Capítulo 9 II


Las paradas después de esto fueron más rápidas, por ejemplo de esto, observaron las salas de parto, en las cuales Len no pudo evitar empalidecer al imaginarse el momento en el que Rin se vería recostada en una cama con la gran barriga sobresaliente y las piernas abiertas a punto de dar nacimiento a su hijo. En cuanto a Rin, ella solamente se sintió emocionada al elegir la sala de color amarillo con vista al jardín de la clínica, ignorando todo el dolor que le distraería de la vista al momento del parto.

Luego de eso, la doctora les llevó a ambos a un pequeño consultorio en donde entregó mas medicinas a Rin, aparte de las entregadas por el médico, algunas para que tomara en cuanto iniciara la lactancia con tal de mejorar la producción de leche materna, así como algunas que tomaría el bebé al nacer, como sueros o suplementos, e incluso unas pastillas para Len, solo contra el posible estrés del embarazo con el que trataría.

Además de todo esto, la doctora se alegró de que los gemelos aceptaran como regalo un par videos ilustrativos de la reproducción humana, con escenas explicitas de los momentos de parto. Ninguno de los dos se imaginaba en efecto que esas películas les causarían.

Y por último, y solo debido a que el último ultrasonido se había realizado en poco tiempo atrás, la doctora les guió a los dos hasta una tienda de tamaño un tanto grande dentro del mismo hospital, en donde se vendían miles de artículos para bebés. Desde baberos cunas, chupones, ropa de colores alegres, hasta juguetes varios, y sillas y asientos para autos, especiales para niños.

—¿Qué te parece si compramos estos?— preguntó Rin con alegría a su hermano mientras sujetaba unos mamelucos de color amarillo.

—Rin, ese color es para niña, y todavía no sabemos que será— le explicó sosteniendo la pequeña prenda.

—No es para niña, tú usabas siempre ropa de color amarillo cuando éramos niños— dijo provocando que Yuna soltara una risita.

—Pero solo la usaba porque nuestros padres compraban la ropa al dos por uno del mismo color— intentó justificar para no quedar tan mal frente a la peli rosada, —Mejor esperemos a saber que será y así elegimos mejor el color, ¿te parece?—

—De acuerdo— se resignó Rin mientras colocaba las prendas de nuevo en su lugar —Pero me dejarás llevare estas— le dijo en lo que tomaba unos baberos de color morado, color sin relación sexista aparente.

Compraron bastantes cosas en lo que estuvieron en la tienda, con la tarjeta de la compañía por supuesto, de la cuenta en la que nadie preguntaría de la causa de los gastos. Compraron algunas mantas y cobijas, un par de biberones, chupones, un comunicador, pese a que supuestamente compartirían la habitación del bebé, una sonaja amarilla, un arrullador, en fin, las suficientes cosas como para que Len terminara con bolsas llenas en ambas manos, ninguna para Rin claro, pues según el varón, llevar al bebé ya era suficiente.

—Los veré en un par de meses más, para una revisión, su médico me comunicará de la fecha en la cual reunirnos — les informó la doctora Yuna mientras levantaba la mano para despedirlos, encontrándose casi en la salida de la clínica.

—De acuerdo, muchas gracias doctora— le agradeció Rin recibiendo la mano de la peli rosada, mientras Len solo asentía con gusto. Tras esto, la doctora Yuna solamente se retiró del lugar, avanzando por uno de los pasillos laterales del edificio, sin siquiera dar una explicación previa.

Pareciera que los Kagamine estaban a punto de retirarse de igual manera en dirección de la salida, para luego ir hasta su vehículo, pero antes de esto, un sonido parecido a un gruñido vino de la parte media de estomago de Rin, provocando que la chica se inclinara de dolor.

—¿Rin, estás bien?— preguntó apresurado Len mientras se acercaba a su hermana.

—Estoy bien— contestó ella volviendo a ponerse de pie, sujetando su estomago —Solo tengo un poco de hambre—

—Si quieres podemos llegar a un restaurante en el camino— propuso Len.

—No, creo que vi una maquina de sopas instantáneas en uno de los pasillos— le dijo ella rápidamente, comenzando a caminar de vuelta al interior del edifico —Tu adelántate al auto y mete las cosas, luego te alcanzo—

—no creo que la sopa instantánea este dentro de tu dieta— le detuvo el rubio.

—Pero Len…— le volvió a replicar —Tengo un terrible antojo por sopa—dijo con un tono de pujido mientras intentaba convencerlo, colocando su mejor mirada de cachorrito triste que pudo.

—Bien, supongo que si compras una, pero con poco conservador no habrá mucho problema— le dijo él intentando se comprensivo con sus antojos de embarazo.

—Muchas gracias— la chica se acercó hasta él y le dio un beso en los labios, para después irse al interior de la clínica. Len solamente siguió caminando hasta el estacionamiento, sintiendo todo el tiempo como alguien le seguía.


