LA CHICA TARZAN

En la enfermería Candy despertó después del dolor que sintió en la pierna cuando la Hermana Grey intencionalmente la lastimó para que reaccionara. Le extrañó estar de nuevo en ese lugar y como pudo llegar ahí. Al salir la rectora después de curarla la Hermana Margaret tutora de las chicas le dijo:

-Candy, es la segunda vez que llegas a enfermería en las mismas condiciones, que es lo que te está pasando.

-Hermana Margaret, no me explico que fue lo que pasó, yo no creí que estuviera soñando, fue muy real, muy vívido. ¿Pero a que se refiere en las mismas condiciones?- la Hermana de manera muy directa le dijo.

-Van dos veces que Terry te trae a enfermería.

-¿Terry me trajo hasta aquí?- abrió los ojos al sorprenderse de haber sido llevada por Terry.

-Si Candy, él estaba por ahí en medio de la tormenta cabalgando.

Candy se quedó pensando pues juraría que había sido un sueño, ella veía a Anthony a través de la figura gallarda de Terry, por segunda vez, pues en el barco también lo había confundido con el fallecido rubio. No reaccionó lo último dicho por la Hermana por quedarse pensando.

-Bueno ahora si Candy, te acompaño a tu cuarto, vas a tener que cambiarte la pijama para que no te refríes.

-Hermana Margaret, gracias por preocuparse por mí, usted me recuerda mucho a mis maestras del Hogar de Pony, quienes me criaron desde pequeña- la Hermana escuchaba a Candy con atención, pues en el colegio no era muy común que las chicas tuvieran confianza con las religiosas; volteo a mirarla mientras iban caminando por el pasillo y de reojo vio a Terry observando atrás de una columna, la Hermana sonrió levemente, no se podía evitar que a esa edad fueran así estos jovencitos.

-Sabe Hermana, yo nunca me voy a avergonzar de haber sido criada con tanto cariño por mis maestras, que para mí fueron mis madres, le agradezco que esté usted al pendiente de mí- le dio un abrazo y la religiosa se sorprendió, no era permitido las muestras de afecto, para no favorecer a algún alumno, pero la religiosa sintió la ternura de Candy y le devolvió el abrazo de manera breve, pues esta chica de alma tan pura se había ganado su corazón.

Ya en su cuarto Candy recordó las palabras de la religiosa, -Terry salió a montar a caballo en medio de la tormenta, estaba arriesgando su vida, le pudo caer un rayo ¡ay no! gracias Dios porque no le pasó nada-, con el miedo que ella tenía jamás se hubiera atrevido a salir de su cuarto, de no ser porque estaba sumergida en una pesadilla tan real; se quedó pensando porqué confundía a Terry con Anthony, si ellos tenían una muy diferente personalidad, Anthony era dulce y gentil, a excepción de la vez de la cachetada cuando ella se perdió y asustó a todos, pero Terry era un enigma, aunque había notado que tenía muchas facetas en su personalidad, en ocasiones coqueto, en ocasiones burlón, la defendió de Neal, la cuidaba, sin olvidar el día que la abrazó, todas esas caras de Terry tan variadas le daban mucha curiosidad por conocerlo realmente, era obvio que tenía problemas de carácter y esa mirada reflejaba un alma atribulada, como el día que lo conoció en el barco cuando lloraba.

En clase veía que no estaba Elisa y compañía, así que fue a sentarse a su lugar junto a Patty, estaba ya más tranquila pues las murmuraciones en su contra habían cesado, ahora todos hablaban del mal comportamiento de Neal y Eliza, pues se decía que no eran muy honorables al ser autores de tantas intrigas, algunos ya habían aceptado el hecho que Candy era de un origen diferente, algunos otros aún tenían prejuicios, pero eso a la rubia no le importaba, solo que ese día no podía quitarse de encima las miradas de los varones de su salón.

Desde que se cambió el peinado se le veía la figura distinta, estaba más esbelta, su cuello como de cisne resaltaba con el cabello recogido en una coleta y su perfil se veía más delicado y femenino, incluso se veía más alta, su anterior look no le permitía lucir el verde de sus ojos y sus encantadoras pecas, a más de uno le pareció linda la Srita. Andrew y alguien más cerca la observaba de reojo de vez en vez. Maxwell no podía evitar sentirse deslumbrado por la sonrisa y la belleza natural de la pecosa, desde que la vió entrar al aula por primera vez algo llamó su atención, ahora se daba cuenta que era muy distinta a las demás chicas, pues su espontaneidad la hacía verse muy sencilla y accesible, es como si tuviera un halo alrededor de ella. De tanto estarla mirando de reojo, no supo en que momento se le quedó viendo admirando su perfil que se definía a contra luz. En eso Candy voltea y le dá una ligera sonrisa. El chico sintió un golpeteo en su corazón, ruborizándose por ser descubierto.

En eso toca la campana de cambio de clase, -Candy, me acompañas por favor a biblioteca a entregar el libro que pedimos ayer- dijo Paty, -si, vamos y aprovecho a pedir otra novela de las que me recomendaste- dijo alegre Candy.

