Capítulo final

Vocaloid no me pertenece.


La vida no había sido muy amable con Miku últimamente. Su triunfo esporádico como ídolo juvenil, el amasamiento de su fortuna, y la gran cantidad de reconocimiento mundial. Su boda había sido el pináculo de sus logros, cuando millones de personas presenciaron su unión con el hombre que ella consideraba el más atractivo y masculino de todo el mundo.

Pero de pronto todo comenzaba a empeorar. Sus ventas habían bajado drásticamente. La gente comenzaba a lazar fuertes críticas y de pronto la mitad del mundo la odiaba, como si eso se hubiera puesto de moda. Surgían rumores sucios y enredados sobre ella con estrellas de otros grupos musicales a quienes apenas había conocido. Y las críticas habían afectado de manera negativa a su desempeño tanto artístico como en su vida pública. Al final, el fracaso en varios de sus conciertos significaba para ella el final de una linda etapa en la que se había destacado como artista, ahora pasando a ser la bolsa de desecho de la farándula.

Se había convertido en una de esas estrellas de las cuales la gente solamente hacía referencia para burlarse, hasta el punto en el que ya no deseaba casi salir de su casa. No ayudaba en nada que el golpe definitivo que le hiciera caer en vergüenza, era la incapacidad de conseguir un embarazo con su esposo.

Fue confinada por el Maestro y para su propia protección, a no alejarse de la casa a menos de quinientos metros, temiendo represalias mayores o acosos por parte de los paparazis. La última vez había tenido un ataque de ira terrible, que le había provocado un rompimiento, llorando al final de su rabieta.

Ahora no podía hacer nada más que tratar de llevar una vida normal. Afortunadamente, se sentía más tranquila simplemente con seguir con la rutina de cualquier día, pese a que su rutina fuera trabajar en su música y esperar a que el resto de la casa sirviera de manera apartada para satisfacer sus necesidades. En este caso prefería pretender que la se dedicaría a algunas cuantas de las labores de la casa y salió a comprar algunos cuantos víveres para reabastecer las provisiones de aquellos tiempos. Se dirigió entonces al minisúper de una amiga suya, Haku.

Aquel pequeño negocio era lo único que tenía la chica peli blanca, y lo había obtenido gracias a un poco de dinero ganado en su breve carrera artística que finalmente había fracasado por sus problemas con el alcohol, siendo su punto final cuando el Maestro la rechazó al presentar ella un puesto como Vocaloid. De cualquier manera, continuó siendo amiga de la mayoría de las personas que habitaban la casa, hasta que unos años después sus lazos se fueron haciendo débiles. De cualquier manera, la necesidad de compras varios días por semana los hacían volver a verse.

Aquel día Miku deseaba comprar, pero misteriosamente las puertas estaban cerradas. Recordó rápidamente que Haku solía dormir por las tardes, y que por lo tanto, su esposo Dell debería de hacerse cargo de atender el negocio, pero él no se encontraba allí. La puerta de cristal no estaba cerrada con llave, algo aún más sospechoso para la joven peli verde. Decidió empujarla un poco y la pudo abrir con facilidad. La tienda estaba en orden, pero simplemente había sido abandonada como si algo hubiese eliminado al encargado.

Caminó de manera lenta, temiendo que en cualquier momento la situación cambiara y ella se encontrara en peligro. Trató de percibir algo, algún aroma, algún ruido, cualquier cosa que le indicara si es que el asunto era grave o si solamente estaba siendo presa de la paranoia. Finalmente, caminó hasta la parte frontal de la barra, y en un acto de valentía, cruzó por esta para ir al área de empleados.

Lentamente, tras el mostrador, se comenzó a hacer evidente un sonido que Miku reconoció, algo similar a lo que había escuchado meses atrás, en los camerinos del estadio en donde se realizó el concierto.

"Esos dos" pensó molesta la peli verde, pensando que Haku y Dell se habrían dado un tiempo para tener relaciones en la trastienda. No le molestaba eso, después de todo eran una pareja joven, y seguramente estarían en el calor del momento cuando al ver que no había nadie, aprovecharon para proceder con la acción.

Comenzó a caminar en dirección a la puerta, cuando comenzó a prestar más atención en lo que escuchaba, y notó que una voz gemía lentamente un nombre, comenzando a incrementar el volumen de su voz. Aquella voz decía una y otra vez un solo nombre, como pidiéndole a este con cariño que continuase con lo que hacía.

—¡Len… Len… Len!— decían los gemidos constantes, pero Miku no reconoció la voz que normalmente gritaba eso. Ella podría recordar la voz de Rin en casi cualquier tono, gracias a las miles de veces que había cantado con ella, pero la voz que escuchaba no era tan fina ni agradable. Sospechó algo en cuanto comprendió lo que esto quería decir.

Abrió rápidamente la puerta, tratando de no hacer demasiado ruido, pero apresurándose a ver lo que ocurría del otro lado del área de servicio. Se quedó helada al ver lo que estaba ocurriendo en esa pequeña bodega de alimentos. No era Len quien se encontraba realizando actos sexuales, afortunadamente, se trataba de Dell, sin camisa y con el pantalón abierto en par desde el cierre, pero él sostenía a una chica que no era Haku, no podía ser ella por el solo hecho de no poseer su cuerpo con el mismo volumen que el de ella.

A Miku se le hizo bastante difícil distinguir a quien sostenía Dell por la espalda, empujándola constantemente contra el muro con el golpeteo desde su cadera, pero después de esta continuó gritando un nombre ajeno, pudo verla mejor.

—Ah… vamos, Len… tu puedes… continúa…— decía la chica rubia, viendo como su cola de caballo se movía y ondeaba a la par que lo hacía el movimiento de sus caderas, empujadas por las del peli blanco.

—¿Vas a dejar de llamarme así?— preguntó el hombre mientras que presionaba con sus manos los pechos de la joven —No entiendo porque necesitas decir su nombre…— se expresó molesto mientras que ella giraba la cabeza para encararlo, dándole oportunidad a Miku para ver que se trataba de Neru.

—Oye… es lo que necesito para hacer esto…— contestó como si tratara de ser su justificación para continuar con él —Tu puedes llamarme Miku, o Rin, o Luka…— mencionó mientras que se burlaba, teniendo un tono cansado por el movimiento sexual constante.

—Con que no sea Haku, es perfecto para mí— contestó él atrayendo la cara de la chica y besándola de manera apasionada, dándole oportunidad a Miku para salir de allí, completamente asqueada.

Comenzó a caminar en reversa, sin quitar la mirada de la puerta, demasiado alterada para hacer algo más que continuar con sus pasos hacia atrás, tratando de no tropezar conforme pasaba de nuevo por la barra. Esperó unos instantes, quizá esperando a que Haku saliera y le dijera que era algo que ella y Dell tenían arreglado, pero sospechaba que ella ni siquiera se encontraba en la casa, que estaba en los pisos superiores del pequeño minisúper. Salió corriendo, deseando hacer tanto ruido como para que ellos dos se enteraran de que habían sido vistos.


La casa se encontraba ahora casi sola desde que Len y Rin se habían ido, aprovechando el nuevo año para renovar sus contratos pero con especificaciones distintas, esta vez leyendo las letras pequeñas y rechazando la condición en donde juraban entregarse en cuerpo y alma a Yamaha. Pero su ausencia se hacía notar demasiado en la casa tanto así, que este factor había ayudado a que Miku se sintiera decaída.

Pero ese no era el momento para sentirse decaída. Todo lo contrario, en esos momentos ella tenía que ser firme, ser el pilar que apoyara a su amiga Haku. Había tenido el tacto necesario para anunciar que se trataría de una noticia como aquella cuando la telefoneó y le dijo que se reunieran en la mansión, y así tras saludarse al entrar a la sala y servirse algo de té, Miku fue clara y directa en cuanto tuvo que decir lo que vio. No fue obscenamente descriptiva ni acusativa, e incluso trató de hacer que el nombre de Neru saliera por sí solo, por las sospechas de Haku, pero ella se redujo a llorar en cuanto Miku le puso la mano en el hombro y se lo contó todo.

—¡No puedo creerlo…!— sollozaba Haku mientras que colocaba sus dos manos en su cara, esparciendo su maquillaje por toda su cara. Miku le daba palmaditas mientras que trataba de no hacer ninguna clase de ruido o de perturbar el silencio que en esos momentos les había rodeado con tanta comodidad, sin los Kagamine, ni Kaito cerca.

—Perdóname… de verdad lo lamento mucho— no podía dejar de sentirse culpable la peli verde por la terrible verdad que había contado, incluso otorgándose la culpa que haber lastimado de esa manera a su amiga tan querida.

—Está bien…— ella detuvo sus disculpas mientras trataba de mantenerse firme y no continuar llorando —De alguna manera lo sabía… sabía que Dell tenía algo muy raro desde hace meses…— trató de no exagerar, pero recordando claramente las pequeñas señales que revelaban los asuntos en los que estaba involucrado su esposo, y del adulterio que cometía —Lo distante que estaba… pero a la vez tan seguro, y casi no bebía, pero me dejaba a mi emborracharme casi todos los días… yo ya casi no le importaba— describió comenzando a retraerse en su asiento, como tratando de abrazarse a sí misma, deseando a la vez tener algo de licor consigo misma en ese momento de rompimiento.

—Perdón por no haber estado al tanto— volvió Miku a encontrar algo de lo cual culparse —Pude haberte ayudado a descubrir esto desde hace mucho tiempo… pude haber hecho mucho por ti— trató de sacar algún consuelo, o alguna posibilidad en la cual su presencia tan carente en los últimos meses pudiera haber cambiado las cosas.

—Dudo que hubieras podido haber hecho algo… había sospechas, pero si ni siquiera fui capaz de ver que Neru era quien más me había traicionado…— se lamentó intensamente por tan solo pensar en ella, siendo tan fuerte su tristeza que podría jurar que había sentido un dolor en el pecho por tan solo imaginar desde cuando le había traicionado.

Miku solo la abrazó, tratando de quitarle ese dolor, suspirando a la par que ella continuaba sollozando. No quiso preguntar más acerca de cuanto sabía ella de las traiciones de su propio esposo, ni de si es que Neru se había motivado por algo más que la sola obtención de un reemplazo para sus deseos carnales imposibilitados. Solo quería consolar a su amiga, pero las palabras la habían hecho quedarse corta.

—Lo lamento mucho…— siguió diciendo como si fuera la carta fácil de jugar en su baraja —Yo no sabría qué hacer si Kaito me traicionara… no podría pensar en cómo sería la vida si lo perdiera— dijo sin pensar en cómo aquello podría ser un consuelo, pero extrañamente, sirvió para que Haku dejase de llorar. Fue en ese momento en el que la joven peli verde se dio cuenta de que quizá aquello se había interpretado más como una clase de presunción, como si estuviera afirmando que su matrimonio era mejor por el hecho de no desestabilizarse, y sabía que eso podría haber ofendido a su amiga.

—Miku…— comenzó Haku con la pronunciación suave de su nombre —Yo… yo no quiero que te pongas triste como yo lo esto… pero tú me has revelado algo que solo una verdadera amiga podría ser capaz de revelar… y me corresponder hacer justamente lo mismo— dijo de manera pesada, sin obtener ningún placer en el pago que debía de hacer a la fidelidad que la peli verde había demostrado.

—¿Qué quieres decir?— respondió atemorizada, sin querer realmente darse cuenta de lo que había querido decir.

—Miku… Kaito…— Haku se contuvo unos instantes, tratando de no apresurar las cosas, de ser tan sensible como su amiga lo había sido, pero le avergonzaba tratar a su amiga como una niña pequeña, así que decidió decirlo todo junto, pero cuidando especialmente su tono y su pronunciación —Creemos fuertemente que Kaito te está engañando… con Luka— dijo de manera pausada, pero clara, sin que sus palabras se pudieran malinterpretar —Teto, Neru y yo lo vimos yendo a un hotel el día de la fiesta de los Kagamine, cuando no nos habían dejado entrar a la mansión y nos dimos una vuelta para buscar un buen lugar, lo vimos tomando un taxi— explicó quiénes eran ellas quienes creían eso, y el resto de la explicación, aunque más intrincada, seguía siendo pronunciada de manera clara —Entró a un hotel que solo Teto conocía y lo vimos saludar de manera cariñosa a Luka… estuvieron en su cuarto mucho tiempo juntos… lo lamento— terminó de decir mientras que acababa suavizando el tono, tratando de sonar como su amiga lo había hecho.

—Pero… no puede ser— fue la primera respuesta de Miku, instantánea incredulidad.—Kaito ha… Kaito se ha estado haciendo un tratamiento para la fertilidad… por eso no estuvo el día del cumpleaños de los Kagamine… él— trató de decir más pero simplemente no pudo. De pronto todo ese día concordaba.

—No fue solo ese día… Teto sabía que Luka se hospedaba allí, y tratamos de obtener referencias con los encargados del lugar… Kaito llevaba visitando a Luka desde el inicio del mes, y hasta donde sabemos, la siguió visitando… quizá todavía lo hace— concluyó con la más cruel de sus suposiciones.

De pronto todo cobraba sentido. Un día, estando harto de tantos tratamientos, Kaito había dicho que se citaría en cierto hotel con un médico especialista en la materia, y esa misma noche no había llegado a dormir a la mansión, más aparte, al aparecer al siguiente día, sus excusas fueron confusas, pero Miku le creyó que la sesión el tratamiento había durado toda la noche. Que estúpida… eso era lo que de seguro Kaito había pensado, porque esa misma excusa le había servido para pasar tardes y tardes fuera, todo eso sin que el tratamiento diera resultado, y que ellos siguieran siendo una pareja estéril.

Suerte para él, siendo estéril no habría de que preocuparse en dejar rastros de sus aventuras con Luka…

—Gracias por decírmelo, Haku— respondió Miku sin intensiones de exaltarse —Yo… me encargaré del resto— fue todo lo que pudo decir, encontrando algo nuevo dentro de sí misma, algo que jamás había sentido, no con esa identidad.

—Cuentas conmigo en todo… eres mi amiga, estaré cuando siempre que me necesites— le consoló la peli blanca mientras que simplemente miraba a la nada.


Len y Rin se habían mudado el día domingo dieciséis de enero, sin dar esperar más haber tardado más de dos semanas en encontrar la casa que deseaban tras una exhaustiva búsqueda, y una semana en la preparación y ejecución de la mudanza, preparativos de entre los cuales incluían ciertas consideraciones monetarias, tanto por la adquisición de la casa, como por la compra de los cientos de objetos necesarios para iniciar una vida aparte.

La casa que eligieron estaba fuera de toda la mancha urbana principal de la ciudad, a petición de una vida menos estresante. Era grande, de dos pisos y de un estilo ligeramente victoriano, con toques que variaban a lo gótico, pero con una estructura de casa japonesa normal. Tal parecía que esa casa había sido construida por encargo de un empresario irlandés, quien se había casado con una mujer japonesa, pero la casa jamás había sido habitada, debido a ciertos cambios infortunados en las actitudes de las familias de ambos, que habían finalizado con la separación de la pareja a menos de medio año de su formación.

La casa tenía un gran espacio en el recibidor, un comedor largo para eventos sociales, una cocina amplia con una gran barra que alcanzaba a extenderse a un espacio más pequeño en donde una mesa podía ser colocada para una menor cantidad de personas. Contaba con cinco habitaciones, cuatro de ellas en la planta superior y otra abajo, destinada a los huéspedes. De los cuartos de arriba, uno de ellos era más gran de que los otros, y contaba con su baño propio, y por lo tanto, Len y Rin decidieron que sería su habitación, de los otros cuartos, todos compartían un baño al final del pasillo, además de contar con otro en la planta baja.