De nuevo estando dentro de la clínica, Rin comenzó a recorrer los pasillos de color azul, de un lado para otro, intentando encontrar su preciada sopa instantánea. Se distrajo de nuevo por al menos diez minutos al encontrar la sala en donde los recién nacidos esperaban para sus exámenes, pero de nuevo recordó el motivo de su búsqueda, hasta que al fin, al otro lado de la clínica encontró la maquina, solo para darse cuenta de que estaba apagada, y que al parecer necesitaba llave para ser encendida.

Así que con decepción y un estomago hambriento, pues le parecía más fácil simplemente esperar a llegar a su casa que buscar al encargado de mantenimiento, la chica rubia decidió regresar al estacionamiento en donde estaba Len.

Estaba por recordar con exactitud el camino a la salida, sin necesidad de desviarse del camino, cuando repentinamente, pudo escuchar como alguien le llamaba por su nombre a sus espaldas. Volteó, más por puro instinto que por orden directa a su cuerpo, solo para encontrarse con una planta en su maceta en la esquina a la que su vista había sido dirigida.

"Fue solo mi imaginación" pensó intentando tranquilizarse, para después regresar su mirada al camino que seguía.

—Hola Rin— le llamó alegremente una chica enfrente de ella, a unos cuantos centímetros de su cara.

—¡Dios Mío!— gritó asustada la chica rubia al ver a su amiga Teto tan de cerca y en un instante tan repentino, vestia con cuna falda de color rojo y yna sudadera de color rosado que tenìa entreabierta para dejar ver una playera blanca.

—No soy Dios, soy Teto, ¿Qué ya no te acuerdas de mí?— le preguntó con gracia mientras le tomaba el hombro para intentar calmarla.

—Te… Teto, ¿qué haces aquí?— preguntó sujetando su barriga algo más grande de lo normal, quizá por instinto para evitar que se notara demasiado, o para que no le pasara nada tras el susto.

—De hecho te estaba buscando a ti— le explicó ella —Este lugar es muy grande, pensé que ya te habrías ido con Len— le expresó mientras comenzaba a caminar alrededor de ella.

—¿Me buscabas a mi?— preguntó un poco extrañada. Eso era muy malo, si sabía que ella y por lo tanto Len estaban allí, significaba que sabía el motivo por el cual estaba allí, o al menos es lo que temía.

—Así es, y también buscaba a Len— "¡Rayos!" pensó la rubia —No te preocupes, ya me enteré del asunto por el que están en esta clínica de maternidad— en ese momento la sangre de Rin comenzó a sentirse más fría en su cuerpo, sin duda que eso era peligroso para el bebé, pero no pudo evitarlo.

—¿Quién te lo contó?— preguntó intentando calmar su voz, así como evitar dejar ver lo asustada que estaba de que alguien le anduviera contando el secreto a cualquiera.

—Eso no importa, lo que importa es que te quiero ayudar— le dijo volviendo a tomarla del hombro para verla directamente a los ojos, logrando entender que la comprendía de una manera que no había visto antes, quizá Teto tuviera algo que ver con el tema y quería apoyarla en eso, entonces su respiración se tranquilizó y su nivel de estrés bajó —Rin, tienes que abortar al bebé— bueno, su nivel de estrés volvió a subir.

Len recién había llegado hasta el automóvil de color amarillo con el que habían llegado a la clínica, solamente un auto lujoso del año de color amarillo, de un valor de varias decenas de miles de euros, estacionado en un espacio solitario y lejano del lote, pero que gran idea. Tras dejar las cosas en el asiento de piel de lado trasero, se dispuso a salir para dirigirse de nuevo a la clínica para reunirse con su prometida.

—¡Hola Len!— escucho un fuerte grito tras de él, lo que reaccionó que por instinto levantara la cabeza, solo para golpearse en la nuca con el techo del mismo auto.

—¡Con un demo…!— se detuvo a maldecir mientras se acariciaba la zona del golpe. Volteó su vista para encontrar a la intromisión que le había interrumpido, solo para encontrarse con Neru y Haku, ambas con agitada respiración, y aparentemente sudadas, llegando desde las afueras del estacionamiento.

—Hola Len, ¿como estas? — le preguntó la albina con un tono de lo más amable.

—Muy bien, gracias…— respondió él intentando evadirlas —Ahora si me disculpan, tengo que ir con Rin, de seguro me estará buscando— comenzó a caminar al lado contrario de donde las había encontrado.

—¡Espera!— le detuvo Neru tomándole del brazo, al ver que el Kagamine respondía de manera tan hostil por el contacto físico como para alejarla con un movimiento, decidió intentar un acercamiento diferente —La… lamento haberlos ofendido a ti y a Rin a su bebé, y quiero decir que toleraré la decisión que ustedes tomaron— dijo haciendo una reverencia.

Len, permaneció estático unos minutos. Le parecía algo inusual, que conociendo tanto a Neru, ella fuera capaz de disculparse por algo que dijo, cosa completamente inusual en ella. Haku por su parte, solo permanecía con su vista perdida en la nada ¿Neru le contó todo? Bueno, eso era obvio ahora.

—Bueno, no importan está bien— fue todo lo que contestó el rubio en lo que se disponía a retomar su camino.

