Capítulo 25

Vocaloid no me pertenece.


Había pasado ya una semana desde que las cosas se habían puesto bajo control, y tras un oscuro y grisáceo cielo que había estado particularmente sobre la ciudad, el clima era completamente perfecto para los planes de una cierta chica peli rosada que había iniciado su día bastante más temprano que el resto.

Había convocado a centenares de personas, y desde antes de la salida del sol, la casa entera se había llenado de sonidos de camiones, mesas y distintos utensilios pasándose de mano en mano. La chica se mantenía tranquila entre toda la organización que se prestaba frente a ella, sosteniendo un sujetapapeles en una mano mientras que con la otra se encargaba de anotar sobre una lista las cosas que se iban preparando, de tal manera que en tan solo un par de horas, había terminado de organizar una boda de alto presupuesto pero de una cantidad moderada de personas.

Ya desde la mañana, se había encargado de mantener su vestido limpio, algo corto, blanco, y con arreglos de encaje en la parte baja, con un moño en la espalda por la altura de la cintura y la espalda descubierta, agregando su vestimenta sus guantes largos de color azul marino y sus medias que al igual que su vestido dejaban la parte de atrás descubierta.

Miraba de un lado a otro sin forzar mucho su cuello, parada en medio de un grupo de mesas acomodadas en formas hexagonales, contando los asientos y anotando un doscientos dieciséis en un pequeño recuadro, con el que acertaba su cálculo previo al acomodo, de tal manera que todas y cada una de las personas estarían debajo de una gran carpa branca que se había colocando previamente sobre el pasto. Cada una de las mesas tenía sus propios utensilios, sus propios platos, y sus propios arreglos florales en la mitad de la mesa, tal y como lo había planeado de manera explícita frente a Len y Rin, pero sin que ellos realmente calcularan costos o calidad del producto. Pasados unos minutos, y antes de que fueran las once de la mañana, el Maestro se acercó a la chica de manera responsable, vistiendo un smoking gris, similar al habitual, pero agregando su férula del mismo color y con cobertura de piel en la cual su brazo descansaba.

—Miki, informe— le ordenó que le actualizara de la información que tenía acumulada, a lo cual la chica asintió alegremente y con un deje de elegancia mientras se giraba en su dirección, tomando el sujetapapeles con ambas manos mientras que daba un pequeño salto de alegría.

—Bueno, Maestro, las cosas van con una clara fluidez y exactitud con respecto el horario, aunque me atrevería a decir que van mejor que lo esperado— dejó ir su voz con un tono más alto de alegría.

—Perfecto, me gusta la precisión y la puntualidad— compartió él la alegría, pues después de lo sucedido la semana pasada, sentía finalmente volver su lado empresarial, lo que le daba una mirada más aguda con respecto cualquier clase de negocio o presupuesto que estuviera en sus manos.

—Muy bien, las mesas están colocadas, las cinco carpas cubren toda el área que será usada para la recepción, incluyendo el área de baile, las mesas de comida, y en especial, el área ceremonial— señaló con el lápiz a distintos puntos a su alrededor —Hay doscientos dieciocho lugares para los invitados, que es la cantidad de personas que se esperan— señaló a una pequeña tabla con una lista de personas en algunas hojas detrás de la que sostenía en ese instante.

—¿Sólo esos?— se molestó un poco el Maestro mientras que daba una rápida mirada a los nombres, sin verdadera intención de leerlos —Esperaba que bastantes personas rechazaran la invitación, pero no pensé que más de la mitad se abstuvieran de venir— agregó con bastante molestia mientras buscaba nombres rápidamente.

—De hecho, la mayoría de sus invitados dieron visto bueno a la ceremonia y a la invitación a esta, según logré ver en la mayoría de las contestaciones, pero Len y Rin limitaron los invitados, a lo mucho, a tan solo ciento cuarentaicuatro invitados, por lo cual, los demás que conforman la lista, fueron los pocos que me permití invitar a las espaldas de los gemelos, al ser de los pocos que se veían deseoso de venir a la celebración— explicó con rapidez la chica mientras que marcaba una línea imaginaria con su dedo dentro de la lista, indicando cuales eran los invitados que ella buscaba con la vista.

—Bien….— no esperaba que los gemelos aceptaran a la mitad de los empresarios extranjeros que invité— comentó para sí mismo mientras que encontraba algunos cuantos nombres comunes de otras partes de Asia —Hablando de eso, que hay de los servicios alimenticios que has mencionado antes— preguntó interesado ahora en el banquete que habría de servirse.

—Está preparado, aunque hubo cierta discordancia entre lo que pedía Len y lo que pedía Rin, pues Len pedía cordero, mientras que Rin se mantenía indecisa en siquiera pedir algo de pez para la comida— comentó mostrándose indispuesta a agregar opiniones personales.

—Esa niña… algún día dejará de comer carne y no tendrá energías ni para levantarse… lástima que sus hijos la pagarán— miró con lástima lo que era ahora la lista de platillos, para después alegrarse al encontrar incluidos algunos cuantos platillos de carnes rojas, lo más costoso posible considerando aquel país en el que se encontraban, en donde era más simple conseguir alimentos procedentes del mar.

—Si… en fin, el banquete está preparado, y en cada mesa, se han colocado los arreglos florales blancos que han sido ordenados por parte de los Kagamine, que serán similares a los pequeños regalos de los invitados— señaló a su alrededor mientras que, en ese mismo momento, una sombra que pasó hizo verse más iluminado el lugar.

—Eligieron el tema de la blancura y de la pureza, ¿o no?— comentó sarcásticamente el Maestro al ver como todos los arreglos, carpas y mesas eran del mismo color.

—Por recomendación del sacerdote… perdón, de su hermano— comentó Miki inteligentemente —El tema de la boda va más evocado a la limpieza del corazón y del espíritu, por tanto la blancura— se sintió alegre de poder decir aquellas palabras con las que habían definido el estilo con el que querían que fuera la boda —De esta manera, según entendí, se desea hacer un énfasis en la liberación del pecado del incesto de Len y Rin— rió un poco al entender lo difícil que sonarían esas palabras para muchos, pero que en ese instante, para ellos significaban tanto.

—No te pedí que me recitaras la biblia— contestó severamente el Maestro, señalándole con el dedo con algo de molestia.

—Lo siento…— se disculpó Miki por haber dado su punto de vista de esa forma —Ahora… querrá saber acerca del resto de la ceremonia— supuso, a lo cual vio que el Maestro asentía de manera complaciente —Bueno, la boda está programada para ser a las tres de la tarde, y la recepción empezará a las cinco, con una comida, y tenemos planeada que terminará pasadas las doce de la noche—Mostró el itinerario en las hojas que llevaba en el sujetapapeles, señalando la parte principal de las actividades, ignorando la decena de sub—categorías que había entre cada uno —Habrá unas cuantas distracciones disponibles, aunque esperamos a que los paseos entre los árboles ayuden bastante, pero de todos modos, planeamos dar pequeños recorridos en balsa alrededor del lago, ubicado en el área septentrional del parque— señaló luego a la lejanía en donde se alcanzaba a ver el reflejo del sol sobre el agua.

—Perfecto, aunque con tantas actividades, confío en que hayas supervisado la seguridad y la hayas encargado a los números telefónicos que te di— le indicó ahora con mucho cuidado de decir aquello, sabiendo que debía de ser lo que menos se debería de descuidar para cualquiera de los casos posibles.

—Por supuesto que sí, he ordenado a los guardias colocarse en todos los alrededores del parque, y se han activado todos y cada uno de los sensores infrarrojos de movimiento, además, el helicóptero que pidió ha dado recorridos por el cielo desde que salió el sol, y han asegurado las azoteas de ochenta cuadras a la redonda— presumió mientras levantaba un pulgar y señalaba hacia arriba, encontrándose con la carpa puesta sobre ella, por lo cual se entendería que el helicóptero hubiera pasado visiblemente desapercibido.

—Tal y como lo ordené, los del ayuntamiento me debían un favor— aseguró el Maestro mientras que reía un poco, dándose cuenta de que dentro de poco se vería el mejor evento promocional que se hubiera planeado en su carrera —Asegúrate de dejar espacio para las cámaras, vendí la exclusiva al menos a media docena de cadenas nacionales y un par de internacionales— le indicó mientras que movía las manos para indicar la gran cantidad de dinero que tendría.

—Claro que si, dejamos suficiente espacio a los lados de las filas frontales al altar— señaló Miki un pequeño diagrama en donde se podía observar el arreglo de las sillas para los invitados durante la ceremonia, de tal manera que se comprendía el mucho dinero que estaría implicado en el asunto —Parece que te da bien esto de organizar bodas, lo que es bueno para mí, no tengo que pagarle a alguien quien excedería el presupuesto—

—Bueno, de hecho, no solamente me gusta organizar bodas, pues de hecho, es la primera vez que lo hago, simplemente me gusta el desafío que representa organizar gente para realizar eventos de gran magnitud— se notó en su voz una cierta emoción por la manera en la que describía este nuevo hobby naciente.

—De acuerdo, iré a prepararme para recibir invitados, tu continúa con lo que haces, y por favor, avísame en caso de que haya cualquier emergencia— le sonrió y giñó el ojo mientras que se iba en camino de la mansión, mientras que dejaba a la chica dando órdenes por el micrófono de sus audífonos azules.

Miki siguió caminando por los alrededores, pensando en la mejor manera en la que podría acomodar el recibimiento para el sacerdote, a quien deseaba complacer con la mayor cantidad de estética posible.

De manera similar, Piko se encargaba de hacer cumplir su parte como padrino, pues en pleno desconocimiento de la importancia del papel que jugaría en la ceremonia, acudió a Miki con la esperanza de que ella le ubicara en el asunto, y lo que consiguió, fue el simple encargo de supervisar a Len y a Rin, además de tratar detalles menores de seguridad a los cuales ella no podría atender.

Así pues, ahora el chico caminaba con un traje de color plateado con corbata de color esmeralda, peinado de lado como lo hacía solamente los días en los que no quería lidiar con penas ajenas a causa de su rebelde cabello, pero más animado que de cómo lo haría en aquellas otras posibles situaciones, pues el encargo de la chica peli rosada le había dado cierta autoridad intrínseca la cual incrementó su confianza. Después de todo, que mejor momento para declarársele a aquella chica, que en la boda de uno de sus mejores amigos.

Preparó una pequeña flor blanca en el lado izquierdo de su pecho mientras iba a hacer su trabajo y "supervisar" a Len, en lo que este se cambiaba y se ponía su smoking, entrando a su propio cuarto para poder cumplir con esto, pues lo había ofrecido para que fuese el lugar en donde el Kagamine pudiera prepararse, pero al entrar, encontró algo lo cual ni siquiera el mismo Len hubiera podido imaginar. No un Len fuerte con convicción, ni menos un manojo de nervios desecho en el suelo, sino más bien a un melodramático muchacho yendo de un lado para otro en la habitación, arreglando su cabello, su traje, sus guantes y de nuevo su cabello una y otra vez, pero sin dejar de temblar y transpirar a cada paso.

—Len… ¿Está todo bien?— preguntó el muchacho algo consternado por verle de manera tan alterada.

—Si… todo está bien, todo debe de estar bien…— contestó él mientras se detenía y se componía por cortos instantes, justamente antes de volver a lamentarse y encorvarse de la angustia —¡Todo debe de salir bien!— gritó más para sí mismo que para Kaito o para Piko —Todo debe de ir perfecto, Rin solo merece a alguien quien le pueda dar eso… y no creo poder ser el sujeto quien lo haga— rectificó mientras que se silenciaba y se sentaba en la orilla de la cama, suspirando con profundidad.

