No saben que feliz estoy, me encantó recibir muchos comentarios, por ello me apure mucho más en esta historia para no dejarles con la duda de que fue lo que paso (risas). Espero les guste mucho este nuevo capítulo.

Lo dividí en dos porque era muy largo y llego un punto en el que había perdido coherencia, cosa que estoy arreglando.

Para esta ocasión no escuche una canción en concreto, excepto tal vez "I got my mind set on you" de George Harrison.

Sin más les dejo continuar.


Llevo recuerdos que nunca olvidare:

El sabor de tus besos,

El calor de tu piel,

El temor de ser visto por quien no debe ver

Ese gozo escondido: mi prohibido placer…


Entre sueños escucho la alarma de su despertador, Kenshin sacó su brazo de las cobijas y lo apagó con un manotazo, eran las 5 de la mañana cuando vio los números rojos. Con cierta pesadez se levantó y fue hasta el baño.

Empezó a prepararse para ir a trabajar, la paga era buena pero la distancia resultaba un verdadero infierno, para ello había adquirido hace poco su primer auto de agencia, más por necesidad que por gusto y por influencia de su padre que múltiples veces le había dicho que convenía más uno nuevo, pues así estaría seguro de que nada le fallaría y solo se dedicaría a darle su debido mantenimiento.

Salió de la casa a las 5:40, llevaba consigo una pequeña mochila donde guardaba su comida y subió al carro.

Desde que asistía a la universidad muchos le aconsejaban que viviera solo, que rentara para estar más cerca de la escuela y además tener más independencia, pero él se había negado muchas veces. La idea no era mala, podría hacer lo que quisiera a la hora que fuera pero después pensaba en los gastos y la responsabilidad que eso conllevaba y eso lo regresaba a la realidad, además no quería dejar solo a su padre en esa casa que tantos recuerdos le traía, Hiko sobrellevaba aquello gracias a su hijo. A pesar del tiempo la pérdida de su madre aun dolía a su padre y notó que de estar solo se desmoronaría y eso la volvía una gran razón para no dejar su hogar.

Hacía años que su camino y el de Sanosuke se habían separado, después de la secundaria ambos amigos se siguieron viendo con mucha frecuencia pero con la llegada de la edad adulta y la universidad eso había disminuido considerablemente, con todo eso aún se escribían de vez en cuando para saber cómo estaban pero esos mensajes siempre quedaban en charlas inconclusas, pues los dos estaban ocupados con sus vidas.

Como de costumbre al llegar a la oficina saludó a la recepcionista, una chica muy alegre y risueña llamada Misao, después subió al elevador y presiono el botón con el número 18.

Sanosuke acababa de despertar, su vida era mucho más holgada y cómoda que la de su amigo, después de tantos tropiezos finalmente había logrado lo que tanto quería, ser luchador profesional. Su padre se había opuesto en un inicio pero conforme pasaba el tiempo y su desempeño académico en derecho iba de mal en peor decidió darle una oportunidad al sueño de su hijo.

Si fracasaba debía retomar la profesión aunque no le gustara, eso fue un gran incentivo para no rendirse. Por supuesto que aquello había acontecido gracias a su madre, que le hizo ver a su padre el error en el que se encontraba.

Durante los siguientes años él buscó esa gran oportunidad y se esforzó para sobresalir, y finalmente lo había logrado.

El sonido insistente del timbre de su departamento le hizo levantarse, solo existía una persona que lo desquiciaba a esas horas de la mañana. Al abrir la puerta vio a su hermana, tan hermosa y odiosa como siempre.

No me equivoqué cuando supuse que seguías durmiendo– entró al departamento sin necesidad de ser invitada.

¡Buenos días hermana! ¿Cómo has estado? – había tratado de imitar el tono de voz de ella.

Kaoru lo volteo a ver y con una sonrisa le dio un abrazo –perdóname, he sido una bruta.

Sanosuke correspondió el abrazo y le dio un beso en la frente –descuida ya sé cómo eres.

Ambos fueron a la cocina y prepararon juntos el desayuno mientras hablaban sobre un asunto que le había disgustado mucho a Sanosuke desde que se enteró.

