Annyong haseyo~!
En este capitulo, se ha insertado la canción de C-ute: Kimi wa jitensha watashi wa densha de kitaku
~ Narración de escritora
~ Diálogos
~ Narración de un personaje
~ Pensamientos
Okāsan, doko ni iru no?
(14)
Espaciosa recámara. Aparta las sábanas y haciendo uso de su fuerza y resistencia, movió sus piernas hasta colgar éstas de la cama. Toca el suelo con las puntas de sus dedos. Inhala profundo, más desliza sus pies hasta tocar el suelo. Apoyó la pierna derecha dispuesta a avanzar, luego la izquierda. Primero un paso. Mueve el pie derecho hacia delante. Camina lentamente, pero se tambaleó y estuvo a punto de caer, sin embargo justo a tiempo se sostuvo de la pared.
Vuelve a respirar profundo. Sale de la recámara lentamente. El pasillo que atraviesa es amplio, más no le importó. Deseaba salir a tomar aire fresco. Mira ambos lados y vio las escaleras. Decide descenderlas. No obstante, ella perdió equilibrio e iba a caer si no hubiera sido porque se sostuvo de la baranda.
– ¡Anko-sama! – exclama una de las empleadas, apresurándose en llegar hacia ella. La sostiene. – Es peligroso que salga de su recámara sin ayuda. – la ayuda a descender las escaleras.
– Lo siento. – susurra ella, voz apacible.
La joven había notado, desde que ella regresó ya no es la misma, no sonríe alegremente como antes, es más apegada a Kakashi. Ni siquiera con sus hijos es más abierta. La observa de arriba abajo. Viste una falda beige en línea A y un suéter violeta de cuello tortuga. Un detalle llamó su atención. – Umaeda, tráeme las sandalias de la señora. – le pide a otra de las empleadas. La chica asintió y subió corriendo las escaleras. – Señora, no puede andar descalza por la casa. – nota los ojos de Anko sin expresión.
Anko baja la mirada. – Quiero hablar con mi esposo, por favor. – musita lentamente. – Deseo irme pronto. – se lleva una mano a la frente. – No quiero estar aquí.
– ¿Qué quiere decir? – se pregunta la joven, extrañada. – Le llamaré. – se aleja de Anko, quien tomó asiento al pié de la escalera en espera de la llamada. Toma el teléfono y marca el número de la oficina de su señor. – ¿Me pueden comunicar con el señor Hatake? Su esposa desea hablar con él. – mira de soslayo a Anko, mientras espera la transferencia de llamada. – ¿Sí? Señor, su esposa… Ah no, ella está bien. Es sólo que… Bueno, se la pasaré. – se aproxima a ella y le entrega el teléfono inalámbrico. – Es su esposo, el señor Hatake.
Anko recibe el teléfono. – Gracias. – lo coloca en su oído. – Kakashi… Quiero verte… No puedo estar sola…– su voz empieza a sonar temblorosa. – Ven. Te necesito. Te neces…– un fuerte dolor impulsó en su cabeza, deja escapar un gemido. Se lleva ambas manos a la cabeza, el teléfono cayó al suelo y ella se arrodilló apretando sus manos en la cabeza.
– ¡Señora! ¡Señora! – se arrodilla a su lado. – La llevaré a su recámara. ¡Ayúdenme! – exclama a los demás empleados, quienes escuchen vayan a su auxilio.
Sentado en su sillón, Kakashi se levantó repentinamente al escuchar al otro lado de la línea el gemido de su esposa y el bullicio que hacían los empleados. – ¡Anko! ¡Anko! ¿Me escuchas? – chasquea la lengua, cerró la llamada. – ¡Maldición! – toma el saco y sale del despacho a toda prisa, en el camino se coloca el saco. Al descender del edificio, subió al auto y arrancó apresurado. Necesitaba comprobar que no era nada grave, más no puede preocupar a sus hijos mientras graban en la disquera su nuevo sencillo.
La ventaja es que la casa no queda lejos, por tanto llegó rápido. Descendió del auto y arribó a la casa, no pidió explicación, sólo subió a la recámara. Allí la vio, acostada en la cama quejándose del dolor mientras agarraba la sábana volviendo sus manos puños. Su entrecejo estaba fruncido y ella sollozaba debido al dolor pulsante. Corrió hacia ella. – Anko, estoy aquí. – ella sacude su cabeza, todos los recuerdos vinieron a su mente y se mezclaron, haciéndole perder el control. Él posa sus manos en las mejillas de ella. – Mírame, estoy aquí. – ella aprieta los ojos, no queriendo verlo. Imágenes de aquel aparatoso accidente pasan por su cabeza como si fuera una película. Kakashi la obliga a verlo. – Anko…– no resulta.
– Señor, aquí está su medicina. – la joven le entrega un pequeño frasco de pastillas recetadas por el doctor en momentos como éstos. Mira a su señora perder los estribos, ella se llevó las manos a la cabeza comprimiéndola fuertemente mientras escondía el rostro entre las sábanas.