—Vamos… no será de nuevo el tema del que hablabas el otro día, ¿Verdad? Eso de que no estabas seguro de si Rin te había… manipulado— dijo bajando cada vez más la voz, mientras que cuidaba de que Kaito no escuchara demasiado.

—No, no es eso, por supuesto que sé que Rin me ama, y estoy más que seguro que yo la amo por completo, no podría estar más seguro— aseguró levantando las manos, como si se tratara de defender con la suposición del Utatane —Sólo que ahora todo se ha vuelto sumamente complicado, y Rin siempre ha querido hacer su boda perfecta… por más que sea su hermano, y por más que la ame, no soy ese novio perfecto, no soy material ni para esposo ni para padre— volvió a angustiarse mientras que cubría su cara con sus manos.

—¡Oh vamos!— exclamó Piko con cierta audacia y con atrevimiento, pero sintiéndose realmente harto porque ahora surgieran problemas de la nada —Ya tendrás tiempo para preocuparte por eso, ahora solo tienes que salir allí, decir unas palabras frente a cientos de personas, besarla, y estarán casados— razonó y explicó al desanimado novio.

—Además, sólo tienes veinte años, es obvio que no sabes cómo es estar casado, y menos que sepas como ser padre— le recordó Kaito mientras que se le acercaba por la espalda y le daba un par de palmadas en la espalda.

—Supongo que no…— pronunció débilmente consolado sin poder salir de su desgracia —No me molestan unas cuantas cámaras, aunque desearía que realmente no hubiera ninguna, pero entiendo porque las hay— decidió dejar en claro que no era ninguna clase de problema de pánico escénico —Si fuera cualquier otra cosa, no tendría problema en presentarme frente a cientos de personas y cámaras de televisión, pero me aterra no poder no poder darle a Rin lo que merece— explicó el cómo era que para él, Rin era lo que más importaba.

—Entonces regresamos a lo mismo— volvió a concluir el peli blanco mientras que pegaba su mano en su frente, sintiendo por primera vez como si Len estuviera haciendo aquello solo para deshacer las intensivas planeaciones de su adorada Miki —No puedes predecir si vas a ser o no un mal padre… y para ser sincero, dudo que a Rin le disguste mucho el hecho de que seas su esposo… digo, tienes todo lo que muchas mujeres desea— agregó sin desear alejarse demasiado del espectro de la masculinidad.

—Sí, es cierto, eres todo un galán, cualquier chica o chico se querría casar contigo— quiso Kaito contribuir con la idea que Piko acarreaba, pero ofendiendo un tanto más a Len al momento de haber dicho la palabra "chico", pero el rubio decidió dejarlo pasar.

—Rin necesitaría a alguien quien la pudiera cuidar mejor, alguien quien ya fuera un adulto de verdad— exclamó Len como si no pudiera ser él ese adulto del que hablaba —Me temo decir que aún soy un niño… todo lo del embarazo me ha hecho temblar de horror desde que vi la prueba con resultado positivo— sintió como si confesara por primera vez ese miedo, aunque sus dos escuchas ya lo habían imaginado por separado de una o de otra manera.

—¿Y qué vas a hacer ahora?— preguntó Piko más consternado que molesto por los rodeos que daba el chico.

—¿Piensas que podrías dejar a Rin así como así en el día de su boda?— le cuestionó Kaito conociendo de antemano la respuesta, pero solamente provocándole, como si metiera el dedo en la llaga.

—¡No dije eso!— defendió Len a sus intenciones verdaderas —Sólo que no deseo salir allí y compartir mi miseria con Rin… por eso mismo… siento que voy a arruinar esto— volvió a sujetar su cara entre las dos manos. Fue en ese instante Piko y Kaito creyeron ver como Len había dejado las esperanzas de moverse, por lo cual, les quedaba no más que el deber de amigos leales de intentar levantarle el ánimo.

—Bueno… sabes que siempre cuentas con nuestro apoyo— inició diciendo el peli azul mientras que Piko se ponía la mano en la barbilla, pensando gravemente en el asunto —Sé no es mucho… y que ninguno de nosotros ha hecho nada relacionado con casamientos o tener hijos…— se silenció al darse cuenta que no iba a ninguna parte con esos comentarios.

—Debería de contar con el consejo de alguien quien fuera padre y que hubiera estado casado por años, de hecho, debería de tener el consejo de mi propio padre… pero ese sujeto jamás fue un ejemplo para mí— recordó los sucesos que le habían hecho odiarle, y más aún, por la forma en la que su mismo padre había intentado reconciliarse, y que había fracasado miserablemente al momento de ponerse en contra su incesto con Rin.

—Tu padre puede no ser el mejor ejemplo a seguir— comenzó a hablar el peli blanco —Pero al menos regresó después de haber cometido todos sus errores, y les defendió a Rin y a ti durante el juicio, quizá no puedas aprender mucho de eso… aunque yo diría que fue algo bastante valiente — Le recordó intentando sonar lo más serio posible, a lo que el rubio asintió con admitancia —Quizá deberías de tratar de hacer lo que tu padre hizo, cuidar a tu hijo, serle fiel a Rin, siempre intentar permanecer juntos.

—Siempre trata de subir el autoestima de tu esposa, trata de comunicarte con ella en todo el tiempo, y mantén en alto la intimidad— intervino Kaito tras haber pensado en esos tres cortos consejos los cuales pensaba de lo más apropiado, a lo cual Len tomó de manera ligera pero con real consideración.

—Y nunca hagas llorar a tu hijo… a menos de que lo merezca— comentó ahora Piko, sin saber muy bien como complementar con algún otro consejo, dándose cuenta de que quizá erraba un poco —Bueno… diría que lo trates como te parecería que hubiera sido apropiado que te trataran— intentó cambiar sus palabras de la mejor manera posible —Si no llegas al punto en el cual él, o en todo caso ella, no pueden verte a los ojos y perdonarte, diría que serías por lo menos un padre mejor de lo que fue el tuyo… eso sería ganancia, ¿No?— razonó.

—Si… creo que tienes razón… todo se trata de prueba y error— comenzó Len a animarse de manera verdadera —Siempre pensé que sería mal padre o un terrible esposo por jamás haber tenido una figura paterna, pero ahora me doy cuenta de que quizá tomar sus errores como un ejemplo de lo que no debo de hacer es la mayor de las lecciones que puedo tomar de él— dedujo de forma ligera, logrando finalmente tomar de la mejor manera los consejos de sus amigos.

—Estamos aquí para ayudarte, seremos como los tíos de sus hijos— ideó Piko esa idea, mientras que Len parecía ser amigable con esa idea.

—Y además, Miku y Miki estarán ayudándote, sin contar también a Rin, que será la madre de ese niño— sintió Kaito el deber de recordarle ese importante hecho, antes de que Len llegara a olvidarlo —Como dijo Kaito, ella está encantada contigo, eres el chico de sus sueños, así que no creo que sea muy difícil que se queden juntos por siempre— continuó alabando la cercanía que llevaba con Rin.

—Bueno, eso es muy cierto…— musitó débilmente Len mientras que le llegaba nuevamente una idea que le perturbaba desde muy a sus adentros —Hablando de eso… Kaito— llamó la atención del muchacho de cabello azul —Tu sabes si… Bueno, quizá hayas escuchado algo… ¿Tu sabes si Gakupo… si Gakupo sentía "algo" por Rin?— preguntó dando obvia énfasis en la palabra que más le importaba.

—Bueno… eso no lo sé— respondió Kaito mientras que ponía la mano en su barbilla —No podría decir que Gakupo siente algo por ella, pero lo que si me dijo, era que para él, ella era una chica bastante linda, encantadora y adorable, sin contar que casi siempre se refería a ella como si fuera un dulce…— comenzó a recordar para el creciente horro de Len —Sin contar que una vez cuando hablábamos de ropa sexy para chica, él dijo que le encantaban los shorts cortos, más específicamente, los que Rin usaba— terminó de recordar mientras que Len terminaba con los ojos bien abiertos y las manos a los lados de su cara.

—¡¿Y porque no me lo dijiste antes?!— preguntó entre lleno de ira y con un horror absoluto en su voz.

—Len, calma, eso no quiere decir nada… digo, a Gakupo le gusta Luka, quizá solamente veía a Rin como una opción secundaria— se sintió Piko dispuesto a decir lo que pensaba, sin detenerse a considerar lo ofensivo que podría llegar a sonar.

—¡Eso no me importa, a Rin le gustaba Gakupo!— les reveló muy para la sorpresa de los dos —Significa que hubo un tiempo en el cual yo era como la tercer rueda que evitaba que ellos dos se pudieran gustar libremente— comenzó a comportarse realmente paranoico mientras que sujetaba su cabello, pensando en lo cerca que habría estado de haber perdido a Rin.

—Creo que… exageras un poco… Gakupo solo dio a entender que le gustaba, no que la amara— intentó Kaito intervenir, preocupándose bastante por, otra vez, haber dejado libre sus palabras sin antes haber pensado en cómo reaccionarían las demás personas. De seguro Miku se lo haría pagar caro si se enteraba.

—Len, no te preocupes por eso… es un romance muerto, y Rin no podría estar más interesada en formar una familia contigo, ¡No hay de que temer!— hizo Piko su mayor intento por calmarlo, pero sin lograr resultados.

—Será tan incómodo… era malo saber que a ella le gustaba, pero saber que habría sido correspondida…— comenzó a ponerse más y más nervioso —Es como una comedia romántica barata… así empiezan esas comedias románticas baratas de parejas disparejas…— continuó alterándose, ahora pensando en voz alta —Y si se ven a los ojos durante la ceremonia… y si de pronto se enteran de lo que sentían…— siguió y siguió con lo que no era más que una locura antes los ojos de cualquier otra persona.

—De acuerdo… en ese caso, podemos hacer que Gakupo se pierda la ceremonia entera— propuso Piko, llamando la atención de Len, quien se quedó completamente intrigado por aquel plan tan repentino —Podemos decirle que vieron a Luka en tal lugar y él irá a buscarla… tardará horas, y todo estará bien— completó de decir su plan mientras que sacaba su celular.

—¡Eso es perfecto!— exclamó Len —Gracias, Piko, creo que salvaste de antemano mi matrimonio— le expresó con profunda gratitud, tan exagerado como antes.

—¡Oigan!— les llamó Kaito a los dos —No van a dejar a Gakupo afuera sólo por un tonto temor infantil… ¿O sí?— se dio cuenta de que realmente había provocado que fueran a cometer esa traición.

—¿Acaso escuchaste que Piko tartamudeara?— preguntó Len enojado mientras se levantaba y sujetaba a Piko del hombre —Has lo que tengas que hacer para alejarlo… al menos mientras que Rin sea mi prometida— le indicó al peliblanco mientras que este sacaba su celular, comenzando a marcar un número telefónico, viendo que de hecho, tenía una llamada perdida del mismo número al que iba a llamar. Se separó un poco de Len mientras que se dispensaba con ellos y salía del cuarto con el celular en el oído, sintiéndose como un importante hombre de negocios.

—Miki, hola, ¿Qué pasa?— preguntó sabiendo que la única persona quien le podría contestar era la chica.

—Piko, al fin contestas, ¿Cómo le está yendo a Len?— preguntó antes de decir cualquier otra cosa, para poder darle a entender lo que parecía ser un problema mucho más grande que lo que él llevaba.

—Muy bien… me parece que todo está controlado, aunque nos tendremos que deshacer de Gakupo recurriendo al plan "Pescador de atunes"— habló como si fuese alguna clase de espía, cuidando que nadie por el largo pasillo lo escuchara.

