Prólogo.- Acto VII

"Veamos… Escuché ese ruido por aquí… ¿Será una niña?"

Estaba en la misma playa en la que había despertado hace dos días por primera vez. Estaba lloviendo en el lugar, y podía sentir claramente el viento golpeando contra mi espalda, y las gotas de lluvia resonaban con fiereza contra mi ropa, cosa que no representaba una gran molestia. Mi visión estaba reducida por una niebla ligera en el ambiente y la Espada del Viajero en mi mano derecha relucía ligeramente con la luz de Sol, oscurecida mayormente por más nubes grisáceas.

Tenía un ánimo diferente comparado a la vez que estuve aquí por primera vez, indefenso, sin equipo y a merced del ambiente. Me sentía más consciente, más confiado. Y el sonido de la lluvia me hacía recordar la voz que escuché antes de despertar aquí

'[Myson]…'

¿Por qué me estaba llamando?

Como sea, había llegado a la playa por parte de una misión del Gremio de Aventureros. No era exactamente en la playa, sino en la Estatua de los Siete, aparentemente el nombre de la estatua de Barbatos, el Arconte Anemo, que se encontraba en el Lago Estelar. Tenía encomendado despejar la estatua de algunos slimes que habían estado ocupándola desde la tarde de ayer.


"Esta misión no es exactamente sobre la subyugación de Hilichurls. Sin embargo, agradeceríamos su ayuda con este problema, señor Myson."

"¿De que se trata?"

"Durante las últimas horas, muchos slimes han estado reuniéndose en la estatua de los siete que se encuentra en el Lago Estelar, y necesitamos a alguien que se deshaga de ellos antes que una de las hermanas limpie y se haga cargo del cuidado de la estatua."

"¿Cuidado de la estatua? Estuve ahí hace un par de días, pero la vi bastante deteriorada."

"Bueno, eso se debió a que el tiempo ha estado erosionándola. Es muy antigua después de todo, y la catedral no siempre estuvo ahí para darle mantenimiento."


Sin embargo, poco tiempo después de llegar a la estatua y eliminar a los slimes, el cielo se oscureció rápidamente y comenzó a llover, y poco después de eso pude escuchar la voz de alguien en la lejanía, con dirección a la playa. Era una voz aguda, por lo que pensé que sería de una niña, aunque… Para una niña el estar aquí en estos momentos… No suena a algo muy normal.

Pensé en llamar a quien sea la dueña de la voz, pero me detuve al pensarlo un poco mejor. Quizá se trate de una situación de riesgo, y el elemento sorpresa me sirve de mucho en caso de que tenga que atacar a alguien. Con esa clase de situación en mente, tomé mi espada en mano y me adentré en la playa con cautela.

No escuchaba otra cosa más que los movimientos de las olas y la caída de la lluvia sobre ellas. Lo cual era ambos bueno y malo, ya que no podría ser fácilmente detectado de ese modo, pero el mismo caso sería para quien sea que esté en este lugar además de mí.

Un paso. Dos pasos.

Poco a poco, el sonido de la lluvia fue atenuándose. Las olas parecían estar más calmadas, y mis pasos resonaban sobre todo el ruido ambiental. Di una mirada al mar. Las olas seguían moviéndose furiosamente mientras podía sentir el agua cayendo sobre mi cabello y ropa. Discerní que el motivo de la reducción de los demás ruidos estaba relacionada con la extraña habilidad que la Estatua de los Siete me dio. Sentidos mejorados. Era algo por lo cual no sabía si sentirme agradecido o perturbado. Sin embargo, este poder tan extraño me era de ayuda en momentos como este.

"¡…!" Escuché pisadas. Avancé rápida y silenciosamente hasta llegar cerca del mismo lugar donde me refugié de la lluvia cuando estuve aquí. Ahí estaba la silueta de una… No, dos personas.

"¿Eh?"

"¡Ah, hay alguien ahí!"

"…" No podía pensar en quién o que podría estar haciendo alguien en este lugar en medio de la lluvia, y no pude decir palabra alguna. Me quedé unos momentos en silencio mirando a las dos personas frente a mí, sentadas bajo la montaña, donde la lluvia no alcanzaba, antes de bajar la dirección de mi espada y finalmente ponerla de nuevo en su funda.

"Ustedes dos… ¿Necesitan ayuda?"

