CAPÍTULO 14
NOCHES DE SANTORINI (parte 1)
El inconfundible sonido del océano había permitido que se sumiera en un profundo sueño durante parte de la noche, pero algo la incomodaba y terminó por despertarse. Todo iba bien hasta que percibió que una mano rodeaba su cintura y luego sintió el cálido aliento golpeando contra su cabeza.
Recordó lo que había sucedido, sintió el malestar propio de los efectos del alcohol que había ingerido; pensó en Shaoran y todo lo que le había confesado y lo mucho que deseaba poder confortarle y hacerle sentir que estaba con él y para él, que estaría a su lado para prevenir que nunca más jugaran con sus sentimientos.
Muy suavemente y procurando no despertarlo se volvió en su lugar para quedar frente a él; se veía tan apacible, tan guapo y tan… No pudo evitar extender su mano y con su dedo índice recorrer la silueta de su rostro, ante los ojos de casi todo el mundo él era solo un playboy arrogante, incapaz de establecer una relación estable, pero pocos conocían sus heridas. Ahora entendía a la perfección por qué Rika y Tomoyo lo defendían tanto desde el principio. Ante ella, tenía un maravilloso ser humano que había decidido cerrarse al amor, pero con toda seguridad tenía mucho por entregar, lo demostraba en su manera de ser con las personas que permitía acercarse a él… Si se había portado de forma tan maravillosa con alguien que solo era su asistente y su amiga, ¿cómo sería Shaoran como pareja?
- ¿Estás bien? ¿No puedes dormir? – la voz de Shaoran la sobresaltó de tal manera que por poco se cae de la cama, de no ser por el fuerte agarre del ambarino – Oye, ¿de verdad estás bien? ¿Necesitas algo?
- Casi me matas de un susto.
- Dímelo a mí si abro los ojos y lo primero que veo es a ti mirándome de esa manera
- Yo… Yo no te miraba de ninguna forma especial, solo me sorprendió encontrarte a ti.
- Ya, deja de ponerte a la defensiva, no dije que me miraras de alguna forma especial, de verdad supuse que te pasaba algo… Y lo de estar, aquí, tú me lo pediste.
- Si, lo recordé
- Bueno, si quieres yo puedo irme y podrás estar más cómoda.
- ¡No!
- ¿No?
- Lo dije en serio, no sé por qué, pero tu compañía me brinda mucha seguridad – Shaoran sonrió con algo de arrogancia que Sakura de inmediato notó – Ya sabes, como un hermano.
- ¿Dormías con tu hermano? Eso es tan raro – dijo él en tono burlesco
- Eres un enfermo Shaoran Li, me refiero a que puedo confiar en que no te aprovecharás de mí o buscarás tomar ventaja – en esta ocasión el ambarino sonrió con algo más parecido a la ternura y vaya si le derritió el corazón. Ese tipo de gestos en un hombre como él podían poner a cualquier mujer de rodillas.
- Eso es cierto. Yo sé que piensas y espero que ya no lo hagas, que soy un hombre superficial y que solo uso a las mujeres, y con qué autoridad o derecho reprocharía lo que Tsukishiro te hizo. Pero… Por más extraño que te suene, yo soy sincero con las mujeres, no tengo relaciones porque no quiero tenerlas y las "aventuras de una noche", han sido por completo consensuadas, nunca he buscado aprovecharme de ninguna mujer o llevarla con mentiras a mi cama. Sé que no justificas mi estilo de vida y no espero que lo hagas, pero sí que tengas la plena seguridad de que no soy ese tipo de hombre que pisotea los sentimientos de las mujeres para lograr satisfacer sus deseos.
Sakura sonrió y acarició el rostro del ambarino ahora sin timidez – Eres un gran hombre Shaoran, eso lo sé, así como también sé que algún día llegará a tu vida una mujer tan increíble que te llevará de nuevo a confiar en el amor y a entregarte sin reservas y temores.
Shaoran correspondió a su sonrisa – La verdad, me rendí sobre esa idea, creo que tengo una buena vida.
- Eso crees porque no conoces otra. Mereces más Shaoran, mereces todo.
- Tú tampoco conoces ese tipo de amor, así que, ¿cómo estás tan segura?
- Creo en el amor como la fuerza que mueve el mundo, y sí, sé que a tus ojos parezco solo una niña soñadora, pero… A pesar de lo sucedido con Yukito, sé que ese amor llegará.
- ¿Sabes? Sé que voy a sonar muy cruel e insensible, pero me alegro que haya sucedido lo de Tsukishiro
- Más te vale que tengas un buen punto
- Lo tengo, tú no lo amabas realmente Sakura, o por lo menos ya no ahora. Quizá si lo amaste mucho en tu adolescencia, pero en este tiempo era solo la materialización de una fantasía juvenil; no solo era el hecho de que no te merecía y jamás va a estar a tu altura, es que tampoco habrías sido feliz a su lado… O bueno, quizá te habrías conformado con que eso era lo adecuado, pero no es así.
- ¿Cómo lo sabes?
- Tú… - "eres magia Sakura, en ti confluye todo lo hermoso de una mujer, tienes un corazón de oro, eres tan dulce y graciosa y tu belleza…" era lo que gritaba su corazón, pero como siempre, su mente hizo un llamado a la prudencia – Deberías dormir ya.
- Disculpa, tienes razón.
- Oye y… ¿no te molesta que te abrace?
- Para nada, se siente bien… Hermanito.
- Sabes cómo matar la pasión de un hombre. En ese caso, duerme monstruo.
Con una risita graciosa Sakura cerró los ojos y se refugió en el pecho de Shaoran, del poco tiempo que había estado con Yukito, nunca se había sentido tan tranquila y en paz.
La brillante luz de la mañana entraba con fuerza en la habitación y el sonido del océano seguía escuchándose tan apacible y en calma como la noche anterior. Suspiró y se estiró en la cama a sus anchas recordando que no había estado sola, pero en ese momento nadie estaba allí.
Se levantó presurosa y encontró que sus pertenencias se encontraban allí, así que con diligencia preparó su ropa y se arregló rápidamente. Ese día partirían a Europa y estaba asustada por el vuelo, pero muy emocionada. Sin notarlo, se encontró prestando mucha más atención de lo normal a su maquillaje y aspecto. De una u otra forma quería verse más bonita… ¿Pero por qué?
Rememoró entonces el momento del día anterior donde Shaoran la observó con tanto detenimiento, se sonrojó y negó fuertemente, estaba comportándose como una niña tonta.
3 golpes en la puerta llamaron su atención.
- Siga
- Señorita Kinomoto, espero que haya descansado de forma agradable, el desayuno se encuentra servido en cubierta. ¿O prefiere que se lo traiga aquí?
- De ninguna manera, ya mismo salgo… El señor Li, ¿está allí?
- Así es señorita
- Perfecto, ya subo
Se apresuró y terminó de vestirse para ir al lugar indicado, en el camino pudo notar que el dichoso yate era en realidad fantástico, sería maravilloso pasar unos días navegando a bordo de semejante belleza.
La luz del sol fue todavía más brillante y ahí sintió los efectos de la resaca que atacaban, recordó las palabras de Shaoran donde decían que no bebiera de más. Qué vergüenza.
Salió tratando de resguardarse de la brillante luz y encontró la mesa donde se encontraba Shaoran bebiendo una taza de café y revisando su teléfono. Se acercó tímidamente y tomó asiento.