—De acuerdo… respondió la peli rosada algo confundida por el repentino uso de aquel plan de reserva, que al parecer, al igual que con muchos otros vocaloids, estaba preparado en caso de que necesitaran deshacerse de dicho cantante —Con tan de que la boda salga bien, haz lo que sea necesario— le repitió como si ese fuera el lema que tenían que resguardar durante la duración de la ceremonia —Ocúpate de eso en un rato más, yo tengo un problema más grande del cual ocuparme… hagas lo que hagas, no dejes que Len y Rin se vean hasta la boda— permitió que se escuchara el llanto agudo de una chica que, según la experiencia de Piko, se trataba de Rin —Por ahora quiero que vayas a ver cómo está Meiko… escuché que se molestaba bastante con todas nosotras en la mañana… ve con cuidado, sabes que puede ser peligrosa— le advirtió por última vez al chico peli blanco antes de que este se diera media vuelta y avanzara al único lugar en donde suponía que podía estar Meiko.

—¡Todos ustedes me dan pena, apuesto a que ni siquiera saben de qué trata una relación incestuosa!— escuchó gritar a la castaña, la cual estaba aún vestida en bata, con una botella de vino en la mano, acorralando a una docena de cocineros quienes se habían dedicado a preparar el banquete hasta la llegada de la chica —¿Tan siquiera saben hablar japonés?— les preguntó con una burla mientras que notaba como algunos de ellos parecían ni siquiera prestar atención y tenían rasgos poco comunes de aquel país. No le sorprendería que estuvieran esclavizados por Salta, no sería la primera vez en la que recurría a mano de obra barata.

—Meiko…— le llamó Piko atemorizado mientras miraba la botella de vino casi vacía.

—¡Oh vaya, a ti te quería ver!…— señaló al joven muchacho mientras que se acercaba a él sin medir mucho su distancia, permitiéndole a los cocineros continuar su trabajo —bueno, no a ti, sino más bien a quien representas— dijo sin dar bien a entender a quien se refería con eso.

—Meiko…— repitió el nombre para hacer parecer que tenía autoridad —Me parece que estas aterrorizando a los cocineros…— volteó a ver a la docena a de pobre sujetos que parecían aún estar algo alterados por los gritos de la mujer adulta, pero continuaron con sus trabajos en orden —Sería mejor que fueras a prepararte para la ceremonia… ponerte maquillaje, un vestido que tengas apropiado para la ocasión— intentó insinuar que mantuviera el pudor con esa frase.

—¿Para qué? ¿Para quedarme sentada como idiota en medio de todas las demás personas?— reveló lo que era problema para ella, siendo lo que más temía Piko, el hecho de que fuera justamente eso lo que la había ofendido tanto.

—Oh vamos… no es tan grave, será una buena boda, y prometemos que los asientos serán cómodos— bromeó un poco mientras que intentaba hacer que se alejara de la cocina y que soltase la botella.

—Pero que considerados— se burló ella con una fuerte risa sarcástica que sacó de sus casillas a casi todos — ¡Pensaron en hacer asientos cómodos para poder ponerme entre la gente común, y no con mis amigas!— volvió a gritar mientras que lo acusaba con el dedo.

—Nosotros no te pusimos en las bancas… fue Rin, todo por culpa de que no dejabas de sugerirle el aborto…— dijo para después sentirse arrepentido al instante, pues admitió que aquella respuesta había salido, incluso cubriéndola como si con esto pudiera tomar de regreso el sonido que había producido.

—Con que eso era…— susurró ella mientras que se encaminaba escaleras arriba, pasando ferozmente al peli blanco con el solo objetivo en mente de decirle algunas cuantas de sus verdades a la Kagamine.

—¡Espera, bromeaba, yo fui quien te sacó, simplemente porque no me agradaba que bebieras mucho!— intentó Piko detenerla mientras que la seguía a paso presuroso para intentar corresponder a la velocidad que ella alcanzaba con sus largos pasos.

—¡Yo sé muy bien que no harías eso, pero sacarme sólo porque dije eso, son la clase de cosas que haría Rin!— le respondió con fuerza mientras que subía de dos en dos los escalones.

—Mieko, por favor, grítale a Rin otro día, esta es su boda, tiene que celebrarla bien— le pidió el chico de cabello blanco, casi rogándole, pero sin temer por su propia dignidad restante.

—Voy a enseñarle a esa niñita lo que es una buena celebración… ¿Ahora resulta que una no puede ni siquiera sugerir que una haga lo que quiera con su cuerpo?— pese a la imposición de esas palabras, si es que a Piko le hubiera preguntado una persona externa a la casa acerca de las palabras de Meiko que había provocado su exilio, sin duda diría que Meiko había hecho algo más que "sugerirle", al menos según el testimonio de Miki acerca de lo ocurrido en el "Baby Shower". Abrió con fuerza la puerta del cuarto de Rin, seguida por Piko, tan solo para encontrarse con un círculo formado por las damas de honor de Rin, quienes la rodeaban mientras que ella estaba sentada en su cama lloriqueando.

Entonces, Piko entendió la consternación que llevaba a Miki tanto tiempo ocupando su tiempo. Luego vio que era de hecho la peli rosada de la que tanto gustaba, quien estaba con Rin, a su lado, sosteniendo sus manos con un intento de consuelo. Alrededor de ellas dos, estaban paradas Miku, Lily, Gumi e incluso Yuki, todas ellas con sus vestidos rosados que contrastaban ante el de la Kagamine, la cual, pese a la magnificencia de su vestido, no dejaba de lloriquear.

—¿Qué ha pasado?— preguntó el pequeño Utatane, olvidándose un poco de Meiko por unos minutos, mientras que miraba lo que ocurría, pues sorpresivamente, la castaña también se había detenido de gritar y de enfurecerse para ver, de igual forma, lo que estaba pasando con Rin.

—Mi vestido…— respondió la chica rubia protagonista de la boda mientras dejaba ver su vestido blanco, elegante, de tela ligera, elevado hasta por la altura de su clavícula, ajustado a su pecho, dejando ver claramente su fina y delicada figura, descendiendo después en cascada a la altura de la cadera con una frondosa falda con un par de moños con rosas blancas atando a los lados, para después dejar caer por debajo de esta el arreglo de encajes que llegaba hasta el suelo. Pero había algo curioso que había llamado la atención del chico en cuanto la había visto, y eso era que el vestido no era tan plano ni tan liso como pensaba, de hecho, estaba curveado antes de la cadera, y eso era algo notorio de manera frontal.

—Su vestido… deja ver bastante el embarazo…— comentó Miki sin la intensión de alterar demasiado a nadie —Creo que de verdad pasaron muchos meses en lo que preparábamos la boda, es algo natural que se vea así— agregó intentando tranquilizar a la chica rubia.

—Pero… aún así… quería lucir este vestido de la mejor manera posible— lloriqueó ella mientras que sostenía su vientre —Quería verme de la mejor forma posible, hacer que Len y yo nos viéramos tan decentes como se pudiera… pero haré que todos centren la vista en mi vientre… ¡No es justo!— volvió a soltar un sollozo en busca de posible consuelo mientras que se inclinaba sobre sus propias manos, sin que ninguna de sus amigas encontrara algo que poder decir en su consuelo.

—¿Sólo eso?— susurró débilmente Piko mientras que se mostraba incrédulo por la terrible conmoción, causada solamente por un asunto tan pequeño. Comprendió entonces, que ante la presión, cualquier cosa, aunque fuera la más mínima, podía alterar a cualquiera de los dos Kagamine.

—No tienes idea de lo importante que es la ceremonia de la boda para una mujer, una quiere que todo se vea perfecto— escuchó decir a una voz femenina a sus espaldas, distinta a la de Meiko, por lo cual llamó su atención al punto en el que se decidió girarse a observar, encontrándose con una mujer de cabello rubio un poco más fuerte que el de los gemelos, arreglado y ondulado, y usando un elegante vestido beige.

—Espere…— se mantuvo Piko mirando de manera directa a la mujer adulta, que parecía tener más edad que todas las demás —¿No es usted la madre de Rin?— preguntó con un pequeño interés creciente al confirmar de manera visual el hecho de que era realmente la madre de los gemelos Kagamine, a lo cual, con sus palabras logró hacer que todos atrajeran la mirada.

—¿Mamá…?— pronunció débilmente mientras que la observaba con los ojos aún chorreando lágrimas, ahora sin poder discernir entre una alegría cálida o un temor frio en su interior. Quedaba en claro que su apoyo en el juicio había sido positivo y les había favorecido, pero en la calidad en la que lo había hecho, quedaba todavía en duda para los gemelos, en especial por la carencia total de comunicación por parte de los padres hacia sus propios hijos.

—Disculpe, ¿Cómo entró usted a mi casa?— preguntó molesta Meiko volteándose a ver a la mujer, sin necesidad de colocar su voz en un tono agradable, y mucho menos mirarla con ojos calmos.

—Su representante, Salta, me permitió entrar a mí y a mi marido— contestó ella con voz igualmente firme, pero con un mejor tono que trataba de denotar cierta elegancia —Y no solamente apreciaría bastante que usted no estuviera cuestionando mi estadía aquí, sino que además, alejase sus opiniones personales y sus prejuicios de las decisiones de vida de mi hija— le espetó esta vez sin ninguna clase de delicadeza.

—No sé a qué se refiere— contestó Meiko con firmeza, aprendiendo antes a no dejarse controlar por ninguna otra persona, sin importar quien fuera, ni qué posición ocupase.

—Piko, por favor, lleva a Meiko a su cuarto para que se vista, que el servicio empezará en unas cuantas horas— indicó Miki mientras movía la mano, intentando hacer que Meiko acatara la orden de perderse en otro sitio.

—Vamos Meiko, si quieres odiar a alguien por sus opiniones en eso, que sea al padre Thel, el inculcó esos pensamientos en Rin— intentó concluir de manera contundente el asunto con Rin, pero solamente provocó que la mujer cambiara su objetivo.

—Es cierto… debería de haberle dicho a ese sacerdote todo lo que pienso de sus pensamientos primitivos y machistas— se expresó de manera furiosa de lo que él pensaba, era la influencia del sacerdote sobre la chica rubia, y en general sobre toda su familia.

—Espera, no me refería a eso— intentó reponer su nuevo error el peli blanco, pero en ese mismo instante, Meiko salió hecha furia en busca del clérigo para poder compartirle lo que pensaba, serían unas verdades muy necesarias. Piko le siguió mientras que intentaba detener su intención de realizarse, dejando de nuevo el cuarto vacío de su preciada presencia, pero aún con el asunto de Rin por considerarse.

—¿Por qué has venido?— preguntó Rin finalmente confrontando a su madre, viéndola directamente a los ojos, provocando que sus amigas a sus alrededores se retiraran rápidamente de su lado, dejando el camino libre para que su madre se acercara a ella, tal y como lo hacía.

—Rinny… mi linda princesita— Susurró su madre sin poder creer que veía a su hija vestida como novia para su boda, apreciando lo hermosa que se veía primeramente, para luego denotar su tristeza, pero eligiendo primero justificar su estadía —Sé que para ti sería difícil perdonarnos, a mí y a tu padre— dejó claro con aquello que al parecer, sus intenciones eran las mismas que las de su esposo —Pasamos por muchas cosas… desde estar tristes por pensar en que habíamos fallado como padres, o a negar que incluso ustedes fueran nuestros hijos…— dijo con voz casi quebrada, demostrando como aquello era doloroso para ella.

—Ya lo creo… pero fue igualmente doloroso para nosotros dos…— respondió Rin con sumo dolor —Pero creo que era lo mínimo que podíamos esperar… no podíamos salirnos con la nuestra, ¿Verdad?— preguntó sintiéndose como si fuera una niña pequeña disculpándose por lo que había hecho.

