Ni glee ni sus personajes me pertenece, solo esta historia.
Advertencia Rachel G!P.
Capítulo Doce.
La oficial López llegaba hasta el comedor, tenía un buen rato sin ver a Berry, la había estado buscando por doquier, pero nada, y al parecer, tampoco estaba cenando.
Algo andaba mal…
En una de las mesas estaba mercedes y Brittany, las miró muy tranquilas bromeando, la rubia levantó su rostro al sentir la mirada de la latina.
Brittany solo sonrió, y por alguna extraña razón, eso la tranquilizó.
Salió de los comedores, tenía que llamar a Quinn para saber lo que había pasado con Emma, pero su móvil lo había dejado en la torre de vigilancia, iría por él y después regresaría para pasar lista en las celdas.
- Oficial López - Santana se detuvo al escuchar la voz de Rachel, se dio la vuelta y se sorprendió, su rostro parecía otro, parecía más segura, su sonrisa lo confirmaba.
- Debería estar en el comedor reclusa. - su tono era firme, no le gustaba la sonrisa de aquella niña, algo estaba planeando.
- Lo sé oficial, es solo que quise aprovechar para darme una ducha antes.-
- Ok Berry, solo te pediré algo, trata de no ir sola a las regaderas, no quiero que se repita el ataque, ¿de acuerdo? .
- Si oficial.
- Perfecto, ahora ve y cena algo, tus amigas están esperándote. - se dio la vuelta y siguió caminando.
Rachel observó cómo desaparecía en aquel largo pasillo, definitivamente la oficial López la hacía sentir segura.
- Hola chicas - la morena hacía acto de presencia en el comedor, se sentó con sus compañeras, sabía que la esperaban ansiosas.
- Richie! Por fin llegas! -
- ¿Se puede saber por qué tardaste tanto? Por un momento pensamos que te quedarías a dormir con esa chica.-
- Tampoco es para tanto chicas. -
- ¿ Tampoco es para tanto dices? - mercedes miró a su alrededor y continuó - por si no te has dado cuenta, somos las únicas que quedamos acá. -
- Si eso veo, ¿pero porque siguen aquí? -
- Pues queríamos saber como te había ido Richie. -
- Pero me hubieran esperado en la celda, yo juraba que ya estaban allá.-
- ¿ Y entonces por qué te viniste para acá? -
- Porque en el pasillo me encontré con la oficial López, y ella me dijo que estaban aquí.-
- Pues que suerte que te la hayas encontrado.-
- ¿Cómo salió todo Richie? -
- Pues al parecer mejor de lo que yo esperaba, Danielle aceptó ayudarme. -
- Vaya! Eso es genial Rachel, eso es un gran comienzo.-
- Lo sé Mercedes, siento que todo está por cambiar.-
- ¿bueno y?-
- ¿ Y qué? -
- ¿Cuantas horas de sexo te pidió a cambio!? - Preguntaron las dos. -
- Pues, eso lo sabré mañana.-
- ¡Hey! ¡Ustedes tres! - una de las celadoras que estaba de guardia llegó hasta la mesa donde estaban las chicas. - ¿Qué siguen haciendo aquí? La hora de la cena ya terminó, así que más vale que se vayan a sus celdas ahora mismo, está por empezar el conteo.
- Si señora, ya nos íbamos - respondió Mercedes.
Las chicas se pararon y salieron del comedor bajo la atenta mirada de la celadora.
- Bueno chicas, yo me voy a mi celda, está lejos y si no me doy prisa me meteré en problemas.
Mañana me sigues contando lo que pasó con Danny Richie. -
- Por supuesto Brittany, mañana te cuento todo. -
- Que descansen chicas! - la rubia se despidió de sus compañeras sacudiendo la mano.
- Adiós Rubia! -
- Adiós Britt ! -
Rachel llegaba a su celda seguida por Mercedes, no había vuelto a hablar después de que Brittany se fuera a su celda.
Mercedes llegó hasta su mesita, y tomó un libro, después se sentó en el piso, por más que quisiera irse a la cama, sabía que tenía que esperar el conteo.
