Para patrullar se dividieron igual que antes, solo que esta vez Pitch se quedó con Jack en lugar de desaparecer.
Estos dos se quedaron cerca del orfanato mientras los Guardianes se desparramaron por el resto de la zona oeste de la ciudad. Se mantenían comunicados usando unos walkie-talkies provistos por Norte, aunque Jack pensó que eran demasiado "profesionales" para entrar en la categoría de juguetes. Sin embargo, viendo la gran figura de Santa Claus, armado con sus sables, no le dio demasiadas vueltas al asunto.
Pasaron las horas y ya era cerca de media noche. La mayor parte del tiempo Jack y Pitch se la habían pasado revisando las casas de su sector. Después de la segunda ronda, ambos se reunieron en el techo del orfanato para un rápido descanso. No pasó mucho hasta que Jack decidiera romper el silencio y preguntar:
"Entonces…", comenzó pasándose su cayado por los hombros, intentando parecer tan poco interesado como le fuera posible (tal vez se hubiera salido con la suya si Pitch no fuera quien es). "¿Cómo es que el Rey de las Pesadillas termina…?". Intentó pensar en la mejor forma de continuar.
"¿Ayudando a los niños a salir de hogares problemáticos?", completó el aludido.
Jack solo asintió. Pitch, con un suspiro, procedió a contarle de la primera vez que ayudó a un niño. Fue extraño compartir esa historia por primera vez con alguien, pero de algún modo, le alegraba que ese alguien fuera Jack, puesto que para cuando empezó a explicar lo que se sentía volver a ser visto, y esta vez no por haber aterrorizar a un niño, sino que por haberlo ayudado, Pitch pudo concluir que probablemente nadie entendería esos sentimientos mejor que Jack. Al menos no los Guardianes.
Cuando terminó, volvió el silencio, uno que el espíritu del invierno uso para digerir todo lo que le había sido relatado. Se preguntó cómo reaccionarían los Guardianes a esa historia. ¿Pensarían que era mentira? Después de lo que habían visto ese día debían creerle. Jack empezaba a tener una idea de porqué Luna había elegido a Pitch, aunque eso solo lo llevara a preguntarse qué hacía él mismo allí, junto a alguien que, según Jack, había potencialmente salvado vidas.
Entonces recordó haber escuchado sobre la Edad Oscura. Miró a Pitch sin darse cuenta. Tenía más dudas. Que alguien pasara de esparcir el miedo entre la gente a usarlo como un arma para bien le parecía cuando menos sorprendente, sino es que extraño. Sin embargo, habiendo escuchado su historia, ahora Jack quería también la versión de Pitch de aquella vieja guerra porque, si la historia la cuentan los ganadores, siempre parecerá que ganaron los héroes, y a veces el mundo es más que solo héroes y villanos.
Jack estaba por hablar otra vez cuando el walkie-talkie vibró en su mano y la voz consternada de Hada pasó rápido una dirección mientras pedía refuerzos. Otra vez Pitch tomó a Jack del brazo y lo arrastró a la negrura de una esquina. El joven de pelo blanco se estaba acostumbrando extrañamente rápido a esa forma de viaje.
Llegaron al techo de otro edificio más cerca del centro. Allí, Hada y Norte, junto con Sandy y Conejo luchaban con unas… ¿Rocas?
Conejo salió despedido de un golpe hacia donde ellos estaban parados. Jack habría sido embestido si Pitch no hubiese tirado de él a tiempo. El joven de pelo blanco se vio pegado al ropaje oscuro que cubría el pecho de Pitch.
Sin tiempo que perder, y con el rostro algo rosado, el espíritu del invierno cargó contra ese extraño enemigo, lanzando hielo donde viera piedra, congelando al monstruo tanto y tan rápido como pudiera. Sin embargo, el extraño golem era muy grande, a pesar de su tamaño, era casi tan rápido rompiendo el hielo como lo era Jack para crearlo.
Pitch creó una hoz con un largo mango, tanto que era un poco más de su misma altura, con una hoja que era un tercio de su mango.
"¡Norte!", lo llamó.
Este lo miró. Pitch le señaló que fuera por un lado mientras él iba por el otro. Norte asintió y velozmente ambos atacaron a la enorme criatura, que estaba distraída esquivando latigazos, boomerangs, hielo y a las pequeñas hadas.