– Gracias. – agarra el pequeño frasco. Sube a la cama, a la fuerza la voltea colocándola boca arriba. Ella reaccionó agresivamente moviendo la cabeza en negación. Fue entonces que percibió en ella, algunas lágrimas escapar de sus ojos. Sintiéndose culpable, se posicionó sobre ella evitando que escape. Destapó el frasco y extrajo dos tabletas. Dársela a beber sería un reto. – ¿Pueden dejarnos a solas? – los empleados asintieron y salieron, cerrando la puerta a su paso. Kakashi tomó las tabletas. Agarró las muñecas de Anko con firmeza y un poco fuerte obligándola a entreabrir sus labios. Aprovechando la oportunidad, plasmó sus labios contra los de ella, quien no correspondía. Entonces recurrió a morder suavemente su labio inferior, provocando que ella abra su boca, entonces desliza su lengua en la cavidad de ella pasándole las tabletas a ella.
Sin separar sus labios, tanteó la mano en la mesita en busca del vaso con agua hasta agarrarlo. Deslizó su mano libre detrás del cuello de Anko e hizo que ella inclinara hacia atrás la cabeza. Debió del agua y sin esperar más, juntó sus labios con los de ella dándole a beber dicha agua. Ella dejaba de forcejear mientras bebía aquella agua. Una gota de agua desliza por la mejilla de Anko, quien relajó sus músculos y entrecierra sus ojos. Kakashi separa sus labios de los de ella. – No me dejes sola... Nunca más. – susurra Anko, con lágrimas desbordando de sus ojos.
Consternado ante dicha petición, acaricia la mejilla derecha de ella. – No lo haré. – la atrae a su cuerpo y la abraza fuertemente.
Esconde el rostro en el pecho de su esposo. – Huyamos juntos, por favor. – le propone, temblando. – No quiero que nadie te aleje de mí. – agarra fuertemente la camisa de él. – ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero! – solloza.
"Desde que despertó ha actuado distinto, se ha apegado a mí como si sintiera miedo de que no esté más a su lado. Todo lo que hace es por mí. Se ha vuelto muy insegura, pero ha podido levantarse y ser un poco independiente."
La contempla dormir entre su regazo, ella se veía tan frágil e inocente como muñeca de porcelana. Acaricia su largo pelo violeta. Pasados veinte minutos, siente su teléfono móvil vibrar. Mira el remitente: es de la oficina. Iba a levantarse, pero ella le agarró la mano. – No te vayas. – mirada indecisa, ojos suplicantes y labios fruncidos.
– Me apresuré al pensar que es un poco independiente. – se dice a sí mismo, sonriendo nervioso. – Sólo iré a por unos documentos que dejé en el auto. – responde, seguro de sus palabras.
Ella hace un gracioso puchero. – Pide que te lo traigan. – desvía la mirada, enojada. – Siempre dices algo parecido para regresar al trabajo y me dejas aquí, sola. – resopla.
Kakashi parpadea. No se había detenido a pensar en sus sentimientos cuando la dejaba en casa. – Lo siento. – susurra, sorprendiéndola. – No te has recuperado por completo, así que por órdenes del doctor no puedes salir. – ella se queda de piedra y hace un drama, dejándose caer en la cama. Él sonríe feliz, ese era su objetivo, pero ella no puede engañarlo. – Buen intento. – besa su mejilla. – Ya que te sientes mejor, regresaré a la empresa. – sale de la recámara. – Han pasado cuatro meses, eh. – cuatro meses desde que ella despertó. – No quedó secuelas de su estado, y su recuperación ha sido floreciente y rápida. – mira de soslayo la puerta y atraviesa el corredor. - Pero…– mirada sombría. –…a veces suele tener ataques como éste. – desciende las escaleras. – Temo que en uno de esos ataques, ella vuelva a quedarse dormida. – se detiene. – Cuando duerme, no puedo dejar de pensar que algún día puede no despertar. – vuelve la cabeza hacia atrás, avanza un par de escalones más. Entonces oye la puerta de la recámara abrirse. Una gota desliza por su cabeza. – Anko, regresa a la recámara. – no necesita verla para saber que está de pie a punto de bajar las escaleras.
Anko se detiene, sonríe nerviosa. – Olvidé… ¿Qué olvidé? – se lleva una mano al mentón, pensativa. – No recuerdo… ¿Qué era? – se pregunta en voz alta.
– Y en ocasiones, pierde la memoria. – se dice para sí mismo. Asciende, se detiene frente a ella. – No te desanimes, recordarás pronto. – ver el rostro triste de Anko, le duele el pecho. Le sonríe. – Seguro olvidaste darme esto. – deposita un tierno beso en los labios de ella. Rodea un brazo alrededor de la cintura de ella, apegándola a su cuerpo. Ella empieza a responder lento y con desconfianza. – Confía en mí. – le susurra contra sus labios. Ella liberó la tensión del cuerpo y se dejó guiar por él, quien poco a poco movía sus labios con maestría y a su debido tiempo adentraba su lengua en la cavidad de ella. Anko rompió el beso al sentir la lengua de él tocar la suya y se cubrió la boca con ambas manos, el sonrojo de sus mejillas le hizo entender que era precipitado besarla de ese modo. – No te acostumbras, ¿Verdad? Es sólo cuestión de tiempo. – le toma una de sus manos y deposita un tierno beso en ésta.
