Los personajes de esta historia no me pertenecen, escribo solo por fines de entretenimiento.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS CANDY!
Annie estaba que no cabía de felicidad, por fin Archie se había fijado en ella, estaba enamorada de él desde que lo conoció, aunque era muy niña al ser adoptada, su madre se encargó de facilitarle el camino, la rodeo de amistades muy convenientes para ella, sobre todo visitaban la casa Andrew pues los chicos Cornwell, Brower y Leagan eran los prospectos ideales para su hija, los negocios de su esposo iban creciendo gracias a sus relaciones con estas familias y su fortuna también iba viéndose favorecida, eran familia de abolengo de parte del Señor Britter, su esposa era una mujer advenediza que pretenciosa había logrado casarse con alguien que tenía ya una fortuna y una buena posición en la sociedad.
Su experiencia personal le dictaba que debía prepararla para ser una excelente esposa y escalar socialmente, por suerte que Annie era masilla bajo sus dedos, la chica más dócil que pudo haber adoptado, menos mal no fue la otra niña revoltosa que aunque más bonita, parecía sacada de la tierra. Annie conoció a Archiebald en sus clases de piano, su maestro era un músico austriaco que por conflictos en su país buscaba refugio en América y en ocasiones juntaba a sus pupilos en recitales para alimentar el espíritu de competencia, ante personas de la alta sociedad, no faltaban las comparaciones y en esas Annie salía ganando, pues se esforzó de tal manera que en el instrumento encontró un desahogo a sus penas, olvidar a Candy y sus orígenes humildes era muy doloroso para una niña tan pequeña. Archie le ayudaba a coordinar sus manos en los ensayos, unir la mano izquierda y la derecha era muy complicado, llevaba tiempo y práctica, por eso encontró en él su primera ilusión. Fue gracias a él que se preocupaba cada vez más por ser una señorita más refinada, en su andar, en su hablar, en sus estudios, en su vestuario y por su puesto en sus modales, estaba entrenada calculadamente para ser una chica de sociedad, pero sin defender su verdadera esencia, tantas superficialidades procuró su mamá en ella, que se convirtió en una chica frívola.
Cuando las encontraron en una noche fría de invierno afuera del hogar de Pony, las maestras las registraron con una fecha de nacimiento tentativa, pues ya no eran tan pequeñas, por lo menos tendrían los seis meses de nacidas, así que ambas tenían su fecha de nacimiento en Mayo, las dos cumplían años el mismo día compartían el pastel y era maravilloso poder ser hermanas casi gemelas, pero pasando los años Candy tuvo una fecha diversa de Annie para festejar su cumpleaños y desde el día en que floreció la Dulce Candy por primera vez Anthony le dio una nueva fecha de nacimiento. Desde entonces Annie festejaba el 10 de Mayo y Candy el 7 de Mayo.
Para Candy esa fecha significaba demasiado, cada que se acercaba su cumpleaños sentía una nostalgia de ese día en que Anthony le dio ese regalo. Tan lejos estaba de Lakewood, el jardín de Anthony debe estar lleno de rosas y el aroma de la Dulce Candy era inigualable. Todos estos recuerdos le sacaban una lagrimita mientras volteaba al cielo viendo desde la Segunda Colina de Pony; faltaba poco para su cumpleaños, sólo los chicos Stear y Archiebald estaban enterados de la fecha, no iban a dejar pasar la fecha sin darle un obsequio que Stear estaba preparando en el laboratorio y Archie tenia miedo de entregarle el regalo que le había comprado, el quinto domingo que salieron, fue a un almacén y le compró un joyero de cristal verde parecido a sus ojos esmeraldas, estaba indeciso si entregarle el obsequio después de haber sido rechazado en su declaración, aún le dolía, pero la verdad ya no tanto pues ahora tenía sus intereses estaban puestos en Annie, quien si él se decidiera a hablarle no lo rechazaría, aún así Candy siempre sería muy importante en su vida.
Candy iba en busca de los chicos después de sus clases, pues quería pedirle a Stear que fuera acompañante de Patty en el baile del festival de mayo, pues sabía que él siendo tan tímido no iba a conseguir pareja, lo mismo pasaba con su amiga.
–Vamos Patty, anda acompáñame- la jalaba del brazo rumbo a donde estaban los chicos
–Ay no Candy que vergüenza, nunca he bailado con nadie-
-vamos Patty siempre hay una primera vez-.