—Puede que sea cierto… pero nosotros debimos de haber considerado todo…— se continuó acercando hasta llegar a menos de un metro de ella —Te amamos, Rin, a ti y a tu hermano de manera igual, pero tu padre hizo cosas terribles, no puede mirar a su pasado y decir que fue un buen padre… nadie podría— admitió con dolor y sin vergüenza —No digo que todo esto ha resultado de que no los hayamos criado bien… pero quizá si hubiéramos estado más con ustedes…— comenzó a decir con ánimos de llegar a un punto, pero fue detenida por Rin.

—Len y Yo no estamos juntos porque tengamos algún complejo paternal— elevó Rin la voz al entender de aquella manera lo que su madre decía —Ni tampoco porque nos quisiéramos vengar de ustedes… nosotros dos nos amamos, no de manera diferente a como lo hacen ustedes, o cualquier otra pareja— se detuvo en ese momento, sin querer agregar cosas como que Len jamás lastimaría a su propio hijo.

—Lo sabemos…— finalmente su madre interpuso palabra, demostrándose arrepentida por lo que había dicho —Y entendemos parte de lo que pasan…— dijo algo consternada, pero sin dejar salir más palabras —Sólo queríamos que supieran, que si es que quedase algo lo cual les tuviéramos que perdonar, ya estaría perdonado, pero no del amor que se tienen… eso jamás, porque no es algo malo, nunca podría serlo— concluyó mientras que sentía como sus ojos se mojaban de algunas cuantas lágrimas, sin poder hablar más, y sin poder demostrar más la fortaleza de antes.

—Les costó mucho trabajo… ¿verdad?— Contestó Rin, ahora llorando por algo realmente importante, mientras que su mamá se acercaba a ella y la abrazaba, siendo tranquilamente recibida por ella, provocando que sus amigas se conmovieran por aquel perdón que se daban mutuamente.

—Finalmente, madre e hija se perdonan… creo que todo está bien ahora— dijo Miku mientras soltaba más lágrimas que cualquiera de las otras dos rubias quienes se abrazaban.

—Bueno… me parece que en ese caso, podríamos hacer que tu padre sea quien te entregue en el altar— opinó Miki con sumo ánimo, como quien encuentra la última pieza restante de un rompecabezas.

—Me agradaría tanto eso…— respondió Rin de manera similar a la que su amiga peli rosada había mostrado su alegría —Que por cierto, nunca supe cómo es que íbamos a hacer eso, si jamás me dijiste quien me iba a entregar— opinó un poco confundida.

—Pues… íbamos a usar al Maestro— admitió Miki con vergüenza —El es que ha pagado todo, y los defendió en el juicio…— demostró cierta vergüenza por haber tenido eso guardado.

—Creo que era de imaginar— expresó Rin con sumo desagrado —¿Y por qué no Gakupo?— preguntó inocentemente, de verdad deseando haber visto a su viejo amigo a su lado de aquella manera.

—No… no está disponible— contestó tajante y nerviosa, sin querer revelar lo que Piko le había dicho hace un largo tiempo, y que había confirmado ese mismo día con la requisición de deshacerse de él —Ahora ya está tu padre aquí, no te preocupes— le indicó hacia su madre, quien se supone, indicaría si es que era posible que su esposo entregara a la joven novia en la ceremonia.

—Será la mejor noticia que reciba hoy… bueno, además de la noticia de que nos habían invitado, y quizá si logra hacer que Len le perdone, será la segunda mejor noticia— expresó con alegría la madre de Rin.

—Bien… pero eso no arregla el problema de mi vestido— Volvió a entristecerse de manera casi instantánea la chica, comenzando a lagrimear de nuevo.

—Hija, yo también pasé por algo similar cuando re esperaba a ti y a tu hermano— comentó su madre como llegando a recatar la situación.

—¿Sabe como ocultar un embarazo?— se dirigió ahora Lily a ella, realmente intrigada por cualquiera que fuera el secreto que podría conocer la madre de los gemelos.

—No es difícil…— volteó a ver a los lados de la cama, cerca de donde se había sentado Miku unos minutos atrás, encontrando algo que creía haber visto antes —¿Quién se podría fijar en la pancita de la novia, si es que todos desvían su mirada a los accesorios que lleva?— dijo tomando un pequeño collar de hoja y colocándolo alrededor del cuello de Rin —Créeme, que será lo de menos, cuando dejes impactados a todos con lo linda que te veras— luego de eso, tomó un pequeño chaleco de tela blanca, bastante fino en su composición, y lo puso en los brazos de Rin. Después, siguió, tomando los guantes largos y dejando que ella misma se los pusiera, y finalmente, su velo de novia, sujetado a una tiara en su cabeza.

Terminando todo esto, en lo cual también asistieron las demás amigas de Rin, para que al final, dejaran que ella se levantara, viéndose a sí misma en el espejo.

—Me veo muy bien…— admitió mientras que giraba y sentía la falda del vestido bastante pesada, pero no demasiado, tan solo en comparación de un vestido normal —Muy bien… ya me siento lista para esto— dijo con emoción mientras que su madre la volvía a abrazar.

Justo en ese momento, el teléfono de Miki sonó, interrumpiendo la celebración. Al parecer era Piko. La chica tuvo que salir del círculo formado, para dirigirse a la salida y contestar su teléfono.

—Todo terminado… logré hacer que Meiko se distrajera con otra cosa… no preguntes que fue tan poderoso como para quitarle la ira— habló en un tono de apariencia épica mientras que se recargaba en una de las paredes cercanas a la oficina privada del Maestro.

—Sólo quiero saber que no volverá a molestar en lo que sigue del día… o de la vida— se expresó amargamente mientras que Piko miraba la escena que de hecho había distraído a Meiko. El Maestro, regañándola severamente mientras ella cruzaba los brazos con molestia, viéndose tan intimidante como siempre, incluso con la férula en su brazo.

—Repito que tu contrato no me permite despedirte, pero si me permite cancelar tus giras y contratos… así que no vuelvas a tratar de esa manera a mi hermano— le dijo con claridad a la castaña, quien se volteó con molestia mientras que el Maestro mantenía a su espalda al padre Yuto.

—No deberían de dejar a personas como él andar por allí predicando como si supieran una mierda de la vida— soltó con rudeza mientras que se giraba y caminaba en dirección contraria a la oficina.

—Eso fue sorprendente…— concluyó Yuto mientras mantenía ambos ojos abiertos —Es decir, ella ni siquiera necesitó un motivo para venir gritando todo eso acerca del padre Thel… y aún así parecía como si él hubiera sido el causante de muchas cosas terribles— explicó el porqué de su asombro.

—Y Thel no debe de enterarse de nada de eso— contestó él mirando de reojo a su acompañante, después de eso, se acercó a Piko y le dijo mientras le sostenía su mano buena al hombro —Ve a hacer lo que tengas que hacer, que la ceremonia tendrá que empezar a la hora en la que tenga que empezar, nada de imperfecciones, tengo mucho invertido en esto— y luego le empujó en la espalda, como dándole un simbolismo débil de confianza. Piko se retiró caminando lentamente, volteando a ver hacia atrás en busca de algo que le indicara que la cosa estaba mal, pero decidió seguir, después de todo, no podía basar sus sospechas en la actitud de aquel sacerdote tan amable.

—Mi hermano estará en mi oficina— le indicó a Yuto el camino que tenían que seguir —Le alegrará verte, creo que no saber de ti le ha alterado un poco— dijo sin entrar mucho en detalle. Finalmente llegaron a la puerta de la oficina, la que habría con llave el Maestro, viendo que estaban sentados Thel y Mikhail uno al lado del otro enfrente del escritorio de cristal.

—Padre— saludó amablemente al clérigo mayor de cabellos plateados mientras que este, al verle, se levantaba de su lugar para alcanzarlo.

—Yuto… lo lamento tanto— se limitó a decir mientras que lo abrazaba con fuerza, sintiéndose realmente dolido por la pérdida del hermano de este —Shihiro no merecía eso… no tenía que terminar así… siempre quise darle la redención que se merecía— dijo sin reparo alguno al momento de separarse.

—El problema era que él siempre pensó que vivía en esa redención de la que tanto hablan— respondió Salta a sus espaldas mientras metía su mano en la bolsa interna de su saco y se ocupaba de sacar un habano.

—Por más que lamente decirlo… es cierto, vivía en un orgullo absoluto, convencido de que podía hacer lo que quisiera siempre que fuera sacerdote… pensaba que eso lo ponía en una especie de línea segura— continuó comentando con algo de dolor.

—Pues eso no lo salvó de la línea de tiro…— comentó Salta para después ser silenciado por la mirada inquisitiva del menor de sus hermanos, mientras que trataba de encender su habano, sin mucho éxito.

—No podemos hacer más que pedir por su alma, y rogar que encuentre el perdón de Dios— rogó en voz descendente Thel, siendo visto de manera curiosa por sus otros dos hermanos, quienes pensaban que Shihiro no encontraría más que el infierno, si es que se le miraba desde el punto de vista de aquella religión, pero visto con calma y compasión por Yuto, quien ya antes había estado pensando bastante en el asunto.

—Es funeral fue un verdadero horror— se quejó Yuto mientras se daba la vuelta y colocaba las manos en su cabeza, observando cómo se había dejado un asiento vacío tras el escritorio —Se llenó de mafiosos, al menos de un centenar de mafiosos diría yo— se sintió avergonzado de tener que admitirlo —Casi todos ellos de nacionalidad japonesa, pero recuerdo haber escuchado insultos racistas en casi todas partes y en todos los idiomas que podía entender— se cruzó con sus piernas mientras que se con la conciencia intranquila por aquello.

—Ayudó gente… de eso no había duda— se rió de manera irónica Thel —Fuiste tú quien oficializó la ceremonia— dedujo rápidamente, sin necesidad de preguntarlo para confirmar.

—Si… fue su deseo, quería que yo le diera el entierro que merecía, y lo hice, sé que yo era el único quien de verdad lo conocía— impuso de manera clara sin necesidad de que tuviera que explicarse de otra manera —Diría que es lo mínimo que podría haber hecho… no siento que haya fallado como hermano, ni tampoco como siervo de Dios en mi intento por apoyarlo, lo único que de verdad agradezco es que él me haya ayudado a llegar a donde estoy— expresó cada vez más triste al padre Thel —A pesar de todo, y sin importar lo distante que era ya, lo extraño— se terminó de confesar de manera bastante personal para el sacerdote.

—Entiendo tu dolor… creo que es justo decir que todos hemos sentido esa clase de pérdidas, lo que se siente ser abandonados por un hermano o un amigo muy querido— complementó el clérigo mayor —Su muerte… fue lo último que hubiera querido, y estoy seguro de que para Salta es fue algo similar, algo muy duro de hacer— dio una mirada de reojo, y observó cómo era que su hermano mayor se mantenía con la mirada baja, más que nada por la primera oración que había dicho, que era lo que le había resentido de mayor manera.

—Cómo sea, no he venido aquí solamente con la particularidad de hablar acerca de mi difunto hermano— se tranquilizó después de dar un amplio respiro, comenzando de nuevo con la idea que había llevado desde que había entrado en la casa.

—Recuerdo que los gemelos me pidieron de manera cordial que te invitara, dijeron que eras fundamental para que la ceremonia se realizase de manera correcta— recordó aquellas palabras de Len y Rin, quizá un tanto diferentes.

