Los personajes de esta historia no me pertenecen, escribo solo por fines de entretenimiento.
FIESTA BLANCA
Advertencia: Este capitulo tiene escenas para mayores de edad, sobre aviso no hay engaño...
Por la mañana del domingo tocaban la puerta de la Mansión Andrew, Terruce Grandchester había enviado una misiva dirigida a la dama Elroy Andrew, ofreciendo sus disculpas ante la imposibilidad de asistir a tal reunión, aludiendo a la presencia de invitados en su villa y que era su deber permanecer en ella para velar por su bienestar y salud.
Elroy se enfurruñó molesta por el desplante del jovencito, pero le causó curiosidad saber quienes eran los invitados alojados en su villa, que tan importantes podrían ser para despreciar una invitación en su honor. Le pidió al mensajero que llevara otro sobre al joven Grandchester en el que hacía extensiva su invitación a las demás personalidades que se alojaban en su finca. Al llegar el mensajero a la villa, el Duque que estaba afuera leyendo el periódico se dio cuenta de la llegada de un mensaje, Terry salió y recibió el sobre, su padre notó la molestia en su hijo al sacar el aire con fastidio.
-¿Que sucede Terruce?- se acercó a el Duque a su hijo.
-Nada Padre, es que ayer recibí una invitación de la Mansión Andrew en mi honor y no me interesa asistir- fueron a sentarse en la mesa de jardín donde estaba antes el Duque.
-¿De la Mansion Andrew?¿Que no es de la misma familia de Candice?- al Duque le extrañó demasiado que la chica pareciera estar desligada de su propia familia, pues no habían preguntado por ella, otra pregunta asaltó al Duque: -Terruce ¿Por qué Candice se está alojando en el colegio de verano y no con su familia?- estaba realmente intrigado y esperaba la respuesta de su hijo.
-Bien, tendré que explicarte en breve tiempo de lo que yo he podido conocer acerca de esa familia. Tu sabes que Candy es adoptada, no es asi?- su padre asintió –al parecer la tía Elroy Andrew no desea que ella se aloje en la mansión y por eso ella vino con el colegio a Escocia. William Andrew la adoptó en contra de la voluntad de su tía y él es quien la protege además de sus primos, los Cornwell. Pero los Leagan le han hecho la vida imposible desde que ella entró a esa familia, al principio ella llegó a los Leagan para ser compañera de juegos de la hija, pero le hicieron pasar un infierno, incluso la incriminaron siendo una niña de haber robado.
-Terry cerró sus puños y miraba hacia el frente enfurecido con cada palabra que salía de su boca, su Padre notó el cambio en su expresión- lo que en realidad era una vil mentira y como ella siempre se ganaba la simpatía de sus primos, especialmente de Anthony Brown, -cerró los ojos para exhalar aire- eso no le gustó a Eliza Leagan y junto con su maldito hermano lograron que la enviaran a México donde estuvo a punto de ser abusada por quien estaba a cargo de ella- se puso de pie, no resistía más el coraje en sus venas, respiró, caminó dos pasos y volvió a sentarse- Afortunadamente fue llevada de regreso a Lakewood pues el Señor Andrew la adoptó.
-Hijo entiendo tu incomodidad, ahora puedo ver que la vida de Candy ha tenido muchas dificultades, pero no entiendo porqué no la acepta Elroy- estaba interesado en conocer todo sobre esa chica que había cambiado la vida de su hijo y la suya propia.
-Papá, a veces ni yo logro comprender como funciona la mente humana, cuando tienes una persona tan angelical como ella, lo más normal es que te inspire amor, confianza, paz, tantas cosas, pero parece que los Leagan tienen una profunda envidia de ella, todos ellos han hecho a Candy muy desdichada e incluso dentro del colegio, quisieron lastimarla, yo andaba por ahí e intervine, pude salvarla del ataque de esos malnacidos. Los Leagan siempre influyen en las decisiones de su tía con su falsa condescendencia- dijo asqueado al recordar los rostros de ellos.
-Y bueno, entonces ahora me dirás de que se trata ese mensaje que tienes en tus manos, si se puede saber- habló más involucrado el Duque.
-Ayer tuve a mal ayudar a Eliza, ella cayó en el lago y la rescaté de ahogarse, pero en realidad ella si sabía nadar, ahora ella le ha dicho a su tía que le salvé la vida y me han invitado para agasajarme con una reunión, pero Candy no está enterada, ni invitada, le respondí que me era imposible porque tengo invitados, pero ahora me dice que mis invitados también pueden asistir, por supuesto que no me interesa en lo mas mínimo aceptar.
-Comprendo totalmente tu punto Terruce, pero si me dejas decirte algo, en ocasiones debemos hacer a un lado nuestros prejuicios y actuar inteligentemente para obtener ventaja en estas situaciones- la mirada del Duque era de suspicacia –¿Qué es lo que estas sugiriendo que haga Padre?-
-Solamente dejar en claro que Candice tiene quien la respalde, hijo, no olvides que ahora ella también forma parte de nuestras vidas y que hoy que he convivido más con ella, puedo decirte que me alegra mucho que hayas decidido iniciar un noviazgo con ella, pero creo que falta que en su familia lo sepan, ¿No lo crees?- le puso una mano en el hombro para darle confianza y Terry sintió por primera vez la complicidad con su padre, reflexionó un momento lo que acababa de escuchar y soltó una carcajada inesperada.
