EL SECRETO DE TERRY

Pasaron los días de reposo y Terry se reincorporó al Colegio, en esos días el Duque se había acercado a su hijo, aprovechando que necesitaba de un apoyo para caminar, lo abrazó para trasladarlo al jardín, para llevarlo a bañar, Terry había estado renuente a platicar, pero notó los esfuerzos de su padre por mejorar su relación con él, pasaban casi todo el día juntos, incluso lo llevó a las caballerizas a ver nacer un potrillo, lo cual conmovió a ambos. La Duquesa estaba de viaje por algunos meses, era muy normal para el Duque estar separado de ella, era lo mejor. Solo por temporadas estaba en el castillo y cuando se requería para un evento formal, ella se hacía presente, prácticamente estaban separados, cada uno hacía su vida aparte.

El carácter del Duque había mejorado mucho desde que empezaron a distanciarse. Lo único que lamentaba es que sus hijos se los había llevado ella y todo fue a causa de la discusión que tuvieron una noche después del cumpleaños de Terry, quien acudió al castillo después de llegar de América y la duquesa lo humilló y lo despreció, el Duque no dijo nada estando Terry ahí, pero a la duquesa le encantaba provocarlo hasta que hizo estallar la furia de Richard Grandchester quien levantó la voz sentenciando que él jamás le retiraría su lugar en la sucesión a Terry, quien era su primogénito legítimo y que el Rey Jorge estaba consciente de su origen, así que la duquesa enfurecida tomó a sus hijos y al día siguiente se retiró del castillo yéndose a Bath donde se ubicaba su residencia de verano.

Al duque le dolió alejarse de sus hijos, pero lo veía como un autocastigo por no darle la atención a su hijo mayor. Los hermanastros de Terry no estaban integrados en la educación del San Pablo ni de ningún otro colegio, recibían educación en casa, a través de sus maestros, pues la Duquesa veía como algo muy ordinario el acudir a una escuela, incluso hasta vulgar; por eso obligó a su esposo a enviar a Terry al internado, para que fuera sometido y recibiera órdenes, lo que según la "cara de cerdo" no era propio para una familia noble.

Terry vio el cambio en su padre y el tono que utilizaba en su voz era más moderado, amable por decirlo así, en ocasiones complaciente, pues Richard Grandchester agradecía la ocasión de poder cuidar de su muchacho, tal vez aun no era tarde para reponer el tiempo perdido, tal vez este incidente de la golpiza que recibió Terry fue como una última oportunidad para recuperarlo, por eso no quiso reprender a Terry por su mal comportamiento, ni su rebeldía, advirtió a la hermana Grey que le informara de cualquier cosa que llegara a requerir Terry.

Al despedirse el Duque, le pidió a su hijo que el quinto domingo le aceptara una invitación y que incluso podía llevar a quien quisiera al castillo, obviamente el Duque, más listo que nada, ya sospechaba que su hijo tenía una persona en mente.

El día que Terry regresó una tarde al colegio después de una semana de ausencia, aunque seguía adolorido, no quería tardar tanto en volver al San Pablo, sí estaba más repuesto y descansado, hasta podría decirse que sereno. Esa actitud se debía a que estaba haciendo las paces con su padre, a quien empezaba a llamarlo así, no como Su Excelencia, ni Duque de Grandchester, sino simplemente Padre. Eso había inflamado el corazón de su progenitor y todas estas acciones le daban a Terry una paz que le hacía falta.

Candy por la noche estaba terminando la tarea de francés, cuando vio nuevamente la luz en clave morse en desde el cuarto de sus primos, tomó su cuerda y se lanzó de inmediato a través de los árboles, pero en el penúltimo árbol se confundió pues el viento había apagado la vela que habían dejado en el balcón y a oscuras saltó en el balcón que ella suponía era el de sus primos, pues también ese balcón estaba abierto.

