Este capítulo contiene escenas para mayores de edad, si eres de criterio sensible, abstente de leer, pero si no, disfrútalo. Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, solo escribo con fines de entretenimiento.
MI AMOR
Habia sido un festival muy colorido y los chicos se dieron la oportunidad de disfrutar de la música, del baile, del desfile y de las nuevas parejitas que se habían formado ese dia. No podemos dejar de lado también que nuestros queridos rebeldes tuvieron momentos inolvidables.
Terry se encontraba en la sala de música tocando el piano, había vuelto a él la inspiración para seguir aprendiendo a interpretando piezas que no le habían interesado, esta vez era Chopin, repasaba en su memoria los momentos del festival de mayo al lado de la pecosa, cada nota era una mueca graciosa de ella, era una mirada, un gesto de coquetería, un sonrojo, todo de ella le daba el empuje a seguir y seguir tocando las piezas que empezaba a descubrir, el nocturno op.27 num.2 a pesar de ser de un aura nostálgica era para el inglés una de las piezas que ilustraban sus sentimientos que empezaban a florecer como los narcisos en esa época del año. Una risilla escapó de él al remembrar lo acontecido el día anterior.
-inicia flashback-
Terry no dejaba de mirar a Candy mientras ella contemplaba el atardecer, la sensación que le producía poder estrechar su mano mientras charlaban, no le bastaba al castaño para saciar sus ansias de ella. Si, él era de naturaleza apasionada, pero algo que había descubierto es que ella también, aun y siendo una chica inocente, había algo que empezó a surgir en su pecho cada que él la atravesaba con su mirada hechizante, cuando tomaba su mano al bailar y la abrazaba por la espalda, la sensación acariciante en su corazón la dejaba extasiada.
-Terry vamos al salón de baile, para encontrarnos con Patty, Annie, Stear y Archie- dijo ella
–Aquí tenemos nuestra propia fiesta pecosa, además cuando pasé por el salón me di cuenta que la gordita y la tímida estaban muy entretenidas bailando con el genio y el presumidito de tu primo- Terry aun no confiaba en el primo de Candy, pues gracias a él, pudo haberla perdido definitivamente.
-¡Terry! No le pongas apodos a los chicos, verás que si los conoces te van a agradar, además Patty y Annie son mis amigas- Candy hizo un puchero y se volteo con los brazos cruzados en el pecho. Terry no quería molestarla, aunque era delicioso para él incordiarla, era su sentido del humor natural, no quería que ella se enojara con él.
–¿Mi Tarzán pecosa está enojada conmigo?¿Qué haré para que sonría?- se le acercaba por la espalda y ponía su barbilla en el hombro izquierdo, Candy dio un pequeño brinquito y al sentir las manos de Terry sobre sus costados no se movió a la espera de su siguiente movimiento.
–A ver pecosa, dime ¿Sigues enojada?- su voz era como un ronroneo y Candy empezó a rendirse a su cariño. –Bien, como no me dices nada, entonces pondré el plan cosquillas en acción- le clavó los dedos en las costillas y en la espalda lo que hizo que ella se revolviera en su lugar en carcajadas y él también no dejaba de reir contagiado por ella. –Aaahhhjjajajajajajajajaj, no Terry, jajajaja, déjame jajajajaja- Terry siguió haciéndole cosquillas hasta que ella se revolcó en el suelo de la risa, y él seguía sobre de ella y agitados los dos se encontraron sus miradas. La agitación de la risa había provocado el sonrojo de ella y él acercándose a su rostro con la confianza de ser correspondido, adoró sus pecas con los labios, volvieron a verse con embeleso y disminuyendo poco a poco el sobresalto de la risa, sus corazones agitados ahora por tenerse tan cerca fueron guiándolos a descubrir un nuevo beso.
La brisa de la tarde agitando las copas de los árboles, la música del festival a lo lejos se escuchaba como un susurro, mientras Terry recargado de lado besaba a Candy que reposaba su espalda en el césped rodeados por los narcisos en flor. Iban descubriendo en cada beso, en cada movimiento de sus labios un nuevo suspiro, Terry acariciaba las pecas de Candy mientras ella ponía su pequeña mano en el hombro de él. No había otro lugar en el mundo en donde quisieran estar en ese momento, Terry sabía que debía detenerse pues le sobraban ansias de descubrir aún más allá de las fronteras de lo permitido con el contacto de sus cuerpos, pero habría que ir despacio. –Pecosa, pecosa- iba separando levemente sus labios, rozaba su nariz con la de ella y con sus mejillas arreboladas fueron disminuyendo la intensidad de sus besos y caricias. El brillo en sus ojos esmeralda después de besarla, lo tenía fascinado, nunca en su vida había sentido algo así.