- Buenos días – dijo quedamente
Shaoran la miró con una sonrisa burlesca y le extendió unos lentes oscuros.
- Gracias…
- Voy a sonar como a un papá gruñón, pero… te lo dije.
- Lo sé, sin embargo, es una mañana perfecta. ¿Descansaste bien?
- Si, podría decirse, de no ser por los ronquidos de un monstruo, habría sido perfecto.
- Ay ya cállate, yo no ronco.
- Bebe tu café Kinomoto, lo necesitas con urgencia.
Sakura aún no se ponía los lentes y miraba concentrada su taza de café mientras Shaoran se fijaba en ella, a pesar de las pequeñas bolsas bajo sus ojos nada hacía deslucir esos bonitos ojos verdes.
- Qué – preguntó curiosamente la castaña
- Nada, solo que parece que te ves bonita.
La castaña lo miró con algo de suficiencia – ¿Más bonita que Yun?
- Ya te dije ayer que la "belleza" de esa mujer es prefabricada y no tiene ni punto de comparación contigo
- Bueno, nunca está de más oírlo.
- Vanidosa
- Ay, no seas así.
- ¿No vas a desayunar?
- No lo creo, no me siento demasiado bien, ha de ser el licor que bebí anoche.
- Bueno, pero en el avión si debes comer algo, ¿está bien?
- Si señor – respondió como niña regañada.
- No lo digas así, no soy tu papá o tu hermano como dijiste anoche – dijo con un pequeño deje de molestia que pasó desapercibido a la castaña – solo digo que tendremos una jornada intensa y debes tener una buena alimentación, no quiero una mocosa enfermiza conmigo.
- No soy enfermiza, que tontería.
- Es una broma Kinomoto. ¿Lista para irnos?
- ¡Si! – respondió la castaña con entusiasmo, se levantó y se recostó por última vez en la baranda de cubierta mientras traían sus pertenencias.
- Señorita Kinomoto, ha sido todo un honor conocerla, espero que no sea esta la última vez – se despedía Jin Wei
- Lo mismo digo señor Wei, es usted igual de agradable y atento que su hermano. Si llegase a necesitar algo en Tokio no dude contactarme.
- Por favor, tengan mucho cuidado en su viaje y que la buena suerte les acompañe – terminó de decir con una reverencia.
Todas las cosas estaban en el vehículo y les aguardaba el chofer para abordarlo. Camino al aeropuerto ambos iban en silencio, en el caso de Sakura estaba contemplando la ciudad, pero Shaoran, estaba pensando en otro asunto que no lo dejaba estar en paz y que tarde o temprano debía abordar con la castaña.
- Sakura, al fondo del avión hay una habitación donde podrás descansar, es un viaje muy largo y te recomiendo que lo hagas. El menú ya está listo para todo el viaje, pero si quieres algo más…
- Se lo pediré a los sobrecargos, lo sé.
- Quiero que te sientas cómoda y tranquila, al ser un viaje tan largo seguramente experimentaremos turbulencias u otras situaciones que te puedan poner nerviosa.
Sakura sonrió, Shaoran definitivamente era muy protector y siempre buscaba que ella estuviera cómoda. Ambos ocuparon los mismos lugares que la vez anterior, pero entonces Shaoran se quitó de nuevo el cinturón.
- ¿Deseas ocupar mi puesto para que veas el despegue? Te ayudará a sentirte un poco más tranquila
- No te preocupes, no quiero abusar de mis nervios tan temprano.
- Todo estará bien, ya verás que Grecia es absolutamente perfecto, te va a encantar.
- Oye… Si solo hay una habitación, ¿tendremos que turnarnos?
- Podríamos manejarlo así, supongo. Es un viaje de más de 14 horas y será un poco agotador estar sentados siempre.
- ¿No tendremos escalas?
- Una muy corta para combustible, pero no tardaremos más de un par de horas.
- Ya veo… Bueno, igual… Tampoco me molestaría si… Ya sabes…
Shaoran sonrió comprendiendo lo que ella diría – No me molesta en lo más mínimo, a pesar de que ronques, pero no quiero exponerte, Sakura.
- ¿A qué te refieres?
- En el yate, tanto el capitán como Wei son de mi entera confianza y sé que no pensarán cosas que no son. Pero no puedo decir lo mismo sobre los sobrecargos del avión.
- ¿Te molesta que piensen mal de ti?
- De mí no, no me interesa de hecho, ya tengo una fama creada. Me preocupa y me molestaría mucho de hecho que piensen mal de ti.
- Había pensado que tendrían algún contrato de confidencialidad.
- Lo tienen, por supuesto, pero que tu buen nombre sea puesto en tela de juicio es lo que no toleraría y todo producto de alguna imprudencia de mi parte.
- Entiendo y gracias por cuidar de mí.
Entre esa conversación el avión despegó y Sakura se sintió aliviada porque estuvo mucho más tranquila.
El largo vuelo vino acompañado de amenas conversaciones, momentos de pánico a causa de las turbulencias, una escala para cargar combustible y de ahí directo a Santorini, Grecia, donde se llevaría a cabo el encuentro con dos de los más grandes empresarios encargados de la infraestructura vial de Europa y con quienes llevaban negociando hace ya un buen tiempo.
Sakura se encontraba descansando. Había caído en un profundo sueño las últimas 6 horas de viaje y la verdad es que Shaoran estaba exhausto también, trataba de descansar en su silla reclinable pero no lograba sentirse lo suficientemente cómodo. Se acercó entonces a la habitación y la vio tan serena y profunda que no le pareció justo interrumpir su descanso y tampoco faltaría a su palabra o permitiría que el nombre de Sakura se viera vituperado; así que, muy a pesar de su propia incomodidad, regresó a su silla a procurar acomodarse y descansar.
- Shaoran… Shaoran, despierta – Llamaba gentilmente Sakura ubicándose a su lado – estamos a punto de aterrizar.
- Oh… Creo que me quedé dormido
- Eso parece… Nunca te habías visto tan sensual, Li.
- Ya cállate, Kinomoto y abróchate el cinturón también – dijo dando un último bostezo.
Sakura no dijo más pero sí pudo notar el cansancio reflejado en el rostro del ambarino y no pudo evitar sentirse culpable. Él era el dueño de todos los lujos y comodidades allí existentes, sin embargo, la había puesto a ella por encima de su propio bienestar.
El avión aterrizó sin inconveniente alguno y cada vez era menos aterrador para ella cuando contemplaba los diferentes paisajes que visitaba; la inmensidad del mar, el cielo y aunque no quisiera admitirlo abiertamente, la compañía.
Aterrizaron bajo un calor bastante agradable, pues no era sofocante como el que tenían en Tokio en esa época del año y el viento soplaba con fuerza. Abordaron el vehículo que los llevaría hasta el hotel, Shaoran iba en silencio y Sakura pudo notar como masajeaba su cuello insistentemente.
- ¿Estás bien?
- Es solo una molestia en el cuello
- Seguramente se debe a la mala postura, no entiendo cómo no me despertaste para descansar tú cuando lo necesitabas o…
- Ni lo menciones, ya te dije que no iba a permitir que…
- Somos adultos Shaoran, sinceramente la opinión de los demás me importa menos que nada, así que ya déjate esas excusas, ¿vale? Ahora, date la vuelta
- ¿Que yo qué?
- Date la vuelta, trataré de darte un masaje mientras llegamos al hotel.
- Sakura yo…
- Shaoran, no lo diré de nuevo.