Pienso que deberías conocer a otros hombres antes de dar ese paso.

Eso mismo dijeron mis padres, hasta parece que se pusieron de acuerdo– Kaoru llevo un trozo de tocino a su boca.

Jo-chan sabes bien que Enishi es un verdadero idiota y que no me agrada en absoluto, ni a mis padres después de lo que te hizo.

¡Ya les dije que está muy arrepentido y yo le creo!

Sanosuke la miraba incrédulo –Espero que no sea uno más de tus caprichos.

¡Yo nunca he sido caprichosa!– dijo sintiéndose muy ofendida.

Su hermano soltó una carcajada –Si como no, Jo-chan te conozco y se de lo que eres capaz.

No vine a hablar a de eso– dijo de manera tajante.

Está bien, hagamos de cuenta que los últimos minutos no pasaron.

Hermano me encantaría que fueras mi padrino de bodas.

Pero ni siquiera yo me he casado como para ser tu padrino.

Kaoru se quedó muy pensativa ante aquella verdad –es cierto.

¡Vez esa es otra señal de que te estas apresurando y aferrando a algo que ni siquiera es para ti!

Kaoru ignoró olímpicamente el comentario – bueno entonces buscare algo en lo que puedas ser mi padrino, por cierto estoy preparando una pequeña reunión en casa de mis padres, puedes invitar a quien tú quieras solo deberás avisarme cuantas personas son.

Sanosuke aún no podía creer que eso estuviera pasando, dentro de poco Enishi llevaría al altar a su hermana y el definitivamente no lo aprobaba.

Durante toda la mañana su hermana le había estado platicando con mucha ilusión lo que había visto en revistas de bodas y en los aparadores de las tiendas de vestidos. Intentaba seguirle el paso pero le era inútil pues él sabía que el prometido de ella era un verdadero estúpido.

Él sabía que Kaoru merecía a alguien que la respetara, que realmente la quisiera y que fuera compatible con ella en muchos aspectos. La miraba con amor mezclado con un poco de tristeza.

Un pensamiento atravesó por su mente, sus ojos brillaron ante aquella fracción de segundo, por supuesto que conocía al candidato perfecto para que su hermana desistiera de sus planes de boda.

El sonido de su celular lo sacó de su trabajo, echó un vistazo rápido a la pantalla de teléfono y al ver que se trataba de Sanosuke dejó lo que estaba haciendo y contestó.

¡Vaya! sí que es una sorpresa ver tu nombre en mi celular– decía Kenshin muy animado.

Viejo tiene mucho que no hablábamos, oye espero no interrumpirte.

Para nada, dime ¿cómo has estado?

La verdad es que no me quejo

¿Cómo podrías? si eres medianamente famoso.

Sanosuke reía por la escuálida definición de su fama. –Oye me estas subestimando, siempre fui muy talentoso– otra vez las risas por ambas partes se escucharon. –Kenshin te llamo porque el fin de semana mis padres harán una comida y quisiera que nos acompañaras, ya sabes, debemos ponernos al corriente.

Claro que sí, ahí estaré

¡Perfecto!, Kaoru se pondrá muy feliz cuando te vea– Sanosuke soltó una gran risotada.

Kenshin también reía pero los recuerdos hacían que esa risa se tornara un poco tímida y sobre todo nostálgica.

El resto de la tarde se la pasó recordando a la hermosa hermana de su amigo y las ganas que le habían quedado de ella. Cuando era joven le era complicado aceptar la fuerte atracción que sentía hacia Kaoru y más porque se trataba de la hermana de su mejor amigo, se suponía que ella estaba fuera del mapa pero resultaba que para sus hormonas era la única en ese mapa.

Por supuesto que ya grande tuvo amoríos pero jamás ninguno como el que tuvo con ella, si es que se le podía llamar amorío, pues había sido poco convencional y durado muy poco.

Flashback

Los padres de Sanosuke irían a la central camionera ese mismo día por el abuelo Nenji, el cual al enterarse del viaje había abordado un autobús para disfrutar por lo menos un día en la playa, quien se quedó a cargo de los chicos fueron ambas amigas, las dos actuaron bien su papel para que nadie sospechara.

