NI GLEE NI SUS PERSONAJES ME PERTENECE… SOLO ESTA HISTORIA.
Advertencia Rachel G!P
Flashback
— Santana, de verdad, no creo que sea buena idea que entremos a ese lugar — Santana se detuvo de nuevo — si, ya sé que perdiste una apuesta, pero, algo me dice que es una mala idea, no sé, quizás pienses que estoy loca, pero siento algo aquí que hace presión — dijo tocándose el pecho — y me da mala espina ¿Que tal si es como una señal de qué algo malo va a pasar?
— Sabes que no creo en esas cosas rubia, además, pensé que no creías en fantasmas — Se burló Santana.
— Y no creo López — respondió con molestia.
— ¿Ves? Entonces nada malo puede pasar, solo entraremos, echaremos un vistazo y listo, con suerte y vemos un fantasma — susurró la latina.
— No latina estúpida y terca, entiende que es una mala idea.
— y tú eres una miedosa, te asustas por un estúpido hospital viejo y abandonado.
— ¡Ja! Tú lo has dicho, es viejo, y por ende puede ser peligroso, quizás esté ya en muy mal estado, ¿y nosotras entraremos ahí?
— Solo será un momento rubia, lo prometo — levantó su mano.
— Santana ¿Cuánto es un momento? — la detuvo antes de que entrara.
— Tranquila Quinn, entramos, ponemos nuestros nombres en algún sitio, y salimos enseguida, así, cuando ellos vengan mañana temprano, verán que cumplimos.
Quinn siguió de cerca a la latina, entraron a lo que parecía ser una sala de espera, el lugar era un desastre.
Las chicas de inmediato se cubrieron la cara, pues un horrible olor inundó la habitación.
— Esto es asqueroso Santana, ya vámonos.
— Lo se rubia, solo pondré nuestros nombres por ahí, y saldremos de inmediato.
Quinn miraba a todos lados, el sitio de verdad estaba en mal estado, y daba mucho miedo.
La sala era enorme y tenía unas escaleras gigantes de pura madera — gracias a Dios que ya inventaron los elevadores — dijo Quinn al ver que aquella vieja escalera era la única opción para llegar a los otros pisos, miró la pared y se dió cuenta que no eran las únicas personas en entrar al lugar, trataba de descifrar lo que estaba escrito en aquellas paredes — Vagos delincuentes — susurró.
— Este es el lugar perfecto— dijo Santana mirando la pared que estaba frente a la puerta.
— Esa pared está toda rayada López — dijo confusa la rubia al ver el lugar del que hablaba su amiga — como todo lo que hay aquí — abrió sus manos — tardarán horas en encontrar nuestros nombres.
— No en la parte de arriba — sonrió
— ¿Y como carajos vas a llegar ahí?
— Pues por las escaleras, quizás tenga que treparme al maneral — subió las escaleras casi corriendo y con dificultad se trepó en el barandal de madera.
— Ten cuidado Santana .
La latina buscaba con una mano algo dentro de la sudadera y con la otra se sostenía de la pared.
— ¡Rayos! — susurró molesta
— ¿Qué pasa?
— Dejé el aerosol en tu mochila, lanzalo.
— ¿Aerosol Santana? Parecemos viles pandilleros — la rubia buscó en su mochila lo que su amiga le había pedido.
Cinco segundos, ese fue el tiempo que Quinn dejó de mirar a su mejor amiga, lo siguiente que escuchó fue un grito, grito que se opacó con el ruido de un gran derrumbe.
La enorme escalera de madera sí vino abajo.
La habitación se cubrió de polvo.
— ¡Santana! — gritó,el polvo entró por sus narices, sintió ahogarse — ¡Santana! ¿Dónde estás? ¡Santana!
El polvo le impedía ver lo que estaba pasando.
Caminó a ciegas, tropezando con todo a su paso
— ¡Santana responde carajo! — la angustia y el miedo de que su mejor amiga estuviera herida se apoderaba de Quinn — Rayos latina, di algo por favor — al parecer la escalera no era lo único que se estaba callendo, la pared a su espalda también colapsó.
Como pudo se alejó de la pared, temiendo que toda aquella construcción se viniera a bajo.