-Pecosa, qué has hecho conmigo- le decía con su voz ronroneadora –tú tienes la culpa de que me haya convertido en un idiota- Candy abrió mas los ojos –Terry, pero porque dices eso- un poco preocupada se sentó junto a él –porque gracias a tí mi relación con el mundo ahora es diferente a lo que siempre había sido, empezando con el Duque, me haces capaz de hacer cosas que nunca había querido hacer, pareciera que con tus besos me vas convirtiendo en alguien distinto- ella lo miró enternecida.
-Terry… tú también sacas lo mejor de mí, nunca deseé tanto en convertirme en una dama, siempre había sido una niña cabeza dura y traviesa que le daba problemas a las maestras, ahora deseo con todas mis fuerzas poder cumplir al tío William la promesa de ser una dama, gracias a ti- acariciaba su mano que iba enlazándose con la de ella.
-Candy, no quiero que seas una dama como las otras, no te has dado cuenta que tú ya eres una verdadera dama, tienes muchas más virtudes que si juntaras a todas las demás señoritas de este colegio-
-Oh …Terry, si yo soy una dama, entonces tu eres mi caballero- ella empezaba a tomar iniciativa en un nuevo beso, puso sus brazos en los hombros de Terry permitiendo que él la abrazara en su cintura, se quedaron abrazados con el corazón más inflamado. Hasta que el estómago de Candy hizo un rugido potente.
-¡Vaya pecosa!, es mejor que nos regresemos, no vaya a ser que el dinosaurio en tu estómago me empiece a devorar, jajajajajaja- se levantó dándole la mano y ella le dio un manazo en el brazo, mientras se reía a carcajadas algo apenada.
-termina flashback-
Tenía la sensibilidad en las venas, la música para él significaba un momento de su vida, identificaba cada etapa de su infancia y adolescencia con alguna pieza, seguía desmenuzando cada pieza, agregando un nuevo recuerdo colgando en cada nota la sonrisa de Candy, el brillo de sus rubios cabellos, para ir exorcizando la tristeza y la rebeldía que hasta entonces habían sido parte de su personalidad y que ahora ella iba desplazando con su alegría y candidez.
Había tenido reserva de tocar Chopin pues le hacían recordar a su madre, ya que era de las piezas que ella disfrutaba escuchar, entre sus memorias iba rescatando fragmentos del día de picnic que había contado a Candy y algunos otros momentos donde ella iba a visitarlo a la villa de Escocia en algunos veranos pasados, en medio del Waltz in A minor B. 150, cerraba sus ojos y venía a su mente la mirada de Eleanor, el movimiento de su cabello con el viento, su altivo caminar, su voz tan encantadora, pero de inmediato Terry dejaba de lado esas memorias por lo sucedido en el invierno anterior cuando ella se negó a verlo y no le permitió quedarse en su casa, por temor a ser identificado por la prensa como hijo de la gran actriz de Broadway. Le dolía el rechazo de ella, hasta el tuétano había entrado ese dolor como el frío que sintió al salir intempestivamente de su residencia y que golpeó su cara congelando sus lágrimas. Se había jurado no volver a verla, ni a pensar en ella, pero es que la rubia pecosa le estaba reformando su corazón con su bondad y su amor que no sabía porqué ahora pensaba en su madre.
El timbre de cambio de clase hizo reaccionar a Candy sacándola de sus cavilaciones. Se había pasado la mitad de la clase soñando despierta en todo lo vivido en el festival. Aun no podía creer todo lo que pasó entre ella y Terry, en qué momento fue que se enamoró, no recordaba que momento fue que ella empezó a caer en las redes del amor, sí, era amor, qué otra cosa pudiera ser. Por primera vez se sentía embriagada de una inmensa felicidad, no podía dejar de sonreír, no quitaba de su cara esa alegría que sus amigas empezaban a notar.
-¿Candy, ya sabes donde pasarás el verano?- le pregunto Patty pero ella no reaccionaba, caminaba a su lado pero su mente estaba en las nubes –¿Candy?... ¡Candy!- la detuvo y fue hasta ese momento que su nube hizo ¡pop! Y volvió a la realidad.