—Sí, y Salta fue quien me permitió entrar, muy amable de su parte— contestó tranquilamente, viendo como el Maestro recuperaba sus ánimos —Venía a conversar un poco acerca de la reputación del incesto…— detuvo un poco sus palabras mientras que esperaba a que los tres hermanos le pusieran atención —He escuchado algunas cuantas palabras por parte de algunos colegas— dijo de manera vaga para que Thel se diera una idea de lo que decía —Hay mucha agitación con respecto a la boda, recibí muchas llamadas, algunos cuantos correos, preguntándome acerca de usted, de su paradero, pero solamente contestaba que había tenido que salir de la ciudad—

—Sí, tuve que ir en persona a comunicar a Len y a Rin de que la boda se efectuaría de la manera más pronta posible— recordó mientras que contaba los días en los que eso había podido haber ocurrido.

—De cualquier forma, pese a que vi a todas esas personas dando sus opiniones, y discutiendo, la mayoría se sentía todavía incrédula acerca de que de verdad fuera a haber dicha boda— vio como los tres hermanos se impresionaban un poco más —Algunos cuantos parecían esperanzados… si es que es necesario decir esa palabra, me parece que puede ser algo positivo— se acercó un poco más a Thel, como para decirle algún secreto —Usted es bastante respetado, padre, sus viajes alrededor del mundo, su trabajo como misionero, todo le ha dado peso a su palabra—

—No me sorprende, creo que es de los pocos que aún se atreven a enseñar la biblia como se debe— opinó Salta muy para lo poco usual que serían esas palabras en él.

—Pienso que esta boda, más que cualquier otra cosa, puede dar una visión realmente positiva al matrimonio incestuoso— explicó de manera lenta, como si eso le fuera a dar mayor credibilidad a lo que decía.

—Claro… si demostramos que una pareja de hermanos puede tener una boda tranquila y de ensueño, entonces no podrán decir que su incesto tiene intenciones malignas— dedujo después de que la idea le hubiera convencido.

—Sí, eso es lo que pienso, puede que la idea entera del matrimonio sirva para darle mejor imagen al matrimonio en sí— volvió a compartir Yuto sus pensamientos mientras se emocionaba de manera tan amplia como el padre Thel —Y no solo eso, si dejamos que toda la transmisión se realice, y que esto sea bien conocido, sé que la corte legalizará el matrimonio incestuoso en un santiamén— levantó ambas manos para elevar el énfasis.

—Me parece que podría funcionar— dijo ahora Mikhail —El juicio para demostrar la seguridad de la junta incestuosa no ha sido fácil, en especial porque casi nadie entiende mis explicaciones…— recordó más de una vez en la que veía al jurado caer de sueño como si estuvieran en una clase de ciencia incomprensible para ellos —Darles la mirada del matrimonio incestuoso podría ser un excelente apéndice para muchos de ellos— ideó mientras que colocaba la mano sobre su barbilla.

—Muy bien, todo está dicho, necesitamos que esto salga de la mejor manera posible— quiso concluir el padre Yuto mientras que parecía juntar todas las ideas.

—Si Len y Rin pueden beneficiarse aún más del resultado de esto, me parece bien— ahora dijo Salta mientras que lograba encender su habano finalmente y comenzaba a fumar de lleno con una amplia y extensa bocanada —Aunque me da igual, sólo espero que no jodan las cosas ustedes mismos, porque yo ya tenía planeado dar una ceremonia de ensueño. Y después de compartir esto, dejó salir todo el humo en dirección de sus tres acompañantes, quienes quedaron casi asfixiados por la densidad de este.


Así fue como se decidieron las cosas, y tal y como Miki lo había estado planeado, la ceremonia iba a empezar a las tres de la tarde, ya a las dos, la mayoría de las personas estaban en el recibidor, algunas cuantas más ya recogiendo sus asientos bajo la enorme carpa blanca puesta para que el sol brillante no afectase el día. Miki, quien había mostrado cierto grado de estrés, estaba ahora preparada para cualquier cosa, excepto cierta ocurrencia en la entrada que pasó justamente a tres cuartos de hora de iniciada la ceremonia.

Justamente era en la entrada de la boda, en donde un guarda alto y fornido de smoking negro pero de rostro delicado se encargaba de cuidar la entrada, sosteniendo una lista en la mano derecha, mientras que tan solo con la mano izquierda empujaba a una chica rubia de una coleta con un vestido amarillo que trataba violentamente de entrar —Lo lamento, señorita, no puede pasar sin invitación—

—¡Somos amigos de los novios!—Gritó Neru —¡Déjenos pasar de una maldita vez!— exigía subiendo la voz mientras que todos sus acompañantes se contraían molestos por aquel impedimento o simplemente se impacientaban esperando a que se les diera un veredicto de pasar o no. Junto a la chica estaba su hermano menor, Nero, vestido con un traje amarillo un tanto corriente, Haku, mostrando su escote con un vestido planeado, y junto a ella su novio Dell Honne, con un traje gris oscuro, y finalmente, la pareja de hermanos Kasane, quienes se mantenían parados hasta atrás, ambos vestidos de rojo fuerte.

—Lo lamento mucho, no pueden cruzar, y más le vale, señorita, que controle su tono, o de otra manera tendré que llamar a mis compañeros para que las aparten de las proximidades— advirtió con un tono de voz brusco típico de los soviéticos.

—Conocemos a todos adentro… sólo llame a Miku o a Meiko, y de esta manera podremos aclarar cualquier malentendido— dijo Teto intentando sonar tranquila, pues su amiga ya estaba demasiado desesperada para ayudar a su intento de entrada.

—Ninguna de estas señoritas pueden ordenarme, sólo respondo a los mandatos de la señorita Miki, y sus superiores— informó el guardia —Y ella ha ordenado que no se permita pasar a ninguna persona con cabellos de matices como los suyos— indicó mientras señalaba a sus cabellos.

—Debe de estar bromeando…— pronunció harta Neru, viendo como el guardia mostraba en su sujetapapeles una tabla con distintos colores, que supuestamente, indicaban quienes podrían entrar o no, y justamente en esa tabla se encontraban el color amarillo, rojo y gris.

—Vaya… me siento realmente excluida— se entristeció Haku, sin siquiera haber cuestionado la veracidad de aquella tabla indicadora.

—De seguro Rin se quedó resentida por lo que le dijimos hace unos meses— dijo ahora Teto mientras miraba a su hermano con una mirada seria —Déjalo así, no quiero asistir a la boda de una bebita como esa— se mostró ahora ella rencorosa mientras que se giraba e intentaba irse, a lo que fue detenida de nuevo por Neru.

—Tenemos que demostrar que somos mejores que ellos… tenemos que cruzar y disfrutar de la boda— volvió a esforzarse en cruzar por la entrada cubierta por el guardia, a lo que este le volvió a bloquear el paso con el brazo.

Justo mientras continuaba el forcejeo, cruzaron un par de personas más, presentando sus invitaciones, a lo que el guardia, asintiendo de manera rápida, les daba permiso de entrar a la boda. Fue hasta que llegó una peli rosada caminando sola con un vestido ajustado de diseño asimétrico que dejaba ver una de sus piernas, que el guardia apartó de manera definitiva a la molesta rubia para centrarse en la recién llegada.

—Disculpe, señorita, necesito ver su invitación— pidió amablemente el guardia acercándose a ella.

—No tengo invitación, pero esta es mi casa, yo vivo aquí, y creo que puedo pasar si necesidad de una— respondió Luka de esa forma a aquella requisición.

—Luka, pídele que nos deje pasar a nosotros— le rogó Haku, viendo que su amiga rubia se había agotado después del forcejeo inútil con el guardia, pero fue ignorada junto al resto de sus amigos.

—Lo lamento señorita, pero no se me permite dejar cruzar a nadie quien no posea invitación, más aún, porque se nos advirtió que no dejáramos pasar a una mujer de cabello rosa con su… descripción física— respondió algo tajante el sujeto fornido, pero permitió que Luka se quedara en el lugar.

—Escúcheme, no me importa lo que le haya dicho esa loca obsesiva compulsiva— dijo refiriéndose a Miki, sabiendo que le habría prohibido el paso por una razón que ahora ella conocía bien —Ni tampoco que yo no tenga invitación, voy a pasar, porque esta es mi casa, y porque de no ser por esa enana plana manipuladora de Rin, yo podría ser la novia en esta ceremonia con ese mismo novio— y dicho esto, dio un par de pasos agigantados con gran habilidad para usar tacones y logró pasar por un lado del guardia, con bastante facilidad.

—¡¿Por qué no la detuvo como a nosotras?!— exigió saber Neru con ferocidad mientras se enfrentaba al guardia una vez más.

—Ella tiene asuntos relacionados con el amor y con el corazón, va contra mis principios intervenir en esas cosas— respondió seguro el guardia mientras que cerraba los ojos y continuaba cubriendo la entrada de las chicas que habían sido ligeramente excluidas. Siendo esta una razón poco apropiada para perder su empleo, el guardia se encargó de llamar a Piko, a quien percibió como el menos severo de sus jefes temporales, y comunicarle lo ocurrido, excusándose con una amenaza de demanda el medio por el cual había cedido el paso, pero de nuevo, aquel guardia simplemente no tenía la intención de interferir con los sentimientos de una mujer.

De esa manera Luka había logrado cruzar a la boda, y lentamente se había hecho camino hasta llegar a la carpa sin que nadie le pudiera ver, o sin que pudiera hacer notar demasiado su presencia frente a ciertas personas quienes habrían podido provocar su expulsión. Una vez en ese lugar, comenzó a observar a la gente, por una parte, Gumi y Lily estaban ya en el altar, sosteniendo rosas en sus manos, tan solo para que combinasen con sus vestidos, pero se notaba de lejos como Lily se sentía incómoda con utilizar un vestido rosa pastel. Vio después a Miki, quien estaba organizando aún las cosas, colocando a un grupo de camarógrafos en las proximidades, y finalmente, encontró a Miku y a Kaito caminando cerca del lugar, alejándose de las bancas acomodadas en filas de seis, viendo que justamente se habían alejado de donde estaban otro par de parejas, estas compuestas únicamente por varones, lo que explicaría porque Miku caminaba con cierta mirada de desagrado.

Entonces encontró a su hermano, hablando animadamente al lado de su… de su novio. Era algo nuevo completo a él, alguien quien siempre había estado tan privado en sus propias cosas de pronto se mostraba animado junto con aquel chico mayor de cabello verde. Ambos hablaban con otra pareja, un chico pálido de cabello blanco atado en una coleta, con un saco blanco y pantalones negros, tomado de la mano con otro chico de cabello negro y un tanto más colorido, con un saco rojo y un pantalón negro, un tanto más despeinado. Aparentemente, ellos eran también una pareja del mismo sexo, que aunque Luka no lo supiera, habían sido actores en una de las sagas que habían interpretado los vocaloids, pero que se habían dado el tiempo de ir a celebrar la unión de Len y Rin.

Luka comenzó a acercarse por detrás, y adelantó justamente en la fila en la que estaban, llegando al lado de la otra pareja. Le pareció que hablaban de algo así como un traje o un vestido, eso es lo que sonaba, pues si mal no recordaba, Mikuo era diseñador; además de todo, le pareció haber escuchado la palabra "Novios" refiriéndose a un estado de compromiso. Algo de mal gusto, para su maduro parecer.

—Como decía, serán como un par de ángeles en medio de toda la caterva cuando termine sus trajes— decía Mikuo con voz presuntuosa —Si he arreglado a vagabundos para que se vean como empresarios multimillonarios, lo que no podré hacer con ustedes…— detuvo sus palabras con un hilo de voz similar a quien ve de pronto y con alta proximidad su muerte, y no estaba de hecho tan alejado de la realidad, pues Luka no mostraba ni la más mínima pista de sonrisa o alegría, al momento en el que lo encaró a él y a su novio.

—Si nos disculpan… debemos de ir a… probar la mesa de bocadillos, dicen que tienen banderillas— dijo rápidamente el sujeto de blanco mientras tomaba de la mano a su pareja y se levantaban de su lugar, dejando a Luki y a Mikuo sentados.