— ¿Santana estás bien? ¡Di algo! tenemos que salir pronto, el edificio puede colapsar.
Caminó entre los escombros, el polvo era demasiado.
A tientas llegó hasta donde recordaba estaba la escalera.
— ¡Santana! — gritó una vez más y esta vez sí obtuvo respuesta, un lejano quejido que le devolvió el alma al cuerpo a la rubia — ¡Dios! Aguarda, quitaré la madera para sacarte ¡resiste un poco!
Comenzó a quitar grandes trozos de madera, no sabía con exactitud donde estaba su amiga, pero tenía la esperanza de que en cuanto quitara más madera, la encontraría.
— Quinn — susurró la latina — Quinn.
La rubia se lanzó desesperada, apenas pudo escuchar la voz de su amiga.
Le quitó la madera que tenía encima y trató de levantarla, Santana gritó de dolor.
— Oh por dios Santana ¿estás herida? ¿Dónde te duele? —
— ¿Dónde estamos Quinn? — Santana trato de mirar a su alrededor, pero un dolor no la dejó moverse.
— Ya no te muevas Santy, buscaré ayuda — Santana le apretó tanto la mano que no le permitió pararse — Estás herida, debo ir por ayuda.
— Llévame contigo, tengo miedo — Quinn no sabía qué hacer, no quería mover a su amiga, no tenía idea de la gravedad de las heridas, un movimiento en falso, y todo podría empeorar, pero tampoco quería dejarla ahí, tenía miedo de que todo se viniera a bajo.
— Salgamos de aquí Santana, necesito que me ayudes un poco — se agachó más, y la fue levantando poco a poco — eso es, trata de sostenerte de mi brazo — dijo la rubia para que terminara de ponerse de pie — tenemos que caminar un poco ¿Crees poder aguantar?
— No, siento que mis ojos se cierran — dijo apunto de caerse.
— No Santana — la sostuvo — trata de mantener los ojos abiertos, por favor — le tomó el rostro y le habló con suavidad — no te duermas, te llevaré en mi espalda ¿De acuerdo? — se puso frente a ella dándole la espalda, tomó sus brazos y con fuerzas la subió en su espalda, la escuchó quejarse pero no se detuvo, había olvidado la última vez que en juegos habían hecho eso, definitivamente, el peso no era el mismo.
A tropezones salió de la clínica, sentia el cuerpo de Santana más pesado, rezaba porque solo estuviera dormida, sus piernas ya no aguantaban más comenzaron a temblar.
Llegó al auto y abrió la puerta trasera, con cuidado dejó a su mejor amiga en el asiento.
La latina no abrió los ojos.
Comenzó a llorar asustada y se abrazó a las piernas de su mejor amiga.
Sintió una mano en su cabeza.
— Estoy despierta — su mano la despeinó un poco — estoy bien — la rubia sonrió y se subió al auto.
Arrancó y se fue sin mirar atrás.
Fin Flashback
— ¿Crees que debo hablar con ellos? — preguntó la latina dejando de ver la carretera — ¿Quinn? — la llamó de nuevo al no ver respuesta en su amiga.
— ¿Qué? Oh sí, está bien — Santana la miró con desagrado.
— ¿Está bien qué Quinn? — preguntó molesta.
— Dios lo siento Santana, no escuché lo que dijiste al final.
— Creo que no escuchaste ni el principio de lo que dije rubia — la miró y el rostro de Quinn la preocupó un poco — ¿Qué sucede Fabray? Desde que llegué a tu casa has estado así, rara ¿ Te sientes mal?
La rubia la miró, y supo que a cualquier persona podría engañar, menos a Santana López, su mejor amiga.
— No lo sé Santana —
— ¿Cómo que no lo sabes?
— ¿Recuerdas el día que entramos a ese lugar? Que literalmente se vino abajo.
— Lo que quisiera es olvidarlo Quinn, aún tengo cicatrices de ese día, pero ¿Qué pasa con eso?
— ¿Recuerdas que cuando llegamos, te dije qué tenía un mal presentimiento? ¿Que en serio me sentía mal?
— Si, por supuesto, desde ese día le hacemos caso a tus poderes psíquicos.
— Pues, hoy me desperté de la misma manera, con un mal presentimiento, como si algo hiciera presión en mi pecho.