-Jijiji perdón Patty es que me quede pensando nada mas jiji- dijo simpática con su acostumbrada mueca. –no te preocupes Candy, te preguntaba si ¿ya sabes donde pasarás el verano?-
- No sé aún, pero me encantaría visitar el hogar de Pony, aunque… no lo sé todavía, tendré que pensarlo- su primera idea era visitar a sus madres, pero ahora que era de novia de Terry, quería pasar el tiempo a su lado. –el colegio tendrá la escuela de verano en Escocia- dijo la morena –Oh, Escocia, debe ser un lugar muy bonito para conocer, pero seguir las órdenes de las monjas no es mi idea de vacaciones jiji-
-Candy, ayer en el festival te estuvimos buscando por todos lados pero no te encontramos, Stear me dijo que seguramente estabas con Terruce, entonces… - Candy se detuvo y cambiando el tema de inmediato –Ahh con que Stear ehh? A ver dime Paty ¿cómo te fue ayer en el baile?- la morena se sonrojó y agachó la mirada –Candy, tu primo es todo un caballero, no dejó de acompañarme todo el festival, siempre procuró que estuviera junto a él, incluso otro chico iba a sacarme a bailar mientras Stear había ido por refrescos, pero yo le dije que no, cuando regresó Stear lo vi algo serio, pero después de un rato llegaron Archie y Annie a acompañarnos y se le pasó el mal rato- Patty era una chica timida pero cuando agarraba confianza no dejaba de platicar, asi estuvieron un rato charlando; Candy suspiró de alivio cuando llegó a su cuarto y cerró la puerta, pues no quería delatar sus propios sentimientos todavía, quería seguir repitiendo en su mente cada palabra, cada gesto del día anterior.
Descansaba en su cama viendo el vestido de Julieta y el del Hada colgados en su cuarto, cuando tocaron a su puerta –¡Candy, ábreme soy yo Annie, ven pronto, algo terrible esta sucediendo en el jardín!- Candy se levantó de inmediato y al abrir la puerta se topó con una alarmada Annie –calma Annie, dime que sucede-
-¡Archie se está peleando! ¡Tienes que ayudarme!- fueron a donde Archie y con horror descubrió que era Terry quien golpeaba a Archie.
-¡América es el peor país del mundo!- escupía Terry desafiando a Archie a seguir la pelea. Archie iba a arremeter de nuevo contra el inglés cuando Candy lo quiso tomar del brazo –¡basta Terry, Archie!- pero su primo con un movimiento rápido y fuerte se soltó de ella lanzándola lejos. Eso encendió aun mas la furia del castaño, quien siguió golpeando con brazos y piernas al chico Cornwell, era una lucha cuerpo a cuerpo solo entre ellos dos, igualaban el impacto de sus golpes, ambos tenían la misma fuerza y técnica para combatir.
Candy no se explicaba porque tenían que pelear y Annie lloraba comprendiendo que Archie seguro estaba celoso de Terry porque el día del festival habían ido a buscar a Candy y descubrieron que estaban solos en la colina bailando, Stear les dijo que los dejaran solos y regresaron al baile, pero Archie molesto ya no pudo disfrutar del festival y por consiguiente Annie tampoco. Era de suponerse, aún tenía sentimientos por Candy, sería una tarea difícil borrar de su mente y su corazón a Candy, pero la morena estaba dispuesta a lograrlo sin importar el tiempo que le llevara ni lo que tuviera que hacer.
-¡Alto los dos!- se escucho resonar con fuerza la voz de la hermana Grey, de inmediato se soltaron ambos chicos, y Terry quiso abandonar el lugar pero vio que Candy lo había presenciado todo, ella vió una mirada llena de furia en él, pero cuando ella lo miró él se detuvo para enfrentar su castigo.
-Hermana Grey, Archie y yo solo jugábamos- dijo Terry tratando de mediar las cosas y que el chico Cornwell no se viera afectado.
-Lo ví todo, díganme quien dio el primer golpe- los dos quedaron en silencio, pero Eliza que estaba cerca como espectadora, inculpó a Archie –Hermana Grey, yo ví que Archie golpeó a Terry cuando discutían- volteaba a ver a Terry con ojos coquetos para llamar su atención. Pero el castaño no la volteo a ver, porque veía que Candy lo miraba con seriedad, solo faltaba que ella pensara que todo era su culpa, pero en ese momento no podía aclararle nada.
-¿Es verdad Archievald Cornwell?- el chico solo asintió -vé de inmediato al cuarto de meditación, ahí pasaras dos noches para que reflexiones sobre tu comportamiento- Candy quiso interceder por su primo, pues la llorosa de Annie se lo pidió, pero la Hermana Grey mantuvo su decisión.
Archie fue llevado al cuarto de meditación asi como estaba vestido, con la camisa blanca algo desgarrada de las mangas producto del forcejeo, manchada con gotas de sangre de su labio inferior y sucia por haber caído al suelo en una de las ocasiones que Terry lo empujó pero que no aprovechó para llevar ventaja, sino como todo un caballero esperó a que se pusiera de pie. Annie y Candy siguieron a distancia a Archie mientras la morena lloraba como una Magdalena y Candy acompañándola ya no volteó a ver a su novio.
