Les dije que estaba casi listo! y aquí está! espero que lo disfruten muchísimo, nos vemos abajo en las notas de autor.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas no aptas para menores, leer solo bajo su responsabilidad (que conste que avisé jejje)

CAPÍTULO 17

TOUCH ME

— Gracias por invitarme a bailar — dijo Tomoyo tratando de no mirar a Eriol directamente a los ojos.

— Tommy, mírame.

— Discúlpame — dijo ella viendo a lo lejos lo sucedido con Sakura, Shaoran y la recién llegada — algo sucedió, debo ver cómo está Sakura.

— No — respondió el inglés tomándola de la mano — ellos son adultos y sabrán cómo arreglárselas, necesito hablar contigo.

La expresión de Tomoyo era de total desconcierto, solo se dejó llevar y terminaron en un hermoso invernadero.

— ¿Qué… Qué hacemos aquí?

— Tommy, yo… De verdad necesito que me perdones, lo que sucedió entre nosotros fue...

— No digas nada, yo te perdoné hace mucho tiempo, la verdad es que no guardo ningún rencor hacia ti y…

— No me refiero a eso y lo sabes. Tomoyo, he sido un cabeza dura toda la vida, sin tener un rumbo fijo, lo único que me ha dado un poco de sentido ha sido mi trabajo y en algún punto de mi vida… Tú.

Tomoyo trataba de mostrarse inflexible ante la confesión del que había considerado el amor de su vida, sabía que era un experto con las palabras pero sus ojos no podían mentir y ella lo sabía mejor que nadie.

— Tommy, me equivoqué de la peor manera y mi más grande error no fue el tener un encuentro sexual con otra mujer, mi peor error fue darte por sentada, pensar que nuestra relación era una más cuando la verdad es que tú eres única y no puedo concebir ser feliz algún día con ninguna otra mujer que no seas tú.

— Eriol, yo no…

— Por favor Tomoyo, por favor. Yo no te pido que reanudemos nuestra relación como si nada hubiese sucedido, solo que me permitas acercarme a ti y poco a poco ir ganando tu confianza de nuevo. Solo eso deseo.

La amatista cerró sus ojos y suspiró, su cabeza le decía incesantemente que huyera, era un engaño planeado por el hombre que más daño le había hecho, pero su corazón le decía que era sincero… Además, ella también lo anhelaba, quería ser feliz al lado del hombre que amaba.

Así que no le quedó otra opción más que rendirse, rendirse ante aquel amor que albergaba su corazón y le permitía tener esperanza nuevamente, rogando en lo más profundo de su ser no resultar lastimada esta vez. Se acercó a Eriol y con una sonrisa, solo tomó su mano. Aquella sonrisa fue correspondida por él quien lo hizo con la misma dulzura y sintiendo su corazón estallar de emoción.

Esta era su oportunidad y no la perdería por nada del mundo.

Sakura se encontraba en el bar bebiendo una copa de vino totalmente perdida en sus pensamientos.

Sintió unas manos cálidas y delicadas posándose en sus brazos — por fin te veo Sakurita — se trataba de su cuñada Kaho Kinomoto.

— Kaho — saludó Sakura tratando de componer una sonrisa y volviéndose a la recién llegada quien a su vez la estrechó en un abrazo y le dijo suavemente — no es necesario que sonrías, sé que no te nace hacerlo.

— No por favor, no digas eso

— No lo digo por mí, chiquilla — respondió ella de manera jovial — te conozco Sakura y tus ojos no saben mentir ni ocultar la tristeza o confusión y por tu mente está pasando una tormenta.

La castaña suspiró mirando de nuevo la copa de cristal que reposaba sobre la barra

— Estás preciosa, ¿sabías?

Sakura sonrió de nuevo con tristeza — eso me han dicho

— Mira a tu alrededor — pidió Kaho — Hay muchas mujeres físicamente hermosas, con vestidos fabulosos, peinados costosos y joyas ostentosas, pero en su interior no son nada más que espejismos, no pueden ofrecer nada real… En cambio tú, tú eres arte, o por lo menos así te describe Touya y por eso te cuida tanto, pero — dijo acercándose para hablarle al oído — nunca lo escuchaste de mí — ambas mujeres rieron — el caso es, mi querida niña, que… Nunca te dejes apabullar por cualquiera.

— Siempre has sabido llegar con las palabras precisas, desde que te conozco — dijo Sakura con cariño.

— Siempre serás a mis ojos esa niña dulce de 10 años que me ayudaba a barrer la entrada del templo y compraba con ilusión los amuletos de mi abuelo.