—Buenas tardes, Miku, buenas tardes, hermano— les saludo por separado, viendo cómo, efectivamente, el terror comenzaba a hacerse presente en los ojos del chico de cabello verde esmeralda, mientras que su hermano se mantenía con una mirada seria.

—Buenas tardes… Luka— pronunció difícilmente el chic de cabello verde, intentando no rozar con la incomodidad de estar en presencia de su cuñada por primera vez, pero la mirada cada vez más mortífera de esta no le permitía verla de manera directa, hasta que finalmente, el chico se hartó de aquello, y decidió simplemente levantarse y comenzar a irse —Muy bien, creo que tengo que ir directamente al tocador— se excusó débilmente tan solo con la vaga idea de encontrarse con Miku y poder hablarle acerca de lo que había pasado, y quizá ella podría calmar a la fiera.

Entonces los dos hermanos quedaron completamente solos. Pero el chico, Luki, no parecía para nada alterado con la presencia de la chica, quien parecía no tener punto alguno de inflexión para lo cual dialogar de manera ordenada. Siendo esto algo tan común últimamente, su hermano decidió comenzar con su amena plática.

—Hermana, deberías de sonreír un poco más, o se te arrugará toda la cara— dijo con cierto aire de certeza, como si quisiera aconsejarla de manera seria. Pero ella no contestó de manera instantánea, sino que se sentó a su lado y borró su expresión opresiva.

—Veo que al fin estás con tu novio, y que te diviertes con él…— pronunció con lentitud al ver como el chico formaba una sonrisa en su rostro.

—Se podría decir que si, deberías de intentarlo, tienes a un buen novio, que es envidia de muchas y muchos, con el cual bien podrías ser perfectamente feliz— comenzó a proponer con voz alegre.

—Sabes muy bien porque no me puedo relajar e intentar ser feliz como lo dices— se giró de nuevo al altar —Por ahora no tengo esa opción, hay demasiados asuntos que se tienen que resolver— continuó con lo que parecía ser un asunto de venganza pendiente.

—¡Oh vamos! No viniste hasta aquí tan solo para arruinar la boda, ¿O sí?— preguntó con temor de que fuera real lo que decía.

—¿Tal y como ella arruinó lo que pude haber tenido de manera real?— contrarrestó la pregunta con el asunto que ya antes habían tratado de manera vaga, a lo que su hermano menor solamente soltó un suspiro de hartazgo —Di lo que quieras, pero eso no quitará el hecho de que Len realmente me gustaba, y que yo le gustaba a él hasta que Rin metió sus manos… si tan solo ella no hubiera intervenido…— terminó de decir en voz baja.

—¿Cómo te enteraste de eso? ¿Cómo te enteraste de que le gustabas a Len?— tomó curiosidad Luki mientras que se erguía un poco en su asiento.

—Miku me dijo, que cuando ella salía con Len, en una ocasión él le había dicho que la había tomado como plato de segunda mesa, pues aparentemente, yo le odiaba— recordó aquella plática con Miku, ni siquiera muy lejana, que fue parte del argumento de la peli verde para hacer que fuera a la boda, el hecho de que ella había sido el enamoramiento de Len por años —¿Y tu como te enteraste? Porque parecías estarlo bastante cuando hablamos de eso.

—Mikuo me lo dijo hace un tiempo, Miku se lo contó…— se detuvo un poco para después pensar en sus recientes palabras y en el impacto que tendrían en su hermana —Miku es como una tumba abierta y al aire libre para los secretos, si me lo preguntas— intentó desviar un poco el tema.

—¿Hace tiempo? ¡¿Hace cuanto?!— preguntó la peli rosada mayor ahora elevando la voz.

—Después de saber de la relación de Len y Rin… y por lo tanto del embarazo, la cosa no habría cambiado para nada— intentó cubrir sus palabras con esa excusa, y aunque no eran mentira, lo cierto es que le había sido fácil deducirlo desde antes.

—Excepto a que podría haber actuado antes— propuso ella sin intención de doblegar su razonamiento.

—¿Vas a actuar ahora? Porque en ese caso, comprendería la razón por lo que no fuiste invitada— intentó aquello fuera una sentencia que bien podría lastimarla pero que daría a entender lo que pensaba en ese momento, pero viendo que su hermana no hacía más que mantenerse atenta a la mirada, en busca de alguien, quien muy probablemente sería uno de los protagonistas de la fiesta —Digo que no podría haber cambiado nada debido a que lo tuyo con Len habría sido imposible… ustedes son personas incompatibles— dijo con todo el sentido de veracidad en su voz.

—No sabes nada de eso… no puedes asegurar ninguna de esas cosas— se defendió Luka con algo de furia mientras se mostraba realmente molesta y con su orgullo ligeramente herido —Len es de las únicas personas a quienes he sentido que están a un nivel en el cual yo pueda entender— continuó intentando demostrar que tenía razón.

—¿Ah sí? Dime entonces, ¿Cuál es su libro favorito? Y con eso Dime de una vez cual es su autor favorito— preguntó de manera bastante mordaz, como si quisiera dar su primer golpe, su primer punto a su propio favor.

Aquello había dejado de lado a la peli rosada algo malparada, pues en toda su vida, no había logrado ver a Len leyendo ni una sola vez en su vida algo que no fuera electrónico, o que de ser impreso, algo que no fuera escolar —Pues… obviamente, se trata de…— se silenció después de un poco —Uno de los mejores autores asiáticos…— se detuvo cuando su hermano soltó un irritante sonido emulando a una respuesta errada en algún concurso de preguntas.

—Error, su autor favorito es Isaac Asimov, es de ciencia ficción ¿Sabías que Len es fanático de la ciencia ficción?— preguntó como si se tratase de una gran curiosidad o una trivialidad —Y su libro favorito es algo que no tiene que ver con eso, pero si duda un buen clásico; el Hobbit, parece ser que disfruta de los clásicos de aventura— explicó con voz clara y melodiosa.

Dada una respuesta que era tan inesperada como esa, al mencionar un autor y una obra que apenas había logrado escuchar, la chica peli rosada comenzó a trabar su lengua entre palabras que no podían procesarse de manera correcta.

—¿Cuál es su película favorita? ¿Y cuál es su autor favorito?— siguió preguntando a su hermana mientras que la miraba con una creciente confusión, deduciendo que no conocería ninguna de las dos respuestas —Su película favorita es "Sueños de fuga", y su actor favorito es Ian Makellen… pensé que eso lo sabrías— se volvió a burlar de ellos.

—Esas son solo trivialidades, ¿Crees que no me costaría trabajo aprender un par de cosas acerca de películas y actores americanos?— preguntó intentando sonar mucho más segura que antes, pues quizá lograría evitar que se continuaran las preguntas y sus incómodas conclusiones.

—Cierto, entonces, que tal si preguntamos algo más importante— dijo Luki con diversión, intentando buscar una verdadera pregunta en la cual encontraría otro punto flojo con el cual remarcar dicha incompatibilidad, pero aparte de meterse en detalles pequeños que probablemente lo harían parecer tan ignorante acerca de la vida del rubio como lo era su hermana mayor, decidió buscar una pregunta que resultaría interesante de responder —Dime, ¿Cual es su estilo musical favorito? ¿Cuál es su banda favorita? Y en especial ¿Quién es su voz masculina y femenina favoritos?— preguntó rápidamente y casi de una manera agresiva.

—Estoy seguro de que su estilo musical favorito es el que él canta, en otras palabras, en Jpop, luego, su banda favorita es Maximum The Hormone, le he escuchado con varias de sus canciones a todo volumen, y sus voces favoritas… desconozco la voz masculina, pero su voz favorita femenina es Nana Mizuki— terminó diciendo de manera completamente desafiante, independientemente de que tan acertada fuera su respuesta.

—Diría que no está tan mal… viste su trabajo, y lo que canta, así que diría que es algo válida tu respuesta— contestó con claridad, sin dar por vistos los errores que había cometido hasta que retomó la palabra carraspeando un poco antes —Bueno, primero que nada, y esto lo ha dicho muchas veces, su estilo favorito es el Hard Rock, el clásico, y su segundo estilo favorito es el Reggae— levantó sus dedo dedos como su estuviera contando sus errores —Su banda favorita, es Led Zeppelin y su voz masculina favorita es la de Barrington Levy— continuó contando con los dedos, pero luego se detuvo un poco —Pero acertaste con su voz femenina favorita— dio por buena esa última respuesta, dejando de nuevo en blanco las posibles defensas de la chica.

—Lo supe porque el día en que la conocimos él y Rin estaban como locos— pronunció aún algo molesta —¿Cómo se supone que tu sabes todo eso? ¿Acaso eres su confidente?— sintió que era ahora su turno de preguntar y de poner en situaciones incómodas a su hermano.

—Lo sigo en muchas de sus cuentas de sus redes sociales… he hablado varias veces con él en privado, me ha contado muchas cosas, y por supuesto… Mikuo sabe de todo acerca de sus amigos y de los amigos de su hermana, así que diría que por eso es que estoy bien informado— ahora fue él quien salió con aquella pequeña sorpresa —Que no te sorprendan un par más de cosas que sé acerca de todo el asunto de los gemelos—

—Siento que me traicionas, que tomas bandos en una situación en la que no te debería de quedar duda acerca de que tu familia es más importante— protestó ella en contra de su decisión, como si decidiera ponerse del lado de Mikuo, y por ende, de lado de Len y Rin, en lugar de ponerse de su lado.

—Es curioso, porque siento que darle más importancia la familia que a todas las demás personas es exactamente lo que Len y Rin hacen con esto— se volvió a burlar, ahora de manera más ligera, pero viendo que sus bromas no caían nada bien, decidió ponerse serio por una vez —Recuerda lo que estás haciendo, y en donde estás, por favor, no hagas un escándalo con esto… una escena por así decirle— le pidió con devoción mientras la chica se sentaba y parecía mantenerse en su lugar —Tienes un buen novio, deberías de pasar un tiempo con él— le recomendó antes de hartarse de su intransigencia y salir caminando a juntarse con su enamorado en la mesa de bocadillos previos a la ceremonia, dejando a Luka sola con sus pensamientos.

De esta manera, llegó el momento de la ceremonia, y ya estaban Piko y Len parados en el altar mientras que todos los invitados habían finalmente llegado. Comenzaban a reconocer algunas personas mientras que reían un poco acerca de ciertas personas que alcanzaban a ver.

—Oye, Len— le llamó el chico saliendo del asunto de su tranquilidad por unos instantes —¿Te sientes nervioso?— preguntó tan solo jugando con él, buscando todavía con la mirada a cierta persona que le daba interés en ver.

—Como si fuera la presentación más importante de mi vida— aseguró con una sonrisa, sin demostrar el nerviosismo que tenía, solamente riéndose mientras decía aquello, girando su mirada y viendo como Kaito se dirigía hacia ellos por una parte trasera de la carpa. Fue justamente en ese instante en el que vio entrando al padre Thel por entre los dobleces enfrente del altar, sonriente con su traje sacerdotal, al lado de Yuto, quien fungiría como una especie de monaguillo en aquella ceremonia, es decir, que daría apoyo al padre durante todo el momento.

—¡Padre!— se sorprendió Len al verlo —Me alegra bastante que ya todo esté listo— lo miró a él y al clérigo menor, quien le miraba con una especie de melancolía en sus ojos —Padre Yuto, lamento mucho lo que le ha ocurrido a su hermano— mencionó al recordar que Thel le había contado a los dos de ese suceso, sin que supieran acaso que ese mismo padre había rechazado sus confesiones con violencia, y mucho menos aún, que sospecharan lo más mínimo acerca del complot que se había planificado por parte de Shihiro en contra de ambos.