Por la tarde Eleanor y Candy tomaban el té en el cuarto de la rubia, la madre de Terry había ordenado que le llevaran flores y pastelillos para compartir las dos, mientras el Duque y Terry emprendían una misión muy importante. Nuestra rubia favorita se recuperaba favorablemente del esguince que tuvo en el picnic, jamás imaginó que la familia de Terry pudiera cuidar de ella, con tanto cariño, como una hija.
-Estoy muy inquieta por lo que vayan a decirle a Terry -dijo Candy preocupada –la tía Abuela es muy ruda y Terry es de muy pocas pulgas- Eleanor rió por la expresión graciosa al referirse al carácter de su hijo –perdón, lo que quiero decir es que no tiene paciencia- corrigió la chica –no te preocupes Candy, te comprendo y no puedo estar más de acuerdo contigo, ese carácter es parte de la herencia Grandchester, pero no hay de que angustiarse, estoy segura que ellos sabrán muy bien cómo tratar a la Señora Andrew- le dijo Eleanor tomando la mano de la chica entre sus dos manos.
Candy sintió el cariño en la cálida compañía de Eleanor, tanto le pidió a Dios toda su vida una madre y ahora llegaba a su vida a través de la madre de Terry quien siempre estuvo deseosa de entregar su amor de madre a su hijo y hoy tenía la oportunidad de estar cerca de él y ahora también podría contar como una hija a la bondadosa chica delante de ella, las damas con sus corazones anhelantes de poder dar amor, una con el alma quebrantada por la soledad y otra por la necesidad de sentirse querida por una madre.
-Señora Baker cuénteme un poco más de cuando Terry era bebé- Candy la miraba entusiasmada
-Aunque solo lo tuve los primeros años de su infancia, puedo decir que no ha cambiado en nada, siempre ha tenido ese sentido del deber y el honor, tal parece que por tener sangre noble ha heredado un criterio muy elevado de las cosas, además que teniendo tres años de edad se sentó por primera vez al piano, en ocasiones también lo veía contemplar el ocaso del sol, como un alma vieja comunicándose con sus ancestros. Hubiese deseado con toda mi alma poder estar siempre con él y verlo crecer.- dio un suspiro mirando al infinito y retomó –pero así debía ser, además que él sigue siendo el caballerito que ví nacer, incluso hubo ocasiones en todos estos años en que pudimos vernos esporádicamente y eso alimentó mi esperanza de un día volver a reunirnos, como hoy.
-Señora Eleanor, yo confío en que Terry también necesita estar a su lado, nada puede sustituir el cariño de una madre, nunca se es demasiado mayor para sentirse amado, nunca es tarde para reencontrarse como madre e hijo, aunque él ya ha crecido mucho y parezca ser tan independiente, no quita que también la necesite- las palabras de Candy le dieron un impulso al corazón solitario de Eleanor, que empezaba a creer en las segundas oportunidades.
-Además ahora él desea hacer una carrera de actor de teatro, yo lo he visto y es muy talentoso, creo que nos dará la sorpresa muy pronto- dijo Candy
-Ojalá así sea Candy, solo espero que en realidad él pueda verse en la libertad de decidir su futuro-
-Confiemos en que así será Señora Baker, ya estamos en el siglo veinte y las cosas tienen que mejorar también para los nobles, no pueden quitarles la oportunidad de ser felices- sonrio la pecosa
-Admiro tu optimismo Candy, me alegra que Terry te haya encontrado, eres la parte que a él le hacía falta, su corazón era tierra árida y al llegar tú ha aprendido a abrirse para florecer, estoy muy agradecida porque el amor que hay en ustedes ha dispuesto su corazón para permitirse ser feliz- a Eleanor le dolía no ser ella quien le haya brindado su cariño en sus años más tiernos, pero para qué torturarse con el pasado, cuando el presente prometía tanto.
La chica se sonrojó apenada, era cierto él había cambiado mucho, pero ella también, dejó de ser una niña miedosa y llorona, gracias a él había tomado aprendizaje de todas las tristezas que la habían marcado hasta antes de conocerlo.
Por otro lado, en la mansión Andrew la temática de la reunión era "Fiesta Blanca" así que Terry iba sobre una reluciente Teodora y ataviado con blanquísimas prendas de seda, tal como un príncipe, el azul profundo de sus ojos destacaba en su iluminado rostro que tenía una dura expresión pues no le era nada agradable acudir a semejante festin.
El Duque iba en el carruaje pero él no respetó el código de vestimenta, sino que utilizó un elegante traje color azul y chaleco gris, además llevaba su sombrero de copa, también lucía arrebatador con ese vestuario a pesar de las casi cinco décadas que pesaban sobre sus hombros. Sabía que no era una ocasión agradable de acuerdo a lo que Terry le contó, pero darían un golpe al orgullo de los Andrew.
En la escuela de verano las chicas estaban muy preocupadas por Candy, Sor Margaret les había avisado que Candy se quedaría en la villa Grandchester porque tuvo un accidente, pero que no era grave. Por un lado estaban deseosas de saber lo que su amiga estaba viviendo en el mismo techo que Terry y a la vez estaban sorprendidas porque el mismo Duque fue quien solicitó el permiso para que se quedara en la villa, era increíble el efecto Candy incluso en la realeza, parece que tenía un don para llegar al corazón de las personas, aunque no de todas, pues algunos miembros de su familia la despreciaban.
Stear y Archie fueron por Annie y Patty en su coche, ambas lucían hermosas como princesas salidas de un cuento, Patty por su parte traía un vestido cubierto del pecho, con muchos botones en la espalda, mangas largas abullonadas y falda ancha; mientras que Annie llevaba un bello vestido sencillo de organza bordada de flores, que la hacía lucir muy femenina acentuando bien su cintura y sus hombros descubiertos. Annie ayudó a Patty a maquillarse muy ligero solo para resaltar sus ojos y los pómulos rosados, además de los labios con un ligero brillo.
