Los personajes de esta historia no me pertenecen, escribo solo con fines de entretenimiento.

UNA CONFESION INESPERADA

Desde que sucedió lo de Neal y sus secuaces, Candy desconfiaba de estar sola en el bosque, tomaba sus precauciones, la mayoría de las chicas por no decir todas evitaban ir al bosque porque se decía que les daba mala reputación, que no era propio de una dama ir sola a los jardines, al bosque, porque ahí podría pasar algo sobre lo que ellas no pudieran tener control. Pero para Candy esa regla no escrita no tenía ninguna validez pues se crió en el campo abierto, trepando árboles y dejándose abrazar por la naturaleza.

-¿Hay alguien ahí?- volvió a preguntar pero nadie contestó, era muy extraño podría jurar que escuchó que alguien se movía en los arbustos, pero estaba desierto, por lo que volvió al edificio de las chicas para prepararse para la cena.

En el transcurso de la cena vió como Eliza y sus amigas habían integrado a Annie a su grupito y su hermana de crianza platicaba de su viaje en el barco trasatlántico y del clima, sabía que ella seguía la pauta de lo que su madre le inculcaba, de los temas comunes, el clima, los caminos, nada polémico ni que dijera nada personal; pero sus nuevas amiguitas no la dejaban en paz, era el precio que tenía que pagar por amistades así, que si bien Eliza había sido castigada varias veces por las monjas, ella se defendía diciendo que le tenían envidia de su juventud y belleza, pues estaba dotada de atributos muy desarrollados que no dudaba en utilizar para presumir a las demás chicas que como Annie eran delgadas aún y sin curvas, a sus casi 15 años. Annie se quedó con ellas por huir de Candy y porque estando con Eliza podría llamar más la atención de los chicos para darle celos a Archie, así fue como le planteó Eliza a Annie, que renuente a sus consejos de ser más atrevida, iba aceptando poco a poco cambiar un poco su personalidad para ganarle la partida a Candy.

Candy y Patty platicaban en voz baja de las tareas del siguiente día y se organizaban para ir a hacer una investigación de botánica, área en la que Candy se consideraba conocedora gracias a lo aprendido con sus madres.

Al día siguiente tendría más deberes pues había que aprenderse un poema en francés en lo que no era tan buena, así que se quedó en la biblioteca a estudiar, pues estudiando en su cuarto era más fácil quedarse dormida o distraída viendo hacia el balcón de Terry. Lo veía en cada verso de su lectura de poemas, como si fuera su voz quien recitara, no lo había escuchado hablar en francés, pero todo lo bello lo relacionaba con Terry, pasó mas de dos horas y no se concentraba, necesitaba su dosis diaria de Terry Grandchester.

Se rindió y salió de la biblioteca llevando su libro hacia el bosque, era media tarde y seguramente podría estar ahí su mejor amigo, le parecía gracioso pensar en él como un amigo, cada cosa se lo recordaba, las estrellas, el cielo, los árboles, la música, hasta la sopa, jajaj donde quiera veía su cara y no era para menos, era de reconocerse que era muy agraciado en sus facciones, en su porte, en su caballerosidad, en su caminar, sacudió su cabeza, nuevamente estaba sobre lo mismo.

Subió a la Colina de Pony y solo se encontró con Clin, quien se subió a su regazo y se puso de espaldas para que le rascara la pancita, así estuvo un rato hasta que lo dejó dormidito cual gatito y lo siguió acariciando, volteó a todas partes y no veía a Terry, pensando en voz alta se dijo: -Terry parece que no vendrá hoy por aquí-.

No pasaron ni dos segundos y se escuchó una armónica tocando una melodía escocesa Annie Laurie. Candy se sorprendió volteando hacia arriba del árbol y era él quien tocaba esa canción. Ella sonrió y cuando terminó de tocar dijo:

-Cuanto tiempo llevas ahí y no me habías saludado eh?- por dentro pensó ojala que no me haya escuchado.