Las mejillas de ella intensificaron. Tomando la iniciativa, ella se aventuró a acortar la distancia entre los dos y lo besó. Un beso tierno, estaba indecisa de si hacer lo mismo sería correcto, pero él se adelantó y la impulsó a hacerlo. Rodea los brazos alrededor del masculino cuello, procurando profundizar aquel suave beso. Beso que Kakashi motivó a intensificar, corriendo su lengua húmeda en la cavidad de Anko, quien se estremeció, más no separó. Se dejó llevar por el momento y era Kakashi quien ponía el ritmo, lento y despacio. Su lengua se movía con una agilidad que le hacía perder el sentido y una sensación de hormigueo sentía en su estómago. Quería más de aquel contacto, quería seguir besándolo hasta perder el aliento, lo quería sólo para ella.
De pronto, la puerta principal se abre. – Tadaima! – exclaman Natsuki y Natsumi sosteniendo cada una su propia mochila al hombro. Kakashi deshace el beso y les regala una sonrisa a sus hijas de 17 años, quienes estaban de tour debido al grupo.
Al ver la sonrisa que Kakashi les regaló a ellas, sintió molestia. No podía expresar qué clase de sentimiento era, pero estaba segura que él es de ella, sólo de ella y de nadie más. Por tanto, lo abrazó posesivamente evitando que ellas se le acerquen. Las mira con los ojos entrecerrados y analizando los gestos de ellas. Natsumi y Natsuki sonríen nerviosas mientras una gota estilo animé desliza por sus nucas.
– Está celosa de nosotras. – susurra Natsuki a su hermana.
– Mmm…– murmura Natsumi, rascándose la mejilla con el dedo índice. – ¿Tú crees? – entrecierra los ojos. – A mí me parece que nos acaba de declarar la guerra. – al unísono, bajan la cabeza estilo animé.
Kakashi se rasca la nuca, carraspea. – ¿Cómo les fue? – interroga, suavizando el ambiente tenso. Anko hace un puchero y aprieta los brazos alrededor de la cintura de él. – Anko, basta. Son nuestras hijas. No puedes estar celosa de ellas. – resopla, no obteniendo resultado. – Natsuki, Natsumi, lamento que sea así.
Natsumi sacude las manos en negación. – Está bien, otō-san. – ríe nerviosa. – Aún no se acostumbra a nuestra presencia. Además, es claro que te quiere mucho. – avanza un par de pasos.
– Posesivamente. – susurra Natsuki, riendo.
– Sé quiénes son. También recuerdo nuestro pasado. – interrumpe Anko, desconcertando a los presentes. – Por eso, yo…– hunde el rostro en el pecho de Kakashi. – No quiero que me separen de Kakashi. – el aludido abre sus ojos como platos, preguntándose si ella en este tiempo ha pensado eso. – Antes, alguien quería alejarme de Kakashi y ahora no lo permitiré. No lo dejaré ir. No permitiré que Kakashi me deje otra vez. No quiero volver a dormir. – sus ojos cerrados firmemente, apretando los brazos alrededor de él hasta temblar. – Estaré bien siempre que Kakashi esté conmigo, si él no está yo tampoco estaré. – Natsumi abre sus ojos, no puede creer que ella diga esas palabras. – Kakashi es mío. Él estará siempre conmigo. – las manos posadas en la espalda de él debido al abrazo, las cierra en puños agarrando la camisa en el proceso. – Juramos amor eterno y nadie me impedirá estar a su lado. Kakashi lo es todo. – niega la cabeza, estando escondida en el pecho masculino. – Kakashi me ama, me quiere a su lado. Yo deseo estar siempre con él. – Natsuki abre la boca ligeramente. – Kakashi es el hombre que amo y, por más de veinte años mi esposo por derecho. Seguiré siendo la esposa modelo para que no me deje. – su cuerpo sigue temblando. – Kakashi estará conmigo. Ellas no me lo quitarán. No lo harán. No se acercarán a él.
– Anko, tú…– empieza a decir el Hatake, atónito antes las últimas palabras.
– Ellas son malas. – susurra contra su pecho. Voz apenas audible, sólo él pudo oírla. – No son mis amigas, querían alejarte de mí. – desliza sus manos y agarra la camisa a los costados. – Siempre lo supe, pero no quería admitirlo. Ellas se enamoraron de ti desde el día que llegaste a mi vida. – Kakashi rodea los brazos alrededor de ella. – Ellas no son buenas, me hicieron daño. Mucho daño. – se aferra a él con fuerza. – Ellas desataron las cuerdas, por eso el emparrillado cayó sobre mí. – Kakashi no daba créditos a lo que oía. – Sabotearon nuestra boda. – el rostro desencajado de él, le hizo darse cuenta que no sabía nada, absolutamente nada. – Y quitaron los frenos de tu auto para que me dejaras sola. – solloza. Kakashi separa sus labios, atónito y deshace el abrazo. – Hicieron todo eso para separarnos. – agarra la camisa firmemente. – Ellas… Ellas…– Anko comienza a toser, gime. – Yo…– suelta la camisa de Kakashi y se lleva ambas manos a la boca, tose perdiendo el aliento y se deja caer al suelo.