-¡Hola chicos!- saludaba ella alegremente.
-¡Hola Candy!- Stear se alegraba de verla, pero Archie tenía un poco de miedo.
-Les quiero presentar a mi amiga Patty O'Brien-
-Hola Patricia, encantado Archiebald Cornwell-
-Hola Patricia, mucho gusto de conocerte, Alistear Cornwell-
-si me disculpan tengo algo que hacer con un compañero de clase, con su permiso señoritas- Archie con una ligera inclinación de cabeza se retiró y Candy sintió un poco de pena pues tal vez las cosas ya no sean igual para los dos de ahora en adelante.
-¡Oh, olvidé decirle algo a la Hermana Marie, ahorita los veo chicos, nos vemos pronto!- guiñándoles un ojo los dejó solos.
-¿Parece que Candy tenía prisa verdad?- le dijo Stear a Patty volteando a ver a donde se fue Candy, la conocía siempre pensando en los demás.
-Candy siempre tiene prisa, jiji- la voz de Patty tenía una tonalidad dulce y muy femenina que llamó la atención a Stear quien volteó a verla sonriendo–¿Patricia puedo llamarte Patty?- le dijo el chico –claro que si Alistear- me parece que ha sido muy oportuna Candy en presentarnos, pues en unos días ella va a cumplir años y supongo que ¿ella no te lo ha dicho verdad?- Patty en el cambio de conversación inclinó la cabeza –no, yo solo sé que cumple en el mes de mayo, pero ella no me ha querido decir la fecha exacta- Stear movió la cabeza con la mirada hacia abajo –ella cumple el 7 de mayo, la fecha de su cumpleaños que sus madres le dieron fue el 10 de mayo, pero mi primo Anthony que descanse en paz le dio una nueva fecha de cumpleaños, por eso ella no ha querido mencionarla, porque ella aún llora su pérdida- Patty al escuchar esto último, juntó lágrimas en sus ojos y tapó su boca pues dejó escapar un sollozo –perdóname Alistear- -por favor Patty dime Stear- -si, gracias Stear, perdóname, es que quiero mucho a Candy, no estaba enterada de nada de su pasado, ella siempre aparenta estar feliz, nunca pensé que Candy hubiera sufrido una pérdida reciente- el sollozo se convirtió en llanto, Stear la llevó atrás del edificio para platicar mas tranquilamente –Patty, perdóname tu a mi por contarte algo que te incomodara, es solo que Candy es muy querida por nosotros y queremos darle una pequeña sorpresa y el que ella nos haya presentado no pudo ser en mejor momento para que puedas ayudarnos, si tú quieres- -¡claro que si Stear! Gracias por tomarme en cuenta, a ver cuéntame que tenemos que hacer- bien, el plan es este….- se quedaron platicando los dos acerca de la sorpresa que iban a darle a Candy.
En el patio del edificio de los chicos Annie esperaba a Archie como habían quedado para platicar después de las clases, solo eran unos minutos pero era suficiente para ella. Ambos encontraron en el otro cosas en común, y como no, si Annie lo tenía muy bien estudiado desde niña, toda su personalidad empataba con él, platicaron un rato y Archie sacó el tema del cumpleaños de Candy, Annie se puso de pie a punto de irse y él le tomó la mano –Annie, espera, que te pasa, porque te vas?- ella no podía soportar que Archie le dedicara ni un pensamiento –lo siento Archie pero no puedo- a el le causo extrañeza ese cambio de actitud –está bien Annie, si no te parece, no hay problema, yo si voy a festejarle a Candy su cumpleaños porque ella es de mi familia- Annie lo pensó mejor –perdóname Archie, soy una tonta, claro que si te acompaño a festejarla, solo que no tengo un regalo para ella- -no es necesario, a ella no le importan esas cosas, tu presencia será suficiente- ella se sonrió coquetamente con esto último, pues no iba a desaprovechar la oportunidad de demostrarle a Archie que ella era la indicada para él y sacarle del corazón a Candy.
