Me ha costado más de la semana terminar este capítulo. Desde el anterior había redactado algunas cosas, pero sonaban apresuradas y debía desarrollarlas un poco. Otras más las descarté, en fin bastantes cosas porque mis niñas merecen que las trate con amor y no escriba las cosas de manera apresurada. O al menos eso intento. Les agradezco mucho por leer este fanfic, nos acercamos al desenlace y ojalá lleguemos juntos hasta ahí que ya ha tomado casi cinco años en llegar a este punto.

Cuídense mucho

Nota: Fujito y Watamura también son personajes del manga, como se indica en el texto son compañeras de clase de Ushio y Sumika.