—¡Pero espera!— le volvió a detener al chica de ojos amarillos —El hecho de que decida tolerar su relación no quiere decir que la acepte, por lo tanto tengo derecho a protestar y decir lo que pienso— razonó —Y lo que pienso es que no deberían tener al bebé—

—¿Qué?— preguntó bastante molesto y ofendido Len, provocando cierta conmoción en ambas chicas. Tenía que tranquilizarse un poco, aunque tanto estrés teniendo que tratar con personas en su propia vivienda que estuvieran en contra de su decisión le anduviera matando, tenía que controlarse —Mira Neru— comenzó a hablarle —Ciertamente, no creo que haya una razón por la cual tu o cualquier otra persona moralista a la que le disguste el incesto tenga que meter sus narices en la relación consensuada de dos personas que se aman de verdad, así que por favor, mantente callada— le dijo con un tono entendible de amenaza, dejando callada a la rubia.

—Len, por favor— habló Haku acercándose a él y tomándolo del brazo,—Nosotras queremos ayudarte, solo escucha lo que tenemos que decir— Len estuvo a punto de alejar a la albina de la misma manera que lo hizo anteriormente con Neru, pero se detuvo a tiempo.

—No pienso cambiar mi opinión, no importa lo que digan, Rin y yo conservaremos a nuestro bebé— dijo decidido.

—Solo un poco— le insistió Neru, retrocediendo un poco.

—De acuerdo…— se resignó —Tienen hasta que Rin regrese para decirme lo que quieran, pero ya les dije que no cambiaré de opinión— se recargó en la puerta amarilla del auto y se preparó para escuchar una nueva sarta de tonterías.

—Muy bien…— dijo Neru con algo de nerviosismo, volteando a ver a su amiga albina para solo ver una cara de confusión ¿Volvió a beber sin que se diera cuenta? Eso no estaba bien. —En primer lugar…— tenía que decirle al rubio algo que fuera convincente, al menos hasta que Teto llegara con Rin y le ayudara, —¿Te das cuenta de que la decisión que has tomado es algo que va en contra de toda la moralidad, la sociedad, la religión y la vida misma?— Len suspiró con fuerza ante esto, dejando de manera notable el hecho de que estaba harto de escuchar esa clase de cosas.

Es decir, como si aquello y otras cosas no se las hubieran dicho al menos una centena de veces al menos en la última semana, o lo que es más, que esos temas no se los hubiera repetido él mismo un millar de veces desde que inició su relación incestuosa.

Solo esperaba a que su dulce hermana gemela regresara pronto, ella si era capaz de tratar con mujeres que le sacaran a él de quicio.

—¡No voy abortar a mi bebé!— gritó Rin en respuesta de la "solución" de su amiga, mientras esta solo quedaba con un rostro neutral ante el grito —¿Cómo puedes pensar en eso?— le preguntó con las lagrimas a punto de salir de sus ojos —¿Qué demonios te ha hecho él para que le desees la muerte?— se sintió de repente muy atacada, muy inhibida, quizá más por la culpa de las hormonas del embarazo.

—Rinny— le habló con cariño la pelirroja intentando tomar su mano, a lo que la rubia se reusó —Lo que digo no es porque odie a tu futuro hijo o hija, ni que lo considere como algo malo, algo impuro— se explicó mientras Rin se comenzaba a limpiar la humedad de sus ojos —Lo digo por el bien del bebé—

Esta había sido una respuesta completamente ilógica para Rin —¿Cómo se te ocurre decir eso?— preguntó con indignación.

—Solo piensa en el bebé, Rin, piensa en cómo sería su vida— dijo seriamente, mirando a los ojos a la rubia, quien estuvo a punto de contestarle, pero que fue detenida rápidamente —Y no me digas cosas como que tu y Len lo amaran y demás cosas como lo lino que sería que verte con tu pancita de embarazo— la Kagamine trago profundo —Quiero que te imagines como sería la vida de un pobre niño o niña que no pueda moverse o pensar bien—

—No es muy probable…— dijo la chica —Es decir, Len y yo somos sanos… y hay exámenes con los cuales se pueden prevenir enfermedades de ese tipo—intentó argumentar con lo poco que le quedaba.

—Pero nada es seguro, no están seguros de si su hijo nacerá deforme o con un daño cerebral irreparable o con una discapacidad permanente— intentaba hablar lo más duro y frio que podía, quería ser honesta, quería realmente decirle lo que podría pasar si seguía con eso —Por favor Rin, aborta a esa creatura, por su bien— le exigió tocando con su mano izquierda su vientre.

Rin tenía todo el deseo del mundo de responderle de manera agresiva, de decirle todo en lo que pensaba de su amor con Len, de cómo su amor no era algo malo, de cómo podrían salir de cualquier cosa si estaban juntos y unidos en cuerpo y alma. Pero todo eso parecía ser tan poco valido, tan irreal ante el peso de lo que ella decía. ¿Valía la pena arriesgarse por un ser vivo que no podría vivir de manera correcta y sana?

—Y no solo eso— continuó Teto con la reflexión —piensa en lo difícil que sería para ese pequeño el existir, como lo tratarían los demás ¿Crees que sería muy divertido que no tuviera amigos solo porque todos saben que sus padres son incestuosos? ¿Crees que incluso si no tuviera defectos físicos, viviría bien aceptado por todos, como por tus fanáticos o incluso tu propia familia? Este no es ningún juego, Rin— preguntó intentando ser un poco más asertiva.