— Gracias — respondió Sakura en un susurro — y a todas estas, ¿dónde está mi hermano?

— Bueno, sabes que éstas, más que reuniones sociales terminan convirtiéndose en reuniones de negocios también, así que está hablando con algunos clientes y eso me aburre un poco, así que mientras mi presencia no sea requerida, prefiero mantenerme al margen.

— Kaho, es un gusto tenerte entre nosotros, bienvenida — la voz de Shaoran se dejó escuchar a espaldas de Sakura haciendo que la castaña se sonrojara notoriamente y que su cuñada sonriera ante esa reacción.

— Shaoran, gracias por invitarnos, siempre será un honor estar con ustedes, te deseo un muy feliz cumpleaños — dijo ella poniéndose de pie y acercándose al recién llegado para felicitarle de manera más cercana — Creo que debo retirarme, con seguridad Touya me está buscando, por favor, ¿puedo pedirte que acompañes a Sakura?

— Claro que sí.

La pelirroja se retiró en busca de su esposo y dejó a la pareja nuevamente a solas, o por lo menos en la medida de lo posible teniendo en cuenta la cantidad de personas que se encontraban en aquella reunión.

— No puedo creer que hayas dejado a tu invitada sola.

— Sakura yo…

La castaña le silencio de inmediato con un movimiento de su mano — No necesito explicaciones Shaoran, no las estoy pidiendo.

— Lo sé, es solo que… Mira, ella es…

— La hija del señor Alexandre Dubois, magnate de la industria siderúrgica en Europa, lo supe en cuanto la vi. Recuerda que conocí al señor Alexandre en Grecia y son muy parecidos.

— Eres muy observadora, pero Amy fue muy…

— ¿Grosera? ¿presuntuosa? ¿posesiva?

Shaoran sonrió con suavidad — Exactamente.

— Bueno, eso no es tu responsabilidad y creo que todos sabíamos que esta noche sería así. Una feliz reunión de todas tus pasadas, presentes y futuras conquistas.

— Sakura no hay presentes conquistas, no lo digas de ese modo.

— Tienes razón, porque me niego a ser una más en tu lista y lo sabes

— Y yo me niego a ponerte en esa lista, eso también lo sabes.

La castaña inclinó su rostro pero de inmediato Shaoran posó sus dedos en el delicado mentón de la joven para levantarlo un poco y así obligarla a mirarlo, se encontró entonces con el dorado en la mirada del castaño y una expresión que dejaba de lado toda duda, hacía que las palabras sobraran, definitivamente lo sabía, no era una más.

— Sakura, podríamos irn…

— Hijo, aquí estás — interrumpió Ierán apurada — te estaba buscando, ¿pudiste ver a la señorita Dubois?

— Si mamá, ya lo hice.

— Dios, es una mujer tan antipática — dijo la señora Li con una expresión de desagrado que hizo sonreír a Sakura — Pero ya sabes, su padre está aquí y como siempre, debemos ser muy hospitalarios con ellos.. Bueno, es hora del pastel, tu padre y tus hermanas te estamos esperando. Vamos.

Shaoran miró a Sakura en una súplica silenciosa que la castaña comprendió muy bien y solo asintió. Ierán por su parte, sin decir una palabra más observó con detenimiento la situación, tomó a su hijo del brazo y empezaron a caminar.

— ¿Hay algo que desees decirme madre?

— ¿Por qué lo dices?

— Porque te conozco, y tienes algo que quieres decirme pero por alguna razón no lo haces. ¿Qué sucede?

— Solo prométeme algo, Shaoran — dijo la mujer deteniéndose y mirando a su hijo fijamente — Lo que has hecho con tu vida durante estos años no es un secreto para ninguno de nosotros, tus relaciones y… Bueno, Sakura es una joven muy especial y tampoco puedes ocultar que existe cierta atracción entre ustedes, por favor no la lastimes Shaoran, ella no es como Isabella o Amy o alguna de tus anteriores conquistas.

Shaoran suspiró, lo que decía su madre era completamente cierto y entendía que no solo debía ganar la confianza de Sakura, sino la de todos alrededor, pues la reputación que había construido a su alrededor podía ser un fantasma que podría minar la relación… ¿Relación?

Se detuvo en seco llamando la atención de su madre — hijo, ¿sucede algo?

— Solo me di cuenta de algo importante, gracias madre.

— Lo único que deseo es que seas feliz.

