CAPÍTULO 8
NO MÁS CARNE DE CAÑÓN
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Al volver a casa, Arsen se ofreció a acompañarme hasta mi habitación, pero decliné. Aquella esfera de energía se había quedado en Menevras apenas cruzamos el portal. Se siente extraño no tenerlo cerca de mi hombro, daba una sensación de calidez mientras flotaba de un lado a otro. Todavía conservo el brazalete, estando en la luz natural a través del ventanal, se ve hermoso, el dorado de la cadena y el carmín del rubí destellan cada que muevo mi mano.
Todavía sigo con esa emoción de que ya es una joyería que lo he visto antes. ¿En alguna tienda en mi vida pasada? ¿Algún accesorio que Holly o las otras sirvientas llevaron a mi habitación? Mientras camino por el jardín que conecta el palacio principal y el anexo, no dejo de darle vueltas en mi cabeza. De la misma forma no dejo de pensar en qué llevó a ese mago regalarme algo tan fino. Arsen mencionó que estaba enfermo, esa era la razón por la que no se presentó ante nosotros.
¿Qué tipo de enfermedad tendría para no poder bajar? ¿Algo tan grave? Como sea, nada de eso es tan importante como regalarme algo como esto. Tanto ese sujeto como los demás magos en aquella torre actuaban extraño con solo verme. Sonsacarle respuestas a Arsen era una tarea titánica, por lo que debo considerar otras opciones, como Dynno, papá, e incluso otros magos en la torre oeste de Rasluan. Wilhem es el segundo maestre, el líder de la torre del oeste y, además, el maestro de Lucius y Noah. Debería intenta averiguar algo con ellos...
—¡Ah!
Mi brazo es rudamente jalado, me arrastran por un camino del jardín, y soy acorralada por una sombra alta.
—¿Crees que es divertido? No solo te llevas a papá, ¡sino también a nuestro tío! —La voz de Lucius invade mis oídos, su rostro rojo por la ira.
Mierda.
Mierda.
No otra vez.
—¿Qué crees que estás haciendo? ¡Mi papá se va a enterar de esto! —Qué demonios, weon, ¡Draco Malfoy, sal de este cuerpo!—. ¿No te basta con el castigo que te dieron el otro día? —digo, después de sacudir la cabeza—. ¿Cuál es tu problema? No vengo a robar a nadie, ¡ellos les quieren a ambos por igual! —Mis ojos viajan desde Lucius a Noah.
—¡Mentirosa! —Lucius me empuja, mi espalda choca con el arbusto tras de mí, un par de ramas pinchan a través de la tela, lastimándome—. Él no es tu papá, ¡tú no eres nuestra hermana! Solo usas esa rara magia verde para hechizarlos e hipnotizarlos. ¡Ningún mago tiene un aura verde como esa! —Lucius me señala, enojado, asqueado—. ¡Todos nosotros tenemos magia blanca!
... Me veo dominada por un breve momento vulnerable.
He visto magos en estos pocos años, y ahora estoy rodeada por muchos más. Todos y cada uno de ellos poseen un aura blanca, brillante, rodeando sus cuerpos. Arsen y papá insisten en que mi magia es especial, solo que no me explican en qué sentido lo es. ¿Por qué mi magia es diferente? ¿Es algo bueno que sea de color? Lucius me acusa de encantar e hipnotizar a todos, ¿y si es algo que esta magia provoca sin que lo note?
Después de todo, papá y Arsen me aceptaron sin dudar. A Dynno también le agradé. Aquellos magos de esa torre en Menevras se atrevieron a hincarse de rodillas, todos, sin conocerme.
¿Qué es esto?
¿Qué es esta magia, en realidad?
—De ser así, ¿por qué Noah y tú no actúan como ellos? —Levanto la mirada, observándolos a los dos—. No les agrado.
—Aún somos niños y tú eres una niña, los adultos son diferentes a nosotros. —Lucius retrocedió—. Por eso, voy a sacarte de aquí antes de que crezcamos. ¡De esa forma, nosotros y papá y el tío Arsen estaremos a salvo siempre!
¿Estás razonando, niño?
¿Tú...?
Lucius cerró sus ojos, concentrando su magia que provocó una burbuja de maná, similar a la que Arsen usó para encerrarlos antes de irnos a Menevras, se condensara alrededor de mí.
—¡Lucius! ¡¿Qué estás haciendo?!
Mi corazón comenzó a entrar en pánico.
¡Este mocoso!
—¡Largo de aquí! —Y como si estuviese lanzando una pelota enorme, movió sus brazos en mi dirección, el maná de sus manos impulsando a que la burbuja en donde estoy fuera lanzada lejos del jardín...
Lejos del palacio.
¡Me fui lejos!
¿Recuerdan cuando Pikachu hace hipac-trueno con el equipo Rocket?
Weon, ¡NO ES DIVERTIDO!
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Naweboná, estamos en un maldito pueblo. Este men no es que sea un pobretón, pero tampoco vive la gran vida como creí que estaba.
Maximiliano von Rinaldi, el único hijo de Reginald von Rinaldi, heredó el título de vizconde a la edad de diecisiete años, cuando su padre murió a causa del tabaco, creo que el viejo tuvo algún cáncer de pulmón. Como sea. La madre ya había muerto por complicaciones del embarazo de Heidi, solo pudo ver a la bebé unas pocas semanas hasta que murió de un fallo al corazón. Y bueno, quedó la vieja Vannya, quien es la abuelita de Max y Heidi.