El pelirrojo se quedó anonadado por la luz que emanaba la rubia, hasta que un compañero lo sacudió de los hombros haciéndolo reaccionar y burlándose de lo distraído que estaba. Días antes había presenciado la indecible escena donde Eliza Leagan la había puesto en evidencia de todo el colegio, él se había propuesto no dirigirle la palabra a la rubia, pero era algo fuera de su propia voluntad lo que experimentaba en ese momento.

Por la tarde después de las clases Candy acudió a la segunda colina de Pony para ver si se encontraba con Terry, lo estuvo buscando en el salón de música, incluso a hurtadillas echó un vistazo por el área de varones, y nada. Se sentó un rato en el jardín de narcisos para ver si lo encontraba, ahí paso un buen rato y al escuchar la campana de que anunciaba la cena se volvió al edificio algo decepcionada por no encontrarlo, lo que no imaginaba Candy era que Terry estaba confinado a su cuarto por varios días por los acontecimientos donde el castaño la defendió de Leagan.

-Candy el chico buenmozo de lentes me dijo que era tu primo y me entregó este recado para ti- dijo Paty algo sonrojada,-debe ser Stear, vamos a ver que dice- después de abrir el mensaje Candy observa unos símbolos muy extraños y le muestra el recado a Paty, quien se rehusaba a leer por no ser propio de una dama leer correspondencia ajena.

-Vamos Paty, es que no sé qué son estos puntos y líneas, por favor ayúdame a entenderlo-, dijo Candy –bueno si es así, permíteme ayudarte, es clave morse- dijo Paty, en eso ven una luz que venía del cuarto de sus primos que titilaba en distintas frecuencias, después de traducirle el mensaje a Candy ésta la invita a que la acompañe al cuarto de los chicos, escandalizada Paty se sonroja y se persigna, estaba prohibido que las chicas fueran a la residencia de los chicos y viceversa, porque sería causa de expulsión- ahorita regreso, prometo traerte chocolates Paty. Candy ató la cuerda con una madera para enlazar el tronco del árbol más próximo a su balcón, de altura superaba los seis metros del suelo, había un trecho de treinta metros de bosque entre el edificio de las chicas y el de los chicos, así fue volando cual ardilla de árbol en árbol hasta llegar al balcón donde la esperaba Archie con una linterna. El aterrizaje fue algo ruidoso así que rápido se internó en el cuarto de sus primos, sin darse cuenta que alguien la observaba de pie en la ventana desde el cuarto de al lado con la luz apagada.

Adentro de la recamara de los chicos después de platicar un rato, tuvo que irse pues llegaba la revisión por la mismísima hermana Grey, así que de inmediato se fugó escapándose de una expulsión. Candy en el árbol observaba como revisaban como si fuera un cateo en una cárcel, pues el instinto sabueso de las religiosas indicaba que alguien más estuvo ahí.

En la ventana de al lado observaba el ojiazul como se escapaba la rubia del cuarto de sus vecinos, observaba con el alma en un hilo como iba de árbol en árbol volando recordándole un personaje creado por Edgar Rice Burroughs, que con su agilidad, gran fuerza física y destreza, se deslizaba entre los árboles adhiriéndose a la naturaleza y dejando salir su instinto salvaje –la chica tarzán- sonrió para sí mismo.

Con esa imagen en mente la vio llegar a su cuarto a lo lejos, sin embargo, dentro de él había un conflicto por dejar de pensar en ella, debía de hacerlo, por su sentido del deber aristocrático, pero a la vez quería liberarse de esa atadura a su corazón, afligido y contrariado, iba formándose en él una voluntad más fuerte de lo que había experimentado, quería dejar fluir lo que sentía, experimentar que pasaría si dejaba crecer eso que ya se estaba gestando en su alma; pero su corazón siempre había sido despreciado, en cuanto se abría alguien lo lastimaba, incluso sus padres, no sabía si esta vez podría confiar en lo que sentía. Solo que había todavía un cabo suelto, ese nombre que ella pronunció esa noche de tormenta, ahora se apoderaba de él el monstruo de los celos, veía el rostro de ella lleno de pecas y ruborizado la tarde en que la abrazó, las veces en que habían cruzado miradas antes, donde dejaba ver en la de ella una luz, no podía quitársela de la mente, cerraba los ojos y ahí estaba ella.

Quería dejar de pensar, dejar de torturarse con esos celos y con la batalla del deber ser y lo que quería hacer. Brotaba de su alma una ansiedad por ir a verla, por escabullirse a su cuarto, si a ella le era fácil, porque él no podía hacer eso, ir a verla, hablarle y tomarla entre sus brazos, envolverla en caricias. Salió de su cuarto por la ventana, trató de avanzar al edificio de las chicas, pero pensó en que si fuera descubierto le ocasionaría un gran problema, no podía arriesgarla a la expulsión. Impotente apretó los puños y se fue corriendo al bosque a brincarse la barda para escapar, quería huir de ese lugar, creía que saliendo del colegio podría escaparse de lo que sentía.