Se bajó del árbol con un brinco ágil y se sentó junto a ella -El tiempo suficiente para darme cuenta que ocupo tus pensamientos, pecosa- se sonrojó hasta las orejas, para que negarlo si era verdad.

Notando su incomodidad quiso cambiar el tema -que traes aquí Candy, tienes que estudiar francés y ni siquiera has abierto el libro- tomándolo le dio un ligero golpe en la cabeza.

-Auch, Terry, en lugar de regañarme deberías ayudarme, tengo que memorizar un poema, traducirlo y explicarlo para la clase de mañana con la Hermana Marie, si no pronuncio bien me reprobará- con un puchero sacando el labio inferior, se cruzó de brazos, despertando a Clin.

-A ver pecosa, no es cosa del otro mundo, el francés es cuestión de mover bien los-la-bios- pellizcó las trompitas que hizo ella con su puchero infantil. Candy se apenó por el atrevimiento pero no dijo nada.

-Bueno, entonces deberías explicarme porque según la Hermana Marie con mi pronunciación destrozo el idioma, me dice que para el tiempo que llevo en el colegio debería incluso haber adquirido algo de acento inglés, pero la verdad no quiero hablar como todas esas chicas presuntuosas y creídas, parece que tienen un limón en la garganta-.

-En nombre de todos mis compatriotas permíteme decirte que me siento profundamente ofendido- dijo Terry con un aire dramático con una mano en el pecho. –Señorita Andrew va siendo tiempo de que acepte que ustedes los americanos hacen y deshacen nuestro idioma, incluso había un alumno en el colegio proveniente de América pero del estado recién anexado, Texas me parece, y su forma de hablar era desatrosa, nunca entendió la pronunciación inglesa, no se adaptó y prefirió regresar a tu país-.

-Pobre muchacho, seguramente se sintió ajeno a todo esto- lamentó Candy

-Puede ser, yo no quise intervenir pero hubieron compañeros que lo agredieron, incluso llegaron a los golpes, por ser diferente, me arrepiento de no haber hecho algo, no creí que fuera tan grave. Pero volviendo a tu tarea pecosa, vamos a enseñarte la pronunciación, y antes que nada, tienes que aflojar- le dijo con una sonrisa traviesa.

-¿Aflojar que?- abrió los ojos

-Los labios y sobre todo la lengua- le dijo Terry con un tono seductor, tomando su barbilla.

-Te-Terry que vas a …- algo temerosa y sonrojada por la insinuación.

En eso Clin le dio un rasguño a Terry en la mano que sostenía la barbilla de Candy, -¡¿Pero qué diantres?!- Terry quitó su mano sacudiéndola de dolor, con un rastro de sangre en su mano.

-¡Clin!- gritó Candy viendo al animalito enojado a punto de brincarle en la cara a Terry, pero ella lo tomó y lo detuvo antes que hiciera más daño a su amigo. –que te pasa Clin, porque le hiciste eso a Terry- lo cargó y el animalito como era muy entendido se sintió regañado y puso sus ojitos tristes. –se puso celoso, creo que va siendo tiempo de que se consiga una novia, no crees? Lo tienes muy mimado tarzán, ahora se de donde aprendes ese temperamento, como dice el refrán, el que con coatis anda, a trepar y golpear se enseña-

-Jajaja Terry como se te ocurre, donde podría conseguirle novia a Clin, si es una especie americana- se reía de sus ocurrencias, no dejaba de sorprenderla.

-Pues deberíamos ir con Albert al zoológico y llevarlo, ahí le darían muy buen trato y no le faltaría, casa, comida y novia-

-Por supuesto que no, no podría abandonarlo, soy su familia, además no creo que resista el encierro, nosotros crecimos en libertad, en el campo-

-Tienes razón Candy, estar encerrado a nadie le hace bien- dijo esto último con un tono melancólico viendo hacia el horizonte.

Candy abrazó a Clin y observó a Terry, luego soltó a su animalito y le acarició el hombro a Terry mirándolo con dulzura.