- Está bien
Sakura tomó de su bolso de mano una pequeña botella y el aroma floral inundó el vehículo, pronto las manos cálidas de la castaña se posaron en el cuello de su agobiado jefe y aunque obviamente muchas mujeres le habían tocado antes no pudo evitar sentirse un poco inquieto y nervioso con el contacto de la castaña. Sakura masajeaba con gentileza llevando a que Shaoran se relajara por completo.
- ¿Te sientes mejor? – preguntó la castaña casi en su oído.
- Sí, claro. Gracias, Sakura.
- Tienes mucha tensión en el cuello y por lo que pude notar también sobre tus hombros. Deberías aprovechar y pedir algún tipo de servicio de masajes.
- Si… Eso no creo que suceda.
- Por qué?
- Te va a sonar muy extraño, pero no me gusta que me toquen.
- ¿Lo dices en serio?
- Si, lo sé. Pero así es, me siento cohibido y no me gusta.
- ¿Entonces por qué aceptaste que yo lo hiciera?
- Porque confío en ti y no me pareció tan incómodo
- Bueno, si no te molesta, podría darte un masaje especial.
Shaoran le sonrió de manera pícara – Oh, eso suena tan…
- Ay, cállate, te interesa o no.
- Pues debo decir que eres muy buena. Si no es molestia y me puedes ayudar…
- La primera reunión es mañana a las 8. ¿Te parece si nos instalamos y lo hacemos?
Shaoran rio nuevamente – En serio debes cuidar la forma como dices las cosas, Sakura.
- Lo que pasa es que eres un pervertido de lo peor
- Y tú eres tan inocente, querida.
El auto se detuvo frente a un hermoso hotel, Sakura miraba admirada la arquitectura de la isla en la que se encontraban, todo era blanco y azul. Allí les esperaba el administrador del hotel quien muy amablemente les recibió y puso a su servicio al personal encargado de instalarlos en sus debidas habitaciones; eran por completo blancas, así como el mobiliario y la decoración. La cama de Sakura tenía frente a ella un par de puertas enormes que al abrir tenían una vista directa al océano y una terraza donde podría disfrutar del sol y sin duda alguna unos buenos ratos de esparcimiento, inclusive una cena privada…
- Deja de pensar tonterías Sakura – dijo en voz alta llamando la atención de la persona que le estaba ayudando a instalarse.
- ¿Sucede algo señorita?
- No es nada, disculpe. La habitación del señor Li, ¿está lejos de aquí?
- Por la distribución del hotel la puerta está saliendo y dando vuelta a mano izquierda, pero ambas habitaciones se conectan por la terraza. El señor Li lo dispuso así.
- Por supuesto que sí – dijo en voz baja una sonriente Sakura.
- Por favor, cualquier cosa que necesite no dude en pedirla.
- Así lo haré, muchas gracias.
Ya sola, Sakura se dedicó a contemplar con más atención la inmaculada habitación y la espectacular vista que se extendía frente a sus ojos, el azul del mar era tan increíble que se mezclaba con el cielo y la forma misma de la isla, la arquitectura, el ambiente… Cerró los ojos y se dedicó a permitir que sus sentidos percibieran todo lo que había alrededor y de pronto recordó su compromiso con Shaoran. Se apresuró y preparó todo, se dio un baño, cambió su ropa y se dirigió a la habitación del ambarino.
Golpeó con suavidad y aunque tardó un poco, Shaoran abrió la puerta sin camisa y secándose el cabello – Hola, ¿ya pudiste instalarte en tu habitación? ¿La encontraste cómoda?
- Es… Es… Sí, es preciosa.
- Qué – dijo el ambarino mirándola con una sonrisa torcida – ¿no habías visto a un hombre sin camisa?
- Y mejores que tú, debo decir. Solo me tomaste por sorpresa. En fin, todo es hermoso y no sabía que nuestras habitaciones están conectadas.
- Oh sí. Es mejor así, sabes que valoro mucho mi privacidad y el que algún desconocido esté tan cerca de mí no me agrada mucho. Además… - observó a Sakura y guardó silencio
- Además ¿qué?
- Nada… Me está matando el cuello, ¿necesitas algo o podemos empezar?
- Tengo todo conmigo, así que ponte cómodo.
Shaoran se sentó lo más cómodo posible y Sakura depositó aceite en sus manos para iniciar su masaje, decir que se sentía relajado era poco, lo cierto era que se sentía en las nubes, pues era como si mágicamente fuera llevando el dolor que sentía y la tensión que normalmente acumulaba sobre sus hombros.
- Tienes manos mágicas. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?
- Un ex novio, cuando estaba en la universidad. Era fisiatra, así que me ayudaba a relajarme cuando estaba en exámenes finales y eso.
El ambarino rio – No sé qué clase de cochinadas estén pasando por tu cabeza – dijo Sakura.
- Nada de cochinadas, todo lo contrario, me imagino lo relajantes que eran aquellos masajes con final feliz.
Sakura presionó con fuerza uno de sus músculos – Auchhh, ya, no era necesaria esa venganza. Perdón.
- No seas grosero y si tanto te interesa, no, él era muy profesional en su labor.
- No me salgas con eso, Sakura. Tienes a tu sexy novia desnuda, en una cama, dándole un masaje… ¿Qué, el tipo era gay?
- De hecho, lo era.
- Ay disculpa, no quería…
- No te preocupes, no pasa nada. Era un buen compañero y aprendí muchas cosas, además que me cuidó mucho mientras estuvimos allá.
- Sakura… Sin querer ser entrometido…
- He tenido 4 parejas.
- Y cómo sabías que iba a preguntar…
- No sé, lo supuse. Shaoran, la tensión se extiende a los músculos de tu espalda. Podemos dejarlo en los hombros y el cuello, pero si no te tratas la espalda puedes terminar con contracturas y problemas lumbares.
- Y sería muy atrevido de mi parte si…
- No, pero debe ser en la cama.
- Bueno, en primer lugar, déjame terminar mis frases. En segundo lugar, por mí no hay problema, pero no quiero que sea algo incómodo para ti o aprovecharme de tu amabilidad.
- Perdón, tengo esa horrible costumbre de interrumpir cuando estoy…
- ¿Nerviosa? – replicó él con esa sonrisa pícara que ella ya conocía muy bien – vamos, prometo que evitaré a toda costa un final feliz.
- Ay Shaoran, ¡eres imposible! – respondió Sakura cubriéndose el rostro.
El ambarino se acercó y la abrazó – perdóname, puedo ser muy irritante a veces, si te molesta no lo hagas, es solo que en serio no me gusta que me toquen y haces un trabajo excelente, tienes manos prodigiosas – dijo tomando las manos de la castaña entre las suyas y depositando un beso en sus nudillos.
- No creas que me vas a convencer con tu melosería, lo haré porque no quiero un jefe refunfuñón por un dolor de espalda. Así que vamos, a la cama.
- Me encantan esas propuestas.
- Shaoran…
- Ya, ya, prometo que fue la última.
Así, Shaoran se recostó en la cama más nervioso de lo que esperaría o de lo que admitiría ante la castaña, la verdad es que sus bromas de mal gusto estaban resultando ser un mecanismo de defensa, pues la cercanía de Sakura se le hacía difícil de asimilar.
Cerró los ojos y nuevamente sintió las delicadas manos de Sakura, que masajeaba sus hombros y poco a poco iba abarcando áreas más amplias de su espalda, había estado con una cantidad considerable de mujeres en toda su vida, pero este le resultaba un momento increíblemente erótico, agradecía a los dioses que Sakura no pudiera leer su mente en esos momentos porque su único deseo era darle la vuelta a la situación y ponerla sobre su lecho para acariciarla de pies a cabeza.