Ni siquiera termino de hablar cuando la latina frenó de golpe el auto provocando que la rubia casi saliera del vehículo.
— ¡¿Qué demonios pasa contigo Santana?! ¿Por qué frenas de esa manera? — gritó enojada.
— No volveré a pasar por alto tus poderes psíquicos Quinn, ya una vez estuve a punto de morir, no pasará de nuevo.
— ¿Y por eso frenas así?
— ¿Pues qué tal si tú malestar es porque estoy a punto de chocar?
— Eres una estúpida Santana, esto no es divertido .
— Ya ya, lo siento, me pase un poco, pero en serio tú malestar me preocupa — dij sin moverse.
— Tengo miedo Santana, creo que debí quedarme en casa.
— Claro que no rubia, mientras te sientas así, prefiero que estés cerca de mi, para cuidarnos mutuamente, además — habló Santana pero enseguida calló.
— ¿Además que?
— Tenemos que vigilar a Sue — Santana habló tan bajito, que apenas fue audible para Quinn.
Las chicas permanecieron unos minutos en silencio.
— ¿Crees que tú malestar tenga que ver con Berry? — la primera en hablar fue Santana, o más bien la primera que se atrevió a hacer la pregunta.
— No lo sé, espero que no — de nuevo silencio — arranca el auto Santana, no quiero que dejemos sola a Sylvester ni un segundo, no debemos arriesgarnos.
Santana obedeció y arrancó rumbo al penal, ella también comenzaba a sentirse mal.
RECLUSORIO
— Insisto Rachel, debes contarle la verdad — Mercedes estaba preocupada por su compañera de celda — tal vez ella comprenda y prefiera el dinero.
Las chicas desayunaban en el enorme comedor del reclusorio mientras trataban de encontrar una solución para Rachel.
Porque como dicen, no hay fecha que no llegue y plazo que no se cumpla.
El gran día había llegado, Rachel tenía que cumplir con su parte del trato si quería seguir teniendo más información por parte de Danny.
No podía negar que estaba preocupada, incluso aterrada, no tanto por el hecho de tener sexo con una chica, pues ella sabía que tarde o temprano pasaría, y a decir verdad, ya sentía necesitarlo.
Pero no de esa forma, no por obligación, y no con Danielle.
Algo que también le preocupaba y bastante, era Quinn, el como le diría lo que estaba pasando, no quería fallarle a la rubia, porque aunque no tuvieran alguna etiqueta todavía, se sentía de su propiedad.
— ¿Y si le hablo sobre mi condición y ella decide contarle a toda la prisión? — y de nuevo el terror más grande de Rachel — No, no podría soportar algo así.
— Enana no estás sola, nosotras te vamos a proteger, día y noche si es necesario.
— Berry, Danielle te anda buscando — una chica un tanto desconocida para Rachel apareció en el comedor — Dice que te dés prisa — no dijo más y se fue.
— Creí que te había citado en la noche — habló un tanto desconcertada Britt.
— Pues se suponía que así sería, pero no sé, mejor iré ya, al mal paso darle prisa.
— Suerte Richie.
Recogió su charola la depósito en el cesto y salió del comedor.
SUBDIRECCIÓN
— ¿Ya te sientes mejor? — Santana llegó con su amiga, era la tercera vez que iba a verla desde que llegaron al penal, la tenía muy preocuoada.
— No lo sé, eso creo ¿ Ya viste a Sue?
— Si , no te preocupes, Annie la tiene vigilada.
— Santana, necesito un favor.
— Claro ¿Qué necesitas?
— Que traigas a Rachel, si es posible quiero que se quede aquí a mi lado hasta que este sentimiento desaparezca.
— Rubia, sabes que no podemos hacer eso.
— Por favor Santana, en serio la necesito.
— Está bien Quinn, veré qué puedo hacer.
— Gracias — Santana tomó sus cosas y abandonó la habitación — si te pasa algo me muero mi niña — susurró.
— Vaya vaya, hasta que por fin apareces — se escuchó una voz que provenía de una de las celdas.
Rachel se acercó y se encontró con Kitty Wilde.
— No tengo tiempo para tus cosas Wilde — trató de seguir caminando pero Kitty no se lo permitió — Ahora no Kitty.