Archie y Annie se sentaron en el lugar de atrás y Patty junto a su novio en los asientos de adelante. Annie trataba por todos los medios de mantener la compostura, pues no quería caer de nuevo en la tentación, pero su novio no temía a las demostraciones de amor en público, así que mientras los demás estaban sumergidos en la platica pasó un brazo por la espalda de la chica y empezó a acariciar su cintura, su espalda y llegó a la nuca haciendo círculos en la parte descubierta de su vestido, mientras acercaba sus labios a la oreja de Annie –te he extrañado mucho cariño, ansío tenerte en mis brazos como el otro día- las palabras susurrantes del chico derrotaron a la poca fuerza de voluntad que había reunido para resistirse. Dentro de ella había un conflicto entre sus necesidades recién descubiertas y lo que en el colegio le decían sobre cómo debe comportarse una señorita.
Stear veía por el retrovisor a su hermano y de repente dio un frenón para que reaccionara, pues no era propio de un caballero seducir a una dama en público.
-¡Heeey ten más cuidado!- gritó Archie protestando por la imprudencia de su hermano.
-Perdón, perdón es que pensé que había una ardilla en el camino, pero no, me equivoqué- sonrió Stear –¿Estas bien Patty?- se dirigió a su asustada novia tomándola de la mano –si Stear, solo un poco asustada, pero estoy bien, ¿y tu Annie?- preguntó Patty volteando a ver a su amiga que estaba más sonrojada que de costumbre y se sorprendió de verla así –¡Annie, estás muy roja! ¿No te golpeaste en la cara?- la chica negó con la cabeza sin decir una palabra. Archie se sentó más derechito en su lugar y solo se conformó con tomarla de la mano, Stear lo había sorprendido y era mejor que reservara las caricias y besos con su novia para cuando estuvieran solos.
Llegaron a la mansión puntualmente y fueron recibidas por la tía Elroy quien usaba un vestido blanco también elegante pero discreto, sin alhajas mas que sus aretes de perlas y un abanico de plumas de pavorreal blanco.
Eliza usó un vestido escotado, con un corsé ajustado mostrando el nacimiento de sus senos, acinturado y su cabello peinado igual que siempre pero con un tocado de flores blancas en lugar de moño. Por más que se embelleciera, la maldad siempre se colaba en sus ojos, su cara con facciones acentuadas por el maquillaje no reflejaba belleza sino presunción y su agrio carácter. Estaba muy ilusionada porque por fin tendría a Terry cerca y haría lo que fuera necesario por borrarle de la mente a la huérfana del establo, quien obviamente no estaba invitada.
Por fin inició la fiesta blanca y con la puntualidad británica que los caracteriza, arribaron Terry y su padre a la Mansión Andrew. El festejo se llevaba a cabo en los jardines de la finca, fueron conducidos hasta donde se encontraba la matriarca. Eliza corrió para recibirlos, pero la tía le hizo un gesto para que se controlara, ella sabía que a la chica le faltaba mucho por pulir en sus modales y retrocedió sus pasos con elegancia para recibir a los invitados principales.
Archie y Stear estupefactos observaban la llegada del Duque de Grandchester y todos hicieron una reverencia, aunque a Archie no le hizo mucha gracia tener que reclinarse ante el aristócrata malcriado de Terry, pero no le quedó de otra.
-Duque de Grandchester, es una sorpresa tenerlo entre nosotros, sean bienvenidos a esta humilde morada- dijo Elroy haciendo una reverencia, -nos honra infinitamente tenerlos aquí- sonreía con petulancia.
-Encantado Señora Andrew, nuestra presencia se debe ante la invitación que ha extendido a mi hijo, él me explicó el motivo de esta reunión, que fue gracias al inminente rescate de la señorita Leagan- Eliza se sentía gloriosa, afortunada, ya casi miembro de la realeza, estaba casi a punto de decirle suegro, además no podía dejar de ver a Terry quien permanecía serio sin esbozar alguna sonrisa y mirando al frente, al igual que el Duque, quien apartaba toda emoción de su rostro al hablar, parecía que era propio de los ingleses mantenerse impertérritos, pero aún así era todo un adonis, ya se encargaría ella de hacerlo caer bajo sus encantos, solo necesitaba una oportunidad y ahora la tenía.
-Así es Su Excelencia, mi querida sobrina está profundamente agradecida con su hijo, ven querida Eliza.- la llamó y ella grácilmente primero hizo una dramática reverencia al Duque y a Terry y luego sin darles la espalda se paró a un lado de su tía.
-Duque de Grandchester, ayer estuve en riesgo de morir ahogada en el lago, pero fui rescatada por un gran héroe, le debo la vida a su hijo, y nada me agradaría más que responderle de la misma manera, con mi misma vida- la voz aguda y desabrida de Eliza provocó que los demás presentes hicieran una mueca de desagrado.
Terry al escuchar estas palabras de la pelirroja se alteró y de inmediato increpó -No es necesario, por mí no hay ninguna deuda que pagar- dijo sin esperar a que la tía dijera algo apoyando a la chica, su padre volteó a verlo como diciendo con la mirada, "no te preocupes" y prosiguió.
-Señora Andrew, hay un motivo más apremiante que nos ha traído hasta aquí- el tono aristocrático en la voz del Duque llenaba el salón donde se suscitó el encuentro con la dama, quien hizo un gesto de duda, pues a la vez percibió el rechazo que Eliza acababa de recibir, el cual no pudo disimular.
