Capítulo 18: La gran farsa
" Ouran High School Host Club pertenece a Hatori Bisco"
Katherine boqueo, quería salir corriendo, pero Tachibana manejaba directamente al restaurante que ella había propuesto, y sería una cobarde si le pedía detenerse, ella era una Pritzker, tal vez en contra de su voluntad, pero tampoco podía manchar su apellido con tremenda cobardía hacia el hombre frente a ella.
- ¡Maldito cínico! —Gritó, perforando los oídos de Tachibana que subió el vidrio que lo separaba de su amo, la pasión juvenil era algo que debia reservar con su joven amo.
- No es algo que no sepas - murmuró el muchacho riendo, ella lo golpeo en el hombro, recordó la cena en el Counché, estaba anonada, la "tercera condición" Kyouya había cumplido su palabra, no había podido conquistar a la chica y ella estaba en bandeja de plata.
- Pensé, que buscaría tu esposa, no que yo sería la elegida - aquella frase salió estrujada, como si él aire se le fuera de la boca, las mejillas estaban delatándola.
- ¿Qué acaso eres una cobarde? - le sonrió, provocando que su sangre hirviera de indignación, estaba mareada y sobre todo cansada de las mentiras del muchacho
- Kyouya, estas equivocado, yo no me sugerí, además… aun no olvidas a esa chica, así no puedes tener alguna otra, no pienso ser una segunda opción, jamás una Pritzker será una segunda opción - comentaba ella fastidiada, y era verdad, ella había visto como el hombre frente a ella añoraba algo que no era suyo, la vio cargarla con amor aquella tormenta, lo vio rumiarle alcoólico en aquella fiesta, siempre serio y sobrio, hasta que llegaba ella.
Eran cosas duras de olvidar.
Pero también él había bailado con ella en Chicago, y ese momento no se alejaba de su mente, por más que ella intentara que se fuera, ese recuerdo permanecía, atado como una ligera brisa de esperanza.
"No juegues con fuego" pensó, y eso hacía, se quemaba lentamente al estar a merced de aquellos ojos negros, que la estudiaban, sin le devoción que tenía hacia la castaña de ojos enormes y siempre pensar fresco.
- Quiero olvidarla, el amor de Haruhi no es nada, solo es una ilusión que nos forjamos todos porque ella es despiadadamente honesta y nos hizo sentir más que "ricos bastardos" con suerte - murmuro el muchacho.
Y eso dolía, Kyouya esta aceptando algo frente a la pelirroja, su amor por Haruhi era devoción, era admiración, pero no era algo que se forjara de manera real, solo algo juvenil, sin importancia.
- Y quieres venderme esa idea, después de querer separarlo, no olvides que eres el villano Kyouya - dijo con dolor, ella quería creerle, pero conocía a los tipos como Ootori, siempre teniendo un as bajo la manga, ella se negaba a ser ese como.
- Ambos sabemos Katherine, que yo no lograré nada, el amor entre ella y Tamaki es genuino, y tú no lograras impresionar a tu padre con los hoteles del grupo Souh, pero puedes hacer algo con mis resorts…
- No - soltó simplemente, causando que su corazón estaba a punto de salirse de su garganta, pero Kyouya la miró, leyéndola, estudiándola, meditando si era necesario besarla y luego golpeándose mentalmente por pensar que era una buena forma de callarla. ¿Qué diablos le pasaba? Él no era así.
- Quieres ganar, pero tienes a tu familia en contra, podemos hacer una estupenda alianza - contesto él, ya furioso, pero ella pidió a Tachibana bajarla del auto, a pesar de saberse cobarde con dicha acción, ya estaban a dos calles de la zona restaurantera, pero él fue igual de rápido y la tomó del brazo antes de que ella huyera del a toda velocidad.
La gente los veía, parecían una pareja de novio peleando, una protagonizando una escena de manera vertiginosa, dos flashes escondidos capturaron el momento, y pensaban que una nueva nota se liberaría en ese periódico amarillista.