Llegaron al lugar donde les esperaban el resto de su familia y un enorme pastel de cumpleaños y allí estaban, cantando alrededor de las velas encendidas y Shaoran por primera vez en muchos años deseaba algo diferente: que el amor fuera el protagonista de su vida, pues consideraba que tenía todo lo demás y solo eso hacía falta y a su mente solo pudo llegar el brillo de unos ojos verdes y una sonrisa llena de luz que justamente se encontraba frente a él, observándolo, de esa manera indescifrable y lo supo, no solo la quería, la necesitaba en su vida.

El salón retumbó en aplausos y Shaoran se sintió súbitamente feliz, estaba rodeado de personas a quienes amaba y que lo amaban a él, el negocio iba mejor que nunca y lo único que necesitaba era estar un rato con Sakura y hablar con ella, dejar de lado ese juego del gato y el ratón y ser claros de una vez.

La noche siguió su curso, las parejas bailaban, los invitados conversaban y reían. Shaoran por más que intentaba encontrar una espacio para conversar con Sakura siempre terminaba siendo retenido por algunos socios comerciales o por su misma familia. La castaña por su parte había encontrado un espacio para conversar con Tomoyo sobre lo sucedido con Eriol y no pudo más que sentirse feliz por ella, a pesar de lo sucedido y su pésimo inicio con el inglés, había logrado descubrir por sí misma que era un hombre agradable y en la forma en que miraba a Tomoyo y se dirigía a ella no había engaño respecto a sus sentimientos.

Pasada la media noche, el licor empezaba a tener efecto en algunos de los invitados, como siempre, Sakura siempre había sido una de las mujeres más admiradas aquella noche y Shaoran ardía de los celos al ver cómo los hijos de varios empresarios se acercaban a ella con el fin de seducirla. Obviamente eran jóvenes bien parecidos, de la misma edad de la castaña y con todas las cualidades para que cualquier mujer de su edad cayera deslumbrada a sus píes. ¿Así se habría sentido ella cuando se le acercaban sus ex amantes? si era así, se sentía una porquería por hacerla pasar por semejantes situaciones sin haber hecho más por evitarlo o poner a esas mujeres en su lugar, ahora era él quien quería salir corriendo y cuidar que nadie con intenciones románticas o sexuales se le acercara pero no podía, por una sencilla razón: hasta ese momento, ella era solo su asistente y a lo mucho, su amiga.

Afortunadamente, contaba con Touya Kinomoto para "cuidar el frente" y es que su futuro cuñado era de mucho cuidado… ¿Futuro cuñado? No lo había pensado ni por un instante, Touya lo mataría si supiera que le puso un dedo encima a Sakura, sería una traición a su amistad y no se permitiría cometer los errores del pasado.

— Hijo, ¿estás bien? Te sonrojarse — dijo con preocupación Ierán

Shaoran confundido trató de responder de la manera más tranquila posible — Ha de ser por el alcohol, madre, no te preocupes.

— Eso es raro, no has bebido mucho y siempre has sido muy resistente.

— Bueno mamá, quizá sean los años que no vienen solos.

Ierán Li lo miró con suspicacia y acarició su rostro — quizá necesites aire fresco, ve a charlar con alguno de tus amigos, es tu fiesta después de todo y te hemos ocupado con asuntos de negocios.

— Gracias madre.

Así que el ambarino fijó la mirada en su objetivo. Touya. Pero no dejaría sola a Sakura, así que aprovechó que tenía cerca a Eriol y Tomoyo que estaban extrañamente cariñosos, pero ya tendría tiempo de averiguar lo que estaba sucediendo.

— Eriol, Tommy, ¿podría pedirles que por favor acompañen a Sakura un rato? Necesito hablar con Touya

— Bueno mi amigo, creo que Sakurita no se sentirá sola así te lleves a su hermano, mira nada más como revolotean a su alrededor, seguro esperando que el guardián se aleje — dijo Eriol con sorna

— Cállate Eriol, ¿me van a ayudar o no?

— Claro que si, ve tranquilo — respondió Tomoyo tomando su mano con suavidad

Así que, Shaoran se acercó a Touya quien se encontraba con Kaho y Sakura y con cara de pocos amigos.

— Hola de nuevo — saludó con amabilidad el ambarino pero mirando con dulzura a la castaña quien se sonrojó en el acto, cosa que su hermano notó y carraspeó su garganta para disipar el ambiente extraño que se había formado.

— Ehhhh, bueno… Sí, Touya, ¿podrías darme un momento para hablar… A solas?

Sakua contuvo la respiración, si era lo que estaba pensando… ¿Shaoran acaso? No, ellos solo estaban jugueteando, seguramente era algo de negocios.

Con el ceño fruncido, Kinomoto asintió; no sin antes advertir a Eriol que cuidara a las mujeres en cuestión de los Playboy que se estaban acercando con intenciones no tan buenas.