-Es acerca de mi hijo Terruce y su sobrina, es un honor para mí solicitar su permiso para que mi hijo Terruce empiece a cortejarla- las voces de sorpresa en el lugar se escucharon en coro, los rostros de los Cornwell y las amigas de Candy palidecieron, Annie estuvo a punto de desmayarse y Eliza estaba más que triunfante. La tia abuela estaba confundida, si Terry acababa de rechazar a Eliza y ahora su padre hablaba de iniciar el cortejo, no importaba, ahora gracias a su querida Eliza, serían de la aristocracia inglesa.
-Su Excelencia, es un gran honor que un gran caballero como lo es su hijo haya elegido a mi querida Eliza para iniciar relaciones, la hemos preparado desde su nacimiento para desempeñar un gran papel en la sociedad, es un gran orgullo para mí que Su Excelencia haya puesto sus ojos en mi querida sobrina- Elroy ambiciosa imaginaba los lujos y privilegios que rodearían a su querida Eliza, además de la poder acrecentar sus negocios con esa alianza. Por su parte Eliza, gozaba el momento imaginando la cara derrotada de Candy, por fin le había ganado la partida, se sentía triunfante y merecedora de todo privilegio para el cual había sido destinada desde su nacimiento, por fin la vida ponía las cosas en su lugar.
El Duque que sabía lo que sus palabras habían provocado en los presentes, Terry permanecía imperturbable solo esperando la estocada final a las arpías.
-Pero no estoy hablando de la Señorita Leagan, Señora Elroy, me refiero a su otra sobrina, la señorita Candice White Andrew- la cara de Elroy cayó hasta el piso, Eliza al escuchar de labios del Duque el nombre de su más acérrima enemiga, prácticamente sintió sus entrañas arder, no podía controlar los gestos de su cara, además que ahora Terry sí optó por sonreír. Los chicos recuperaron el aliento, excepto Archie, frunció el ceño y solo se quedó en silencio mirando con desafío a Terry.
-Mi hijo Terruce y Candice desde hace tiempo mantienen una hermosa amistad, la Señorita Candice se ha ganado nuestro cariño, además que quiero felicitarla a usted por tener una persona tan generosa, llena de bondad en su familia, tenga por seguro que en su momento también haré saber al Señor Andrew, de las intenciones de mi hijo para con su hija.
Elroy se quedó muda, no podía pronunciar una palabra, entre medias palabras casi tartamudeando quería responder, no se esperaba tal petición del noble, solo se preguntaba en que momento fue que esa chiquilla oportunista había congeniado con la realeza inglesa.
Eliza no pudo controlar e interrumpió cuando la tía estaba a punto de hablar al fin: -¡Pero no es posible Señor Duque! ¡Esa maldita huérfana es una ladrona, además que mató a mi primo Anthony! ¡Eso no puede ser!- Su rostro se transformó de ser una mustia a la verdadera personalidad que albergaba su alma malvada. Terry dio un medio paso con las manos empuñadas pero no dijo nada, sabía que debía obedecer a su padre y tener cordura.
-¡Silencio Eliza!- Elroy levantó la voz y de inmediato se disculpó con el Duque. Quien solo observaba severo toda la escena.
-Ofrezco mis disculpas en nombre de Eliza y de toda la familia Andrew, se hará como usted lo indique Su Excelencia- hizo una reverencia y obligó a Eliza a agacharse estirándola del brazo, la pelirroja bufaba de rabia, se inclinó no le quedó más que soportar ver la ceja levantada y la barbilla levantada en el rostro de Terry. El castaño buscó con la mirada a Neil Leagan, pensaba aprovechar el momento para hacerle pagar ante la misma tía Elroy, por la ofensa a su pecosa, pero no lo encontró.
-Bien Señora Elroy, en este momento nos retiramos, pues como mi hijo manifestó en un mensaje, tenemos invitados en la villa de Grandchester- el Duque y Terry con su indiferente porte aristocrático, salieron sin hacer reverencia, dejando impactados a todos los presentes.
La tia abuela se metio en su cuarto más que enojada por semejante humillación y por la grosería de parte de Eliza, ya luego vería como sacar ventaja de la situación, pues significaba que estaba por lograr una gran alianza para la familia Andrew, aunque fuera por medio de la chiquilla que siempre había detestado, pero que había que reconocer que había sido muy lista por fijarse en un miembro de la realeza.
Eliza explotó gritando y tiró del mantel, rompiendo la loza y cristalería que estaban en la elegante mesa -¡Maldita huérfana de establo! ¡Maldita la hora en que entraste en mi casa!
Apenas se estaba subiendo en Teodora y Terry logró escuchar unos gritos inentendibles y cristales rompiéndose, se dio la vuelta y regresó a la villa.
Annie y Patty no podían creer lo que acababa de suceder, a Archie no le quedaba más que terminar de aceptar que algún día los Grandchester y los Andrew estarían enlazados. A pesar del alboroto que hizo Eliza con su berrinche, los chicos se quedaron a degustar de los platillos y postres que habían sido preparados en honor al hijo del Duque, Eliza estaba enfurecida, quiso desquitarse con sus invitadas, pero no le fue suficiente porque los chicos las protegieron; cuando quiso empezar a hablar mal de Candy, Patty tomó con calma la situación y le pidió a Annie que se sentara al piano, estaba un poco temblorosa por sentirse intimidada con la mirada perdida de la pelirroja, pero Archie la tomó de la mano y se sentó con ella, fue entonces que tomó aliento y con dulzura interpretó el Nocturno de Chopin op.9 No.2. Stear admiró el temple de las chicas para sobrellevar una situación tan difícil sin Candy; Archie contemplaba admirado a su linda novia que con los ojos cerrados bailaba en el banquillo intepretando con soltura la pieza.