La casa era simplemente hermosa, así la había descrito Rin al verla, desconociendo todavía si es que podrían adquirirla o no. Len por su parte, se había enamorado del lugar desde el momento en el que había visto el camino lleno de árboles y la apariencia ligeramente boscosa que se podía ver a través de los ventanales que daban al patio trasero. Vigo en cambio, a quien llevaron sus padres hasta que estuvieron más seguros acerca del presupuesto monetario con el que contaban, se mantuvo aparentemente neutral al ver el recibidor y su futuro cuarto, pero quedó con la boca abierta al ver el patio trasero, con un enorme jardín y los árboles que formaban un perímetro alrededor.

—Esta va a ser nuestra nueva casa…— le dijo Len con tranquilidad al pequeño mientras lo sostenía en sus brazos —¿Te gusta?— preguntó mientras que el pequeño solamente movía la cabeza de arriba hacia abajo con fuerza, pidiendo que lo soltara para ir a recorrer el espacio entre los árboles y los arbustos. Después de eso, no tuvieron más dudas, y realmente, ninguna otra opción más que comprar la casa.

Así, como se dijo, se habían mudado en un domingo. Rin cargaba a Vigo en sus brazos cuando Len la sorprendió por detrás, y la levantó en sus brazos para entrar en la puerta, sintiendo que esto sería lo más romántico del mundo para su marcado nuevo cambio de vivienda, aunque estuvo encorvado del dolor durante el resto del día, continuó ayudando a mover las cajas que llevaban de sus cosas, sacadas directamente de su cuarto.

Lo primero en llegar fueron sus camas, para ellos mismos, pidiendo una cama King Size, mientras que la cama de Vigo tendría su propia cama, una de tamaño individual, a sentir que el pequeño ya tenía edad para poder dormir sin barrotes a los lados. Comieron algo rápido al pedir la comida a domicilio, siendo que no podían ponerse a cocinar con todos los demás preparativos que tenían que hacer.

No sabían muy bien lo que sería vivir apartados de los demás, de Miku, Kaito, Gakupo, Gimu, Lily e incluso del Maestro, pero estaban decididos a probar la vida correcta de una familia, lo que siempre habían querido. Cuando anocheció y tenían ya todo preparado, llevaron al pequeño a dormir a su cama, y luego se retiraron a la suya, asegurándose de que todo estaba correctamente cerrado y protegido. Llegaron a su nueva cama y se tiraron encima, sin poder dormir realmente pese al agotamiento, sintiendo algo de miedo y de incertidumbre, pero a la vez con emoción por enfrentar los retos y las alegrías de tener su propio hogar y de vivir así.

Ni siquiera tuvieron deseos de discutir, solamente se mantuvieron en silencio, tratando de adaptarse al nuevo ambiente, sentir la casa como suya, como el hogar del que formaban parte ahora. Estuvieron a punto de dormirse cuando el reloj marcaba las diez, cuando el grito agudo de su pequeño los hizo despertarse y alertarse.

—¡Mami, Papi!— Los dos salieron corriendo del cuarto sin siquiera ponerse bien las batas, corriendo con verdadera confusión hasta llegar a la siguiente puerta junto a la suya, encontrando al abrir la puerta a su pequeño sentado en la cama, recargado contra la cabecera y cubriéndose hasta la cabeza con su cobertor

—¡¿Qué pasa?!— no pudo evitar gritar Rin en cuanto vio a su pequeño hecho bolita y temblando sobre su colchón, encendiendo la luz y dejando que el reflejo de las paredes azul cielo recién pintadas alegraran un poco el ambiente.

—Hay una sombra en mi armario— lloriqueó mientras que su madre lo abrazaba, y este hundía su cabeza en el pecho de Rin, aprovechando ella para darle la indicación a Len de que viera lo que había tras la puerta entreabierta de dicho armario.

—Veamos— dijo Len apresurado, queriendo ver si realmente se escondía alguien allí, abriendo la por completo la puerta sin tener un segundo pensamiento acerca del asunto.

No encontraron nada adentro, sino que más bien supusieron que habría sido la imaginación del pequeño al encontrarse en una nueva casa, y en un nuevo ambiente desconocido para él.

—No hay nada… fue solo tu imaginación— Rio Len mientras que se acercaba a su esposa y acariciaba la cabeza temblorosa de su hijo, tratando de consolarlo

—Ven… vamos a dormir todos juntitos— le dijo Rin a su bebé mientras que lo cargaba en sus brazos y se lo llevaba a su habitación, siendo seguido por Len, quien miró con ojos de desconfianza a la puerta del armario una vez más antes de salir.

—Espero que no nos hayan vendido una casa llena de fantasmas— comentó Len con pesimismo —porque sería peor tener que buscar otra casa que cumpla con todo lo que queremos— continuó quejándose para después ver como su hermana lo hacía callar.

—Ya… lo vas a despertar…— Advirtió Rin al darse cuenta de que su pequeño se había dormido casi al instante al haber sido recostado en el centro de la gran cama —Podemos hacer que duerma con nosotros las primeras noches… luego ya se acostumbrará a su habitación y podrá dormir solo— trató de planificar rápidamente mientras que acariciaba la frente del pequeño.

—De acuerdo, es un trato… pero deberemos encargarnos de ese asunto del armario… no quiero descuidarme ni un poco, y menos si Vigo es quien lo puede pagar caro— trató de hacer sonar ese pequeño incidente de temor infantil como un problema realmente serio, pero Rin simplemente adoraba como sonaba al decir esas cosas.

—Bien, lo cuidaremos de cualquier fantasma que vaya tras él— complementó Rin la situación mientras que su hermano apagaba las luces y se volvía a recostar junto a ella. Trató de acomodar al pequeño Vigo para que durmiera cómodamente entre los dos, pero al empujarlo contra sí mismo, este se abrazó a su pecho, y lo hizo sentir tan seguro, que Len simplemente se recargó sobre su propio costado y abrazó al pequeño a su cuerpo, con cuidado de no hacer nada para lastimarlo y dejarlo respirar. Rin, conmovida por esto, se acercó a su esposo un poco más, pasando su mano alrededor del torso de su hijo y abrazando su pancita, aprovechando la cercanía con su querido gemelo para besarle los labios.

—Buenas noches Len—

—Buenas noches Rin—


El día siguiente amaneció bastante nublado. El resto de la semana el clima se había mantenido algo estable. No nevaba, pero el ambiente se había mantenido frio y despejado, en donde uno podría calentarse con el solo hecho de mantenerse con el sol sobre su cuerpo. Pero aquella mañana había sido distinta, pues era de aquellas en las que el sol no es visible por ninguna parte, solo iluminaba las nubes y daba una completa visión gris del cielo, pero no permite sentir su calor. Era simplemente un día frio y gris, pero agradable para quienes gustan vestir prendas térmicas o meramente quedarse en sus casas todo el día.

Len despertó aproximadamente a las siete de la mañana, y se encontró completamente solo, sin su esposa no su hijo en sus brazos, levantándose del torso y buscando por toda la cama, preocupado de haber aplastado a su pequeño mientras giraba en la noche.

—Lo llevé a su cuarto hoy en la mañana— habló Rin con suavidad desde el pequeño espacio frente a la ventana, en donde planeaban colocar una base acojinada para recostarse allí a ver la noche o la lluvia, dependiendo del tiempo, y en ese mismo día ella se sentaba a ver el cielo triste.

—Oh… está bien, me alegra que todo haya salido bien— soltó un suspiro de alivio mientras le levantaba y veía a su querida esposa sentada con sus piernas juntas y flexionadas hasta que sus rodillas quedaban junto a sus pechos. Usaba solamente una camisa que Len había utilizado el día anterior debajo de su suéter, y su ropa interior rosada. Aun no quería comenzar a utilizar ropa de maternidad, inexplicablemente para Len, quien ya comenzaba a impacientarse por la llegada de su segundo hijo.

—Te dejé algo de agua caliente, creo que es mejor comenzar el día temprano y con una buena ducha— opinó ella mientras que se levantaba de igual manera y caminaba hasta su hermano, abrazándolo por la cintura y besándolo sin ninguna premeditación.

—O quizá podríamos quedarnos aquí mismo… disfrutar de la mañana de lunes mientras que Vigo sigue dormido— trató rápidamente de encantar con la mirada a su querida gemela, a la vez que sus manos recorrían los botones de la camisa —Podemos hacer lo que queramos…— propuso nuevamente, tomando el cabello rubio de la chica y acariciándolo con dos dedos.

—Si… quiero hacer hot cakes el día de hoy, con jarabe de naranja— contestó ella rápidamente al liberarse de las manos de su esposo, alcanzando rápidamente su falda negra con encajes amarillos y preparándose para bajar a la cocina, entusiasmada por comenzar el nuevo día —Vamos, que quiero que tu trabajes por tu propia comida—

Len se quedó decepcionado por la conclusión de aquella oportunidad perdida, pero trató de ser positivo, quizá podría aprovechar el momento en la cocina para estrenar la casa entera, marcando con su amor un nuevo punto de romance.

El desayuno estuvo listo para las ocho de la mañana, hora en la que su hijo despertó. Comieron tranquilamente hasta las ocho y media y luego Len salió con Vigo al patio trasero, pues el más joven de los dos deseaba ver y memorizarse cada uno de los árboles, usando sus pocos conocimientos de botánica que tenía para ver qué tipo de árboles eran y poniéndoles nombres que le ayudarían a reconocer cada uno de ellos. Len se enternecía a la vez que se impresionaba por las ideas que había en la mente de su primogénito, aunque los árboles no tenían nombres demasiado compuestos, sino más bien simples sílabas como las que componían el idioma japonés, siendo esta quizá la forma en la que Vigo podía demostrar su aprendizaje.

Todo el tiempo en el que estuvieron a fuera, el frio no dejaba de preocupar a Len, ya que pensaba que su hijo podría fácilmente enfriarse y enfermarse rápidamente, razón por la cual para las nueve de la noche, ya estaban de nuevo dentro de la casa, el infante había sido recostado en la sala, cubierto por una cobija de color azul con la que Len le había comprado para sus siestas y permitiendo que se acomodara en los cojines nuevos para que pudiera dormir un rato.

Para la hora en la que finalmente Vigo se había dormido, Len entró en la cocina para encontrar a su hermana sentada en una de las sillas del comedor pequeño, hablando con preocupación por el teléfono. Len se acercó por su espalda y le abrazó con cariño, tratando de calentar sus manos al frotarlas contra en suéter de la chica.

—Sí, lo sé… es una maldita… siempre lo supe— hablaba Rin con la persona del otro lado de la línea, tratando de poner atención a lo que decía en lugar de dejarse distraer por los encantos de su hermano —Len está aquí… ya me tengo que ir… lo lamento mucho— colgó tan pronto como sintió a su gemelo comenzando a besar de manera posesiva su cuello.

—¿No quieres disfrutar de estos momentos que tenemos en soledad para poder compartir un poco de calor?— le preguntó con voz suave y baja, como si estuviera hablando en el calor del momento, pero viendo que la mirada de su hermana solamente respondía con frialdad, decidió contraerse en lo que debía de importarles —Digo… podemos ir a ver a Ayanami para que nos ayude a encontrar un buen lugar en donde trabajar— dijo recordando a uno de sus amigos del instituto que le había prometido que les daría una mano a todos para encontrar un trabajo estable en el área gubernamental.

—Kaito engañó a Miku con Luka…— respondió ella rápidamente, sin que se lo tuviera que preguntar su esposo, pues al parecer era algo que debía de discutirse en ese mismo momento —Al parecer Kaito estuvo yendo a verla una y otra vez a… un hotel en donde ella se hospedaba— comentó con pesadez, como si tratara de no pensar demasiado en tan atroz traición, solo en informarla para su discusión.

—Vaya…— Len no supo cómo debería de reaccionar, le habría parecido que al mencionar a Luka su nombre saldría rápidamente a la luz, pero le impresionó más el comprender que era de hecho Kaito quien había realizado el acto de adulterio.

—Yo tampoco puedo creerlo— respondió Rin a una declaración que su hermano no había hecho —Se veían tan bien juntos los dos, sobretodo en su boda… ahora hasta me siento mal de haber sido la madrina— se lamentó como si hubiera sido su culpa o como si este hecho hubiera sido negativo para el matrimonio de sus amigos.

—Bueno… no todos los matrimonios resultan bien, mucho menos si son apresurados— trató el joven de encontrar alguna manera de reducir el impacto que eso causaba en su hermana.

—Pero ellos dos no eran cualquier pareja de desconocidos, Len, tu aves cuanto se querían y cuánto tiempo pasaban juntos— intentó reclamar a los claros recuerdos de ellos dos disfrutando sus días libres juntos y volviendo sus sesiones de grabación en momentos de pareja al hacer un emotivo dueto —Lo peor de todo es que creo que fue el asunto de la infertilidad lo que causó problemas entre los dos… querían tanto un hijo, y recuerdo que una vez escuché a Miku llorar en medio de la noche— trató de reflexionar Rin al pensar que había encontrado lo que había salido mal entre ellos dos.

—Pero no todo se puede solucionar con tener un hijo— fue ahora Len quien trató de interceder en el tren de pensamiento de Rin, que al parecer había aislado el problema desde un punto de vista personal —Más si es un engaño como ese, no creo que Kaito se haya ido con Luka pensando en que tendría un hijo con ella— habló más de lo que pensó, y el resultado fue un desagrado por la imagen mental descrita.

—¿Entonces qué fue lo que le hizo que Kaito engañara a Miku? Ellos dos están casados, y el matrimonio se basa en la confianza de que no traicionarán su amor… es un trato de confianza— comenzó a sentir como elevaba su voz y aceleraba su habla, casi llegando a gritar de la ira, a la vez que soltaba una respiración busca, como comenzando a sollozar —Pobre Miku… debe de sentirse tan humillada— comentó débilmente después de que se repuso un poco.

—Quizá lo hizo por inseguridad… quizá pensaba que el humano no es de una sola pareja— volvió a hablar sin siquiera tratar de pensar correctamente en lo que decía, y de un momento a otro, temía estar excusándose a sí mismo —Digo… probablemente no sabía si su matrimonio con Miku era correcto, o creyó que podría ser más feliz con… Luka— se sintió mortificado por no poder opinar nada más que cosas que pasaban por su mente, acerca de su infidelidad. Después de todo ¿Conocía realmente a Kaito hasta el punto de poder haber predicho su traición?

—Nosotros somos la muestra de que en una pareja no se necesitan más que dos…— opinó Rin rápidamente, encontrando la mano de su hermano con la suya al otro lado de la mesa de la cocina frente a la cual se habían sentado —Y si se sentía tan inseguro… ¿Por qué casarse en primer lugar? Debió de haber calmado toda su curiosidad desde antes, ¿No crees?— se rio un poco al entender lo hipotético de las palabras de Len, comprendiéndolo como tan perdido en el asunto como ella.

Pero Len parecía no estar tranquilo del todo, y a Rin ya no le concernía nada más que sonreír y acariciar su mano, tratando de no combinar sus emociones con el anuncio hecho acerca de Kaito, o de las preocupaciones que probablemente estaban atormentando a Miku en ese momento.

—¿Sabes qué fue lo que hizo Kaito cuando Miku le preguntó acerca de si lo había engañado?— esperó a que su gemelo negara con la cabeza de manera obvia, aunque hubiera preferido que se lanzara a especular —Él no negó nada, solamente trató de evadir el tema… no fue sino hasta que Miku lo amenazó con Tirar a la basura todo su helado que él finalmente confesó todo— se burló abiertamente de la inmadurez del peli azul, mientras que Len no dejaba de mirar al suelo con preocupación.

Se quedó en silencio unos instantes, y fue ese el momento en el que Len comenzó a sentir verdadero remordimiento, más que nada, de no haber confesado nada a su hermana antes. Pero en ese instante, un sentimiento distinto le dijo que había hecho bien, que aquel no hubiera sido el momento apropiado para decirlo, que había sido lo mejor el haber esperado a que la presión se calmara un poco, y esperar a que el suceso no tuviera más importancia ni relevancia. Pero por desgracia, con lo ocurrido, con esa metida de pata de Kaito, no podría volver a restarle importancia a un tema como ese, jamás podría acercarse al tema de la infidelidad y menos mencionar en nombre de Luka sin alterarlo todo, sin destruir la paz existente en su hogar.