-Sabes Terry quizá en el colegio nos restrinjan mucho, pero llegará el tiempo en que seamos mayores y salgamos de aquí, entonces …-

-Entonces deberé meterme en otra cárcel, el ducado, seguiré siendo títere de otros toda mi vida- una amargura se cernía sobre su corazón reflejándose en sus palabras, se levantó y se giró para irse pero se detuvo recargándose en el árbol.

Candy comprendió el alma de Terry, se paró a su lado y tomó su mano entrelazando los dedos con los de él.

-Mientras haya vida hay esperanza Terry, yo sé que tienes en ti algo más que resignación a un destino que no deseas, sé que no soy la persona indicada para decírtelo pero debes luchar por tus sueños y si no tienes un sueño, debes pedirle a Dios que te ilumine para que encuentres cuál será tu sueño. Y cuando lo sepas no dejes ni un día de pelear con uñas y dientes por él- Terry volteó a verla y le soltó la mano dándole un abrazo fuerte a la altura de los hombros, enterrando su cabeza en su cuello.

–Gracias Pecosa- se acomodó y la apretó fuerte a él y ella que había quedado con las manos al aire, las puso en la espalda de Terry. Una sensación a hogar sintió ella, pero Terry no sabía que era un hogar, así que el abrazo de Candy le daba esa paz que no sabía que necesitaba. No supieron cuánto estuvieron así, pero fue hasta que escucharon que alguien andaba cerca. Candy se separó de golpe y tomó su libro. -Terry debo irme, no he podido estudiar el poema- vio a todos lados y no había nadie mas, él también escucho el ruido pero no le dio importancia, por lo menos le tranquilizaba que Leagan ya no estaba en el colegio, tal vez sería alguna ardilla.

-Calma, calma, vamos a ver que poema es pecosa- hojeaba el libro y encontró el separador donde señalaba el poema "L'homme et la femme" de Victor Hugo.

L'homme est la plus élevée des créatures;

la femme est le plus sublime des idéaux.

Dieu a fait pour l'homme un trône;

pour la femme un autel.

Le trône exalte; l'autel sanctifie.

L'homme est le cerveau,

la femme le coeur.

Le cerveau fabrique la lumière; le coeur produit l'Amour.

La lumière féconde; l'Amour ressuscite.

L'homme est fort par la raison;

la femme est invincible par les larmes.

La raison convainc;

les larmes émeuvent.

L'homme est capable de tous les héroïsmes;

la femme de tous les martyres.

L'héroïsme ennoblit;

le martyre sublime.

Candy encontró fascinante el idioma francés desde la primer palabra que dijo Terry, estaba embobada, pues aunque el acento británico de él era tan genuino, era como si fuera un francés nativo, tenía una perfecta pronunciación y era cierto necesitaba mover los labios como él los movía, mover la lengua para hacer los sonidos como él lo hacía. En fin este castaño ojiazul era bueno en todo.

-Ahora sigues tú pecosa- ella despertó de su ensoñación y ahora era el turno de Terry de verla, no andaba tan mal, pero si había que mejorarlo. Estuvieron un rato practicando y Terry para distraerla le daba piquetes en las costillas, ella se reía y se ponía cada vez más nerviosa, pues los avances del castaño eran cada vez más invasivos.

-¡Terry, si sigues picándome las costillas te voy a dar un castigo!-

-Pecosa no le tengo miedo a tus castigos, jajajaja- siguió picándole las costillas por la espalda y los costados, hasta que el ritmo fue mayor, entonces ella cerró el libro y se levantó corriendo –¡Aaaay yaa!¡ Terry yaaa! jajajajaja- el la perseguía por el jardín de narcisos, era tan fácil estar con ella, sabía como iluminar un día nublado.