—Muchas gracias, Len, mi hermano era una buena persona, pero ahora está en un lugar mejor, al igual que a mí, le habría gustado verlos a ustedes dos juntos y felices— dijo sintiéndose un tanto culpable de tratar la memoria de su hermano de aquella manera, con el sólo propósito de proteger a Len.

—Muchas gracias, padre— agradeció de manera completamente sincera el chico, creyendo por completo aquellas palabras tan complacientes para él, pues lo que se le había contado, era que el padre Shihiro habría sido asesinado por un grupo de mafiosos que habían tomado represarías en contra de su intervención y protección de personas inocentes. Si se le agregaba todo eso, al hecho de que ahora lo consideraba como uno de los sacerdotes quienes habían estado de acuerdo con la unión que él quería contraer con Rin, entonces el padre Shihiro se había convertido en un mártir para él.

—Muy bien, no es este el momento de conversar, Len Kagamine, tu futura esposa vendrá en cualquier momento, así que prepárate— le avisó el padre Thel mientras que le daba un pequeño giño, a lo que el rubio reaccionó con un tanto más de nerviosismo esperado.

Fue justamente en ese instante que Piko logró visualizar a Luka, y con gran horror, sacó su teléfono celular y volvió a marcarle a Miki, la cual estaba a penas aproximándose al altar.

—Piko, espero que sea algo realmente importante— contestó la joven peli rosada en cuanto tuvo oportunidad.

—Malas noticias, el chicle se a adherido a la suela del zapato, repito, ¡El chicle se ha adherido a la suela del zapato!— le anunció casi gritando mientras cubría la mano que sostenía el teléfono.

—¡¿Luka ha regresado?!— gritó ella sin molestarse en ocultar su voz — ¿Cómo fue posible que llegara hasta aquí? ¿Gakupo la trajo?— preguntó aterrada e incluso frustrada.

—No, ni rastro de Gakupo, de hecho, creo que ha de seguir en el muelle, a donde lo mandamos— le dijo con toda la idea de que sus palabras eran precisas —Luka vino sola, me dijeron los guaridas que entró sin nadie más— recordó poco a poco que no había compartido esa información con Miki.

—Debiste haberme informado de eso…— escuchó a su enamorada bajar su tono de voz a un regaño al decir aquello —Bien, no ha salido nada mal hasta ahora… redoblaré la seguridad, y me aseguraré de que no haga ninguna tontería— se escucharon sus palabras más a manera de amenaza que cualquier otra cosa —Por ahora, que todo siga igual con lo planeado—

—Correcto, suerte durante la celebración, creo que está a punto de comenzar— finalizó la llamada el peli blanco mientras que miraba a la sospechosa entablando conversación con algunos otros invitados mientras su hermano se sentaba a su lado y solamente hablaba con Mikuo.

Un par de campanadas pequeñas sonaron durante unos instantes mientras todos los invitados se sentaban ordenadamente en sus lugares. Kaito y Piko se hicieron unos pasos hacia atrás, quedando fuera de la escena mientras que las cámaras comenzaban a dirigirse a la entrada de la carpa. Miki, Miku, Lily y Gumi se alegraron al ver a Yuki con su vestido blanco entrando con una canasta llena de pétalos de rosas, llenando de manera ligera el camino de la alfombra por la cual caminaba.

Pronto, el sonido de un teclado digital se hizo presente en todo el ambiente, un sonido muy calmado y suave que salía del típico tono nupcial. Mientras que Len miraba en aquella dirección, vio de pronto entrando a su hermana, usando un vestido tan hermoso como el que se habría imaginado solamente en sus más profundos sueños, y con la cara cubierta por ese ligero velo. Sintió como comenzaba a soltar un par de pequeñas lágrimas mientras que su pecho se inflaba por todo el aire que comenzaba a inhalar a causa de la intensidad de la imagen que contemplaba.

Pero fue mayor su sorpresa al ver que de hecho, su padre estaba llevando a su adorada hermana del brazo. Sintió un enfado inicial, ver a ese hombre amargado y agresivo tomando a su hermana como si fuera casi suya, pero entendió pues que quizá Rin le habría perdonado de manera aislada a su conocimiento, y comenzó a calmarse. Miraba al hombre mayor que se notaba bastante cansado y torturado, pero de alguna manera, más pacífico que antes. Deseaba pensar que era de hecho porque ya los dos, él y su madre, al fin los habrían entendido.

Vio como los dos daban pasos lentos hasta llegar al altar. Ver a Rin de manera tan cercana en una situación como aquella, desde cerca en medio del altar, rodeado de centenares de personas, y con un millón de ojos más a su alrededor, y con el sacerdote listo para casaros, podría ser sumamente raro, al fin y al cabo, era su propia hermana con la que iba a casarse, pero la forma en la que se miraban era tan natural como cualquier otro día. Se dijeron par de cosas con solo verse de manera directa a los ojos, y Len comprendió que su padre estaba perdonado cuando ella hizo le hizo una pequeña seña a su progenitor y besó su mejilla para que le dejara ir.

—Sé que la cuidarás como ninguna otra persona lo haría— le dijo Tobi a su hijo mientras le daba una palmada en el hombro y dejaba que el chico le tomara el brazo de manera sumamente cariñosa, acariciándola tan pronto como la tocó —Tu también cuida a tu hermano, Rin, te lo confiaré— y dicho esto, el hombre adulto besó la frente de ambos mientras que los dos se inclinaban y lo permitían, de manera acostumbrada como lo era hacía ya casi dos décadas enteras de su vida.

—Gracias, padre— fue todo lo que Len le dedicó antes de darse la vuelta junto a la chica y quedar frente al sacerdote Thel, quien los miraba con benevolencia y paciencia, comprendiendo el perdón que habían otorgado y recibido.

—Muy bien hecho— fue lo que les dedicó a los dos de manera persona —¡Queridos hermanos y hermanas, nos hemos reunido aquí para atestiguar la unión de estos hijos de Dios, que en sus caminos de la vida han decidido entrelazarse el uno con el otro, en su misión por encontrar el propósito de sus vidas, y la formación de una familia verdadera!— exclamó mientras que levantaba las manos, dando inicio a la ceremonia.

La misa dio inicio, y fue tal y como cualquier otra celebración eucarística realizada durante el periodo ordinario del año litúrgico. Yuto pasó al frente a realizar un par de lecturas, y después vino el evangelio, y Thel dio su rápida charla posterior, dando un corto recorrido por la vida de Cristo, y recodando la acción que debía de llevar toda persona en si vida diaria, fuera cristiana, musulmana, taoísta, budista o atea, cosas simples como amar al prójimo, curar al enfermo, alimentar al hambriento, dar asilo al desvalido, etc. al Pero sin importar toda la énfasis que se le dio a la idea de la religión en la ceremonia, las miradas se mantenían más en Len y Rin, quienes continuaban prestando atención, volteándose ligeramente de momento en momento a comentarse el uno al otro.

—Te vez bastante bien…— le comentó Len mientras que volteaba a verla de medio lado, sonriendo mientras que paseaba sus ojos alrededor por todo el cuerpo de la chica, intentando notar lo mejor que pudiera su físico oculto debajo del espacioso vestido.

—Tú también, no recordaba lo sexy que te veías con traje— mencionó la chica presionando la mano enguantada del chico, volteando a ver después de manera similar a como él le había visto a ella —Vamos a divertirnos bastante en la noche de bodas— susurró en tono aún más bajo que antes mientras daba una mirada pervertida con rapidez.

—¡Rin!— gritó un poco jaloneando su mano, procurando que el padre Thel no se diera cuenta de eso.

—Len, en poco tiempo será completamente legal, no me digas que eso no te haría disfrutarlo más, porque te conozco bien— se rio un poco volteando de nuevo al frente, sintiendo como dejaba silenciado a su hermano al atinar justamente en el clavo.

Len volvió a soltar una pequeña risa, contagiándola a ella durante unos segundos en los que volvían a pedir la atención al sacerdote. Se siguió con la ceremonia mientras que los presentes se relajaban cada vez más con cada momento, escuchando a la distancia como cientos de personas se agrupaban en las rejas de los alrededores del parque, intentando ver de manera más nítida posible lo que ocurría. Lejos, a mayores distancias, miles de personas estarían viendo en sus casas la ternura con la que Len y Rin se mantenían juntas.

—Me quiero tomar un instante para agradecer a los presentes— comenzó a hablar Thel de manera más general, sintiendo lo grave que se escuchaba al de pronto salir del tema en el que iba —Pese a la dificultad que se puede presentar en comprender o en aceptar esta clase de relación, ustedes han hecho el esfuerzo de acudir en apoyo de la pareja que se encuentra esta tarde en presencia de Dios en busca de formalizar su unión— dio aquel corto agradecimiento rápidamente —Realmente, el hecho de que ustedes se tomen aunque sea el mínimo tiempo y dar sus presencias a esta ceremonia, significa un apoyo para un amor que muchos, por sus propias faltas, fallan al momento de poder comprender, y juzgan sin derecho alguno— dicho esto, comenzó el momento de la comunión espiritual, y algunas cuantas personas se acercaron a comulgar iniciando con los gemelos.

Y después de esto, él mismo consumió la ostia y el vino de la consagración, guardando silencio después de eso. Pasados unos segundos, al fin elevó las manos y le indicó a todos que rezaran un poco, aunque para este punto, algunas de las oraciones que decía eran dichas en latín, y pocas personas de la audiencia podían entenderlo, por no decir que prácticamente ninguna. Prosiguiendo con la ceremonia, fue entonces el momento que Len y Rin habían estado esperando —Muy bien, es momento de que se digan sus votos matrimoniales, y como ha sido su elección, cada uno de ustedes los recitará al otro— declaró mientras que Miki, al escuchar aquello, mandaba la señal a la producción del evento, de que un pequeño micrófono en el saco de Len se activara para dejar escuchar todo.

Ciertamente no tenían nada grandioso planeado para ese día. Si su memoria no le fallaba, hacía unos cinco años había ideado un centenar de cosas las cuales decir durante los votos, matrimoniales, todo por culpa de una confusión. Había acumulado centenares de distintas frases poéticas que superarían a muchas de sus canciones, pero las había desechado la mayoría al llegar a la edad en la que comprendía mejor las cosas. Ahora se le había ocurrido, que quizá un poco de improvisación mejoraría la boda.

—Yo, Len Kagamine, te quiero a ti, Rin, para que juntos sobrepasemos las líneas de la fraternidad, y seamos esposo y esposa, para así poder tener a Dios como testigo, de que mi amor es real y verdadero, siendo a ti a la única a la que tendrá como merecedora, te seré fiel y justo mientras continuemos con vida e incluso después— tosió un poco al ver como la mirada de Rin se iba enterneciendo al ir escuchando sus palabras —Prometo estará tu lado tanto como lo hemos estado hasta ahora, pero ahora siendo tu esposo, y tu mi mujer, cuidándote en cada cosa que hagamos, en nuestras fallas y en nuestros triunfos, en nuestra felicidad y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, escuchándote todos los días, procurando que tu autoestima siempre sea alto, y que veamos la vida de la manera más positiva posible— se volvió a detener después de haber dicho aquello, pues ahora su hermana lloraba ligeramente —Todo lo que soy, y todo lo que tengo, es ahora y para siempre, tuyo— terminando de decir aquello, limpió un poco las lágrimas de su hermana con su guante, acariciando su mejilla con el pulgar.