Los hermanos Hitachi estaban saliendo de una reconocida tienda de ropa, y miraron varios curiosos ver a una pareja pelear, murmurando que el amor juvenil era hermoso y después ambos se percataron que eran nada más y nada menos que Kyouya con esa mujer americana peleando verbalmente, bueno, Kyouya solo la miraba mientras ella vociferaba en su contra, palabras en perfecto francés para sorpresa de los gemelos.
Iban a interceder, pero se quedaron en una pieza al ver al mismísimo rey demonio jalar del brazo a la chica con alguna especie de ternura y apretarla en un abrazo, que dejó a ella fuera de combate.
Kaoru no daba crédito a lo que sus ojos veían, al igual que su hermano que dejó caer las compras, ¿Qué diablos pasaba?
La gente aplaudió y ahí la sonrojada Katherine quien pensaba asesinar al hombre frente a ella, vio correr a un paparazzi entre el público y maldijo no poder moler a golpes al asiático, quien parecía obtener su mérito del día al dejarla en shock.
Ella Lo estaba odiando mucho.
Kyouya vio los ojos de Katherine, y sintió algo en su pecho, no le importo dejar de ser el siempre sereno hombre, por un momento aplicó la misma estrategia de ver en los ojos de los demás y no dejar que lo miren a él, con Haruhi bajo la guardia, pero con Katherine no cometería ese error, aunque estaba doblegándose. Y con asombro distinguió una mata de cabello rojo en la multitud, y vio dos ojos color cobre verlo a lo lejos, anonadados.
Estaba en problemas…
A millas de distancia, en una habitación de un hotel de lujo, Arthur observaba como Jack destrozaba una elegante mesa, suspirando le quitó algunas cosas de alto valor a su mejor amigo.
Mientras le pegaba con un pie a la madera, pensaba en su media hermana, quien ahora estaba con un hombre poderoso, uno demasiado influyente, fuera del circulo americano.
La insana competencia que inicio el señor Nicholas era digna de verse, había logrado sacar lo peor de ambos, para sufrimiento de la jovencita, quien parecía esmerarse por sorrender al ingrato de su padre, pero sin éxito.
Había perdido contra una joven bastarda, una que no merecía su apellido.
- Ella estaba mal, Jack, no puedes ir golpeando a tu media hermana - le reclamó Arthur, viendo como su amigo parecía fuera de sí.
- ¡Claro que puedo! - gritó lanzando otro florero, el rubio recordó aquellos ojos mirarlos, engreídos y retadores.
Unos toques lo alertaron, Arthur fue a abrir, sabía que podía cubrir todo el escándalo por la habitación destrozada, pero igual se cercioraría de una excusa, eso o su padre lo mataría por hacer esas cosas durante su mandato.
Jack se preocupó por no escuchar a Arthur regresar y lo encontró amagado por el suelo, mientras unos hombres de traje militar y perfecto uniforme entraba de manera siniestra a la habitación, el logo en japones, le advirtió que estaba en perfectos problemas.
- ¿Qué está pasando? - preguntó anonadado.
- Saludos, Jack Pritzker, tenemos un mensaje del señor Ootori - murmuraron, como si fueron una especie de robot, y solo se escuchó un grito secó en la habitación, mientras el ojo le palpitaba si dejarle ni una marca, ni una huella, sabían dónde golpear y así lo hicieron dejándolo adolorido en el suelo.
Lanzaron una hoja a su cara, una que le serviría de denuncia, pero ambos, tanto Jack como Arthur estaban asustados y no lo harían, ese hombre era más que peligroso, los había rastreado, mando a su seguridad privada a su hotel de lujo, los cuales pudieron golpearlos sin que nadie intercediera.
La nota decía: "Para la otra, intenta esconder tus huellas" KO
Jack la estrujo y piso en el suelo, mientras le dolía cada hueso de su cuerpo.
NA Gracias por su paciencia. Los quiero y espero sea de su agrado.