Cuando terminó de tocar, Eliza ya no se encontraba en el lugar, había salido a montar a caballo, pero el animal no quería responder a los maltratos que la chica le propinaba con el fuete en el trasero, además iniciaba una fuerte tormenta eléctrica, en un momento en que se escuchaba un trueno muy cercano el animal relinchó asustado y tumbó a la chica en un gran charco de lodo.
Neal hastiado de los caprichos de su hermana, había salido a una cantina, en las afueras del pueblo, recordó que en la Mansión se daría una fiesta en honor de Grandchester y con fastidio salió del lugar y regresó a la Mansión Andrew, en el camino encontró a su hermana tirada y con lo que sería su blanco vestido enlodado.
-Vaya hermanita te fugaste de la fiesta blanca, por cierto ¿Dónde está Grandchester?- el muy ladino preguntaba para no toparse con él, pues temía que de nuevo fuera a ocasionarle problemas con la tía, a quien batalló en convencer de su inocencia y no quería perder sus privilegios recién recuperados.
-¡Cállate! ¡Ahora la maldita Candy es novia de Terry! ¡Pero eso no se quedará así y tú me ayudarás a vengarme de ella de una vez por todas!- Eliza jalaba a Neil para que se bajara de su caballo y le ayudara.
-Te equivocas hermanita, yo ya no quiero tener nada que ver con ese aristócrata, te tocará a ti enfrentarte a ellos, a mi ya no me metas en problemas- la dejó ahí en medio camino y aceleró el paso de su caballo para evitar mojarse con la lluvia que empezaba a caer a cántaros. A lo lejos se escuchaban los gritos de Eliza, que seguía vociferando en contra de Candy.
No muy lejos de ahí, en la villa Grandchester, al llegar los dos a la residencia, Terry pidió a su padre hablar un momento a solas con él, por lo sucedido con los Andrew y por otro tema que le tenía nervioso desde hace días.
-Dime Terruce, que es lo que quieres decirme, te noto algo inquieto, ¿Es por lo que dijo la chica Leagan? Por mi parte no te preocupes, no creí ni una palabra cuando se refirió a Candice, lo veo en tus ojos y en tu forma de comportarte, además me consta que ella es una gran chica y en todo caso si se opusieran a su relación, quien tendrá la última palabra será su padre- se sentó en la biblioteca sirviéndose un poco de cogñac.
-En parte si Padre, pero hay algo más que no he confesado- se sentó Terry inclinado en la silla de enfrente y uniendo sus manos, dudando y pensando un momento en lo que diría.
-Es acerca de mi futuro- soltó con firmeza, esperaba que en cuanto dijera sus planes, el Duque le rebatiera acerca del ducado, su obligación y misión desde nacimiento.
-Y se puede saber a que te refieres Terruce, no comprendo- ya se lo esperaba, sabía que la nueva actitud de su primogénito se debía a un cambio de corazón.
Terry pasaba saliva con dificultad y antes de decir nada, sopesó muy bien sus palabras, estaba agradecido con su padre por haberlo ayudado a entrar a la mansión de familia Andrew y apoyarlo en su noviazgo con Candy, ya no había porque recurrir a la rebeldía, el canal de comunicación entre ambos, que antes era inexistente, se ampliaba cada día, tenía la esperanza de que sería escuchado, por lo menos haría el intento de hacerse entender.
-Padre, estoy agradecido porque usted se ha abocado a darme educación todos estos años, por darme los medios adecuados para crecer, por la situación privilegiada en que he vivido y crecido en nuestra familia. Pero he decidido que no deseo acceder al ducado- lo miró a los ojos esperando un reproche una ceja levantada o por lo menos que tirara el trago que tenía en su mano en protesta y desacuerdo con lo manifestado por su interlocutor.
-¿Y?- dijo el Duque con un poco de fascinación en sus ojos, torciendo el bigote en una media sonrisa, tal como lo hace su guapísimo hijo.
Terry se mostró confundido, acaso solo de diría ¿Y?, lo miró extrañado. –Bien, quisiera poder decidir por mí mismo acerca de mi futuro- cerró los ojos como queriendo amortiguar sus oídos para el grito inminente que daría su padre, pero por sorpresa no fue así y abrió los ojos encontrando su mirada con la de su progenitor, quien divertido lo contemplaba.
-¿Eso es todo lo que tenías para decirme Terruce?- respondió el Duque.
-Si, … bue-e-eno, en realidad esperaba una respuesta suya más contundente- con desconfianza miraba a su padre que daba vuelta por la biblioteca y se quedó viendo hacia afuera frente al ventanal con su copa en mano.
-Quisiera tener la oportunidad de elegir una profesión, hay varias cosas que me gustaría hacer, pero aún no lo he definido-
-Y qué áreas son las que más te interesan, ¿los negocios, el gobierno, la ciencia?- se sentó en un sillón de respaldo alto y meneaba su bebida con movimientos circulares sin perder de vista la expresión dubitativa de su hijo, a leguas se notaba que le temía, en ese momento pensó en que no quería eso de él, miedo, miedo a lo que representaba como autoridad, deseaba que él fuera feliz y él poder formar parte de eso, ya habían perdido mucho tiempo y un error, una palabra mal dicha los podría alejar de nuevo.