Había llegado la hora de decirle a Rin acerca de sus encuentros con la peli rosada.

—Rin…— comenzó a decir lentamente, tratando de no hacer sonar el asunto como algo demasiado dramático —Tengo que contarte algo— se levantó mientras que estaba evadiendo la mirada de su hermana.

—¿Qué cosa?— en ese momento Rin ni siquiera se imaginaba lo que iba a decir su gemelo, pero decidió levantarse para caminar al lado de su hermano de manera fraternal, pero él solamente se alejó de ella, caminando hacia la sala sin querer verla a la cara.

—¿Recuerdas cuando hace unos meses me hablaste de que Gakupo te hizo sentir incómoda? ¿Cuándo teníamos problemas con nuestras asignaturas y buscamos ayuda?— preguntó en su búsqueda de encontrar el contexto que necesitaba.

—Sí, recuerdo que Gakupo me incomodó mucho en ese tiempo, él quería algo que yo no…— trató Rin de explicar la verdadera razón por la que dejó de lado la ayuda del peli morado, pero prefirió dejárselo a la memoria de su gemelo —Fue una tontería y él lo sabía—

—Bueno… verás, Luka trató de asesorarme durante una tarde en la que tú todavía no llegabas a la casa…— para ese punto se dio cuenta de que no había premeditado su plan de manera correcta, y ahora simplemente se ponía a pensar en cómo había ocurrido todo aquello, regresando hasta el punto en el que cometió aquel miserable engaño, y se veía a si mismo dejándose llevar por el beso de Luka la primera vez, y luego incitándola a proceder ella la segunda vez que ocurrió, admitiendo en ambos casos que había sido algo que había disfrutado.

Y pese a que la dulce sensación que había sentido en aquel momento había dejado su mente en blanco, ahora solamente podía recordar un asco intenso y el constante regaño de sí mismo contra su ser del pasado por haber hecho eso. Se contrajo un poco, alejándose de Rin hasta quedar contra la pared, sumamente apenado y arrepentido, como aquella vez en la que había roto el teléfono celular de su hermana por los celos de pensar que estaba hablando con algún otro chico, y que todo había terminado entre llantos y abrazos entre los dos.

—Lenny… puedes decirme lo que quieras…— trató su hermana de darle un poco de confianza a su gemelo, pero desde la sola mención de Luka, y como suponía Len, Rin se había puesto sumamente nerviosa desde el instante en el que saltó el nombre de la peli rosada.

—Te fui infiel… con Luka— dijo tratando de hacer que sonara lo más simple posible, pero solo vio como ella abría la boca por la impresión, pero sin expresar nada más que la sorpresa de recibir esa noticia.

Se hizo el silencio entre los dos, de pronto ya no había nada de ruido ni en la casa ni en los alrededores e incluso el viento había dejado de mover las hojas de los árboles del exterior. Una enorme incomodidad empezó a hacerse presente en Len, sentía como si hubiera roto algo invaluable y no encontrara la forma de explicar el que lo llevó a hacer aquello. Deseaba más que nunca saber lo que pensaba Rin, algo que jamás le había costado trabajo, no si de verdad se lo proponía. Quería ver que pensaba su hermana para saber exactamente cómo proceder, si es que lo que había hecho era realmente tan atroz o si es que inclusive podría llegar a exagerar; pero sabía también que no se trataba de un solo contacto de labios, sino de todo lo que este traía consigo.

Todo se había originado desde que supo de qué le había gustado a Luka, que todo entre ellos dos habría sido excelente, o mejor dicho, la ilusión de que entre ellos dos habría existido algo perfecto y maravilloso, algo inequívoco diferenciándose con esta particularidad a su relación con Rin. No podía decir con simples palabras cuanto estaba equivocado, ni cuanto había detestado su decisión de llamarle a su cuarto, e incluso se odiaba a si mismo por no haber evitado el primer beso, por más curiosidad que hubiera sentido en ese momento.

Quizá eso era lo que tenía que hacer, decirle lo mucho que se había equivocado, y lo mucho que se había arrepentido, o quizá centrarse en lo positivo, que se había decidido a irse con ella, a seguir con su hijo. Pero no podría decir nada de eso si no empezaba a explicarse desde el inicio.

—Esa tarde en la que tu no estabas, ella entró al cuarto, yo traté de sacarla de allí, no quería que tú supieras que trataba de verme, pero ella solamente se defendió diciendo incoherencias… y cuando me besó, sentí que se me lo permití por mera curiosidad— explicó lentamente mientras que volteaba de nuevo a ver a su gemela, encontrándose otra vez con la misma expresión de antes, la cara paralizada en donde mismo —Unos días después, le llamé de nuevo… quería probar lo que se sentía volver a besarla… y quizá algo más— detuvo su habla en ese instante, al notar que sus palabras habían traicionado su noción del asunto —Pero cuando nos volvimos a besar, Piko entró y me vio, y traía a Vigo en sus brazos, y entonces me separé de Luka… no pasó nada más, y le dije que se alejara de mi— relató con cuidado, tratando de no elevar la voz, como quien confiesa un asesinato y el procedimiento para llegar a este.

Mirar de manera directa a Rin provocó que esta moviera sus ojos, cambiando su mirada del curso de la de su hermano. Se levantó un poco, todavía sin decir nada, comenzó a alejarse de él, todavía sin verlo y sin pronunciar palabra alguna. Entonces simplemente se dio la vuelta y salió caminando a paso rápido de la cocina, subiendo las escaleras de manera sonora y el silencio de la casa permitió que a Len escuchar claramente sus pasos hasta su habitación. Había escuchado demasiadas veces la forma de caminar de Rin, muchas veces era un caminar tranquilo, otras veces sigiloso, incluso la forma en la que arrastraba los pies durante sus momentos de preocupación le parecían fáciles de notar, pero ahora, por la rapidez y la fuerza, notaba claramente que estaba furiosa.

Comprobó que esta emoción la llenaba al momento de escuchar la puerta del cuarto azotar fuertemente. Cubrió su cara con sus dos manos mientras que soltaba un fuerte bufido. Sentía que de pronto la casa entera daba vueltas y después se percataba de que solamente era su propia cabeza la que lo se movía contra su voluntad.

No sabía que tanto daño había hecho, y nunca había sentido que sus palabras hicieran enojar a Rin de esa manera. Si se enojaba, ella se lo decía o lo gritaba a su cara, y cuando la lastimaba, ella lo lastimaba físicamente, casi siempre siendo este un método infalible de reconciliación. Pero ahora sabía que no sería lo mismo, y que su error había alcanzado niveles insospechables.

Se levantó pensando en que este sería el primer paso para poder arreglar las cosas, pues estar sentado lo hacía sentir como una masa inútil, aunque una vez arriba tampoco se sintió mejor. De pronto sintió la enorme necesidad de ir a ver cómo estaba su pequeño hijo, como si la noticia y la reacción de su esposa simbolizaran una especie de cataclismo que pudiera tener un efecto en él, pero se alivió al encontrar al bebé dormido todavía entre los pliegues de su manta sobre la cama improvisada por cojines que le habían preparado.

Pero no se detuvo demasiado a mirarlo, en su estado tan pacífico e imperturbable, solamente acarició su cabello y susurró un corto y rápido "Lo siento" antes de volver a levantarse e ir caminando en dirección a su habitación. Subió las escaleras rápidamente, pensando que Rin podría hacer hasta lo inimaginable estando sola y entristecida por su culpa. Llegó hasta la puerta, sin decidirse a abrirla, solamente tocó un par de veces mientras que tragaba con fuerza.

—Rin…— habló con cuidado de no sonar enojado, pero manteniendo la fuerza como para no romper su voz y llorar —Rinny… perdón— dijo con toda la sinceridad que pudo, sin dudar un solo momento en que su hermana no creería en sus palabras —Rinny, de verdad lo siento mucho…— trató de bajar el sonido de su respiración, pero no podía escuchar nada del otro lado de la puerta. Trató de cerrar sus ojos y pegar la oreja al oído, intentando escuchar lo que pasaba en su cuarto.

Solamente logró comprender los sonidos internos como una especie de lamentación o sollozo. Esperó un unos instantes a que Rin dijera algo, o a que contestara alguna de las cosas que reflejaran las consecuencias de sus actos, pero solamente escuchó como el sollozo seguía incrementándose. ¿Valía algo que se disculpara otras mil o un millón de veces más con ella? Nunca había tenido que disculparse tanto con ella, solo les bastaba la comunicación mutua, lo que derivaba después en entendimiento entre ambos. Era la manera en la que funcionaba su relación. Se comunicaban, se explicaban y se entendían, y luego resolvían sus problemas por sí solos. Pero no podía pedirle a Rin que entendiera lo que hizo, pues ni siquiera él lo podía entender por completo porque lo había hecho. Y de una forma u otra, lo único que se le ocurrió fue que quizá Rin le ayudaría entender, no para comprender si quería a Luka o no, sino para comprender porque había cometido el engaño.

—Rin, escucha…— se preparó mientras se recargaba con las dos manos contra la puerta —No puedo decirte porque hice lo que hice… no puedo explicarlo porque no puedo ver al pasado y evitar arrepentirme cada segundo de lo que ocurrió con ella…— escuchó su voz resbalar un poco, mordiendo su labio con fuerza —Aquella noche en la fiesta de año nuevo, cuando me enojé contigo, hubo un instante en el que de verdad me cuestioné nuestra relación, y con Luka a mi lado… de verdad llegué a desear que nunca nos hubieras mentido a los dos— dijo claramente, recordando nítidamente ese sentimiento, pese al alcohol y la falta de sueño que tuvo aquella noche —Pero olvidé todo eso después de hablar con Miki y con Piko, y traté de ver las cosas más positivamente, y fue cuando tú me cerraste la boca y me demostraste que podías ser responsable, y más que nada, que querías cambiar para el bien de nuestro hijo y de nuestra familia —repuso rápidamente sobre sus palabras anteriores.

Escuchó a Rin soltar un fuerte bufido, muestra de que se encontraba escuchándolo todo, y ella misma detestaba recordar ese periodo de su vida, y más aún pensar en que había cambiado solo por Len, cuando al final el cambio había sido mejor para ella de lo que podría haber imaginado.

—En esos tiempos podía volver a pensar en ti como mi otra mitad… como mi mejor amiga, mi esposa y mi hermana— expresó tratando de encontrar todo lo bueno que podía, pues relataba un periodo más tranquilo del tiempo antes del suceso —Pero tú sabes que hubo un tiempo realmente difícil para los dos… estaba cansado, estresado, y ni siquiera podía ver positivamente el momento en el que todo iba a terminar y podríamos volver a relajarnos o a disfrutar de nuestro matrimonio— y hasta ese punto llegaba su explicación, pues más allá de eso solamente quedaban los hechos que había relatado anteriormente.

—¿Por qué esperaste hasta ahora para contármelo?— preguntó Rin como si eso fuera la única duda que tendría en ese momento —¿Por qué no me dijiste de la primera vez que Luka te besó?— Len sintió al instante la intención de la pregunta, lo que más le había lastimado desde el inicio.

—Por una parte… no quería que volvieras a pelear con ella como en año nuevo, simplemente me parecía que habías cambiado demasiado como para que volvieras a rebajarte a su nivel— expresó con calma, pero después de eso parpadeó un par de veces —Además… estaba muy avergonzado… sentía tanta pena por haber dejado que eso pasara, me había sentido vulnerable, como si hubiera dejado que ella jugara conmigo, era algo que no quería que nadie más supiera— fue completamente honesto consigo mismo, a la vez que lo era con su gemela. No había querido aceptarlo, pero realmente aquella invasión de su espacio personal le había dolido más de lo que sus gritos contra la peli rosada podrían haber expresado.

Él era un hombre casado, y el hecho de que Luka hubiera pensado que tenía el derecho de entrometerse entre él y su esposa lo había ofendido bastante, en especial por la forma en la que ella procedió, como si él siguiera a su disposición después de esos años.

—Aún no sé muy bien porque la llamé después…— continuó relatando después de darse cuenta de que Rin no respondería más a lo que dijo, pensando que quizá sería lo mejor tratar de expresar lo que sentía sin retenerse en ningún momento —En el momento en el que lo hice solo sentía… curiosidad…— admitió con la misma pena de antes —Estar tan aburrido, tan estresado… me hizo pensar en todo lo que… me había perdido… por no haber estado con Luka— hablaba de manera entrecortada, como si tratase de pasar una ajuga por su propia carne, sintiendo dolor cada vez que sus palabras salían —Fui débil en ese momento, y quise sentir el placer que jamás había podido experimentar, aunque sabía que estaba mal, y que estaba traicionándote… no pensé en ti hasta que Vigo me vio directamente a los ojos—

—Pudiste haberlo disfrutado plenamente…— contestó Rin entre un gimoteo constante que había comenzado desde que se encerró en el cuarto — ¡Debiste de haberlo disfrutado, debiste regresar con ella si tanto querías sentir eso!— gritó completamente furiosa, pero sin salir por completo de sus cabales, controlándose y cubriendo su boca tan solo para que Vigo no despertase.

—¡No quería!— respondió Len, como si sintiera que aquello que decía Rin no podía reflejar su verdadero deseo, pero él mismo lo acababa de decir, y de pronto se contradecía —Agradezco que Piko hubiera entrado en ese instante, porque sé que había sido el peor error de mi vida haber continuado con eso…— fue rápido en sus palabras, queriendo aclararlo al instante —Viendo al pasado, fue lo peor que pude haber hecho… no quiero ese placer… no quiero sentir que hay alguien más especial que tú… quiero que lo nuestro sea incesto, como siempre— dijo tratando de sentir un calor emocional por esa palabra que tanto les había hecho daño antes, como si de pronto la aceptara y la abrazara; esto implicando que en su atracción por Luka existía una forma intrínsecamente más correcta en la relación, si es que el adulterio era mejor que el incesto.

Rin no sabía que más preguntar. Para ella, decirle a su hermano que lo odiaba o que lo odiaría de por vida era algo imposible, pero igualmente le parecía imposible imaginar a Len siéndole infiel con una cualquiera. Pero de nuevo, esa no fue una cualquiera, esa fue Luka, quien fue "La chica de sus sueños".

—Si no te conté lo que pasó después… fue porque tenía miedo a que me odiaras— continuó Len, quien por el silencio de Rin comenzaba a darlo todo por perdido —Te decepcioné y falté a mis votos matrimoniales, y lo hice siendo conscientemente estúpido— mencionó el matrimonio como lo más sagrado y solemne del mundo —¿Cómo podría pedirte perdón si ni siquiera puedo perdonarme a mí mismo?— y después de preguntar eso, rompió a llorar, pues para él, ya todo había llegado al final, había terminado su propia exploración emocional, finalizando su propio juicio, y había fallado, por lo mismo que dijo no merecía el perdón, y lo tenía que aceptar, sin importar cuanto llorara o cuanto se tratase de justificar.

—¿Sabes que es lo que me hace sentir peor?— habló ahora Rin, al escuchar a su hermano llorar de manera verdadera en mucho tiempo —Que de alguna manera siento que merezco esto— dijo sin premeditar correctamente sus palabras, pero tratando de tomar correctamente el pensamiento que le había llevado a concluir en eso.

Len dejó de llorar, pero no porque la tristeza se hubiera ido, sino porque quería escuchar correctamente a su hermana, y de hecho, seguía sollozando un poco y dejando caer lágrimas como grifo roto.

—No habría pasado nada de esto si no hubiera mentido desde el principio… si no los hubiera engañado a ti y a Luka para que creyeran que se odiaban— comenzó a explicarse mientras raspaba el suelo alfombrado con las uñas —Le rompí corazón a dos personas… peor aún a mi propio hermano y a una amiga cercana… y después de eso te alejé por completo de ella, y deshice cualquier posible rastro de ese amor… creo que de verdad me lo merezco— concluyó pesadamente, como si con su voz tratase de remarcar la ironía en el asunto.