Los jardines del colegio adquirían un colores intensos por la primavera en plenitud, atrás quedaron los días fríos, aunque en Londres llovía muy frecuentemente eso avivaba aún más el paisaje en toda la naturaleza presente, pero en el corazón de Candy aún había nostalgia y algo de tristeza, ella había acudido los últimos días a la segunda colina de Pony a esperar a Terry quien no se había aparecido, cada día que pasaba la decepción hundía más su corazón, quien sabe cuánto más iba a durar ese malentendido, podría ser definitivo con la forma de ser tan impredecible del castaño, sabía que tenía que darle su espacio pero había en ella un hueco en su corazón, como si una parte de su ser le faltara, incluso el apetito le había disminuido, fue a buscarlo al salón de música y no lo encontró, parecía que había dejado de practicar desde que ella le quitaba las tardes, se acercó a los establos para ver si lo veía por ahí y tampoco tuvo resultado. Optó por esperar, a que se calmaran las aguas, así era él, como si fuera un mar, en ocasiones tranquilo y en otras arrasaba con todo, las palabras que le dijo le parecieron cargadas de amargura, como si en el fondo desconfiara de todas las mujeres, había visto en ciertos chicos del hogar de Pony un rencor parecido, sobre todo cuando habían sido abandonados y ya tenían uso de razón para darse cuenta de su realidad. -Quizá Terry esté dolido por la ausencia de su madre, que no confía plenamente en las personas,eso es muy triste- pensó en voz alta Candy, -quisiera abrazarlo tanto que pueda descansar su alma en mí, quiero ayudarle a ser feliz aunque no sea conmigo- ese pensamiento le sacó otra lágrima.
Un día de esos Terry en su indecisión la vio sentada viendo hacia el horizonte abrazando a Clin, pero no se sintió capaz de acercarse porque aún estaba confundido por su orgullo estúpido y su ego herido. Recordó que Candy le dijo antes de ser interrumpidos, que ella no tenía nada con Archie, además lo que presenció en el bosque le daba a entender que alguien más entraba a la contienda por el corazón de Cornwell. Luchaba contra su propio ego, contra su orgullo herido, recordaba las veces en que ellos compartían momentos muy especiales, con un pequeño gesto, una caricia, todo eso reafirmaba que ella siempre había sido sincera con él. –¡soy un estúpido, mil veces bruto!- ella lo había ayudado a salir de su amargura, no le importaba lo que dijeran de ella, lo curó en su propio cuarto, ella había demostrado siempre ser de una sola pieza, se culpó por ser tan imbécil de no confiar en ella, de no darle crédito después de tanto que habían compartido.
Como era posible que se ahogara en un vaso de agua, en todo caso la culpa la tenía el primo Cornwell por hacerse ilusiones con ella, por supuesto que no le iba a dejar el camino libre tan fácil. Además que ya no podía ni respirar agusto desde que dejó de verla, pareciera que vivía apretando la quijada y el estómago le dolía por tanto ayuno, el hambre se le había ido y el sueño también, un día más y parecería un zombie.
Por la mañana del 7 de mayo iba a clase, sí iba a clases, esperando verla en algún pasillo del colegio, su caminar en los pasillos del colegio despertaron una serie de murmullos, sobre todo de las señoritas, que suspiraban al ver su gallarda figura, pero su mirada decidida y sus pensamientos estaban solo en la búsqueda de Candy. Entró a clases de Química y Física, Filosofía, incluso en la clase compartida con las damas, que más de una vez fueron silenciadas por el maestro a cargo. Se había hecho a la idea de ver al insoportable de Cornwell, pero si sus suposiciones no le fallaban, podría tener un nuevo interés romántico, con la señorita de cabello oscuro.
Saludó de lejos a Stear y vió que llevaba una caja misteriosa entre sus cosas, pensó que su hermano iría con él, pero se separaron al salir del salón y lo siguió, -¿Alistear, quieres ayuda?- traía varias cosas cargando y parecía que no podía con ellas. –Hola Terruce, si, muchas gracias- lo dejó cargar la enorme caja que tenía la sorpresa de cumpleaños para Candy –¿Cargas piedras en esta caja?- -jajaja no son piedras es una sorpresa para Candy, ah por cierto Terry, hoy es el cumpleaños de Candy, ¿Quieres acompañarnos en la celebración?- los ojos de Terry por poco se le salían de sus cuencas. –¿Hoy cumple años la pecosa?- -jajaja Terry que cara tan cómica jajaja, bueno técnicamente ella está registrada por sus madres el 10 de mayo, pues como ya has de saber, a ella la encontraron debajo de un árbol en invierno, calcularon su edad los médicos que la checaron y dieron con el mes de mayo, la fecha la eligió la Señorita Pony. -¿Entonces porqué adelantan el festejo?- -bueno, es que hoy es un cumpleaños especial para Candy, me gustaría mejor que ella te platicara porqué- Stear conociendo la naturaleza impulsiva y rebelde de Terry no dudaría ni tantito que fuera muy celoso si le hablara de su primo fallecido, obviamente Stear sabía que Candy se entendía con Terry y él tenía interés en ella, porque jamás lo había visto tan interesado en ninguna persona que no fuera en su rubia prima.
