Semana 17.

Perspectiva de Taro, primera persona.

Esta semana y la anterior me he dedicado a observar a Wakabayashi y Schneider, y no he sido el único: Matsuyama y Misugi han estado a mi lado en casi todos los recesos, lo que me permitió acercarme también a Fujisawa y Aoba.

Hubo ocasiones en las que, al ver a Genzo solo, me disculpe ante ellas por interrumpir el momento que estábamos pasando juntos, me levanté de mi lugar y me acerqué a él, pero siempre ocurría una de tres cosas: la primera era que se levantaba inmediatamente, a veces haciendo como que no me había visto acercarme, a veces excusándose bajo cualquier pretexto para irse antes de hablar.

La segunda opción era que se quedara hablando conmigo sin hablar realmente. Yo suelo acercarme a las personas en raras ocasiones, y siempre inicio una charla haciendo una pregunta.

Se nota que Genzo es de pocas palabras, pero antes habría jurado que tenía interés en continuar conversando conmigo alargando sus respuestas. Ahora, sin embargo, contestaba tajante y sin darme mayor oportunidad de conectar sus palabras con las mías.

Cuando me di cuenta de esto, cambié de método y me limité a sentarme a un lado suyo. Pareció funcionar, porque al menos ya no se alejaba al instante en que me oía pronunciar palabra alguna. Tal vez había cosas que no quería decirme o no sabía cómo hacerlo, y eso estaba bien, yo sería paciente y esperaría lo necesario para recuperar la confianza de quien llegué a considerar un buen amigo en poco tiempo.

Pero, al final, pareció que mi paciencia no fue lo más adecuado, porque Genzo nunca dijo nada. Lo único que logré fue dar ocasión a que ocurriera la última y peor posibilidad: Schneider se acercaba a hablar con él.

Genzo se dirigía a Karl tan cortante como conmigo, pero el silencio se tornaba diferente. Era terriblemente incómodo y tan tenso, que no pude con él. Terminé siendo yo el que se alejaba, pues me daba la impresión de no ser bienvenido.

Schneider tenía un aura tan intimidante e imponente, como si fuera una clase de rey sin corona. Un emperador tremendamente territorial que creía que le estaban quitando posesiones que, para empezar, no eran suyas.

Me hacía sentir extraño y, por cómo me miraba, estoy seguro de que lo sabía. En estas semanas noté que me trataba no solo a mí, sino a la mayoría, con una agresiva amabilidad. Como si pensara que nos hacía un favor por el mero hecho de comportarse de forma civilizada en lugar de aplastarnos con ese desprecio abrasador que irradian sus ojos.

De alguna manera, casi alcanza a quemarme. Casi logra hacerme pensar que soy insignificante, que no tengo por qué interrumpir su tiempo junto al guardameta. Que no soy nadie valioso para intentar ser su amigo, pero Genzo no es capaz de decírmelo por lástima, así que, en su lugar, Schneider debe dar el remate, el tiro de gracia, para que deje de buscarlo.

Incluso ahora, comprendo que Wakabayashi está a otro nivel, pero de eso a que Karl-Heinz me trate como si fuera a traerle los peores males, sino el que más; como si Genzo necesitara ser salvado de mí o alguna cosa relacionada conmigo...

Además, he comprobado por cuenta propia que Wakabayashi es la persona mejor capacitada para enfrentar problemas, así que estoy seguro de que, si el problema fuera yo, lo diría. Plantaría cara en vez de perder tiempo esquivándome.

Otro detalle que me ayudó a no caer en un ciclo de autodesprecio fue, sin que él lo supiera, la sonrisa de Misugi. Matsuyama dijo que Jun es como un príncipe, así que, si alguien así quiere ser mi amigo y empezó a sonreírme tan sincero desde hace un par de semanas, no puedo considerarme tan malo por más "superior" que la otra persona fuere.