"…" Una de más dos personas, un chico que parecía joven, no mucho mayor que yo, se acercó hacia mí primero. Tenía un cabello rubio largo y atado en una coleta, y ojos del mismo color. Llevaba puesta una ropa bastante exótica, por decirlo de alguna forma. Una especie de camisa o coraza de color marrón oscuro y que dejaba expuesto su abdomen. Guantes y pantalones del mismo color, y botas negras. Había una bufanda blanca con bordados dorados en su cuello, que terminaba en dos colas, y un pendiente cristalino en su oreja izquierda.

En su mano había una espada desgastada y sin filo, pero con una muy buena postura. El chico tenía cautela hacia mí, y no parecía que fuera de Mondstadt por sus ropas, daban un aire muy… fuera de lugar, por decir lo menos.

"¿Quién eres tú? ¿No nos harás daño, cierto?" Habló la segunda persona, y quién había reconocido como la voz de una niña. Ciertamente era pequeña, pero mucho más que una niña normal. La… ¿Hada? Tenía la estatura aproximada de mi brazo, y estaba flotando en el aire. Su ropa y apariencia no eran mucho más normales. Tenía el cabello blanco hasta los hombros y lo que se veía como una corona dorada en su cabeza. Tenía una ropa de una pieza que cubría desde su cuello hasta sus muslos, era blanca y tenía varios accesorios dorados en ella. También tenía botas blancas con los mismo accesorios, y una bufanda azul marino. Sus alrededores brillaban intermitentemente como estrellas, y parecía ser alguna clase de poder.

"…No. Estoy aquí por un asunto diferente, pero escuché la voz de una niña en medio de la lluvia y… Eso me llevó aquí…" No podía encontrar las palabras adecuadas. Estaba ante dos personas que parecían estar completamente fuera de lugar con este mundo… Casi del mismo modo que yo. "Ustedes… No. Mi nombre es Myson, ¿Cuál es el suyo?"

"¡Paimon es Paimon! ¡Y este de aquí es Aether!" La niña pequeña, ahora conocida como Paimon, se presentó a sí misma en tercera persona y luego al chico frente a ella, mientras él seguía observándome desde cada vez más cerca. Caminó lentamente hasta estar a un metro de mí. Unos segundos después, extendió su mano hacia mí y habló.

"Soy Aether, un viajero." Fue lo único que dijo. Fue un poco curioso. El no parecía el tipo de persona que fuera seria o estricta, pero hablaba relativamente poco pese a eso.

"Myson, un viajero de igual forma." Sonreí mientras estrechaba su mano. Miré la lluvia cayendo sobre nosotros. Según los poderes sensoriales de la estatua, podía decir que la lluvia no duraría mucho más, por lo que miré a los dos frente a mí.

"Hay una ciudad a no mucha distancia de aquí, teniendo en cuenta que ahora mismo debería ser mediodía, quizá lleguemos mañana en la mañana si tomamos descansos para comer y dormir. ¿Les interesa? Creo que es una mejor opción que quedarse a dormir aquí más tiempo (…aunque yo hice lo mismo)."

"¡Ohh, Paimon aprueba la idea!" La hada acompañante de Aether dio una respuesta energética mientras tiraba de una de las colas de la bufanda del chico. Aether por su parte asintió rápidamente con ojos iluminados. Su rostro por otra parte no mostraba muchos cambios de expresión. Quizá solo pueda saber sus emociones por su mirada…

"Oye Myson. ¿Iremos a Mondstadt?" Paimon comentó despreocupadamente, causando que ambos Aether y yo volteáramos a verla por diferentes motivos.

"¿Mondstadt?" Preguntó Aether.

"¿Cómo sabes…?" Comencé a cuestionar, pero me detuve. Pensándolo bien, el único que se presentó como un viajero fue Aether. "Oh, Paimon ¿Será que eres una local de Mondstadt?"

Paimon me miró por un momento antes de negar con la cabeza. "¡Paimon no es ciudadana de Mondstadt, pero conozco la ciudad!" Oh, cierto. Olvide que ella si pertenece a este mundo.

Espera, ¿Lo olvidé? ¿Por qué…?

Mi mirada se dirigió a Aether. El estaba viendo a Paimon mientras ella comenzaba a hablar acerca de viajar a la ciudad del Arconte Anemo.

Aether no reconoció la palabra Mondstadt. La mayoría de personas en Mondstadt sí conocen los nombres de las demás regiones, según las charlas que escuché cuando cené en Cola de Gato.