Sakura, por su parte, no estaba en mejores condiciones. Sentía la calidez de la piel de Shaoran bajo sus dedos, se sentía extasiada al poder palpar ese cuerpo tan masculino y bien esculpido queriendo experimentar más, deseando sentir los brazos del ambarino sujetando su cuerpo.
Shaoran optó por alejar todo pensamiento inapropiado de su mente y concentrarse en el sonido del océano hasta que cayó profundamente dormido. Sakura se percató de aquello y culminó con su labor sin hacer ruido abandonando la habitación.
Llegó a la suya y se recostó en la cama mirando al techo, en momentos como ese se preocupaba por los pensamientos que recorrían su mente y mucho más cuando sus locas hormonas la llevaban a ver a Shaoran de esa manera, debía calmarse y no perder de vista la realidad de la situación, él era su jefe y sí, cada vez debía repetírselo más veces, las que fueran necesarias hasta que recobrara la razón. Terminó riendo abrazada a su almohada, debía tener cuidado, pero de lo que si estaba segura, es que ese viaje sería muy interesante.
Una brisa fresca se coló por la ventana de su habitación haciendo que se despertara del plácido sueño en el que había caído. Como era de esperarse, se encontraba completamente solo en la habitación. Estiró la mano y alcanzó su teléfono encontrando que eran casi las 4 pm. Había dormido unas buenas horas y se sentía revitalizado.
Se levantó con parsimonia y notó que no solo el dolor de su cuello había desaparecido, sino que también la tensión que normalmente tenía sobre sus hombros y espalda habían desaparecido. Definitivamente Sakura había hecho un excelente trabajo.
Salió al balcón y contempló el hermoso paisaje frente a sus ojos, el viento se sentía fresco, mucho más que en Japón para esa misma época del año aunque el sol todavía estaba alto en el cielo, su habitación era bastante cómoda y se asomó para tratar de ver la de Sakura y de pronto la vio bronceándose con un lindo bikini rosa tipo vintage que le quedaba muy bien, la hacía ver tierna y sexy a la vez. Ella, al parecer, estaba totalmente absorta en un libro junto a la piscina y con una enorme bebida, seguramente disfrutaba de la privacidad de su balcón y pensaría que él estaba dormido aún.
Podría ir a disfrutar de la compañía de la castaña, pero también pensó en dejarla disfrutar de un tiempo de soledad ya que las últimas semanas pasaban mucho tiempo juntos y si bien no le molestaba en lo más mínimo no podía permitirse parecer tan absorbente o demandante, además tendrían días de arduo trabajo y ella merecía descansar.
Cayó la tarde y Sakura dejó de lado su libro, decidió sumergirse un rato en la piscina ya que había estado un buen tiempo bajo en sol, miró hacia la habitación de Shaoran, no había tenido noticias de él desde que le había dejado dormido después de su masaje, pensaba si estaría bien, si quizá aun estaba durmiendo o si necesitaba algo, quizá podría preguntarle si quería cenar con ella o…
No, lo mejor sería dejarlo descansar por esa noche, ya lo había agobiado lo suficiente por los últimos días, con todo lo que había pasado con Yukito, él se había convertido en su protector, siempre estaba pendiente de lo que necesitara y ahora que estaban lejos y relativamente tranquilos, ella también debía dejarlo descansar. Así que nadó un rato más y luego se preparó para salir del hotel; las calles eran alegres y, aunque no entendía el idioma, en la mayoría de los lugares había personas que hablaban inglés por la cantidad de turistas por lo cual se facilitaba mucho la comunicación. El día siguiente sería muy especial y quería que todo fuera perfecto. La isla entera se veía iluminada por lucecitas y también por la intensidad de los colores del atardecer, ya algunas estrellas empezaban a aparecer en el firmamento, había recibido apoyo suficiente por parte del personal del hotel para lo que quería hacer el día siguiente y ya quedaba muy poco por planear así que decidió ir a cenar. Quiso llamar a Shaoran pero este nunca contestó su llamada, se le hizo un poco extraño pero decidió no importunarlo e ingresó a un restaurante local.
Le llamó la atención la alegría del lugar, la música y la atención que le brindaron, la ubicaron en una mesa cerca de un bello balcón donde podía disfrutar de la brisa de la noche y sí, deseaba que Shaoran estuviera allí y se sintió tentada a llamarlo de nuevo pero no lo hizo. Quiso hablar con Tomoyo o Touya pero recordó que era demasiado tarde en Tokio así que se conformó con escribirles, con toda seguridad al día siguiente podría comunicarse con ellos y así, pérdida en sus pensamientos, no se había percatado de unos profundos ojos azules que llevaban un muy buen rato totalmente fijos en ella.
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Ya llevaba un buen rato recorriendo algunas callecitas de la isla en la que se encontraban hospedados, había dejado olvidado el celular en el hotel pero tampoco tenía interés en volver por él, a veces era importante desconectarse un poco del mundo y un par de horas incomunicado no le haría mal a nadie.
Había pasado por un delicioso restaurante donde había degustado algunos platillos mediterráneos, llevaba en una pequeña bolsa un postre de fresas que con toda seguridad a Sakura le fascinaría; pero ahora, se encontraba frente al enorme ventanal de una joyería contemplando absorto un hermoso collar con una piedra de esmeralda cuyo color era muy similar a los ojos de Sakura y sentía que no podía irse de allí sin llevarlo, pero a su vez también pensaba en la reacción de la castaña ante semejante obsequio; no quería comprometerla o abrumarla y más aún cuando él mismo no tenía claro qué era lo que sentía cuando estaba con ella, pero era lo más cercano a sentirse completo, y eso lo inquietaba, aunque no estaba dispuesto a indagar más allá de lo debido en esos sentimientos, era demasiado arriesgado.
Continuó caminando un poco más por la isla, disfrutando de la brisa y el ambiente antes de regresar al hotel; al hacerlo se sintió tentado a pasar por la habitación de Sakura, pero prefirió pasar de largo, ingresó a su habitación y dejó los paquetes con lo que había comprado. No parecía, pero solía ser muy detallista, sobre todo cuando veía cosas que le recordaba a las mujeres de su vida.
Posteriormente se acercó al balcón y miró hacia la habitación de Sakura, no había rastro de la castaña, quizá había tenido la misma idea que él y estaba disfrutando de la isla. Así que se preparó para descansar, tenía unos días bastante arduos por delante en los que debía estar muy enfocado en el trabajo y era mejor que aprovechara el tiempo.
- Disculpe, señorita – dijo un hombre con unos profundos ojos azules y cabello rubio que llevaba un buen rato mirándola desde una mesa ubicada al otro lado del restaurante, ella por su puesto, procuró prestar atención.
- Sí, dígame
- Usted no es de acá, ¿no es así?
Sakura lo miró con algo de precaución. – ¿Por qué habría de decírselo?
- No, por favor, no quiero ser impertinente, es que yo también acabo de llegar a la isla y como verá, me encuentro un poco solo, ¿podríamos compartir una copa quizá?
- Lo siento, ya iba de salida.
- Es una pena. Verá, vengo en una negociación con una constructora asiática, mi viaje es netamente de negocios.
- Ya veo… Pues el mío también, pero de verdad ya iba de salida.
