Capítulo 1.- Acto II (1)

Una vez salimos del Templo de la Leona, Lisa y yo pudimos ver como el cielo que anteriormente se encontraba nublado, como precediendo una gran tempestad, despejarse y volver a su color habitual, como si nunca hubiera cambiado.

"Hm, parece que fuimos los últimos en arreglar el Templo de los Cuatro Vientos. Con esto, el flujo elemental y las líneas ley en Mondstadt habrán regresado a la normalidad." Habló Lisa, bostezando ligeramente y estirando sus brazos hacia adelante antes de girar su vista hacia mí, quien la seguía desde atrás.

"¿Qué harás ahora? ¿Tenían planeado algo después de esto?" Le dije, caminando cerca del borde de la colina donde se encontraba el tempo, mirando hacia el norte, donde estaban tanto Mondstadt, como la Estatua de los Siete a la que aún no tenía acceso. Tenía planeado ir ahí en cuanto terminara mi trabajo, pero quizás aún habían cosas que hacer.

"Veamos… Supongo que por mi lado iré a reportarle a Jean sobre nuestra misión, pero tu eres libre de hacer algo más, cariño."

"Ya veo… En ese caso, fue un placer hacer esta misión contigo, nos encontraremos de nuevo en la ciudad, supongo. ¡Hasta luego, Lisa!" Tomé un breve respiro y corrí al borde de la colina, saltando y desplegando mi planeador para deslizarme con el viento en dirección al gran árbol con la Estatua de los Siete.

Antes de alejarme demasiado, pude escuchar a Lisa despedirse de mí.

Era la primera vez que realmente usaba estas alas por mí mismo, y he de decir, era una experiencia muy refrescante. El Sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de un bello dorado y a su vez a las hojas del enorme árbol que se acercaba cada vez más desde mi visión.

Aterricé sobre unas piedras en la base de éste, y miré los alrededores. A mi izquierda había un campamento Hilichurl, pero no me molestaría por ello ahora mismo. Delante de mí, y separándome del árbol y la estatua había un río, pero pude ver una forma de cruzarlo sin tener que mojarme en el proceso.

Habiendo logrado mi misión, caminé hacia la estatua. Pude ver a mis lados una especie de cristal con alas… Si. Intenté verlo más de cerca, pensando que su cuerpo solo parecía un cristal, pero de verdad es solo eso, con alas. Que extraño.

Me acerqué silenciosamente a uno, y lo tomé de su cuerpo, creo, para ver como a este se le desprendían las alas y se volvía solo un cristal con cuernos.

…No habré matado a esta cosa, ¿Cierto? Si, para empezar solo era un cristal, no hay forma de que esa cosa haya sido un ser consciente. Dejémoslo así.

Guardé el cristal en mi bolsa y llegué finalmente a la Estatua de los Siete. Estaba igual de deteriorada que su semejante en el Lago Estelar.

"Veamos ahora, ¿Me darás lo mismo…?" Extendí mi mano hacia la base de la Estatua, tomando un respiro profundo mientras esperaba que ocurriera algo similar a lo que le pasó a Aether anteriormente.

[El mundo se abre a aquellos de noble corazón.]

"¡…!" Me giré abruptamente hacia los lados, sorprendido de escuchar una voz extranjera y desconocida. Parecía más un susurro que apenas podía distinguir.

La estatua comenzó a brillar con su color turquesa habitual y una sensación diferente volvió a apoderarse de mí. Esperé unos momentos antes de que el ligero mareo se detuviera mientras me acostumbraba a esa sensación. Una vez terminado, abrí los ojos mientras intentaba sentir de nuevo mis alrededores con los poderes que ya tenía de la primera estatua.

Los sentidos mejorados no habían mejorado, lo cual me decepcionó un poco. Después de todo, esperaba algún desarrollo en ellos después de no haber podido encontrar a Aether y a Paimon con ellos cuando llegamos a Mondstadt. Sin embargo, algo sí que había mejorado.

Miré hacia la ciudad de Mondstadt, y fui moviendo mi mirada desde ahí lentamente hasta llegar a mis pies. Al camino frente a la estatua, para ser precisos.

Podía sentirlo aún sin verlo realmente. El camino exacto a tomar desde Mondstadt hasta aquí. Miré hacia el Templo de la Leona, donde previamente había estado. Un camino nuevo apareció en mi mente. Cerré mis ojos e intenté concentrarme mejor en esa habilidad. Pude visualizar una especie de luz frente a mí, era clara y al tener los ojos cerrados, parecía cono una única luz en un mundo totalmente oscuro.

Sentí que esa sería la guía que tenía que tomar hasta mi destino, por lo que comencé a seguirla.

"¡¿Ahh?!"