Kaoru lavaba los trastes de la comida mientras Megumi se había quedado con Sanosuke y Kenshin en la sala, habían empezado a jugar cartas.

Apuesto a que ninguno de ustedes ha tenido su primer beso– Megumi miraba con diversión a los dos muchachos.

No saques conclusiones antes de tiempo y además, ¿Eso que tiene ver con el juego? – Sano la miraba como si se hubiera vuelto loca.

Te ves muy lindo cuando te enojas– Megumi intentaba coquetear con el hermano de su amiga lo cual parecía tener efecto pues él se había puesto colorado –me gustaría jugar con tu consola, parece entretenido.

Ni tarde ni perezoso Sanosuke dejo las cartas y se levantó –podríamos turnarnos, en un momento vuelvo– salió disparado escaleras arriba.

Kenshin ¿podrías ir a la cocina por un bol para las papas? – ella mantenía un semblante amistoso.

Claro– el pelirrojo sin dudarlo fue por el recipiente.

Una vez ahí vio que Kaoru estaba sentada en el desayunador mientras comía unos dulces enchilados y veía su celular.

¿Estas aburrida?

Un poco y escuche que se pondrán a jugar frente al televisor.

Podríamos seguir con las cartas mientras ellos dos se entretienen– él estaba buscando el bol en uno de los estantes.

Kenshin… ¿te gusto? – Kaoru lo miraba sinceramente.

Sintió como si su corazón fuera a parase en ese momento y trago saliva –eres una chica muy bonita y...

Tú me gustas Kenshin– Kaoru se había parado y caminó hasta el –no se lo digas a mi hermano ya sabes que podría ponerse histérico.

El chico estaba en shock y las palabras no salían de su boca, ella estaba peligrosamente muy cerca de él y Kenshin no reaccionaba. Las manos frías de Kaoru se posaron en sus mejillas y se acercó hasta sus labios para disfrutar de ese beso que tanto habían anhelado darse.

Fue hasta ese momento que el pelirrojo fue consciente de lo que estaba pasando.

¿Dónde diablos esta Kenshin? – preguntó Sanosuke mientras llegaba con todos los cables hasta la sala.

Dijo que iba al baño, creo que algo no le sentó bien– Megumi actuó normal y empezó a ayudarlo a conectar todo en el lugar correspondiente.

Mientras tanto en la cocina yacían ambos sentados en la banca acolchada del desayunador.

Kenshin no podía creer que los labios de Kaoru fueran tan suaves y dulces, ella era una excelente besadora y eso le encantaba, los brazos de la chica lo rodeaban el cuello, podía sentir los pechos a través de su ropa. Sus manos estaban sobre su estrecha cintura, cautelosas a cualquier movimiento.

El perfume de ella le gustaba, en esta ocasión era un olor afrutado, tenían los ojos cerrados y disfrutaban del beso húmedo que compartían. Pudo sentir como Kaoru se acercaba más e incluso como sus largas piernas se acomodaban sobre las de él.

La respiración de ella era tranquila y la suya estaba muy acelerada. De un momento a otro Kaoru había cortado el contacto –Kenshin eres bueno, aprendes rápido– al sonreírle mostro sus perfectos dientes.

El miraba su rostro y le pareció aún más bonita, quería volver a besar sus labios carnosos, estos tenían un tono rojizo muy llamativo.

debemos ir a la sala, si nos ven aquí se armara un lio– Kaoru se levantó y acomodo su blusa y cabello, él seguía observándola absorto.

Ese fin de semana había sido el más corto y excitante que había tenido y quería que nunca terminara, había descubierto lo fogosa que era la hermana de su amigo y quería mucho más de eso.

Después de aquel viaje Kaoru se había vuelto muy cariñosa con él, cada que iba a la casa de los Shishio siempre lo recibía con un abrazo y un beso discreto muy cerca de los labios, su hermano simplemente se resignó ante lo que estaba pasando.

Cada que podía ella le pedía su opinión sobre que atuendo se le veía mejor o que prenda debía comprar, obviamente él se sentía afortunado pero también un poco nervioso pues sentía que los padres de su amigo se daban cuenta de que algo estaba pasando entre ellos dos.