La pelea obviamente había sido motivada por los celos de Archie, que no pudo soportar ver la sonrisita de Terry cuando iba camino a la colina de Pony, sabiendo que Candy acostumbraba pasar la tarde en esa parte de los jardines del colegio le hirvió la sangre de coraje de imaginarlo tomar de la mano a Candy como cuando los vió bailando juntos. Fue entonces que lo abordó llamándolo como siempre…
-inicia Flashback-
-¡Aristócrata Malcriado! ¡Deja en paz a Candy!- respirando agitadamente y enfurecido Archie le gritó a sus espaldas.
-¿De nuevo Cornwell? ¿Qué no te sabes otra?- dándose la vuelta le respondió con fastidio el inglés.
-¡Deja de jugar con ella! Tú piensas que Candy es como todas las demás chicas, pero que no se te ocurra poner tus ojos en ella- apuntó con su dedo amenazándolo.
-¿Y cómo sabes tú lo que yo pienso?- confrontándolo se acercó para no tener que gritarle.
-¡Todos los aristócratas como tú se creen con derecho a deshonrar a las damas! ¡Ustedes los ingleses son unos cerdos!- Al terminar esa frase escupió con rabia en los pies de Terry; realmente no tenía razones para decirle eso, pero le causaba una furia recordar las caras de los dos rebeldes mirándose al bailar.
-Retráctate de lo que has dicho sobre mi patria- ahora sí logró que Terry se molestara. Empezaron a juntarse alumnos para presenciar la discusión y murmuraban, Annie que iba a ver a Archie en el jardín como habían acordado esa tarde para platicar, se dio cuenta de todo antes de llegar al punto de encuentro, corrían lagrimas por su rostro al darse cuenta que nunca podría ganarse el corazón de Archie.
-¡No lo haré!- era un desafío, se quedaron mirando los dos uno con rabia empujada por los celos y el otro molesto por la ofensa a su honor con semejantes injurias.
-¿Porqué no admites que esta discusión es por celos Cornwell? Si no te eligió a ti después del jardinerito, no esperes que lo haga nunca- eso fue a rematar el orgullo de Archie y el mencionar a Anthony con ese cinismo le hirvió la sangre en la cabeza que se obnubiló la mente y cuando menos pensó ya había derribado a Terry tacleándolo por el abdomen.
Annie corrió a buscar a Candy pensando en decirle que era su culpa, pero a quien engañaba, su hermana de infancia no buscaba a Archie y todo lo que había escuchado le había roto las esperanzas de enamorarlo.
-termina flashback-
Terry enojado se fue a las caballerizas a montar a Teodora, necesitaba descargar la adrenalina y el coraje que sentía. Además se decepcionó que Candy no lo apoyara, pues lo ignoró por completo. Era increíble, apenas ayer era otra situación y ahora por culpa del maldito Cornwell su pecosa estaría enojada con él.
Por su mente se planteaba terminar su reciente noviazgo, por más que estuviera enamorado de ella, siempre habría personas como Cornwell, como Eliza y las monjas para separarlos. Tal vez se habían apresurado en su relación y sería mejor que quedaran sólo como amigos.
Iba cabalgando por los jardines del colegio y se sentía asfixiado, quería salir corriendo de ahí y llevarse a Candy con él, para disfrutar de su alegría y sus ocurrencias, poco a poco su furia fue disminuyendo y dejó de cabalgar para solo ir guiando a Teodora de nuevo a su lugar. Dentro de las caballerizas acomodó a Teodora, pero ya anochecía y estaba por darle de cenar cuando alguien le habló muy cerca.
-Terry, quiero hablar contigo- la voz chillante de Eliza se sentía como un rechinar de un gis nuevo en un pizarrón.
-Señorita me temo que está rompiendo las reglas de este colegio al venir aquí al establo- Terry a pesar de que no le agradaba nada esa chica por su historia de acoso a su pecosa, no dejó de actuar con caballerosidad.
-Pero solo es un momento querido Terry, he venido como amiga a advertirte sobre Candy- chismosa, empalagosa y coqueta eran cualidades que desagradaban al rebelde, pero lo disimuló muy bien manteniéndose parco.
-¿Ah si?- se cruzo de brazos para escucharla pero obviamente sabía que todo lo que saliera de esa boca era solo veneno.
-Candy es huérfana, trabajaba de sirvienta para mi familia y robó unas joyas de mamá, además ella vivía en el establo con los caballos, tú eres el hijo del más alto noble inglés y no te conviene que te vean con ella, pues ensuciarás tu buen nombre- Eliza sonreía por cumplir su venganza y además estaba deslumbrada por la galanura de Terry, sus facciones refinadas y a la vez tan masculinas era algo que atraía a todas las señoritas del colegio, pero al tenerlo tan cerca podía darse cuenta de que era más guapo de lo que pensaba.