Pana, y yo estoy en el cuerpo de este huérfano. Debo alegrarme de que no es el tipo de huérfano a lo Harry Potter, ni menos un huérfano a lo Naruto. ¿Te imaginas yo teniendo al zorro de nueve colas en mi cuerpo? Bro, no soy Spiderman para cargar semejante responsabilidad.
El pana era algo derrochador. El papá mantenía unas pocas deudas, que se pagaron a tiempo, pero nojoda, este tipo se creía el Kardashian masculino, porque cuando algo le gustaba, no escatimaba en gastos a la hora de adquirirlo. La fortuna familiar comenzó a decaer, ya no podía solventar muchos gastos en casa, así que la servidumbre tuvo que ser despedida, apenas conservándose el mayordomo, un panita chévere y muy fiel a la familia, que yo pienso que en la juventud le tiraba los perros a la abuela, porque aquí entre nos, he notado unas miradas que, o yo estoy loco, pero ahí hay algo.
Como sea, ese es su peo.
El punto es que, bueno, quedó Sebastián y una sirvienta. Que sí, sí, ¿un mayordomo que se llama Sebastián? No, pana, esto no es Kuroshitsuji. El mayordomo se llama Theo, pero es divertido decirle Sebastián. No es sexi como el original, pero déjenme soñar, vale.
Ah, y la sirvienta tampoco es que sea la Stefanía Fernández, tiene sus curvas y es bonita... Lástima la cara de cañón que se carga, parece como si todo el tiempo estuviera limpiando mierda o que se yo.
Hoy vino con Heidi y conmigo para empeñar un par de prendas. A mi me fascina el lujo, pero luego de vivir en Venezuela, en tiempos desesperados, medidas desesperadas. Y el p'iazo'e pueblo donde estamos está muy lejos de la capital donde está el palacio. En el manga, Maximiliano participa en las apuestas para ganar dinero para el viaje a la capital y así presentar su candidatura como tutor de la protagonista. Pero marico, yo estoy más sala'o que la Sirenita, si no, no estaría meti'o en este asunto. Así que me iré por la tangente, empeñando joyitas y webonadas, dinero fácil y sencillo. Si sigo la vaina de las apuestas, estoy seguro de que en vez de ganar como el Max original, acabaría perdiendo más plata por huevón.
No, no, no.
Empeñemos cosas, ganemos plata. Ese es el plan de ataque.
Total, una vez gane mi puesto de tutor, el sueldito que me dará el emperador lo compensará luego. Porque pana, ese sueldo será ¡MI-LLO-NA-RIO!
—Hermano, tengo sed... —escucho a Heidi decirme mientras esperamos a que Galatea, la sirvienta, regrese de la casa de empeño.
—¿No te trajiste tu pote de agua?
—¿Mi qué?
Ay, mierda.
Esto no es Venezuela. Aquí, cuando hay senda pepa de sol, la gente no se lleva su propio termo de agua porque prefiere ahorrarse comprar. Con un suspiro, sacudo la mano.
—¿Qué quieres beber?
—Quiero té.
Estos enchufados, cuando tienen sed, solo van a una cafetería por un té.
Nojoda, ¿quién mierda compra una tacita de té en pleno verano? ¿Tengo cara de Doña Florinda para decir "Queridísima Heidi, ¿gustas pasar a tomar una tacita de té?"? En estos tiempos, una Coca-cola bien fría o una birra es lo que te quita la sed.
—Tienes sed, ¿y quieres tomar té?
—Un té frío, como los que hace la abuela.
—Ah, ¿hablas de un nestéa? Olvídalo. No importa. —Supongo que eso también sirve, dada la situación—. Esperemos a que vuelva Galatea e iremos por un nestéa. Digo, un té frío.
—Hermano, estos días estás muy raro. —Heidi levantó sus bonitos ojos de gatito hacia mí—. ¿Por qué quieres vender tus cosas?
Porque es plata fácil.
—No las necesito. Puedo conseguir otras mejores. Además... —Me agacho, logrando tener un poco de sombra. Ella usa una sombrilla para cubrirse del sol, pero como es enanita, no alcanza a cubrirme a mí—, pronto obtendré un trabajo nuevo que nos va a dar muchos beneficios.
—¿En serio? ¿A quién le vas a enseñar?
—Yo seré... —Y levantando el puño en una pose vencedora, exclamo— ¡el futuro tutor de la princesa de Rasluan!
Es exactamente la misma pose que hace Maximiliano en el manga. Venga, ilustrador, ¡haz lo tuyo!
—Joven maestro...
Tanto Heidi como yo volteamos la cabeza ante esa monótona voz que me llama.
Galatea está ahí, llevando consigo una bolsa marrón bajo el brazo. Galatea es una mujer de apariencia joven, en sus veinte. Su cabello es corto hasta el mentón, al estilo Dora la Exploradora, pero a esta jeva le queda bien. Y es castaño oscuro. sus ojos también son oscuros. Tiene rasgos muy bonitos, la verdad.
—¿Cuánto te pagaron?
—Al menos ciento setenta y cuatro mil luans.
Silbo, encantado.