Ambos hombres atravesaron el salón rumbo a uno de los balcones donde una agradable brisa se dejaba sentir. En la puerta, dos personas del servicio se erguían salvaguardando el lugar. Touya ingresó y tras él el ambarino, no sin antes advertir.

— Que nadie nos interrumpa, nadie, sin excepción — los hombres hicieron una reverencia en señal de comprensión dejando a Kinomoto y Li solos en el espacio en cuestión.

El silencio se hizo presente. Shaoran no sabía cómo iniciar la conversación, de qué forma abordar al hombre más celoso y posesivo que había conocido en su vida y quién además era su amigo y a quien apreciaba. Pero no tuvo que hacerlo.

— No logro hacerme a la idea de que Sakura es toda una mujer.

Shaoran se paró a su lado apoyándose con su brazo en la estructura marmolada del balcón y asintiendo ante la afirmación del moreno.

— Cuando emprendió su aventura hacia América, me sentí sobrecogido, vacío, preocupado a morir, los años pasaron y se hacía tan difícil vernos de manera personal, en mi mente seguía siendo la niña de coletas que patinaba rumbo a la escuela, ¿sabes? — expresó con una sonrisa melancólica — con la muerte de nuestros padres, este instinto que siempre ha existido en mí de querer protegerla se hizo mayor, y cuando la ví en mi matrimonio, con ese endemoniado vestido rojo…

Ambos sonrieron — ¿sabías que conocí a Sakura ese día?

— Si mal no recuerdo no fuiste a mi boda

— Lo siento mucho, en serio, pero llegué muy cansado de ese viaje y quería ver a mis padres.

— No te preocupes — respondió Touya palmeando su espalda — pero, ¿cómo se conocieron entonces?

— Veníamos en el mismo vuelo, fue la última en abordar, cabe anotar, tuvimos un pequeño altercado en el vuelo y bueno… Luego, al llegar, estaba abandonada a su suerte en el aeropuerto que estaba atestado de gente, se veía desesperada por llegar y Wei, ya lo conoces, le comenté que ella venía en mi vuelo y me convenció de traerla a Tokio. Nuestra historia ha sido un poco accidentada, pero créeme, doy fe de que es una mujer maravillosa, muy inteligente y perspicaz, ¿sabías que también habla Francés? Además es muy amable con todos, dulce y atenta a cada detalle y cuando sonríe es - dijo tomando aire y mirando al jardín- … como si el mundo entero se iluminara y todo lo malo se despejara, sabes que todo está bien si Sakura está cerca, si un hombre se acerca solo pensando en su exhuberante belleza, solo ve la punta del iceberg, porque ella te sorprende cada día con cosas nuevas por descubrir ohhhh y cuando se enoja, parece que sus ojos cambiaran de color y a pesar de ser bajita se hace gigante defendiendo sus convicciones… Ella, ella es…

Cuando por fin se percató de lo que estaba haciendo, del entusiasmo en sus palabras pudo notar dos cosas. Estaba irremediable e indudablemente enamorado de Sakura Kinomoto y la segunda era la mirada asesina del mayor de los Kinomoto que hizo que se le helaran los huesos en el acto.

— Touya… Yo…

El moreno desvío su mirada hacia el jardín; a lo lejos vio a Sakura, Kaho, Tomoyo y Eriol a su al rededor como perro guardián, un cuadro bastante divertido. Su hermana se veía feliz, preciosa y plena y en un momento dado, Kaho, como si pudiera saber que su esposo tenía una tormenta en la cabeza, lo miró y le sonrió como solo ella sabía hacerlo transmitiéndole paz y la vió asentir. De pronto, escuchó la voz de su hermana cuando era pequeña en su cabeza con su infaltable frase "pase lo que pase, todo estará bien".

— Lo supe desde la primera vez que los ví en su apartamento — soltó Touya.

— Touya, en ese momento yo no…

— Lo sé, en ese momento ni tú mismo lo sabías. Llámalo como quieras, un sexto sentido, poder de hermano, no me interesa, solo lo supe. Por eso cuando Sakura me dijo que estaba con Yukito me sentí transtornado, molesto, porque sabía lo que él quería y él jamás se expresó de ella como tú lo acabas de hacer esta noche.

Las defensas de Shaoran cayeron y tomó la misma posición de Touya mirando hacia su grupo de amigos en el jardín iluminado.

— Yo no quería que esto pasara, no lo busqué, no lo esperé. Yo juraba que era feliz y tenía todo resuelto, es solo que… solo mírala, ella es magia y lo transforma todo a su alrededor. Me transformó a mí — terminó diciendo con una sonrisa.