Terry miraba a Eliza y sí, había que admitirlo ella era hermosa, pero como una flor artificial, parecía ser una dama, pero sus movimientos eran muy calculados y fingidos, nunca se fijaría en una chica como ella, ni por obligación. Nada que ver con su pecosa, era como una flor silvestre pero encantadora, natural y femenina sin proponérselo. Al recordarla una pequeña sonrisa se asomó en su rostro y Eliza pensó que había ganado la batalla, se fue acercando a él con un movimiento felino abanicando las pestañas y posó sus manos en el pecho de Terry.
-Deberías invitarme a mí a tu castillo, no te arrepentirás- dijo insinuante la Leagan. Él volviendo a la realidad, de inmediato se alejó tres pasos de ella.
-No gracias, no creo que mi padre quiera que me relacione con una chica como tú.- Se dio la vuelta dejándola en medio del establo, ya en la puerta voltea y remata –Ah y gracias por darme la información sobre Candy, me será de mucha utilidad, ¡adiós!- Eliza enojada daba patadas y en una de esas se fue a dar hasta el piso embarrándose de lodo su vestido, se regresó furiosa a su recámara topándose con Patty a quien casi tumbaba como si fuera una estampida.
-¡Vaya porque se habrá enojado Eliza?- tocó la puerta del cuarto de Candy y la rubia le dio entrada.
-¡Hola Paty!- Candy terminaba sus trabajos finales pues eran los últimos días de clase.
-¡Candy! Acabo de ver a Eliza muy enojada, por poco me tumba- entró con los libros para terminar de estudiar juntas.
-Hay que tener cuidado con Eliza cuando está enojada, Anthony solía decir que ella era más mala que el diablo, jiji- recordaba la rubia mientras seguía escribiendo en su libreta de literatura.
-¿Candy, aún piensas en Anthony?- Paty había escuchado sobre el primo de Stear, pues el genio le había platicado algunas anécdotas sobre su infancia y le platicó también un poco sobre el accidente, aquella vez que iban a festejar el cumpleaños de Candy.
Dejando descansar la pluma se puso de pié y caminó sobre el cuarto hasta acostarse en su cama con las piernas colgando. Necesitaba estirar las piernas y meditando la pregunta de Paty respondió…
-Siempre pienso en Anthony, pero ya no me duele su recuerdo. Creo que va a permanecer por siempre a mi lado aunque no lo vea- Paty la acompañó recostándose a su lado para ver hacia el techo igual que ella.
-Stear me ha platicado que eran como hermanos, también él sufrió mucho, lo sé aunque no me lo diga, él y Archie siempre se preocupan por ti, pero ayer estuvo más relajado y feliz en el festival, parece que cuando te vimos bailando con Terry a él le tranquilizó verte feliz- Paty no sabia si preguntarle a Candy que había pasado con Terry, no quería pecar de indiscreta.
Candy cerró los ojos para pensar en el castaño, no estaba enojada con él por la pelea con Archie, sino que temía que si los demás vieran algún gesto de ella favoreciendo a Terry, iban a empezar a inmiscuirse en su relación. Ahora tenia a Paty indagando y solo contestó:
-Sí Paty el festival de Mayo fue muy divertido, lo mejor fue el disfraz, jajajaja, incluso Eliza me creyó Romeo, jajaja, ¿Puedes créerlo?- se salio por la tangente para no tener que aclarar nada por ahora.
-Siii jajaja fue muy divertido Candy, también Stear se puso algo celoso, jiji, hasta que se dio cuenta que eras tú jijiji-
-Me da gusto que ustedes se entiendan, mi primo es un excelente chico, también Archie, solo espero que recapacite y deje de actuar bajo su temperamento-
Mientras ellas terminaban su trabajo, Annie se encaminaba al cuarto de meditación con una lámpara y una cesta llena de cosas para Archie. Le temblaban las piernas cuando se escondia tras un muro cuando pasaban en la última ronda dos monjas afuera del cuarto donde estaba Archie.
Una vez que vio despejada el área, siguió su marcha entre los cantos de los grillos y el vuelo de una lechuza cerca de su cabeza la atemorizó al punto de gritar.
-¡Ahh!-
-¿Quién anda ahí?- era la voz de Archie, se acercó a ver por la puerta que tenia rejillas en la parte superior.
-Soy yo Archie, Annie- la morena se acercó a verlo, estaba tan oscuro que la luz de la luna era lo único que alumbraba sus rostros.