Quince segundos después, caí al piso al tropezar con un pedazo de ruina que estaba enterrado en el suelo. Me prometí mentalmente no volver a hacer algo tan estúpido y seguí con mi camino normalmente, esta vez hacia Mondstadt. Por el camino iba concentrándome de a poco para poder hacer aparecer la luz guía aún con los ojos abiertos, y solo veía un poco de progreso, haciendo aparecer en mi vista una pequeña mancha casi totalmente de color transparente, de color turquesa.


Para cuando llegué a Mondstadt, la luna ya se veía saliendo y las luces de la ciudad estaban parcialmente apagadas. Había mucho ruido debido a las tabernas, tengo que admitir.

Al llegar al puente que daba a la ciudad, busqué un poco con mi mirada en los alrededores. No lo había priorizado en mi mente ya que estaba en mitad de la misión para solucionar la tormenta en la ciudad, pero estaba preocupado por la seguridad de Lynn. Me pregunto dónde estará.

Al no verla a primera vista, decidí simplemente seguir adelante y entrar a la ciudad, pensando en que la vería al siguiente día. Me dirigí al Gremio de Aventureros, sin mucha esperanza de encontrar a Kathe-

"¡Ad astra abyssosque! ¡Bienvenido al Gremio de Aventureros!" Para mi sorpresa, ahí estaba Katheryne, detrás el mostrador. "Señor Myson, ¿Se encuentra bien? No lo ví desde que Stormterror hizo un desastre en la ciudad." Me dijo Katheryne con preocupación.

"Si, estoy bien, solo salí de la ciudad un poco, así que no me pasó nada." Aunque volé por los aires cuando empezó todo. Ignoré el hecho de que parecía que la mujer frente a mí carecía de la necesidad de sueño y le dije mi motivo de venir. "Bueno, quería decir que completé la misión de hoy en la mañana, pero no pude reportarlo por todo el asunto de la tormenta y, bueno, olvidé un poco recolectar los núcleos. Espero no haya problema con eso."

"No te preocupes por eso, la confirmación de una misión así puede ser comprobada luego. Aquí tienes la recompensa." Me entregó una pequeña bolsa con Mora.

"Sobre el otro asunto por el que venía. Escuché de Lynn que el gremio vende mochilas para los aventureros, y me gustaría comprar una de esas."

"¡Por supuesto! Traeré una enseguida." Y así, Katheryne entró y salió del gremio en alrededor de 20 segundos, y en sus manos había una mochila que fácilmente podría medir lo mismo que mi espalda. Era espaciosa, tenía un diseño limpio y varios compartimientos. El único problema era…

"Eh… Katheryne. De pura casualidad, ¿No habrán en otro color?" El color de la mochila era diferente del que tenía Lynn, que era una escala de beiges, sino una mezcla entre eso, y el color verde que portaban los uniformes del Gremio de Aventureros. No era necesario decir lo poco que combinaría con mi ropa, un conjunto simple entre blanco y negro.

"¿Un color diferente? ¿Hay algo mal con éste?" Katheryne ladeó la cabeza en confusión. Extendió los brazos con la mochila en ellos y la miró, antes de mirarme a mi, y volver a mirar la mochila. Parecía pensar en ello. "Hmm… Ciertamente no se ve de lo más estético, considerando la ropa que posees. ¿Qué tal si cambias tu ropa al-?"

"Preferiría evitarlo, de ser posible." Katheryne hizo un hmph para volver a mirar a mochila en sus manos.

"En ese caso, el gremio le podría proporcionar una de un color diferente. Solo tendría que pagar un poco más por el cambio." Dijo Katheryne finalmente. "¿De qué color sería esta nueva mochila?"

Satisfecho de que fuera posible tener una mochila con un color personalizado, le detallé. "Sería una mezcla entre blanco, negro y un poco de azul, algo…"

Pasaron unos cuantos minutos mientras le explicaba a Katheryne las especificaciones de color y ella las anotaba, hasta que finalmente terminamos la conversación y me despedí, dirigiéndome hacia la taberna Cola de Gato.

Hm, ahora que lo pienso, ¿A dónde se habrá ido Aether? Bueno, quizá lo vea mañana, así que no debería haber problema con eso.

Entré a la taberna y un ambiente relajado me dio la bienvenida. Era un poco extraño que fuera relajado en lugar de animado, pero con lo que sucedió en la tarde, es algo comprensible.

"¡Oh, Myson!" Escuché una voz llamarme desde la barra, era Diona.

"¿Diona? ¿Qué haces despierta a estas horas? Ayer tu turno terminó bastante más temprano, según recuerdo."

"Eso es porque no podía dejar que la pequeña saliera del establecimiento con todo el escándalo que hay allá afuera, ¿Sabes? Me siento más tranquila si la tengo cerca, aunque sea dentro del bar." Quien respondió esta vez fue Margaret, que estaba sirviendo algo de comida en una mesa cercana a la entrada. El bar estaba bastante vacío, con apenas 6 personas comiendo. Aunque quizá tenga que ver con la hora.