— Yo no creo que las personas cambien de un día para otro, Shaoran, no dudo que tengas sentimientos muy fuertes hacía ella, pero tu naturaleza, los hábitos que has creado son muy poderosos y pueden traicionarte.

— No lastimaría a Sakura.

— No me importaría ir a la cárcel si dañas a mi hermana — dijo Touya con seriedad haciendo que Shaoran tragara grueso.

— Touya…

— No lo digo en serio, aunque una buena paliza puedo garantizarte y no puedes ni si quiera defenderte.

— Eso significa…

— No necesitas mi permiso, pero agradezco que desees honrar nuestra amistad — el moreno volteó y con una pequeña sonrisa extendió su mano hacia Shaoran quien la tomó con firmeza — por favor, cuidala y si necesitas un consejo o algo… Nuestra amistad está tan vigente como siempre, o aún más si fuera posible, solo no me hables de… ya sabes qué con mi hermana.

— Ni lo menciones — respondió Shaoran sonrojado y mirando hacia el piso.

— Ahora vamos, nuestras chicas esperan.

Ambos hombres dejaron atrás el balcón y Shaoran pudo sentirse más libre que nunca; afuera, la fiesta seguía, le sonreían, coqueteaban, adulaban, pero no le importó porque alguien esperaba por él y él necesitaba de ella.

Las sonoras carcajadas de Sakura retumbaron en el estacionamiento del edificio, Shaoran trataba de sostener a una mareada y contenta Sakura que tarareaba una pieza de jazz e intentaba bailar con torpeza y a su vez se encargaba de llevar sus zapatos.

— ¿Seguro estarán bien, joven Shaoran? — Preguntaba Wei viendo a la joven pareja a punto de abordar el elevador.

— Lo estaremos Wei, por favor ve a descansar, no era necesario que nos trajeras

— Estoy siempre a su servicio, señor.

— Gracias amigo y tómate el fin de semana por favor, no quiero saber que estás trabajando ni en casa de mis padres, ¿entendido?

— Entendido señor. Que descansen.

— ¡Adiós señor Wei! — se despedía Sakura con entusiasmo sacudiendo su mano.

— Duerma bien señorita Sakura

Las puertas del elevador se cerraron y Sakura seguía cantando un poco más bajo

— "I've Got You, under My skin…

I've got you, Deep in the heart of me

So Deep in My heart that you're really a part of me

I've got you, under My skin"

— de verdad te gusta el jazz y tienes una voz hermosa, aunque trates de cantar mal a propósito.

— ¿quién dice eso?

— Yo, que te escucho cantar bajito cuando te concentras y piensas que nadie te ve — dijo Shaoran con voz ronca y acercándose un poco más a su rostro — así como sé que te pones a silbar cuando haces alguna tarea repetitiva, eres una chica muy ruidosa Kinomoto.

Un adorable sonrojo se extendió por el rostro de la castaña haciendo sonreír a Shaoran quien se acercó un poco más para poner las manos en la parte de atrás de su cabezay soltó el broche de cristales que sostenía el semirecogido de su cabello dejándolo caer suelto y libre sobre sus hombros.

— Mucho mejor — dijo Shaoran mientras deslizaba sus dedos por el cuello de la castaña quien cerrando los ojos trataba de controlar su respiración — me habría encantado ver el collar que te regalé.

— No… no combinaba con el vestido — respondió Sakura aún con los ojos cerrados y tratando de controlar su respiración entrecortada.

— Eso no está bien, quiero darte algo que puedas llevar siempre contigo — dijo Shaoran con voz ronca y acercando sus labios al cuello de la castaña haciéndola temblar como una hoja

— No creo que sea necesario.

— Lo es… Quiero estar contigo aún cuando no esté, que me sientas a tu lado, que sepas que jamás estarás sola.

Shaoran alejó sus labios del cuello de Sakura y se acercó a los labios enrojecidos de ella, el aroma delicado del perfume de la castaña y el masculino de Shaoran se mezclaban a la perfección, estaban a tan solo milímetros de tan esperado contacto pero el sonido del elevador anunciaba que ya estaban en el piso de Sakura.

El castaño sonrió dejando un pequeño beso en la punta de la nariz de la ojiverde y se reincorporó para salir del pequeño espacio.

Sakura, aún mareada y confundida por lo que acababa de pasar, salió y buscó las llaves para ingresar a su apartamento y vamos, no era la primera vez que se besaban o estaban tan cerca, pero esta vez había sido diferente, tan intenso, tan cargado de sentimientos… ¿qué estaba pasando?

