Aquí va otro capítulo de este genial Fanfic. Sigue siendo un capítulo un poco corto, lo sé, pero para compensaros hoy, damos un cambio de perspectiva: Los Tres Grandes Ángeles se reúnen.
Capítulo 4: Medidas Preventivas
Los Tres Grandes Ángeles se encontraban reunidos en el Castillo de Serpahimon. Era allí dónde solían reunirse habitualmente, a menos que les convocase alguno de sus superiores.
La estancia en la que estaban era el despacho personal de Seraphimon. Era una amplia sala, que contaba con un gran escritorio de madera, un sofá y algún que otro cuadro como elemento decorativo.
Desde el gran ventanal de cristal, se podría apreciar una visión perfecta del bosque.
Seraphimon lanzó una penetrante mirada a Cherubimon, quien les había convocado allí, mas todavía no les había comunicado el motivo de la reunión.
Cherubimon contempló el frió semblante de su compañero. El ángel metálico ocultaba su seria expresión tras su máscara. El carácter inflexible del ángel, lo hacía implacable en sus funciones, pero no en las relaciones con sus compañeros. Cabe destacar que Ophanimon había hecho mella en él, pero no demasiado.
Está se situaba entre ambos, ejerciendo de mediadora. Siempre había sido la encargada de intervenir en los "desacuerdos" existentes entre Cherubimon y Seraphimon.
-Cherubimon, ¿te has decidido ya? ¿Vas a contarnos el por qué nos han convocado hoy, aquí?- preguntó Seraphimon.
-La verdad es que he recibido información alarmante, a través de una fuente anónima.- dijo Cherubimon. Evitó usar el nombre de Dianamon. Todavía no.
-¿De que se trata?-
-Los Olímpicos quieren recuperar sus antiguos privilegios, y están decididos a actuar.- respondió. Hizo una breve pausa.- No me han comentado que métodos van a utilizar ni quienes son sus objetivos, pero les mueve la venganza. Por lo menos, a la mayoría de ellos.-
Ophanimon lanzó un suspiro al cristal, temiendo lo que iba a suceder. Seraphimon no dejaba de observarla: desde hacía poco tiempo, eran pareja.
-Eso significa, que irán a por nosotros. ¿No es así?- preguntó Ophanimon.
-Eso me temo. Al ser sus sucesores, nos tiene en el punto de mira.-
-Sabía que esto iba a pasar. Lo sabía. Os lo dije. Os advertí que al acceder al cargo iba a tener consecuencias. Vamos a desatar una guerra.- exclamó Seraphimon. Siempre había temido a los Olímpicos, aunque él se negara a aceptarlo. Además, les admirara profundamente, aunque no toleraba sus errores pasados.
-Creo que te equivocas. Según mis fuentes, solo quieren volver a gobernar. Y solo irán a por los causantes de sus desdichas. No quieren hacer daño a los inocentes. Esto no es una guerra, solo una batalla que tendremos que librar.- las palabras de Cherubimon ocasionaron un largo silencio.
Ni Ophanimon ni Cherubimon se esperaban esto. Se encontraban en estado de shock. Por una vez en lo que llevaban gobernando, no sabían que hacer. Había cumplido sus funciones eficientemente, pero era a la primera revolución a la que se enfrentaban.
-¿Qué medidas creeis que son necesarias tomar?- preguntó Ophanimon, aún confundida.
-Un ataque directo podría ser una buena táctica, contamos con el factor sorpresa.- propuso Seraphimon.
-Sin embargo, eso delataría que tenemos información.- matizó Ophanimon.- No creo que sea una buena idea de momento.-
-Deberíamos evitar el contacto entre ambos bandos, para no levantar sospechas.- dijo Cherubimon.
-¿Serviría el habla de algo?- preguntó Ophanimon.
-No creo.- negó rotundamente Seraphimon, mientras cruzaba los brazos.- No han armado una revolución, para luego doblegarse ante tus métodos pacifistas.-
Seraphimon se arrepintió de las palabras utilizadas. Desde que había iniciado su relación con Ophanimon, intentaba ser más tranquilo, sosegado... Menos impetuoso. Pero este asunto... le sacaba de sus casillas. Tenía que aprender a contenerse un poco. Si le sucediera algo a Ophanimon... no sabría que hacer...