—No… no digas eso— respondió Len rápidamente —Ya lo aclaramos… nunca te he culpado por nada, cambiaste muchas cosas pero… todo salió mejor al final, ¿No?— preguntó tratando de continuar con lo positivo, lejos de considerar todos los problemas que realmente les llevaron hasta ese punto. Pero comenzó a temer al momento en el que Rin se mantuvo en silencio absoluto.

—¿Esto es mejor?— preguntó ella como respuesta a lo que su hermano suponía como algo obvio —Realmente no podemos saberlo, no hay manera de asegurar que no serías feliz con ella— ciertamente, Len no tuvo manera de contestar a eso —Lo peor de todo, es que yo tampoco puedo explicarte por qué lo hice, porque traicioné la confianza de hermanos que nos teníamos— comenzó a expresar realmente su culpa —No puedo decir que lo hice porque te amaba… porque en ese momento ni me imaginaba que me enamoraría de ti, para ese entonces habría dado lo mismo que hubieras sido feliz con otra…— comenzó por aclarar ese punto tan incómodo para los dos —Creo que solo quería ver si es que podía arruinar sus posibilidades de estar juntos… no soy mejor que tú en controlar mi curiosidad—

Len quiso decir por unos instantes que todo estaría bien, que los dos tenían fallas pero las podían superar, y que si había alguna ventaja en lo que se habían hecho el uno al otro, es que les quedaba la vida entera para prometerse de nuevo que nunca fallarían en sus promesas. Había segundas oportunidades. Pero algo le decía que no importaba como lo pusiera, dos errores no harían un acierto, así como dos actos atroces de traición no harían un acto grande de fidelidad.

—Al principio sentía que llegaría el momento en el que te enterarías de todo, y después de eso me odiarías y me dejarías de hablar… y cuando iniciamos nuestra relación…— se detuvo mientras tomaba una gran bocanada de aire —Pensaba que si te enterabas terminarías conmigo en ese mismo instante, y que luego te irías con Luka, a tener el amor que merecías— aquellas palabras en especial lastimaron a Len, decir que él merecía a Luka —Creo que al final no resultó tan diferente el asunto—

Y Len continuó en silencio espectral, incapaz ahora de contradecir esa siniestra premonición que Rin habría tenido hace mucho tiempo, sin importar que tan estúpida la hubiera encontrado un par de años atrás, sus acciones hablaban de manera diferente.

—Si detestaba tanto a Luka, es porque siempre sentí que de una forma u otra… ella iba a llevarte de mi lado, y que tendría todo el derecho de hacerlo— trató de ser lo más honesta que pudo, sacando hasta lo más profundo que había llegado a sentir.

—Rin… por favor… deja de decir tonterías— se hartó Len mientras que todavía seguía llorando —Por favor, no sigas diciendo eso…— pidió sin más razones que la simple piedad por su relación.

—¿Por qué no?— preguntó ahora Rin ofendida por la forma en la que se le había interrumpido —¿Crees que por el hecho de que algo es incómodo no deberíamos de hablar de eso, aunque sea de nuestra relación? He tenido esos pensamientos por años, y siempre pensé que al ocultarlos de ti todo sería mejor, ¡Pero mira hasta lo que hemos llegado!— gritó fuertemente mientras que solo escuchaba a Len tratando de abrir la puerta —Tratamos de estar juntos, aunque todo nos decía que no era buena idea, y creímos que funcionaría si cambiábamos las cosas un poco... pero en el fondo siempre existió esa cosa inevitable… algo así como un destino de vida que iba a hacer que estuvieras con Luka— expresó con amargura, recordando tantas veces en las que habían proclamado su vida como una sola, su relación como algo que deshacía cualquier lazo sanguíneo y que iba más allá. En ese momento, Len abrió la puerta, empujando a Rin de manera automática fuera del trayecto de esta, levantándose ella rápidamente, y finalmente encarando a su hermano, viendo como sus ojos estaban tan enrojecidos por las lágrimas como los de él.

—Para mí no existe algo así como un destino preestablecido— se opuso Len de manera determinante —Y aun si existiera, y me dijera que debo de estar con Luka, me le rebelaría y volvería a estar contigo cuantas veces fueran necesarias— trató de no sonar como un hipócrita, y quizá no lo estaba haciendo, pues al final si había apartado a la peli rosada y había retornado con Rin.

En ese momento, Rin tuvo que mantenerse en silencio unos instantes, considerando correctamente lo que había dicho Len. Es cierto, él estaba ahora con ella y Luka había quedado en el olvido; y no cabía duda de que si él había aceptado llevar su relación al siguiente nivel, al mudarse a una casa propia, es porque había decidido cambiar, tal y como a ella le había tocado madurar en su momento de necesidad. No tendría derecho de dudar de la veracidad de sus palabras, si es que había mostrado en carne propia que era capaz de rebelarse contra el tan dichoso destino que tenía con Luka.

Pero de nuevo ¿No era ese sentimiento de seguridad el mismo que le había dado a Rin cuando finalmente la había hecho su mujer? ¿El sentimiento de que sería solo ella y nadie más? Y aun así, con toda esa seguridad, Len había actuado contra sus principios, y en un instante de debilidad, había roto toda esa seguridad, y había sido tentado por Luka.

—Quisiera volver a sentirme segura de que lo que dices es verdad— comentó débilmente tras algunas cuantas consideraciones, en lo que había dejado a su hermano esperando —Pero sabiendo que hice lo que hice, solo puedo pensar en lo injusto que sería alejarte de ella, con quien podrías estar sin ningún problema— insistió en marcar a la peli rosada como la chica ideal de Len, esa con quien debía de estar, pero él entendió que debía de sacarla de esa misma idea circular.

—Pero yo no quiero estar con ella… sé que mi promesa ya no vale nada, y quizá nunca vuelva a valer como antes— retomó Len su apología —Pero la he dejado, le dije que no se volviera a acercar a mí, ni a ti, ni a Vigo… y si todo esto me ha servido de algo, es en saber que jamás volveré a flanquear en mi promesa mientras me quede vida, porque quiero merecerte, quiero que tengas esa seguridad que tanto deseas— para ese instante sonaba más desesperado de lo que hubiera deseado antes, pero en ese instante su voz temblaba al igual que sus tobillos y sus manos, por lo que era evidente que el orgullo había quedado de lado desde hacía mucho.

—Yo… me siento lastimada, confié muchísimo en ti— respondió su gemela de manera vulnerable por primera vez después de un buen rato, y con esas solas palabras Len comprobaba realmente lo poco que valían todas la veces que le había dicho que no deseaba estar con Luka —Y me siento peor aún porque sé que te has esforzado por redimir tu error, así que quizá si me merezcas… pero yo soy la que no te merece— concluyó como si de pronto todo eso fuera lo que importaba

—¡¿Quieres dejar ya eso de lado?! ¡Yo ya te he perdonado!— gritó Len con fuerza, cansado del desprecio que su hermana tenía consigo misma, y de un problema que ya él consideraba innecesariamente existente —Ya te he dicho que para mí, esa decisión que tomaste fue la mejor—

—¡Pero yo no me he perdonado a mí misma!— respondió ella elevando la voz —¿Crees que tú eres el único que no está en paz con lo que hizo? No creas que no noté el cambio repentino… sé que no fue solo por el nuevo bebé por lo que quisiste mudarte de la casa… ese ambiente solo te recordaba a la traición, y querías alejarte del lugar, quizá arreglar las cosas así— acusó, pero no con ira, o no con deseos de juzgar negativamente —Sé que estás arrepentido, y si hubiera sido solo eso… con cualquier otra mujer, te daría otra oportunidad, te perdonaría, pero no siento que sería justo para ti, por lo que te hice— fue lo más sincera posible en esta ocasión.

—Pues yo soy quien no cree que sería justo, aunque prometa que no volveré a hacerlo, no siento que sería justo para ti, solo por la forma en la que te fallé— habló él entendiendo la ironía en la que se encontraba.

—¿Pues entonces no es justo para ninguno de los dos que estamos juntos?— trató de concluir Rin a lo que habían dicho entre los dos, sin comprender exactamente que procedía de eso, si acaso un rompimiento definitivo, que parecía ser lo único lógico, pero la sola idea de desecharlo todo, parecía provocarle más dolor que nunca.

—Míranos… odiándonos por lastimarnos el uno al otro, y a la vez perdonándonos entre los dos, es como si estuviéramos enojados con la nada— comentó Len con ironía mientras miraba hacia arriba como si esa sola oración fuera una renovación, distinto a como se habría sentido momentos antes —No tiene mucho sentido—

—Yo solo quiero que todo vuelva a tener sentido— declaró ella mientras que trataba de no volver a llorar, y para el momento en el que había terminado de decir aquello, Len ya se había acercado a ella, pero se había hincado, como si fuese a pedirle matrimonio, sosteniendo su mano y acariciándola con los pulgares.

—Mira… puedo tratar de hacer que todo tenga sentido para ti, porque para mí siempre lo ha tenido— trató de hablar con solemnidad, como si realmente le pidiera algo de tanta importancia como el matrimonio —Tu hablaste de que algo similar al destino, algo que me mantiene atado a Luka— trató de adelantar ese punto lo más rápidamente posible —Pero yo te digo, que para mí siempre ha existido ese destino, pero desde el principio, desde que decidimos estar juntos, lo hemos desobedecido— aquella explicación no hizo más que ennegrecer la mirada de Rin, quien no comprendía a que quería llegar su gemelo con eso —Pero eso es precisamente lo mejor de nuestra relación, que siempre le hemos rechazado ese destino que la vida los impuso… quiero decir… somos hermanos, y decidimos que nos amábamos como más que solo eso, decidimos hacer una vida juntos, tener un hijo— se explicó más a plenitud —Decidimos el incesto, ese es el destino que elegimos, porque nos amamos— trató de sonar lo más cursi posible, como ya lo había dicho antes, su hermana sacaba lo mejor de él.

—Estar contigo suena mejor que cualquier cuento de hadas— ahora Rin se alegró un poco —Quiero… quiero darte la oportunidad de quedarte a mi lado— ahora sus palabras ya no tuvieron duda, más aún, sonaba como la respuesta a la hipotética situación que Len había planteado al hincarse y al hablar con solemnidad.

—Te prometo que no te fallaré— dijo Len al levantarse y acercándose a ella con los brazos extendidos. Ella lo abrazó como si fuera un acto reflejo al verlo de aquella manera.

—Prométeme que no me volverás a ocultar nada de tus sentimientos, que no me volverás a mentir ni omitir nada de lo que sientas por mi o por otra persona—

—Te prometo que volveré a ser tu confidente, tu mejor amigo, y que no tendré sentimientos por nadie más— no le importó lo obsesivo que sonaba aquello, o si es que en el futuro podría asegurar que sus sentimientos o emociones no le volverían a jugar una mala pasada. Incluso si resultase verdaderamente antinatural para el hombre, el negar cualquier clase de emoción por otra mujer otra persona que no fuera su pareja, se aseguraría, por el resto de su vida, de mantener esa fidelidad, esa era su promesa, y sin importar que fuese una locura, sabía que su hermana lo valía.

—También quiero que me prometas que me dirás si te gusta cualquier otra chica, o si te besas con alguna, que me lo digas de manera directa en cuanto pase— condicionó de manera agresiva la chica, como si aquello todavía pudiera pasar, asegurándose de tomar medidas extremistas en todo caso.

—Puedo prometerte que no haré nada de eso— respondió Len a esto con una voz algo temerosa —Ahora volveremos a ser tú y yo, nada más— aseguró mientras se alejaba de ella y besaba su frente.

Rin aceptó ese beso de manera tranquila mientras que seguía abrazando a su hermano por el cuello, y luego, como si de un sello para todas esas promesas renovadas se tratase, sujetó a su hermano fuertemente por las mejillas y besó sus labios de manera apasionada. Ese disfrute que los dos tenían al besarse de aquella forma, de manera tan coordinada y a la vez juguetona, solamente el uno con el otro, era precisamente lo que Luka jamás les podría quitar.

El momento del beso no duró demasiado, y tampoco lo hizo lo que siguió. Pese a que habría sido bueno volver a la intimidad de antes en ese mismo instante, con un acto más profundo que todas las palabras, los dos sintieron que aún no era apropiado, o al menos para Rin, había algo más que quería hacer.

—Aguarda— detuvo ella de golpe el momento tan pronto como se separaron del beso —¿Quieres decir que hubo un periodo de tiempo en el que Luka estaba segura de que te poseería… y aun así la traté como si fuera mi amiga?— preguntó comenzando a llenarse de ira en contra de la peli rosada, siendo que había perdonado ya a su hermano.

—Pues hubo un momento en el que ella tuvo esa satisfacción…— respondió Len con asco —Pero no creo que ustedes dos fueran "Amigas" en ese momento… casi no se hablaban y tú te negabas a trabajar con ella— le recordó rápidamente.

—Aun así hubo muchas veces en las que la maldita me miraba como si me hubiera arrebatado algo y eso… ¡Eras tú!— gritó al darse cuenta de lo que había ocurrido realmente al colocarlo en un mejor contexto.

—¿Hizo eso? Vaya, no imaginaba que ella se rebajara tanto— opinó Len como escupiendo la forma en la que se refería a ella.

—¿Y lo de Kaito? ¿Esa maldita perra planeaba hacer un trio con ustedes?— preguntó con la misma agresividad de antes.

—No, de hecho no tenía idea de que Kaito le era infiel a Miku con ella— trató Len de cubrirse rápidamente y emanciparse de todo ese otro asunto —Mi suposición es que ella se fue con Kaito después de que yo la rechacé… quizá incluso el mismo día— trató de justificarse habilidosamente mientras que Rin se enojaba más y más.

—¡No es justo! Miku y yo la tratamos bien todo este tiempo, como su hubiéramos sido hermanas… ¿Y así es como nos paga?— volvió a exclamar casi gritando —Esto no se va a quedar así— sentenció mientras que se dirigía escaleras abajo —Me las va a pagar, a mí y a Miku— siguió gritando mientras su hermano le seguía muy de cerca.

—Rin, tranquila… no hagas locuras— trató él de tranquilizarla, pues conociendo a su hermana, no quería que terminara arrestada o arrestada bajo la acusación de asesinato.

—¡No trates de ayudarla!— respondió Rin volviendo a elevar su voz, ya bajando por las escaleras.

—No la defiendo, solo digo que hay niveles en los cuales hacer las cosas, y no quieres rebajarte a su nivel o incluso ir más bajo, y con eso me refiero a la violencia— trató de llegar a un punto lógico, pero no parecía ser posible, pues su hermana seguía tan llena de ira que sus gritos terminaron haciendo que su pequeño despertara no de manera plácida como habría sido ideal.

Tan pronto como dieron la vuelta a partir del pasillo que seguí de las escaleras que bajaban, y continuaban discutiendo, encontraron al pequeño Vigo parado en el espacio que se formaba en mitad de la sala de estar. Se veía algo preocupado, pues había escuchado a sus padres gritarse y no había sido hasta ese momento en el que podría encararlos.

—¿Voy a tener una nueva mami?— preguntó el pequeño cubierto con su cobija mientras se paraba frente a sus padres recién llegados, quienes únicamente lo vieron con sorpresa, ni siquiera con tiempo para reaccionar correctamente antes lo que decía y ante el hecho de que hubiera despertado a causa de los gritos de ambos —No quiero tener una nueva mami— expresó con tristeza mientras que miraba a sus padres con pena de no entender correctamente todo lo que pasaba y a la vez ellos lo miraban intensamente angustiados de que hubiese entendido todo de esa manera.

—Hijo, no, por supuesto que no vas a tener a una nueva mami— respondió Rin tan pronto como pudo, acercándose a su pequeño e hincándose a su altura para abrazarlo y con esto consolarlo.

—No quiero que esa señora de pelo rosa sea mi mami… me da miedo— respondió como si fuese a llorar, conteniéndose mientras que enganchaba sus brazos alrededor del cuello de su madre y dejando finalmente salir unas cuantas lágrimas.