-Me voy a vengar por lo que me hiciste el otro día tarzan pecosa- entonces Candy se trepó al árbol escapando del chico, él solo se quedó viéndola trepar ágil y veloz cual gimnasta. Ella descuidadamente había subido las primer rama y luego se dio cuenta que él podría verle bajo la falda, entonces, se puso nerviosa y por agarrar su falda, trastabilló y cayó, pero entonces Terry aventó el libro y se puso justo en el momento en que ella colgaba de la rama a punto de caer y la tomó en brazos.

-Señorita Tarzán pecosa, creo que sí eres una dama después de todo- la puso en el piso y ella sacudió su vestido.

-¡Terry!- era la primera vez que le apenaba comportarse como lo hacía siempre, sabía que tenía que ir modelando su personalidad, así como le aconsejaba la Hermana Margaret.

-Vamos pecosa, ya es tarde, te acompaño- caminaron rumbo al edificio, ya estando más cerca ella se despidió con un ademán y una sonrisa, Terry emprendió su camino de nuevo a la Colina para meditar otro rato en las palabras de Candy acerca de su sueño y su futuro.

Estando en la colina se dio cuenta que Candy había dejado olvidado su libro, lo tomó y corrió para alcanzarla.

Candy en la entrada del bosque tuvo un presentimiento, aceleró el paso, alguien se movía entre los arbustos.

-¡Candy, desde cuando te ves con ese aristócrata malcriado!- era Archie enojado que salía de entre los árboles.

-¡Archie! Entonces tú has estado espiándome.-

-De que hablas, yo no te he estado espiando-

-Sí ayer por la tarde alguien me estaba siguiendo-

-No he sido yo Candy, pero déjame decirte que no me gusta que seas amiga de ese Grandchester-

-¡De Terry! Pero él no es malo, no lo comprenden, él es buena persona-

-¡No quiero perderte por él Candy, no quiero!- el acento desesperado de Archie preocupó a Candy.

-¡Archie! ¿Qué es lo que quieres decir?- Archie se acercó a ella mirándola con anhelo

En eso Terry que venía corriendo se da cuenta que Candy aún sigue donde la había dejado y estuvo a punto de gritarle, pero ya mas cerca vio que hablaba con alguien, Archie salía de entre los arbustos y se acercaba mucho a ella, se detuvo a observar de lejos.

-Candy desde hace tiempo que me gustas, desde que te conocí no he dejado de pensar en tí, tuve que hacer a un lado mis sentimientos porque te gustaba Anthony, quise olvidarte y busqué conocer a otras señoritas, incluso ahí conocí a Annie, pero ella solo es amiga de la familia, quien me ha gustado desde siempre has sido tú Candy- la voz de Archie se suavizó esperando conmoverla con sus sentimientos y sentía que el aire le faltaba para poder abrirle su corazón, era la primera vez que el confesaba su amor a una chica.

-A-Archie, no sabía…- Candy no sabía como tomar esa declaración de amor, Anthony en su tiempo le dijo que le gustaba cuando montaban a caballo y ella sentía lo mismo por él, pero en este caso no podía corresponderle a Archie, tenía miedo de lastimarlo y no supo qué responderle.

-Candy, deja de ver a ese malcriado, tú me gustas mucho Candy- tomó sus manos, pero Candy en lugar de sentir calidez, sintió que le quemaba el contacto con Archie.

Terry que escuchó la confesión de Archie apretó los labios, más que molesto enfurecido y estuvo a punto de ir a partirle su cara, pero no lo hizo porque esperaba que Candy lo desilusionara, pero solo encontró indecisión en ella, no lo había rechazado de plano y se dio la vuelta con el alma que se la llevaba el diablo.

-Perdóname Archie, esta vez no puedo hacer lo que me pides- ella le soltó las manos y dio un paso hacia atrás, se abrazó a sí misma, le apenaba aceptar ante Archie que su corazón estaba lleno de Terry.

-¿Estas enamorada de ese aristócrata?- Candy no contestó solo cerró los ojos, Archie había dado en el clavo, ella no podía corresponderle porque su corazón estaba ocupado por un rebelde ojiazul. No había puesto en palabras lo que su corazón ya le gritaba desde hace rato, hasta que lo escuchó de voz de Archie.

