Poco a poco Masahiro se fue adaptando a la nueva vida en Akanegaoka. Toda la gente era amable con él. Los dormitorios del colegio se convirtieron en su hogar, y más que nada, la gente dentro era como su familia. Todo era para él maravilloso. Bueno, pero había una cosa que él no había previsto...
Ya se le había hecho tarde a Masahiro para entrar a clases. A la carrera había salido desde los dormitorios con rumbo hacia la escuela. Al doblar en una esquina, antes de entrar al colegio, tuvo un encuentro un poco inesperado...
– ¡¡PUM!!
– Perdón, ¿estás...? –se detuvo en seco al ver con quien había chocado. Se trataba de una chica muy linda. Su cabello dorado le caía por su cara, y sus bellos ojos azules reflejaban los de Masahiro. Tardó un poco en reaccionar – Perdona, perdona...
– No, no hay problema... –dijo ella.
Masahiro, en señal de arrepentimiento, ayudó a la chica a recoger sus libros y ponerlos en su bolsa. Al final solo quedaba uno, que parecía un diario. Ambos intentaron recogerlo. Al tocarlo, tanto sus manos como sus ojos se encontraron. Para Masahiro, ese contacto fue amor a primera vista. Él soltó el diario, sonrojado, mientras ella, también con las mejillas rojas, lo tomó y metió en sus pertenencias.
– Bueno, debo irme, se me hizo tarde –dijo la chica, acomodándose la mochila.
– Descuida, yo también estoy retrasado, ¿quieres que te acompañe a la escuela? –le preguntó Masahiro.
Ella lo miró con curiosidad.
– No gracias n.n – le dirigió una sonrisa – Mi nombre es Izumi Kawamura, ¿cuál es el tuyo?
– Bueno... –se le había atorado la lengua – Mi nombre es Ma...Mi... Masahiro.
– Bien, Masahiro, supongo que nos volveremos a ver –dijo Izumi, sonriendo por última vez, también con las mejillas rojas.
– Eso espero –dijo él, igual colorado.
Se quedo completamente rígido mientras contemplaba a la bella chica mientras se acercaba al edificio. Tardó un poco en recordar que también estaba retrasado. Corriendo, llegó hasta el aula. Tuvo que darle una excusa tonta al profesor para poder entrar. Notó que Izumi también estaba en su clase. Trató de concentrarse en lo que decía el profesor, pero no pudo. Al finalizar el día, no tenía apetito. El mismo Murakami riñó a Masahiro durante la práctica del día (había permitido que Kyosuke anotara tres goles sin siquiera marcarlo).
– ¿Oye, te pasa algo, Miyamoto? –preguntó Rodrigo, acercándose a Masahiro, que lo despertó de su sueño – Pareces un poco distraído. Como perdido en las nubes.
– ¿No es obvio? –Esaka le pegaba con el codo en el estómago a Masahiro – Miyamoto debe estar enamorado.
Esaka comenzó a reírse, al mismo tiempo que Kyoske, Ichikawa y los que estaban junto a él, hacían lo mismo.
– Miyamoto... ¿es eso cierto? – preguntó Rodrigo, mirando perplejo a Masahiro.
– ¡No es cierto! –exclamó Masahiro, sonrojándose al instante.
– ¡¡Cuidado!! –gritó Tanaka a lo lejos.
Un disparo de Tanaka, que supuestamente debía llegar a Rodrigo para batir a Sakai, había caído en la cabeza de Kyosuke. Este comenzó a perseguir a Tanaka, por haberlo golpeado. Nuevamente vinieron las risas, con Masahiro entre ellos.
La práctica continuó como debía. Sin embargo, Miyamoto no podía concentrarse. Murakami se dio cuenta de esto, y sacó a Masahiro de la práctica ("Cuando por fin logres poner tus asuntos en orden, puedes regresar"), pues el quería que el muchacho estuviera al cien para entrenar. Masahiro se retiro del campo, sin rumbo fijo. Anduvo vagando por ahí unos momentos, hasta que notó que había salido de la escuela. Ya era de noche. Dado que era viernes, Masahiro no tenía que despertarse temprano, por lo que paseó por la ciudad, conociéndola. Caminó por un rato hasta que se topó con un pequeño establecimiento que estaba cerca de la avenida.