Fueron a un salón abandonado de un edificio que ya no se utilizaba, antes estaba sucio y empolvado pero Patty y Stear se dieron a la tarea de limpiarlo lo más que pudieron con la ayuda de un jardinero que les prestó los utensilios, había un pizarrón caído y lo recargaron en la pared y ahí pusieron un letrero de colores con las letras de "HAPPY BIRTHDAY CANDY", Terry colocó la caja en una mesita que ya estaba limpia y Patty llegó corriendo para traer un pequeño mantel rosa que consiguió y unos globos de colores que infló y pegó alrededor del salón, casi todo estaba listo para la sorpresa y sólo faltaba que llegaran los demás invitados para el festín.
-Hola Stear, Ho-ola Terruce- Patty con una mirada temerosa veía que el chico más rebelde del colegio estaba ahí, extrañada y temblorosa volteó a ver a Stear.
-Hola Patty, ya conoces a Terruce, verdad?- le dijo Stear
-Sss..sii- Terry volteó a ver al cielo y pensó nada más falta que yo le guste a esta gordita, ya estaba acostumbrado a que todas las chicas suspiraran por el.
-Hola Patricia, ¿A qué horas llega Candy?- dijo Terry tratándola de lo más casual
-Oh, Candy, la dejé con la Hermana Margaret, porque le iban a dar unas instrucciones para el Festival de Mayo, a ella la nombraron Espíritu de la Flor porque su cumpleaños es en Mayo, se va a ver muy linda con el diseño que tiene Madame Coco Chanel- Patty emocionada por su amiga no paraba de hablar, ya en confianza la timidez que la caracterizaba se disolvía dando entrada a una chica muy simpática y agradable.
-Me alegro mucho por Candy- sonrió Stear –se va a destacar por ser la más sonriente en el carro alegórico.
-Dicen que las chicas que van en el carro alegórico siempre son muy solicitadas por los chicos en el baile- dijo Patty sin darse cuenta que ese comentario a Terry no le cayó muy en gracia –le dije a Candy que se prepare a bailar toda la tarde, mañana empiezan los ensayos del baile para las chicas-.
Terry guardaba toda esa información en su cabecita, ese año definitivamente si asistiría al baile y esperaba que Candy aceptara un baile con él.
-Bueno, me retiro chicos, voy a vigilar que Candy no se acerque aquí hasta que den las cinco de la tarde, nos vemos al rato- se despidió Patty.
-si Paty nos vemos- dijo Stear siguiéndola con la mirada y una embobada sonrisa que no pasó desapercibida por el castaño, quien rió de la cara de tonto que ponía.
-Jajajaja nunca falta un roto para un descosido jajajaja- le dijo entre risas a Stear.
-A que te refieres Terruce- le sorprendio que bromeara con él, siempre lo veía muy solemne.
-ya genio, dime Terry- mostrando su sonrisa risueña.
-Muy bien Terry, a que te refieres con lo del descosido-
-que son tal para cual tú y la gordita jajajaja no dudaría que Candy tiene mucho que ver en esto- adivinó Terry
-bueno, pues Candy me la presentó porque yo no quería bailar en el festival de Mayo, la verdad me dan miedo los pisotones- dijo rascándose la cabeza.
-jajajaja tienes razón, pero todo depende quien sea tu pareja en el baile- lo dijo pensando en cómo se vería el con Candy bailando.
Stear no perdía la mirada soñadora de Terry y su buen ánimo, parece que su primita lo ha cambiado.
-Ya llegamos con los refrescos Stear- Archie hacía su llegada junto con Annie que no perdió de vista al chico más guapo y distinguido del colegio.
-Qué bueno que ya llegaste hermanito, mira Terry vino a ayudarnos, también es un invitado a la celebración de Candy- lo abrazó encaminándolo de frente a su nuevo amigo para que no huyera y para evitar que los celos que siempre sentía por ver a Candy con Terry no arruinaran los planes que tenían para el festejo.
-Grandchester…- se irguió con una mirada desafiante y el castaño con los puños a sus costados solamente lo miró.