— Bueno… Gracias por…

— Si, gracias a ti, fue la primera fiesta de cumpleaños que en realidad me gustó.

— No digas eso, Tommy se esforzó mucho.

— Sabes que no me refiero a la logística — dijo él recostándose en el marco de la puerta y tomando con delicadeza la mano de Sakura.

— ¿Qui… Quieres ya sabes… Pasar? No sé si estás muy cansado o…

— Será un placer — respondió él

La castaña ingresó al apartamento pero el ambiente seguía igual de cargado de deseo que en el elevador.

De repente, Sakura sintió las manos de Shaoran tomar su cintura desde atrás y el calor de su cuerpo envolvió por completo el suyo, supo que ya no era tiempo de resistirse ni pensar en lo que pudiera suceder, este era su momento, únicamente ellos dos.

— Shaoran — susurró con un tono de voz tan sensual que solo pudo incrementar el deseo del ambarino.

Él corrió el cabello de su cuello y aspiró de nuevo el aroma de su perfume, quería recorrer cada centímetro de la cremosa piel de la castaña, había deseado tanto ese momento que ahora parecía irreal el poder tenerla entre sus manos.

Con sus labios empezó a acariciar con delicadeza el cuello de la castaña mientras sus brazos la sujetaban con firmeza, pero pronto su mano viajó hasta una de las pequeñas tiras de su vestido, deslizándola lentamente y besando el espacio entre su cuello y sus hombros repitiendo está acción al otro lado. Sakura solo trataba de respirar y disfrutar cada instante.

Pasado un momento, el ambarino le dió la vuelta y cuando la tuvo de frente tomó su rostro entre sus manos y la observó como nunca ningún otro hombre lo había hecho, ella pudo percibir todo lo que él sentía fluyendo a través de sus ojos y se sintió sobrecogida por la expresión de aquella mirada sincera.

— Sakura, eres preciosa — y esta vez tomó sus labios en un beso suave que, fue incrementando su intensidad, las caricias empezaron y poco a poco cada pieza de ropa fue quedando en el camino, nada más irrumpía en el lugar, solo la luz de la luna que iluminaba sus cuerpos semidesnudos.

El juego de caricias se detuvo solo un momento para observarse, y no era que no lo hubiesen hecho antes, pero las circunstancias eran totalmente distintas ahora, no había incomodidad alguna, se pertenecían en cuerpo y alma.

Sakura llevaba un juego de encaje tan sensual que Shaoran quedó anonadado al verla, lo cual era, en cierto punto, extraño, teniendo en cuenta el récord del ambarino.

— No me mires así — dijo la castaña sonriendo apenada e intentando cubrirse con sus manos

— No lo hagas, por favor, solo trato de dejar esta imagen guardada en mi memoria para siempre.

— Bueno, fue idea de Tomoyo, y yo…

— Bendita sea Tomoyo— susurró acercándose nuevamente y dejando que sus manos fueran libres de explorar cada rincón de la delicada piel de la mujer que amaba, porque sí, la amaba, ahora más que nunca podía sentirlo y no le negaría a todos sus sentidos extasiarse en ella así como dedicarse a brindarle todo el placer del que era digna.

Se agachó un poco para tomarla con firmeza de su trasero y ella se abrazó de la cadera del ambarino mientras este devoraba su cuello con pasión y ella podía sentir su erección palpitar contra su zona erógena; podía decir con total certeza que ninguno de sus encuentros pasados habían logrado encenderla como Shaoran lo hacía, sentía dentro de su ser como un volcán a punto de hacer erupción y deseaba ser suya esa noche pero también que él le perteneciera aunque fuera en ese instante y en la privacidad de aquellos muros.

Entre besos llegaron a la habitación y Shaoran la depositó con delicadeza en la cama observándola una vez más y sintiendo como su deseo se hacía más y más incontrolable.

— Sakura, ¿estás segura de esto?

La castaña sonrió, se incorporó y lo tomó de la parte posterior del cuello, atrapando sus labios en un beso intenso que le brindaba una respuesta certera. Una vez lo soltó solo se mordió el labio inferior y Shaoran podría decir que fue ese momento preciso en el que perdió la cabeza.

Así que se ubicó sobre ella y de nuevo sus labios se ubicaron en el cuello de la castaña, su aroma lo volvía loco de deseo y deseaba devorarla mientras sus manos exploraban y acariciaban la figura femenina.

Sakura se dejaba hacer, se sentía feliz, extasiada, deseada y eso le encantaba. Sus manos se aferraban con fuerza a la amplia espalda de Shaoran y podía recordar a la perfección el masaje que le había dado en Grecia y cómo había fantaseado en acariciarlo como lo estaba haciendo en ese momento, permitió que sus manos jugaran con la cabellera deliciosamente desordenada mientras lo escuchaba gemir suavemente contra su cuello.