-Annie, pero que haces aquí, te pueden encontrar- Archie esperaba que fuera Candy quien se atreviera a ir a buscarlo, pero era solo Annie, a quien debía reconocer había actuado temerariamente al acudir a ese lugar a esa hora arriesgándose por él, ese hecho no paso desapercibido por el chico Cornwell que arrepentido de haber subestimado las cualidades de la morena solo pensaba en la rubia.
-Estaba muy preocupada por ti Archie, te traje un cambio de ropa, porque sé que no soportas estar sucio, además te traje una cobija y comida-.
-Oh Annie, eres muy generosa, nunca olvidaré este gesto tan amable de ti-
-No es nada Archie, yo haría lo que fuera por ti- lo afirmó con vehemencia, estaba dispuesta a ganarse su corazón.
-Annie….- Archie enternecido por la devoción de la chica se emocionó que alguien le dedicara tanto cariño, quizá empezaba a sentir algo más que ternura por ella.
-Pero creo que la canasta no cabe por la puerta, será mejor que te regreses Annie, no quiero que te vayan a reprender por esto, además es muy peligroso que estés aquí-
-Archie, yo también puedo ser valiente como Candy, ella y yo crecimos juntas en el hogar de Pony- se quedó muda y tapo su boca al darse cuenta que reveló su secreto.
-¿Annie es verdad eso que acabas de decir?-Annie ya no podía hacer nada mas, tuvo que aceptar la verdad.
-¡Si, sí Archie! Candy y yo fuimos abandonadas el mismo día en el hogar de Pony, crecimos juntas, pero mi madre adoptiva me advirtió que eso nunca debía de saberse-
-Annie, eso no es importante, tu origen no cambia lo que yo pienso de ti, eres una gran chica- Archie le hablo con dulzura pues noto que ella estaba llorando, aún en la penumbra podía ver el brillo de las lágrimas en sus mejillas.
-Gracias Archie- ella sintió que se quitó un gran peso de encima al confesar la verdad. –Ahora si déjame intento llegar al tejado- con nuevas fuerzas por el halago de Archie, fue mas fácil vencer sus miedos y trepar el techo, llegó al ventanal, donde trató de introducir la canasta a presión, hasta que el marco envejecido se venció y cayó en la cama de Archie, lo que causó la risa de ambos, Archie le dio la mano a Annie y la hizo entrar al cuarto de meditación, la chica con la adrenalina de la aventura, entró contenta y sus mejillas se tiñeron de rojo cuando él la abrazó por la cintura para confortarla.
-¡Annie, eres una chica muy valiente, me has sorprendido por completo!- Archie estaba conmovido y emocionado porque ella era capaz de todo por él. Estaban abrazados dentro del cuarto de meditación, era un gran atrevimiento pero no les importó, ella lloraba pero no de tristeza sino desahogando la tensión que sintió hasta ese momento, tantos años ocultando el secreto por miedo a ser rechazada por él.
-¡Oh Archie! ¡Gracias por no juzgarme mal! Todos estos años tenía miedo que me rechazaras, que me evitaras al saber mi verdadero origen- sollozaba Annie entre sus brazos.
-Por supuesto que no Annie, siempre he admirado tus virtudes y ahora al conocer esa parte de ti, ha crecido mi admiración por ti, eres una gran chica Annie Britter- ella levantó la vista con los ojos llorosos pero el azul cristalino de sus ojos atrajo a Archie, tomándola de la barbilla acercó su boca para probar sus labios, ella correspondió de inmediato como si hubiera esperado toda la vida ese momento. La emoción los embriagó y sobrepasados por la descarga de adrenalina se sentaron en la cama, Archie la recostó y acarició su rostro viendo el rubor en sus mejillas. Ella sonrió sin mostrar miedo alguno, volvieron a besarse y ella puso sus manos en el cabello de Archie, el chico con los ojos cerrados y con el cuerpo recostado a un lado de ella, siguió besándola abriendo ahora un poco los labios, sus manos viajaban en la cintura de la chica acercándola a él. Ella metió una de sus manos debajo de la camisa de Archie y acarició la piel de su espalda, a sus dieciséis años Annie probó por primera vez las caricias que siempre había imaginado en el cuerpo de quien había estado enamorada desde niña. Archie también se dejó llevar por el momento y alentado por ella, movió sus manos hacia las piernas de la chica, sintiendo su piel, ella dio un gemido en los labios de Archie, él abrió los ojos y la vió extasiada y entregada a la pasión, detuvo sus avances y le dio un beso en la frente a la chica.