No tardaron en someterlo. Al final Pitch y Norte lograron sujetarlo lo suficiente para que Sandy y Conejo lo "durmieran" (no con la arena de Sandy). Luego Sandman usó algunos de sus látigos para atarlo. Con un globo, Norte creó un portal por el que entró y desapareció. A los pocos momentos volvió por otro agujero de colores y luz, acompañado por sus yetis que levantaron a la durmiente criatura y la llevaron para ser encerrada en el sector reforzado del taller, el que usaban para los "experimentos innovadores" de Norte (que por lo general no llegaban a manos de los niños).
Fue durante la retirada de los yetis que Pitch notó una luz dorada salir de una de las casas. Llamó la atención de los demás y todos fueron corriendo a ver como una de esas criatura se llevaba una luz de una niña que hasta hacía tan solo unos momentos dormía pacíficamente en su cama.
En cuanto salió, los guardianes lo persiguieron, pero a diferencia de la criatura anterior, este solo los ignoró. Los Guardianes y no-Guardianes lo siguieron a toda velocidad y para su terrible sorpresa, lo vieron reunirse con una decena de seres iguales y correr hasta perderse de vista en el océano.
Volvieron a la casa de la niña para ver si quedaba algo que ellos pudieran hacer. Al llegar, ella seguía durmiendo como si nada le hubiera pasado. Sin embargo, los Guardianes, Pitch y Jack sabían bien que al despertar, esa niña ya no sería la misma, al igual que otro grupo de infantes que esa noche había perdido esa luz dorada a manos de esos misteriosos seres.
Amanecía. Sin una palabra, Pitch volvió a desaparecer. Todos enfilaron entonces al orfanato, donde ya sabían que encontrarían al Coco. Al llegar vieron a los mayores levantados y algunos pocos de los más pequeños. La mayoría estaban alrededor de Samuel, que los miraba inexpresivo. Todos abrieron paso a Pitch cuando este llego, y se posó entonces frente a frente con Samuel. Este último seguía con la vista fija en la nada. Se paró y pasó a través de Pitch sin siquiera parpadear. Se oyeron exclamaciones de los niños, de Hada y sus haditas. Pitch se quedó en silencio unos minutos, luego caminó hasta el patio. Los demás lo dejaron irse, su cara era la de alguien velando a un muerto, aunque no sabían si era por Samuel o por sí mismo, pues bien ese rostro podría también haber sido el de alguien que ha muerto por milésima vez. La tristeza, el dolor y la resignación gravados en sus facciones.
Afuera Pitch hacía lo posible por mantenerse en una pieza. No importaba cuantas veces hubiera sucedido, la pérdida de un creyente era siempre dolorosa. Más cuando esos creyentes se volvían tus amigos.
Pitch sentía que se le cerraba el pecho y comenzó a respirar más agitadamente. Quería gritar, quería destruir algo, todo. Samuel era casi un adolescente y Pitch sabía que faltaba poco para que dejara de creer, pero aún así, él no estaba preparado para perderlo todavía, no de este modo. Y verlo así, apagado, casi sin vida. Algo en su interior se retorcía, su corazón se comprimía con la idea de que eso fuera para siempre.
Y de repente, algo se encendió en Pitch, una determinación que ardía tanto con su deseo de ayudar a los niños como de vengarse. Porque Pitch no era Hada, o Norte, ni siquiera Conejo, no. Él haría que el perpetrador pagara el precio por lo que había hecho.
Regresó dentro hecho una furia, decidido a atrapar a quien fuera que estuviera detrás de todo eso, a ayudar a los niños, a devolverles esa luz que tan descaradamente les habían arrebatado, y en un arranque de ira y desesperación fue a Samuel. Junto todas sus fuerzas, llamó a todas sus sombras y sin pensar en lo que estaba haciendo rodeo al muchacho de oscuridad.
Los Guardianes e incluso Jack intentaron detenerlo, pero una pared de negrura los mantuvo apartados de ellos. Los niños miraba entre horrorizados e impactados como su amigo el Coco engullía a Samuel en sombras.
Mientras tanto, el joven se encontraba dentro de un tornado de terror y oscuridad, donde imágenes de monstruos y horrores empezaban a surgir por todas partes a su alrededor, hasta llegar a los miedos más profundos de su corazón, miedos de desprecio y rechazo, miedos de sus padres alcohólicos y las noches dolorosas en las que lloraba hasta dormir.