Annie que había quedado atrás se acercó a saludar –encantada Terruce, Annie Britter amiga de Candy y Archiebald-.
A Terry le revolvía el estómago tener de frente al desgraciado que ahora aparecía con otra chica, por su culpa había sufrido todos esos días sin poder dormir y con dolor en la boca del estómago por el coraje de imaginarlos juntos.
-Con su permiso, me retiro-. Así secamente se fue sin decir nada más, por más que fuera el festejo para Candy él no podía estar ahí con ese desgraciado y su nueva amiga, tendría que buscar otra manera para poder felicitar a Candy y claro primero tendría que hablar con ella por todo lo sucedido entre los dos.
Stear entendió que esos dos nunca se podrían llevar bien, pero vaya que le sorprendió ver a Archie bien acompañado por Annie, no pensó que las cosas fueran tan en serio.
Después de un rato Candy terminaba la reunión con la Hermana Margaret y Patty la esperaba afuera para llevarla a la celebración sorpresa. –¡Candyy! Te esperaba para que me acompañes por favor, necesito encontrar una planta para la clase de botánica-. Como Patty ya había estudiado el lugar, Candy sabía dónde encontrarla, y ambas caminaron al salón abandonado.
-Mira Candy un salón antiguo, vamos a ver, anda vamos- a Candy le extrañó que Patty quisiera explorar un lugar abandonado, con lo miedosa que era.
-Ven mira entra- Patty entró y Candy después de ella.
-¡Sorpresa!¡Feliz cumpleaños Candy!- todos los presentes gritaron y ella grito de susto, no se lo esperaba.
Estaban todos sus amigos con una mesa preparada con un mantel, globos y un letrero, había un pastel delicioso de chocolate con frutillas y crema chantilly porque sus primos sabían los gustos de Candy, George fue el comisionado de traer el pastel al colegio horneado por la repostera de la casa Andrew y entregó el misterioso paquete a la Hermana Margaret que conmovida por el gesto noble de los chicos se hizo partícipe del plan.
-Gracias, muchas gracias a todos, los quiero mucho- con los ojos llenos de lágrimas de felicidad y algo de nostalgia, ellos fueron a abrazarla, empezando por Patty, luego Stear y Archie solo una palmada en el hombro, al llegar a Annie, Candy se alegró mucho de verla, nadie sabía el origen de Annie, ni los chicos, así que la trató sin tanta familiaridad.
-Felicidades Candy- le dijo Annie, quien cuidaba mucho de no mostrar mucho sus emociones, además le importaba mucho la opinión que Archie tuviera de ella –Gracias Annie, me da mucho gusto que me acompañes- le dijo Candy con la esperanza de ser hermanas de nuevo.
Así pasaron la tarde deleitándose con el pastel y los refrescos de frutillas, los chicos le entregaron sus obsequios, Stear había inventado una lámpara para su peinador que daba luz de colores y Patty le regaló un perfume francés que su abuelita le acababa de regalar el quinto domingo, no tuvo tiempo de conseguir algo más, pero como era nuevo era perfecto para ella. Annie no le llevó regalo pero no soltó el brazo de Archie para que pareciera que el regalo del chico fuera de parte de los dos.
Afuera en una rama de árbol a la distancia Terry observaba todo lo que hacían en el salón abandonado, aún se sentía celoso, pero era de comprenderse que Candy siempre sería una persona muy querida por quienes la apreciaban, su calidez en el trato conquistaba al alma más amargada, él mismo era la prueba, ahora comprendió porqué dicen que el nombre dice mucho de la persona que lo porta. La dulzura de Candy era algo necesario en este mundo y él deseaba seguir probando esa dulzura por mucho tiempo más, tocó sus labios recordando el beso que le dio cuando ella estaba dormida, había creído que con ese beso era suficiente para calmar su ansiedad, pero sucedió lo opuesto, ahora quería experimentar de nuevo, pero que ella pudiera corresponderle, imaginaba que ella con lo niña que a veces se comportaba conservaba aún su inocencia y alma pura, así que debería de él ir mostrándole el camino poco a poco.
Se hacía más tarde y descendió del árbol. Caminó al jardín de narcisos en la segunda colina de Pony y recolectó algunos de ellos, fue armando un bouqué que despedía un olor delicado y suave, algo diferente al olor a rosas que ella siempre portaba, pero que sin duda era un olor que ella recordaría a causa de sus encuentros. Era la hora de la cena y los alumnos estaban en los comedores, las monjas estaban en la capilla en la oración de la noche, así que los cuartos estaban desiertos. Subió al balcón de Candy y puso un florero con agua, depositó los narcisos en su mesa de noche y le escribió una nota muy breve.