- ¿Mercedes?-
- Mhm - ya estaba concentrada en su libro.-
- ¿Cuál es la historia de Brittany?-
- ¿La historia? - seguía con la lectura.-
- Si, digo, ¿por qué está presa?-
Mercedes levantó su vista y la posó en la pequeña morena que estaba sentada en su cama.
- Enana, yo también quisiera saberlo. -
- ¿No lo sabes?-
- No, yo estoy aquí hace cinco años, y desde que llegué, he sabido la historia de todas.
Pero, no la de esa rubia, ella llegó aquí hace poco mas de un año.
Cuando entró a este reclusorio, era callada, demasiado callada, no es la Brittany que ves ahora créeme.-
- No logro imaginarme a Brittany de otra manera.
y menos una callada. -
- Cuando entró, lo era, yo ya tenía mi fama, ninguna reclusa había aguantado un solo día en la misma celda que yo.
Y cuando Brittany llegó, esta fue su celda, todas acá hablaban, todas se preguntaban cuál había sido el crimen cometido por una chica así.
Nadie lo supo, al parecer la oficial López se encargó de callar a todos.
Los primeros días fueron difíciles para ella.
No hablaba, no hacía nada, solo lloraba en su cama.
A partir del tercer día de estar acá, un psicólogo comenzó a visitarla, tenían sesiones diarias.
Y ese mismo psicólogo le pidió al director que le dieran una celda para ella sola, y lo más alejada posible de las demás.
Las sesiones con el psicólogo se hacían ahí mismo.
Todos los dias veías al cura-locos ahí metido, también a la oficial López, todas decían que ella era su protegida, y que mantenían una relación en secreto. -
- ¿Brittany con la oficial López? - Rachel se sorprendió demasiado, la oficial López era muy ruda como para estar involucrada con alguien como Brittany.
- Así es.
A los tres meses de su llegada, las visitas del psicólogo eran menos, a ella ya se le veía sonreír, hablaba con chicas, y hacia sus labores como cualquier otra reclusa, ella fue la unica que me hablaba sin miedo, incluso conmigo comenzaron sus muestras de cariño, hasta que llegó el día en que dejó de tener sesiones, y se convirtió en la Britt que conocemos ahora.-
- ¿ Y, nunca le has preguntado la razón del porqué está aquí?-
- Si, una vez, justo una semana antes de que tu llegaras.-
- ¿Qué te dijo?-
- Me arrepentí tanto de haberlo hecho.-
- ¿Por qué? -
- Porque en cuanto le hice la pregunta, su sonrisa desapareció, ella se paró de la mesa y se fue sin siquiera despedirse.
Y no volví a saber de ella hasta que tu entraste.-
- Vaya, no me imaginé una historia así.
Creo que odiaría ver a Britt mal de nuevo,
Ella es una persona alegre, y contagia su alegría. -
- Bueno pues, si no quieres verla así nunca, recuerda nunca preguntar la razón por la que está en prisión.-
Una oficial llegó y revisó que todo estuviera en orden, después ordenó que se cerraran las puertas.
- ¿Y puedo saber cual es tu historia?-
- Yo, me enamoré de un imbécil estafador, que me metió a su basura, hasta que un día lo descubrieron antes de huir con todo el dinero y lo mataron, a mi me culparon por su muerte y por todo lo que él había hecho.-
- Pero eso no es justo, tú no lo mataste y no eres la responsable de lo que él hizo.-
- No, eso lo se, pero al final alguien tenía que pagar.-
- Y solo dejaste que te atraparan? -
- Pues, cuando supe que estaba en problemas, busqué a un abogado, el me dijo que con lo que le conté, y si me entregaba a la policía voluntariamente, podría salir ilesa de los cargos.
Pero cuando fui a entregarme, ya me buscaban por haber asesinado a mi esposo, supuestamente.
Muchas personas me habían visto salir del lugar donde lo encontraron muerto, y según, ya nadie entró.
Todo estuvo en mi contra, más los cargos por estafa, pues ya te imaginarás.