Pitch no se dio cuenta de parar hasta que los gritos se convirtieron en llanto. Entonces, tan súbitamente como empezó, se detuvo.
Llorando, Samuel fue corriendo hasta el otro lado de la habitación, tan lejos de Pitch como le fuera posible.
Por un segundo Pitch se alegro de volver a ser visto, pero fue solo un segundo antes de que la culpa y el arrepentimiento tomaran lugar en su corazón.
Jack miró entonces a los Guardianes. Todos parecían más bien incómodos con el llanto del chico. Se preguntó cuánto tiempo había pasado desde la última vez que habían interactuado realmente con un niño.
Sin más, el espíritu del invierno se acerco al lloroso joven que, sin previo aviso se abalanzó sobre Jack. Este último hizo a un lado los sentimientos de incredulidad y alegría que se agolparon en su pecho y procedió a consolar a Samuel. Sonriendo, le dijo que todo estaría bien, que estaba a salvo y que ese día haría un estupendo día nevado solo para él y sus amigos. Con esto y un par de bromas tontas, Jack logró que Samuel se calmara y hasta sonriera. Poco después el chico ya se sentía mucho mejor que antes.
Por su parte, Pitch estaba devastado. Había reaccionado por puro instinto, puro impulso. No supo lo que pasó en ese momento, solo pensaba en que quería que Samuel volviera a ser el de antes. Se sentía tan culpable, solo quería pedirle perdón.
Tan inmerso estaba en sus pensamientos, que Pitch no se dio cuenta que Samuel estaba a su lado.
"¿Pitch?", lo llamó tímidamente.
"¡Samuel!, yo… Lo lamento tanto, no quise… No pensé…", el Coco estaba tan frustrado, ¡ni siquiera podía disculparse apropiadamente! "Lo lamento", dijo finalmente.
"¿Qué?", Samuel parecía genuinamente confundido. "Pitch, no. Tú me salvaste… Otra vez". Eso último lo dijo con una pequeña sonrisa. Ante la mirada confundida del mayor, continuó. "Esa sensación… no era un sentimiento, era como un vacio. ¡Era horrible! Prefiero mil veces estar asustado a volver a sentir esa… nada", la mirada perturbada en la cara de Samuel les indicaba tanto a Pitch como a los Guardianes que el niño no estaba mintiendo.
"Bueno, pero aún así…", empezó Pitch, todavía sorprendido. "Lamento lo que te hice ver allí"
Samuel continuó diciéndole que estaba bien y que le agradecía que lo hubiese ayudado a ser él otra vez, y tras unos minutos Pitch por fin dejó de disculparse y se unió a los otros.
Conejo y Sandy lo miraban en shock, Hada parecía indecisa, mientras que Jack parecía aprobar lo sucedido y Norte se mostraba pensativo, pues al parecer, Pitch les había dado la solución a uno de sus principales problemas.
"Pitch, ¿crees poder replicar lo que hiciste aquí?", le pregunto Norte sin cambiar su expresión.
"¿¡Qué?!", preguntó sorprendido. "Tú quieres que yo… ¿Asuste niños?". Los miró a todos de uno en uno. "¿No deberían ser ustedes los que impidan que yo haga eso?"
"Pero funcionó", dijo Hada suavemente, antes de seguir con más confianza. "Lograste que Samuel volviera a la normalidad".
Pitch no creía lo que oía. Había peleado una guerra contra las personas que tenía enfrente, con tal de seguir asustando y había perdido. Los Guardianes habían usado todo su poder para asegurarse de que nunca volviera a asustar a otro niño y ahora que veían como había llevado a un niño al llanto del susto, ¡le pedían que lo hiciera de nuevo!
Bueno, asustar es lo que hacía mejor y estaba dispuesto a hacerlo, pero con una condición.
"Puedo hacerlo otra vez", contestó. "Pero solo si Jack viene conmigo". Ante la mirada confundida de este, agregó: "Te portaste muy bien con Samuel. Sabías qué hacer... Era como si ya lo hubieras hecho mil veces. Tienes que acompañarme".
"Pero… esos niños no podrán verme. ¿Cómo podré ayudarlos?", replicó el espíritu del invierno.
A esto Pitch sonrío. "Estoy seguro de que encontrarás la forma Jack. Después de todo, Luna te trajo hasta aquí por una razón"
Ya sin argumentos, el joven de pelo blanco accedió. No tenía idea de lo que haría. Por ahora les daría a los niños su día nevado.