De nuevo el silencio y las lagrimas deseando salir de los ojos de la rubia. El pasillo se había llenado de una terrible incomodidad, solo a lo lejos se escuchaba el llanto de un niño solitario, que ni siquiera sabían de donde provenía.

—Todo lo que me dices es muy cruel— dijo con la voz rasposa por la tristeza —Me pides que le niegue la vida a un ser que yo misma he creado con amor— dijo colocando su puño sobre su pecho.

—No Rinny querida, te pido que le niegues una existencia penosa y llena de sufrimiento, no solo a él o ella, sino también a Len y a ti misma— decía todo aquello con el mayor de los convencimientos posibles, sin dejar de hablar con frialdad, pero a la vez con un tono con el que intentaba dar a entender que sus intenciones era n amistosas.

—No puedo hacerlo— respondió la rubia, comenzando a soltar algunas lagrimas reprimidas e involuntarias de sus ojos, y tratando de retomar su camino a la salida —incluso si todo lo que dices es cierto, jamás me llegaría a perdonar por no darle la oportunidad a un ser humano de vivir, ni mucho menos a uno que tengo la obligación de proteger con mi vida— se quedó callada mientras dejaba de tocar su vientre —lo siento— se disculpó para después comenzar a salir corriendo.

Teto solo dio un respiro hondo, intentando no salir de sus cabales, y tras esto fue a perseguir a la rubia, dejando atrás el pasillo lleno del llanto constante del bebé desconocido.

—Rin, espera un poco— le pidió tomándole de la mano, justo antes de que cruzara por una puerta blanca con ventanas circulares que dirigía a al vestíbulo de la recepción —Puedes irte con la decisión que creas correcta, pero antes tengo que mostrarte algo— le jaló un poco la mano para indicarle que la siguiera.

Aun si la joven rubia tenía el pensamiento de que su decisión era completamente definitiva, en el fondo quería encontrar algo que le dijera exactamente qué hacer, algo que le dijera como evitar el sufrimiento, ya fuera de Len, de su futuro retoño e incluso de ella misma, pues al fin y al cabo, solo quería proteger a quienes quería. —De acuerdo, vamos a donde quieras— Así que accedió a seguir a Teto por los pasillos de la clínica, a un lugar que ella no conocía, para ver o presenciar algo que suponía darle un giro a su pensamiento tan estático con respecto a la "solución" de su amiga.

—¿Estás segura de esto?— preguntó algo inquieta la doctora Yuna mientras sacaba un llave pequeña de su bolsillo frontal de la bata, dirigiéndose a la rubia, mientras ellas dos junto a Teto se encontraban frente a una puerta blanca hecha de plástico resistente, hubicada en una de las plantas más altas de la clínica, casi abandonada y con ausencia de cuadros alegres en las paredes que recordara que en ese lugar se trataba a niños.

—Tú solamente abre la puerta, que ella merece saber la verdad— dijo Teto algo agresiva, mirando con algo de desprecio a la doctora peli rosada. ¿Se conocían? La doctora dio un profundo respiro antes de introducir lentamente la llave dorada en el picaporte.

—Si crees que la verdad la hará libre…— dijo sin finalizar la chica de anteojos, mientras Rin solamente sostenía su pecho, sintiendo el latir de su corazón.

La puerta se abrió lentamente, mostrando al principio un cuarto un poco más oscuro que el resto del pasillo, de la misma forma que el cuarto en donde cuidaban a los niños de las madres ausentes, en la planta baja del edificio.

El lugar se veía en apariencia vacio, mas al adentrase en la habitación, se pudo observar a una mujer de espaldas, vestida como enfermera, viendo a una pequeña mesa cubierta con un mantel rosa, similar a una cuna, con algunos juguetes en los lados, y algunas imágenes de alegres y coloridos globos y payasos enmarcados en la pared frente a esta.

La doctora Yuna se acercó hasta la chica por la espalda, y dándole un ligero toque en la espalda para advertir su presencia, logró que esa chica vestida de enfermera se moviera un poco para permitir observar lo que se encontraba en esa cuna.

Teto dio una pequeña arcada al ver lo que se encontraba en la recostado sobre las sabanas de color azul claro, confirmando la información que había obtenido desde antes de su encuentro con la Kagamine.

En cuanto a Rin, ella solamente colocó sus manos sobre su boca a la vez que una gran mirada de conmoción se hacía presente en sus ojos, incrédula frente a lo que le mostraban sus ojos.

Era una niña pequeña, o al menos eso es lo que se podía deducir a partir del color de la sabana, pues solo traía puesto un pañal. Su tamaño era muy reducido, quizá no más de cincuenta centímetros extendida a cuerpo completo, sus brazos eran cortos, como la forma de garras reducida por lo apretado y torcido que tenían sus dedos hacía adentro, sus piernas, o al menos una de ellas, era similar a la forma de una raíz muerta, mientras que carecía de su otra extremidad, terminando en un pequeño corte, aparentemente de causa natural.

