¡Feliz Año Nuevo a todo el mundo! Colgué el último capítulo, el 30 o 31, como último capítulo del año 2012, y este será el primer capítulo del año 2013. En este capítulo, por fin descubriremos quien es la esposa de Neptunemon.

Capítulo 6: Conversando con una Esposa

El Valle de las Sirenas era un lugar encantador situado en la mitad del océano. Una vez estuvo en manos del Dark Master Metalseadramon, pero ahora que gobernaba Ancientmermaimon, las cosas eran muy diferentes.

Compuesto por unas arcaicas ruinas sumergidas, aún conservaba su encanto original. Bañadas por aguas cristalinas, color turquesa, la ciudad constaba de varios edificios en los que se desarrollaba la vida marina.

Pero el lugar más emblemático, era la residencia de la gobernante. No era una construcción de gran tamaño, pero si grandiosa en otros sentidos. Estaba construida con los restos de un antiguo galeón, que había surcado los mares por los piratas digimons. De popa a proa estaba cubierto por algas, que hacían relucir la madera de la embarcación. La entrada, que se encontraba a estribor, era una puerta lacada, que había mandado construir Ancientmermaimon, para cubrir el boquete que había hecho hundirse al navío. El interior, totalmente remodelado, contaba de un piso inferior y otro superior, con diferentes estancias: salón, dormitorio principal, habitación de invitados... todos exquisitamente decorados, con muebles caídos al mar. La propia Ancientmermaimon los había recolectado a lo largo de su juventud.

No es que ahora no fuera joven, pero sí estaba algo envejecida, en comparación con otras. Venusmon mismamente. Eso sí, no dejaba de ser hermosa. Ancientmermaimon tenía una melena, ya teñida de blanco, que llevaba perfectamente peinada. Su rostro estaba cubierto, casi por completo, por el yelmo de su armadura, pero dejaba a la vista, unos labios carnosos pintados de rojo. Su cuerpo híbrido, era como el de las otras Mermaimons que habitaban su reino: mitad humana, mitad pez, pero su armadura era mucho más vistosa: azul mar, en todas sus tonalidades, que se juntaban con sus propias escamas en una unión perfecta. Siempre llevaba su tridente, símbolo de poder que reflejaba que gobernama una parte del océano. Neptunemon también era dueño de uno.

Ancientmermaimon esperaba en su morada al regreso de su amado. Hacía poco se habían casado, pero se conocieron muchos años atrás. Todos decían que estaban destinados a gobernar juntos los mares, en los tiempos en los que su marido fue grande... Por ahora, solo gobernaban el valle de las Sirenas e Island Zone. Y eso para ella era suficiente.

Neptunemon se había marchado sin avisar hace un rato, así que estaría al caer. Ya era la segunda vez que le sorprendía saliendo a escondidas. Y esto empezaba a mosquearla.

Sólo llevaban un par de días viviendo juntos en el galeón y ya se intentaba escapar...

"¿Miedo al compromiso?"- pensaba la sirena.- "No, Neptunemon es muy maduro para esas cosas..."-

Otra de las opciones que abordaba Ancientmermaimon es si a Neptunemon le gustaba vivir en el Valle de las Sirenas. ¿Y si quiere regresar a Island Zone?

Finalmente, el olímpico llegó. Ancientmermaidmon le estaba esperando sentada en su cómoda.

Neptunemon se sorprendió al encontrarla todavía despierta: eran altas horas de la noche.

-¿Qué has estado haciendo?-. preguntó la sirena, con interés.

-Ha habido una reunión de Olímpicos de última hora. No me ha quedado más remedio que acudir.- respondió.

Se notaba la duda en su tono, pero no estaba mintiendo.

-¿Quién la ha convocado?-

-Mercurymon.-

-¿Y de qué iba?-

-No creo que te interese saberlo.- dijo él.

-Claro que me interesa. Si esas reuniones van a sacar a mi marido de casa sin previo aviso... claro que me interesan.-

-No creo que deba darte la información. Es confidencial.- se limitó a responder.

-La sinceridad siempre ha sido la clave de nuestra relación. ¿Va a cambiar eso ahora?-

Ancientmermaimon siempre elegía las palabras adecuadas para llegar a Neptunemon. Para bien o para mal.