Alejó esos tóxicos pensamientos de su mente: tenía que centrarse en la reunión.
-La mayor pregunta es: ¿deberíamos dejar que den ellos el primer paso?- lanzó la pregunta Cherubimon.- Así no delataríamos lo que sabemos.-
-Sí.- dijo Ophanimon.- Sin embargo, podríamos tomar, medidas más indirectas, para hacer que su primer plan fracase.-
-Entonces, ¿por qué no reforzamos nuestras defensas?- propuso Cherubimon.
-Por una vez, estoy de acuerdo contigo, Cherubimon.- afirmó Seraphimon.-
Cherubimon creyó ver una sonrisa en el rostro de su compañero. Imaginaciones suyas, pensó. En los años que llevaba trabajando con Seraphimon, siempre se había movido, de una forma fría, y muy profesional. Sin embargo, Ophanimon estaba influyendo en él positivamente, bajo su punto de vista. Le estaba inculcando pasión.
-Nuestros castillos cuentan con muy pocas tropas. Si mandamos a más digimons reforzar la seguridad, podremos estar preparados para cuando nos asalten.- prosiguió Cherubimon.
-Muy bien. Tomaremos estas medidas preventivas. Si no tenemos ningún otro tema que abordar, creo que podemos dar por zanjado este encuentro. ¿No os parece?- dijo Seraphimon.
Los otros ángeles hicieron un gesto afirmativo. Se despidieron, y dejaron solo a Seraphimon.
Ya fuera, cuando hubieron abandonado el Castillo de Seraphimon, y estaban a punto de despedirse, Ophanimon se detuvo.
-Cherubimon, ¿seguro que no sabes quien es tu fuente?- preguntó.
-No, en absoluto.- dijo.
-Siempre se te ha dado fatal mentir, Cherubimon.- dijo Ophanimon.- Además, sabes que a mi puedes decírmelo.-
Cherubimon no lo desmintió. Sabía que le habían pillado.
-No puedo decírtelo Ophanimon. Ya se ha arriesgado mucho contándomelo. La pondría en un comprosimo.- respondió.
-Con que es una mujer... Creo que ya me hago una idea de quien puede ser...-
-Prométeme que no se lo dirás a nadie, y mucho menos a Seraphimon.-
-Te lo prometo.- dijo. A continuación, esbozó una sonrisa.- Ahora que lo pienso. ¿Lo habrá echo por interés?-
-¿Qué?- exclamó Cherubimon. No podría creerse lo que le estaba diciendo su compañera.
-Piénsalo de este modo: ser tu informadora, puede ser su seguro.-
-Es una posibilidad que no había tenido en cuenta.- respondió finalmente Cherubimon.- Mas no creo que la sea viable. Podría pagarlo caro si la descubren. Un precio muy alto para un seguro, ¿no crees?-
-Es posible. Pero no te fíes.- le advirtió Ophanimon. – Creo que es hora de que regresemos.-
-Seraphimon te controla demasiado.-
-Yo finjo no darme cuenta. Sólo se preocupa por mí.-
-Le estas cambiando. Lo sabes, ¿verdad?-
-Sí, y eso me gusta. Si te das cuenta, se lo jugó todo por mí.-
-¿Te refieres a...?- preguntó Cherubimon.
-Sí.- afirmó Ophanimon.
Hacía mucho que no hablaban de ella. Unos la dan por muerta, otros simplemente piensan que ha desaparecido. Su desaparición había causado muchos problemas a Seraphimon. Al fin y al cabo, indirectamente, es el culpable.
Por un momento, se preguntaron dónde estaría ahora. Nunca se habían preocupado mucho por el tema, ni habían tomado medidas. De eso ya se encargaba su padre, por supuesto.
-Bueno Cherubimon, ya nos veremos. Ten cuidado.-
-Lo mismo digo, Ophanimon.-
Ophanimon y Cherubimon se despidieron. Sin embargo, a pesar de la seguridad y confianza que había mostrado en su conversación con Ophanimon, una duda le carcomía por dentro. ¿Estaría jugando con él Dianamon?
Nota:
Hasta aquí el capítulo de hoy. Observamos que Seraphimon a empezado a salir con Ophanimon; pero que ha tenido una relación seria pasada: ¿quién será? A Cherubimon, además, le asaltan las dudas sobre Dianamon; ¿podrá confiar en ella?