Kakashi la sostuvo antes de darse un buen golpe, rápidamente la apega a su cuerpo y la obliga a mirarlo. Una gota de sangre desliza por la barbilla de Anko. Toma asiento en las escaleras con ella entre sus brazos, apoya el cuerpo contra la baranda. – Tranquila, respira profundo. – ella respira como si el aire le faltara. – Calma…– le susurra. Ella no parece hacer caso, la respiración cada vez se le acelera. – Anko, respira lento. – Natsumi y Natsuki suben las escaleras, estaban preocupadas. Kakashi le inclina la cabeza hacia atrás y le acaricia la mejilla, frente y mentón. – Todo estará bien. – Anko sigue respirando agitada, su pulso ya estaba acelerado. Desesperado y nervioso, la atrae a su regazo y la abraza fuerte. Respira lento y pausado para que ella siga su ritmo. Pecho contra pecho, sintiendo el palpitar del corazón de su compañero. – Poco a poco. Estoy contigo. Respira calmada… Eso es…– ella respira con calma. – Así… despacio… Más despacio… Eso…– la respiración normalizó. Ella seguía la respiración de él, despacio y pausado.
Natsumi observa el rostro aliviado de Kakashi, quien abrazaba intensamente a su madre, mientras Anko mantiene la mejilla derecha apoyada en el pecho de Kakashi. Sus claros ojos marrones entrecerrados miran un punto específico. Ella estaba perdida, ni siquiera lo abrazaba, pero se dejaba abrazar como una niña en espera de ser mimada.
– ¿Ella volverá a ser como antes? – interroga Natsuki, angustiada.
– ¿Cómo antes? – pregunta Natsumi entre susurro. Pues no la conoció anteriormente, entonces no sabe cómo fue en ese tiempo antes de suceder lo inevitable. Lo que no sabe es que Anko fue una persona hiperactiva y a su vez, una mujer elegante cuando debía presentarse ante la sociedad.
Kakashi entrecierra los ojos, besa el hombro de Anko. Pasa suavemente su mano izquierda por la esbelta espalda femenina, una y otra vez. – Shhh… Eso es. Shhh… Cierra tus ojos, te sentirás mejor. – ella cerraba sus ojos. Esa voz tan suave le gustaba mucho, mucho. Tanto así, que la podía escuchar como melodía. – Eso… Sólo escucha mi voz. Duerme tranquila, verás que te sentirás mejor. Shhh…– siente la respiración pausada de ella, indicando que se había dormido en su regazo. La mueve un poco para ver su rostro angelical. La mira intensamente, ella es hermosa, lo sigue siendo. – Es posible que vuelva a ser la Anko que conocen: segura de sí misma, valiente, elegante, una verdadera dama. Pero ésta es la Anko que yo conocí. – sus hijas parpadean, confundidas. La apega más a su pecho. – Frágil, posesiva, extrovertida, amorosa y un poquito tímida. Soy el único que ha conocido su lado débil y al conocerlo, me enamoré mucho más de ella. – toma su mano y la aprieta fuerte. – Puede que a simple vista actúe como una niña, sin embargo, sé tratarla con delicadeza. – pasa su mano libre por la mejilla de ella, rozándola. – Quizás no sepan esto, pero Anko y yo éramos prometidos mucho antes de conocernos.
– ¿Ehhh? – exclaman las dos al mismo tiempo.
– Cuando nos conocimos, nos gustamos. Pensé que era el destino, aún así me sentí feliz. – sonrisa melancólica. – El momento de hacer público nuestro compromiso había llegado, pero ella había desaparecido. La busqué desde entonces hasta hallarla. – ríe. – Cabe destacar que, me sorprendió encontrarla sobre un escenario cantando. Su voz me idiotizó. – Natsuki empieza a reír. – Hablo enserio, me idiotizó. – Natsuki aclara la garganta. – Entonces me propuse conquistarla, pues mi plan A no funcionó.
– ¿Cuál era ese plan A? – pregunta Natsumi, interesada. Ella toma asiento en un escalón.
– Llevármela a la fuerza, debíamos regresar a nuestro país y casarnos. – una gota estilo animé desliza por las cabezas de las gemelas. – Por más que intenté persuadirla, no pude. Mi amada me salió fuerte, sin mencionar que le robé su primer beso frente a sus amigas, pero gracias a ese beso la doblegué.
– ¿Entonces qué hiciste? – cuestiona Natsuki acomodándose al lado de su hermana, apoyando la cabeza en las piernas de Natsumi.
Kakashi sonríe. – Le propuse olvidar nuestro compromiso. – las dos se quedaron de piedra. – Le pedí tratarme como un simple amigo y aceptara mis obsequios. – suspiran aliviadas. – Poco a poco iba ganándome su corazón. Mejor dicho, ya lo había ganado desde el momento que nos conocimos en aquel entonces, pero su inseguridad le impedía darme una oportunidad. – la mira dormitando en su regazo. – Pasamos por muchas pruebas. – mirada seria. – Unas horas antes de uno de sus conciertos, el emparrillado cayó sobre ella. Ese día, ella se deshizo de esa barrera y lloró en mi regazo. Temblaba mucho, estaba asustada. – Natsumi mira a Natsuki, y ella parpadea. – Creí haberla perdido. Pero me convertí en su fuerza, su mundo.