Eso significa… ¿Aether tampoco es de este mundo?

"Oye, Aether…" Pregunté cuidadosamente. Quizá lo que estaba apunto de preguntar me pondría en una situación complicada con el, pero tenía que saberlo. Esta podría ser una oportunidad para saber cómo llegué aquí.

"¿Hm?" Aether me miró a los ojos. Me quedé callado por un momento intentando formular una pregunta y el ladeó la cabeza en duda. "¿Pasa algo, Myson?"

"Espero no preguntar algo indebido, pero… tú no eres de este mundo, ¿Me equivoco?"

El tiempo pareció detenerse por unos instantes. Aether abrió los ojos con sorpresa, antes de tomar su espada de nuevo y alejarse un poco de mí. Sus movimientos eran sutiles, y de haber sido menos perceptivo, no hubiera notado que había tomado una postura defensiva contra mí.

Paimon, por su parte, en efecto no lo notó, y solo me vio con sorpresa y dijo "¡¿Eh?! ¡¿Cómo lo sabes?!"

Así que es cierto, eh… Con mucha razón Aether reaccionó de ese modo, debió ser alguna clase de secreto o algo así.

Levanté ambas manos para mostrar mi falta de malas intenciones y hablé en un todo calmado. "Como pensé, era algo indebido, ¿No? A decir verdad, solo fui capaz de notarlo porque… bueno, yo mismo no soy exactamente de aquí tampoco."

"¿Tampoco…?" Preguntó Aether. Sus ojos mostraban una ligera desconfianza hacia mí.

"¡¿Myson tampoco es de este mundo?!" Exclamó Paimon, siendo más expresiva con su sorpresa de lo que parecía hacerlo Aether.

"A ver, como decirlo… Hace tres días me desperté ahí, más o menos." Señalé la porción de la playa detrás de nosotros. "Y estaba lloviendo, justo como lo está ahora. De hecho, me cubrí de la lluvia aquí mismo." Dije con una sonrisa irónica. "Y viajé todo el camino por ahí hasta llegar a Mondstadt, fue desde el amanecer hasta el medio día, si no mal recuerdo… unas 6 horas podría decir. Luego de eso la pasé algo mal intentando aprender más del mundo y la cultura general sin parecer demasiado ignorante…" Paré de hablar luego de darme cuenta que estaba contando básicamente toda mi vida desde haber llegado aquí. Tosí incómodamente y hablé de nuevo. "En fin, eso lo resume. ¿Podrías creerme y, no lo sé, quizá bajar tu espada?" Dije bromeando, mientras Aether me miraba con sorpresa para enfundar su propia espada rápidamente.

"Lo siento por eso, solo no esperaba que supieras acerca de eso." Me dijo, algo más calmado.

"Paimon tiene una duda acerca de tu historia." Habló el hada con un rostro confundido. "Aether y Paimon han estado en este lugar por un tiempo ya, ¿Cómo es que nunca te vimos si dices que estuviste alrededor de 6 horas aquí?"

"Esa… es una buena pregunta." Pensé un momento, intentando encontrar una razón del porque no me encontré con ninguno de ellos en mi camino de la playa hacia Mondstadt. "Bueno, supongo que una de las razones fue que no me quedé en un solo lugar más de 10 minutos, sino que me moví desde que desperté hasta que llegué a la ciudad… Ah, ahora que lo pienso, hice una parada en la Estatua de los Siete. ¿Dónde estuvieron ustedes hace tres días?"

Aether y Paimon se miraron el uno al otro unos segundos antes de que Aether respondiera. "Probablemente estuviera intentando escalar aquella montaña." Dijo y señaló al Acantilado Estrellado.

"…¿Escalar eso?" Aether asintió ante mi pregunta. "¿Puedo preguntar qué estuvieron haciendo el tiempo que estuvieron aquí? Y quizá de paso cuanto tiempo llevan aquí."

"¡Aether y Paimon estuvieron cazando peces y recolectando bayas!" Dijo Paimon.

"Han pasado… casi dos meses desde que pesqué a Paimon." Respondió Aether.

"¡¿Han estado dos meses en este lugar?! ¡¿Por qué?! ¿Acaso no se les ocurrió, no lo sé, ir a la ciudad quizá?" Pregunté con incredulidad a ambas personas, solo para recibir un encogimiento de hombros de parte de los dos. "¿Siquiera hicieron algo aquí que les pareciera mejor opción que ir a la civilización?"