— ¿Ahora no? ¿Y por qué no? ¿Tanta prisa llevas? — Kitty tenía mucho odio en la mirada, y eso asustó a Rachel — ¿A caso Danielle no puede esperarse un poco? ¿Tantas son sus ganas de follarte que no puede esperar ni siquiera unos minutos? Se acercó a Rachel — ¿Tanta es su obsesión por ti Berry? Su rostro chocó bruscamente con el de la morena.
— No se de qué me hablas —
— Por supuesto que sabes de lo que hablo, en este lugar no se habla de otra cosa que no sea eso —
— De verdad no sé de qué hablas —
— De nada sirve que te hagas la tonta niña, solo te advertiré una cosa — la tomó del cuello — Si te acuestas con Danny, lo que te hizo Gordon y su pandilla , serán cosquillas comparado con lo que te haré yo ¿Quedó claro?
— Si-si Kitty — Rachel palideció.
La pequeña rubia la soltó, y Rachel comenzó a respirar con dificultad.
— Estás advertida Berry — Rachel se alejó asustada y confundida.
COMEDOR
— Veo que ustedes no pierden su tiempo — Danny se acercó a las chicas — ¿Dónde está la tercera mosqueteras?
Mercedes y Brittany la miraron confundida, de inmediato la preocupación se apoderó de ellas.
— ¿Dónde está Rachel? — la primera en preguntar fue Mercedes.
— No sé, dímelo tu , es tu compañera de celda.
— ¡Tu la mandaste a llamar! — todas las que estaban en el comedor voltearon a verla.
— Yo no la llamé, se suponía que nos veríamos pero hasta en la noche.
— ¡Oh mierda! — Mercedes se levantó y salió casi corriendo del lugar.
Seguida por las otras dos.
— Oye tu ¿Has visto a Berry? — Santana llegó a las celdas y se encontró con Kitty Wilde.
— ¿También usted quiere su dosis de placer oficial? — dijo mientras se miraba las uñas — ¿Qué tiene esa enana que las vuelve estúpidas? Creí que tenía mejores gustos oficial López.
— ¿De que carajos me hablas Wilde?
— Quien la viera no, tan inocente que se cree, y resultó ser toda una zorra.
— ¿ De qué coño me estás hablando? — Santana no estaba entendiendo nada.
— Pues de Berry, de quién más ¿No es a ella a la que anda buscando?
— Si, estoy Buscando a Berry, pero no entiendo qué quieres decir.
— Pues que la niñita esa resultó ser una zorra — Santana se desesperó.
— Mira Kitty, estoy perdiendo la paciencia, así que más te vale que hables claro o estrellaré tu rostro contra los barrotes — se acercó de manera intimidante.
— Danielle y Rachel tendrán sexo esta noche — sonrió
— ¿Cómo? — ahora sí se había perdido Santana.
— Rachel le pidió ayuda a Danielle para resolver su caso, y está le pidió sexo a cambio ¿Ahora sí quedó claro?
— ¿De dónde sacaste esa mierda? — Santana no podía ni quería creer lo que acababa de escuchar — ¡responde maldita sea!
— Es lo que todo mundo está comentando ahora, y es lo que Danielle siempre pide a cambio de ayudar a alguien — volvió a sonreír, sabía que les había arruinado la noche — si no me cree, puede preguntarle a más reclusas si quiere.
Santana estaba en shock
— Largo de aquí Wilde — la rubia no se movió — ¡Dije largo! — Kitty levantó sus manos y se fue sonriendo.
CELDA DE RACHEL
Mercedes llegó casi corriendo y encontró a Rachel en la cama, se asomó al pasillo y les gritó a las chicas que ya la había encontrado.
— ¿Rachel estás bien? — preguntó Mercedes y comenzó a revisarla — ¿Te hicieron daño?
— ¿Qué pasa Mercedes? Estoy bien.
— ¡Richie! ¿Estas bien? — Brittany y Danny llegaron detrás.
— Si sí, estoy bien chicas ¿Qué pasa?.
— Pasa que Danny nunca te mandó a llamar — Mercedes aún seguía agitada.
— Si, lo sé, creo que fue Wilde — las chicas miraron a Danielle.