La moneda de Rasluan son los luans. El sistema monetario es similar al dólar estadounidense. Acá no existen las monedas. Antes se implementaba un sistema con monedas de oro y plata que se eliminó ante la dinastía Heiner, así que ahora se usa los billetes: aquellas monedas se fundieron y aplanaron en un material similar pero más ligero. Las monedas de plata pasaron a ser billetes de uno y cinco luans; las monedas doradas se convirtieron en billetes de diez, veinte, cincuenta y cien luans.
El sueldo promedio son unos ochocientos luans, que alcanza para solventar justo los gastos de una familia de cuatro por un mes. Al año, un noble vizconde genera al menos cincuenta mil luans. Lo que Galatea consiguió regatear para mí es el equivalente a lo que gana un duque al año.
Y es más que suficiente para un viaje a la capital y mantenernos un par de meses. Porque sí, llevaré a la familia Rinaldi conmigo de bulto. Vale, que ya soy un adulto independiente con gustos bien dementes, pero cuando el Max original se fue a la capital, lo hizo solo. Enviaba una miseria a su familia cada dos meses, causando que fuera Vannya quien empeñara las joyas familiares. Luego ella enfermó de gastritis, muriendo de forma muy penosa y dejando sola a Heidi. Max era un coño'e madre para nada filial, no le interesó hacerse cargo de su hermana, la envió a un internado en Dovelush.
No se supo nada más de ella. Luego el huevón fue asesinado por la protagonista y ahí quedó todo.
Así que no. Salvaré a estas pobres almas en desgracia, un pequeño gesto de beneficencia, cuyo karma espero me lo devuelva manteniendo mi trasero a salvo.
Galatea me pasó el paquete, y dentro pude ver varias paquitas de billetes dorados. Mis ojitos formaron el símbolo del dólar en grande.
—Gracias. Me gusta el dinero —dije, sintiéndome como Don Cangrejo, abrazando esta vaina contra mi pecho—. Bien. Galatea, Heidi quiere un nestéa. Eh, un té. Llévala a tomar un té frío. —Saco un par de billetes de un luan para entregárselo a Galatea—. Yo averiguaré sobre los próximos viajes a la capital. Las veré aquí mismo en una hora, ¿entendido?
—¿Por qué no vienes a tomar un té con nosotras, hermano? —Heidi, otra vez, me da esa mirada consternada.
Ah, carajita, no es que no quiera pasar tiempo contigo, ¡pero mientras más pronto compro esos boletos, más rápido estaremos nadando en oro!
Sin mencionar que... ¡no me gusta el té! Quiero un refresco bien frío.
—... Después. Esto es más importante. Pórtate bien. —Doy unas palmaditas en su cabeza, me voy antes de que diga algo más para hacerme cambiar de opinión.
Otra razón por la que también me urge que nos larguemos de esta vaina es la zona donde está ubicado el pueblo: estamos en los límites malos del imperio. En los últimos meses, toda la zona noreste estaba siendo dominada por las quimeras oscuras. Este pueblo próximamente estará entre esas víctimas, no puedo predecir con exactitud porque tampoco es como si mencionaran las fechas claras en los mangas. Sucedía poco después de que el Max original se fuera, las personas que dejó atrás evacuaron y tuvieron que arreglárselas por sí mismos con lo poco que pudieron tomar así como la miseria que el huevón les enviaba.
Y ese Max se tomaba su tiempo en las apuestas. Se mencionaron "días", no la cantidad. Solo puedo hacer un estimado, apresurarme lo más que pueda, tomar mis corotos y mi gente antes de salir pira'o.
Si tan solo tuviera una pequeña señal, una pista de cuándo es bueno marcar milla de aquí, yo—
UGH.
¡AAH!
PERO SI YA MORÍ, ¿ESTÁS TRATANDO DE MATARME?
De pronto fui impactado con algo pesado, caí de jeta en el suelo, aplastando la bolsa con mi plata. No solo eso, pude notar que el impacto causó también una pequeña onda expansiva que arrasó con unos puestos a mi alrededor. Estamos en un boulevard comercial, hay tiendas y puestos aquí... ahora esas mesas fueron derrumbadas, algunos cristales de las tiendas se resquebrajaron, así como otros transeúntes fueron tirados como yo.
¿Qué mierda es lo que tengo en mí...?
Una... ¿niña?
Al moverme, ella rodó de mi espalda, cayendo de costado. Maldición, ¡me duele todo el cuerpo! Los huesos de mi espalda suenan, también caigo en cuenta de que tengo un corte en la frente y me sangra la nariz por algún golpe. Huevón, me escoñetaron la cara.
¿Qué mierda es esta niña?
¿Una niña asteroide?
¿Por qué cayó del cielo?
Niña, ¡manga equivocado, fuera de aquí que esto no es DC!
—Mmh... Ayu...da...
¿Ayuda?
¡Yo soy quien necesita llamar al 911!
¿Dónde está el paramédico?
Espero que tengas para pagarme el seguro, carajita, porque te voy a sacar la mierda en oro como me la acabas de sacar a mí...
Aguarda.
¿Por qué sus rasgos me parecen tan...?
—Ay. Ya envejecí. —Arrastrando mis huesos, estoy más cerca y la empujo hasta ponerla boca arriba.
Ella no recibió daño.
Ah, claro, ¡porque soy un maldito personaje secundario que solo tiene el papel del saco de boxeo de la protagonista, vale madres que me utilicen de amortiguador, ¿no?! ¡Jódete!