–Stear, Archie…¿Dónde están?- el cuarto estaba en penumbras y solitario, en el escritorio vio una foto de una actriz muy reconocida la tomó y leyó el autógrafo -¡¿Eleanor Baker?! Con amor para mi hijo Terruce- Candy se sorprendió al leer esta foto, pues empezó a atar cabos en su mente, -¡Eleanor Baker es la madre de Terry! pero no se sabe que sea casada, ahora comprendo porque él estaba tan triste cuando lo conocí en el barco, seguro venía de ir a verla-

En eso Terry sale del cuarto de baño sorprendido de ver a Candy en su cuarto, por un momento le dio gusto verla: -¿Candy, que haces aquí?- pero al ver que en sus manos tenía la foto de Eleanor, se vió descubierto, y el secreto que ella le había pedido guardar, ahora era revelado, la relación con su Padre apenas empezaba a sanar y con el peligro de un escándalo, podría ser catastrófico. Tomó la foto de las manos de Candy y la rompió, la tiró volviéndose a ver a Candy con una fría mirada le dijo: -Promete que no dirás nada de esto a nadie, si lo haces estarás perdida- Candy se asustó del hielo en su mirada, después de tanto tiempo de no verlo, le dolió en el alma. –No te preocupes Terry, no diré nada, te lo prometo, jamás diré nada sobre esto- se quedó quieta observando como Terry le dio la espalda bajando la cabeza, -Perdona que haya entrado en tu cuarto, fue un error, pero ya me voy- se dio la vuelta encaminándose al balcón y Terry reaccionó de inmediato tomándola de la mano para que no se fuera, no hallaba que decir, solo le sostenía la mano, con dificultad logró hilar unas palabras:

-Candy, espera, por favor, no te vayas- el tono de su voz fue más bajo y arrepentido.

-Terry, descuida en otro momento podemos hablar, fue un error que viniera a tu cuarto, mis primos me esperan- -No Candy, e-espera, sé que fui rudo contigo hace un momento- se acercó a ella cojeando un poco todavía, Candy cambió su expresión de inmediato al notarlo y volteó hacia él.

–Terry, aún estás convalenciente, de verdad que la herida de la pierna si era profunda- lo tomó del brazo y lo acercó a su cama –A ver Terry, no te esfuerces, mejor descansa- la discusión de hacía un momento quedó en el olvido y ahora habían vuelto a ser ellos, el castaño sentándose con dificultad le dijo: -¿Sabes, que tienes una habilidad como enfermera?- le dijo gentilmente –pero también eres toda una Tarzán Pecosa- al decirle esto, como quien pasa el dedo rápido al betún de un pastel, le pasó un dedo por la punta de la nariz, haciendo sonrojarse a Candy, pero a la vez le extrañó ese calificativo.

–A ver, ¿cómo me llamaste Terry?- éste ladeó la cabeza hacia la derecha y le respondió con una sonrisa coqueta –no creas que solo he descubierto tus habilidades de enfermera pecosa, también trepas árboles arriesgando tu vida, por eso eres toda una Tarzán- la rubia puso sus brazos en jarras y levantó una ceja, pero no se percató que acercó mucho su cara a la de Terry.

–¿Ah si? Y que me dices de tí, te sales del colegio cuando te place, cabalgas en la noche con la tormenta, te embriagas y también arriesgas tu vida, ¿No te parece que eres demasiado rebelde?- Terry realiza que ella había confesado estar preocupada por él, sin pensarlo, acarició la cara de Candy pasando el pulgar por la mejilla para sostenerle la mirada, la iluminación del cuarto era nula, pero los destellos que refulgían de los ojos de Terry iluminaban toda la habitación, para Candy era tanto el resplandor al ver sus ojos que parecía un domingo por la mañana.

