Capítulo 21: La Primera Prueba
Tras volver de la reunión, sumamente alterada, se había retirado a sus aposentos, y había ordenado que nadie la molestara hasta el día siguiente. Se había tumbado en su cama aterciopelada, y había tratado de conciliar el sueño, sin éxito; pasandose despierta hasta que llamaron a la puerta.
Con paso torpe, Dianamon abrió la puerta, aturdida. Cuando lo hizo, se encontró frente a una de sus Crescemon.
-Queenchessmon desea empezar con su entrenamiento, tal y como usted la prometió.- anunció.-Además, ha recibido una carta.-
Dianamon estiró la mano para alcanzarla, extrañada. No esperaba recibir ninguna carta. Era un sobre plateado de exquisito gusto.
-Muy bien. Dila que espere un segundo en lo que me preparo y que me espere frente a la puerta principal del castillo.-
Crescemon asintió y dio media vuelta. Dianamon cerró la puerta y se apoyó contra ella. Se fue deslizando lentamente hasta sentarse, desesperada. La verdad era que no se acordaba. Y tampoco tenía muchas fuerzas para hacer nada en debidas condiciones. Pero lo había prometido, y debía cumplirlo. Además, seguía sintiendo curiosidad por la princesa: no había hablado con ella desde su primer encuentro.
Dianamon se decidió a abrir el sobre antes de irse. Estaba intrigada, aunque le aterraba lo que pudiera contener. Dentro del sobre se encontraba un folio de papel blanco, liso, con detalles florales en los márgenes. Dianamon adivinó de quien se trataba y se dispuso a leer:
"Querida Dianamon:
Te escribo esta carta con motivo de aclarar un asunto que nos concierne a ambas. Tras meditarlo mucho, ya sé en que podrás ayudarme. Tengo varios asuntos en mente; algunos de los cuales, llevan atormentandome desde tiempos inmemoriales. No te preocupes, no es nada malvado, ni amoral. Ningún acto irá en contra de tus regios principios. O eso espero. Además, por la cuenta que te trae, tampoco podrás negarte. O sí no... el resto conocerá la verdad. Y podría ser tu fin. Reúnete conmigo mañana por la tarde en el Reino de Deramon; mi lugar temporal de hospedaje. Si faltas a la cita, lo desvelaré todo. Así pues, ya sabes. Siento haberme puesto tan seria durante este escrito; es algo que, como ya sabes, no me carácteriza. Pero los asuntos que debemos tratar si que lo son.
Hasta mañana. Atentamente:
Ceresmon"
Dianamon soltó un largo suspiro. Ceresmon tenía una mentalidad tan abierta y tan... perturbada... Podía pedirla cualquier cosa. Era tan impredecible...
Se levantó y comenzó a caminar. Esos oscuros pensamientos no iban a abrumarla. Al menos, no por el momento. Cuando Ceresmon la comunicara con qué "asuntos" debía ayudarla, ya tendría tiempo para plantearse esos dilemas.
Cuando llegó a la puerta principal, Queenchessmon ya la estaba esperando. La princesa estaba cruzada de brazos, y apoyada contra la pared del castillo, con gesto aburrido. Debía de llevar un rato esperando.
-Llegas tarde.- la reprochó la princesa.- Llevo un buen rato esperando. Las Crescemon insistieron en que esperara al momento oportuno y que ellas irían a buscarte...-
-Siento el retraso.- se disculpó Dianamon. La princesa la devolvió una sonrisa, complacida.- He tenido una cosa que hacer antes.-
-¿Tiene que ver con la carta que has recibido?- preguntó, curiosa.-
-No es de tu incumbencia. Espera aquí un momento, en lo que preparo una pequeña cosa para tu entrenamiento.- dijo Dianamon mientras la dejaba sola.
Queenchessmon miró, perpleja, como se alejaba. Pensó que tras el tiempo que llevaba esperando, estaría todo ya preparado. Había hecho un largo viaje hasta allí. Y deseaba, necesitaba aprovecharlo. Aquel entrenamiento debería servirla para encontrarse así misma, así como mejorar sus habilidades.
Dianamon no tardó en volver, escoltada por tres Crescemon.
-Primero, para calentar, una pequeña prueba.- explicó Dianamon.- Todas las cazadoras deben de ser expertas en el rastreo y la busqueda, tanto de objetos, como de digimons. Por ello, hemos escondido a una Lunamon en algún lugar del interior o el exterior del castillo. Como no cuentas con un olfato que te permita seguir el rastro, deberás usar tu intelecto. Estas Crescemon te darán una pista cada una. Y deberás encontrar a Lunamon en menos de diez, quince minutos.-
-Muy bien. No parece complicado. ¿Cuáles son las pistas?- preguntó Queenchessmon.