– Todo lo que ella dijo, ¿era verdad? – cuestiona Natsumi sorprendida. – ¿La boda fue saboteada? – Kakashi asiente. – ¿Y lo del auto…Qué pasó?
Él esconde el rostro entre el largo cabello de su esposa. – Anko tuvo un accidente automovilístico donde casi pierde la vida, si yo no hubiera llegado, la habría perdido. Esa es la razón del porqué no tuvo otra opción más que retirarse. – se aferra a ella. – Ese fue el inicio de nuestra desgracia. – se dijo a sí mismo. – La caída del emparrillado y el incidente, fueron accidentes, nadie los provocó. Al igual que el incendio donde te creíamos perdida. – le dice a Natsumi. – Gracias a Dios estás en casa, con nosotros. Anko sólo está asustada y cree que lo vivido ha sido provocado por alguien. – la siente removerse. – Por eso decidí alejarla de toda esa experiencia. Pero las circunstancias nos obligaron a volver, y ya conocen el resto de la historia. – siente que Anko agarra su camisa con fuerza. – Tengan paciencia, volverá a ser la misma.
– Kakashi…– susurra dormida, aferrándose a él. – No te vayas… No te…– la apega a él, por tanto ella se tranquiliza y sonríe dormida.
– ¿Pueden avisar a mi oficina que no regresaré? – ellas asienten. – La llevaré a la recámara. – la toma en brazos y se levanta con ella cargada estilo conyugal. – Deben descansar, acaban de llegar de un largo viaje. – se aleja atravesando el corredor.
– ¿Cómo le diremos de nuestra presentación? – pregunta Natsumi, preocupada. – Okā-san no podrá ayudarnos así como está y es en una semana. – agacha la cabeza.
Natsuki se muerde el labio inferior. – No lo sé. Si ella no puede ayudarnos, debemos escribir nuestras propias canciones. Yugao-san dijo que ella componía las canciones de C-ute y le pidiéramos ayuda, pero…– suspira. – No tengo idea de cómo escribir canciones. – una idea surca por su cabeza. Sonrisa maliciosa que intimidó a Natsumi. – Le pediremos ayuda a Calling.
– No creo que sea buena idea. – murmura Natsumi, desanimada. Al poco rato, estaban sentadas en la banca de un parque, rodeadas por los integrantes de Calling quienes se negaron ante la petición. – Te dije que era mala idea. – suspira.
Ishida toma asiento al lado de Natsumi. – No es que no queramos ayudarla. – musita el joven de 22 años, mirando a la Hatake directo a los ojos. – Me gustaría hacerlo, pero deben aprender a componer música o pedirle a su madre que les enseñe. – ve el rostro de Natsumi entristecerse.
Natsuki se levanta de la banca, agarra a Hiroshi del cuello de la camisa. – ¿Para que estás si no puedes echarnos una mano? – sus manos empiezan a temblar. – Dijiste que podía contar contigo, Hiroshi-Kun.
Cara estupefacta. – Natsuki…chan…– musita el Sarutobi temeroso. Traga saliva.
Natsuki suelta el cuello de la camisa. – Okā-san no se ha recuperado lo suficiente para hacer eso. – el enojo se apodera de ella y vuelve a agarrar el cuello de la camisa de Hiroshi. – Ella no se despega de otō-san. – lo zarandea. El aludido sonríe nervioso.
– Es un masoquista. – susurran Ishida y Natsumi al unísono, refiriéndose a Hiroshi porque se deja maltratar de la Hatake.
Chad se aclara la garganta. – Han estado cantando las canciones que les componen, pero esta vez necesitan componer las propias. Están en aprietos. – dice Yamaki, tensando el ambiente.
– La verdad, esas canciones fueron escritas por okā-san cuando era Violet. – responde Natsumi, deprimida. – No tenemos esa habilidad y Kurenai-san anunció un nuevo sencillo. Pero no hemos creado nada.
– ¿Cuándo es el próximo concierto? – interroga Ishida, curioso.
– En una semana. – responde Natsumi, aún más desanimada.
Ishida toma la mano de Natsumi. – ¿Ya pensaron en el tema? – ambas chicas intercambian miradas, confusas. – Estamos en verano, ¿Por qué no escriben algo relacionado con la estación? – sus rostros se iluminan. Natsumi abraza a Ishida y éste ruboriza hasta las médulas. – Na-Nat-Natsumi…– titubea, nervioso.
– Son adorables. – musita Natsuki, sonriendo maliciosamente. Los tórtolos se separan avergonzados.
– Te has vuelto una sádica. – susurra Hiroshi evitando que Natsuki lo escuchara. Error. Ella lo había oído. Una venita palpita en la frente de la Hatake. Hiroshi traga saliva. – No quise decir…– Natsuki se aleja de él con la intención de regresar a casa. – ¡Natsuki! – corre detrás de ella. – ¡Natsuki, espera! – intenta alcanzar.