-Annie, me has vuelto loco, pero debemos detenernos- ella se avergonzó por haberse dejado llevar y de inmediato se sentó en la cama, se creyó rechazada por él. Archie noto el cambio en ella y antes que fuera tarde dijo: –Annie, hay algo importante que quiero decirte- la chica se giró hacia él para ponerle atención, él se puso de pié y se hincó frente a ella. –Annie Britter, tenemos años de conocernos y hoy he descubierto que eres una gran chica, quisiera estar cerca de ti y conocernos aún más, pero creo que ya hemos brincado la brecha de la amistad, ahora te pregunto si quisieras ser mi novia-. Annie estaba que no cabía de la emoción y las lágrimas volvían a salir de su rostro. Como no respondía Archie pensó que no iba a aceptarlo hasta que Annie se acercó a él y le respondió: -Sí Archie, sí acepto ser tu novia- los dos se quedaron abrazados.
-Annie es mejor que te quedes aquí para que regreses mejor con la luz del alba, no quisiera que te sorprendieran y que te castiguen-
-Archie, pero no podemos quedarnos aquí juntos, nos van a encontrar-
-Las monjas no vienen sino hasta el desayuno, tu descansa aquí, yo me quedo vigilando tu sueño-
-No Archie, tu también debes descansar, podemos quedarnos los dos aquí en la cama- la cara de ella estaba roja hasta la punta de la nariz.
-Bueno, bueno, vamos a dormir y usaremos la cobija que me trajiste, te cubriré con la sabana y yo me acuesto sobre la sabana y nos cobijamos con el tartan- los dos se quedaron en el cuarto de meditación contemplando la luna creciente en el cielo despejado y estrellado hasta que al despuntar el alba ella dejo dormido a Archie y acomodo la ventana, llegó a su recamara emocionada por lo vivido y por haber vencido tantos temores gracias al amor que sentía por Archie, y que hoy comprobó que era correspondido.
Mientras tanto en el edificio de las chicas Candy no podía dormir pensando en el posible malentendido con Terry, ella no quería demostrar interés en Terry, pues sabía que habrían muchos que se interpusieran en su amor. No sabia si él pudiera ofenderse si le pedía ocultar su noviazgo.
Una vez tocada la última campanada, salio de su balcón rumbo al cuarto de Terry, tenía que aclarar todo esa misma noche, para que no hubiera nada que los separara. Cual fue su sorpresa que en uno de los árboles que ella trepó alguien la sujetó de la cintura, era Terry, también iba rumbo al cuarto de ella, para platicar de lo sucedido. La voz que tanto adoraba escuchar llegó suavemente a su oído.
-¿A dónde vas a estas horas pecosa?- aprisionándola por la espalda, ella estuvo a punto de gritar del susto, pero como si fuera un asaltante le tapó la boca con la mano.
-Terry…mhhhmmm…- hablaba sobre su mano con la boca tapada, lo que hizo que al castaño le diera risa, esa risa en voz baja en los oídos de Candy derretía todas sus intenciones de portarse bien, jajaja. (risa de la narradora)
-Pecosa apenas iba a verte, ven vamos a mi habitación, aquí pueden encontrarnos- ella lo siguió obediente, brincando de árbol en árbol y al bajar al balcón del castaño el le dio la mano galantemente guiándola al interior. Ella se quedó de pie en la puerta en donde llegaba la luz de la luna y no podía ver donde estaba Terry, estaba temerosa, no sabia porque, si antes había estado ahí, solo que ahora al ser su novia, cambiarían algunas cosas.
-Ven, acércate, no me digas que ahora me tienes miedo novia mía- la voz de Terry embriagada por la emoción de tenerla en sus dominios hacía que Candy olvidara para que había acudido a buscarlo. Ella apenas dio un paso y él le estiró la mano acercándola a él. Se posesionó de sus labios en cuanto ella se sumergió en el lado oscuro del cuarto, él estaba sentado en la cama y la apretó de la cintura poniéndola en medio de sus piernas, ella algo dudosa puso sus manos en sus hombros.
Terry avanzaba cada vez mas en terrenos no explorados por los dos, abriendo la boca de ella, succionando deliciosamente su aliento y embebiéndola en la tentación de un beso francés. Terminado el beso ella estaba demasiado apenada y el chico al oído le dijo: -quería besarte así desde aquel día que estudiamos francés juntos- ella se mordió el labio inferior que aún latía por el beso.