— ¿Kitty Wilde? — preguntó Danny — ¿Para qué?
— Si, quería advertirme una cosa — el rostro de Danielle se puso rojo de coraje.
— ¿Te hizo daño? — apretó sus puños.
— No, pero me dijo que si me metía contigo lo haría, y mencionó a Gordon.
— ¡Hija de perra! — gritó Mercedes — ella sabía lo de Gordon.
— No te preocupes Rachel, yo me encargo de ella, nos vemos más tarde — se fue sin más.
— ¿Segura que estás bien Richie? — preguntó con ternura la rubia.
— Si Britt, solo fue un mal rato.
Un mal rato que esperaba no se volviera a repetir
SUBDIRECCIÓN
— ¿Dónde está Rachel? — cuestionó Quinn al ver que su mejor amiga venía sola — ¿Santana? Pregunté ¿dónde está Rachel?
— Quinn, ya se porqué tienes ese malestar el día de hoy — dijo sin mirarle.
— ¿Le pasó algo a Rachel? ¡Habla Santana! — la angustia se apoderó de la rubia.
— No, ella está bien.
— ¿A qué te refieres entonces?
— ¿Recuerdas que hace días te dije que mi informante me había contado que Rachel había pedido ayuda a Danielle? Para resolver su caso .
— Si, por supuesto que lo recuerdo, pero ¿Qué pasa con eso?
— Pues, Danielle si está ayudando a Rachel.
— Vaya, eso, eso es bueno ¿No? — la cara de su mejor amiga le asustaba.
— Sabes que esa reclusa no ayuda a nadie de a gratis Quinn.
— Bueno pues entonces le pagaremos lo que pida, no hay problema — santana le dió la espalda a su amiga, no quería ver su rostro cuando le contara la verdad — ¿ Qué pasa Santana? Dímelo.
— Me acabo de enterar de que, para que Danielle te ayude con lo que sea, tienes que tener sexo con ella — agachó la cabeza .
Algo en la cabeza de Quinn hizo click, y quería pensar que era un error.
— Santana, dime que no es lo que estoy pensando , dímelo por favor — Santana no respondió — ¿Estás segura de lo que estás diciendo?
— Si Quinn, Kitty me lo dijo, y por lo que pasó entre esas dos, sé que no miente, ella sabe muchas cosas de Danielle.
— ¿Desde cuando? — sollozó — ¿Desde cuando me ve la cara de estúpida?
— Según lo que dijo Wilde, esta noche va a pasar algo.
Quinn comenzó a llorar, Santana prefirió quedarse callada y alejada.
La latina nunca había visto a la rubia sufrir por amor, incluso llegó a apodarla la Reyna de hielo.
Se acercó a ella, y la abrazó, la rubia se derrumbó en sus brazos.
— Ve por ella — susurró casi sin aliento.
— ¿Estás segura rubia? Quinn levantó su rostro y miró a su amiga, lo que Santana vio le destrozó el corazón.
— Si, quiero ver si tiene el valor de mentirme a la cara de nuevo.
— Le diré a Annie que la traiga.
— No Santana, no quiero que nadie se dé cuenta.
— Quinn, si la veo ahora mismo, me olvidaré de qué es una niña y le patearé el trasero.
— Está bien, pero que Annie no entre.
— De acuerdo, en seguida regreso.
CELDA DE RACHEL
— ¿Será que Danny habrá golpeado a Kitty? A Brittany no le parecía mala idea
— Ojalá y si, por idiota — ni a Mercedes.
— Yo aún no entiendo porqué me amenazó, o sea, que tiene que ver Kitty con Danny.
— Pues resulta que hace meses — Brittany no pudo continuar porque la oficial Annie llegó a la celda — Claro pase Oficial, está usted en su casa.
— Rachel, necesito que me acompañes — dijo ignorando a la rubia.
— Creí que vendrías en la noche , o eso fue lo que dijo Danny — preguntó confusa.
— No estoy aquí por Danny, la subdirectora quiere verte — enseguida todas las miradas se posaron en la pequeña morena — así que, tienes que acompañarme.
— De acuerdo, nos vemos más tarde chicas — Rachel se giró y Annie le puso las esposas.
Salieron de la celda y anduvieron por los pasillos más solitarios, al parecer Annie no quería que nadie las viera.