...
Llegada la noche…
Natsuki agarra el oso de peluche situado en su cama y lo golpea. – Estúpido Hiroshi. No lo soporto. – golpea una y otra y otra vez el pobre oso de peluche. Mientras, Natsumi sonríe nerviosa viendo la escena "desgarradora", sin mencionar que ese oso se lo regaló Hiroshi a ella. – ¡Estúpido! ¡Baka! ¡Baka! ¡Baka! – le gritaba al pobre peluche.
Natsumi se acerca y le quita el oso. – Concentrémonos en la canción. – lo deja sobre el Bureau. Toma asiento sobre la cama y Natsuki, de mala gana, se deja caer en su cama. Cuando empezaron a escribir, cambiaron de tema hasta quedarse dormida en la habitación de Natsuki.
...
A la mañana siguiente…
Anko atraviesa el corredor para bajar al jardín, fue entonces que vio la puerta de la recámara de Natsuki entreabierta. Curiosa, abre la puerta un poco más y las ve dormidas sobre la cama. Natsuki con la pierna derecha encima de Natsumi, mientras ella dormía boca arriba. No obstante, ve unas bolas de papel tiradas en el suelo. Entra y las recoge, al leerlas entrecierra los ojos. De repente, un fuerte dolor impulsó en su cabeza. Sale rápidamente y cierra la puerta a su paso.
Natsumi abre los ojos cuando escuchó la puerta. – Onee-chan, tu pierna. – la aludida se remueve dormida. Natsumi se levanta y descubre que las bolas de papel ya no estaban en el suelo donde la dejaron la noche anterior. – ¿Será que…? – abre la puerta, más no había nadie. Se encoge de hombros.
...
Por otra parte, Koishi desciende las escaleras y se dirige a la cocina. Sin embargo se detiene al escuchar una suave melodía provenir del jardín. Se dirige al jardín y ahí estaba ella, cantando una hermosa melodía, sentada en un banco de cemento bonitamente decorado y meciendo las piernas. Sus ojos estaban cerrados mientras siente la suave brisa tocar su rostro.
Te wo tsunaide
Eki made kita
Mou owakare shinai to
Ikenai jikan nano
Te wo tsunaide
Te wo tsunaida mama hanasanai
Kimi mo on'naji you ni omotte yo
Koishi observa a Kakashi caminar en el jardín sosteniendo una taza de té y sentarse al lado de Anko. Ella entreabre los ojos y le sonríe. Por su parte, él roza su mano con la de ella, entrelazan sus dedos. Ella acomoda la cabeza en el hombro de Kakashi, mientras bebe su té calmamente.
Jidou hanbaiki kan-KOOHII
Atatakai no kau no machigae tsumetai
Demo futari atataka
Acerca la taza a ella. Anko se acomoda y bebe, repentinamente lo escupe. – Está amargo. – replica, hace un gracioso puchero. Kakashi empezó a reír. Koishi no aguantó la risa y se cubrió la boca mientras reía. Ella se levanta, limpiándose la barbilla y labios. – ¿Qué le pusiste al té? – enarca una ceja. La mirada de él le hizo darse cuenta. – No me tomaré esa medicina. – niega la cabeza.
– Tendrás que hacerlo. – responde, seguro de sus palabras.
– No lo haré. – se cruza de brazos. – ¡Hum! – desvía la mirada, molesta.
– ¿Ah, no? – sostiene la taza. Ante la mirada adquisidora de Anko, acerca la taza a sus labios. Ella descubrió su plan y empezó a retroceder. – ¡No huirás! – la agarró de la muñeca y la hala a su regazo logrando que ella perdiera equilibrio y cayera sobre él. Bebió un sorbo de té medicinal. La obligó a mirarlo, entonces plasmó sus labios sobre los de ella. Anko forcejea, pero Kakashi la mantuvo firme en sus brazos entretanto dejaba correr el tibio líquido en la boca de Anko.
Obligada a beberlo, ella deja de forcejear. Sentir los cálidos labios de su esposo sobre los de ella, era suficiente para desistir. El líquido tomado boca a boca se transformó en un beso apasionado que gustosamente aceptó. Pues el dulce sabor a un adictivo beso supera el sabor amargo de aquel tedioso té. Sus labios se fundían en un lento y envidioso beso para las chicas, quienes veían la escena desde la entrada al jardín. Era un ardiente beso para un Koishi ruborizado, quien veía semejante momento.
Kakashi muerde suavemente el labio inferior de ella. Sonríe. Las mejillas de Anko estaban calientemente ruborizadas, ella se cubre la boca con una mano y desvía la mirada. Estaba avergonzada. Tiernamente, roza sus dedos en la mejilla derecha de Anko. Luego le coloca un mechón de cabello violeta detrás de su oreja. – Un pajarito me contó que deseas irte. – murmura, sin dejar de acariciarle el pelo.
– ¡Contigo! – exclama apresurada, logrando arrancarle una sonrisita.
– ¿Conmigo? ¿A dónde? – pregunta tranquilamente. Ella esconde el rostro entre su pecho y cuello. – Si no me dices, no sabré qué responder.
