Besar las lágrimas del rostro del otro.
- ¿Noelle? ¿Qué sucede?
- ¿Asta? – Ella no esperaba que la encontrara en el techo de la base debido a que normalmente solo Nero subía hasta aquí – ¿Por qué viniste?
- Sentí que regresaste por tu mí, parecías sentirte muy triste. – Contestó sentándose a su lado y apoyando su mano sobre la que ella tenía en el techo.
- No es nada. – Dijo nerviosa por el contacto de sus manos.
- Pensé que habías ido a cenar con tus hermanos.
- Si, no salió nada bien, no sé por qué tenía esperanzas de que algo hubiera cambiado, solo porque ahora puedo usar mi magia.
- ¿No fueron amables?
- Hermano Mayor Solid me trato como si nada hubiera sucedido, durante el ataque de los elfos me dijo que tenía que regresar con vida porque también era una Silva, en cambio esta noche…. Lo negó todo. – Algunas lágrimas cayeron por sus mejillas mientras sus hombros temblaban – Fui una tonta al esperar más…
Se vio interrumpida cuando Asta se inclinó para besarla en la mejilla, la acción la tomo tan desprevenida que solo pudo aguantar la respiración mientras su rostro se ruborizaba, balbuceo tontamente mientras retrocedía.
- ¿Qué haces?
- En la iglesia cuando alguno de los niños estaba llorando, la Hermana Lily solía besar sus lágrimas, para ayudarlos a quitar esa tristeza. – Asta le dedico una sonrisa amable – Yuno y yo éramos los mayores así que teníamos que consolar a los más pequeños cuando tenían pesadillas, Yuno incluso era muy llorón cuando éramos niños.
- ¿Yuno?
- Sí, vivimos algo difícil cuando éramos pequeños, a partir de ese día no volvió a llorar y se convirtió en lo que es ahora. – Asta sonrió orgulloso – Soy un hermano mayor así que me cuesta mucho creer las cosas que tus hermanos te hacen, los crueles que pueden ser contigo.
- Cuando era niña y hasta antes de entrar a los Toros Negros, pensaba que merecía ese trato, después de todo era la causa de la muerte de nuestra madre… Fui miserable toda mi infancia, deseando, aunque sea una pequeña muestra de afecto por parte de ellos. – Noelle movió sus manos para poner énfasis en sus palabras – No es justo.
Odiaba la forma en que su voz se quebraba al decir las palabras, odiaba sentirse pequeña, miserable y desolada, incluso con el conocimiento de la verdad de la muerte de su madre no podía dejar de pensar como en el pasado, en las circunstancias que dejaron huella en su persona.
- No lo es. – Concordó el chico dándole un apretón a su mano – No es justo la forma en que te tratan, no puedo cambiar su comportamiento, pero puedo estar aquí para ti siempre que lo necesites.
- ¿Siempre?
- Siempre, es una promesa. – Soltó su mano para levantar su dedo meñique hacia ella.
- Estas haciéndole una promesa a una princesa, no puedes romperla. – Dijo entrelazando su propio meñique con el suyo mientras usaba un tono de voz exigente, sin embargo, sabía que eso no hacía falta, Asta siempre cumplía sus promesas.
- La próxima vez deberías mandar a volar a tu hermano.
- Hermano Mayor Nozel me reprendería, no es apropiado para una princesa tener ese comportamiento.
- Pero los Toros Negros pueden hacerlo.
- No, los Toros Negros tampoco pueden hacerlo. – Replica con seriedad antes de sonreír sinceramente – Gracias, Asta.
- Siempre podrás contar conmigo. – Noelle asintió dirigiendo su mirada al cielo estrellado, quizás no lograría formar parte de su familia de sangre, pero tenia una nueva familia con la que había creado preciosos recuerdos, lazos irrompibles, un amor hacia si misma y hacia la persona que estaba a su lado.