Al regresar Candy de su día especial de cumpleaños, entró a su cuarto y la recibió de golpe el aroma delicado de los narcisos, prendió la luz y los encontró junto a su cama, se sorprendió tanto ver las flores favoritas de Terry y de ella también, pues desde que frecuentaba la segunda colina de pony con el castaño era un aroma que siempre disfrutaban cuando veían el atardecer, sonrió comprendiendo que solo una persona podría haber tenido ese detalle con ella –Terry..- suspiró, era una señal de que no todo estaba perdido, él pensaba en ella, era su mejor regalo de cumpleaños.
Se sentó en su cama frente a las flores para admirar sus tallos delgados la forma en como caía la corola de la flor ligeramente inclinada hacia abajo, le recordó el perfil de Terry cuando lo encontró triste en el Mauretania, tan parecidos eran que incluso en ellos podía verlo reflejado, aunque era más porque en todo lo bello lo encontraba a él, todo se lo recordaba. No había reparado que junto al florero había una nota con un mensaje, su corazón latió agitadamente como queriendo salirse de su pecho, puso una mano como evitando que se le saliera el corazón, tomó la nota y encontró con una perfecta caligrafía las siguientes letras: -Lo siento-.
En su balcón estaba Terry contemplando la noche y esperando ver si ella llegaba, aunque no había mucha visibilidad imaginaba la expresión de la pecosa al ver la señal de su arrepentimiento. No sabía como abordarla, no sabía si debía ir a verla en su cuarto, tenía miedo que ella fuera a rechazarlo, que lo corriera de su cuarto, pues con justa razón él se habría ganado su desprecio, después de haberla acusado injustamente.
Al estar en el balcón, pudo escuchar la conversación de su nuevo amigo Alistear con su hermano el presumido Archie,
-¿Stear viste que Candy tenía los ojos hinchados?- se escuchaba la voz preocupada de Archie
-Así es hermanito, aún es difícil para ella recordar esta fecha, seguramente Anthony la cuida desde el cielo-
Terry estaba intrigado por no saber a que se debía esa celebración pero seguro estaba relacionada con el primo fallecido. Candy le había dicho ya estar mejor después de cuando platicaron el quinto domingo, pero quería ayudarla a superar el dolor, un ser tan hermoso como ella no debía sufrir, eso era para personas como él, que ya estaban marcados de por vida por la tragedia.
Lo que no imaginaron sus primos ni Terry es que las lágrimas derramadas por Candy no todas eran por el recuerdo de Anthony, pues ella ya había vivido su duelo, sino que era a causa del disgusto con el rebelde.
-Me di cuenta que Annie no te deja ni a sol ni a sombra, ¿eh?- cambio el tono de la conversación para indagar sobre su nueva conquista. –¿la invitarás al baile?-
-Sí, creo sensato darme una oportunidad con ella, después de todo Candy nunca me verá mas que como su primo- diciendo esto guio su mirada hacia abajo.
-Te lo advertí hermano, ella es quien debe decidir, si no te aceptó es porque probablemente ya debe interesarle alguien más- ese golpe bajo le dolió a Archie pero a Terry le agradó saberlo.
Terry que ya se iba a meter a su cuarto, escuchó lo último y sintió latir su corazón, estaba a punto de traspasar la pared para preguntarle más a su amigo, quería una certeza, una esperanza de que ella pudiera corresponderle.
-Ya no me atormentes más Stear, suficiente tengo con el rechazo- dijo Archie dolido.
-Entonces ella sí lo rechazó de plano- ya tenía la respuesta a una de sus dudas, aunque eso ya no importaba, desde que reconoció ser un imbécil.
-El cariño no se obliga, ni se fabrica, el amor es algo que surge naturalmente hermano, Candy nunca fingiría un cariño por compromiso o por conveniencia, ya la conoces es muy transparente-
Esas palabras de Stear le dieron a Terry un coscorrón bien dado por haber cometido la torpeza de dudar de ella. Candy era una mujer íntegra y real. Brillaba con luz propia y aunque tuviera problemas ella siempre luchaba por ser feliz.