Fui sentenciada a 20 años de prisión, hubieran sido 40, pero el abogado me ayudó mucho.-
- Al parecer no soy la única con mala suerte.-
- No es mala suerte pequeña, se llama injusticia.
Pero por lo menos tu tienes la oportunidad de cambiar tu vida, tu destino.
Si sabes hacer las cosas, lo vas a lograr.-
- ¿De verdad lo crees?-
- Por supuesto Rachel, dios es grande, y el te ayudará en todo, no va a desampararte -
- ¿Dios? Yo ya no creo en el.
El no existe para mi.-
- No digas eso, claro que existe, mírate, estas viva, tu padre casi te mata y a tu mamá también, te recuperaste del ataque, tienes personas que te cuidan.
Eso se lo debes a dios.- Mercedes se puso de pie y subió a su cama.- Buenas noches pequeña.-
- Buenas noches.- se tiró en su cama, cerró sus ojos, y no supo más.
Una rubia llegaba a su oficina, silbando lo que parecía ser una canción, traía una sonrisa de oreja a oreja, y es que desde la noche anterior, esa sonrisa no había desaparecido de su rostro.
Ni siquiera al darse cuenta que no había escuchado la alarma, y se había despertado veinte minutos más tarde.
O cuando su blusa se manchó de café.
Tampoco desapareció cuando quiso echar a andar su auto y no arrancaba, no, nada de esto logró desaparecer esa enorme sonrisa.
Sonrisa provocada por Rachel Berry.
Comenzó a tararear mientras buscaba las llaves de su oficina en su bolso
- Uy, al parecer alguien se despertó de muy buen humor he. - Santana llegaba a su lado, miró a su amiga de arriba a abajo, y notó algo diferente. - Aunque tarde, pero bueno.-
- Si si, buenos días Santana, te recuerdo que ahora, yo estoy a cargo de todo esto, y si quisiera, ahora mismo me tomaría el día libre y me iría a casa a descansar, ver una película o leer un libro, que digo, me lo tengo más que ganado. - abrió la puerta y entró seguida por su amiga.
- ¿y entonces por qué no te tomas el día? - la latina observaba cada paso de la rubia, sabía que en cuanto se sentara vería el papel que le había enviado Berry, y moría por ver la reacción de su rubia amiga.
Pero no pasó nada, la rubia se sentó y continuó hablando.
- Pues porque amo mi trabajo López, y porque soy muy responsable.-
- Haber, si no mal recuerdo, hasta hace seis meses odiabas este trabajo, y más al abusador de nuestro jefe.
Más bien pienso que comenzaste a tomarle el gusto desde que cierta morena llegó al reclusorio. - miró a su amiga, ésta sonrió de manera pícara sin poder evitarlo. - ¡Lo sabía! .
Oye oye, espera un momento, - La latina rodeo el escritorio hasta llegar a lado de Quinn, revisó el monitor, y prácticamente todo el escritorio con la mirada pero nada, no estaba el post it de Berry.
- ¿Qué sucede Santana?-
- No está - se puso nerviosa, por su mente pasaron muchas cosas, quizás Sylvester había vuelto y se había colado a la oficina de la rubia y había encontrado aquel papel. - No puede ser.
- ¿Qué pasa López? ¿Qué es lo que no puede ser?
- Rubia, ayer yo vine ya tarde a dejarte algo a tu oficina pero ya no estabas, así que solo lo dejé con la esperanza de que lo encontrarás al llegar pero ya no está - el nerviosismo no la dejaba pensar. - Oh dios, ¿y si ella lo encontró? ¿Si entró después de que salí? - Quinn entendió de lo que hablaba su amiga, tomó su bolso y sacó su libro favorito, lo abrió y de él tomó el pequeño post it.
- ¿Te refieres a esto Santana?- Santana miró lo que quinn le estaba mostrando, era el post it.
- Tu lo tienes - balbuceo Santana - ¿ Cómo es que tu lo tienes si vas llegando?-
Cuando vine anoche ya te habías ido.