-Terry… yo también lo deseaba cuando me tomaste de los labios, pensé que lo harías-
-Pecosa tramposa, me hubieras pedido el beso y con gusto te lo hubiera dado-
De nuevo se besaron, pero ahora Terry la sentó en una de sus piernas, ella aún sentía temor por estar ahí en esas condiciones, estaba al límite, pero cuando él la abrazó aún más estrechamente pasando sus manos por la espalda hasta llegar a la nuca de ella, soltándole el cabello, fue entonces que ella se dio por vencida y se dejó llevar por el momento correspondiéndole en las caricias y en la intensidad del beso. Una sensación de calor recorrió el cuerpo de ambos intensificando el contacto, parecía que un volcán estaba por hacer erupción, la boca de Terry bajó por el cuello de Candy dejando besos apasionados, en la euforia del momento no se percató que dejó una pequeña marca en el cuello de la pecosa y un gemido salió de los labios de la rubia, esa fue la señal de que había que detenerse, ambos tenían fuego en la sangre, agitados, disminuyeron sus ansias y se quedaron abrazados.
-Perdóname mi amor, pero me enloquece tenerte aquí, quisiera demostrarte todo lo que provocas en mí, pero no quiero asustarte- ella se quedó en silencio sintiendo latir aceleradamente su corazón junto al de Terry.
Pasaron unos minutos esperando normalizar sus agitados corazones hasta que Candy dijo: -Me dijiste mi amor- ella tomó el rostro del rebelde entre sus manos y pegó su frente a la de él. El estaba completamente rendido a ella, podía hacer lo que quisiera con él y no le importaría.
-Sí, mi amor- ella lo besó en toda su cara y con los ojos cerrados suspiró –tu también eres mi amor- abrazados en la oscuridad siguieron un rato en silencio hasta que recordaron por fin el motivo de la visita.
-Mi amor, vine a buscarte porque quería hablar contigo, hoy en la pelea con Archie no quise acercarme a ti para no darte problemas, pero Terry, tú sabes que eres muy importante para mí, solo que tuve temor que si se enteraban de lo nuestro pudieran intervenir en nuestra relación-
Terry mas relajado que Candy contestó -Lo mismo pensé mi amor, jajaja no me canso de llamarte así mi amor, ves? Jaja mi amor, no te preocupes, yo también opino lo mismo, hay tantos ojos sobre nosotros estando en el colegio, creo que por ahora debemos reservar nuestro noviazgo en secreto hasta que veamos que no hay peligro, precisamente hoy en la pelea con Archie me di cuenta que podrían haber personas que quisieran separarnos y si ahora revelamos nuestro amor, no tendremos oportunidad para encontrarnos, como ahorita.
Terry no quiso decirle lo que Archie le reclamó, para no incomodarla más, pero de Eliza si quiso advertirle.
-Ah y fíjate que estaba en el establo con Teodora, cuando Eliza Leagan se apareció y quiso advertirme sobre ti, además que trató de seducirme, ¿Cómo ves mi amor?- Candy obviamente se molestó y rápido se puso de pié.
-¿Ah si? ¿Eliza dices? Bueno tal vez ella si te convenga mas que yo, porque es una dama de sociedad, como las que se acostumbran en tu círculo- Terry de inmediato la volvió a sentar y le dejo en claro.
-A ver pecosa no tergiverses mis palabras, solo te dije la verdad, además a mi no me interesa nadie mas que tú, y yo no tengo ningún circulo, no tengo una sociedad aristocrática con quien convivo, si me han invitado pero yo no deseo formar parte de esos ambientes tan elitistas y ridículos-
-Perdóname mi amor, no quise hacerte enojar- Candy le dijo cariñosa, envolviéndolo de nuevo en su abrazo.
-Mi amor, no me enojé, pero me da rabia que esa víbora ponzoñosa siempre quiere hacerte daño, pero eso sí, desde ahora tu ya no estas sola, estoy yo para cuidarte de esa gentuza-
-Bueno vamos a olvidarnos de eso, hay algo mas que iba a decirte… ¿tu que haras en el verano?- dijo ella
-Ir a Escocia, cada año paso el verano en una villa de los Grandchester, es más, en vacaciones podremos estar juntos, bueno, eso si tu quieres, siempre la paso aburrido, solo, pero si tu aceptas, puedes quedarte conmigo, ¿que opinas?
-Creo que no me permitirían hospedarme contigo, pero el colegio tiene escuela de verano en Escocia-
-Ya está decidido, pasaremos el verano en Escocia, solo espero que nos permitan estar un rato juntos todos los días-
Los dos rebeldes reanudaron sus besos, algunos tiernos, otros traviesos, pero entre cada beso se decían
–mi amor…-
Hola chicas! Mil perdones por haberlas dejado sin capitulo, espero que este capitulo les haya gustado y volvemos de nuevo a un capitulo por semana, por lo menos, seguiremos de cerca este romance a escondidas de los rebeldes, quien no ha vivido un noviazgo así de tierno, esperemos que en Escocia les den oportunidad para que siga creciendo el amor.