—Eres un tonto— soltó ligeramente Rin, tratando de escucharse ofendida, pero sumamente feliz de manera interna —Ahora no se me podrá ocurrir nada más lindo que decir— la gran mayoría de las personas, inclusive Thel, rieron un poco al escuchar aquello, pero se silenciaron para permitir que se escuchara la chica —Yo, Rin Kagamine, te tomo a ti, Len, como mi esposo, para llevar una vida juntos hasta el final, como hermanos, como matrimonio y como padres de los mismos hijos— se detuvo un poco mientras que limpiaba sus últimas lágrimas —Deseo formar parte de tu vida, que tengamos la misma, que me permitas estar a tu lado, y poyarte en todo, en las metas que tengamos y nuestras ilusiones. Estaré contigo para siempre, cuando tengas frio te abrazaré, cuando estés a mi lado te mimare, cuando bajes tu mirada triste, te consolaré. Como una vez ya lo he dicho, y como seguirá siendo por siempre, soy tuya y siempre corresponderé tu fidelidad con la propia, hasta el final de nuestras vidas y después de estas— y fue este el final de sus votos, sabiendo que no habría forma de que mejorara las palabras de Len, pero sonriendo de manera similar a la de su hermano, quien parecía también aguantarse las lágrimas, y resistiendo sus deseos de besarlo.

—Muy bien, y dicho esto, y viendo que los novios se han aceptado de manera mutua, no me queda más que dar por oficializada su unión frente a la iglesia, y frente a Dios— volteó a ver al público, y encontró a la mayoría de las personas a las que alcanzaba con la vista sumamente relajadas —Quien quiera que tenga un motivo trascendental por el cual estas dos almas de Dios no deberían de unirse, por favor, que hable ahora, o que se silencie para siempre— lo dijo como una manera tradicional de demostrar el la veracidad de la unión, y además, porque era de sus cosas favoritas de decir, no porque esperara a que alguien se opusiera realmente.

Fue en ese instante en el que Miki se alertó más, pues vio movimiento rápido en medio de las filas, y sus ojos se ubicaron en el espacio que estaba ocupado por un par de cabelleras de un tono rosado más intenso que el suyo. Evidentemente, Luka estaba levantándose, con la mano siendo lo primero que subía, no le quedó más que aprovechar la distracción que todos tenían al ver al sacerdote para gritar con voz rasposa y cortante —¡Siéntate!— a Luka, siendo la atención de todos drenada en su dirección —Disculpe, no tengo ninguna objeción, puede casarlos— se disculpó rápidamente la joven Miki, sabiendo que aquello podría volverse viral en un segundo, pero intentando a la vez reparar su grito, que afortunadamente, había atraído más la atención que la chica Megurine, quien había sido jalada a su lugar por su propio hermano casi al instante después del grito.

—Bien…— se contentó el sacerdote en que no ocurriera nada más grave que eso, superando sus expectativas con respecto a las posibles catástrofes de las que habría presenciado —Por la autoridad que me confiere la Santa Iglesia Apostólica Romana, y bajo todas las jurisdicciones dentro de las cuales tengo influencia— se detuvo al ver la confusión de muchos, en especial de Yuto —Veremos si se puede hacer eso— le dijo más que nada a su colega sacerdote a su lado, pero la multitud rio por unos instantes —Y en el nombre de Dios, los declaro Marido y mujer— dijo casi de manera sorpresiva para muchos, levantando la mano sobre los gemelos y bendiciéndolos —Intercambien los anillos por favor— le dio la indicación con la mano mientras que todos se silenciaban.

Entonces, mirándose el uno al otro, Len y Rin quedaron de frente a frente. Rápidamente, Miki y Piko se acercaron y le entregaron el anillo dorado a cada uno de los dos. Len sacó rápidamente el anillo del dedo de Rin y colocó el nuevo de manera delicada, mientras que la chica hizo lo mismo al instante, pero presionando más el dedo de Len para poder extraer el meta circundante, colocando el nuevo de manera más tranquila, casi acariciando la mano de su gemelo al hacerlo, quedando los dos unidos por esa promesa.

—Ahora puede pesar a la novia— le indicó a Len dándole un toque en el hombro a Len, a lo que él se encargó de retirar el velo de manera lenta y delicada. Comenzó a acercarse mientras que Rin le tomaba de ambas manos a su hermano, cerrando sus ojos y acercándose tan solo un poco, dejando que Len completara el trayecto que uniría sus labios. Así, ladeando un poco su cabeza, Len besó a Rin de manera firme y plena en los labios, su primer beso romántico frente a las cámaras.

Ambos ladearon un poco más sus cabezas mientras que presionaban más sus labios, comenzando a disfrutar realmente aquel instante tan corto. El chico presionó un poco más sus labios contra los de su hermana, empujándola un poco más, para después separarse tras escuchar algunos cuantos gritos y aplausos. Los dos se vieron a los ojos después de unos segundos, aun con el sonido de la celebración a sus alrededores, en especial de sus amigos a sus lados.

—Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo— terminó de decir a los gemelos mientras que se giraban de medio cuerpo y veían al padre, aún con la misma felicidad de antes. Después de aquella bendición, los dos hicieron una reverencia más, sin dejar de mirarse a los ojos, girándose y comenzando caminar juntos por la alfombra.

—Que te parece— dijo Kara, la madre de los Kagamine, mientras veía a sus hijos casi corriendo en dirección de la salida de la carpa —Nuestros hijos se casaron… juntos— se contuvo cuanto pudo, pero finalmente terminó llorando, más que por cualquier forma de disgusto, por una verdadera alegría por ellos.

—Están bien… ha sido como tuvo que ser— respondió Tobi mientras tomaba a su esposa del hombro con cuidado —Nadie más habría amado a Rin de esa forma, y Len solo la necesita a ella— concluyó mientras con melancolía intentaba mirar al pasado, pues ahora, aquellos recuerdos felices de sus hijos juntos como hermanos cobrarían un significado extra, uno más profundo. Solo podía desear, muy dentro de sí mismo y mientras miraba hacia abajo a su esposa, que aquello no volviese a ocurrir por segunda vez en su familia.


Fin del capítulo 25.


Notas finales: Muy bien, creo que ha sido una buena boda…me agradó el concepto de utilizar el color blanco de manera temática, las mejores imágenes de bodas que he visto de Len y Rin son abundantes en este color, y curiosamente, la referencia a la pureza que hacía este tema, me parecía sumamente conveniente. En ese caso, me he inspirado bastante en la imagen de Zashiki Usagi, ya se que no es del agrado de muchos, pero esta artista tenía la particularidad de presentar a los Kagamine como gemelos, así sin rodeos y sin excusas, poniéndolos especialmente en situaciones explícitamente sexuales. Dicho esto, entenderán mi fascinación cuando creó una hermosa obra en donde se podía observar a Len y Rin en sus correspondientes trajes de boda, a punto de besarse. Intenté describir el vestido de Rin de la manera más acorde posible con respecto al de la imagen, pero les recuerdo que no he tomado ninguna clase de adiestramiento con respecto a modas o a diseño, por lo cual desconocí muchos de los términos o especificaciones que debí de haber empleado.

En fin, sé que el fanfic tuvo un final un tanto abrupto, y de hecho, puedo imaginar que más de una persona ha de desear ver el siguiente capítulo en el cual presente lo ocurrido durante la fiesta de recepción. Bueno, en ese caso, lamento decepcionarlos, pero eso no será detallado en este fanfic, pues el siguiente capítulo, que para este mismo momento está casi terminado, tratará exclusivamente acerca del parto del bebé de Rin.

Ahora, permítanme explicar este forzado adelanto repentino en la cronología. El asunto es, que hace años pensaba en extender el fanfic tanto como lo deseara, por eso capítulos tan desenfocados del asunto central como lo han sido el anterior. Pero en el fondo seguía teniendo el deseo de publicar el capítulo del nacimiento de hijo de Len y Rin en la fecha tal que coincidiera con la fecha del fanfic, y para lograr esto, tenía que publicar ese capítulo en cuanto iniciase la primavera del año 2015, aproximadamente entre el 20 y el 21 de marzo. Como sea, planeaba únicamente dejar hechas las cosas en la relación de los gemelos hasta el punto de la vida, y luego agregar algunos cuantos detalles de la relación, y finalmente, dar por hecho el capítulo del parto.

Pero desgraciadamente, el tiempo me ganó, y tan solo llegué a consumar la boda, y hablamos solo de la ceremonia. De tal manera, que me parece que ha faltado un capítulo, pero no es demasiado necesario, más para aclarar un par de pequeños puntos, entre los cuales se encuentran por ejemplo, el estado de la madre de los gemelos, lo que le pasó a Yuma tras el incidente violento, y una que otra anécdota que se me ocurrió para agregar acerca del embarazo de Len y Rin. Como quiera, el siguiente capítulo, como ya lo mencioné, es el correspondiente al nacimiento del bebé, por lo cual dejaré el siguiente para ocuparme de aclarar los detalles de los seis meses de embarazo que habría de saltarme.

Con respecto a la recepción de la boda, no planeaba dejarla sin ser explicada. Verán, se me ocurrió que en lugar de saturar el asunto sin mucha importancia en algunos muchos capítulos, que llevarían decenas de miles de palabras escribir, preferí simplemente dividir los hechos ocurridos en One—Shots, correspondientes a otras parejas, que tendrían desarrollo dentro de la historia, y que por tanto, servirían como anexos. De tal manera que las parejas que tendrán one—shots serán:

—MikuoxLuki(Será divertido xD)

—MikuxKaito

—LilyxGumi

—Luka, Gakupo y Meiko en una historia de resolución a sus conflictos.

—PikoxMiki

—YumaxMizki(Ya lo veían venir, no digan que no)

—Y un lemon de Len y Rin en su noche de bodas.

—Además de un one—shot de una pareja misteriosa que pondré simplemente como: ? ? ? ?x? ? ? ?.

Para cualquiera a quien le guste alguna de estas parejas, estén al tanto de mis trabajos, aunque puede que sea que en el proceso de todo lo descrito suba algunos cuantos trabajos aparte, quien sabe.

En fin, ha sido mucha plática, hora de agradecer los reviews, que han sido 9 por cierto. Que curioso, ha llamado más la atención este capítulo que casi todos los anteriores, al parecer debería de incluir más violencia sin mucho sentido para atraer más gente, tomaré nota para capítulos futuros:

ShadoShiro: Lo mismo que decía, la santa violencia atrae gente, y me agrada que vieras a Salta de esa manera, pensé que se vería más como un mero homicida. Lo del médico es otro asunto externo, pero me alegrará exponerlo después, gracias por comentar :)

Akuma White: Por eso el título, y ya habrá más de esa parejita.

cristal12997: Tiempo que no os veía. Me alegra que haya sorprendido esa relación amorosa yaoi, pensé que sería demasiado predecible.

Hikari Vits: Jaja, me habría gustado ver como comentabas todo. Y creo que Yuma merecía morir, pero habría cargado con el asunto de su muerte y sus repercusiones y naaa, que flojera. Muchas gracias por el comentario ^^.

hana kagene: No te preocupes, muchas gracias por comentar de todos modos.

Firielvnz: Muchas gracias, he pensado en dedicarme de lleno a fics de ese estilo, pero es algo muy competitivo y difícil de lograr.

Aegis25: Está bien, muchas gracias por tus comentarios, me ayudan bastante :D

Luiszzzz: Ya está :P

Lo sé, a todos les gusta más la violencia que otra cosa, es más apuesto a que este y el capítulo que siguen no serán muy leidos en comparación de este

En fin, eso es todo, me agrada que lean mis historias, pero me agradaría más si dejaran comentarios. Esperen el fanfic del nacimiento del bebé el día 21 a primera hora, espero que no se arrepientan de leerlo.

Sin más que decir y con clases mañana a las siete de la mañana, me despido.

BYE_.—


P.D.: Sin posdata hoy xD