Len se quedó anonadado ante las palabras del pequeño, en primer lugar por la forma tan estructurada con la que había aprendido a hablar, y es que él casi no hablaba mucho, solamente gritaba sus ideas y en la mayoría de veces eran sumamente incoherentes, pero aquello era lo que demostraba lo que había dicho el psicólogo infantil, que el pequeño se estaba desarrollando a una velocidad no solo apropiada sino sorprendente. Pero la segunda cosa que lo había dejado helado en su lugar, era el hecho de finalmente escuchar las consecuencias de sus actos viniendo directamente de quien más habría deseado proteger de todo el asunto.

—¿Por qué no te gusta ella?— le preguntó Rin al pequeño mientras trataba de animarlo en sus brazos, acercándolo a su cara para tratar de mostrar más cariño y hacerlo sentir más tranquilo. Pero de todos modos él no respondió y seguía con su carita hundida contra el cuello de su mamá.

—No te preocupes hijo, esa señora mala está muy lejos y se quedará allá, aquí solo seguiremos siendo tu mami y yo— trató Len de tranquilizarlo por su parte, acariciando su cabecilla mientras que hablaba de manera suave, como lo había hecho varias veces antes, pero intentando poner un tono serio al mismo tiempo.

—Tú la querías mucho… como a mami— respondió el pequeño, solamente recordando la escena de cariño que había presenciado de su padre con aquella mujer que para él era una desconocida, haciendo algo que solamente había hecho hacer a los dos mayores con quienes tenía más contacto, de tal manera que para él, carecía de sentido que su padre hubiera hecho lo que pensaba solo hacían "Mamá y papá".

—No… no quiero a esa señora…— se apresuró a intervenir, pero dándose cuenta de que no había muchas cosas que pudiera decir para disculparse con un pequeño que apenas estaba por cumplir los tres años de edad —Me equivoqué con ella…— comenzó a decir lentamente temiendo que su hijo no comprendiera lo que era el concepto de un error, y menos viniendo de él, quien se supone que era un modelo a seguir que jamás había de equivocarse —Fui un tonto cuando hice eso… pero quiero mucho más a tu mamá y siempre seguiré siendo tu papá, ¿Puedes perdonarme?— le pidió con verdadero arrepentimiento a su hijo.

Este solamente sonrió mientras que movía su cabeza de arriba hacia abajo, permitiendo que su papá lo abrazara con verdadero cariño a su cuerpo, dejando que lo besara en la frente varias veces seguidas.

Pero justamente cuando se disponía a ir con Rin para comenzar a darle la alegre noticia de que su hijo lo pudiera haber perdonado cuando se dio cuenta de que ella de hecho no estaba a su lado. La buscó con la mirada, tan solo para escuchar la voz de la chica llegando de la cocina. Supuso que estaría hablando por su teléfono celular, al no haber nadie realmente con quien podría estar hablando en persona.

Rin esperaba que su llamada fuera tomada con rapidez, pero la tardanza comenzó a desesperarla, a la vez que musitaba "Contesta, maldita sea" al menos un par de veces antes de que finalmente dejase de sonar el tono de espera.

—¿Quién habla?— preguntó una voz masculina, aunque más bien parecía ordenar que la Kagamine se identificara.

—¿Maestro?— preguntó extrañada mientras que su hermano llegaba a su lado con el bebé aún abrazado alrededor de su cuello —¿Por qué contesta el celular de Miku?— tan solo estas palabras hicieron que Len comenzase a preocuparse un poco.

—No puede contestar en este momento, está muy ocupada para contestar en este momento, y sabiendo que eras tú quien hablaba por el identificador, no encontré problema alguno en atender la llamada— explicó rápidamente mientras su voz seguía sonando algo baja y depresiva —¿Qué necesitas?—

—¿Si sabía que era yo, porqué me preguntó quién era?— preguntó exasperada, elevando la voz, pero recordó que esa clase de protocolo de llamada era siempre atendido de manera casi robótica por el Maestro —No importa, ya que está hablando usted, necesito que me diga en donde está Luka— trató de ser seria y determinante con sus palabras, provocando que Len abriera los ojos por temor.

—Luka está aquí mismo, en esta casa, y de hecho es la razón por la que Miku no pudo contestar— alegró un poco su tono de voz, como quien recuerda de pronto información valiosa —En cuanto Luka entró, hace como una hora, se le lanzó a insultarla y no se han detenido desde entonces, ni siquiera cuando Kaito intentó intervenir, pero Miku se encargó de noquearlo y dejarlo tirado en el suelo, y ahora Meiko intenta reanimarlo poniéndole alcohol en la nariz— Narró de forma tal que lo hacía parecer como una comedia de bufonadas.

—¿Qué hace Luka allí?— preguntó la rubia con enfado retenido, algo que fue plenamente percibido por su nervioso hermano.

—Pues supuestamente sigue viviendo aquí... sin mencionar que se supone que debería de venir para renovar su contrato— mencionó haciendo énfasis en el los supuestos —Pero intentaba decirme algo acerca de cancelar su contrato, antes de que Miku le lanzara algo y comenzaran a pelear de nuevo, creo que fue el inicio del tercer round— sus comentarios hacían parecer que se aquel evento era todo un gozo de ver para él.

—De acuerdo, dígale que no se vaya todavía, yo tengo que decirle algunas cuantas cosas— exclamó como si se estuviera preparando para una batalla.

—No creo que quiera escuchar regaños por teléfono, además de que tendrías que ser muy original, porque Miku la ha insultado de todas las maneras posibles, en varios idiomas por cierto— admitió por la forma en la que hablaba que estaba sorprendido por la creatividad del vocabulario de la peli verde.

—¡Oh, créame que serán más que regaños!— contestó con fuerza la chica —Y no pienso acobardarme detrás de una bocina, yo voy para allá— sentenció mientras que iba buscando con la vista un abrigo para poder salir de la casa sin inconvenientes.

—¡Rin!— Le llamó su hermano preocupado, acercándose un poco a ella, sin entender más el concepto de la situación más que por el mero hecho de que su hermana se quería meter en problemas.

—No tardes demasiado, Miki sirvió algo de comer para ella y Piko en lo que ven la discusión— dejó claro con eso de que ese era de hecho un espectáculo para quienes presenciaban. Lo último que se alcanzó a escuchar, fueron las voces de Miku y de Luka, ya no en una hermosa armonía como miles de veces en el pasado, sino en forma de gritos de voces roncas y cansadas.

—Muy bien, vamos— le dijo Rin a su hermano en cuanto guardó su teléfono celular y caminaba a la salida.

—Rin… no quiero que vayas a pelear con Luka, por favor— le pidió mientras sostenía la cabeza de su hijo contra su pecho, dando a entender mediante el uso de una voz pasiva que aquello no tendría ningún sentido.

—Len, ya te he perdonado, y para mí ya no tiene importancia regresar al pasado— tomó las llaves del auto en el que irían —Pero con Luka aún tengo ese asunto que tratar, y no quiero verte defendiéndola— le amenazó mientras que levantaba una mano y luego se giraba y abría la puerta.

—¿Y no sería mejor simplemente olvidarla y demostrar que eres mejor que ella con eso?— preguntó Len mientras que buscaba un abrigo para él y para Vigo.

—Lo haría si hubiera sido cualquier otra chica— fue toda la respuesta de Rin mientras que lo dejaba atrás, dándole a entender que al parecer no tenía derecho a opinar en ese tema, por más perdonado que estuviera.


Se dirigieron a la mansión, con deseos que pocas veces antes habrían tenido, aunque sin ir demasiado rápido en el camino, pues llevando a Vigo en el auto prefería ser lo más cuidadosos posible. Cuando finalmente llegaron y estacionaron, Rin se apresuró a salir del auto y caminar con pasos largos hasta llegar a la puerta, siendo seguido por su temeroso gemelo quien había quedado atrás por culpa de que tenía que desabrochar la silla especial de su bebé. En cuanto Rin abrió la puerta, lo hizo de manera conjunta a un grito fuerte.

—¡Luka! ¿Dónde estás? Necesito hablar seriamente contigo— trató de anunciarse con dramatismo, pero en la sala solamente encontró a Miki y a Piko barriendo el lugar de varios vidrios rotos mientras que Lily y Gumi disfrutaban de la hora del té para ellas dos.

—Oh, Rin, llegas tarde, Luka se acaba de ir— le informó Piko, quien tenía una sospecha de la razón por la cual la Kagamine entraba con tanta fuerza y determinación.

—¿En serio? ¿Hace un momento?— preguntó desconcertada volteando a ver hacia atrás, solo para encontrarse a su hermano que cargaba a su hijo en brazos.

—¡Pero si es el pequeño Vigo!— gritó Lily mientras que se levantaba con rapidez e iba a abrazar y apapachar al pequeño niño. Ella había tomado un cariño especial por el bebé, diciendo que era algo así como su tía, o inclusive su abuela, pero la razón por la que Len y Rin preferían dejar al menor en manos de Miki, es porque ella parecía saber mejor como tratar a un bebé, y sabía cómo no cansarlo de tantos mimos y caricias después de diez minutos.

—Debiste de verlo, Miku la siguió hasta su auto y le rompió una ventana con su zapato— relató rápidamente Miki mientras que Rin no parecía nada impresionada, sino molesta, impotente e insatisfecha por la imposibilidad de su revancha, lo cual fue percibido por la peli rosada —Supongo que querías decirle algo a Luka…— susurró en lo que se daba cuenta de lo que se trataba —¡Oh...! ¿Len te lo dijo?— se sorprendió de sobremanera al entender esto.

—¡¿Lo sabías tú también?!— fue ahora Rin quien se sorprendió de que su amiga estuviera al tanto del asunto —¿Cómo es que estás en todo?— quizá se expresó de manera más agresiva de lo que debería, pero Miki lo tomó con calma.

—Si… esperábamos a que Len te lo dijera, o que Luka se fuera del país par aducírtelo nosotros mismos…— señaló a Piko, quien estaba junto a Len, tratando de defender al niño pequeño ahora también de Gumi, quien ahora veía en Vigo como la forma en la que vería a su deseado hijo futuro —y al parecer ambos han ocurrido al mismo tiempo, así que al parecer todo se arregló sin que interviniéramos— se alegró al decir aquello mientras que Rin continuaba con la misma expresión.

—¿Estás segura de que se fue del país?— preguntó con bastante molestia, volteando a ver a su alrededor para encontrar a Miku o a Luka, pero en su lento caminar solamente alcanzó a ver a Kaito, quien estaba sentado en la cocina con una bolsa de hielo en la cabeza mientras que Meiko bebía a su lado.

—Bueno… eso fue lo que Miku dijo que pasaría, luego el Maestro le dio una pastilla para el dolor de cabeza y se quedó dormida— contó con la misma tranquilidad que antes, pero parecía no preocuparse realmente por el paradero de la Megurine.

—¿El Maestro no le dijo que yo venía? ¿Huyó de mí?— continuó cuestionado a Miki, intentando encontrar finalmente algún detalle que le entregara algo de satisfacción final, pero por más preguntas que le lanzaba a su amiga, esta no se veía muy convencida de que Rin continuase con la búsqueda de su venganza.

—Rin, escucha bien— trató de ponerse seria —Luka… ya casi no pasaba tiempo aquí, y hasta donde sé ni siquiera renovó su contrato…— buscó una forma de explicar lo que querría decir sin que sonara grosero para la rubia —Creo que es mejor simplemente olvidarla, y alegrarnos de que esté lo más lejos posible… si de verdad Len ya te lo ha dicho, creo que solo queda que ustedes dos arreglen las cosas—

—No te preocupes, Len y yo ya hemos solucionado las cosas, no hay más problemas que tratar— ahora fue ella quien no quiso sonar demasiado grosera con Miki, pero pero seguía bastante molesta con el asunto para simplemente dejar ir las cosas —Creo que voy a ir a ver a Miku, tan solo para saber cómo está la cosa entre ella y Kaito— quiso de pronto salir de la conversación con una excusa bastante infalible.

—Te daré un pequeño adelanto, las cosas no están nada bien…— trató de advertir su amiga en lo que se acercaba a su oído para susurrarlo, sabiendo que no era apropiado tratar ese tema —Como sea, está en su cuarto, quizá se quedó dormida o algo—

—De acuerdo, te pido que por favor, cuidaos a Len y no lo dejes buscarme— encomendó a la peli rosada en lo que esta sonreía y aseguraba con esta sola expresión que haría lo posible por cumplir esto.

Rin aprovechó el momento en el que se despistaba Len con una demostración de cómo Vigo ya podía pronunciar todo el alfabeto, y se dirigió escaleras arriba en búsqueda de su amiga peli verde, pero tras subir y abrir la puerta de su cuarto, encontró al ídolo profundamente dormida. Se aseguró de que no hubiese consumido nada que le hubiera hecho caer en un sueño sin posibilidades de despertar, pero lo único que encontró a su lado fue una fotografía de ella y de Kaito.

Salió de su cuarto, y por un instante desde que la discusión con Len había terminado, se dio el tiempo de sentirse decaída y soltar algunas cuantas lágrimas. No quería pensar tanto en la traición por parte de Luka, pero sabía que estancarse en los mismos pensamientos de odio en contra de Len tampoco iba a ser nada bueno para ella. Fue solo por ese motivo por el que había perdonado a su hermano tan rápidamente, que no quería sentirse estancado en el mismo poso de emociones negativas en contra de, quería confiar de nuevo en él, y aún si esto le costaba su orgullo, quería estar segura de que Len no volvería a transgredir su promesa.

Pensó de manera irónica como ni siquiera se había dado el tiempo de disfrutar de esos sentimientos negativos contra su hermano, y quería desquitarlos tan siquiera en contra de Luka. Sin duda así falta algo, no una garantía o una compensación, sino algo más. Fue entonces cuando escuchó la voz del maestro.

Te lo digo, es un maldito genio— sus palabras eran incomprensibles para Rin, pues hablaba en otro idioma, pero su voz parecía provenir de una oficina algo oculta que el utilizaba solo de vez en cuando, una especie de cuarto de seguridad entre el inicio del pasillo y las escaleras —Si, creo que ya sabe hablar seis idiomas, y le han enseñado cálculo vectorial, mecánica clásica y todas las ciencias naturales del mundo— se escuchó su tono exagerado por detrás de la puerta, a lo que Rin tuvo una idea relacionada con su propio asunto, por lo que decidió dirigirse hacia esa misma puerta.

Muy gracioso, Salta— contestó la voz detrás del teléfono sin que Rin pudiera escuchar más que las palabras del Maestro —Te dije que quería que los vigilaras, ¿Y qué haces? ¡Dejas que se vayan! ¿Qué crees que voy analizar ahora sin registros exactos?— exclamó la voz tras la bocina.

Oye, yo ni iba a ser tu puto asistente toda la maldita vida aunque me pagaras— respondió Salta con un tono firme y autoritario, sin dejar que imperaran sobre él Pude haber evitado que se fueran, pero igualmente pude haber evitado que fueran a pedirte ayuda, con solo contarles de tu historial, Mikhail— aquel nombre lanzado con tanta fuerza fue percibido por Rin, pero supuso que era una discusión típica entre hermanos, por lo que simplemente abrió la puerta.

Pero la voz del Maestro era tan fuerte que al estar parado en contra de la pared, cerca de un escritorio acomodado rudimentariamente, ni siquiera la había escuchado entrar, por lo que seguía con su conversación telefónica, algo que la rubia encontró sumamente descortés, pero habría sido más grosero interrumpirlo.

De acuerdo, no te alteres, no tenemos que llegar a esos extremos— se retractó el hermano menor al sentirse amenazado, sabiendo que podría ser puesto en verdaderos problemas si el mayor lo decidía de un momento para otro —¿Le hiciste la prueba que te pedí? ¿Estás seguro de que no puedes continuar con las bitácoras?— preguntó presuroso, ansioso por saber demasiadas cosas.