Su cabeza era quizá lo que mas centraba la mirada de Rin, pues esta no tenía una forma normal, tenía la parte de la frente más elevada que el resto del cráneo de manera desproporcionada, mientras su mandíbula, retorcida de la parte inferior, mostraba unos cuantos dientes en desarrollo, sus ojos estaba cerrados, quizá porque no tenía la fuerza de abrirlos, y su nariz estaba retorcida hacía atrás, como la de un tiburón. Mientras que su pecho tenía una enorme protuberancia sobresaliente, desde donde se alcanzaba a percibir los latidos del enorme corazón de manera clara.

Yuna, con toda confianza, tomo a la creatura con ambos brazos en forma de cuna, acariciando débilmente su mejilla, provocando que ligeros sonidos, quizá risas salieran de la boca de la pequeña. La acercó hasta donde estaban Rin y Teto.

—Se llama Namataka Miu— dijo indicando el nombre de la pequeña.

Rin solamente se limitaba a observar, dándose cuenta de todos los errores que habría cometido la naturaleza en la construcción de este ser.

—Tiene apenas un año y medio, nació de una mujer embarazada que llegó a esta sala en urgencias, no sabemos con exactitud que padecía la madre, solo que quizá… es producto de una violación incestuosa— dijo en un tono casi ahogado sin decidir seguir la oración.

De eso se trataba todo, ahora Rin entendía porque Teto quería llevarlas hasta ese lugar, y de porque quería que abortara.

—Sin importar cuánto estudiara a esta pequeña, no encontraban la causa de tantos padecimientos en un solo ser— continuó Teto —Los doctores le calcularon máximo un año y medio de vida, cuando muera su cuerpo será estudiado para averiguar que atrocidad fue cometida por la mano de Dios en esta ocasión— las palabras sonaban frías y atroces, como si se estuviera refiriendo a un pedazo de carne podrida —Se cree que esto es resultado de un gen recesivo alterado tras la radioactividad causada por las bombas de Hiroshima y Nagasaki—

Rin cerró los ojos como si un dolor pulsante atravesara su pecho. Ella misma sabía que alguna ascendencia suya había resultado sobreviviente tras los atentados contra la humanidad ocurridas al final de la segunda gran guerra del hombre, viviéndolos en carne propia, pero nunca habían registrado ninguna irregularidad en su familia desde ese entonces, eso era bueno ¿cierto?

—Esto que vez aquí, Rinny, que ves con tus propios ojos, es nacido de madre— le dijo Teto con una voz fría al oído.

Con esto se resumía todo, una creatura que resultó ser la creación de una unión incestuosa, y quien ahora sufría en vida en dolor del pecado de su padre y de la ambición por las guerra del hombre del pasado.

¿Qué diferencia tendría esta pequeña con el hijo de Len y Rin? Solamente que la descendencia de los rubios había sido concebida con amor y aun así, esto no garantizaba ninguna diferencia real.

—¿Me permite cargarla?— dijo Rin refiriéndose a la pequeña en los brazos de la doctora, extendiendo sus manos en forma horizontal. La peli rosada asintió un poco, y con el más extremo cuidado del mundo, le pasó a la pequeña a los brazos de la rubia, temiendo que se rompiera con el menor de los movimientos erróneos. Bueno, quizá si lo hiciera.

Rin sujetó a la pequeña con mucho cuidado, intentando colocar una mano por la parte baja de su cuerpecito, colocando la otra mano con mucho cuidado por la nuca, sintiendo como el débil cráneo se debilitaba con el tacto, sintiendo como si sus dedos se fueran a hundir. Decidió mejor sujetarla con el brazo, dejando su mano izquierda para sujetarla de manera correcta, para luego acercar su mano derecha a la carita de la pequeña y acariciarla con cuidado.

La observó por unos momentos, guardando sumo cuidado. Lograba sentir su ligera respiración, su calor corporal traspasándose de las mantas que la cubrían y sus latiditos eran lo suficientemente fuertes para ser percibidos con el tacto simple.

Sin decir una sola palabra mas, Rin acercó a la pequeña hasta donde estaba su propio rostro, y le dio un pequeño beso en la frente, provocándole una reacción positiva, expresada con un ruido de cariño salido de su pequeña boquita. Luego de eso, la sujetó con más cuidado usando sus dos manos, y la abrazó con cariño.

Era la segunda persona quien se atrevía a abrazarla, después de la doctora Yuna, la segunda quien realmente le demostraba algo de afecto. Y en su mente, muy fuertemente, se seguía repitiendo una y otra vez la frase "un año y medio de vida" como el tiempo restante de aquella creatura en este mundo.

Teto, solamente se mantenía como observando, en realidad algo incrédula, pues esperaba a que Rin saliera a vomitar tras haber visto a aquella abominación, peor el resultado era algo diferente, pues no esperaba a que la rubia se atreviera siquiera a tocar aquello. ¿Acaso tenía la visión de una familia formada por hijos como esos?