No pudo evitar que su espalda se arqueara en cuanto sintió los labios de Shaoran besar sobre la suave y delgada tela de encaje sus pezones erectos y él aprovechó para tomarla entre sus brazos y acercarla más a su cuerpo, era delicioso sentirla temblar de puro placer, escuchar los gemidos suaves que escapaban de su boca y la forma como sus delicadas manos se paseaban por su espalda, hombros y brazos. Todo lo que estaba sucediendo era irreal, incluso para un hombre como él.

Sakura, por su parte, en su cabeza pensaba que no debía romantizar el asunto, pero era un momento simplemente mágico, nunca imaginó que Shaoran sería tan delicado y apasionado, se esforzaba por hacerla sentir deseada y… ¿Amada? Sus caricias, sus besos húmedos recorriéndola, el sonido ronco de su voz repitiendo una y otra vez lo hermosa que era.

En un momento dado, el ambarino se detuvo justo frente a su rostro. Pudo notar la frente de la castaña perlada por el sudor y sus ojos oscurecidos por el deseo, ambos estaban en las mismas condiciones.

— Sakura…— dijo él acariciando su rostro y mirándola con ternura — mi querida Sakura — se acercó rozando su rostro con su nariz — solo quiero hacerte sentir lo mucho que te quiero, lo importante que eres para mí.

— Shaoran no es neces…

— Lo es, porque no eres ni serás nunca una aventura para mí, quiero que esta noche seas completamente mía y te juro por mi alma que soy solamente tuyo.

Y si en ese momento quedaba algún ápice de duda en la mente de Sakura, se esfumó por completo; no era solo sexo o la liberacion de aquella tensión que existía desde días atrás, él la quería, de verdad la quería, así como ella lo quería a él pero no se había atrevido a admitirlo, era él quién estaba dando ese salto, quien estaba dejando de lado sus reservas, temores y las heridas del pasado. Sakura no dijo nada, solo lo besó como nunca lo había hecho con nadie más, entregó su alma en aquel beso y Shaoran lo sintió, así que sus manos recorrieron el abdomen de la castaña hasta llegar al borde de su ropa interior acariciando de manera sugerente y provocativa mientras sus labios seguían ocupándose de su cuello y clavícula.

Las caricias llegaron a su entrepierna y al interior de sus muslos acercándose cada vez más a ese punto dónde se concentraba la excitación de la castaña y los gemidos se hacían cada vez más audibles e intensos haciendo a Shaoran sonreír, adoraba saber que era él el causante de todas esas sensaciones.

Poco a poco las piezas de ropa restantes quedaron esparcidas por la habitación y los cuerpos desnudos danzaban al compás de la pasión y los sentimientos que fluían libres entre ellos, ya no sabían donde empezaba el cuerpo de uno y terminaba el otro, el tiempo había dejado de correr y el mundo de existir.

Las manos del ambarino ardían por recorrer cada milímetro de la suave piel de Sakura, a su mente vinieron todos los momentos que habían compartido y dónde anhelaba con ansias poder hacer lo que están haciendo en ese momento.

Sakura se había dejado llevar por el torrente de emociones y la adrenalina que la embargaba, sus manos se sentían inquietas, el cuerpo de Shaoran era muy bien trabajado y poder palpar su abdomen, incluso sentir como gemía de placer cuando sus manos se acercan a su erección era exquisito; el gran Shaoran Li, el hombre poderoso y conquistador de mujeres, el que había pensado que no se fijaría en ella le estaba dando una de las mejores noches de su vida.

Los dedos de Shaoran se aventuraron a explorar en la zona más íntima de Sakura haciendo que ella sonriera — ¿Te gusta eso?

— ¿Tú qué crees? — respondió ella con la respiración entrecortada.

El no respondió, solo empezó a masajear con tal experticia que la excitación de Sakura aumentó en gran manera al igual que su humedad, dentro de su ser sentía como si pudiera estallar y su cuerpo lo manifestaba con sus movimientos, Shaoran lo disfrutaba igual o más que ella y pronto pasó de solo masajear a introducir dos de sus dedos en su interior haciendo que se arquera de nuevo y el nombre del ambarino saliera de sus labios como un gemido.

— Por favor, dime qué quieres.

— Shaoran me estás matando

— ¿Qué quieres Sakura?

— Hazlo ya, te necesito — dijo ella susurrando a su oído y abrazándose a su espalda.

