"Besos que comienzan en sus dedos y recorren su brazo, finalmente terminan en sus labios"

La noche estaba resultando ser realmente fría, aunque se refugiaron en el interior de una cueva y prendieron una fogata para mantener el calor, los escalofríos recorrían su cuerpo, podía escuchar el viento rugir en el exterior, su mirada azul se dirigió a su compañera quien se había acurrucado en su bolsa de dormir, anteriormente Nebra no habría consentido nunca dormir en el suelo en compañía de un plebeyo como él, sin embargo las defensas de la mujer fueron disminuyendo a medida que se vieron obligados a pasar tiempo juntos durante las misiones, sumando además el hecho de que él fue quien participo en la invasión de los elfos junto a sus hermanos para salvarlos, el pelirrojo noto que a pesar de que las mantas en las que estaba envuelta eran de mejor de calidad que los lamentables pedazos de tela que eran los suyos podía verla temblar, no debería sentir lastima por un miembro de la realeza pero ella estaba despertando sentimientos en él que no esperaba.

La observo durante unos minutos más apretando la cobija con la que se estaba cubriendo, la ropa de invierno con la que fue a la misión resultaba confortable, probablemente podría tolerar el clima durante algún tiempo solo con eso, suspirando porque su mente se debatía entre cuidar o no de la mujer, finalmente su yo emocional gano la discusión y se levantó para cubrirla con la sabana.

Nebra se movió levemente sin despertarse.

Zora noto un pequeño detalle que decidió guardar muy profundo en su mente, se acordaría de decirle en otro momento menos peligroso, para burlarse un poco de ella, por que acababa de descubrir por primera vez a pesar de todas las horas que compartieron que Nebra Silva tenía el hábito de chupar su dedo pulgar al dormir.

Ella estaba tan acurrucada que resultaba difícil notarlo, tal vez se acostumbró a dormir en esa posición para mantenerlo en secreto.

Si la observaba con cuidado y los ojos entrecerrados diría que ella era hermosa, con su cabello de anciana, la piel pálida y los ojos rosados, del mismo tono que los de su hermana menor, Noelle se contaba entre las pocas personas de la realeza junto con Mimosa que toleraba, ella era una paria como todos los miembros del escuadrón, así que a pesar de sus intentos de mantener su protocolo real, la observo cuidando a Vanesa, acompañando a Charmy durante sus comidas o simplemente escuchando a Gauche hablar de su hermana menor.

Suspiro extendiendo su mano para retirar un poco del cabello que caía sobre su rostro, se removió al contacto y luego solo siguió durmiendo, estaba tan tentado de colocar uno de sus bichos olorosos en estos momentos, pero sabía que lo mataría al despertar, Zora pensó en las veces anteriores que tuvieron conversaciones profundas y de corazón a corazón, al inicio no le gustaba, no quería saber los dramas emocionales que pudiera tener, ni quería que supiera de la tragedia de su vida, saber que ambos habían perdido un padre y sufrido por eso, le daba un aspecto más humano, más difícil de odiar, la mujer frente a él era realmente tan insegura escondida detrás de todo su acto orgulloso que le generaba curiosidad, y la curiosidad llevaba al interés.

- ¿Zora? – Preguntó abriendo sus ojos con sueño, por suerte no comento nada sobre que la estuviera observando fijamente – ¿Ya vamos a cambiar el turno?

- Puedes seguir durmiendo.

- ¿Dónde lo escondiste?

- ¿Qué cosa?

- El asqueroso insecto. Nunca me dejas dormir más tiempo del que me corresponde. – Dijo con un tono acusador que logro hacerlo reír, debido a esto sonrió honestamente mientras se bajaba la máscara, desde la vez que le pidió que se la quitara se convirtió en una costumbre para señalar su seriedad sobre un asunto.

- Me ofende que dudes de mi buena voluntad. – Nebra arqueó una ceja con obstinación – No escondí ningún chinche, además no sobreviven con este frio. – Levanto ambas manos en señal de paz.

- Esta bien. – Cedió arropándose al temblar de frio, debido a su desconfianza no se percató de que había una frazada de más cubriéndola, ahora que se daba cuenta vacilo un momento antes de cubrirse.