–¡Que tonto! Ahora pienso que las flores no son suficientes, debí haberme presentado para disculparme con ella, aunque tal vez no sea tarde- observó como las luces se apagaban en el cuarto de al lado y decidido brincó debajo de su balcón, se ocultó en los árboles y se dirigió al cuarto de ella. No quería dejar pasar el día, no podría dormir de nuevo si no hacía algo ya.
-El ventanal de Candy estaba entreabierto, pero ella no estaba, se veía luz en su cuarto de baño –creo que llegué en mal momento, o ... tal vez no sea tan malo- se sentó en el piso para evitar que su silueta se viera desde afuera.
El ruido del agua dejó de escucharse entonces Terry se frotaba las manos impacientemente, pensando en que le diría al verla. Candy salió del baño con su bata de baño y su cabello suelto mojado, cantaba una dulce canción, pues ya no estaba tan triste. Encendió la lámpara de su peinador y se sentó a desenredar su cabello estaba desanudando la bata para vestirse, entonces notó un aroma muy familiar y sintió una presencia en su cuarto lo que la puso en alerta, de pronto alguien rompió el silencio.
–No sabía que las monitas se bañaran por la noche- su voz profunda inundó su habitación. Ella se sintió avergonzada pues aún no se ponía su ropa de cama, solo traía la bata, que le llegaba a la rodilla.
-¡Terry!, porque no me avisaste que habías llegado, estaba por vestirme- enrojecida hasta las orejas, estuvo a punto de desnudarse para ponerse su ropa de cama.
-No te preocupes, haz de cuenta que no me viste- le dijo seductoramente para ponerla nerviosa. –jajajaja no sabia que me tuvieras miedo- ella con las manos en el pecho de su bata lo miraba avergonzada
-No te tengo miedo, es que no te esperaba- ya mas tranquila, no quería ahuyentarlo.
-Si quieres cierro los ojos para que puedas vestirte- se tapó los ojos con las manos
-¿Terry, estas seguro que no puedes verme? No acostumbro a vestirme en el baño pues es muy pequeño y se puede mojar mi bata- ella empezaba a desanudar la bata y de espaldas a Terry empezaba a ponerse las bragas y se colocó la bata color blanco de tirantes con ligeros olanes en el pecho pues en el mes de mayo ya hacía mas calor. No usaba sostén pues le habían dicho las hermanas que no le hacía bien usarlo al dormir.
Pero como solo tenía encendida la lámpara del peinador que Stear le regaló, inocentemente ignoró que su bata se fuera a traslucir, pero Terry si se dio cuenta.
-Ya puedes abrir los ojos Terry- el chico que estaba conteniéndose porque Candy se cambiaba de ropa frente a él, no dejaba de tener imágenes de ella, de su figura que ya imaginaba desde antes y que ahora se evidenciaba con ese descuido de la chica, se pellizcó para volver al presente para controlarse pues aún tenían que hablar.
-Candy he venido a ofrecerte mis más sinceras disculpas- su voz era tranquila y calma –el otro día cometí un grave error al incriminarte de algo que no tienes la culpa, siento mucho haber dicho todas las tonterías que dije, la verdad mis celos hablaron por mí, pues yo ví como … Cornwell- le costaba decir el nombre pues recordaba la escena y volvía a sentir un nudo en el estómago- como él declaraba su amor ante ti- -Pero Terry..- quiso decirle ella que no lo había aceptado.
-Déjame decirte Candy por favor, que no importa si tú lo hayas aceptado o no, no tenía yo ningún derecho a tratarte así como lo hice ese día, aunque sí lamentaría mucho si así fuera- ahora si la dejó hablar.
-No lo acepté Terry- ella con una sonrisa se sentaba junto a él en el suelo, la alegría que le daba su confirmación volvió a iluminar el rostro del castaño.
-Candy, estos días que no hemos platicado han sido terribles, perdóname por haber actuado así contigo, no quiero perder tu amistad, además no quise esperar otro día para decírtelo de frente, hoy es tu cumpleaños y también quería ser del club del cumpleaños de Candice White Andrew, Felicidades Pecosa- la mirada intensa de Terry lo decía todo.