El ambarino entonces, se posicionó entre sus piernas con delicadeza, tomó las manos de Sakura entre las suyas a la altura de la cabeza de la castaña y nuevamente juntó sus frentes cerrando sus ojos, había tenido sexo incontables veces en su vida, pero a ella le haría el amor, en cualquier otra circunstancia buscaría su propio placer pero ahora quería volverla loca a ella con sus besos y caricias, marcar su alma entregando todo de sí.

De ese modo, se posicionó en su entrada y una sonrisa de la castaña fue como una autorización silenciosa para continuar y concretar aquel inolvidable encuentro.

La penetró con delicadeza y lentitud, Esperando adaptarse a la fisionomía de la castaña y observando con atención sus reacciones, cada gesto, sonido, las contracciones de su cuerpo, su respiración entrecortada, cada instante de ese encuentro se estaba convirtiendo en su favorito y vaya si podría acostumbrarse a tenerla siempre.

Las embestidas fueron en aumento y el placer estaba llegando a niveles plenos, ambos estaban tan cerca de llegar al climax y a su vez se sentían más unidos que nunca; los espasmos se fueron extendiendo por todo el cuerpo de la castaña quien se aferraba con fuerza a la espalda de Shaoran, pero a su vez, con los movimientos de su cadera pedía más y por supuesto él estaría dispuesto a dárselo hasta que el tan esperado orgasmo fue liberado y como parte de la sincronía que los acompañó esa noche, ambos lo lograron al mismo tiempo.

Cayeron rendidos, agotados, extasiados y felices; ese momento sin duda marcaría sus vidas, no había tiempo ni espacio para pensar en las complicaciones ni en el resto del mundo, seguían siendo solo ellos en aquella habitación.

Shaoran tomó en sus brazos a Sakura y la envolvió en un abrazo protector, como quien tiene el mayor de los tesoros en sus manos y no está dispuesto a soltarlo; ella se refugió en su pecho, escuchando su respiración aún entrecortada y los latidos de su corazón, esa noche no había Sido una chica más en su lista y estaba segura de ello, no solo porque él se lo había dicho, su corazón lo sabía.

Pero rápidamente el cansancio hizo que sus ojos pesaran y la calidez del cuerpo de Shaoran que aún la abrazaba la fue arrullando hasta perderse en un profundo sueño.

Shaoran, por su parte, solo la contemplaba, ¿se había sentido así alguna vez en su vida? La verdad es que con Yun era apasionado, salvaje, todo llevado al extremo… Sakura era la calma, si bien podía hacerlo arder de deseo, también lo llevaba a sentirse tranquilo y amado. Amado… Lo pensó por un momento, sabía que Sakura gustaba de él, pero la profundidad de sus sentimientos le era por completo desconocida hasta que escuchó las palabras más dulces

— Te amo — salió de la boca de Sakura como un susurro, uno que llenó su alma de felicidad.

Suspiró, estaba realmente feliz, nunca se había sentido así en sus 30 años de vida. Acarició el rostro de la castaña con ternura, podría contemplarla toda la noche… el día siguiente, toda la vida si fuera posible y no quería perderse ni un momento de su presencia.

Acomodó a la castaña sobre la almohada, le dió un beso en la frente y susurró — Yo también te amo, Sakura.

Hola mis queridos lectores,

¡Les dije que ya estaba casi listo! Y es que la verdad, me emociona mucho este capítulo, sé que las escenas eróticas no son fáciles de escribir y mucho más cuando tenemos a un protagonista que tenía el sexo como deporte. ¿Cómo hacer un encuentro diferente, Que no se enfoque solo en lo carnal?

* Este capítulo viene con dedicatoria especial, no sé si algún día lo vaya a leer pero está inspirado en aquel que hace erizar mi piel y suspirar todos los días. A ti, mi amor por siempre *

Espero de todo corazón que les guste, como le dije a una hermosa lectora "es la calma previa a la tormenta" porque sí! Tengo algo por dentro que no me deja ver feliz a la gente así nada más, necesito problemas, ¡drama! Espero no tartar tanto como con el último, por Dios no me había perdido tanto ni aun recién tenido mi bebé jajaja, pero no abandono, ¡nunca abandono!

Ahora, no me abandones ustedes, ¿si? Ustedes, quienes leen, son la columna vertebral de este proceso, por quienes nos esforzamos y deseamos que disfruten las palabras e inspiración que hay en nosotros y nuestras historias.

Les dejo, por ahora, con un fuerte abrazo, todo mi corazón plasmado en este capítulo y mi cariño y respeto hacia ustedes.

¡Abrazos por montones!

Ale- San