- Tranquila Santy - a la latina le dolió el sobrenombre - vine de nuevo porque tenía que hablar contigo sobre Rachel y también porque no recordaba si había cerrado con llave el cajón donde tengo la información real de Rachel , pero no te encontré en la torre, así que vine a la oficina y la puerta no tenía seguro, me asusté, yo siempre la dejo con seguro.
Pensé que alguien había entrado a husmear, me aterré de solo pensar que Sylvester había entrado a la oficina.
Entonces cuando entré revisé que todo estuviera en orden, y no vi nada raro, me acerqué al escritorio para revisar también ahí, pero nada, lo único que había era este pequeño papel - sonrió como tonta - supuse que tu lo habías dejado, pero no fue así.-
- Ella me pidió que te lo diera - respondió Santana pasando la mano frente al rostro de Quinn al ver que no hacía más que sonreír.
- ¿Y la temible Santana López accedió así sin más? - preguntó la rubia al salir de su trance.
- Pues si, era eso o dejar que ese papel anduvieron de mano en mano hasta llegar a ti, y dudo mucho que hubiese llegado.
- Pero, esta escrito con un bolígrafo Santana, eso es peligroso! - se paró de golpe asustando a su amiga - tenemos que averiguar cómo consiguió ese bolígrafo, ella u otra reclusa corre peligro.
- Tranquila rubia, yo le presté el bolígrafo, y fue solo para escribir en ese post it, en cuanto terminó me lo devolvió.-
- Vaya, nunca antes habías cometido una falta Santana, ni siquiera por "ella" - lo último lo dijo tan bajito que Santana apenas y pudo comprenderlo.
- Lo sé, y creo que solo por eso, merezco saber lo que dice ese bendito papel ¿no crees?-
- Por supuesto - suspiró - ella, me dijo que se había comportado como una idiota conmigo, pero que la verdad era que si confiaba en mi.
También me dijo que esperaba tener más visitas como la de ayer - un pequeño grito de emoción salió de su boca.
- oh vaya, tú también le gustas.-
- ¿Tu crees?
- Por supuesto, si no le gustaras no hubiera hecho eso.
- ¿Crees que deba responderle? ¿ o debo hacerme la difícil?-
- Yo creo que la segunda opción estaría bien.
Aunque bueno, creo que lo que necesitamos es ganarnos su confianza absoluta para poder ayudarla.-
- Si, tienes toda la razón.
¿Podrías llevarle mi respuesta?-
- Que, ¿ahora seré Hedwig?-
- ¿Quien?-
- La lechuza mensajera de Harry Potter.
- Oh vamos Santana!
Solo tu puedes hacer esto!
Es un favor personal!
Hazlo por mi ¿si? - miró a Santana y comenzó hacer pucheros.
- De acuerdo, de acuerdo, lo haré, en cuanto salga al patio a hacer sus labores, se lo entregaré.
- Genial! - abrió uno de los cajones y sacó un pequeño cuaderno, tomó uno de sus bolígrafos y miró a Santana - ¿Y qué voy a escribir?
- No tengo idea, pero si quieres te dejo un momento a solas para que lo hagas.-
- Si, por favor. -
- Bueno, saldré a hacer una llamada y vuelvo. - Santana salió dejando a una Quinn muy pensativa.
No sabía que decirle, bueno si lo sabía pero no quería asustarla.
Trataría de ir despacio, y como dijo su amiga, ganarse su confianza.
Suspiró, y comenzó a escribir.
Casi diez minutos más tarde volvió Santana.
- Terminaste?-
- Si, aquí tienes - dobló la pequeña hoja y se la entregó a Santana - ten mucho cuidado López, nadie debe ver cuando se lo entregues.
- Tranquila, nadie se dará cuenta - tomó el papel y lo guardó en su bolsillo - Bueno, ahora me iré a trabajar, cuando nos vayamos a casa me cuentas lo que pasó con Emma, trataré de dejar todo el trabajo terminado para el domingo estar totalmente libre.
- Está bien, nos vemos más tarde. - la latina se levantó y se dirigió a la puerta. - Santana -
- ¿Si? - se detuvo en la puerta
- Gracias, Por todo. - Santana solo sonrió, por ver aquella sonrisa en el rostro de su amiga, era capaz de todo, incluso de cometer ese tipo de faltas.
