Un rápido mensaje para Princesa Ghost: Primero, me disculpo por la tardanza, y segundo, agradezco tus comentarios, adoro cuando alguien comenta y me alegra muchísimo saber que alguien espera a que continúe esta historia. ¡Saludos!.
Jack hizo nevar hasta entrada la tarde, cuando los niños volvían de la escuela. Los que aún no habían sido afectados se quedaron en las calles jugando, pero aquellos que habían perdido esa luz iban directo a sus casas y se encerraban en sus cuartos a hacer deberes o simplemente no hacer nada. No era una vista agradable, pero facilitaba las cosas para Pitch.
La primera fue una niña de once años, de pelo rubio en coletas. Estaba sentada en su cama mirando por la ventana de su cuarto cuando Pitch y Jack entraron por las sombras de detrás de la puerta que la niña no se había molestado en cerrar.
Pitch repitió su truco y la encerró en un torbellino de oscuridad. Pasaron unos minutos antes de que empezara a reaccionar. Al final, igual que Samuel, salió del remolino de terror, gritando y llorando. Sus padres no estaban dentro de la casa, así que no había nadie que acudiera a ayudarla. Pitch miró a Jack, como esperando que él supiera que hacer, pero este estaba desconcertado. ¿Cómo consolar a la niña si esta no sabía que él estaba allí? Entonces pensó, primero lo primero, debía llamar su atención. Con su cayado congeló la ventana y empezó a dibujar. El resultado final fue una bella y detallada mariposa. Sin embargo, eso no fue suficiente para distraer a la niña. Poniendo sus manos alrededor del insecto, sacó la silueta de la ventana y creó una mariposa de escarcha que revoloteó por la habitación. La niña, en su sorpresa, dejó de llorar. Siguió el vuelo del insecto por su cuarto hasta dar toda la vuelta. Luego su vista se posó en un joven de cabello blanco que había aparecido súbitamente. Ella ahogó una exclamación y fue a ocultarse detrás de su mesa de noche.
Jack, dándose cuenta de que había sido descubierto, avanzó despacio hasta la niña.
"Oye, está bien. Yo no te haré daño", le dijo sonriendo calmadamente. "¿Te gustó mi truco?", preguntó extendiendo su cayado para que la mariposa se posara en él.
La niña asintió con la cabeza, ya más calmada y le preguntó quién era.
"Soy Jack Frost, el espíritu del invierno", contestó este, orgulloso, haciendo sonreír a Pitch.
La niña, asombrada, empezó a hacerle cientos de preguntas, hasta que recordó el miedo que había sentido hasta hace unos momentos.
"¿Has sido tú?", le preguntó.
"No", contestó Jack nerviosamente, y le explicó lo mejor que pudo como el miedo era la única solución que él y los Guardianes que protegían a los niños, conocían para curarlos de ese extraño comportamiento que algunos empezaban a tener.
"Pero si no has sido tú, entonces… ¡Ah!", se interrumpió la niña al ver finalmente a Pitch.
Este último hizo una reverencia y la saludo cordialmente con una sonrisa que más que aterradora era de disculpa. "Buenas tardes, señorita", dijo incorporándose. "Lamento haberte asustado como lo hice, espero puedas disculparme".
"En-entiendo porqué lo hizo", contestó la niña algo nerviosa. "Emm… ¿Cómo te llamas?"
"Soy Pitch Black… O el Coco. Lo que prefieras", respondió despreocupado, encogiéndose de hombros.
La niña abrió los ojos bien grandes y no dijo otra palabra. Jack eligió ese momento para intervenir, y con bromas y chistes mejoró rápidamente el humor de la niña, de la que se despidieron pronto, para seguir en la siguiente casa.
Pasaron así la tarde, pero Pitch empezaba a cansarse. Una cosa era asustar a un niño con miedos que ya estaban ahí: Miedo a la oscuridad, a estar solo o al monstruo de una película que habían visto antes de dormir. Pero juntar todos los miedos de un niño y exponerlo a estos lo suficiente para revertir los efectos de lo que esas criaturas hacían era algo mucho más trabajoso.
Jack empezó a notar el agotamiento de Pitch y no dejo de remarcárselo durante las últimas casas que visitaron hasta que se hizo de noche y el Coco fue incapaz de seguir negándolo.
Se reunieron con los demás en el orfanato y de allí fueron al polo. Ya en el taller de Norte, todos notaron las luces nuevamente encendidas en la ciudad que acababan de dejar. Pero aun no eran todas y Pitch estaba exhausto.
"Buen trabajo", los felicito Norte. "Dentro de poco todas esas luces volverán a encenderse". El gran hombre estaba contento por haber encontrado lo que parecía la respuesta a sus problemas.
Pitch negó con la cabeza y solo entonces los Guardianes notaron lo cansado que se veía.