"¿Podría tener algo de cenar también? Si se puede, un platillo diferente." Pregunté mientras me sentaba en una mesa.

Diona salió desde detrás de la barra hacia la cocina, y al cabo de unos minutos esperando, llegó y me entregó un plato en presentación de rollos. A primera vista reconocí que uno de los ingredientes eran matsutakes.

"Estos son rollos de carne con matsutake. Lo elegí porque ya estás acostumbrado a los matsutakes. Y aquí hay una bebida de bayas y menta." Me explicó rápidamente Diona. Le entregué el Mora por la comida y comencé a comer.

Diona se sentó en otra de las sillas de la mesa, y comenzó a verme mientras comía, lo cual me desconcertó un poco. Estaba a punto de preguntar si ocurría algo, pero ella se me adelantó.

"¿Dónde estuviste toda la tarde? La mayoría de huéspedes de la taberna corrieron hacia aquí para refugiarse, pero tú no." Me preguntó con curiosidad. A pesar de la pregunta, giré mi cabeza a Margaret, para ver que ella me estaba mirando también, y me dio una sonrisa.

Oh, cierto. Diona no trabaja de noche, no está en su turno… ¿Eh, entonces…?

Miré hacia la comida en mi plato, que había sido entregada por ella misma. Después a Diona. Como seguía esperando mi respuesta, tragué la comida que tenía en la boca y le respondí. "Bueno, eso es porque… Hm… Yo ahuyenté a Stormterror." No encontré alguna excusa que decirle, pero me decidí por decirle la verdad, que para ella sonaría tan falsa como una excusa normal.

"¿Ehh…?" Diona me miró con una cara que mostraba su total desconfianza en lo que acababa de decir, causándome una risa ligera.

"Jajaja, a decir verdad, salí de la ciudad, tuve que atender un asunto importante y no estuve la mayoría de la tarde en la ciudad. Un conocido mío llegó hoy a Mondstadt."

"Ohh..." Esta vez, Diona parecía creerme, a pesar de que cambié un poco el orden de los hechos, y todo había sido la verdad, incluyendo lo de Stormterror. "¿Dónde está tu amigo?"

"Supongo que se quedó en otra posada." Era una pregunta que también me tenía intrigado.

Margaret, quien parecía haber terminado de atender a los demás clientes, se acercó a nuestra mesa y se colocó detrás de mí, apoyando sus brazos en mis hombros uniéndose a la conversación. "Debió ser problemático para tu amigo el llegar a Mondstadt en un momento tan difícil, ¿cierto?"

"Y que lo digas…" Le respondí, continuando con mi comida. "Nom… De hesho, ambos eshtuvimosh fuera." Hablé, cubriendo con una mano mi boca.

"Por cierto, ¿Por qué no crees que Myson ahuyentó a Stormterror, Diona?" Margaret volvió a traer el tema, obligándome a dejar de masticar por un momento. Pero seguí comiendo, intentando parecer indiferente.

"¿Eh? ¡Eso es porque no hay forma de que sea verdad! Stormterror es un dragón gigante. ¡Un dragón!" Diona extendió ambos brazos a los lados para remarcar lo grande que era Stormterror. "Y Myson es…" Me miró, aparentemente no queriendo decir algo insultante. "Un chico humano, ¡él no es así de grande!" Una vez más, extendió los brazos para enfatizar el tamaño del dragón.

"¿Chico? Ya soy un adulto, ¿Sabes?...creo." Murmuré la última parte. No recuerdo muy bien mi edad, pero podría decir que soy un adulto, considerando mi cuerpo y el de las demás personas en Mondstadt.

"¿Oh? Pero Myson aquí es un chico muy valiente, ya ves." Margaret e revolvió el cabello con su mano derecha mientras aún se apoyaba en mis hombros. "No es imposible que un hombre joven pueda enfrentarse a un dragón." Miré hacia arriba, a sus ojos. Ella me sonrió pícaramente y luego volteó a ver a Diona. ¿No me digas…?

Bueno, no es que lo que pasó en ese momento haya sido algo privado o secreto, estábamos volando en medio de la ciudad, por lo que no es imposible que alguien lo haya visto… Pero justamente ella… No, aún no está confirmado que ella lo vió, ¿Cierto?

"¡Pero eso es algo que solo pasaría en una leyenda!" Diona miró a Margaret, molesta por ser contradicha.

"Entonces puede que Myson sea el inicio de una leyenda, jajaja…" Margaret rio por lo bajo ante la actitud de Diona, pero yo podría hacer todo menos reír en ese momento. Mi cuerpo estaba tenso y no podía tomar otro bocado de la comida frente a mí.