La gente alrededor comenzó a acercarse, otros huyeron pensando que se trataba de un ataque y habían asesinado a una niña. Marico, ¿qué no ves que fui su almohada? ¡Esta carajita no tiene ni un rasguño!
—¿Por qué siento que la conozco?
Aparte el cabello negro de su rostro. Y lo vi...
Mierda.
¡Mierda!
MIERDA, ES ELLA.
VERGACIÓN, LOCO, ES LA PROTAGONISTA.
¿QUÉ HACES AQUÍ, CRIATURA DE DIOS? ¡TODAVÍA NO DEBEMOS ESTAR EN LA MISMA ESCENA! ¡SIGUE EL MALDITO GUIÓN, EL GUIÓN!
¿Qué coño significa esta desviación de la trama principal?
En el manga, Maximiliano se encuentra por primera vez con la protagonista cuando gana la oportunidad de ser su tutor real y empieza a enseñarle. Ansioso de seguir escalando, comienza a llenar de veneno los oídos de la princesa, buscando manipularla para que ella se vuelva su títere.
Pero ahora, la princesa está aquí, ¡caída del cielo como un meteorito! No me gustó se la lona que la atrapara, claro, sin embargo ¿y si no hubiera estado aquí?
En términos de protagonista, ya no tendríamos protagonista.
—¡Hermano! —La voz de Heidi se escuchaba un poco diferente debido al pánico.
Snif.
Qué bonita hermana filial, no como la cuerda de vagabundos que dejé en Venezuela, que hubieran preferido salvar sus propios culos que venir a levantar el mío.
—¡Hermano, hermano! —Heidi llegó hasta a mí, perseguida por Galatea. Su sombrilla no estaba en ningún lado, y tenía lagrimitas en sus ojos. Okey, lo admito, está arrugando mi corazón—. ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? ¿Qué ocurrió?
—Una pregunta a la vez, ¡una pregunta a la vez! —Logré ponerme en pie, pero mis huesos dolían. El impacto fue más fuerte de lo que esperaba.
—¿Qué sucedió? —dijo uno de los transeúntes que compraban alrededor, acercándose a chismear.
—¿Es una niña?
—¿Está bien?
—¿Es una noble? Tiene un vestido elegante. ¿Será la hija de algún duque?
—¿Se trata de un asesinato? ¡Quizás los magos oscuros están cerca!
—¿Dónde están los magos imperiales? ¡Hay que hacer un llamado a la Torre Mágica!
—¡Qué llamado, lo que debemos hacer es irnos! Tamrie, coge al niño, ¡tenemos que irnos de este pueblo!
Demasiadas voces, demasiados gritos, mucha gente especulando, ¡pero ninguna mano se estira hacia nosotros!
Como sea, tomo en brazos a la niña asteroide, que todavía sigue inconsciente. Mmh. Su piel es bronceada, un bonito tono caribeño. ¿Era así en el manga? Bueno, que esa verga siempre está en blanco y negro, solo que estoy seguro de que las pocas páginas a color que había en los primeros tomos, la protagonista tenía una piel tan pálida como la propia Blancanieves.
No importa ahora.
—Galatea, toma a Heidi. Volvamos a casa.
Galatea y Heidi se quedaron tiesas.
—Hermano, ¿ella vendrá con nosotros?
—Joven maestro, no creo que sea prudente. Esa niña... Deberíamos llevarla con los magos imperiales.
—No, no, no. Ya que está aquí, nos hemos ahorrado los gastos del viaje. Deprisa. —Comienzo a correr, vale, dizque "correr", estoy demasiado escoñezado para correr como Dios manda, y con un bulto extra en los brazos, más bien empiezo a rezar para no caerme con todo y carajita.
Uy, no, no.
Se me mata la carajita y de paso me matan a mi por pendejo.
—¡Hermano, espera!
—¡Señorita, no corra!
Fue entonces que mientras corría, con la protagonista en mis brazos, me detengo al caer en cuenta de cierto detalle, muy pequeñito e insignificante, pero... un detalle.
EMPEÑÉ TODAS MIS JOYAS.
¡AAH!
Me deshice de mis joyas más valiosas para tener dinero fácil y poder llegar con la protagonista, ¡ahora la protagonista me cae del cielo luego de deshacerme de mis joyas! Es como si Dios me dijera "Jajaja, qué pendejo, toma la carajita por ahuevoneado".
Ahora soy un rico PERO UN RICO SIN GLAMOUR.
¡¿POR QUÉ ME PERSIGUE LA DESGRACIA?!
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—¿Está muerta?
—No.
—¿Realmente es la princesa?
—Sí.
—¿Se va a quedar con nosotros?
—No.
—¿Es a ella a quien le vas a enseñar?
—Sí... —Y antes de que Heidi preguntara más, cubrí su boca—. Bueno, sé buena niña y ve a estudiar. La princesa todavía no va a despertarse.
—Pero quiero quedarme contigo para cuando despierte la princesa —dijo Heidi a través de mi mano, sus palabras sonaron amortiguadas aunque entendí el mensaje.
—Ya estás atrasada con tus deberes y yo no quiero una hermana burra. —Palmée su cabeza. Suficiente tenía con Joseíto, aunque a veces era bastante pila el coño'e'madre—. Venga. No repliques y hazme caso.
