Prólogo.- Acto II

Abrí los ojos. Sentía una resiliencia en ellos mientras los abría, pero tenía que seguir avanzando para llegar a la ciudad antes del amanecer. Me levanté de la base de la estatua y respiré hondo antes de estirarme con la ropa ya seca.

"…Maldita sea."

Fijé mis ojos alrededor mía. La isla con la estatua estaba alrededor de un lago, el cual se interponía entre el camino para llegar a la ciudad y yo. En resumen, tendría que volver a mojar mi ropa para seguir con mi viaje.

Suspiré con decepción y comencé a nadar de nuevo, consolándome a mi mismo, pensando en que mi ropa se secara nuevamente en el camino.

Una vez cruzado el río, no tardé en visualizar el camino de tierra de nuevo, que se veía como el convenientemente único camino a la ciudad. Continúe mi viaje por el dicho camino y enseguida pude ver una carreta rota. Se notaba que había sido abandonada ya hace un tiempo, y no tenía ningún objeto de valor en ella.

Aún así, la ciudad que ya se veía a la lejanía no mostraba signo alguno de estar en las mismas condiciones, por lo que no perdí la fé y seguí adelante.

Miré hacia arriba mientras caminaba. El cielo, que estaba despejado y limpio me dio una sensación de extrañeza, como si yo no lo recordara de esa forma, o como si no debiera estar así. ¿A que se deberá?

"¡Ah…!"

Al estar distraído mirando al cielo, no noté que el suelo había llegado a un desnivel, y caí desde una roca de aproximadamente 6 metros de altura, aterrizando en el suelo de espalda. Me retorcía de dolor en el suelo por unos momentos, antes de parar y darme cuenta que no me sentía lastimado en lo absoluto. El único daño fue recibido por mi ropa, al ensuciarse con polvo, y aún así solo me levanté y sacudí para solucionar eso también.

"…Que extraño."

Continué caminando, y ví dos cosas que me llamaron la atención. La primera fue unas sobresalientes flores a la izquierda del camino, por lo que me desvié hacia esa dirección y me acerqué a una de ellas. Era una planta peculiar con muchas pequeñas hojas de color verde azulado que emitían un tenue brillo aún estando en la luz del día. Tenían un tallo amarillo y se movían ligeramente a merced del viento.

Tomé una del suelo arrancando su tallo y la sostuve en mis manos. A mi mente vino el nombre de esta planta, era un diente de león. Me sentí algo confundido al conocer esa información tan específica, pero probablemente haya estudiado algo al respecto antes, en el tiempo de mi vida que no recuerdo. Soplé ligeramente sobre el diente de león y sus hojas salieron volando en muchas direcciones diferentes, cada una tomando una dirección diferente acorde a lo que el viento dictaba. Era una vista deslumbrante.

Lo único que quedó del diente de león fue una semilla, la cual decidí volver a plantar e el suelo. Cavé un pequeño hoyo con mi manos, inserté la semilla en él y lo tapé nuevamente.

Habiendo terminado con eso, dirigí mi mirada hacia la segunda cosa que me había llamado la atención. Era una serie de estacas de madera apiladas en fila, conectadas por cuerdas y grilletes pintados de un gris oscuro. También tenían banderas y calaveras de animales en ellas.

Pensé por un momento si esto era parte de una civilización cavernícola, pero la ciudad que aún se cernía orgullosa en la lejanía mostraba lo contrario, quizá esto era obra de alguna especie menos inteligente que la humana.

"yak."

Inmediatamente retrocedí y miré a mi alrededor buscando un lugar para ocultarme, hasta encontrar un arbusto cercano y lanzarme a él. Alguien cerca de mí había emitido un sonido extraño, y escuché pasos acercarse a la posición en la que previamente había estado.

Me asomé a través de los arbustos, y vi a una persona… no, a un ser de piel completamente negra, de forma humanoide, que tenía una melena de color café claro, y lo que parecían ser dos orejas o antenas sobre ésta. Su rostro estaba cubierto con una máscara blanca con cuernos y pintura naranja sobre ella.

Miré con cautela y curiosidad al ser con máscara frente a mí, que parecía haber notado la presencia de alguien en ese lugar, y que vio a sus alrededores con un garrote de madera en la mano a modo de arma. Sus movimientos y comportamiento asemejaban mucho a los de un animal salvaje, pero quizá solo estaba comportándose agresivamente debido a mí atravesando su territorio. Yo también me pondría agresivo si un intruso invadiera mi hogar sin previo aviso.

El ser con máscara no pudo encontrarme al mirar a sus alrededores, y finalmente se rindió, rascándose la parte posterior de la cabeza. Pensé que quizá no era tan irracional como pensé cuando vi las estacas de madera por primera vez. Se había dado la vuelta y yo estaba apunto de retroceder para alejarme del lugar cuando…

Crack!