Sí, las hice, y como te dije, el niño es un maldito genio, o al menos lo será cuando sea mayor— contestó de manera educada la primera pregunta —¿Y para que quieres registrar cada uno de los avances del niño? Creía que tenías cuarenta meses enteros de bitácoras acerca de su desarrollo— preguntó genuinamente interesado. Para este punto, a Rin le parecía que era solamente una charla aburrida, por lo que se sentó en una de las dos sillas que habían frente al escritorio, y esperó pacíficamente a que terminara de hablar.

Invertí mucho tiempo y dinero en ese feto para que funcionara como quería, y nació perfectamente bien— contestó de manera presuntuosa —Pero por desgracia, el experimento no tendría sentido si no puedo demostrar que el desarrollo del infante es correcto en todas sus etapas— trató de explicarse sin entrar en demasiados detalles, no al menos los más monstruosos.

Pues debiste de conseguir un título falso de pediatra también, porque esa sería la única forma de poder mantenerlo en observación como a una rata de laboratorio— trató de quitarse de encima cualquier culpa que su hermano quisiera adjudicarle —Además, ya sabes que está vivo, y ya sabes que está creciendo y aprendiendo mejor de lo que esperabas, ¿Para qué quieres seguir registrando sus progresos? ¿No puedes deducir que todo seguirá igual? ¿O es que acaso vas a vas a mantenerlo bajo el microscopio hasta que cumpla veintiún años?— Comenzó a sentirse harto de tanto secretismo con su hermano, aunque no era algo que le importara demasiado, no entendía tanto interés presente en Vigo.

No serán dieciocho años, pero dime una cosa— cambió un poco el tono de voz, uno que su hermano entendería mejor —Si compraras un automóvil extranjero, ¿No te gustaría que tuviera al menos cinco años de garantía?—

¿Cinco años?— preguntó extrañado y a la vez su voz cambiaba a un tono un poco menos relajado —Mikhail, maldito hijo de mil putas…— Soltó un par de risas mientras que comenzaba a girarse —¿Cuántas parejas defraudaste con menos de un lustro de garantía? ¿Qué número van a ser los Kagamine? ¿Treinta y seis o treinta y ocho?— Preguntó agresivamente mientras que trataba de no mostrar indignación, para cuando vio a Rin de manera directa.

¡Vamos! Ninguna de esos casos tuvo resultados en vano, de hecho, si seguimos la misma alegoría, puedo decirte que ahora estoy al nivel de los ingenieros automotrices alemanes— Se burló Mikhail justamente antes de que escuchara a Salta encontrando a la rubia.

—Rin— la llamó por su nombre justo en el instante en el que colgaba y finalizaba la llamada, dejando al médico solamente con la pista de que su conversación había sido escuchada.

—Al fin deja de ignorarme, pensé que tendría que pasar aquí el resto del día— proclamó Rin molesta mientras cruzaba las piernas con elegancia y miraba a Salta con disgusto.

—Supongo que viniste a encontrarte con Luka… y supongo que habrás visto que se fue, así sin más— comenzó él a hablar como si toda la llamada anterior no hubiese ocurrido.

—¿Se fue del país? ¿Renovó su contrato?— preguntó Rin apresuradamente lo mismo que quiso saber de su amiga Miki.

—Su contrato fue caducado en inicios de año, y si, vino aquí para presentar su renuncia, por lo que tendré que avisar de eso por la cuenta de Twitter del grupo, y en la siguiente conferencia planeada para el día veintinueve— comenzó a decir como algo completamente rutinario —Y mis fuentes me indican que se ha ido del país, y no planea volver— mencionó sin siquiera especificar ninguna de las dichosas fuentes.

—Vaya… supongo que así termina todo— se resignó tratando de dejar el tema de lado, sin tener que mencionar frente al maestro nada relacionado al asunto, pues no quería esparcir el asunto.

—Supongo que si para ti está bien que se besuquee con tu esposo y liego se vaya a otra parte del mundo, no se puede hacer nada para evitar eso— restregó este hecho en toda la cara de Rin mientras que se inclinaba y buscaba un puro para satisfacer su adicción por estos.

—¡¿Usted también sabía?!— Gritó Rin ahora sintiéndose humillada, o al menos considerablemente más humillada que antes. Aunque después de unos instantes no le sorprendió saber que él sabía del engaño, pues recordó que el Maestro había escondido de manera maliciosa cámaras por toda la casa, en un intento de mantenerse al tanto de hasta el último evento ocurrido entre los artistas, lo que de hecho le dio una idea —Maestro… ¿Tiene usted las grabaciones de seguridad de mi cuarto?— preguntó mostrando un ligero interés por el asunto.

Salta se detuvo de encender su puro, justamente cuando Rin dijo su pregunta de manera tranquila, quizá exagerando en la manera en la que golpeó las cosas que llevaba en las manos contra el escritorio —Pensaba que eso no había ocurrido nunca— trató de recordarle con esto la idea de privacidad que existía alrededor del sistema de las cámaras de seguridad, pero Rin no se molestó el decir nada en respuesta directa a esto, sino que exigió directamente lo que quería.

—Quiero ver las grabaciones del día en el que Len y Luka se besuquearon— pidió de manera tranquila, sin siquiera enojarse al mencionar el asunto —De los dos días— aclaró mientras que se sentaba con más tranquilidad.

—De acuerdo— contestó con simpleza el Maestro, moviendo el ratón se su computadora y comenzando a manipular de manera rápida, todo dentro de su sus protocolos más confidenciales. No tardó ni cinco minutos antes de comenzar a buscar de manera visual, hasta que dejó de mover todo e hizo girar el monitor para que la chica lo viera —Traté de ponerlo durante la mejor parte—

Tan pronto como Rin miró la pantalla, pudo ubicar su habitación, y la cámara mostraba desde un punto sumamente desconocido para ella, aunque parecía ser en una de las esquinas superiores, en donde nunca había alcanzado a ver nada parecido a una cámara. Lo segundo que notó, es que de hecho la grabación tenía sonido, y pudo escuchar claramente la voz de Luka, exigiendo a Len que le pusiera atención. De tal manera que en el momento del beso, ella ni siquiera estaba realmente preparada para verlo.

Pudo percatarse de como Len se alteraba por completo, incluso dando un pequeño salto, y dejando guiar el beso tan solo por unos instantes antes de apartar y gritarle a Luka. Se sintió sumamente mal por su hermano, pues no dejó de temblar durante unos minutos enteros, en lo que se recargaba en el escritorio.

—Esa maldita…— susurró Rin mientras que se mortificaba por la forma en la que eso había ocurrido a sus espaldas. Quizá por un instante trató de comprender un poco mejor lo que Len había sentido en ese instante. Se preguntó cómo habría ella reaccionado si hubiera sido Gakupo besándola a ella, o algo similar. ¿Qué tan confundida habría estado? ¿Lo habría negado todo y habría demostrado la voluntad para alejarse del asunto con la misma rapidez que tuvo Len? Entonces recordó que debería de haber una segunda grabación, que demostrase la sesión de besos, esta vez iniciada por Len.

—Lo sé, pero tienes que admitir que es una buena técnica, un solo beso y podría haberlo llevado a la cama— contestó Salta de manera poco respetuosa —Sin duda habría sido una buena espía— agregó sin que nada de eso viniera realmente al caso.

—¿Podría poner la del otro día? En la que Piko los descubrió— pidió que prosiguiera con la exposición, a lo cual el Maestro decidió no emitir ninguna otra opinión, y limitarse a simplemente colocar el segundo vídeo en reproducción.

Este fue mil veces más tedioso para Rin, pues iniciaba con Len llegando de sus clases y comenzando a utilizar su teléfono, aislándola de lo que quiera que planeaba en ese momento. Pero se convertía en una película de horror cuando Luka finalmente había su aparición y tras una conversación esporádica y superflua, comenzaba a besarse con chico. Rin no quiso ni siquiera contar el tiempo, a lo que es más, ni siquiera apartó los ojos de la pareja, hasta que Piko, el bendito salvador arruinaba la puesta en escena. Lo demás era historia, y ni siquiera se molestó en poner la atención necesaria en la parte siguiente como para percatarse del domicilió antiguo de la amante del atún.

El video terminaba con Len sumamente consternado y alterado, de manera paralela al otro vídeo. Rin podía ver como Len no ganaba nada en ninguno de los dos casos.

—¿Qué tal?— preguntó Salta mientras que se volvía a sentar con el monitor frente a él —¿Ahora lo quieres estrangular más fuertemente? O simplemente ver todo eso te provocó más empatía por él— quiso mostrar un poco de genuino interés, pero incluso eso le resultaba falso.

—Ninguno de los dos…— se lamentó Rin —Pensé que me ayudaría darle un mejor panorama al asunto, pero fue exactamente como Len me lo contó, incluso la forma en la que él reaccionó, todo eso me lo imagine exactamente igual— expresó mientras ella misma se sentía más frustrada que antes.

—Me alegra que mis acciones tengan efectos neutrales en la gente— contestó el Maestro mientras que seguía operando su máquina —Creo que en todo caso hubiera dado lo mismo, que no hubieras visto nada—

—No, no digo eso… creo que esto me ha servido de algo, al menos… al menos me doy cuenta de que Len dijo todo como ocurrió— trató de sacar lo mejor posible de toda la situación —Ni siquiera me ocultó la parte en la que fue él el que la llamó, ningún esposo mentiría en esos asuntos, ¿O sí?— trató de mostrar una sonrisa más iluminada por esta consideración.

—Kaito seguramente lo hizo, le mintió a Miku de inicio a final— agregó Salta mientras que comenzaba a perder la concentración en la plática, solamente agregando un poco de lo que consideraría importante.

—Y eso es porque ellos dos no tienen esa confianza como la que nosotros tenemos…— dedujo rápidamente mientras giraba sus ojos, pero no por lo ridículo y miserable que le parecía Kaito por mentir frente a algo como lo que había hecho, sino porque le parecía sumamente obvio que ella y Len eran más cercanos de lo que era la otra pareja —Eso es lo nuestro, no somos como muchas otras parejas…— ni siquiera se molestaba en mostrar la más mínima modestia en decir aquello, pues sabía que pocas otras parejas podrían ostentar el logro de haber tenido esa unión desde pequeños, desde el nacimiento. Era algo que le agradaba tanto pensar, y que a la vez le traía un cálido sentimiento, quizá por eso Len estaba tan seguro que ese maldito destino que él y Luka habían de tener jamás existiría, pues ellos dos nunca habían tenido que obedecer ningún tipo de reglamento.

No se había dado cuenta de nada más aparte de todo lo que ya sabía desde la mañana. Amaba a su hermano, y no iba a dejar que Luka los separara, si es que realmente era la voluntad de Len permanecer a su lado, y podía saber que sí lo era.

—Bueno Maestro, muchas gracias por todo— trató de sonar sincera con su gratitud, y luego se levantó y salió caminando del estudio, pero se detuvo justamente antes de salir, dándose la vuelta para decir algo aparentemente importante —Espere, antes de irme… ¿Sabe usted de alguna manera de volver a contactar a su hermano? Len y yo hemos llamado varias veces a su consultorio, pero su asistente nos dice que no se encuentra presente— trató de ser algo vaga y poco clara en la razón por la cual solicitaba eso.

—¿Para qué? ¿Le pasó algo malo a Vigo?— llegó a esa conclusión inmediatamente en cuanto escuchó esto, pensando seriamente en la conversación que recién había tenido con su hermano.

—¿A Vigo? ¡No!— negó alarmada la joven —Si le pasara algo a Vigo, lo llevaríamos con el pediatra, obviamente… solo necesitamos contactarlo porque…— hablaba entrecortado al darse cuenta de que contar eso del nuevo embarazo de manera descuidada podría no ser la mejor opción —ahora que tenemos una nueva casa, queremos ver la posibilidad de… volver a embarazarnos— continuó haciendo que las cosas sonaran lo mejor posible, pero a la vez que no fuera tan obvio que eso ya estaba ocurriendo.

—Cometer un terrible error es perfectamente entendible, pero joder sus vidas por voluntad propia es ser plenamente estúpido— contestó a Rin mientras que esta solamente veía con desagrado a la forma en la que ella y Len eran insultados, no como si le importara su opinión —Está bien… si los resultados del primer tratamiento les parecieron satisfactorios a largo plazo, supongo que puedo volver a mandarlos con él— trató de compadecerse un poco por la situación de ellos dos, y la forma en la que veían a su hermano.

—Sí, de hecho fue algo completamente satisfactorio para nosotros, Vigo crece cada día más, y tenerlo vivo y alegre con nosotros, es un sueño hecho realidad… por eso creemos que podríamos tener otro… quizá— trató de mostrarse esperanzada con sus palabras, pero terminó la oración con un tono dubitativo, pues las consecuencias podrían seguir existiendo.

—Está bien, tienen derecho a tener tanta familia como sus salarios les permitan mantener, aunque según recuerdo Len tenía bastante invertido en los negocios de bienes raíces, un área bastante segura— agregó el Maestro como si nada, como quisiera que recordaran que las familias necesitan mantenerse de algo —Pero si algo malo ocurre con su próximo hijo, o con el que ya tienen, no duden en poner la culpa que quieran sobre mi hermano, toda, de ser necesario— hizo parecer una amenaza mientras que Rin solamente permanecía sin comprender demasiado, pero agradecida por sus primeras palabras.

—De acuerdo… supongo que él sería el culpable— no quiso sonar demasiado segura al decir aquello, pues supuso que era solamente un asunto entre hermanos —Bueno, muchas gracias por todo— volvió a agradecer mientras que salía como si nada del estudio, sin siquiera ser vista por el Maestro.

El Maestro se sentó unos instantes en su silla y tomó de nuevo su puro, comenzando a encenderlo de nuevo. Si hace años eso mismo hubiera ocurrido, le habría dado el puñetazo de su vida a su hermano y habría dejado que Len y Rin supieran todo el riesgo que existía, pero desde hacía mucho, ya ni siquiera le importaba demasiado la salud de la gente cercana a él. No hacía falta decir que ya casi nada le traía un verdadero sabor a la vida, y lo que antes le habría traído tanto gusto como golpear a su hermano en la cara, le parecía carente de sentido.


Mientras que Rin se había perdido arriba, Len había decidido dejar a Vigo en los brazos de su amigo Piko mientras que él se iba a buscar a Kaito, pues necesitaba intercambiar unas palabras con él. Estaba seguro de que a Piko le iría bien con el pequeño.

Cuando entró a la cocina, encontró a Meiko bebiendo de una lata de cerveza mientras que Kaito estaba sentado en la barra de la cocina, como si se tratara de un niño pequeño, sosteniendo una bolsa de hielo contra su cabeza.

—Espero que esto te enseñe a no engañar a tu esposa— le continuó regañando al peli azul mientras que miraba la herida de este, un fuerte moretón rojizo que al parecer se pondría morado muy pronto.

—Gracias por ayudarme, Meiko— fue ligeramente sarcástico, pero a la vez quería mostrarse realmente agradecido porque ella había limpiado su herida. Le agradaba ver que al menos alguien seguía mostrando algo de simpatía por él.

—De nada, tu sabes que somos como hermanos, fuimos los primeros, y desde ese entonces hemos sido los mejores— trató de ser más amable con el joven mientras acariciaba su hombro, a lo que él se mostró bastante alegre —Pero no te emociones, creo que Gakupo te cortará en dos cuando se entere de lo que hiciste— le recordó que aún no se sabía nada acerca de la posible reacción del samurái.

En ese momento Len pasó caminando al lado de ambos, sonriendo mientras que escuchaba a Meiko. Ella solamente le miró y ni siquiera lo saludó, pues al parecer seguía sintiéndose traicionada por los gemelos y por Luka. Solamente le dio un roce con el hombro que Len interpretó de manera intimidante, luego de eso, él y el Shion tuvieron tiempo a solas por primera vez en mucho tiempo.