– A nuestra tierra natal. – susurra, sorprendiéndolo completamente. – Quiero regresar, ya no me gusta estar aquí.
Sonrisa tierna. – Mm… Si nos vamos, ¿No crees que muchas personas se sentirán tristes? – ella niega la cabeza. – Tenemos una vida aquí. Tienes a tus amigas, nuestros hijos viven felices rodeados de amigos. Sería egoísta no pensar en ellos. – ella alza la cabeza y le mira directo a los ojos. – Etto…– un leve sonrojo aparece en sus mejillas al ver esos ojos claros mirarlo tan fijo. – Si me das un beso, puede que reconsidere. – sin pensarlo, ello lo besa con tanta ternura que le derritió. – Hablaré con los chicos. Unos días vacacionales nos servirán de relajación. – ella asiente feliz.
...
Natsumi entrecierra la mirada. – Esa misma noche, otō-san nos comunicó su decisión. – dice para sí misma.
Sentados sobre los muebles ubicados en la sala, Kakashi coloca la taza vacía encima de la mesa de centro. – Su madre necesita un cambio de ambiente. El médico me confirmó que sería buena idea alejarla un tiempo. – espira. – No irá sola, yo me iré con ella. Sólo será por corto tiempo. Por eso me gustaría saber su opinión. Tienen sus vidas hechas aquí y no puedo elegir por ustedes, pero si deciden ir con nosotros estaremos felices de estar juntos como una familia. – inclina el cuerpo, apoya los codos en las rodillas y entrelaza los dedos.
Koishi se pone en pie. Camina hacia Kakashi y se posiciona a su lado. – Yo iré con ustedes. Quiero compartir con otō-san y okā-san, y recuperar el tiempo perdido. – Kakashi extiende una mano y él la toma en señal de confortación.
– ¿Sólo será un tiempo, cierto? – pregunta Natsumi, indecisa. Kakashi asiente. La imagen de Ishida se gravó en su mente. – Creo que…– cejas fruncidas, sonrisa fingida. –…me quedaré. Los voy a extrañar mucho, pero volveremos a estar juntos, ¿verdad?
– Por supuesto. – responde Kakashi, sonriendo. Sus ojos posan sobre Natsuki. – ¿Qué decides? Tienes la libertad de hacerlo. Sea lo que elijas, aceptaré tu decisión.
– Es obvio. – contesta, entrelazando su brazo con el de Natsumi. – Elijo estar con mi hermana. Koishi ya no me necesita, sabe tomar sus propias decisiones. Por tanto, onee-chan me necesita más. – sonríe.
Kakashi se levanta del sofá. – Si es su decisión, la acepto. Pero si nos necesitan, contáctennos. También pueden ir a visitarnos viajando en nuestro avión privado. – se frota las sienes. – Prepararé el viaje. – se marcha, dejando a los tres a solas.
– Onee-sama, ¿Está bien que no les digan nada? – interroga Koishi, extrañado. – Su presentación es en seis días, ¿no? – ellas agachan la cabeza. – Necesitan escribir una canción.
– Está bien, Koishi. – asegura Natsuki, poniéndose en pie. – Además, okā-san nos esquiva.
– No las esquivo. – dice una voz que reconocieron al instante. Ambas dan media vuelta y abren sus ojos desmesuradamente. – Siento que pensaran eso, pero creí que Kakashi…– coloca la mano derecha en su brazo izquierdo. Sacude su cabeza, alejando pensamientos negativos. – Él no me dejaría. – susurra. Sonríe. – Me he comportado extraña, lo presiento. No sé qué me pasa, recuerdo muchas cosas que me hacen dudar de mí misma. – se remueve los flequillos. – Y a veces no recuerdo esas cosas. – sonrisa fingida, cejas fruncidas. – Lo que sí estoy segura, es que son mis hijos y los amo. – puchero. – Pero no me gusta que estén muy cerca de Kakashi. – mirando a las chicas, quienes sonríen incrédulas. – Lo siento. Cuando veo a una chica acercarse a él, tiendo a reaccionar posesivamente. Los doctores dicen que se debe a un motivo de fuerza mayor, como un suceso ocurrido en el pasado. – vuelve a sacudir su cabeza. – Cuando estuve dormida, recordé muchos sucesos que, ahora intento recordar porque he olvidado varios. – se acomoda los flequillos. – Kakashi dice que pronto recordaré todo.
Natsuki y Natsumi intercambian miradas dudosas. Su madre le tiene mucha confianza a su padre, cree en él ciegamente. Koishi abraza a Anko fuertemente, sorprendiéndola. – Te quiero mucho, okā-sama. – susurra. Anko corresponde dicho abrazo.
– Okā-san, ¿Por qué crees tanto en otō-san? – interroga Natsuki, curiosa del porqué esa confianza tan ciega.
