Los personajes y lugares pertenecen a Suzanne Collins. Esta solo es una historia creada desde la imaginación de una fan de los Juegos del Hambre.

CAPÍTULO 3

Katniss cuando se imaginaba el reencuentro con Peeta, se imaginaba que no importaría lo que le dijese, seguramente que nada más verla, la abrazaría e incluso besaría. No podía estar más equivocada.

Tras el grito de horror de Peeta, y posterior empujón que si no llega a ser porque Haymich estaba detrás, lo más probable es que hubiera terminado en el suelo con un fuerte dolor en el trasero.

Pero ahora preferiría mil veces haberse caído, que volver a escuchar la voz horrorizada de Peeta, pidiéndole que no le tocase.

Siente como le estrujan el corazón y se queda sin respiración durante unos segundos. Aún no ha salido de la sorpresa, cuando ve como Peeta se encoge en sí mismo, mientras se frota los brazos.

- No me toquen, no me toquen…- No deja de repetir Peeta una y otra vez.

- Peeta-Lo llama Haymich, una vez aparta a una Katniss todavía impactada.- Peeta, mírame soy Haymich-Lo intenta otra vez, mientras les hace una indicación a los médicos para que esperen, ya que, ya estaban preparados con un sedante en la mano para inyectárselo a Peeta.- Soy Haymich.

Peeta levanta la vista, y todos los que están en la habitación pueden ver el miedo en el muchacho tembloroso.

- No me toquen.- Vuelve a decir.

- No pasa nada, Peeta, no te va a pasar nada, estas con nosotros ahora.

- No quiero que me toque ninguna-dice Peeta, mientras se le cae una lagrima.

Katniss por fin sale de la impresión, y dirige la vista hacia Peeta, sin comprender que le pasa. Haymich, al ser vencedor y conocer lo que les pasaba a los otros vencedores, que al contrario de él tenían a gente que proteger, se imagina lo que le ha pasado a su vencedor, y no puede evitar la rabia y la pena , al saber lo que le ha podido ocurrir.

- Estas a salvo Peeta, ya no te va a pasar nada- intenta tranquilizarlo otra vez Haymich.

- Haymich- lo llama Peeta, cuando consigue salir un poco del recuerdo espantoso.-Johanna, Annie, ¿dónde están?

- Están siendo atendidas, por otros médicos, tranquilo, tienes que dejar que terminen de revisarte.

- No, necesito verlas, necesito saber que están bien.-dice con impaciencia Peeta.

- Eso no va a poder ser señor Melark-dice uno de los médicos.

- ¡Necesito verlas!- dice gritando enfadado y desesperado Peeta.- ¡Johanna! ¡Annie!- grita a viva voz.

- Si no se tranquiliza, le daremos un sedante.- dice con firmeza el médico.

- No le hagan nada-dice Katniss, mientras da un paso hacia Peeta intentando interponerse entre los médicos y él.

- ¡No te acerques!- dice Peeta, mientras retrocede lejos de ella, y Katniss se queda clavada en el suelo, sin que esa sensación en el corazón se le vaya.- ¡Johanna! ¡Annie!

De repente se empiezan a escuchar gritos también desde fuera, seguidamente se abre la puerta de un portazo, y por ella entra Johanna Mason. Pasa la vista por toda la habitación hasta que da con Peeta, y da un paso hacia él.

- No te acerques a él- le dice Katniss.

- Tú, precisamente no me va impedirme que acerque a él.-le dice la vencedora del distrito 7, con la mandíbula tensa y rabia en los ojos.

- El no quie…-Katniss, no termina la palabra, cuando la interrumpe Peeta, haciendo que el dolor que siente por dentro se intensifique más.

- Johanna… Johanna…- dice Peeta, mientras que va tranquilizándose, y regulando la respiración, sin dejar de verla a los ojos.

- Peeta, tranquilo-dice Johanna, mientras va caminando hacia él despacio, sin apartar la vista de los ojos azul cielo de Peeta.- Estoy aquí, no va a pasar nada, Peeta-le dice mientras le coge la mano suavemente.- Te lo prometí, recuerdas?

- Johanna-dice Peeta, mientras solloza y la abraza.- ¿Annie?

- Está bien, está con Finnick, todos estamos a salvo.-lo intenta tranquilizar, mientras lo sigue abrazándolo.

Katniss, sin poder aguantar más con el dolor que está sintiendo, al ver a Peeta abrazando a Johanna, sin que ella pueda acercársele, sale corriendo de la habitación.

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Un saludo a todos los que os habéis tomado unos minutos en leer; Sinsajo: Una versión diferente