Tímidamente titubeó y Terry de inmediato cambió de lugar su mirada y la dirigió a su cabello, desplazando su mano a la coleta que tenía la rubia y a su flequillo, que hacían ver su perfil más exquisito. Acarició un rizo que salía por la oreja y enredó un dedo en él, lo soltó viendo como se acentuaba el rizo.

Con su voz aterciopelada por una emoción contenida dijo: –Cambiaste tu peinado pecosa, ahora veo más pecas por aquí- suavemente posó sus largos dedos junto a la oreja, -Y por aquí…- pasó sus dedos a su quijada, -También se ven más pecas aquí- sustuvo su barbilla acariciando lentamente el borde del labio inferior. Candy había perdido la compostura por completo, con el corazón que se le salía del pecho, cerró los ojos cuando Terry empezó a acariciarla, se percató que estaban muy cerca, porque percibía el roce de su aliento cada vez más y abrió de nuevo los ojos, no logró descifrar la intención que descubrió en su rostro, porque en ese momento los toquidos en el cuarto de sus primos se escuchaban muy fuerte.

–Archivald Cornwell abra la puerta- era la voz de la Hermana Grey que nuevamente estaba haciendo inspección, por lo que Candy dio un salto –Terry es la Hermana Grey, e-ella va a venir a inspeccionarte, debo irme de inmediato- -Espera Candy, ella nunca ha entrado a mi cuarto, además estamos con la luz apagada y si sales en este momento al balcón podrían descubrirte-

-Oh Terry, ¿ahora que hacemos?-

-Esperar Candy, esperar, verás que se alejan en cuanto no te encuentren en el cuarto de tus primos, estoy seguro que sospechan que vas a visitarlos, sobre todo desde la última vez que fuiste la semana pasada- Candy se sorprendió que Terry guardaba bitácora de sus movimientos, ahora ella se daba cuenta que él se preocupaba por ella, pero no quiso inquerirlo para no causar una discusión.

-Stear y Archie estaban esperándome, no me fijé en la hora y ya es tarde, ahora no podré ir a su cuarto- Terry se rió con la mano en la boca para no hacer ruido, Candy también se contagió de su sonrisa, pero sin hacer ruido. Pronto los pasos de las religiosas se alejaron y las luces del cuarto de sus primos se apagaron.

Con un sobresalto, Candy se puso ambas manos en las mejillas -¡Terry, mi recámara tiene las luces prendidas! Ahora sí que estoy en problemas, esta vez si debo irme- Terry tomó la mano de Candy para decirle: - Ve con cuidado Tarzán pecosa y espero verte mañana en la colina- el corazón de la pecosa se agitó como nunca al sentir el calor de la mano de Terry. Ella no dijo nada sólo asintió con una sonrisa. –¡Hasta mañana!- Saltó al árbol y sin voltear a ver el cuarto de sus primos, sólo volteó al cuarto de Terry despidiéndose de nuevo con la mano, fue trepando de árbol en árbol hasta llegar a su balcón, apagó la luz y dirigió su mirada al cuarto de Terry, podría sentir su mirada sobre ella desde ahí. –Es una cita-.

Acarició la mano que Terry le tomó y el aroma de Terry de nuevo se impregnó en ella, cerró los ojos y rezó: Querido Dios, gracias por ésta alegría que me llena el corazón, te doy gracias por Terry, te pido por favor que cuides de él y que nunca más esté triste, que sea el problema que sea que haya en su vida, te ruego lo ayudes a que nunca pierda la esperanza y la felicidad-. Diciendo esto en el firmamento voló una estrella fugaz, que para Candy fue la confirmación de que su oración fue escuchada.

Amigas, gracias por sus mensajes, LightGiogia, ELYER G, DeliB, Mia 8111, Guest, Magua, Abril-04, Iris Adriana, he tenido trabajo y muchas tareas, por eso me atrasé, pero quise redimirme con éste capítulo, ya quiero que se den el beso, pero todo a su tiempo, que disfruten como se va construyendo esa amistad que se convierte en amor.