Jun y Hikaru me recuerdan que yo solo soy yo, y eso está bien. No tengo que ser como Genzo, Schneider y ni siquiera como Tsubasa, a quien todo el mundo parece aceptar al primer vistazo, incluído Karl-Heinz. Tampoco puedo culparlos, Tsubasa desborda carisma. Y hablando de eso...

«—Ya te has dado cuenta, ¿eh? —Misugi se acerca y me habla apenas termina la clase.

—¿De que Schneider lo mira como si tuviera la peste? —completa Matsuyama. Esperan un momento a que pueda entender de lo que hablan, pero no demoro demasiado en asentir. Realmente lo sé. Quise preguntarles si había alguna manera de evitar estas situaciones, pero no creo que la haya, y si la hay, ellos no la conocerían o ya hubieran resulto su propio conflicto en lo que me dijeron que eran los vestidores.

—¿Te dio al menos el espacio suficiente para preguntar a Wakabayashi si se irá con él? —Jun hace un gesto de compasión y parece que sabe la respuesta incluso antes de que pueda decir "no".

—Hay algo que aún no entiendo -prosigue Hikaru—: Wakabayashi lucía cómodo en compañía de Misaki. Es extraño no solo que no le mencionara nada de un posible viaje, sino que en verdad parece que quiere ocultarlo, sobre todo a él, a juzgar por la poca discreción con que lo evita. Es atípico en nuestro capitán eludir confrontaciones, considerando que, a veces, era él mismo quien las provocaba.

Estoy seguro de que no fue su intención, pero Hikaru dijo aquello de una manera parecida a cómo me hace sentir Karl respecto a que soy algún tipo de factor de caos para Genzo. Me gustaría saber por qué, sin embargo, la sensación que me produce es diferente. Siento una vergüenza que no daña, sino que es neutra: es difícil creer que puedo representar tal cosa para alguien. Sé que es importante, pero la valoración depende del resultado. No puedo descifrar qué significa todo esto o cómo acabará, pero la cara pensativa de Jun me dice que se encuentra tratando de definir qué variantes afectarán a tal fenómeno; no hay duda de que tiene talento para la ciencia.*

—Pregúntale a Tsubasa.»

Primero me pregunté a mí mismo qué rayos tendría que ver Tsubasa en todo esto, pero Hikaru se me adelantó elogiando a Jun por haberle recordado que Ōzora e Izawa son los que Genzo considera sus mejores amigos aun si no pasan demasiado tiempo juntos como con Schneider.

Misugi también dijo que Tsubasa debía saber qué estaba pasando con Wakabayashi debido a que técnicamente es el subcapitán del equipo de soccer. Por increíble que fuese Genzo, necesitaba al menos de una persona que le ayudara a tener orden en sus planes. El football requiere más de un jugador, después de todo.

«—¡Tsubasa!

—¡Hola, Misaki! ¿Cómo te va?

-No tan bien como me gustaría, no he hablado con varias personas con las que solía relacionarme.

—No te desanimes, al menos ahora estás charlando conmigo —sonrió discreto—. Pero hablando en serio, ¿hay algo con lo que pueda ayudarte?

—En realidad, sí. —Inhalo profundo y me esfuerzo por no desviar la mirada—. Sucede que pasé casi un mes ayudando a Genzo a practicar sus atajadas al final de las clases. Sin que él lo supiera, también me estuvo ayudando con un conflicto personal, y bueno, me dio la sensación de que nos estábamos relacionando bien y volviendo un poco cercanos, pero un día de repente no volvimos a seguir esa rutina. Estoy bastante convencido de que fue después de la última práctica: ya habían terminado las nacionales hacía una o dos semanas y nosotros nos separábamos antes de salir de la escuela. Estoy seguro de que ese día, Genzo tenía la intención de preguntarme algo, pero lo dejó para nuestra próxima reunión. Esa reunión nunca llegó. No ha vuelto a acercarse a mí desde entonces y estoy confundido. ¿Tienes alguna idea de qué ha pasado con él? Jun y Hikaru me dijeron que tal vez podrías ayudarme.