Heidi hace un puchero, mientras se baja de la silla donde estaba sentada junto a la cama de la protagonista.
Fue un coje-culo cuando llegamos a la casa con la carajita desmayada. La vieja claramente le estaba dando un infarto cuando me vio llevando a la protagonista en brazos. No le di bolas para preguntar y ordené a Sebastian y Galatea que ordenasen una habitación libre para recostar el paquete que llevaba en brazos. Frank, el médico cabecera, fue solicitado y la revisó. No hay nada malo, excepto una pequeña desnutrición. Lo noté, está un poco delgada. Pero tiene buen color, así que se nota que ha empezado a comer adecuadamente.
El peo es... ¿qué coño pasa con ella? ¿Qué coño pasa con esta trama?
La carajita es casi de la edad de Heidi. No, más bien, es de su edad. Ya debería estar en el palacio real, siendo cuidada por el emperador Bastianich y acosada por sus medios hermanos, Lucien y Noah. Bastianich es un padre pendejo que no está plenamente consciente del acoso que recibe su hija bastarda por estar atendiendo el imperio, lo que provoca que la personalidad de la protagonista sea cada vez más retraída. Cuando llega Maximiliano, éste se aprovecha de eso para usarla a su conveniencia. Un maldito hipócrita que finge tratarla bien, al tiempo que tampoco hace nada por ayudarla.
Es una de las razones por las que, cuando la protagonista crece y es seducida por la oscuridad, la primera persona a la que asesina es...
—Mierda. —Froto una de mis cejas, sintiendo que mi cabeza palpita de dolor.
Así que, esta desviación no estaba en el manga. La protagonista jamás salía de palacio, hasta que conoce a su interés amoroso en la adolescencia y comienza a tener escapes furtivos.
¿Por qué ella está aquí?
Bien. Mejor no nos enfoquemos en eso. De todas maneras, ya estaba en mis planes cambiar la trama. Así que, a la Gracia de Dios.
El tiempo transcurre bastante lento mientras espero a que ella despierte. Comienza a ser aburrido. No tengo ni un teléfono para ponerme a jugar Candy Crush. Que maldito imperio tan aburrido. O sea, pana, no solo no tiene McDonalds ni Coca-cola, tampoco tiene televisión ni un 'piazo'e' radio para escuchar el himno nacional.
—No creí que diría esta verga algún día, hasta escuchar el himno sería distractorio... —Dejo caer mi cabeza hacia atrás, entonando con toda la paja del mundo la fastidiosa canción patria—. Gloria al bravo pueblo que el yugo...
—Mmh. Ay...
¿Eh? La protagonista está despertando...
Panita Vicente, su letra es el nuevo Ave María. ¡Gracias, gracias!
—¿Estás despierta? —Me acerco a la cama, la princesa se lleva una mano a la cabeza. Es probable que esté mareada, Frank no encontró ningún golpe.
Todo gracias a su patrocinador, la almohada de emergencia humana Maximiliano, su panita venezolano.
—¿Qué... me pasó? ¿Dónde...? —Sus ojos se abrieron.
Fiu...
¡Qué ojazos, mujer!
Una cosa era verlo a color digital en la pantalla, y otra muy diferente a tenerlo en persona. Es decir, ¡los tan nombrados ojos esmeraldas de la protagonista los tengo en full color HD-4K frente a mi cara, huevón! En verdad parecen como un par de joyas, el iris de un verde profundo y brillante. Todo debido a su potente magia.
Si han cambiado un par de cosas, ¿ya la carajita estará conectada a la Fuente? De ser así, ya no tendremos el accidente donde...
Mierda, mierda, mierda.
¿Realmente estará anclada a la Fuente?
Aunque no me importa el romance, soy un chismoso muy meti'o, en especial me encanta un buen beta amoroso. Y hay que admitir que el interés amoroso de la protagonista era un pana muy bien papea'o, como de esos que van al Gym.
El asunto es, en sus primeros años de infancia ella no fue anclada a la Fuente, razón por la que fue acumulando mucho maná que no terminaba de liberar por completo. Tuvo un pequeño accidente de descontrol que casi la llevó hacia la muerte, de no ser por la presencia del Gran Mago Ancestral, quien se volviera más adelante el interés amoroso y principal protagonista masculino.
Si ese accidente con su maná ya no sucede..., entonces no habría razón para que sus caminos se cruzasen, ¿o sí? Hmm.
—Tú... ¿Cuál es tu nombre? —pregunto, llamando su atención, imitando un pomposo acento aristocrático. Ejem, ejem, vayan preparándome mi Oscar, caballeros—. Te salvé cuando caíste inesperadamente del cielo. Tan escandaloso. Pequeña dama, ¿has sido víctima de algún ataque?
¡Verga, marico, me encanta esta vaina!
Definitivamente, debí haber hecho casting para Venevisión.
O sea, mira la cara de confusión de la protagonista. Está en lo absoluto perdida, tan crédula de mí. Ho-ho, soy el nuevo Leonardo DiCaprio.
—... Verónica. Me llamo Verónica. ¿Tú quién eres?
—Soy el vizconde Maximiliano von Rinaldi. Actualmente estás bajo mi cuidado. —Hago una inclinación respetuosa, como de esas que salen en las películas de época. Mr Darcy queda pendejo al lado mío—. Necesito tu apellido, ya que por tu vestimenta, deduzco que eres de alguna familia noble... aunque no recuerdo haber visto el rostro de la señorita antes.