- ¿Puedo acompañarte?
Sakura solo guardó silencio y se encogió de hombros, la verdad era que el extraño desconocido aparte de ser bastante insistente no le generaba desconfianza y por más que insistió no le permitió pagar la cuenta de su propia cena, caminaron rumbo al hotel y resultó ser bastante agradable. Era francés y efectivamente estaba en la isla por las mismas razones que ella y Shaoran, era un hombre divertido y muy guapo con quien se hacía fácil interactuar, además que resultaba ser muy caballeroso y atento.
- Entonces, señorita Kinomoto, si me permite decirlo, es usted encantadora.
- Ah… Gracias, y por acompañarme y la cena, de verdad no era necesario.
- Espero que me permitas compartir un poco más mientras estamos aquí.
- Bueno, creo que tendremos mucho trabajo
- Sí, pero hay una fiesta, quizá me permitas ser tu acompañante.
- Tendría que hablar primero con mi jefe, el señor Li
- Oh, créeme, él va a tener su pareja para esa fiesta, te lo garantizo
- Cómo… ¿Por qué lo dices?
- Solo te diré que conozco a Li hace algunos años y su fama le precede. En fin, nos veremos en las reuniones y me dirás si cambias de opinión. Ten una linda noche, preciosa Sakura – se despidió el hombre dejando un beso en el dorso de su mano.
La castaña ingresó al hotel directo a su habitación, ya había preparado todo para la mañana siguiente y más valía que descansara pronto. Dejó sus cosas y se asomó sutilmente por el balcón encontrando que las luces de la habitación de su jefe estaban apagadas, hubiese querido despedirse, pero quizá era lo mejor. Ya con su pijama puesto se ubicó en su cama y notó que había una cajita justo en la mesa de noche con una nota sobrepuesta.
"Ten dulces sueños, Sakura" X.L
No pudo evitar sonreír, reconocía esa caligrafía donde fuera y por supuesto había sido Shaoran, al abrirla había un postre de fresas que desde luego no tardó en disfrutar y la hizo verdaderamente feliz el pensar que en ese pequeño tiempo que estuvieron separados él estuviera pensando en ella.
El viaje apenas estaba empezando y ninguno de los dos podía imaginar la vorágine que podría desatarse en aquel paradisiaco destino.
Abrió los ojos perezosamente al sentir el sonido del celular que reclamaba insistentemente su atención. Cuando pudo reaccionar un poco y ver de quien se trataba sonrió, esa llamada era infaltable sin importar en qué rincón del mundo se encontraba.
- Feliz cumpleaños Xiao Lang – decían sus padres al otro lado de la pantalla sonriéndole con total cariño.
- Buenos días… Buenas tardes, padre, madre.
- Sabemos que es temprano allá pero no queríamos interrumpir en tus actividades.
- Muchas gracias por su saludo, y sus buenos deseos.
- ¡Tio Xiao! ¡Feliz cumpleaños! – gritaban los niños al otro lado de la pantalla con sus caritas felices y mostrando algunas tarjetas hechas a mano.
- De verdad les agradezco mucho por acordarse de mí.
- Siempre, hijo. Siempre. Que tengas un día muy productivo ya cuando regreses nos encargaremos de celebrar tu cumpleaños número 30.
- No será necesario mamá.
- Claro que sí y no se discute. Pásala bien y dale nuestros saludos a Sakura.
- Lo haré. Los quiero.
Al despedirse se levantó de la cama y se estiró dirigiéndose al balcón para abrir las ventanas, le encantaba sentir la brisa de la mañana y los colores del cielo a esa hora del día. 30 años, que rápido había pasado el tiempo, pero se sentía satisfecho de todo lo que había aprendido y logrado.
El suave sonido de la puerta llamó su atención y se dirigió a abrir encontrándose con una cantidad exagerada de globos y un monumental desayuno.
- Buenos días señor Li. Su desayuno.
- Pero qué… - tomó una tarjeta que sobresalía de un ramito de flores.
Son 30 años ya… Tantos aprendizajes y vivencias que hacen de ti un hombre maravilloso, atento, generoso y sensible. Ya irás dejando de lado la arrogancia y prepotencia y siendo más como los demás mortales…
Espero que disfrutes este delicioso desayuno que preparé con mis propias manos para ti, mucho chocolate para tu deleite y todo mi cariño en el día de tu cumpleaños.
Feliz cumpleaños Shaoran
Te quiere… Sakura
El ambarino se sentía eufórico, feliz, hacía mucho tiempo no recibía una sorpresa de esa naturaleza.
- Señor Li, ¿dónde desea tomar su desayuno?
- En la terraza está bien. Muchas gracias
Mientras lo servían tomó una tarjeta y escribió una nota.
- Me estaré preparando, ¿podría entregar esta nota a la señorita Kinomoto por favor? Muchas gracias.
Se encargó de ducharse rápidamente, eligió el atuendo que usaría ese día, ya todo estaba preparado y alcanzó a ver como una cabeza castaña se asomaba tímidamente por su balcón sintiendo como su corazón saltaba al verla.
- ¿Qué haces merodeando señorita Kinomoto?
- Oh, ¡feliz cumpleaños Shaoran! ¿Me necesitabas?
- Sakura, sigue por favor y siéntate.
La castaña estaba vestida con una blusa de seda color rosa pálido que se ataba con una cinta al cuello y una falda corte lápiz que la hacía ver tan estilizada como siempre; como era de esperarse, no podían faltar sus altos zapatos.
- No debías vestirte tan formal
- ¿No te gusta? – preguntó la castaña visiblemente decepcionada
- ¿Cómo podría no gustarme? Osea, ¿cómo podría no gustarle a alguien? Te ves espectacular, solo pienso en tu comodidad.
- Bueno, gracias por el cumplido, pero ya sabes que me importa mucho la imagen que proyecte.
- Sakura Kinomoto, ven acá, vamos a desayunar.
- Es para ti
- ¿En qué universo crees que yo podría comer todo esto? Por favor, no me dejarás solito en mi cumpleaños, ¿no?
Sakura cedió y ocupó un lugar en la mesa del balcón, empezaron a conversar sobre lo que habían hecho el día anterior, Shaoran no solo agradeció el desayuno sino que la llenó de halagos, había preparado pastelillos de chocolate y todo un arsenal de comida que consumieron con facilidad entre risas y charlas mientras se acercaba la hora para el inicio de las negociaciones con las empresas europeas.
Llegaron juntos a la sala rodeada de ventanales con una bellísima vista al mar, fueron los primeros en arribar respecto a sus clientes europeos y tenían consigo todo el material necesario.
El primero en llegar fue un hombre mayor acompañado de otro hombre de mediana edad que se veía bastante serio. Al llegar Shaoran se acercó y saludó con bastante familiaridad. Sakura permaneció a su lado manteniendo todo el protocolo correspondiente, otras personas fueron ingresando y cada uno fue ocupando sus lugares, pero una figura bastante conocida para Shaoran hizo aparición,
- Buenos días – saludó con su voz melosa y aunque su inglés era perfecto, podía sentirse el marcado acento italiano –
Shaoran se puso de pie de inmediato y Sakura notó algo de nerviosismo en su jefe que no dejó de causarle un poco de inquietud. La mujer de inmediato se acercó a Shaoran y le besó en la mejilla apoyándose sobre su pecho.
- No sabes lo mucho que me alegra verte aquí, ya verás que nos divertiremos muchísimo – dijo ella en voz baja, pero no lo suficiente como para que Sakura no escuchara y su estómago se revolviera al escucharla hablar.