-Gracias Terry, comprendo que malentendiste ese momento, Archie es mi primo y siempre estará presente en mi vida, pero no como tu imaginabas, él, Stear y Anthony son mis paladines, mis mejores amigos, quienes le pidieron al tio William que me adoptara, pues los Leagan me enviaron a México porque Eliza y Neal me odiaban, estuve en peligro, tenía solo 12 años y era una niña en un país extraño y al lado de un hombre ebrio que podía lastimarme, en eso un ángel enviado por Dios me rescató porque ya habían aceptado mi adopción, por eso te digo Terry que ellos son mi familia, a Archie nunca dejaré de verlo ni de quererlo, pero no de esa manera que tu piensas-. Terry estaba sorprendido de las desventuras que padeció a corta edad, y él que se quejaba de la Duquesa cara de cerdo, no era nada comparado con lo vivido por Candy.
–Pecosa como quisiera haber estado presente siempre contigo para que nada de eso te hubiera sucedido, sé que no puedo regresar el tiempo para meterme en tu pasado, pero si quiero pedirte algo-
-Dime Terry-
-Quiero pedirte que me permitas estar en tu vida siempre- el castaño lo decía sinceramente, tomó su mano y la acarició con el pulgar.
-Por supuesto que si Terry, siempre- era una promesa que se cumpliría a pesar del tiempo.
-Bueno debo irme, me permites darte un abrazo de felicitación- Terry huía de la tentación pues la intimidad del cuarto de Candy y su bata le hacían pensar y desear cosas que pondrían en riesgo su amistad.
-Claro que sí Terry- se levantaron del suelo y Terry se acercó a ella abrazándola por la cintura, ella subió los brazos a su cuello y él se agachó a su altura, él con una mano apagó la lámpara para que los habitantes de los demás cuartos no los vieran. Candy cerró los ojos y él la estrechaba más a su cuerpo, sintiendo los suaves pechos de Candy sobre él, que traía solo la camisa blanca con el pecho medio abierto. El ardor en su piel le pedía más, se vieron a los ojos a pesar de la luz apagada y él le dijo cerca del oído con su profunda voz: -Pecosa, te extrañe demasiado- y le dio un beso en la frente.
Ella lo volvió a estrechar subiendo las manos por su espalda pegándose más a él, era algo que parecía correcto, su corazón le iba dando pauta de sus deseos. Aunque hubiera preferido que la besara como en su sueño era delicioso sentir sus labios sobre su piel.
-Yo a ti también mi rebelde malcriado- ese "mi" se le escapó a Candy muy natural, él acarició su cabello y su espalda, la posesividad de ella al decir que era de ella, hacía latir a su corazón halagado, se mecían juntos como si bailaran a un mismo ritmo.
-Pecosa, debo irme, o no me iré nunca- ella se fue soltando apenada de haber sido presa del deseo, él tomó su barbilla y depositó un beso sobre sus pecas en los dos lados de la cara y su nariz, dejando ligeramente húmeda sus mejillas.
Se soltaron y él salió del balcón con una sonrisa amplia igual que la de ella.
-Pronto pecosa, pronto, no te me escaparás- con esa idea en mente durmió plácidamente soñando con las pecas de su rostro que cada día lo conquistaban más y más.
Ella se dejó caer sentada en la orilla de la cama, se abrazó a si misma recreando sus caricias.
-Terry eres maravilloso, me encantas Terry, si tan solo pudiera decírtelo- ella también pudo conciliar el sueño y con el aroma de los narcisos en su recámara fue como terminó un cumpleaños memorable y hermoso.
Este es mi aporte para festejar el cumpleaños de Candy, es lindo que sea en mayo, es un mes muy bello, me emociona mucho también que les esté gustando, quiero guardar el primer beso de ellos para el momento idóneo, quisiera vaciar todo de una vez, pero como dicen la espera incrementa el deseo. ¡Feliz cumpleaños Candy! a todas las que festejan algo importante en mayo y a todas las mamis, que pasen un día precioso. Gracias a mis lectoras frecuentes y a las que se van enterando de la historia.
Mia8111 gracias por tu comentario, Blanca G esperemos que esta historia sea más bondadosa con ellos y puedan participar del festival como siempre quise, Iris Adriana muchas gracias por tu comentario, Australia77 Annie nunca tuvo la misma integridad que Candy siempre se dejó influir por las conveniencias, Eugene-M9 mil gracias me alegra que lo disfrutes y te contagies del amor de los rebeldes, LightGiogia la historia sigue y viene lo mejor, Guest es difícil sacarse del corazón a Candy, ELYER G ojala que aprenda a moderar su carácter el rebelde, Guest Gracias Francesca Romana me alegra mucho que te guste, FIL5 Muchas gracias!, DeliB Aquí seguimos con la historia, en este mes espero terminar la etapa del colegio.