—Supe de lo que hiciste— Comenzó Len a conversar mientras que Meiko salía de la cocina, pero realmente no estaba seguro de cómo podría hablar con él, ni siquiera molestándose en saludarlo primero, siendo que en ese momento se sentía más perdonado de lo que imaginaba que Kaito estaría.

—Sí, me imagino que todo en el mundo lo saben ahora— tampoco él se molestó el saludar primero, aunque por parte de Len parecía que él estaba sumamente indignado, igualmente lo estaba Kaito —Yo también supe lo que hiciste— acusó él como si fuera algo completamente nuevo, pero no dando un tono de amenaza.

—Oh… ¿Luka te dijo?— preguntó algo atemorizado por lo que ella podría haber dicho.

—Ella no dejaba de hablar de ti todo el tiempo, y decía que había tenido algo especial contigo antes de tenerlo conmigo— Len sintió como los el cabello de todo su cuerpo se erizaba a l escuchar esto, pues cabía la posibilidad de que hubieran difamado su nombre.

—Si dijo que hicimos algo más que solo besarnos, te mintió— se dispuso Len a que la verdad fuera conocida rápidamente, sin siquiera mostrar vergüenza alguna.

—Tranquilo, se notaba que no habían hecho nada en realidad, presumía demasiado lo que habían hecho y era demasiado inconsistente— contestó Kaito en confianza con Len, tratando de reír un poco, aunque el dolor de cabeza no se lo permitía —De hecho, vi cuando le gritabas, ese día en el hotel— le informó como si fuera una sola curiosidad.

—¿Nos viste?— se sorprendió Len de que hubiera sido tan oportuno el suceso —¿Qué hacías en ese hotel?— no quiso ni siquiera sugerir que podría haber sido seguido, o inclusive espiado.

—Si… ese día había quedado con reunirme con un agente gubernamental que se encarga de revisar el papeleo de las parejas quienes buscan adoptar…— confesó con algo de temor —Yo quería tener un hijo con Miku, incluso si no lo podemos concebir nosotros mismos, y por supuesto, no le podía contar nada a ella, aunque al final dio igual, porque resulta que la lista de espera para adoptar es tan larga que sería mejor buscar un niño en el extranjero— rodó sus ojos mientras que suspiraba y se quitaba la bolsa de hielos de la cabeza.

—¿Y qué te llevó a hablarle a Luka?— preguntó con sincera curiosidad el rubio, no queriendo comportarse como un patán y preguntar directamente porque había engañado a su esposa.

—Pues vi cómo le gritabas, y se me hizo algo extraño, porque no sabía que ustedes se veían, aunque no supuse nada malo hasta que ella habló conmigo y dijo que tú la habías decepcionado…— se mantuvo unos instantes en silencio y luego suspiró —Me dijo unas cosas de ti y de su "amor" imposible… yo le hablé de mis problemas, y sin darme cuenta nos pasamos toda la tarde conversando hasta que fuimos a su cuarto y… me volví su amante— simplificó todo lo último con un tono que parecía ser incluso elegante.

—No puedo decir que no entiendo nada de lo que te pasó…— trató Len de comportarse amable por la forma en la que su amigo confiaba en él —Cuando uno está harto y cansado de toda su vida… ve en otra mujer un escape— susurró casi de manera desilusionada.

—Sí, lo sé, y Luka… tiene una clase de efecto especial sobre las personas…— concordó Kaito en lo que Len acababa de decir, como si fuera lo más normal del mundo —Oh, por cierto, cuando tú y Rin se mudaron, ella me dejó una carta solo para ti… creo que sabía que no se volverían a hablar— procedió a sacar de su billetera una pequeña nota escrita en una libreta —Sabía que no se me olvidaría si la dejaba aquí… dijo que era para que solamente tú la leyeras, y nadie más— se la pasó mientras le daba una sonrisa honesta, respetando el acuerdo de Luka.

Len tomó la nota por unos instantes y la miró sin detallar demasiado en su análisis. Luego, como si la acción fuera automática, se levantó de donde estaba y salió caminando de la cocina, llegando hasta la sala, directamente a la bajada de las escaleras y gritó con fuerza —¡Rin!— queriendo localizarla, y afortunadamente, ella iba bajando cuidadosamente del piso superior.

—¿Qué pasa, Lenny?— respondió ella al llamado con toda la alegría del mundo. Len únicamente se le acercó un poco y le mostró la carta, hablando sin siquiera molestarse en retener un poco sus palabras.

—Luka me dejó esta carta… no sé de qué sea, no la he leído, pero dijo que solo yo podía hacerlo— delató automáticamente a la peli rosada mientras que Rin cambiaba su mirada de manera perceptiblemente instantánea al momento de mencionar a la Megurine — ¿Quieres leerla tú?— preguntó como si Kaito no hubiera condicionado nada acerca de dicha carta.

—Claro que si— Rin tomó la carta de la mano de su hermano, estando ella menos tranquila que él. Len pretendía demostrar su confianza con Rin con solo demostrar que la palabra de Luka no podía tener menos valor para él, y a la vez sintió que sería más importante para que ella se relajara.

La carta estaba escrita de manera sumamente elegante y fina, típico de Luka, y pese a que era de una libreta de bolsillo, había bastante texto llenando todo un lado de la hoja. Rin comenzó a leerlo, y decía lo siguiente:

"Para Len:

No estoy segura de cómo debería de referirme a ti, me gustaría poder decirte amado, pero sé que piensas que no merecemos estar juntos, y eso es quizá lo único que lamento realmente, al dejar esta casa. Desearía poder presumir que algo más entre nosotros ocurrió, pero todo se desvaneció en una esperanza, denegada por la duda y el dolor de la pérdida, pero sé que al menos vivimos nuestra ilusión por unos instantes."

Comenzó a pasar sus ojos más rápidamente por el escrito, al parecer poseía más palabras de las que parecía.

"Para el momento en el que este mensaje te alcance, yo ya me habré ido. Hay demasiados asuntos que me fuerzan a irme, y no tengo nada que hacer aquí, con mi contrato sin renovar, y contigo, habiéndote ido de aquí, quitando cualquier cosa interesante que haya podido desear en esta casa."

La Kagamine soltó un fuerte bufido al leer esto último, molestándose por la sola idea de que ella lo siguiera considerando como alguien disponible.

"Ya he comprado los boletos del avión, me gustaría decirte la hora, y la compuerta de abordaje que tomaré, quizá solo en ese caso, podrías venir antes de que me fuera, demostrar que no te importa ella, y finalizar todo como si fuera una comedia romántica, aunque siempre detesté este solo concepto, daría lo que fuera por solo verte de nuevo, con los brazos abiertos."

Para este momento, la rubia se daba cuenta de que de hecho, la carta era algo que Luka jamás habría dicho en voz alta, y quizá por eso solo quería que Len lo leyera, por ser algo excesivamente privado. Esto le provocó una risa por dentro. La carta casi llegaba a su final.

"Sé que sería difícil, pero sé que queda la posibilidad de que tú y yo nos volvamos a ver, por eso te digo, que si deseas localizarme de nuevo, solo tienes que venir a…"

Rin saltó esta parte con sus ojos lo suficientemente rápido como para no haberla leído en realidad, no le interesaba saber nada de su localización

"Parecerá imposible, pero sé que aún nos queda posibilidad, puedes traer a Vigo, sé que lo amas y si es tu deseo yo también podría amarlo, me encantaría ser su..."

Para antes de leer la palabra que seguía, Rin ya había partido la hoja a la mitad por la ira, dejando inconclusa no solamente esa oración, sino también el último renglón de la carta. Ahora está convencida, la salud mental de Luka se había deteriorado y habría hecho crecer dentro de sí misma una obsesión por Len, algo sumamente insano y perjudicial, en donde nada además del chico podía calmarla y solo usaba a las demás personas como un medio por el cual calmarse.

—Lleva esto a la estufa, quémalo sin leerlo— ordenó Rin a su hermano mientras que trataba de girarse para evitar que se viera como sus ojos se mojaban de pequeñas lágrimas por el enorme enfado que había tenido.

—¿Estás bien? ¿Qué decía?— quiso Len saber mientras que arrugaba la hoja.

—Nada… solo no quiero recordar nada de ella, sólo quiero que irme de aquí, contigo y con Vigo, regresar a nuestra casa— le pidió tranquilizando el tono de su voz y suspirando, recuperando la compostura.

Len obedeció y se dirigió a la cocina, prendiendo la estufa rápidamente y lanzando las bolas de papel formadas por sus puños al fuego, esperando a que estas se quemaran por completo antes de girarse y mirar a Kaito, quien lo veía decepcionado.

—Oye, bien hecho en haber roto la única palabra que le había asegurado a Luka que cumplirías…— le culpó por haberle contado todo a Rin de manera tan instantánea —Espero que no te haya dado ni siquiera un poco de curiosidad, porque no memoricé nada de lo que decía…— parecía que quería hacer que Len se sintiera como si hubiera dejado ir la oportunidad de su vida.

—Kaito— le habló Rin colocándose a su espalda, mirándolo desde abajo, pues él siempre sería más alto. El joven peli azul le miró sin darle demasiada importancia, y de hecho, ni siquiera sabía nada acerca de si ella se había molestado con lo que había ocurrido con Len, pero justo cuando iba a preguntarle del asunto, ella levantó la mano y le dio una fuerte cachetada.

—Eso es pos ser un infiel, pero tómalo también por haber colaborado con la de rosa— exclamó mientras que el Shion se doblaba del dolor.

—Oh… justo cuando comenzaba a recuperarme del dolor de cabeza— se lamentó el peli azul mientras que regresaba a buscar su bolsa de hielos.

—¿Nos vamos?— le pidió Rin a su hermano mientras que este sonreía y le tomaba de la mano, solo despidiéndose solo con un ligero movimiento de la mano.

Para no podían irse de la casa sin su hijo, para eso necesitaban encontrarlo primero. Afortunadamente, Gumi y Lily les dijeron rápidamente que Miki y Piko habían salido con el pequeño al patio trasero.


Para cuando fueron a buscarlo, solo vieron a Miki parada al lado de uno de los árboles, viendo hacia arriba, riendo con bastantes ánimos, a lo cual Len y Rin se fueron acercando a ella, un tanto preocupados de que pudiera ser algo con respecto a Vigo.

—Miki, ¿Dónde está Vigo?— preguntó algo preocupada mientras que ella continuaba riendo. Solamente levantó la mano y apunto hacia arriba, en donde estaba Piko sentado en una pequeña banca de metal ajustada a la madera de dicho árbol.

—Hola— saludó el peli blanco, quien mantenía al pequeño sentado en sus piernas cruzadas, mientras que este estaba arrancando hojas de las ramas que estaban humedecidas.

—¡¿Qué rayos hace allá arriba?! ¡Bájenlo!— gritó Len mientras trataba de estirar sus brazos para alcanzar a su hijo.

—Tranquilo, lo subimos con mucho cuidado por la escalera— Miki indicó una pequeña escalera de madera por la cual Piko había subido, y según la lógica, Miki le habría pasado al pequeño después de que él estuviera arriba.

—¡No me importa, no quiero que esté allá arriba, es peligroso!— siguió gritando el padre mientras que volteaba a ver a Rin para que hiciera algo, pero ella solamente había sacado su teléfono celular y estaba tratando de encontrar un buen ángulo con el cual la luz le permitiera tomar una tierna fotografía.

—Len, tranquilízate, confío plenamente en Piko y Miki— ella trató de tranquilizarlo a su manera, después de todo, Piko tenía sus manos alrededor del pequeño, y la banca no era realmente angosta, así que se veía más seguro de lo que Len podía pensar.

—¿Por qué crees que yo no subí? Estoy aquí como red de seguridad, ese pequeño no puede hacer un solo movimiento sin que yo lo vea— la peli rosada se mostró orgullosa de poder ser quien mantenía seguro a quien consideraba su ahijado, incluso si ella no había sido realmente su madrina.

—Está seguro allí, está creciendo, creo que podemos darle un poco más de libertad…— La Kagamine trató de ayudar a su amiga, y de cierta forma, quería ayudar a probar su punto, sin querer sonar demasiado exigente, solamente queriendo que su esposo fuera un poco más flexible.

—De acuerdo… solo ten mucho cuidado cuando lo bajes, lo quiero directo en mis brazos— le pidió a Piko tratando de negarse la idea de subirse al árbol, pues tenía más miedo de que la rama se partiera.

Pasaron unos cuantos minutos más, y resultaba que Vigo se había puesto a cortar ramas hasta que encontró un pequeño pájaro de pecho rojo, que trataba de alcanzar, y quedó demasiado entretenido con sus movimientos alrededor de las ramas como para ponerles atención a sus padres.

Cuando al fin bajó, Len volvió a alarmarse por lo frías que estaban sus mejillas, y lo llevó rápidamente a la casa. Una vez allí, se les preparó una bebida caliente y pudieron disfrutar de la tranquilidad del lugar, a la vez que comían algo que Gumi y Lily habían preparado para todos en la casa.

No supieron nada acerca de lo que pasó con Miku, solo que no bajó a comer, y Kaito fue citado por el Maestro para poder hablar de su posible divorcio con Miku y de cómo esto lo haría quedar mal para poder incrementar compasión que el público sentía por Miku. Quizá de esta manera podría recuperar el amor del público.

Len y Rin se despidieron casi al anochecer y regresaron a su casa a la misma cuidadosa velocidad. Regresar a su casa, los dos se sintieron algo raros, pues el lugar en donde habían estado había sido su hogar por años. Aquella mansión que se veía tan fría, y hasta cierto punto inhumano, era el lugar en donde habían tenido muchas de sus mejores experiencias allí, y de pronto los papeles se cambiaban, ahora ellos eran los visitantes y el lugar en donde estaban ahora sería su nuevo hogar.

Pero hubo poco arrepentimiento. De hecho, fue solo una pequeña nostalgia pasajera, y de hecho, habían esperado a que Vigo fuera el que se sintiera peor por dejar a sus padrinos y a los adultos que tanto lo querían, pero solo preguntó por Miki y Piko unos días después, y se dieron cuenta de que ese era un problema que tendrían que solucionar, aunque no les molestaría dicha solución.


Para cuando fue la hora de dormir, se sentían bastante cansados. El día había sido como una terrible montaña rusa de inicio a final, y regresar a la cama era una forma tranquila de terminar el trayecto. Quedaban muchas cosas por hacer en la casa, y tenían que hacer las cosas para asegurar que podrían vivir juntos, cosas como comprar alimentos, pagar las cuentas que comenzaran a salir, pagar los seguros de vida y de propiedades necesarios. Luego venían los otros problemas, como comenzar a tener un empleo de verdad.

—Cómo te decía, Ayanami me habló de una forma en la que podemos entrar a las oficinas gubernamentales, él tiene un tío que busca gente a la que le gusten los números y las cuentas y la vida en oficinas, así que creo que nos quedará bien…— argumentó Len mientras entraba a la cama y se cubría con un cobertor.

—Solo voy a querer trabajar en un lugar así si puedo estar cerca de ti— contestó ella con voz cariñosa, abrazándolo desde la cintura y pegando su cabeza cara contra el pecho, para después soltar todo su cálido aliento sobre él.

—Bueno… no sé si se pueda hacer eso, tenemos pocos campos laborales en común— Len se sintió inseguro de poder asegurar eso.

—Bueno, por algo estudiamos juntos, para poder seguir juntos incluso más adelante— se comportó bastante caprichosa con el asunto, pero sería tan intransigente con el asunto como le fuera necesario para poder mantener a su querido hermano a su lado.

—Supongo que podemos esforzarnos en permanecer en el mismo piso, trabajando juntos, pero eso solo me deja dudas acerca de cómo haremos para cuidar a los niños— se preocupó de más, tratando de abrazar mejor a su hermana contra sí mismo.

—Ya tomaremos turnos, o quizá podamos conseguir a alguien para que los cuide de mientras, no creo que sea tan difícil— propuso, asegurándose de que faltaría demasiado tiempo para decidir acerca de todo eso.