Por tal motivo no quería que las cosas se salieran de control así que hablo con ella y le expuso su inquietud, parecía que Kaoru había tomado bien las cosas y supuso que terminaría con todo ese juego pero solo empeoro más.

Aquel día estaba en casa, tenía media hora que había llegado de la escuela cuando el timbre sonó, extrañado bajo las escaleras y al abrir la puerta ahí estaba su dulce y atrevida Kaoru. Sin pensarlo mucho ella se le lanzó con los brazos abiertos y lo besó frenéticamente. Entre empujones lograron entrar y cerrar la puerta.

Haz mejorado mucho tu técnica– la expresión risueña que tenía la cara de ella lo derretía.

No… no es verdad– sus mejillas empezaban a sonrojarse. Rápidamente la invito a sentarse en uno de los sillones de la sala.

No quieras ocultármelo, mi hermano me contó que andabas de novio con una chica, exactamente dejaste de visitarnos hace un mes y quise saber si estabas bien– se había dejado caer en el más grande, aun vestía su uniforme escolar y se veía endiabladamente sexy.

No debió contarte eso

Pues lo hizo y eso despertó mis celos, así que por eso vine– ella vio como pasaba la mano por su cabello rojo claro signo de su nerviosismo.

Kenshin trató de apaciguar su imaginación y fue a sentarse en el sillón individual – ¿Y Pensaste que la traería a casa?

Sí y como veo que no es así marcare mi territorio. – se levantó de un salto y fue hasta el pelirrojo, con naturalidad se sentó en sus piernas y acarició su bonito rostro –cuando te dije que me gustabas lo decía enserio.

Nuevamente los besos empezaron y las caricias sobre la ropa se hacían más evidentes, Kenshin se sentía en las nubes, le gustaba que Kaoru fuera tan intensa y de alguna manera disfrutó saber que estaba celosa.

Si había empezado a salir con una chica de la escuela era porque no dejaba de pensar en Kaoru y eso lo estaba desconcentrando, así que cuando Tomoe le entregó una carta y un par de chocolates él no dudó en comenzar una inocente relación donde lo más atrevido eran un par de besos.

Pero con Kaoru las cosas eran muy distintas, ella iba por todo sin importarle nada. Sus manos empezaron a acariciar sus piernas desnudas, subían con lentitud hacia sus muslos. Kaoru comenzó a suspirar mientras se besaban y eso no hizo más que calentar al muchacho más de lo que ya estaba.

¿Podrían explicarme que está pasando aquí?

Los dos aludidos se despegaron rápidamente, Kaoru se puso de pie y se tapó la boca con las manos, ambos tenían la cara roja pero Hiko no sabía si era de vergüenza o por culpa de lo que estaban haciendo.

¡Señor Himura, lo siento!– Kaoru empezaba a caminar hacia la salida con torpeza.

Señorita es muy pronto para que se vaya, por favor siéntese y acompáñenos a comer.

Kaoru sentía que el corazón se le saldría en cualquier momento y estaba aún más nerviosa y apenada por la petición del padre de Kenshin.

Jovencito pon los platos en la mesa, la comida está por llegar– el tono serio de su voz había alertado a Kenshin de lo que estaba a punto de suceder.

El hombre subió hacia su habitación sin decir más.

Cuando vió que se habían quedado solos Kaoru miro al chico –creo que fui muy lejos en un pésimo día– Kaoru empezó a reír contagiando al pelirrojo de esa locura.

Un repartidor llego a la casa y entregó un par de fideos en caja junto con una más grande, Kenshin pagó con un billete que Kaoru había sacado de su monedero, ambos llevaron la comida a la mesa cuando notaron que Hiko bajaba las escaleras.

La comida fue en silencio, al menos los primeros minutos, Hiko parecía muy tranquilo.

Señorita…

Kaoru, señor.

Bien, señorita Kaoru le agradezco mucho el que haya pagado pero no acostumbramos a que nuestros invitados sean quienes paguen la comida.

No hay ningún problema señor– la voz dulce de Kaoru llegó hasta los oídos de Kenshin que estaba sentado justo a su lado.