"Esto no servirá", les dijo. "No pudimos deshacer todo el daño que esas criaturas han hecho y en dos noches podrían volver a hacer lo mismo, sino más". Apoyó la espalda en el océano del globo (que siempre estaba oscuro) para descansar. "Necesitamos saber quien está haciendo esto y cortar el problema de raíz".
Luna, más al pendiente de la conversación de lo que cualquiera de ellos habría pensado, eligió ese momento para hacer su "aparición", mostrando únicamente una figura hecha de sombras. Una constelación, la de libra.
Pitch se quedó mirando la figura, luego maldijo por lo bajo.
Los demás lo miraron sin entender qué lo tenía tan molesto. Ante sus miradas confusas, Pitch les explicó:
"Hace mucho, cuando Luna aun estaba organizando su corte y decidiendo la mejor manera de proteger la tierra dentro de dicha corte, se desató un grave conflicto…
Libra, una de las constelaciones de Luna, estaba obsesionado con el orden, o el equilibrio entre el bien y el mal, pero sus métodos no eran exactamente los que Luna aprobaba. En lugar de los Guardianes, Libra pensaba que lo mejor era borrar todo. Si no había ni bien ni mal, ¿cómo podía uno sobrepasar al otro? Era perfecto, pero Luna no pensaba eso, claro.
Así que la constelación intentó actuar a espaldas de su líder, reclutando seguidores para tomar el palacio y luego controlar la tierra, ¿y quién sabe? Tal vez luego extenderse por la galaxia. En pocas palabras, era un dictador.
La guerra se desató y al final libra perdió. Debilitado fue exiliado a la tierra, a un lugar helado e inhóspito, donde no pudiera dañar a nadie más.
Pero al parecer, la constelación había recobrado sus fuerzas y creado un nuevo ejército, pues nadie más intentaría arrebatar todo de los niños.
"Pero, ¿por qué no atacarnos a nosotros?", preguntó Hada, porque, ¿qué mejor forma de terminar con las creencias de los niños que acabando con sus Guardianes?
"Porque este hombre está loco. No busca terminar con los sueños y esperanzas, sino con todo", contestó Pitch. "Además, es más fácil hacer que los niños dejen de creer y luego enfrentarlos a ustedes cuando estén débiles. Eso hubiera hecho yo".
Silencio. Jack quiso reírse de las caras de los Guardianes, y lo hubiera hecho de no ser por la seriedad de Pitch. De repente, el espíritu de pelo blanco se encontró agradecido de que el Coco estuviera de su lado. No era alguien contra el que quisieras luchar.
"¡Ejem!... Bueno; Pitch tiene razón en que no podemos seguir así." Dijo Norte con su distintivo acento ruso. Luego agregó con convicción. "Necesitamos un plan… Ehh, ¿alguien tiene aluna idea?" De repente, el gran hombre a no sonaba tan convencido.
Pitch no pudo evitar poner los ojos en blanco. ¿Así lo habían derrotado?
Sacudió la cabeza para despejar sus ideas. Ese no era momento de reflexionar acerca de viejas contiendas, tenían asuntos más importantes entre manos.
De repente, un fuerte golpe se escuchó desde el fondo del taller, sacándolo de sus pensamientos.
"¿Qué fue eso?", preguntó Jack.
"Es esa cosa de roca", contestó Norte. "Está encerrada en mi cuarto para experimentos. No te preocupes, no saldrá".
"Oigan, ¿podemos volver a pensar qué hacer con ese lunático de Libra?", espetó Conejo, enojado. "¡Ni siquiera tenemos idea de dónde puede estar ese psicópata! ¿A quién le importa esa torpe criatura…?"
"¡Eso es!", exclamó Pitch.
"¿Qué cosa?", preguntó Hada, confundida.
Sandman dibujó un par de signos de interrogación sobre su cabeza. Los demás miraron al espíritu de sombras confusos.
"La criatura", dijo Pitch. "Tenemos a la criatura. Ellos no piensan, se mueven por instinto u órdenes o algo así, pero no piensan por sí mismas. ¿Recuerdan como las demás nos ignoraron tras tener lo que buscaban? No se detuvieron a enfrentarnos, fueron de regreso a donde sea que este su líder".
"¿Y eso por qué nos interesa?", preguntó Conejo, entre irritado desconcertado.
"¿No lo ven? Si soltamos a la criatura…", empezó Pitch.
"¡Irá a buscar a su líder y nos llevará a Libra!", completó Jack. "Pitch, ¡eres un genio!", exclamó, flotando un metro sobre el suelo de la emoción. Podía funcionar, estarían un paso más cerca de terminar con toda esa locura.
Pitch asintió. "Cuando lo encontremos, lo confrontaremos". Miró a todos a la vez. "Haremos que todo esto acabe".