-Está en el lugar más cálido si está encendido.- dijo la primera Crescemon.
-Está en un lugar de trabajo.- dijo la segunda.
-Esta en el exterior del castillo.- concluyó la tercera.
-Además, una de ellas te ha mentido.- añadió Dianamon.- El tiempo comienza ya.-
Queenchessmon comenzó a correr, sin saber muy bien hacia donde ir. De vez en cuando se iba girando, hatsa que las figuras de Dianamon y las Crescemon se fueron difuminando.
Cuando estaba segura de que nadie la observaba, se paró. Yendo hacia ninguna parte, no superaría la prueba. Pensó en las diferentes pistas que la habían dado.
Una de ellas debía de ser falsa. Iría probando hasta resolver el enigma. El ensayo-error siempre daba resultado. Queenchessmon sospechaba que era la primera. La luna en la que residía Dianamon no es que fuera un lugar muy cálido. Es más, hacía bastante frío, hasta que uno se acostumbraba. Entonces; primero buscaría en un lugar de trabaja en el exterior del castillo.
Queenchessmon no conocía bien la luna, pero las posibilidades eran muy limitadas. La mayor parte de las actividades laborales se ejercían en el interior de castillo.
Tuvo una idea: Los campos de cultivo que se encontraban detrás del castillo, y que se veían desde la ventana de la habitación que la habían asignado.
Se puso en camino. Apenas tardó un momento en llegar. El campo de cultivo era una pequeña extensión de terreno por detrás del castillo, en el que las cazadoras trabajaban cultivando trigo, entre otros cereales. Muchas vainas habían crecido. Según Queenchessmon había oido, el suelo de aquel lugar era bastante fértil, a pesar de las malas condiciones ambientales.
La princesa oteó el horizonte. Había varias Lekismon y Crescemon trabajando. Sus armas de combate las servían como útiles para aquella tarea. Ninguna Lunamon por allí.
Parecía haberse equivocado. Cambió de rumbo, y se dirigió al pueblo. Era el único lugar que quedaba fuera del castillo. El pueblo en sí estaba compuesto por un par de casitas de madera desperdigadas por el terreno que había frente al castillo. No había nadie por allí. Dudaba que las casas estuvieran ocupadas en aquel momento.
Queenchessmon entonces se percató de que la ercera pista era falsa. Se dirigió hacia el castillo. La Lunamon tendría que estar escondida en alguna de las estancias dónde se trabajaba.
Paso por la puerta principal, y entró al castillo. Ni Dianamon ni las Crescemon se encontraban allí.
Decidió empezar por la planta baja e ir subiendo. Durante la noche que había pasado allí, había investigado las diferentes estancias que componían la morada de Dianamon. Sin autorización, por supuesto. Nadie la había interrumpido en aquel proceso, así que conocía más o menos la ubicación de las salas más relevantes.
Caminó hacia la sala de costura, la cual se en el ala este de la planta baja. Cuando Queenchessmon pasó por delante de ella de noche, estaba cerrada. Y sólo supo que se trataba de una sala de costura por el letreto que tenía pegado en el marco superior de la puerta.
Llamó dos veces a la puerta, y giró el picaporte de madera. Se llevó una gran decepción. Aquello no se parecía en nada a lo que su imaginación alcanzaba a imaginar. Era un cuartucho pequeño, compuesto por un telar, una mesa baja que abarcaba el centro de la sala, y unas estanterías que cubrían tres de las cuatro paredes, y que estaba cargadas de ovillos de distintos colores.
Varias Lunamon la saludaron. Evidentemente, no era ninguna el digimon que andaba buscando. Queenchessmon no había caído la cuenta de que debía utilizar dos de las tres pistas... Y si había descartado la del exterior... sólo le quedaban la primera y la segunda...
Tuvo una revelación. Abandonó la sala con paso torpe y se dirigió hacia el piso superior. Comenzó a subir las escaleras apresuradamente. Dio un pequeño traspies. La princesa maldijo por lo bajo. Estaba segura de haber comprendido el enigma. Pero iba corta de tiempo.
Giró a la derecha, y no paró hasta llegar al final del pasillo.
Leyó el cartelito colgado en la puerta. Ponía: "Cocina". Entró.