La mujer siguió su camino y Shaoran tomó asiento de nuevo, se volvió a Sakura para hablarle.
- Es solo… Es una vieja conocida, hija del señor D´Angello, ella… Verás, nos conocemos hace algún tiempo y tan solo…
- No son necesarias las explicaciones, Shaoran, es tu vida y yo soy tu asistente.
La frialdad en las palabras de Sakura no eran algo propio de ella. Acaso estaba… ¿Celosa? Este pequeño descubrimiento, aunque no era correcto, lo hacía sentir un poco arrogante, pero entonces, sucedió algo con lo que no contaba.
- Buenos días, disculpen la tardanza – dijo un hombre alto de cabellera rubia y profundos ojos azules que conocía muy bien pero que le caía muy mal. Era su némesis – Vaya, pero si es la preciosa señorita Sakura Kinomoto – dijo acercándose directamente a la castaña quien se puso de pie e hizo una reverencia – Oh no, preciosa, conmigo no es necesario tanto protocolo, pensé que con la salida de anoche había un poco más de confianza entre nosotros – la castaña no pudo evitar sonrojarse como colegiala y Shaoran agudizar sus oídos.
¿Salida del día anterior? Por su puesto, ella había estado fuera y cuando él regresó ella aún no había vuelto. Bueno, al parecer la señorita tampoco estaba perdiendo el tiempo y se sintió molesto, ¡furioso!... ¿celoso?
- Creo que ya estuvo bien de saludos y más si llegaste tarde – regañó el hombre mayor de aspecto mediterráneo – es hora de empezar.
Por fin entraban en materia. Presentaciones, proyecciones, números, planos. Todo iba extendiéndose frente a sus ojos, por momentos las conversaciones se hacían un poco más densas para Sakura, pero aprendía mucho más y a pesar de la obvia molestia de Shaoran que era incomprensible para ella, siempre estaba pendiente de explicarle y ayudarla y ella, por su puesto, se esforzaba por hacer el mejor trabajo posible.
Llegó la hora del almuerzo y Sakura se ausentó por un rato, por supuesto Isabella aprovechó para acercarse, se abrazó al cuello de Shaoran y empezó a preguntarle por su viaje y otros aspectos generales; Sakura ingresó en ese momento y al verlos en semejante cercanía revivió la molestia que sintió en la mañana, aclaró su garganta antes de acercarse por unos documentos.
- Disculpen la interrupción – sin decir más, pasó por el frente de Shaoran y recogió los documentos.
- Sakura… - Llamó el ambarino casi que empujando a Isabella ganándose un gesto de extrañeza por parte de la italiana – ¿ya almorzaste?
- No, señor Li, estaba buscando organizar unos archivos primero.
- Está bien, no sé si quisieras…
- Shaoran… - Interrumpió con el mismo tono meloso que usaba siempre – pensé que iríamos a almorzar juntos, ya sabes, para aprovechar el tiempo.
Sakura no dijo nada, aunque por su cabeza pasaran mil cosas.
- No, te equivocas, hay cosas que necesito hablar con Sakura, así que si puedes disculparme.
Rápidamente Shaoran se escabulló y tomó a Sakura suavemente del brazo sacándola de la sala.
- Llegaste justo a tiempo – mencionó el ambarino
- Pues se te veía bastante cómodo
- Lo mismo debo decir de ti y Fye, ¿dónde lo conociste?
- Anoche, en un restaurante donde fui a comer
- Ya veo… Y ¿volviste muy tarde?
- No mucho, estuvimos caminando un rato, es un tipo bastante agradable.
- ¿Te parece?
- Si, por lo menos más que la tal Isabella.
Shaoran sonrió, era muy gracioso ver los gestos de Sakura al referirse a la Italiana y sí, debía reconocer que Isabella podía ser un poco chocante para sus congéneres y mucho más si se detenía a pensar un poco que quizá la castaña estaba un poco celosa.
- Shaoran, tenemos poco tiempo, debemos almorzar pronto para regresar a la reunión.
- Te noto molesta o es solo mi impresión.
- Es solo tu impresión, vamos.
Almorzaron prácticamente en silencio, Sakura todo el tiempo simulaba revisar documentos y Shaoran hizo lo propio, no solo no quería importunarla, sino que tampoco quería darle a esa situación más importancia de la que merecía. El comportamiento de la castaña estaba siendo infantil e inmaduro ya que nada había pasado con Isabella, además, bajo esa lógica él también podría sentirse molesto con ella por el tema de Fye, ese imbécil siempre le había caído mal por su apariencia de niño bueno, era como Yukito pero más internacional aunque con las mismas ínfulas de gigoló, solo esperaba que Sakura lograra darse cuenta a tiempo.
La reunión se reanudó poco después, cada quien se enfocó en lo suyo desarrollando sus labores de la mejor manera y optimizando el tiempo; la tarde iba cayendo y la jornada estaba finalizando.
- Creo que podemos dar por terminado el día de hoy – indicó el mayor de los italianos – mañana temprano continuaremos.
Sakura recogió rápidamente los documentos y todo lo que correspondía a ella y a Shaoran, Fye intentó acercarse a ella pero amablemente pudo evadir sus atenciones y despidiéndose salió de la sala; como era de esperarse, Isabella abordó a Shaoran pero él tampoco se encontraba de humor para lidiar con nadie y excusándose con un dolor de cabeza buscó refugiarse en su habitación.
La verdad es que no tenía altas expectativas respecto a su cumpleaños, pero la manera como había iniciado de una u otra forma le había hecho pensar que sería un día especial gracias a cierta castaña, pero no, era todo lo contrario. Caminó solo y en silencio hacia su habitación, tomó su teléfono y quiso llamar a Sakura para invitarla a cenar, pero rememoró su actitud de todo el día y se sintió molesto, así que solo ingresó a su habitación, pero sobre su cama encontró un sobre, al abrirlo encontró en su interior una especie de tarjeta.
"Vale por una cena en la playa. Te espero a las 7. No faltes.
Nota: Dejé algo más cómodo para ti en el clóset"
Y fue inevitable para él sonreír como estúpido con esa nota en sus manos, de inmediato empezó a desvestirse para tomar una ducha pero una videollamada le interrumpió, se trataba de Eriol.
- Hey, feliz cumpleaños hermano. Bienvenido a los 30.
- Gracias por llamar, es muy amable de tu parte. ¿Cómo va todo por allá?
- Perfecto. ¿Y tu viaje con la bella Sakura?
- Ha sido… Interesante.
- Esa sonrisa es nueva, ¿ha pasado algo?
- Nada en particular
- Te conozco Xiao Lang solo… Ten cuidado
- ¿A qué te refieres?
- No lo arruines
- No le haría daño a Sakura
- Sé que no, pero tampoco te lo hagas a ti en el camino – dijo Eriol con una seriedad que pocas veces solía usar en sus conversaciones – Te lo digo en serio, no solo te preocupes por ella, hazlo también por ti. En fin, ¿tienes planes para la noche? ¿Isabella está allá? – preguntó volviendo a ser el pícaro de siempre
- Si tengo planes, pero no es lo que tú piensas, Isabella está acá pero no es con ella y deja de ser tan chismoso, luego te contaré. Tengo que arreglarme, gracias por llamar.
- Disfruta tu noche lobito.