Tsubasa se me quedó viendo ligeramente sorprendido, aunque también parecía estar conectando ideas. Se parece un poco a Misugi en su forma de analizar las situaciones. Puedo asegurar que consideró preguntarme por qué estaba confiando en él para contarle todo esto, pero mi mirada fija en la suya debió contestarle: te considero mi amigo. Creo que sonreímos al mismo tiempo, noté el ambiente más relajado.

—No sé con exactitud de qué manera se relacione una cosa con la otra, pero una posible causa sería que han sido días difíciles para Wakabayashi. Está pasando por un proceso de cambio que no le da mucho tiempo libre, así que quizás está enfocando toda su atención en eso. —Ésa no fue la respuesta que esperaba ni quería oír. No solo hacía más sólida la sospecha de Misugi, sino que, por más ocupado que alguien pueda estar, no explica ni justifica tratar a alguien como Genzo me estaba tratando a mí. Por otro lado, también estaba Schneider. No quiero sonar envidioso ni con despecho, no es el caso, pero Karl pasa más tiempo que cualquiera junto a él. Bajo la explicación de Tsubasa, no tendría sentido esa selectividad.

—No te lo tomes personal, estoy seguro de que Genzo no tiene nada contra ti -agregó. Seguramente cayó en cuenta de que bajé la mirada-. Mira, Wakabayashi se ha aislado de todos en general, incluidos Mamoru y yo. Ha sido complicado ponernos de acuerdo respecto al equipo de soccer. —Se llevó una mano a la cabeza para agitar su cabello, a la vez que rio apenado-. Mi carga de trabajo aumentó bastante desde que empezaron las nacionales. Ah, si tan solo Wakabayashi se abriera con los demás y no solo conmigo, Izawa y Schneider...

—¿Qué pasa con Schneider? —interrumpo sus palabras.

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué es uno de los únicos a los que permite acercársele? He visto cómo se tratan: no creo que lo considere un amigo lo suficientemente íntimo, como a ti y Mamoru, para confiarle algo tan delicado y personal. Hikaru me ha dicho que Jun es técnicamente el táctico del equipo, pero Genzo no ha ofrecido un panorama ni a él. Entonces, ¿qué pasa con Schneider?

Miro por primera vez a Tsubasa inseguro de cómo proceder. No quiero presionarlo, es probable que Wakabayashi le confiara aquella información como un secreto muy valioso y Tsubasa no quería traicionarlo. Después de todo, no es a él a quien le corresponde hablar de los planes del guardameta, sino al mismo. No obstante, vine aquí sabiendo las implicaciones de involucrar a mi amigo en esto, así que ya no puedo dar marcha atrás. Intentaría, al menos, disminuir el impacto de su traición.

—¿Es porque ambos se irán a Alemania al finalizar el curso?

Tsubasa también se parecía a Hikaru en un detalle: podía ocultar cosas, pero no mentir.»

Me encuentro caminando hacia la dirección que ese día me proporcionó Tsubasa. Quién diría que se ubica a solo un par de cuadras del apartamento donde vivo, y que si no lo había notado antes era porque la ruta que conecta las calles por las que se llega a cada inmueble, es cerrada; forzosamente debíamos encaminarnos por diferente rumbo apenas unos pasos fuera de la secundaria, si no queríamos llegar a un callejón sin salida.

Al dividirse el camino en direcciones opuestas, tuve que rodear el trecho entre los dos. Era un trayecto desconocido para mí y ni siquiera sabía si iba a llegar al destino deseado o me perdería, pero mis inquietudes desaparecen al ver florar mi esfuerzo. Espero que el fruto deje un buen sabor de boca.

—¡Genzo!


https : / psicologiaymente . com / psicologia / teoria-del-caos