— ¿Sabe por qué quiere verme la subdirectora?
— Realmente no — dijo mientras miraba a todos lados — la oficial López me pidió que te llevará a la subdirección, pero que me asegurara de que nadie se diera cuenta — se detuvo antes de llegar a el último pasillo, para cerciorarse de que estuviera solo — ¿Hiciste algo malo Berry?
— Por supuesto que no, o bueno, eso creo.
Llegaron a la subdirección y la oficial López se encontraba fuera de la oficina.
— Puedes retirarte Annie, yo me hago cargo — Santana tenía espadas en la mirada, y Rachel sentia que las usaría contra ella.
— De acuerdo oficial, compermiso — Annie se alejó y Rachel pensó que Santana le quitaría las esposas, no fue así.
— No tienes idea de cuánto me has decepcionado Rachel — Rachel no esperaba ese comentario.
Santana abrió la puerta y dejó que Rachel entrara primero.
Quinn estaba parada frenta a la enorme ventana viendo hacia la nada.
— Aquí la tienes Quinn, le quitaré las esposas y saldré a vigilar el pasillo.
— No se las quites — Rachel y Santana miraron a la rubia, pero está ni se movió — retirate.
Antes de salir Santana miró a la morena con desaprobación y tristeza a la vez.
— ¿Qué está pasando? Preguntó la morena al ver que la rubia no decía nada.
— Eso es lo que sugiero saber Berry — ¿Berry? Algo andaba mal pensó la morena — ¿Te divertiste?
— ¿De qué habla? No entiendo.
— No entiendes, claro — por fin se dió la vuelta y miró a Rachel, Rachel sintió su corazón romperse en pedazos al ver los ojos de Quinn.
— ¿Estas bien? — trató de acercarse a Quinn pero esta se alejó.
— No te me acerques — pidió apunto de llorar — ¿ Te divertiste jugando conmigo?
— ¿Qué? ¿De qué me hablas? — la pequeña morena comenzaba a desesperarse, ver a la rubia así le partía el alma, pero no entendía su actitud.
— ¿Soy tan insignificante, tan poca cosa para ti que no te bastó solo conmigo? — ya no pudo evitarlo, se echó a llorar.
— No estoy entendiendo señorita Fabray.
— No te bastó solo conmigo que buscaste a Danielle — su llanto era desgarrador — no te importó lo que yo sintiera.
Por fin Rachel cayó en la cuenta de lo que hablaba la rubia.
— Déjame explicarte.
— ¿Explicarme qué? — alzó la voz — ¿Como te reíste de mi? ¿Como corrías a los brazos de Danielle en cuanto me iba del penal?
— ¡Eso no es cierto! — Rachel también alzó la voz
— ¿No es cierto? — dió un pasó adelante hasta quedar cara a cara con la morena — dime qué no es cierto que piensas acostarte con ella esta noche, ¡dímelo! ¡¿No es cierto?!
Rachel estaba acabada.
— Si, es cierto — dijo agachando la cabeza, la morena esperaba está reacción de parte de la rubia, lo que no esperaba ni vio venir fue la bofetada que Quinn le propinó.
Rachel no dijo ni hizo nada.
— No quiero verte nunca más Berry — Rachel la miró enseguida — Desde ahora, eres una reclusa cualquiera — fue a la puerta y la abrió para Rachel.
A la morena le dolía más las palabras que la bofetada de Quinn.
— Perdóname — se fué sin esperar a la Oficial López
De nuevo, el llanto inundó el rostro de la rubia, no podía creer lo que pasaba, ella juraba que Rachel sentía algo por ella.
Si no era así entonces ¿Por qué la besaba de esa manera? Por qué temblaba cuando sus cuerpos hacían contacto?
¿Todo era una mentira? ¿Solo estuvo actuando?
Definitivamente el Oscar se lo llevaba Rachel Berry
¡Me odian lo sé!
Jamás había sufrido tanto al escribir un capítulo como en este!
Créanme que por eso tardé tanto, apartir de este capítulo comienzan a revelarse los secretos de la familia Berry.
Espero lo disfruten! Y comenten! (Amo sus comentarios)
¡NOS LEEMOS PRONTO!