-No, por ahora ninguna de esas, hasta ahora lo que más me gustaría es probar suerte en el teatro- levantó la vista encontrándose con la de su padre.
-¿Como empresario?- mencionó el Duque pacientemente
-No, como actor- lo dijo con una muy patente seguridad.
-Entonces no estas tan indeciso Terruce, por lo que veo ya has tomado una decisión-
-Así es Padre-
-Bien, ahora déjame decirte algo- aquí va, pensó Terry, era muy predecible el final de esa charla, se despojó de toda seguridad y volvió de nuevo a sentirse como un niño a punto de ser regañado.
-A tu edad yo también tuve un sueño, quise dedicarme a hacer descubrimientos y mi inquietud fue mucho más allá de lo que imaginas, al lado de Eleanor conocí un nuevo mundo muy lejos de aquí, ella me motivó a conocer más sobre América, a medida que avanzaba en su carrera de actriz tenía que ir de gira por todo el país, siempre estuvo consagrada a su profesión, ella no sabía de mis orígenes, nunca se lo dije, no quería que eso significara un impedimento para enamorarla- tomó un poco más de coñac para rellenar su copa y le sirvió a Terry un poco de jerez para que pasara el trago de incertidumbre que sabía que no lo dejaba en paz.
-Conocí un par de amigos, Orville y Wilbur, dos soñadores entusiastas que me contagiaron con sus ideas revolucionarias, me volví su conejillo de indias- el duque sonrió al recordar la primavera de su vida -volando encontré la plenitud de mi alma, aunque no fuera a una gran altura, pude ser de los primeros en el mundo en probar estos experimentos- Terry estaba muy inmerso en la conversación que había olvidado su nerviosismo.
-Ahora entiendo qué es lo que hace un biplano guardado aquí-
-Si, ese fue un obsequio, ellos han crecido mucho en sus creaciones, les ayudé a patentarlas, porque siendo de un pueblo confiaban mucho en la voluntad de la gente, y hubo algunos más que se atribuyeron sus inventos, pero siempre se ha dicho que ellos fueron los pioneros en la aviación.- el tono del Duque se volvió un poco más serio para advertirle a su hijo.
-Volviendo a lo que estábamos, por el momento lo que puedo decirte Terruce es que considero que no deberías desestimar de plano el ducado. Comprendo tu idealismo y tus grandes sueños, pero no pienso despojarte de lo que por nacimiento te pertenece- Terry volvió a endurecer su rostro ante la aparente negativa del Duque.
-Aunque no voy a interponerme en tu deseo de ser actor, creo que tú tienes mucho para dar, no solo en el escenario, sino en el servicio público, alguien como tú, incorruptible y de una sola pieza, es lo que la Corona necesita, considéralo hijo, no solo porque hayas nacido en mi familia, sino porque tú eres un hombre como pocos y puedes hacer un cambio significativo a futuro; no te estoy diciendo que sea pronto, aún me quedan muchos años en la cámara de los Lores- Terry no había visto las cosas así como se las pintaba el Duque, siempre pensó en hacer lo opuesto a lo que le obligaran, rebelarse era el camino más fácil para demostrarle a su padre que él podría ser alguien en la vida.
-Lo pensaré Padre, se lo prometo- eso fue lo que pudo decir en ese momento, aún le faltaba un año de estudios en el Real Colegio San Pablo y vaya que sí aprovecharía de ahora en adelante el tiempo, si antes era un rebelde ahora se demostraría a sí mismo ser más responsable.
-Bien vamos ahora sí con las damas, no olvides que mañana Eleanor tiene que volver a Nueva York y a mí me ha llegado un telegrama para presentarme en el Parlamento en Londres, al parecer hay algunos temas urgentes que atender, así que espero que cuides de Candy hasta que ella esté perfectamente bien y entonces la lleves al Colegio- Terry estaba sorprendido del nivel de confianza que depositaba en ellos, pues se quedarían solos en la villa con el ama de llaves y su hijo.
Los dos salieron de la biblioteca y se encontraron con Eleanor y Candice quienes habían preparado un postre de nuez, un mousse receta de la madre de Eleanor, el cual disfrutaron después de cenar.
Luego el Duque instaló un aparato de proyección que había conseguido en un viaje que hizo a Francia hacía algunos años, además tenía una pequeña colección cinematográfica; siempre le habían interesado los avances tecnológicos y eran su desahogo, invertía en lo que a él le parecía que tuviera un futuro prometedor, apoyando a inventores y científicos.
Eleanor y Candy estaban fascinadas cuando echaron a andar el proyector con la película Making a Living y junto con el fonógrafo que reproducía música que hacía ver más divertida la película; Terry estaba sorprendido por el pasatiempo del Duque, jamás hubiera imaginado los intereses de su padre, era muy agradable ir conociéndolo cada día. Aún había un lado por descubrir entre ambos, pero habría que confiar que el tiempo les iría devolviendo poco a poco esos momentos perdidos.
En la mansión Andrew se quedaron Annie y Patty a pasar la noche, la fuerte lluvia no les permitió regresar al colegio de verano. La chica de lentes estaba muy preocupada por el regaño que tendrían de parte de las religiosas. Pero Annie lo estaba aún más por pasar la noche en el mismo techo que su novio. La fiesta blanca se acortó cuando Eliza hizo su aparición y se encerró en su recámara, los ruidos de las cosas rompiéndose se escucharon hasta que la tía Elroy entró a hablar con ella y le dieron un calmante para los nervios.