Pero los verdaderos pensamientos de Rin eran otros. Ella simplemente no podía creer que estaba en presencia de lo que miles de veces le habían, o mejor dicho, se había auto remarcado como el mayor de los peligros del incesto. No podía o no quería creerlo. No quería creer que un ser vivo sufriera por una tonta injusticia de la vida, que sufriera por un pecado que ella ni siquiera cometió. Esa niña pequeña, no podría moverse con normalidad, no podría caminar, no podría expresarse y tal vez no podía pensar, y jamás viviría lo suficiente, para crecer, ni conocer, ni existir en este cruel mundo.

Eso era lo que más le dolía, ver a una hermosa creatura abandonada por la imperfección provocada por una tontería como era el incesto, resultado de la maldad de uno y el odio e intolerancia de otro. Por eso la abrazaba, porque sentía que la quería proteger, así como sentía que con aquello protegería a su propio bebé.

—Lo siento Teto— le dijo a la pelirroja —se que quieres evitar que mi futuro bebé sufra por algo que no hizo— le dijo intentando no quitar la mirada de la pequeña, quien había alargado su manita hasta alcanzar uno de los mechones rubios de la Kagamine —Pero siempre he pensado que cualquier vida es preciosa, no importa lo que pase— volteó un poco su mirada para observar el seño fruncido de Teto —Y esta experiencia me lo ha comprobado— dijo para después dar un pequeño toque con sus labios en la mejilla de la pequeña Miu.

La enfermera que estaba cuidando al bebé desde el comienzo, se acercó a ella y la retiró de sus brazos con mucho cuidado, volviendo a sostenerla en los suyos.

Rin hizo una pequeña reverencia a la mujer, y luego de eso, la doctora Yuna comenzó a guiar a sus dos invitadas a las afueras del cuarto, sin que Teto pudiera decir nada, pues su vista estaba centrada en el suelo, sin mirar a nada en especifico.

—A propósito…— se detuvo Rin antes de lograr salir del cuarto, volviéndose a la enfermera todavía con la bebé en sus brazos —¿Dónde está la madre de la pequeña?— preguntó fingiendo un poco de inocencia, aunque se pudo percibir que utilizó cierto tono de desprecio al decir la palabra "madre", en comparación del resto de la frase.

—Su madre falleció durante el parto— respondió la doctora peli rosada desde la espalada de la rubia, con un semblante algo serio, más de lo normal —su cuerpo no resistió al momento de dar a luz—

Porque un bebé que tiene complicaciones en su desarrollo, causa complicaciones al nacer, el cuerpo de una mujer no puede soportar tanto dolor ni desangramiento. Esta era de hecho, la segunda razón por la cual Teto quería convencer a Rin de que abortara, pues sabía que sería riesgoso para la rubia tener un bebé que resultara con algún defecto en su desarrollo. Abortar en este caso, sería un mero acto de decisión moral, en donde Rin tendría que poner su vida por sobre la de su bebé, caso el cual no sería por nadie, ni siquiera por la ley, más que por la misma conciencia de la Kagamine.


La paciencia de Len estaba a punto de agotarse.

En primer lugar, por el hecho de que el ni siquiera consideraba a Neru como una amiga suya, sino más bien como una conocida, nada más y nada menos que como la amiga de su hermana, hasta eso es a donde llegaba su relación con ella, ni siquiera le interesaba saber si tenía alguna afición o gusto compartido con ella. Además de que la chica Akita ni siquiera era un Vocaloid, sino más bien un artista independiente, como una alternativa, que de vez en cuando cantaba con ellos.

Ni siquiera le agradaba mucho la chica de ojos amarillos, mucho menos después de que se enteró de que esta tenía cierto amor por él, nada más un simple enamoramiento juvenil platónico al cual el rubio no atendió, sobre todo porque en esos tiempos su relación con Rin apenas florecía.

La segunda razón, era que, desde hacía treinta minutos, Neru se había enfrascado en un monologo de "porque las relaciones incestuosas estaban mal". La gente tenía su derecho a opinar de lo que quisiera, pero no por eso Len estaría forzado a escuchar todas las opiniones negativas acerca de sus decisiones.

Estas razones, sin contar el hecho de que Haku no había dicho ninguna palabra desde que su amiga rubia había empezado a hablar.

—…Además de que en las civilizaciones antiguas el incesto era prohibido, pues las personas sabían desde ese entonces lo que la procreación entre familiares podía causar…— Anqué Len tenía que admitir que Neru si que tenía algo estudiado el tema, pues seguía hablando y hablando, como la cantidad de palabras que soltara fuera proporcional a su cambio de mentalidad.

Terminaría muriendo en un mar de intenso aburrimiento mental, lejos de la esperanza de volver a escuchar la dorada y melódica voz de su encantadora hermana.

—¿Qué hacen ustedes dos aquí?— volteó la mirada para ver si sus oídos no le habían engañado con alguna clase de espejismo sonoro, y muy para su gusto se encontró con su dulce gemela caminando hacia él, aunque en realidad su tono de voz había sido más severo que melódico.

La Kagamine caminó hasta donde estaba Len recargado sobre el auto, y le tomó firmemente de la mano para después voltear a ver de manera agresiva a Haku y a Neru, esta ultima callando su parloteo.