Nuestra pequeña protagonista me observa en silencio. ¡Ow, es tan tímida! No te preocupes, protagonista, en mis manos estarás a salvo..., solo debes proteger mi trasero, es todo.
—Heiner. Mi apellido es Heiner...
Hago una pantomima con mis ojos muy abiertos, finjo una gran sorpresa aunque sea algo que ya sabía.
—¿Heiner? Es el apellido de la familia real. Oh, por todos los dioses, ¿significa que sois la misteriosa princesa? —Con todo el drama que puedo reunir, ahora solo me inclino de rodillas.
¡Actúa bien, actúa bien! Tenemos que ganarnos a la protagonista.
—Su Alteza, este humilde ha sido irrespetuoso. No tenía idea de que estaba ante su serenísima. Por favor, perdone las faltas de este.
Mantengo la cabeza baja, así que no puedo verla, pero siento que se ha levantado.
—Es... suficiente. Levante su cabeza. —Me apresuro a obedecer, y la encuentro sentada. Tiene una carita muy linda, aunque delgada—. ¿Seguimos en la capital? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Respondiendo a Su Alteza, estamos muy al noreste de la capital. Su alteza ha perdido la inconsciencia durante una hora.
—¿Noreste? —Ella lo piensa un poco. Sí sabes los puntos cardinales, ¿no?—. ¿Está este pueblo cerca de la torre del este? Podrían enviar un mensaje para avisar a mi maestro... Es el maestro de la torre del este. Oh.
—¿Mmh?
Tanto ella como yo bajamos la mirada a su brazo, que levanta con una expresión confundida. Y no es para menos, yo me encuentro genuinamente sorprendido en comparación. Porque en su muñeca izquierda, hay un brazalete de rubíes que está brillando. No, está palpitando. Es algo espeluznante, porque parece un sensor GPS.
...
No recuerdo esa vaina en el manga. Pero, más allá de todo, ¿le han colocado un localizador a la protagonista?
¡Qué creepy!
—Esto es muy inusual... —La escucho decir.
—Su Alteza, no se preocupe. Me aseguraré de que la princesa esté a salvo.
Ella vuelve a darme esa mirada de desconcierto. Ay, no, lo peor es que piense que esté loco.
Si, huevona, sé que parezco un marico estirado hablando así, pero si quiero interpretar un papel de lord, ¡tengo que hablar así todo heavy! Bendito sean todos los mangas de época que leía y las películas antiguas.
—Por favor, no es necesario que sea tan formal conmigo. No nací en el palacio, así que no me termino de acostumbrar. —Ella comenzó a manipular el brazalete, como si estuviera buscando algún interruptor. Luego pareció ignorarlo.
Mira, ya cantaste. Ojalá pudiera hablar como se me cante el huevo también, pero supongo que debo bajar la intensidad.
—Como su alteza indique. ¿Necesita algo? —Me levanto del suelo, por instinto me dispongo a sacudir mis pantalones pero luego recuerdo que aquí todo, absolutamente todo está limpio, así que no hay polvo que limpiar—. ¿Desea tomar algo, comer algo? Aunque sea un simple vizconde, este humilde... Em, estamos en una situación un poco crítica pero trataré de servir a su Alteza de manera adecuada.
—¿Situación crítica? ¿Habla del imperio?
—Para ser honesto con Su Alteza, tenía la esperanza de proponerme como su tutor. Mi padre nos ha dejado un par de deudas y nuestro patrimonio está en riesgo de quedar en bancarrota. —Impregno el más lamentable tono que puedo lograr en mi voz—. Tengo una hermana que es de la edad de la princesa y mi anciana abuela. Sabía que la princesa apenas tenía poco de llegar a palacio y ha tenido que tomar lecciones de los tutores personales de los príncipes...
Lo sé, no soy tan diferente del Maximiliano original, tratando de manipular a una niña. Estaba comenzando a considerar un plan, así que solo será por esta pequeñísima ocasión.
—Tengo una vasta y buena reputación como tutor, yo—
—Lo siento. Eso tendrá que discutirlo con mi padre. —Verónica enarca una pequeña ceja hacia mí, y no luce como la tierna, tímida princesa que recuerdo del manga—. Si bien admito que no me agradan mucho los tutores de mis hermanos, no tengo la potestad para tomar esas decisiones. Vizconde Rinaldi, sin embargo, podría pedirle a mi padre que acepte su carta de presentación y experiencia, si los tiene, que acredite su reputación.
...
¿Qué verga...?
Pana, ¿me han cambiado a la protagonista?
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Un completo desastre. Eso es lo que era el palacio en esos instantes.
Era cierto que entendía la situación actual, Arsen en muy poquísimas ocasiones había visto a Bastianich tan enfadado con Lucius y Noah como lo estaba en esos instantes. Noah había tenido que ocultar el rostro en el regazo de Holly y Lucius, bueno, Lucius se las arreglaba para no terminar en lágrimas como su hermano.