-Entiende querida Eliza, yo no puedo oponerme a lo que William ha dispuesto con esa niña, además que ahora ella ha sido más lista y ha formado un lazo con los Grandchester, eso nos va a beneficiar a todos cuando se casen- la tía abuela ya había pensado bien las cosas y no le quedó de otra mas que aceptar que Candy sería un miembro importante en la familia y ahora en la realeza.
-¡No tía yo no puedo permitir que esa huérfana que ni siquiera sabe quienes fueron sus padres tenga mejor futuro que yo, que si soy de familia respetable! ¡No lo acepto tía! ¡Ella debe pagar muy caro esta humillación!- Elroy se dio por vencida, la testarudez de su sobrina favorita era sin duda producto de Sara, su madre quien siempre la había educado para tener lo mejor sin importarle que la estaba malcriando. Pidió a la servidumbre que le prepararan un té y le trajeran un calmante para que pudiera dormir. Después volvió a la sala de música donde aún se encontraban los chicos, quienes le pidieron a la tía que las chicas se quedaran a pasar la noche, ella harta de tanto ajetreo, no les dio importancia y solo les dijo que enviaría a su doncella para que las acomodara y les diera un cambio de ropas.
Stear y Archie estaban felices de poder pasar mas tiempo con las chicas, sobre todo que con la lluvia de truenos la mansión era mas interesante para poder contar sus historias de fantasmas de la mansión. Patty se asustaba por todo, así que Stear se encargaba de abrazarla para que no tuviera miedo. Archie no soltaba a su novia, que algo incómoda se recorría al otro extremo del sillón, pues de un momento a otro podían sorprenderlos muy juntos.
Dieron las diez de la noche y ellas tuvieron que ir a las habitaciones de huéspedes, a cada una se les dio una recámara, pues no había habitaciones compartidas en la Mansión. El ruido de la lluvia pertinaz era el único ruido que se escuchaba en la Mansión. Patty cerró con seguro su puerta pues tenía miedo de escuchar un fantasma asi como en la historia que Archie acababa de contarles. Trataba de dormir pero le era imposible, se asomó por el balcón y los relámpagos le dieron mas miedo, volvió a enredarse en las cobijas, estuvo dando vueltas a la cama cuando escuchó un ruido en el pasillo, eran pasos que se arrastraban, después escuchó como si alguien girara el pomo de la puerta de Annie, ella estaba temerosa de que luego abrieran su puerta, así que se encerró en el baño y ahí se quedó en la bañera cansada y dormida.
Mientras tanto al otro lado del pasillo en el cuarto de huéspedes donde Annie dormía, alguien que arrastraba sus pantuflas y daba pasos largos entraba cerrando con seguro por dentro la puerta, observó que Annie había dejado caer sus cobijas pues tenía calor, ella usaba una bata blanca y su cabello dentro de una gorra para no despeinarse, así que fue metiéndose poco a poco en la cama de la chica, mientras ella soñaba con su novio Archie, gemía entre sueños y se retorcía como si se dejara acariciar.
Entonces Archie tomó el rostro de su novia dormida y la besó, ella correspondió el beso y despertó al sentir las caricias de su novio sobre sus pechos y sus piernas. Espantada se sentó de golpe y se cubrió con la cobija.
-¡Archie! ¡Qué haces aquí!- él le cubrió la boca con su mano para que no la escucharan.
-Solo quiero darte mis besos mi amor, te extrañé mucho- Annie no sabia si aceptar o no sus caricias, pues era como si lo hubiera llamado entre sueños, pero también tenia miedo de que las cosas pudieran ir mas allá.
-Archie, no puedo, tengo miedo- ella quería sentirlo pero era mas el temor a ser descubiertos, ya habían corrido con suerte el otro día y ahora con los Leagan y la tía Elroy en la misma casa, podría darse un escándalo.
-Te prometo que solo serán besos Annie, por favor, si?- le susurraba suavemente mientras besaba su cuello y abría su bata, ella se dejó llevar por las sensaciones y él como un león sobre su presa la acomodó en la cama y rápido la desnudó. Annie estaba muy avergonzada pero con los halagos constantes de Archie, iba cediendo poco a poco, hasta que ambos se abrazaron desnudos bajo las cobijas, ser amada por el amor de toda su vida era alucinante, no podía pensar en otra cosa más que en lo dulce de sus besos y sus caricias, así estuvieron un rato hasta que él empezó a demandar más cercanía de sus cuerpos hasta que llegaron al clímax, nuevamente sin tener que adentrarse en el cuerpo de su chica. Los dos se quedaron abrazados, hasta que Archie la dejó dormida y desnuda en su cama.
Salió con cuidado para no ser sorprendido, miró a todos lados, la lluvia había cesado y el alba estaba por despuntar. Lamentablemente en esta ocasión alguien lo descubrió.
Irónico y con una mirada salaz rompió el silencio –De dónde vienes tan temprano primito- Archie se congeló al tener de frente a Neal, justo cuando pensaba que todo había salido perfecto.
-Eso es algo que a ti no te incumbe- contestó molesto –entonces no te importa que despierte a la tia abuela y le diga que tú has desvirgado a Annie Britter- dijo con sorna.
Archie empuñó las manos de coraje –¡No te permito que hables mal de mi novia, eso a ti no te consta y si te atreves a delatarme no me importa!- alzó la voz y se escuchó el rechinido de una puerta, era Stear que despertaba y hacia su aparición en el pasillo –¿Que es lo que pasa Archie? ¿Por qué discuten a estas horas?- dijo rascándose los ojos y poniéndose los anteojos.