– Parece ser un restaurante... –las tripas de Masahiro se retorcieron – Creo que es hora de cargar combustible.
Se acercó al local con cierta cautela. Abrió la puerta poco a poco.
– Dios, esto no era lo que esperaba...
Dentro había mucha gente comiendo. A pesar de la poca presentación que tenía el local, la comida debía ser buena, pues muchas personas acudían ahí. Se acercó a la barra, al tiempo que el encargado, un muchacho bastante grande, pero con un rostro amable lo volteaba a ver.
– Buenas noches –el joven señaló el menú que estaba pintado encima de ellos –. Tenemos el mejor ramen de la región, ¿gustas pe...?
El muchacho se detuvo en seco al ver el uniforme que vestía Masahiro. En su camiseta se vislumbraba el escudo de la escuela Akanegaoka, una bandera naranja con un sol dibujado en ella. Un Puma se vislumbraba en su cuello.
– ¿Pasa algo? –preguntó Masahiro, mirando con cautela al encargado.
– Así que tú eres nuevo en Akanegaoka, ¿cómo están todos ahí? –le preguntó el muchacho con gesto amable.
– Hablemos con un buen ramen en el estómago .
Masahiro y el encargado, Gozho Kamata, un ex-jugador de Akanegaoka, se pusieron hablar durante mucho tiempo. Kamata le habló sobre muchas cosas que el ignoraba de la escuela. Le contó sobre El Torneo Nacional, al que habían ido el año pasado y sobre su triunfo en el Torneo Regional, en el que vencieron al ex-campeón Kokuryou.
Masahiro, por su parte, le habló de cómo había llegado a la escuela. Le contó sobre como era su escuela en Tokio, su puesto en el equipo, su relación con sus compañeros de equipo (sobre todo con Kyosuke) y también el porque se había salido de la escuela (pero antes de que le contara sobre Izumi, el se sonrojó bastante y cambió el tema. Kamata, al darse cuenta de esto, prefirió callar y seguir escuchándolo).
– Ya debo irme, es tarde y deben estar buscándome en la escuela –terminó de sorber su plato, se limpió y sacó algunos yenes de su bolsillo y se los pasó a Kamata. Para su sorpresa, el los rechazó.
– La casa invita hoy, así que no hay que ser corteses –rió un poco. Masahiro le siguió la corriente, y, despidiéndose de él, salió del restaurante.
Fukuko riñó a Masahiro por haber cenado fuera de los dormitorios (estuvo a punto de contactar a la Profesora Kaori para repórtalo, pero se detuvo al ver que Kyosuke lo defendió). Kyosuke era un muy buen amigo de Kamata, y de buena fuente sabía lo delicioso que era el ramen del restaurante de su padre.
– Y dime, ¿cómo está el sargento barbilla? –le preguntó Kyosuke a Masahiro.
– ¿Sargento Barbilla? –preguntó Masahiro, perplejo.
– Ese era el apodo de Kamata cuando estaba en Jyoyo –le explicó Rodrigo.
– Ah... pues a él le va muy bien, se esfuerza duro el en el negocio de su padre. También dice que el está muy bien en el equipo de la comunidad, y que se esta preparando para el torneo de la región –dijo Masahiro, animado.
– Ya veo... Lo lograste, Sargento Barbilla... –esto lo dijo bajando la voz.
– Y hablando de eso... –suspiró – Ya se acercan las eliminatorias para el torneo regional, y necesitamos prepararnos para ello.
– De eso no te preocupes –Esaka dejó de hojear el periódico y les sonrió –, he estado hablando con el entrenador y preparando las nuevas jugadas. Debemos empezar con nuestro entrenamiento intensivo la próxima semana.
– ¿Contra quién será el primer partido? –preguntó Masahiro.
– Nuestro primer partido en las eliminatorias será contra la escuela Fujikawa Daichi. Sin embargo, tendremos un partido amistoso contra Tenjin en el Festival Atlético Regional dentro de dos semanas –anunció Murakami, quien acababa de llegar.