—Siempre que podamos disfrutar de nuestros niños, estará perfecto para mí— trató de ser lo más positivo posible, pero algo le decía que la vida no podía ser tan fácil como simplemente decirlo, pues de ser así, no habría niños entristecidos por las carencias de sus padres.

—Pero dime, Len, ¿Cómo sientes haber terminado al fin con todo lo de Vocaloid? Me refiero a saber que ya no estamos en ese negocio— quiso conocer de manera honesta, y por la manera en la que lo decía, parecía que deseaba aparte una respuesta profunda.

—No creo que pueda decir que fue algo sencillo, fue una gran parte de nuestras vidas, diez años enteros…— dijo como algo como si esto fuera un gran logro monumental.

—Sí, ni siquiera pensé mucho en que hubieran pasado una década entera— admitió Rin con algo de pena, pero prefirió simplemente continuar con su curiosidad —Pero me gustaría saber cómo te sientes tu por todo esto— suspiró tratando de demostrar más cariño por él, para que se comportara más honesto, pues sentía que había algo que no lo convencía.

—Ok… si de verdad lo quieres saber, estoy feliz de terminar con todo, y me refiero de verdad, a que a podré sentirme al fin como alguien común y corriente y no como un objeto sexual o algo por el estilo— se animó de un instante al otro al decir todo esto —Aunque si debo de admitirlo… creo que me siento algo mal por dejar la escena musical— trató de decir como si fuera un comentario cualquiera. Pero esto no tranquilizó a Rin para nada, sino todo lo contrario.

—¿Quieres explicarme mejor eso? No quiero sentir que he arruinado tu vida solo por querer hacer realidad esto de tener una casa para nosotros dos— pidió ella que aclarara su negativa.

—No es algo muy grave… solo que la única cosa de la cual me arrepiento, es de nunca haber podido disfrutar de verdadera manera el talento musical… quiero decir, no me sentía como si de verdad hubiera sido un artista, solo me sentía como una herramienta— relató mientras se recostaba y miraba al techo.

—Pero… tu sabes que había muchas canciones tuyas, algunas cuantas las llegamos a interpretar y gustaron bastante— trató de animarlo con los hechos, pero al chico no le se sentía convencido.

—Escribí cerca de ciento cincuenta canciones en todo el tiempo en el que estuvimos en Vocaloid, y el Maestro solo aceptó doce… y eral solo las que tenían letras o tonos aprobadas por la compañía, no diría que eso es libertad artística— se quejó recordando con exactitud lass experiencias vividas al respecto, y los problemas que tuvo por la forma en la que se hacía variar su visión artística con respecto a lo requerido por sus superiores.

—Tienes razón, siempre supe que tu querías algo más que simplemente ser contratado por los productores para cantar— comprendió Rin la razón por la que su hermano se mortificaba —Pero mira el lado bueno, aún eres joven y talentoso, puedes aún tener una carrera musical— levantó la voz mientras se levantaba sobre él y se colocaba más cómodamente, usándolo como almohada.

—Rin, por favor, piensa bien en lo difícil que sería eso sin el apoyo de las empresas— regañó él a la ingenuidad de su hermana —Además, entre el trabajo y ser padre de familia, no podría darme el lujo de tener otra carrera musical— continuó argumentando mientras elevaba una mano para hacer énfasis con su mano.

—Bueno… no dudo en que sería bastante difícil, pero mira el lado bueno, podrías enseñarle a Vigo a escribir y tocar música, ya sabes, para pasar la antorcha— propuso de pronto como si esto fuera lo más lógico para hacer, pero a la vez algo que necesitaba ser dicho para que comenzara a ocurrir.

—Si… no suena tan mal…— susurró el muchacho mientras que abría sus ojos en asombro por todas las posibilidades que esto representaba —Él podría tener un montón de oportunidades si aprende a tocar instrumentos desde pequeño, y podría tener una verdadera carrera musical…— sonrió sin que nada más pudiera arruinar su sonrisa.

—Las cosas se ven mejor que antes— comentó Rin como si esa fuera una nueva noticia. Poder educar musicalmente a sus hijos sería algo tan novedoso y entretenido, y estaban seguros que Vigo amaría la música.

—Ya estaban bien, solo que ahora se ponen mejor— suspiró Len, acomodándose de nuevo en el espacio que tenía sobre la cama, pero de pronto llegó a él un tema que deseaba repasar —Oye… ¿El Maestro te dijo algo acerca del Doctor Mikhail?— usó un tono que no demostrara mucha preocupación.

—Sí, de hecho me dijo que lo iba a tratar de contactar, así que creo que no habría mucho de qué preocuparnos— respiró fuertemente y movió un poco sus hombros —Si funcionó la primera vez… debe de funcionar la segunda ¿No?— escuchó claramente la esperanza en su voz.

—Lo hará, no te preocupes, ya no podemos decir que somos novatos en esto— trató de sonar ahora como si él fuera el positivo —Y hablando de eso, creo que sería bueno ir pensando de una vez en posibles nombres— mencionó por culpa de la dificultad que le había tomado a los dos elegir el nombre de su primogénito.

—No quiero pensar demasiado en eso de los nombres todavía…— fue la contestación de Rin, lo que le pareció demasiado descuidado a Len —Todavía ni siquiera sabemos que va a ser… y antes de comenzar a ponerle nombre, quiero sentirlo vivo, quiero que haga impacto en nuestras vidas, y quizá así podremos elegir el mejor nombre posible— argumentó mientras que él solamente trataba de razonar de una manera similar.

—Entiendo… de verdad quiero sentir el impacto que tendrá, y te prometo que pensaré en un nombre que sea completamente complaciente con tus expectativas— dejó como promesa mientras le daba un pequeño beso a su gemela en la nariz.

—Oye… ¿Crees que es así como vamos a terminar todos los días?— preguntó sonriendo —Cosas del trabajo, los niños, pasatiempos…—

—Sí, creo que si, a menos de que tú quieras que tengamos sexo—propuso lo último acelerando su voz, como si tratara de hacer que no se escuchara demasiado lo que decía.

—Quizá otro día… por ahora estoy muy cansada, solo quiero dormir contigo, y nada más— comenzó a cerrar los ojos, abrazada de tal forma que casi no lo dejaba moverse, pero él solamente se juntó más a ella, tratando combinar mejor el calor corporal de ambos, para de esta manera superaran el frio que comenzaba a llegar por las afueras de la casa y que terminaría por llenar todo de nieve.

—Está bien…— susurró Len en voz baja —Gracias por perdonarme, Rin, gracias por tener una familia conmigo— se comportó de manera sincera con ella, y dejó salir esta gratitud de manera directa, pues hasta ese punto del día, sería difícil distinguirlo como el mismo en el que se habían puesto de esa manera, por lo que la forma en la que su hermana lo trataba, esa normalidad que demostraba su perdón, le hacía querer repetir esas palabras un millón de veces más

—Ya éramos familia, Lenny, pero gracias a ti por quedarte a mi lado, y también gracias por darme un lindo niño y otro u otra más que viene en camino— trató de comportarse tan delicada como él lo había sido, y simplemente agradecer.

—Te amo, Rin—

—Yo también te amo, Len—

La vida les había puesto muchas pruebas, y juntos habían aprendido a superarlas, y solamente así podrían enfrentar cualquier reto que siguiera presentándose frente a ellos. Habían pasado por incertidumbre, miedo, desconfianza, temores irracionales, e incluso ración, pero habían aprendido a crecer, volverse independientes de todos los demás, y a la vez podían decirse limpios de conciencia, y capaces de romper con los estigmas puestos sobre ellos dos, y gracias a todo esto, habían ganado lo más precioso de la vida.

Aunque realmente, al final de toda esta historia, donde se ha relatado el intenso amor de una pareja de hermanos quienes, por casualidad, creyeron que podrían hacer incesto y salirse con la suya (Y se salieron con la suya), se podría decir que volvían a iniciar en donde empezaron, como una clase de ciclo, con un nuevo fruto de su amor en camino, y un montón de incertidumbre perfectamente comprensible.

Para cuando cerraron los ojos, comenzó a nevar, aunque el día les prepararía una blanca sábana de nieve. El lunes azul había terminado.


Fin


Notas finales:

Ese fue un final blando, ¿No creen? Bueno, ya había dicho desde hace mucho, este era más como un fanfic costumbrista, uno en donde se mostraba la vida común de Len y Rin pasando sus días durante el periodo del embarazo, y quizá esa sea la razón por la que decidí terminarlo de la misma manera, una conversación en la cama antes de dormir, con miles de cosas en su provenir.

¿Luka regresará a intentar volver a seducir a Len? ¿Vigo pasará de los cinco años? ¿Miku tendrá una crisis emocional que le hará suicidarse? ¿Kaito será apuñalado en el pecho por Gakupo? No lo sé en este momento, pero les prometo que escribiré de todo en su momento, como ya he comentado antes, creo que se podría hacer todo en una segunda serie de historias relacionada con la buena familia Kagamine. Si nada ha terminado aquí, es porque requería algo más de desarrollo, y voy a admitirlo… no me gusta tanto el KaitoxMiku como para dedicarle un buen rato de escritura, aunque si a alguien le interesa saber el desenlace de ellos dos, puede que lo escriba, si prometen leerlo.

En fin, espero que no haya fans de Luka ofendidos por la forma en la que fue presentada en esta historia, es decir, solamente es una forma más de representarla en donde buscaba tener algo que jamás logró tener, no creo que realmente haya sido mala, simplemente perdió toda la empatía por Rin porque ella misma nunca mostró nada por ella. Ya había explicado antes, que quería agregar alfo de drama entre ambos, algo que demostrara que están frente a una verdadera prueba, pero la razón por la cual se hizo mención al asunto del destino, fue porque quería hacer una revisión de ese tema tan incómodo. Hace un tiempo había visto algunas cuantas imágenes de Len con el típico hilo rojo del destino, que a veces va de buena manera con Rin, otras veces con cualquier chica de turno que no sea su hermana. Pero desde ese punto de vista, diría que a veces tener que cumplir un destino es algo ligeramente aterrador, como en este caso, si el destino de Len fuera realmente el de estar con Luka, ¿Se le negaría estar con Rin? ¿Tendría que estar enamorado de Luka como si estuviera hipnotizado o algo así? Si es que existía un destino en el cual Len debía de amar a Luka, en esta historia en específico, Len negó dicho destino, y es eso lo que precisamente quería que quedara claro, para todos los amantes del LenxLuka que leyeron esto y odiaron a Rin o a Len.

Lo que me recuerda, hice que Len y Rin fueran odiados por quienes leyeron esto.

Con respecto a Vigo. Por una parte, se me dificultó un poco crear la conversación que tendría con Len, ¿Qué podría decir un niño de tres años a su padre que lo lastimó? Curiosamente, tengo una sobrina, que de hecho nació después de que inicié el fanfic, y con la edad que tiene, no puedo entender casi nada de lo que me dice, porque no trata de dar conversaciones coherentes o complicadas, es una niña y habla de lo que le gusta y de lo que le interesa a ella, pero mis padres, especialmente mi madre, puede comprenderla por completo, y puede hablar con ella largos ratos, y seguir conversaciones con ella. Así que pensé, quizá un padre puede entender mejor a su hijo que cualquier otra persona, y de hecho, es por eso que Len tiene esa pequeña conversación con él, porque puede entender mejor el lenguaje que usa el bebé. No haré comentarios de su supervivencia, solo piensen ¿En serio lo mataría?

Debo de admitir, escribir toda la parte de la reconciliación de Len y Rin debió de haber sido de lo más desafiante, literalmente estaba a las dos de la mañana con mi puño sobre mi cara, leyendo una y otra vez los párrafos y la forma en la que iban construyendo el argumento. Al final debo de admitir que hubo un momento en el que comencé a pensar que de verdad no podría dar un argumento por el cual Rin perdonara a Len. Se habrán dado cuenta de que hay un cierto momento en el que ella simplemente tiene que confiar en él, y confiar en la forma en la que solo ellos saben confiar.

Para el título de la historia, el lunes azul hace referencia al tercer lunes de enero, el día más depresivo de todo el año, creo que para Len y Rin lo fue bastante, pero más que solamente ser esta pequeña referencia, que en cualquier otro caso no sería necesario mencionarla, me gustaría remarcar que de hecho, "Blue Monday" iba a ser el título de este fanfic, basándome no en el concepto del día, sino en el título de una canción, quizá alguien conozca este título de la legendaria banda New Order, pero fue en realidad por el cover de Flunk, una canción que mi hermano y yo consideramos de las mejores canciones que hay, pero siempre me ha parecido algo… pretensioso escribir títulos en inglés, claro que hay algunos cuantos a los cuales la seriedad les permite hacer esto, pero como iba a ser mi primera historia, no quería que sonara como la gran cosa, y fue por eso que le puse esa simple pregunta como título.

En fin, con respecto a lo que hayan disfrutado la lectura, y me refiero a toda la lectura, desde el inicio al final de esta historia. Quería que fuera lo más disfrutable posible, y al parecer a muchas personas les disgustó el drama que le puse, que lástima. Siempre hay que atenerse a que las cosas no le van a gustar a todos, y eso es algo que aprendí desde el inicio. Sentí que de hecho a nadie le habría gustado el último capítulo, y que habrían entonces decidido dejar de leerlo a la mitad, de no haber sido por el único review que dejaron, de contestaré en unos momentos.

Antes de eso, quisiera mencionar que cuando comencé a escribir, no esperaba a que nadie leyera, y de hecho ese era mi mayor temor, no que se cuestionara mi creatividad o que criticaran mi manera de escribir, sino que simplemente la gente no encontrase mis ideas interesantes, pero para mi sorpresa, Shadow Shaw Phantom dejó el primer review, que representa el inicio de verdadero del trayecto que he tenido en esta página, algo que significó muchísimo para mí en ese momento, aunque tuvimos nuestros problemas… muy graves, al final encontré en ella una persona razonable, valiosa, a quien considero mi amiga y colega en desventuras a través de fics terribles y horrendos, aunque sea a la distancia, por eso es que le dedico a ella el final de esta historia, por haber sido la primera en tomarse la molestia en escribirle a una persona sin ninguna clase de experiencia, quien presentaba por primera vez una historia que había sido inspirada en muchas otras.

En fin, la única persona que dejó un review para el capítulo anterior, le debo de agradecer de manera similar. El capítulo anterior es quizá el que más pudo haber desagradado, en especial por todas las palabras que le agregué, por lo tanto, al ver que no había reviews después de algunas semanas, comenzaba a pensar que no había agradado la idea, incluso una amiga que leía la historia había omitido la lectura de dicho capítulo por la presencia de una pareja que no era LenxRin. Es difícil saber que va a agradar a la gente, y siempre hay que dar lo mejor y arriesgarse. En fin, aquí la respuesta al único review:

vampire girl and lion boy:Me alegra mucho que mi historia te haya hecho pensar y cuestionar ciertas cosas que sabías acerca del incesto, aunque para mí, mi trabajo está hecho al momento de saber que se provocaron tantas emociones gracias a la lectura, eso es lo que más vale, saber que te conmovió. Muchas gracias por tu comentario.

En fin, eso es todo, 20,000 palabras hasta el final del capítulo, y creo que ya no hay nada más que decir, que pedir a todas las personas que han llegado hasta aquí, que por favor, digan lo que pensaron de la historia de manera general. O si quieren háganlo a leer el epílogo, porque aunque siento que este es el final del trayecto para esta historia, no pude evitar mirar más a futuro lo que ocurriría en la vida de la familia Kagamine, e ideé un par de relatos.

Bueno, me despido, si de alguna manera, durante el trayecto de las escritura de esta historia, ustedes hablaron de manera personal conmigo, y provoqué que me odiaran, les pido que me perdonen.

.

.

.

BYE_.—


P.D.: A continuación, en el siguiente capítulo, colocaré un final aparte de este, digamos que es algo así como un final alternativo, aunque recomiendo que no se considere completamente canónico a la historia, sino que más bien se considere como una forma en la que el epílogo se conectará al resto de la historia, ayudando a aclarar algunos puntos.