Lo sabe, en definitiva lo sabe.

"Ejem, me gustaría pagar por una noche más, ya que estoy en ello, Margaret." Interrumpí el flujo de la conversación antes de que avanzara hasta un punto donde se me escapara de las manos.

"Oh, pero por supuesto Myson." Margaret tenía una expresión de diversión mientras tomaba los Moras que le di y los llevaba a la barra. Diona, por otro lado, parecía estar de mal humor. Se giró de ver a Margaret a verme a mi.

"¿De verdad lo hiciste?"

"¿En realidad lo habré hecho? Me pregunto lo mismo." No tenía más fuerzas para inventar algo, así que le contesté de la forma más ambigua que pude.

"¡Esa no es una respuesta!" Me gritó enojada. Solo seguí comiendo el rollo de carne que había en mi tenedor mientras disfrutaba del sabor. Y así terminó ese día, conmigo acostándome y planteándome lo que haría después.


Me desperté. Estaba respirando agitadamente y mi mano derecha estaba agarrando mi camisa, en la zona del pecho. Estaba sudando y no entendí lo que ocurría. Me levanté de la cama y caminé hasta el escritorio frente a mí, donde estaban mis pertenencias. Me senté e intenté calmarme de lo que sea que me hubiera despertado.

¿Qué ocurre? ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy así? Intenté repetírmelo una y otra vez, pero no encontraba respuesta. Miré por la ventana para darme cuenta de que aún era plena noche. Mis manos temblaban sobre el escritorio contra mi voluntad.

No, no eran solo mis manos. Yo estaba temblando, había una sensación extraña en mi cuerpo, como un hormigueo persistente, como algo que había entrado a mi cuerpo. No podía sacarme esta sensación. Mi cuerpo estaba ardiendo. Algo me estaba pasando. Algo… algo…


Abrí los ojos. El Sol estaba ya fuera y los rayos de luz estaban cubriendo mi rostro. Molesto por haber sido despertado en contra de mi voluntad, me levanté de… ¿Eh? ¿Dónde…?

Vi debajo de mí. Estaba sentado en una silla. En la silla de mi escritorio. Me giré hacia mi cama para encontrar que estaba vacía, y con las cobijas desordenadas, señal de que la había usado. ¿Cómo llegué aquí? ¿Estaba haciendo algo?

Me levanté de la silla y me estiré, sintiéndome rígido e incómodo por haber dormido sentado. Mi ropa estaba pegajosa, como si hubiera hecho ejercicio o hubiera corrido mucho tiempo. Estaba confundido, pero no parecía que hubiera hecho algo en el escritorio anoche. No es que tuviera algo que hacer siquiera, no tengo nada además de la Espada del Viajero y la bolsa de Mora. Ah, y la máscara del primer Hilichurl que… En fin.

Oh, cierto. Katheryne dijo que me haría una mochila personalizada, debería ver si ya está lista. Aunque, bueno, no creo que hayan pasado más de 12 horas desde entonces. Pero antes de eso, un baño.

Después de tomar un baño, lavar mi ropa y secarla usando un artefacto Anemo con el que contaba la posada, bajé las escaleras para encontrar a Margaret en la barra del bar, atendiendo a una persona que se encontraba ahí. El bar estaba vacío. Parece que aún es muy temprano para que la gente esté despierta, o quizá están trabajando.

"Hola Myson, ¿Gustas algo de desayunar?" Me habló Margaret con un tono más dormido que despierto.

"Eh… Creo que pasaré, no me sentiría bien haciéndote cocinar mientras parece que podrías dejar caer la cara sobre la sartén, jajaja. Aun sabiendo que, bueno te pagaré luego."

Margaret se cubrió la cara con las manos, se giró un poco a la derecha y me dijo. "Oh vaya, ¿Me veo así de cansada? Lo siento por eso." Se intentó despertar un poco, golpeándose ligeramente en ambas mejillas.

"¿Dónde está Diona? ¿No le puedes pedir que te cubra?" Le pregunté, recordando que la niña con orejas de gato se habría quedado dentro de la taberna esta noche.

"Ehehe, acerca de eso… Ella se quedó despierta igual de tarde que yo, por lo que aún está durmiendo." Me respondió. "Deberías verla dormida, su cara es muy tierna."

"Ehh, creo que pasaré, no quiero ni imaginar lo enojada que se pondría si me viera nada más despertar." Negué rotundamente su peligrosa oferta y caminé hacia la salida de la taberna. "Bueno, Margaret. Deberías conseguir algo de descanso extra, yo seguiré con mis asuntos. Te veo más tarde."

"Hwaa… Seguro, hasta pronto~" Bostezó mientras se despedía. Abrí la puerta de la taberna y salí del lugar.