—¡Una irresponsabilidad absoluta! ¿Para este tipo de atrocidad he permitido que mi hijo, de quien estaba más orgulloso, aprenda de la magia? —exclamaba en frente de Lucius, sin dejar de observarlo—. ¡No importa qué, tiene seis años! Si en algún punto discutieras con Noah, ¿también te atreverías a encerrarlo en una burbuja de maná y lanzarlo lejos de la seguridad del palacio? ¡Contéstame, Lucius!
—N-n-no-o. —El niño temblaba en el sillón del salón principal, incapaz de mirar a su padre.
—Verónica lleva mi sangre, como Noah y como tú. Ella también perdió a su madre, como Noah y como tú. Pero contrario a Noah y a ti, que se tienen entre ustedes dos y me tienen a mí, ella no tenía a nadie más. —Bastianich se agachó para ver su rostro, dado que el niño la tenía inclinada—. Lucius, ¿y sabes qué es lo que más me duele? Que tu madre se sienta decepcionada si viera esto, porque estoy seguro de que ella habría amado a Verónica aunque no fuera su hija. Tu madre era una persona tan bondadosa, ¿qué sabes qué me dijo una vez, mucho antes de que naciera tu hermano Noah? —Cuando recibió la mirada inquisitiva y llorosa de Lucius, continuó—. Que si no pudiéramos darte un hermano, le diéramos un hogar a un niño que no tuviera padres. Porque Lucius, tanto tu madre como yo nacimos de ahí. Tú lo sabes. Eres un niño inteligente. Tu madre, como Verónica, no nació en un palacio.
Un suspiro interrumpió a Bastianich.
—Ya es suficiente, Bast. —Arsen habló, dirigiéndose hacia el balcón—. Tenemos que tratar de encontrar a Verónica... Santos Dioses, si ese bastardo se entera de esto...
—Me temo que ya se enteró. —Dynno, que ha permanecido en silencio durante toda la reprimenda de Bastianich, señaló una llama de maná que nació desde la flama que salía de la chimenea del salón. Era ardiente, comenzaba a provocar mucho calor y obligó a Bastianich a contrarrestar con una ventisca helada para no dañar tanto a sus súbditos sirvientes como a sus hijos.
—¿Cómo demonios se enteró? —preguntó Bastianich a Arsen.
—¡Y yo qué...!
—¡¿Por qué demonios pensé que serías capaz de mantenerla a salvo?! —Aquella voz profunda vino desde la llama, asustando a los niños, quienes de inmediato se apretujaron a Holly—. Un minuto estaba en palacio, al instante siguiente ¡fue llevada al noreste!
Tanto Arsen como Bastianich, e incluso Dynno y Holly, abrieron tanto sus ojos que iba a salir de sus cuencas. Era de conocimiento común, e incluso fuera de Rasluan, que buena parte del noreste estaba siendo continuamente asediado por las quimeras, avanzando al este donde se encontró a Verónica la primera vez. Tan solo la barrera impuesta por Arsen apenas lograba dominarlas, por lo que aquellas criaturas, no obstante, optaban enfocar sus energías el seguir destruyendo y dominando el norte.
—¿Le has puesto un localizador cuando estuvimos en Menevras? —preguntó Arsen, curioso.
—¡Mueve tu maldito trasero, tú, maldita basura incompetente! —Aquella voz fue tan potente, que el sutil maná que alimentaba la energía del palacio y brindaba la luz artificial tembló, amenazando con colapsar.
—Yo iré por ella. —Se adelantó Bastianich, poniéndose en pie—. Dynno, organiza un escuadrón de magos y reúnanse conmigo en el pueblo de Vecchioville. —Dio una última mirada a sus dos hijos—. De ustedes decidiré su castigo después.
Arsen, quien quedó atrás, tuvo que enfrentar otra vez aquella llama de maná.
—No me arriesgaré a que lo llegues a arruinar por tu soberana estupidez —habló esa voz profunda, incapaz de prestarle atención al ceño fruncido de Arsen.
—No seas imprudente. ¿No dijiste que no estabas de acuerdo con mi idea?
—Al diablo contigo. Ya me estás demostrando que no puedo dejar en tus manos la seguridad de Verónica. Esta vez, me encargaré yo mismo. —Aquella llama se disipó en el aire, virutas de fuego flotaron antes de extinguirse por completo.
Holly, quien seguía tratando de calmar a los niños, titubeó un poco, dudosa en si era idóneo hablar o no.
—Mago de la Torre, ¿a quién pertenecía esa voz?
—... A una pequeña molestia que se nos unirá pronto. —Arsen se frotó el rostro—. Será como un jodido grano en el culo, ¡no puede ser!
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Tengo la suerte de que las prendas de Heidi quedaban bien en Verónica. Así que le prestamos un vestido a la protagonista, y bajó a cenar con nosotros. Está demás decir que Heidi y Verónica parecieron hacer clic de inmediato. Bueno, un punto a mi favor.
Todavía no dejo de quitarme la amarga sensación de que esta protagonista parece más madura y racional de lo que pensé. Pana, literal me dijo que mandara mi currículo a Recursos Humanos en el palacio real. ¿Qué coño'e la madre sabe una niña de seis años sobre solicitar un empleo? Una niña de seis años está más pendiente de jugar con muñecas, pintarse los dedos y comer tierra.
¿Qué? Me dirán que no comían tierra.
Porque sí, yo tampoco. Pero tuve amiguitos que comían tierra. Mocosos asquerosos. ¿Cómo podían comer tierra? Y ni hablar de aquellos que comían mocos. ¡ASCO, HUEVÓN!