Pasaban las once de la noche y caminaba por las calles de Londres, donde estaban abiertos los pubs, entró a uno subterráneo que frecuentaba en ocasiones, donde ya lo conocían, aun siendo menor de edad su figura alta y distinguida le permitía pasar como un joven de veinte años, así que Charlie el bartender le servía siempre el whisky como le gustaba, había música en el lugar, el jazz había llegado a ese continente y se empezaba a dar a conocer, el piano, el trombón, la trompeta y una voz aguardientosa de un hombre que cantaba en el piano, le daban ese toque bohemio al lugar.

Se fue relajando poco a poco, pidió varios whiskies dobles pues aún seguía pensando en ella, quería dejar de verla al cerrar sus ojos y arrancársela de una vez por todas la mente, entonces cambiaron el tono de la música a uno más romántico y el pianista empezó a tocar una canción que él en ocasiones interpretaba pensando en ella La fille aux cheveux de lin era como si dejaran al descubierto de los demás sus sentimientos, para él era algo sagrado cuando tocaba el piano en su soledad con esa melodía, le dijo al músico que se callara, tambaleándose fue y cerro la tapa del piano de un golpe y el pianista se puso de pie, llegaron otros tipos y lo sacaron de ese lugar, empezó a retorcerse dando patadas, hasta que le dio en la mandíbula a uno de ellos y entonces así sujeto le dieron un puñetazo en el abdomen, se dejó golpear, lo tenían agarrado mientras él gritaba improperios insultándolos, alentándolos a que lo siguieran golpeando, odiaba su vida, quería acabar con esa desesperación que se había instalado en él, ¡porqué no podía hacer de su vida lo que él quería! sentía que esos golpes lo iban exorcizando, sacándole las fuerzas se dejó caer, estaban por darle de patadas, pero llegó un hombre rubio evitando que lo siguieran masacrando.

Lo vio mal herido, pero solo eran golpes, salía sangre de su boca y tenía una ceja reventada, le preguntó donde vivía y le dijo: -llévame al colegio san pablo- entonces, se dio cuenta que era un jovencito, lo vió bien del rostro y lo reconoció, con tantos golpes y sangre en su cara no lo había identificado, el hijo del Duque de Grandchester.

Ya antes había sostenido un encuentro con él, pues el Duque y George los presentaron para llevar una relación amistosa, eran los sucesores para los negocios que ambas familias llevaban. Ahora se daba cuenta que tenían algo en común, la rebeldía, mientras él seguido estaba huyendo de sus deberes con los Andrew, a veces se les escapaba por meses para encontrarse a sí mismo, aceptaba que era la cabeza de la familia, pero era una carga que aún le pesaba. Pero ése chico se notaba que aún estaba luchando con su destino, lo comprendió de inmediato y se compadeció de él. Lo llevó cargando hasta la barda del colegio, había pasado la adrenalina y los golpes se le fueron enfriando, empezaba a sentir el dolor, se quejaba un poco de las costillas, parecía que le habían astillado alguna. –¿Estás seguro que estarás bien? Podemos ir a un doctor para que te revisen- le decía el rubio –No, gracias, esto no es nada, además me lo merecía- pobre chico, pensaba el rubio, le dolía verlo así tan desvalido y herido. –Sabes, tal vez no me recuerdes por ahora, pero el día que quieras platicar, puedes ir a verme al zoológico Blue River, ahí realizo un voluntariado-. Terry adolorido solo escuchaba asintiendo con la cabeza y quejándose un poco le fue indicando por donde estaban las habitaciones, pero el rubio se confundió y lo llevó al lado opuesto.

-Gracias por traerme Albert

-¿Seguro que estarás bien?

- sí, gracias-. Batalló un poco en subir las escaleras solo, agarrándose del pasamanos, sentía que todo el cuerpo estaba resintiendo los golpes, al menos en eso había quedado, solo eran golpes. No podía abrir bien su cuarto, al entrar se dejó caer en la alfombra, que encontró más mullida y peluda que de costumbre, en eso sintió el brillo de la luz que se encendía, y se topó con la mirada verde esmeralda de una rubia asustada.

(La fille aux cheveux de lin, de Claude Debussy es una composición escrita entre 1909 y 1910 y es conocida por su simplicidad, fue publicada en Abril y estrenada en Junio de 1910, el titulo fue inspirado por el poema de Leconte Lisle de sus Chansons écossaises, publicadas en 1852, aun así la inspiración de esta composición es desconocida. La chica con el cabello de lino siempre fue vista como un símbolo de inocencia, gentileza y fino arte.)

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Disculpen por la tardanza, con el trabajo, el posgrado, la casa, los hijos, estos días han sido complicados, espero les guste este capítulo, es con mucho cariño. Gracias Mia9111, ELYER G, Ross, Abril-04 gracias por la referencia todo lo que dice y hace Terry lleva una intención, Lila Valenzuela, Iris Adriana, LightGiogia, Guest.