-Nada hermano, vámonos de aquí- agarró a Stear y en eso Neal lo increpó –Stear yo simplemente pasaba por aquí escuché unos ruidos extraños y quise ser parte de ello, jajajaja- le dio a entender al de lentes, quien se puso de frente a su hermano recriminándole con la mirada –ahora mismo me vas a explicar lo que dice Neal, pero no aquí, ven vamos a mi cuarto- dejaron a Neal riéndose a carcajadas en el pasillo, luego se metió a su cuarto.
Los Cornwell se metieron al cuarto del genio –ahora si me vas a explicar que es lo que estabas haciendo con Annie- cruzado de brazos y una mirada severa le reclamó –hermano, no pasó nada, te lo prometo, no le he hecho nada a Annie-
-Entonces que estabas haciendo en su cuarto, ahora lo peor es que Neal le dira a la tia abuela y ella puede despreciar a Annie- le advirtió –eso jamás, ella no tiene la culpa de nada, si es necesario, me casaré con ella- lo dijo con pasión.
-¿Te estas escuchando Archie? Vas a casarte con ella "si es necesario" no porque la ames, ¿No crees que estarías arruinando su vida y la tuya por tomar decisiones apresuradas? El matrimonio es para siempre hermano, tendrán toda una vida para amarse y descubrirse, no desperdicies un noviazgo tan bonito con una mujer tan hermosa como Annie y llena de virtudes, por una simple calentura- Archie bajó la cabeza, su hermano mayor tenía razón, se dejó llevar por sus ansias y esta vez puede que las cosas no le salieran como esperaba.
-Tienes razón Stear, pero en verdad, no hemos ido más allá, te juro que solo han sido besos y caricias, ella sigue siendo igual de virgen que cuando nació- quiso excusarse –tal vez que tengas razón, pero mientras tanto ya alguien sabe que ustedes se entienden de esa manera y puede que ponga en entredicho la reputación de Annie, recuerda que la tia abuela no esta muy de acuerdo que ella sea también del hogar de Pony y eso puede acumular puntos en su contra- puso la mano sobre su hombro y lo dejó pensando.
-Yo no diría que lo mejor en estos casos sea casarse, pero si lo vas a hacer algún dia, es mejor que sea antes que empiecen las habladurías- Archie sintió un balde de agua fría al imaginarse casado desde una edad tan joven, cuando ni si quiera había terminado el colegio.
Con una posible boda en puerta Archie pasó el resto del día mortificado, a la hora del desayuno todos estaban en la mesa y la mirada libidinosa de Neal se posaba sobre Annie, imaginándosela desnuda y recordaba su sugerente vocecita que logró escuchar esa noche mientras su novio le daba placer. Archie enojado le dio una fuerte patada por debajo de la mesa y sin querer pateó a Eliza, la chica se paró de un grito: ¡Aaaauuchh! ¿Quién fue? ¿Ehhh… díganme quien me dio un puntapié? Neal se reía burlándose de la cara de Archie entre espanto y rabia por no haberle atinado a él.
-Fue Archie hermanita, debe estar muy inquieto porque anoche no durmió- al decir esto Annie estaba dando un bostezo y se quedó quieta al escuchar al moreno. Eliza lanzó una mirada sospechosa a la chica y a su primo, su hermano solo reía para sí, satisfecho de haber sembrado en su hermana la intriga, ahora ya tenía a alguien más a quien hacerle la vida de cuadritos.
-Silencio, mientras se desayuna no se habla jovencitos, la plática es después en la sala de estar, no en la mesa- les llamó la atención la tía.
Archie se sentía perdido, solo esperaba que la tía abuela se fuera antes que Neal le dijera, pero para su suerte ese día tenía que ir a Edimburgo por negocios, pues William no se encontraba disponible. Terminando el desayuno la tia Elroy partió y Neal ya no alcanzó a mencionarle nada. Sintió un alivio al notar que la tia se había ido, asi que al menos por un tiempo no tenia de que preocuparse, pero debía estar listo para el caso de que tuviera que casarse o tuviera que defender a su novia.
Las chicas volvieron al colegio y afortunadamente la Hermana Margaret no las reprendió pues la lluvia había sido muy intensa y era preferible que se resguardaran a que pasaran el peligro de un accidente.
Muy por la mañana Candy y Terry despidieron en la villa de Grandchester a Eleanor y el Duque, la chica usaba una muleta para apoyarse pues la bola en su tobillo si era molesta para pisar. El Duque de Grandchester llevó al puerto a su Ellie y después volvió a Londres.
Terry lanzó una mirada seductora a Candy –Al fin solos pecosa- ella se sonrojó y se puso nerviosa –Te-Terry… que piensas hacer- el chico solo la embromaba, pero por supuesto que aprovecharía el tiempo a su lado.
Les confieso que cuando se trata de otros personajes las cosas no me fluyen igual, con Candy y Terry no batallo, pero este capítulo es necesario para ir acomodando las cosas. Ademas que por trabajo se me dificulta encontrar un tiempo en que pueda concentrarme y escribir, como se han dado cuenta no es adaptación ni mucho menos copia, todo va surgiendo para ir curando los traumas que nos dejó la historia original, por eso a veces me tardo un poco.
El próximo capítulo se viene fuerte (en el buen sentido) así que prepárense, esta historia aún tiene mucho por delante, espero les hayan gustado los cambios que hice a la fiesta blanca.
gravv, Guest, Australia77, Fabiola R, Mia8111,Abril.04, Ary81, LightGoigia, mil gracias por interesarse y comentar, tambien un saludo afectuoso a las que no comentan, a todas gracias por leerme y compartir mi locura.