Vale, que agradezcamos que la protagonista no come tierra ni mocos...
Creo.
Será mejor tenerle un ojo encima.
Como sea, justo ahora estamos comiendo algo humanamente adecuado, como lo es lo que parece un filete de pavo asado con una salsa de nombre extraño pero que sabe un poco agridulce.
—Princesa, después de comer, ¿le gustaría subir a jugar con mis muñecas? —escucho a Heidi hablar, emocionada—. Hermano, ¿puedo saltarme mis clases de etiqueta y jugar con la princesa, por favor?
—Haremos una excepción esta vez. Deberé también comunicarme con la torre de magos del este.
—En el palacio no tengo a nadie con quien jugar, así que me gustaría. —Verónica muestra educación pero no el mismo entusiasmo que Heidi.
Estoy entrando en pánico. Esta niña parece Matilda, alguien demasiado madura para su corta edad.
¿Su madre también la habrá girado como un trompo de bebé mientras alguna prostituta sacudía un sonajero como una idiota frente a su rostro? Porque digo, todas esas sacudidas que Harry Wormwood le hacía a la pobre carajita en el auto debió haber activado el lado izquierdo de su cerebro... Quizá así le pasó a nuestra protagonista.
Ya saben, panas, si quieren un niño Einstein, ¡sacúdanlo! ¡Sacúdanlo para que desarrolle su hemisferio izquierdo!
—Si tú eres su hermano y eres un tutor, ¿por qué no le das tutorías? —pregunta Verónica en mi dirección.
—Ah. Buena pregunta. —Asiento, después de beber un sorbo de vino—. Tengo mis propios deberes también. Hago investigaciones, enfocados en la psicología y el estudio de la mente humana. También siento interés por el desarrollo de la conducta humana a través de los años. Y otros temas más... —Cosa aburrida, para ser honesto—. Además del material que organizo para mis estudiantes, no puedo ni sería ético enseñar a mi propia hermana. —Le doy una sonrisa a Heidi—. Pero ella me ha demostrado que puede enorgullecerme. No es así, ¿querida Heidi?
—He estudiado muy duro, ¿verdad, hermano?
—Mmh. Ajá. No he recibido quejas de mis colegas. —Ahora, sonrío a la protagonista. Ah, ojalá piense que soy lo suficientemente guapo como para tener un crush conmigo y querer que sea su tutor.
¡Por favor, escógeme!
Me importa una mierda si el no ser escogido sea beneficioso, ¡si soy protegido por ti, nada va a faltarme! Además, ¡soy el único que sabe cómo se desarrollará tu futuro! Necesito evitar que te vayas al lado oscuro. ¡Olvida esa mierda de que tienen galletitas! ¡No aceptes galletitas de desconocidos!
—Si fueras mi tutor, ¿me darías mucha tarea? —pregunta Verónica.
—¡Por supuesto que no! Solo lo necesario. Hablando con la princesa, puedo percibir que es una niña muy inteligente. Estoy seguro de que todo lo haría perfecto... —Ahora, me dirijo hacia mi abuela—. ¿No lo crees, abuela?
Ella sonríe gustosa.
Como Heidi, se ha mantenido alegre de tenerla, pero es más callada y comedida. Creo que la presencia de un miembro de la realeza la tiene un poco cohibida. Después de todo, todavía cree que sería fácil ofender a la realeza, eso por los rumores de la antigua Dinastía, quienes se decían era demasiado susceptibles.
—Mi nieto tiene razón, Su Alteza. Es más, a pesar de su juventud, ha educado satisfactoriamente a varios jóvenes de importantes casas en la región. —Con delicadeza, tomó los cubiertos para picar su filete—. De todo corazón, espero que Su Alteza le brinde una oportunidad a mi nieto de poder educarla y llegar a ser la hermosa flor de nuestro imperio.
—Pues...
No obstante, antes de que la protagonista pudiera seguir hablando, la mesa comenzó a temblar. No, más bien, todo comenzó a temblar.
—¿Un... terremoto?
—Oh, por todos los Dioses... —Vannya jadeó, su piel cubierta de arrugas empalideciendo. El temblor aumentó tanto que logró tirar las copas de los vinos.
—¡Abuela! —Heidi no lo soportó, y corrió hacia ella, siendo abrazada.
Un espantoso rugido se escuchó fuera, seguido por el creciente escándalo de los gritos de personas corriendo.
Un rugido así...
¡Quimeras oscuras!
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Bien. Me siento en la necesidad de aclarar algo, si bien hasta ahora nadie ha dicho pío sobre eso.
Pero tengo la sensación de que quizás esté resultando molestos los modismos venezolanos, si hablamos de Maximiliano. Así que quiero dejar en claro y dar la tranquilidad de que no será así durante toda la novela.
Será intenso en sus primeras apariciones, pero va a rebajar y se mantendrá en lo prudente para conservar la personalidad del personaje. Esto para evitar incomodidad en el lector (?). Como compatriota me causa gracia, claro, pero como escritora también sé que se torna un poco difícil para otros comprender ese humor, así que se verá rebajado para que todos no se sientan mal en algún punto.
Quizá no debería dar tanta explicación, pero como escritora, me causa un poco de inquietud.
Ya que lo expresé, entonces nos veremos en el siguiente capítulo ❤️.