– Con que Tenjin, ¿eh? –a Kyosuke le brillan los ojos – No importa quien sea nuestro oponente, ¡no perderemos hasta que tengamos que enfrentarnos de Tenryu en los nacionales!
– ¡¡Sí!! –gritaron todos con júbilo.
Masahiro se retiro en ese momento de la sala de estar y se fue hacia su habitación. Su día había sido muy agitado. Su noche también fue movida. No pudo conciliar el sueño en casi toda la noche. Al despertar, se le veía muy cansado...
– ¡¡Examen sorpresa!! –anunció el profesor, haciendo que Masahiro de despertara –. Dejen sus libros y saquen un lápiz. El tema de hoy será... geografía universal.
Se oyeron muchos murmullos de desaprobación en la clase. Los alumnos se quejaban de que les aplicaran un examen cuando apenas estaban entrando a la escuela. El profesor fue pasando una copia del examen a cada uno de los alumnos. Masahiro y Kyosuke, que se sentaban en las bancas hasta el fondo del salón fueron los últimos en recibir el examen. Ambos se encontraban con sus barbillas recostadas en sus bancas, tomando un descanso.
– ¡¡Miyamoto, Kanou!! –el profesor se puso a gritar y, hasta que se calmó, les entregó el examen– Si vuelven a presentar esa actitud... tendré que reportarlos con la Dra. Kaori... ¿entendieron?
– Seh T-T... –respondieron ambos.
El examen duraba alrededor de una hora. Era sobre las montañas y ríos de Latinoamérica. Masahiro, al haber vivido en México cuando era niño, no tuvo problemas en contestar. Una vez que terminaron, fueron a su recreo. Los chicos de primer año estaban armando un pequeño torneo de fútbol callejero. Masahiro se encontraba interesado, pues esos juegos le recordaban su infancia, cuando jugaba fútbol en las calles de su ciudad, mientras vivía con sus abuelos. Sin embargo, le apetecía seguir con su siesta.
– ¿Eh? –el sonido de una campana lo despertó – ¿Ya es hora de regresar? Demonios ¬¬ ¿por qué nadie me despertó?
Salió corriendo hacia las aulas, pero ya era tarde. Demasiado tarde, puesto que ya habían terminado las clases y habían comenzado las prácticas. A la carrera, el corrió hasta el campo.
– Masahiro, ya es la segunda vez que bajas tu rendimiento en las prácticas ¬¬U ¿qué te sucede? –lo regañó Murakami.
Masahiro estaba viendo a las chicas del equipo femenino correr cerca de ellos.
– ¿Eh? Entrenador, no me pasa nada –bostezó.
Sin poder encontrar otra cosa que decir, Murakami lo mandó de nuevo a la práctica. Trató de concentrarse. Tuvo algunos problemas para hacer el entrenamiento de penales, y también se le complicó practicar sus fintas. A cada intento tiraba más conos. Al menos en el partido de ese día, entre ellos mismos, pudo por fin concentrarse. El partido quedó 5 - 4, perdiendo por un gol el equipo de novatos.
– Fue otro avance para todos. Parecen estar tomando conciencia sobre el próximo juego contra Tenjin –les dijo Mori a Karin y Miki.
– Oye, Mori –Miki señaló a Masahiro –, ¿crees que a Masahiro le esté yendo bien? Es decir, lo veo como distraído. ¿Acaso será...?
– … que Miyamoto tenga una novia? –completó Karin.
– o.OU... bien, no lo había pensado de esa manera... –se cuestionó Mori.
– Masahiro... ¿te encuentras bien? Pareces muy cansado... –dijo Fukuko viendo a Masahiro, que tenía la cara lívida y los ojos desorbitados.
– Claro, Fukuko , solo estoy un poco cansado –Masahiro tomó su comida, bostezó y se sentó a comer.
Esta vez, al terminar su cena, Masahiro no se puso a charlar con los demás, sino que simplemente se retiro a su habitación. El no estaba seguro de que solo fuera cansancio. Él no podía borrarse la imagen de Izumi de la cabeza. Su mente andaba por las nubes. Aquella noche, Masahiro cayó como un costal de papas a la cama. Le esperaban más días duros.