La cocina era una estancia amplia, pero cargada de electrodomésticos que limitaban la capacidad de movimientos. Los utensilios de cocina estaban colgados del techo, o en pequeños estantes pegados por las paredes, así como la vajilla, colocada perfectamente en un pequeño armarito de puertas cristalinas.
-"En mi reino, la cocina es mucho más moderna".- pensó la princesa. Lo echaba de menos. Pero no podía volver. No, todavía no.-"Pero la vajilla tiene algo especial".- se paró un momento a contemplarlo. Probablemente, es de porcelana.- dedujo. Se fijó los relieves y grabados de los bordes. Desde la posición en la que se encontraba, no alcanzaba a distinguirlos con claridad. Sólo podía apreciar líneas curvas y dispares que los componían.
Oyó un pequeño murmullo procedente del horno. Se agachó y abrió la puerta del mismo.
Allí, agazapada, se encontraba la Lunamon que estaba buscando. El pequeño digimon la sonrió y salió por su propio pie del horno. Lanzó un leve silbido, y correteó hasta la salida de la cocina. Acto seguido, Dianamon entró y le hizo un gesto para que saliera.
Queenchessmon obedeció, y ambas abandonaron la cocina. Al salir, se topó de nuevo con las tres Crescemon que escoltaban a la olímpica.
-Podeís retiraros.- indicó Dianamon. Sus siervas se marcharon, dejandolas sólas.- Te estaban vigilando para que no hicieras trampas...-
-¿He cumplido con el tiempo establecido?-
-Te has pasado unos tres minutos, pero no está mal.- informó la olímpica. Queenchessmon se decepcionó un poco.- Has ido dando tumbos al principio; hasta que descubriste la mentira. Eso sí, descartaste la primera pista muy pronto. Ese error te enseñará una valiosa lección.-
-"¿Cuál?"- se preguntó la princesa. No tenía ni idea de a qué se refería.
-Si quieres podemos ir a una sala más tranquila y sentarnos a hablar un poco.- propuso la olímpica.
Queenchessmon asintió. Estaba desconcertada. Pensaba que iba a seguir entrenando. Eso sí, agradecía el descanso. La falta de sueño la estaba afectando; aunque procuró que no se notara.
Dianamon la condujo a una pequeña salita en el ala noroeste. Estaba compuesta por un par de sillones y sofás; situados alrededor de una mesa redonda.
Ambas tomaron asientos.
-¿No vamos a seguir entrenando?- se decidió por fín a preguntar la princesa.
-Creo que por hoy a sido suficiente.- sentenció la olímpica.- Podemos hablar un rato, y luego, tumbarte a descansar.- dijo, lanzándola una mirada pícara.
-Entiendo.- murmuró Queenchessmon. La había descubierto.- ¿Y en qué consistirá el entrenamiento de mañana?- preguntó, interesada.
-Mañana tendré que ausentarme durante tiempo indefinido. Así pues, podrás hacer lo que te plazca. Tendrás a tu disposición el gimnasio, y una de mis Crescemon te estará esperando para prácticar.- la informó Dianamon.- No quiero que uses el truquito del otro día.-
-¿A qué te refieres?- preguntó Queenchessmon, haciendose la tonta. Sabía exactamente a qué se refería, pero quería averiguar que pensaba Dianamon al respecto.
-La lucha acabó porque Crescemon perdió su espíritu de lucha.- comenzó a explicar Dianamon.- Y lo perdió, debido al uso de uno de tus movimientos. Muy pocos digimons poseen esa capacidad...- su tono mostraba curiosidad y cierta admiración.- Sin embargo, te prohíbo que la uses durante los entrenamientos.-
-Pero has de reconocer que fue una forma impresionante de acabar el combate...-
Dianamon no lo admitiría jamás, aunque pensara que tuviera razón.
-Se te ve cansada.- cambió de tema Dianamon. – Ha sido un día largo. Deberías retirate a tus aposentos.-
-Es un sabio consejo.- respondió la princesa.- Nos vemos.- se despidió.
Dianamon se quedo sola en la pequeña salita. Ella también debería retirarse a descansar. Mañana sería una jornada díficil. Seguía sin saber lo que Ceresmon pretendía... y eso era lo que más la asustaba.
Nota:
Bueno, ha comenzado el entrenamiento de Queenchessmon con una sencilla prueba. En el siguiente capítulo, descubriremos si dará resultado el plan de Venusmon Espero más y más comentarios.