- Espero que ya me tengas algún tipo de información que me sirva. - dijo Santana mientras llegaba a una de las celdas.
- Jefa, que gusto me da verla! Creí que ya se había olvidado de los pobres.-
- ¿Tienes algo para mi? - tomó el brazo de la chica con severidad, tenía que mostrarle que no estaba para bromas.
- Con la paliza de Rachel no, aún no me entero de nada, pero se que ella va a pedir ayuda a una reclusa para investigar cosas sobre su caso. - la voz de la reclusa se apagó al ver la acción de la latina, su rostro se tornó triste y Santana lo notó, la soltó suavemente.
- Muy bien, ya puedes irte, y cualquier cosa que sepas, la quiero saber de inmediato. -
- Si señora - pasó a su lado, sin decir más.
Santana solo golpeó los barrotes.
- ¿No estas emocionada? - preguntó Mercedes, al llegar a la banca donde la pequeña morena se encontraba descansando.
- ¿Emocionada? ¿De que o que? -
- Pues de que hoy por fin sabrás las horas de felicidad que te dará Danielle. - sonrió maliciosa. -
- No dormí de solo pensarlo.
Pero se que es la única opción.
- ¿Y ya le hablaste de tu "amiguito"?- la miró en seguida
- Aun no, tengo miedo, que tal si lo toma a mal y les dice a todas?
- Tienes que correr ese riesgo Rachel, no hay de otra .-
- Si lo sé pero…
- Basta ya de charla! A trabajar bola de flojas! - Santana llegó gritando y enseguida todas comenzaron con sus labores.
Rachel se puso de pie y comenzó a juntar el césped que ya había podado.
La latina se acercó al cesto de basura, lo levantó, y lo vació en los pies de Rachel, la pequeña se sorprendió por lo que hizo la jefa de celadores.
- Berry, creo que tienes que empezar de nuevo, que te diviertas.- se burló -
A trabajar todas!
Santana se alejó de Rachel que la miraba con la boca abierta, había escuchado rumores de que Santana era algo cruel a veces, pero con ella nunca lo había sido, tal vez era por ser la nueva, pero ya le estaba mostrando de que iba todo aquello, miró hacía abajo y vio todo el césped regado, tendría que juntarlo de nuevo, pero, no sólo estaba el césped.
Había una hoja de papel doblada, eso no estaba ahí a cuando comenzó a juntar el césped anteriormente.
Se agachó para tomarlo y mercedes se acercó a ella.
Lo metió rápidamente a su bolsillo para que no lo viera su compañera.
- ¿Que demonios le pasa a la pesada esa?
Se nota que no ha dormido.-
- Si, eso parece.-
- ¿Necesitas ayuda con eso?-
- No tranquila, no es mucho, yo lo hago.-
- De acuerdo. - tomó sus cosas y siguió trabajando.
Rachel se alejó un poco de sus compañeras, y asegurándose de que nadie le prestara atención a ella, sacó el papel del bolsillo para leerlo.
"Entiendo tu preocupación, pero no se justifica, yo solo quiero ayudarte, se que algo no está bien con tu caso y quiero descubrir que pasó, no soy una niña, puedo cuidarme sola, y quiero cuidarte a ti, espero me dejes hacerlo.
No aceptaré un no por respuesta Berry.
PD: Más pronto de lo que te imaginas recibirás otra visita ;)
Besos"
Jamás pensó que le respondería.
"que hermosa letra" - pensó Rachel.
De manera inconsciente miró hacía la enorme ventana que sabía era de la oficina de la subdirectora, y ahí estaba ella, mirándola fijamente.
Sonrieron.
¿Acaso sabía la rubia lo que su sonrisa provocaba en ella? ... Apostaba a que si.
- Esperaré con ansia su visita señorita Fabray - Suspiró.
Miró una última vez a la rubia, y un guiño selló el inició de una gran historia de amor.
LAMENTO LA DEMORA! NOS LEEMOS PRONTO!
FELICES FIESTAS!