Finalizaron la videollamada y Shaoran entró prontamente a la ducha, tal como decía la tarjeta el atuendo adecuado le esperaba guardado en su closet, consistía en una camisa blanca y un pantalón beige, clásico para la playa, solo esperaba que fuera una agradable velada. Se preparó lo mejor que pudo y faltando 20 minutos para las 7 de la noche uno de los botones del hotel pasó a recogerlo a su habitación para brindar todas las indicaciones y así poder llegar al lugar preparado por Sakura y la verdad es que sentía bastante curiosidad pues se notaba que había preparado todo con bastante antelación.
El ambiente era muy agradable, la brisa era suave y pudo vislumbrar algunas luces que bailaban incesantes bajo la luz de una preciosa luna llena y en medio de hermosos velos blancos; había visto varias puestas en escena de ese tipo pero nunca había sido protagonista de ninguna, no había permitido que nadie estuviera lo suficientemente cerca como para que ese tipo de detalles se dieran y no imaginó que Sakura haría algo así para él y ahí estaba, esa sensación extraña que recorría su cuerpo, una calidez que invadía su corazón y que lo hacía palpitar con cada vez mas fuerza a medida que se acercaba al lugar señalado.
Todo estaba precioso, ella se encontraba sentada frente a una mesa, con su rostro apoyado sobre su mano y mirando fijamente al océano. El viento jugaba con su cabello castaño que caía sobre su espalda descubierta gracias al generoso escote posterior que tenía el vestido que ya había tenido el placer de ver en aquel centro comercial de Tokio. Era una imagen que guardaría en su memoria, no solo por la belleza notoria de la mujer de ojos verdes, sino el cuadro en general y los sentimientos que evocaba. Carraspeó un poco su garganta para hacerse notar y la vio dar un respingo en su sitio, definitivamente sí estaba perdida en sus pensamientos
- Bienvenido, Shaoran – dijo ella con una dulce sonrisa
- Sakura… Esto es…
- ¿Demasiado cursi? ¿Exagerado?...
- Perfecto – Sakura sonrió complacida y evidentemente feliz.
- Ven, siéntate.
- Un momento, déjame verte.
La muchacha se sonrojó en el acto, pero Shaoran extendió sus manos para tomar las de Sakura y la miró de arriba abajo – Wow, te ves…
- No digas nada, me da pena.
- Pero no tienes por qué
- Mejor ven, vamos a brindar.
Aun tomados de la mano, Sakura llevó a Shaoran a la mesa y sirvió dos copas de champagne – Brindo por tus primeros 30 años, que sean absolutamente memorables, que la vida te sonría y todo a tu alrededor sea como lo deseas.
- Gracias Sakura, y gracias por hacer parte de mi vida, creo que tu presencia ha sido de las mejores cosas que me ha pasado este año. Gracias por tu amistad.
- Ni lo menciones, si alguien tiene todo por agradecer, soy yo y por eso… Bueno, no sé si es la manera correcta o quizá sea demasiado cursi para ti todo esto, pero entenderás que es difícil descifrar qué darle a un hombre que lo tiene todo y a veces los buenos recuerdos tienen un valor especial.
- Salud entonces por todos estos buenos momentos.
- Salud.
Chocaron sus copas y "oficialmente" se dio inicio a la velada, la comida era deliciosa pero la conversación lo era aún más, ambos reían a sus anchas compartiendo mil y un anécdotas sobre sus vidas, Shaoran se sintió tan relajado que en realidad quería que esa noche no terminara nunca. Posterior a la cena, pasaron a otro espacio donde solo había cojines y podían estar aún más cómodos.
- Shaoran, no me quiero emborrachar, tenemos reunión temprano en la mañana
- Es mi cumpleaños, no seas aguafiestas.
- Bueno, solo una copa más pero solo porque no sabía que combinado con fresas podía ser tan delicioso.
- Mmmmm hay muchas otras combinaciones deliciosas que podría enseñarte – dijo él acercándose un poco más y con un tono seductor que le erizó la piel
- Un momento señor, no estoy lo suficientemente ebria para aceptar ese tipo de insinuaciones.
- Eso se puede remediar
- ¡Shaoran! En serio, no me hables así, me imagino que son los trucos que sueles usar con tus conquistas y bajo ninguna circunstancia voy a hacer parte de esa lista.
Shaoran se incorporó apoyando un brazo sobre una de sus rodillas observando el océano
- ¿Crees que yo podría simplemente seducirte como a una más?
- Creo que eso debes responderlo tú, ¿no? ¿Podría yo encajar en la lista del gran Shaoran Li?
El ambarino volteó a ver a Sakura y se tomó la libertad de extender su mano hasta acunar el rostro de la castaña en ella – Tú, Kinomoto… Tienes razón, no podrías encajar en "esa lista" en ninguna, de hecho, porque eres más, mucho más de lo que cualquiera pudiera desear y es imposible encasillarte Sakura, no permitas que nadie lo haga y nunca te conformes con menos.
- Eres muy dulce, Shaoran, pero te estás volviendo cursi, ven conmigo.
Sakura se levantó y tomó de la mano a Shaoran obligándolo a levantarse y corrieron hacia la orilla del mar para jugar con el agua, él solo la veía correr, la manera maravillosa como jugaba con el viento, su vestido, su cabello… Todo parecía magia emanando de ella y esa sonrisa, definitivamente la conservaría para siempre.
Jugaron como niños, corrían de un lado a otro sin pensar en nada más que en el presente, Shaoran no podía recordar un momento de su vida en el que se sintiera más libre y extrañamente feliz.
- Eres un anciano Shaoran Li, ¿no podrás atraparme?
- No me provoques Sakura, es solo que eres demasiado escurridiza.
- Admítelo, ya no puedes con… - antes de terminar la frase el vestido se enredó en sus piernas propiciando una inevitable caída, pero Shaoran corrió en su auxilio para tomarla entre sus brazos, solo que fue demasiado tarde y ambos terminaron cayendo sobre la arena entre sonoras carcajadas.
- Estás hecha todo un desastre
- ¿Y crees que tú no, poderoso Li?
Shaoran se apoyó en su antebrazo pudiendo observar de frente a Sakura, estaba maravillado con lo que veía, esa sonrisa transparente y sus ojos… Brillaban como un par de luceros y se sentía hipnotizado por ellos, tanto, que lo que pasó a continuación fue por completo inevitable…
Sakura por su parte se sentía extasiada, feliz, plena, pero cuando vio a Shaoran frente a su rostro, pudo vislumbrar en sus ojos algo que no supo descifrar y más allá de todo, un magnetismo que era imposible de evitar cuando lo vio acercarse tan lentamente que era casi tortuoso.
Sus labios se tocaron en un roce suave y la mano de Shaoran retiró con suavidad algunos cabellos del rostro de la castaña, el ambarino no lograba entender por qué pero se sentía nervioso, como si ese beso fuera diferente a los cientos de besos que ya había dado antes; muchos labios habían pasado por los suyos en contactos más pasionales, pero esta vez… Era ella, todo era diferente, porque era ella.
La castaña sentía que todo su ser se estremecía y no pudo evitar que sus dedos juguetearan con el cabello de Shaoran mientras seguía disfrutando de aquel beso furtivo. De repente un viento frío los trajo bruscamente a la realidad y se separaron lentamente; Shaoran pudo contemplar el rostro de Sakura y se arrepintió por lo que había sucedido. Estaba aterrado y se levantó rápidamente extendiendo su mano hacia la castaña para ayudarla a hacer lo propio sin decir nada.