Zora decidió probar suerte extendió su mano para tomar la suya, ella no la retiro bruscamente sino que permaneció expectante, su dedo pulgar acaricio con delicadeza su dorso antes de acercarla a sus labios, beso sus dedos y la palma con lentitud siempre manteniendo sus miradas unidas, Nebra se ruborizo sintiendo su corazón latir más rápido con cada beso, aprovechando la suerte que estaba teniendo el pelirrojo se aventuró a subir sus labios por su piel, escucho el pequeño jadeo de sorpresa de la mujer así que hizo una pausa, esperando que ella se retractara, retirara su mano o que lo abofeteara, ninguna de esas cosas sucedió.

Nebra estaba conteniendo la respiración con el rostro sonrojado, sus iris rosados tenían un brillo lleno de curiosidad y emoción que era imposible ocultar, Zora sonrió, sus labios se apoyaban velozmente sobre la piel de su brazo, subiendo sin detenerse cerro los ojos para concentrarse en su piel bajo la suya, cuando abrió de nuevo sus parpados estaba a centímetros de su rostro, sabía que existía cierta química entre ellos.

- ¿Nebra?

No contesto, sin embargo, se mojó los labios inocentemente mientras sus iris rosados se mantenían fijos en los suyos, a pesar de la tentación retrocedió, dejándose caer en la postura que tenía al comienzo sin soltar su mano volvió a llevarla a sus labios, estaba encantado con el placer de sentir su piel y despertar emociones en ella, pero consideraba que era demasiado rápido, si daba un paso en falso probablemente ella lo odiaría.

- Bésame. – Ordeno.

- ¿Disculpa? – Cuestionó sorprendido, su cara enrojeció aún más si era posible.

- Me escuchaste.

Zora pensó que aquella imagen resultaba adorable, se acercó despacio dándole la oportunidad de retractarse en cualquier momento, una vez que podían sentir la respiración del otro la vio cerrar sus parpados, una leve sonrisa se formó en sus labios antes de dejar un beso casto, veloz y juguetón, rápidamente se movió para dejar otro en su mejilla más duradero.

- ¿Segura que estas despierta?

- Estoy despierta. – Murmuro moviendo su cuerpo para apoyar su frente sobre su hombro.

Acaricio su espalda con movimientos torpes esperando que la realización de sus acciones llegara a su mente, acaba de besar a una princesa del reino, esto iba contra todo lo que creía, escucho un murmullo inentendible por lo que tuvo que pedirle que lo repitiera.

- Dije que me gustas.

Eso no lo esperaba.

Mentira, era totalmente consciente de la atracción mutua que tenían además al destino le gustaba el drama, nada más debía ver la forma en que Noelle y Asta bailaban en el anonimato para no causar escándalo, parecería que la Familia Silva estaba empeñada en mezclarse con plebeyos si sus dos miembros femeninos estaban relacionados con personas de sus categorías, sería difícil, en mayor medida para ella como la segunda hija de la familia y siendo que no la consideraban una desgracia o una decepción como Noelle.

La realeza no se sorprendería de que la adolescente llevara a un plebeyo como su pareja, no esperaban nada de ella.

- También me gustas. – Confeso acomodándose para poder abrazarla, luego de apretarla con fuerza la separo de su cuerpo, ajusto las sabanas con amabilidad y se apartó – Vuelve a dormir. – Nebra no entendía muy bien el desenlace de la situación, sus sentimientos eran correspondidos – Lo mejor sería que conversemos de esto en otra oportunidad, no pienso comprometerte en estos momentos.

- ¿Comprometerme?

- Sé lo que esto – Indico señalando el espacio entre ellos – Puede ser perjudicial para ti, si quieres seguir en adelante y ver a donde nos lleva esto, estaré encantado de hacerlo. Pero si no estas dispuesta a arriesgarte también lo respetare.

Permaneció en silencio durante unos minutos mientras extendía su mano en su dirección, Zora levanto una ceja con curiosidad tomándola entre la suya al verle hacer un ligero movimiento insinuante, la beso observando cómo se recostaba sin soltarlo, una vez bajo las sabanas cerro los ojos.

- Estoy dispuesta a seguir adelante. Es la primera vez que siento como mi corazón se emociona al ver a alguien, incluso si discutimos o peleamos terminas protegiéndome, es la primera vez que me besan. – Sus mejillas se enrojecieron – Quiero seguir descubriendo esto.

- De acuerdo. – Zora sonrió.

Ella se mantuvo obstinadamente en silencio después de eso, concilio el sueño algunos minutos después cuando pudo ver su respiración volverse más profunda, mantuvo sus manos conectadas incapaz de dejarla, suspiro llevando su mano libre a su cabeza.

¿En qué clase de problema acababa de meterse?