-Es peligroso.- contestó.

-¿Te crees que me importa el peligro?- preguntó.

Retórica. Pregunta retórica. Neptunemon estuvo a punto de responder. Pero no lo hizo. Si lo hubiera hecho Ancientmermaimon se habría puesto histérica. Era algo que no soportaba.

-Insisto en que me lo cuentes.- continuó Ancientmermaimon.- Al final, no te va a quedar más remedios.-

En eso tenía razón. Siempre había logrado sacarle los secretos más oscuros de su pasado.

-Te lo contaré. Pero deberás temer sumo cuidado.- cedió al final Neptunemon.

-No te preocupes, seré discreta.- dijo.- Además con lo melodramático que eres, seguro que es una minucia.-

-Antes de esta reunión, ha habido otra hace unos días.- comenzó a decir Neptunemon.-

-No tenía ni idea.- dijo Ancientmermaimon.

Sarcasmo. Otro de los recursos que solía utilizar con él. Solo con él. Como gobernante, siempre había sido mucho más seria: más seca, más... fría.

-En esa reunión... – continuó el Olímpico.- aunque yo me opuse, Mercurymon convenció al resto de olímpicos para armar una revolución.-

-¡Qué plan más estúpido!- le interrumpió Ancientmermaimon. – No me digas que habéis accedido. No habéis accedido, ¿verdad?-

El carácter de Ancientmermaimon cambió bruscamente. Apenas había iniciado el relato su esposo, y ya estaba al borde de un colapso nervioso.

Neptunemon hizo un gesto afirmativo.

-No quedó otro remedio.-

-Te consideraba un hombre mucho más sabio.-

-Y lo soy. Me negué, pero al final, tuve que acceder.- constestó.- ¿Me dejas continuar?

-Sigue.-

-Pues en la reunión de hoy, Mercurymon ya tenía pensado un plan, que deberemos ejecutar.- hizo una pausa.- Bueno, no todos. Sólo cuatro de nosotros.-

Ancientmermaimon lo miró indignada.

-No, cariño, yo no voy a participar. Si es que llego a actuar alguna vez, será siempre por la vía pacífica.-

-¿Y en que consiste ese magnifico plan?-

-Marsmon, Minervamon, Apollomon y Mercurymon partiran dentro de tres días, hacia le castillo de Ophanimon.-

-¿La van a matar?-

-No, no. Solo van a secuestrar.-

Ancientmermaimon se sintió aliviada momentáneamente. Luego se replanteó el cúmulo de pensamientos que la desbordaban. Los olímpicos se habían vuelto locos.

-Hay una cosa que debes saber. Apollomon me ha amenazado. Bueno, y a ti tambien.-

-¿Qué?-

-Si te preguntan, tu no sabes nada de lo que te he dicho. ¿Entendido?-

Lo que la faltaba. No solo su marido estaba en peligro, sino que también ella. Se lamentó de haber insistido tanto en conocer esa información.

-¿Sabes qué? Creo que es hora de que nos vayamos de luna de miel.-

-No es un momento muy adecuado.-

Pues por eso mismo. Nos alejaremos de lo malo. Hay muchos territorios marinos que no hemos visitado. ¿Qué te parece Macro Sea, también conocido como el Mar del Norte? ¿Por qué no Proxy Islands? Son preciosas en esta época del año...-

-Iremos a dónde tú quieras. Sabes que lo estoy deseando.-

-Entonces nos marcharemos dentro de cuatro días.-

-Pensé que preferirías marcharte cuanto antes.-

-Hay muchas cosas que preparar. Además si el secuestro no sale bien, no creo que corras peligro.-

-Corramos.- corrigió el olímpico.- Dentro de cuatro días me parece bien.-

De repente, la discusión había acabado en un feliz abrazo. Pronto se marcharían. A un lugar lejano. Sin previo aviso. Que buenas ideas tenía su esposa.

Nota:

Sí, la esposa de Neptunemon es Ancientmermaimon, uno de mis personajes favoritos; que también aparecerá en Digimon: La Amenaza de Arkadimon. Espero que les haya gustado este capítulo, y que por favor, dejen reviews si les gusta la historia. –Es gratis y no cuesta nada, así que... anímense-