Archie notó su indecisión y quiso seguir luchando -Pero cómo es posible que hayas puesto tus ojos en él, es un bruto y mal educado ¿Acaso ya te ha pedido que seas su novia?-

-No Archie, no, solo somos amigos- tonta, mil veces tonta, era verdad que no era su novia, pero lo que había entre ellos aunque no estuviera definido era algo recíproco, pero no debió decirle a Archie eso, ahora todo se podría volver en su contra.

-Candy, no puedes estarte viendo con él si no hay un compromiso, eso quiere decir que él está jugando contigo como seguro lo ha hecho con otras- como ella no le correspondió solo le quedaba desacreditar al enemigo.

-¡Basta Archie!- sus palabras sonaron como violines. -Archie, el que tu me hayas dicho que te gusto, no te da derecho a hablar mal de Terry, si él y yo solo somos amigos ese es nuestro problema, además… además… yo no puedo corresponderte, de verdad Archie, no puedo-

-Candy… como puedes hacerme esto…- decepcionado le dio la espalda a Candy, lo que le facilitó a ella la tarea de explicarse, no quería lastimarlo pero se armó de valor.

-Archie, quiero ser sincera contigo, yo te agradezco mucho que te hayas abierto conmigo, te agradezco que te preocupes por mí, te quiero mucho, igual que a Stear, ustedes han sido mis paladines, mis mejores amigos, desde que Anthony murió mi corazón estuvo lleno de dolor y sufrimiento, hasta que me dí cuenta que debía liberarme de esa tristeza. Terry ha sido un gran apoyo y es un gran amigo para mí, sé que aun me falta superar algunas cosas para estar lista para tener un novio-.

-Entonces, quieres decir que solo son amigos?- vio la luz al final del túnel, tal vez no todo estaba perdido.

-Si, es un amigo muy especial para mi- el sonrojo de Candy y la forma en como hablaba de Terry no le paso desapercibida, trago seco y entendio que por mas que dijera que era su amigo, era algo más en su corazón.

-Candy, perdóname por haberte incomodado, no quisiera que dejaras de hablarme por esto, por favor vamos a hacer de cuenta que esto nunca pasó-.

-Archie tu y Stear siempre estarán en mi vida, son mis primos, mis paladines, mis mejores amigos- quiso abrazarlo, pero se contuvo, no quería darle esperanzas.

-Gracias Candy, pero el día que Grandchester te lastime, no vivirá para contarlo-

Se despidieron y ella fue a su cuarto a descansar, esa plática le había estresado tanto y se sentía agotada. Se quedó dormida y dieron las nueve de la noche, empezaba a llover y un trueno la despertó, se había quedado con el uniforme puesto, todo estaba oscuro y un relámpago iluminó su cuarto, había una silueta de un hombre con capa en el ventanal, ella dio un grito de susto: -¡Aaaaaahhhh!- tanto fue el impacto de pensar que fuera un fantasma, que se desmayó.

Abrió los ojos algo atontada y había ya una vela encendida en el escritorio, estaba en el suelo pero recargada en brazos de Terry. Espantada por tenerlo de nuevo en su cuarto –¡Terry! Que haces aquí- el chico con el saco mojado y el cabello escurriendo la miraba seriamente.

-Candy tenemos que hablar-

Aquí la confesión de Archie, siempre quise que él tuviera su oportunidad de abrirse a Candy libremente, que Annie no interviniera, fueron años de Archie queriendo a Candy en silencio y por lo menos estaría bien haberle permitido sacar eso de su sistema sin que nadie interfiriera.

Gracias chicas por sus comentarios, LightGiogia, Blanca G, ELYER G, Abril-04, Ann, FIL5. Les comparto hoy recibí mi vacuna contra el covid, soy maestra de universidad y pude acceder a ella, estoy feliz y tengo la esperanza de que toda esta tribulación que vivimos en el último año pronto pasará. Les envío un abrazo con cariño.