—Les pregunté, ¿Qué están haciendo aquí?— replicó su frase anterior la rubia. Enojada por el hecho de que algunas de sus llamadas amigas estuvieran interfiriendo en su día especial con Len.

—Rin, no te enojes, estamos aquí solo para hablar de su problema— se apresuró a decir Neru, sin darse cuenta de la palabra que había utilizado.

—¡¿Quién dijo que tenemos un problema?— gritó Len con una increíble molestia, pues se suponía que Neru estaba presentando más sensibilidad para hablar ese asunto.

—Ya… ya te dijimos que solo queremos ayudarlos— se apresuró a decir Haku, interviniendo de nuevo en la conversación.

—Mentira— cuestionó Len hartándose — ¡lo único que ustedes quieren es controlar nuestras vidas solo porque no les parece bien lo que nosotros hacemos!— le gritó mas a la albina, logrando intimidarla bastante.

—Len, tranquilízate— le pidió su hermana tomándole del brazo.

Miro al par de chicas que tenía frente a ella, dándose cuenta de que ellas dos podían haber estado relacionadas con Teto para darle a la pareja una platica acerca de la moral, quizá para hacerlos cambiar de idea con respecto a su procreación.

—Escúchenme, sabemos los riesgos que tiene el hecho de tener hijos siendo nosotros dos hermanos— explicó con lentitud la joven rubia —sabemos de qué tan mal podría resultar nuestra hija o hijo, y también del peligro que tendría para mí si llega a haber complicaciones— Len la miró algo extrañado.

—¿Dónde te metiste todo este rato?— Len le preguntó a su hermana al oído — ¿Fuiste por tu sopa o no?—

—Luego te cuento todo— le contestó ella en un susurro.

—Entonces sabes porque nos preocupamos por ti— dijo Haku acercándose a ella —Nosotras no detestamos a su bebé, al contrario, nos alegramos por ustedes dos y deseamos que sean felices— se acercó un poco mas y le tomó las dos manos —Solo queremos que ustedes decidan lo que tienen que hacer de la mejor de las maneras, que no piensen que las cosas serán fáciles o de una manera que no son— Rin correspondió el apretón de ambas manos.

—Lo sabemos, será muy difícil— dijo Rin volteando un poco la vista —Pero aunque esto pudiera ser un error, ya hemos decidido y no daremos vuelta atrás— pronunció con toda la seguridad del mundo, provocando que incluso Len se consternara un poco.

Luego de decir esto, Rin procedió a abrir la puerta del auto, aun con Len recargado de un lado, soltando a Haku de las manos.

—¿Nos vamos?— le preguntó la Kagamine a su gemelo, sentándose en el asiento del copiloto.

—Sí, vámonos ya— le respondió Len tomando su asiento tras el volante —Mucho gusto, Haku, Neru— dijo Len para despedirse y después cerrar la puerta del auto. La máquina de color amarillo comenzó a avanzar, y tras moverse de su lugar en el estacionamiento casi vacío, se dirigió a la salida del terreno de la clínica. Rin dio un último saludo a sus amigas, correspondido únicamente por la albina, y tras esto, el auto se alejó de la vista.

—¿Y bien?— preguntó Teto acercándose al par que veía el vehículo alejarse, con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera, y mirando con desinterés a las chicas — ¿lograron convencer a Len?— al parecer habían tenido la idea de un "ataque por ambos flancos", simplemente esperando a que Len y Rin se separaran para poder hablar con cada uno de ellos sin que el otro interfiriera.

—Nada bie— respondió un podo desilusionada Neru, pero a la vez volteando a ver un poco a Haku, como para decirle que ella había tenido toda la culpa por no decir nada relevante —¿Y al parecer tu tampoco pudiste convencer a nadie con tus palabras?— preguntó con algo de sarcasmo.

—Al parecer ellos dos están mas confundidos de lo que parecen, creo que incluso perdieron el concepto de la realidad— contestó la chica del cabello en forma de taladros mientras daba un largo suspiro.

—Tal vez no los hayamos hecho entender mucho— dijo Haku —Pero lo importante es que les dimos a entender que nosotras estamos apoyándolos, y eso es lo que importa— habló de manera alentadora.

—No lo creo— contestó Teto mostrándose mas decidida —Lo que hicimos no fue mostrarles nuestro apoyo, sino darles un ultimátum—

—¿Ultimátum?— preguntó Neru confundida.

—Así es, ya les hemos dado el mensaje de que tienen que detenerse con todo lo que están haciendo, con todo ese asqueroso incesto— despreció esa ultima palabra —Por lo tanto, es hora de que nosotras actuemos— dijo sacando una libretita de su bolsillo derecho, similar a la de la doctora Yuna.

—Espera, ¿A que te refieres con que "nosotras" actuemos?— preguntó esta vez Haku con la confusión.

—Tengo aquí, la libreta que contiene el nombre del doctor que ha atendido a los Kagamine durante el embarazo— explicó con algo de frialdad, o crueldad —Quien a la vez tiene todos los comprobantes de que ella esta embarazada, junto con las medicinas que consume y las pruebas de que Len es el padre—

—¡Teto!— le gritó Haku en medio del monologo que estaba sosteniendo la llamada pelirroja —¿Para que quieres toda esa información? ¿Que quieres hacer con esas pruebas?— preguntó enojada.