Sakura se levantó y sacudió un poco la arena de su vestido y cabello.
- Creo que…
- Ya es tarde, deberíamos irnos, ¿no lo crees?
- Sí, es lo mejor.
La ojiverde se acercó hacia el lugar donde habían estado anteriormente, tomó sus zapatos y emprendió su camino rumbo al hotel junto con Shaoran en total silencio. La verdad es que sentía enormes deseos de llorar, pues sabía que él se había arrepentido de lo sucedido y eso solo podía confirmar sus peores temores. Ella no estaba a su altura; sin embargo, sintió como la mano de Shaoran tomaba la suya suavemente sin decir nada mientras caminaban por la playa.
- Me has regalado una de las noches más felices y divertidas que he tenido desde que tengo memoria
- ¿Ah si? Pensé que con Eriol todo era diversión.
- Eso parece, pero no este tipo de diversión. Lo que pasa con Eriol se olvida en borracheras o termina en arrepentimientos, pero esta noche ha sido diferente. Gracias – concluyó tomando su mano y besando sus nudillos – eres única, Sakura.
- Me alegro que te haya gustado tu celebración de cumpleaños.
- Es mil veces mejor de lo que habría esperado, mi madre debe estar preparando una enorme fiesta en Tokio a nuestro regreso y me aburro tan solo de pensarlo.
Ingresaron al hotel y aunque seguían tomados de la mano aquel extraño silencio se había instalado de nuevo entre ellos mientras avanzaban por los pasillos hasta sus respectivas habitaciones. Sakura soltó lentamente la mano del ambarino y él no sabía cómo reaccionar, estaba perdido pensando en ese beso que había trastocado lo más profundo de su ser; pero la castaña no estaba en mejores condiciones, desde que era adolescente había soñado con besar a Yukito y recordaba el día en que por fin lo había logrado y que no fue aquello con lo que tanto soñó, pero este beso con Shaoran… Sin darse cuenta se llevó los dedos a los labios y suspiró, gesto que fue evidente para el ambarino quien terminó por perder el poco autocontrol que le quedaba y aprisionó a Sakura contra la pared y sujetando su rostro volvió a besarla, lento, tortuoso y con pasión contenida.
Sakura, aunque sorprendida por el gesto de Shaoran, no opuso la más mínima resistencia pues era justo lo que deseaba en ese momento, sentía desde su interior emerger un grado de pasión que nunca despertó Yukito y que, sin saberlo, su piel anhelaba desesperadamente.
Los besos fueron subiendo de intensidad y a estos se sumaron las caricias, los suspiros y… Se empezaron a escuchar ruidos provenientes del otro pasillo, personas se acercaban, por lo que Shaoran y Sakura se soltaron rápidamente aun con la respiración agitada y mirándose fijamente; la castaña con sus mejillas sonrojadas y el ambarino con su cabello alborotado procurando dar calma a los latidos de su corazón
- Lo mejor será que… Ya debo irme – dijo Sakura con voz trémula
- Si quieres, yo…
- No, debemos descansar, hay que madrugar y… Hasta mañana Shaoran – sin voltear a verlo, Sakura corrió por el resto del pasillo restante para llegar a su habitación dejando a un trastocado Shaoran solo mirando hacia el vacío.
El hombre hizo lo propio y se dirigió a su habitación, había sido una noche llena de emociones, ¿se había equivocado? Sí, hasta el fondo. ¿Se arrepentía? En lo más mínimo. Ya llevaba un tiempo conteniéndose de tener a Sakura entre sus brazos, debatiéndose internamente en torno a sus sentimientos hacia ella y ya no podía negarse a sí mismo ni a ella que le gustaba demasiado, el tema sería cómo manejar lo sucedido de ahí en adelante sin hacerle daño a ella.
De repente, escuchó el sonido de la puerta… Su corazón se detuvo por un momento, ¿acaso se había arrepentido de haberlo dejado súbitamente? Eso lo averiguaría de inmediato.
Cuando Sakura llegó a la habitación se abalanzó sobre la cama y abrazó la almohada totalmente abrumada por sus emociones, sentía que su corazón iba a estallar, estaba aterrada, emocionada, feliz, preocupada… ¿Por qué había corrido de esa manera? Lo mejor había sido hablar con Shaoran en ese mismo momento y aclararlo todo.
Pero vamos, Shaoran era un hombre experimentado, mucho más que ella y estaba acostumbrado a tener situaciones de ese tipo más no a lidiar con niñitas asustadizas o dramas de esa naturaleza, debía hablar con él y dejar clara la situación, era su jefe, tenían que verse todos los días y ella no estaba dispuesta a convertirse en una simple aventura como las muchas otras que había tenido.
Aunque… Ella no era como las otras, él se lo había asegurado, era su amiga, había confianza entre ellos y… ¿Sería acaso posible? Su cabeza iba a estallar, se iba a volver loca si no hablaba con Shaoran.
Se levantó de su cama y trató de calmar su agitado corazón, peinó un poco su cabello, porque, debía admitirlo, a esa altura parecía un nido de pájaros; hizo uso de todo su valor y salió de la habitación, sus rodillas temblaban y las manos sudaban, ese momento sería determinante.
Cuando se encontró frente a la puerta de la habitación de Shaoran los nervios se hicieron aún más evidentes, a pesar de eso, tomó valor y golpeó 3 veces, pasos se escucharon del otro lado hasta que la puerta se abrió.
- Ah, eres tú Kinomoto – Respondió con desdén Isabella D´Angello y el corazón de Sakura se detuvo.
- ¿Llegó servicio a la habitación? Necesito ese té con urgencia – dijo Shaoran desde dentro secándose el cabello y con el torso desnudo cuando volteó a ver a la puerta y pudo observar a Sakura con una expresión que él jamás habría querido ver en ella – Sakura…
VOLVÍIII!
Y bien tempranito jejejejee
Espero que estén muy bien mis querid s lectores y de antemano mil disculpas por la tardanza, mi inspiración salió volando por la ventana y no quería regresar, ha sido todo un reto poder escribir este capítulo, pero por fin pude escribir algo con lo que me siento medianamente cómoda.
Este capítulo quería publicarlo el día de cumpleaños de nuestro lobito pero en serio me fue imposible, no fluía nada de nada y esa frustración fue el peor bloqueo que pude tener, y más porque hubiésemos querido un final diferente, pero no sería yo si no le metiéramos un poco de intriga al asunto (muajajaja) demasiado bello para ser verdad.
Agradezco con el alma todos sus reviews, sus saludos hermosos, sus buenos deseos y que mi amada y adorada amiga ElizzeKomatsu volvió a las andanzas de leer de nuevo estas letras. Te quiero con el alma amiga! También dejo un saludito muy especial para mi Florecita preciosa que aunque hace mucho no hablamos sabes que tienes un lugar especial en mi Kokoro.
Por último pero no menos importante, todos los reviews de guest que van llegando, aunque no podamos interactuar por este medio me hacen inmensamente feliz.
Los últimos dos meses han sido particularmente no tanto difíciles sino más bien de cambios que luego les comentaré y como saben, este es el medio de escape para muchos de nosotros. Así que nada, deseo que la vida los acompañe con todo lo bello.
Abrazo enorme para mis queridas escritoras Wondergrinch, CherryLeeUp, que nos llega con otra mega historia que desde ya me tiene enganchada y a ti, querida Carrie por inspirarme siempre.
Los dejo, por ahora, deseándoles un super fin de semana.
AAle-San