"No mucho." Respondió Aether inexpresivamente.

"Oh por el amor de… ¿Y a que te refieres con 'pesqué a Paimon? ¿Es alguna clase de metáfora?"

"Eh… No lo es. ¿Ves esta caña de pescar?" Aether hizo aparecer una caña de pescar de la nada en su mano. Me tomó por sorpresa.

"¡Woah! ¡¿Qué fue eso?!" Exclamé.

"¿El que?" Preguntó confundido Aether.

"Ya sabes el, el… hiciste aparecer una caña del vacío del aire. ¿Tienes una clase de inventario mágico o algo por el estilo? ¿Se puede aprender?" Lo cuestioné emocionado, expectante de poder aprender esa habilidad en un mundo donde, aparentemente si podría hacerlo.

"Ah, eso… Siendo sincero, simplemente ocurre, ¿Sabes? No sé cómo explicarlo. Lo hago aparecer y luego desaparecer. Puedo hacerlo con muchas cosas a la vez, pero no sé a dónde van esas cosas. Mira." Aether hizo desaparecer la caña de pescar para hacer aparecer un pedazo de hierro en su mano, luego una Solsettia, la cual era la fruta naranja que comí por primera vez, y después un pescado. "Es realmente conveniente, ¿No crees?" Me dijo mientras sacaba el pecho y hacia una expresión orgullosa.

"Conveniente como el demonio." Admití. "Volviendo al tema, ¿Cómo es que pescaste a Paimon?"

"Lo que ocurrió fue… ehe." Paimon miró hacia otro lado mientras respondía con vergüenza. "Paimon cayó al agua y no podía salir. Entonces Aether logró rescatar a Paimon pescándola. Me hubiera ahogado de no ser por el."

Su historia tenía algunas faltas de lógica. "¿Cómo es que te estabas ahogando si puedes volar? ¿No podrías solo subir? Quizá me perdí alguna clase de magia de vuelo, yo que sé."

"Bueno, Paimon estaba asustada, ¿Okay? No podía controlar bien mi vuelo." Me respondió Paimon molesta por mi comentario. Me hizo gracia su enojo y deje salir una risa.

"Pfft."

"¡¿Te estás burlando de Paimon?!"

"No, no, como crees, jajaja." Seguí riéndome un poco más antes de notar que ya no estaba cayendo agua sobre mí y voltear hacia la playa de nuevo. "Parece que el clima ya está despejado. ¿Les parece si nos movemos ahora? Quizá podamos llegar a Mondstadt antes de que se acabe el día."

"Seguro." Dijo Aether, separándose de la base de la montaña para estirarse y mirar hacia el camino fuera de la playa. "No será la primera vez que salga de esta playa, pero si la vez que iré tan lejos como para llegar a la ciudad."

"¡Paimon piensa que la ciudad de Mondstadt será un buen comienzo para que busques a tu hermana, Aether! El Arconte Anemo podría saber algo." Dijo Paimon alegremente mientras comenzaba a comer una Solsettia con ambas manos.

"¿Tienes una hermana?" Pregunté ante el comentario de Paimon, mirando a Aether. "¿Está perdida?"

Aether me vio por un momento antes de desviar la mirada, su semblante decayendo y notándose algo triste. Suspiró antes de responder. "Quizá sea de ayuda decírtelo también. Te lo contaré en el camino, no es una historia muy larga pero pasaron muchas cosas en muy poco tiempo…" Su forma de expresarlo parecía un poco distante. ¿De donde habrá venido Aether? ¿Tal vez el si recuerda como llego aquí?

"Por mí está bien. Oh, deberíamos ir primero a la Estatua de los Siete. Quizá te de algún poder, ¿sabes? Jaja." No tenía idea de la realidad en la que se convertirían mis palabras dichas como una broma.

Con el Sol en su punto más alto, caminé para dejar la playa junto a otro viajero de un mundo diferente y un hada que parecía tener el conocimiento general de Teyvat como nuevos compañeros de viaje. Quizá de este modo aprendería más sobre cómo volver al lugar del que vine.


-Notas de autor-

: Fue bastante dificil intentar hacer una personalidad definida para Aether, ya que está parcialmente basado en la decisión del jugador, pero Aether parece ser alguien despreocupado y con poco interés en la mayoría de cosas sin relación a su hermana y su búsqueda, por lo que con algo podré trabajar