—Ya te lo dije— le contestó con tranquilidad —Ellos han rechazado el ultimátum, por lo tanto es hora de que actuemos nosotras— terminó de decir mientras guardaba la libretita de nuevo en su bolsillo.

—Teto, por favor— le pidió Haku con un tono de desesperación, solo faltaba que estuviera de rodillas —No lleves esto mas haya de lo que puedas controlar, no cruces la línea a la que no puedas regresar— esto pareció hacer enfurecer a la Kasane.

—¡Escucha bien!— le gritó a la albina —¡Esos dos fueron los primeros quienes pasaron la línea entre lo correcto y lo incorrecto, y ni siquiera les importo cruzarla, sino que incluso se sienten bien por ello!— le explicó dejando salir gran cantidad de aire de sus pulmones —Sino quieres hacer nada, adelante, vive en tu mundo en donde cualquiera puede hacer lo que quiera sin que nadie mas le detenga, no me interesa— les dijo para después salir caminado del sitio de la reunión, en el estacionamiento, directamente hacia la calle, desde donde se alcanzaba a ver el sol a punto de ocultarse entre los altos edificios del centro de la ciudad.

—Maldición— pronunció Neru por lo bajo —creo que ahora si les hemos hecho algo horrible a los Kagamine— dijo un poco aterrada, para después ponerse en camino hacia donde se había ido su amiga pelirroja —Será mejor que la mantengamos vigilada— propuso en lo que se ponía en marcha para seguirla.

Haku dio un largo respiro, se rascó un poco la patilla derecha, y tras esto, siguió a Neru a donde quiera que les llevara después Teto.


Fin del capítulo 9


Notas finales:

Muy bie, se que en esta ocacion si que me he tardado bastante en subir el nuevo capítulo, pero no fue solo porque he iniciado "El príncipe del mal" un fic de larga, muy larga duración, sino que después de un tiempo sin moverme, tuve que ir de viaje afuera del país, durante toda una semana, y pues no tuve tiempo para escribir durante todo ese rato, así que me retrasé bastante tiempo y solo pude volver a escribir hasta el lunes pasado, pero, en modo de compensación, les traje DOS capítulos en lugar de uno :D, bueno no, en realidad es uno largo dividido en dos, pues me pareció que a los lectores no les agradaba leer capítulos tan largos como de doce mil palabras, así que decidí dividirlo para ver si de esta manera les gustaba mas.

Díganme si les gusta así, o si les molesta que la continuidad se vea interrumpida y lo prefieren el un capítulo extra largo como los que yo suelo hacer.

Ahora, con respecto al capítulo, si ya vemos que alguien que cree tener un criterio mas correcto que el de los gemelos es Kasane Teto, y quien por lo tanto les podía llevar a su perdición en esta historia, ¿Porqué ella? No es que me disguste, es simplemente que ese personaje es el que mas quedaba para hacerla realizar este lugar en la historia, el porqué de su actitud será respondida mas adelante en la historia. ¿Ustedes que creen?

Otro personaje ha aparecido, Yuna, es uno de mis personajes originales que tengo desde hace mucho tiempo atrás, pero que jamás le había usado porque su personalidad no encajaba en ningún personaje de mis fics, pero bueno, necesitaba a una doctora, y fue el único personaje femenino que tenía disponible. También se reveló el nombre del Médico que atiende a los Kagamine, el doctor Mikhail, ese es también su nombre dentro del fic de "Compromiso" la historia que de alguna manera va ligada a esta por su contra paralelismo.

Lo de la niña de la clínica, esa fue una parte muy difícil para mi de escribir, sobretodo por la dificultad de describirlo todo bien, siempre que escribía cosas así en el pasado, sentía que la narrativa se volvía mas inhumana, mas fría y mas insensible, pero era necesario en la historia.

Ahora tenemos que esperar a que nuestros queridos gemelos se vean con el verdadero problema del nacimiento incestuoso frente a sus puertas.

Por lo demás, creo que no hacen falta mas aclaraciones, en e siguiente capítulo tendremos de vuelta al personaje del padre Thel, eso es lo que les aviso, y tendrá un encuentro con el Maestro, tengo ansia por escribir el siguiente capítulo.

Sin mucho mas que decir, les digo que lamento si el capítulo pasado les decepcionó bastante, en serio lo lamento, no se manejar muy bien las pláticas entre varios personajes que sean mas de 3 o 4, es algo difícil, pero bueno, no sirve de nada seguir justificándome. Intentaré ver si puedo modificarlo en algo.

En fin, muchas gracias por sus reviews a:

Lilliam

YuzukiToriOnee—san

De verdad gracias, me ayudan a seguir escribiendo el saber que al menos dos personas me leen.

Sin más que decir, me despido

BYE_.—

P.D.: Al igual que en compromiso, tengo que preguntar si les gustaría un Lemmon, tengo una oportunidad de poner uno en un punto en donde, no solo no se verá muy forzado, sino hasta necesario, o incluso en un one—shot, ustedes digan