"Hyargh?!"

Había pisado una rama inconvenientemente posicionada a través de todo el arbusto en el que me había ocultado, y el ser con máscara… simplemente 'El Máscara' volteó en mi dirección, visiblemente enojado y sosteniendo fuertemente su garrote en mi dirección.

Me levanté del arbusto con las manos en alto, e intenté dialogar con El Máscara, quería evitar tanto como fuera un conflicto mientras no tuviera ninguna forma de protección.

"¡E- Espera! ¡Lamento invadir tu hogar! Estoy perdido, así que no me di cuenta" Dije en voz alta y esperando que El Máscara entendiera mi situación.

"Yaargh!"

Desafortunadamente, pareció ignorar mis palabras. Más aún, no entenderlas en absoluto, pues se abalanzó en mi dirección, mientras hacía caer su garrote con fuerza en dirección a mi cabeza. Salté hacia mi derecha con prisa mientras el lugar en el que estaba segundos antes era machacado bajo la fuerza del garrote.

"¡Que esperes te digo!"

Sin importas las palabras que usara, El Máscara no pareció tener intención de detenerse, por lo que cargó de nuevo a mi, usando el mismo ataque de antes. Me moví a la izquierda y pateé sus piernas antes de que llegara a mi, haciéndolo caer al suelo y soltando su arma en el proceso.

Tomé rápidamente su arma antes que se levantara, haciéndolo quedar completamente desarmado. Esperaba que al no tener un arma de rindiera en tratar de atacarme y simplemente me dejara en paz, así que esperé un poco mientras apuntaba el garrote hacia el.

"¡Hyyaaar!" Pero El Máscara pareció ignorar ese hecho y volvió a abalanzarse sobre mi, esta vez con sus uñas filosas, intentando arañarme. Tomé el garrote con ambas manos y lo balanceé hacia mi izquierda con todas mis fuerzas, impactando con la cabeza de El Máscara.

¡Pah!

Un sonido contundente se escuchó y El Máscara salió volando hacia la izquierda, en dirección a dónde apunté el golpe. Cayó en el suelo con el mismo sonido y se quedó ahí unos momentos

"…¿Huh?"

Su cuerpo, que ya era de color negro, adquirió un tinte aún más oscuro, y momentos después comenzó a brillar rojo, mientas su piel comenzaba a desaparecer, como si se estuviera volviendo cenizas. Era una escena bizarra de ver.

Al final, en el lugar en que estaba solo quedó su máscara.

Me acerqué lentamente, incapaz de procesar completamente la escena desarrollada frente a mis ojos. Tomé la máscara con ambas manos antes de murmurar unas palabras a mí mismo.

"Debería llevar su máscara para honrar su muerte… Solo un poco."

Con estas palabras como una especie de consuelo, o quizás excusa, tomé la máscara y el garrote como equipamiento provisional, y acerqué la máscara del ser a mi rostro, antes de pensar.

"¿Cómo se supone que veía con una máscara así?"

La máscara no tenía aberturas de algún tipo, pero El Máscara parecía no tener problemas con eso, por lo que me la puse para comprobar que pasaría. Sorpresivamente, aún podía ver con la máscara puesta. Solo que ahora todo estaba un poco más oscuro, como llevar lentes de Sol.

No le presté más importancia a eso y seguí adelante, evitando la zona donde habían más de estos seres con máscara. Encontré un charco de tamaño grande en medio del camino, y una bola semitransparente estaba reposando en el, hasta que me vio pasar. Se acercó a mí emitiendo sonidos de chisporroteo cada vez que saltaba. Era un limo.

Sin decir palabra algún, tomé el garrote con una mano y lo balanceé hacia el limo. Mi conciencia se sentía menos culpable de matar a un ser que no guardaba semejanza física conmigo. El limo hizo un sonido de 'Glop' antes de desvanecerse en cenizas rojas de igual forma que El Máscara.

Caminé hacia adelante hasta encontrar un bosque y entrar en el, era el último obstáculo antes de llegar a la ciudad, y esperaba que no hubiera inconvenientes aquí.

La caminata por el denso bosque fue de lo más tranquila, y ayudó un poco a lavar los recuerdos de la desagradable situación por la que pasé los minutos anteriores. Los sonidos de las hojas moviéndose en los árboles, el canto de las aves y el pasto debajo de mis pies eran inesperadamente cómodos. Mis sentidos mejorados parecían concordar con mi pensamiento, ya que comencé a percibir los sonidos ambientales como 'más placenteros'. Aún cuando cerré los ojos, podía sentir el camino y los desniveles por los que iba, lo cual era bastante útil y me ayudaba a relajarme mientras disfrutaba del que sería posiblemente el último momento que pasaría solo en la naturaleza.