Después de eso el silencio volvió a reinar en el comedor. Tras terminar Kaoru se levantó y empezó a recoger los trastes sucios.

Kenshin por favor hazte cargo de los trastes, ella es tu invitada.

Kenshin obedeció sin rechistar, Kaoru se había quedado congelada en su lugar mientras veía como el levantaba todo y lo llevaba a la cocina.

Quiero suponer que tú eres su novia ¿cierto?

Kaoru nuevamente tenia los colores en la cara, ¿Qué rayos debía contestar?, ¿que solo era una amiga cuando estaba en medio de su sala besándose y tocándose? –sí señor.

Kenshin estaba tan rojo que quería desaparecerse, jamás había pasado por algo igual, rápidamente volvió al comedor, estaba aterrado por lo que su padre le diría a la pobre Kaoru.

Bien, Kenshin nunca había traído a una chica así que como eres la primera y además eres su novia les pediré que mantengan el contacto físico al mínimo, no estoy en contra de que mantengan un noviazgo pero aún son muy jóvenes. Supongo que ambos tienen planes con respecto a lo que harán de sus vidas, y todos queremos que se realicen sin ninguna clase de responsabilidad de por medio entre ustedes, más que el cuidado mutuo y el amor reciproco – Hiko observaba a los dos adolescentes con seriedad.

Kenshin y Kaoru más rojos que nunca asentían con la cabeza sin ni siquiera atreverse a mirar entre ellos.

Muy bien, dicho lo anterior si aún gusta quedarse puede hacerlo.

Muchas gracias señor, pero mis padres me deben estar esperando– ella camino hacia la salida un poco más tranquila pero terriblemente avergonzada.

Hiko observaba a la chica –Kaoru, debe saber que es bienvenida cuando usted quiera, siempre y cuando ambos obedezcan las reglas de esta casa.

Sin decir más la chica asintió nuevamente y Kenshin la acompaño hasta el jardín.

Kenshin perdóname – Él se quedó muy confundido– tal vez tu padre paso por alto el que yo sea mayor que tu pero no creo poder volver a verlo a la cara ni a ti…

Kenshin sentía como su cuerpo se enfriaba de repente– no ha sido tu culpa, Kaoru yo…

Será mejor que deje todo hasta aquí, no quiero causarte problemas y causármelos a mí misma– tomo su bicicleta que había dejado recargada en el árbol de la acera. Él la siguió. – Bueno Kenshin, nos vemos luego– antes de subirse a su bici la soltó y abrazó al muchacho, seguidamente le planto un beso en los labios, un beso que le robó un gran suspiro a ambos.

Hiko miraba por la ventana de su habitación con discreción, la muchacha era bonita y su hijo parecía estar loco por ella, con una sonrisa en el rostro se alejó cuando vio que ambos compartían un momento apasionante.

Fin Flashback

Recordaba claramente el final de lo que parecía una especie de relación, después de eso difícilmente volvieron a coincidir, Kaoru había optado por salir más con el que era su verdadero novio; gracias a Sanosuke seguía bien informado sobre lo que sucedía con ambos.

Las pocas veces que se encontraban frente a frente ella le saludaba con una amabilidad moderada y hasta un poco fría.

La llamada de Sanosuke lo había animado mucho, tenía mucha curiosidad sobre cómo había sido la vida de su amigo en los últimos años, y obviamente quería ver a la única mujer que revolucionaba su cuerpo con solo un beso.


Crees ryu: Me da gusto que te haya gustado, normalmente me gusta que Kenshin sea el atrevido pero en esta ocasión fue al revés y ciento que esa picardía en Kaoru es muy interesante. Te envió un saludo. :D

YokoGH: Espero haya sido de tu agrado, en estos días subiré el final. Por cierto, no importa si tardas en contestarme yo te leeré :D

Anuket Deux: Por más amigas como Megumi (risas), tuve una amiga con una personalidad muy alocada y me sirvió de inspiración. Espero disfrutes de este capítulo.

DULCECITO311: Con respecto a tu utlimo comentario debo ser sincera, es algo así como una anécdota de una persona cercana, por desgracia no puso seguro y te imaginaras que paso, aquí hubo precaución (risas).