Al salir del bosque finalmente, pude apreciar un lago gigantesco a mi derecha, el cual estaba mayormente cubierto por un pedazo de tierra sobre el cual se elevaban murallas de varias veces mi altura. Conectando ese pedazo de isla con el resto de la tierra, había un gran puente un poco más delante de la salida del bosque, el cual me dio una sensación de realización. Al fin había llegado a los pies de la civilización.

Caminé rápidamente en dirección al puente antes de notar algo del lado contrario a este. Había otra de las torres a mi izquierda. Estaba pegada en el piso y brillaba con el color rojizo tan misterioso que tenían las anteriores dos estructuras del mismo tipo que encontré.

Por un momento ví al puente de la ciudad y a la torre, antes de suspirar y caminar hacia la torre. A pesar de que no sabía cuál era su función exacta, el hecho de que anteriormente no había pasado nada peligroso al tocarla significaba que no perdía nada con activarla. Llegué hasta la torre y toqué su superficie plateada, antes de notar mi reflejo en ella.

"Esta es… la primera vez que me veo en un reflejo."

Mi cabello brillaba con la luz del Sol un color rojo escarlata, mientras que las partes no iluminadas de este lucían un color bermellón. Mi cabello no era completamente liso, tenía ondulaciones en los costados que hacían a las puntas de éste ir a los lados opuestos a mi cabeza. Había un mechón entre mis ojos, que a pesar de llegar hasta poco más arriba de mi nariz, no obstruía mi vista. Y dos hebras de cabello que, desafiando la gravedad que conocía, se levantaban en ondulación hacia arriba. Sinceramente, no pensaba que se veía tan mal.

Miré mi rostro cubierto aún con la máscara y me la quité de encima, para ver mi rostro.

"…Wow…"

Lo primero que ví fueron unos ojos de color celeste, al igual que el cielo iluminado por el Sol. Tenían un tono brillante y a la vez profundo, que me hacía sentirme absorbido por ellos. Alejé mi mirada de ellos y seguí mirando el resto de mi rostro.

"Bueno, ni tan mal…" Era difícil para mí mismo describirme como guapo sin sonar soberbio, por lo que solo pude dejar salir esas palabras. Habiendo terminado con mi auto-inspección sobre la ahora activa torre, miré hacia mis manos sosteniendo ambas la máscara y el garrote.

"Ya no necesitaré esto, y no quiero que piensen que soy uno de ellos tampoco."

Tiré el garrote a un lado, pero no pude hacer lo mismo con la máscara. Seguía teniendo ese sentimiento incómodo y de culpa sobre mis hombros. Busqué alrededor algo con lo que amarrarla a mi pantalón, para encontrar una cuerda del tamaño de mi brazo, la cual amarré por uno de sus cuernos antes de sujetarla en el costado derecho de mi pantalón.

"Bien."

Caminé hacia el puente de la ciudad para ver que fuera de él, algo cerca, se encontraba una chica. Me alegré al ver una humana al igual que yo. Vestía ropas de color verde y parecía estar cocinando algo en una hoguera improvisada.

Me acerqué tranquila y disimuladamente hasta entrar en su campo de visión. Ella me vio y saludó con una sonrisa en su rostro.

"¡Buen día!"

"Hola… Er, podrías decirme dónde nos encontramos?" Titubeé un poco antes de preguntarle con una expresión incómoda, esa no era exactamente la pregunta más normal que una persona perteneciente a esta región, o incluso mundo, haría. La chica pareció pensar lo mismo, ya que me vio con una expresión extrañada antes de decir "¿A que te refieres con 'donde estamos'? ¿No reconoces la ciudad de Mondstadt?"

Así que Mondstadt, eh… Rápidamente inventé una excusa para no atraer atención innecesaria.

"Oh, jaja, lo siento, soy un viajero, pero al ser mi primera vez por el lugar, no logré reconocer la ciudad de Mondstadt. Como puedes ver, perdí la mayoría de mi equipo en un incidente y terminé algo perdido."

La chica pareció creer mi excusa, o quizá no le prestó importancia desde un principio. Sonrió de nuevo y dijo alegremente. "Oh, ya veo. En ese caso, ¡Bienvenido a Mondstadt, la capital de la libertad! Aquí, ten esto como un regalo de bienvenida de mi parte."

La chica me entregó una brocheta con carne cocinada y un champiñón empalados en ella. Desprendía un olor muy bueno.

"Muchas gracias, er…"

"Mi nombre es Lynn, una aventurera. Es un gusto conocerte." Dijo Lynn con una sonrisa cálida.

"Es un gusto, mi nombre es Myson." Le respondí de la misma manera.

"Muchas gracias de nuevo, seguiré con mi camino ahora." Dije para finalmente darme la vuelta y dirigirme hacia el puente de la ciudad de Mondstadt. Al pasar a través del puente, vi a varios niños jugando en éste del lado más cercano a la ciudad. Y dí un respiro antes de avanzar a las puertas.