– Siempre ha tenido ojos para mí. Lo amo y confío en que ninguna otra mujer me lo quitará. Es un hombre de una sola mujer. – responde muy segura de todo. – Somos un solo ser. – ambas ruborizaron intensamente. Anko entrecierra los ojos. – Pervertidas. – se quedan de piedra. – Necesitan un nuevo sencillo. – susurra, desconcertando a sus hijas. Les muestra una bola de papel. – La encontré tirada. – Koishi se separa de Anko, quien coloca la bola de papel encima de la mesa central. – Puede que no sea de mucha utilidad, pero…– coloca al lado de la bola de papel, una partitura y un CD. – Usen esta canción. La compuse justo antes de abandonar el grupo. Es un solo, aunque pueden arreglarla para seis miembros. – da media vuelta. – Iré a descansar, me siento un poco mareada. – Koishi la ayuda a subir para dejarla en la recámara.
Natsuki toma el CD y la partitura. – Es la canción que ella estaba cantando esta mañana. – murmura, desconcertada. – Ella desea que la cantemos. ¿Tendrá algún significado oculto? – posa los ojos sobre Natsumi, quien permanece observando el lugar por donde Anko y su hermano menor marcharon.
Natsumi siente la mirada de Natsuki sobre ella. La mira. – Quizás desea expresar sus sentimientos a aquellas personas que no pudo decirle lo que sentía en ese momento. – contesta, probablemente.
"El día de nuestra presentación había llegado. No sabíamos si le gustaría a la audiencia. Nos hubiera gustado que nuestros padres estuvieran presente, pero ese mismo día tomaban el vuelo."
...
En el set, los técnicos y maquilladores caminan de un lado a otro. El presentador era un hombre de pelo marrón peinado hacia abajo y cubriendo su ojo derecho. Izumo Kamizuki. Sonreía a las chicas que estaban sentadas en el set, esperando deseosas que inicie el programa. Mientras las chicas C-ute tomaban asiento una al lado de la otra sobre el sofá en el siguiente orden: Natsuki, Natsumi, Nanami, Árika, Kimi y Yoshida.
Ante la señal dada por el camarógrafo, Izumo inicia. – Estamos de vuelta, gracias por haber esperado tras de sus televisores. En esta sección, les traemos a las integrantes de C-ute New Generation. Un fuerte aplauso. – sonríe. Los espectadores aplauden animosos. Mientras las cámaras proyectan a las chicas. – Verlas en este momento me recuerda al grupo original, a diferencia que no usan el antifaz. – se lleva una mano al mentón. – ¿Es una nueva particularidad?
Las chicas observan a Natsuki. – De hecho, decidimos que era indicado que el público nos conozca tal y como somos. Así podemos interactuar con nuestros seguidores. – responde Natsuki, sonriendo.
– Sin embargo, la curiosidad y suspenso de saber quienes eran las chicas enmascaradas, las llevó al primer lugar varias semanas. – agrega Izumo, estratégicamente. – Aunque no niego que sus voces eran hermosas.
– Admiro quiénes fueron y son ahora. – añade Natsuki, mirando la cámara. – El uso de antifaces fue bastante popular años atrás, lo que conllevó a la interrogativa de conocer las identidades de sus miembros. Esa peculiaridad fue su sello. – mira al conductor.
– Esta chica. – dice Izumo para sí mismo, sin dejar de sonreír. – ¿Entonces, nos podrían decir cuál es su sello?
Las chicas se ponen pálidas, no habían pensado en eso. – Nuestro estilo. – sentencia Natsuki.
– ¿Estilo? ¿Podrías ser más específica? – interroga Izumo, curioso.
– Cada miembro de C-ute tiene su propia personalidad y manera de ver las cosas. – responde Natsuki muy segura de sus palabras. – Existen veces entre las cuales no estamos de acuerdo y nuestras personalidades chocan entre sí, pero al final del día hacemos un buen trabajo en equipo.
– Me tiene intrigado el porqué de la separación del grupo original. – agrega Kamizuki. – Tomaron caminos distintos, pero qué pasó con el quinto miembro. No se supo más de ella. – Natsuki iba a responder, pero él continuó. – Sin embargo, en el concierto que presentaron en Konoha, mostraron un video de Violet diciendo que se había casado y estaba embarazada. ¿Me podrían sacar de dudas? Porque fue en su concierto.
Natsuki se muerde el labio inferior, se le acabaron las indirectas directas. – Es una buena pregunta. – escucha a su hermana Natsumi responder. – En efecto, Violet estaba embarazada, pero recuerden el video era de hace más de 15 años. Al fin y al cabo, somos mujeres y algún día nos enamoraremos como ella lo hizo. Aunque tengo entendido que mucho antes de ser cantante tenía novio. Es normal que un día se casara.
– En ese concierto, ustedes dos dejaron el escenario. – refiriéndose a Natsuki y Natsumi. – Si no me equivoco, Natsuki-chan no tenía hermanas.
– En ninguna entrevista he dicho que no tuviera hermanos. – interrumpe Natsuki, sonriendo. – Sí los tengo, inclusive tenemos un hermano menor. Es cierto que nací y viví en Rusia durante mi niñez, pero me trasladé a Estados Unidos a estudiar actuación. Poco después me enteré que, onee-chan se había inscrito en la Academia Star Japón. – mira a Natsumi, ambas sonríen. – Onee-chan tenía talento y la directora Yuuhi me contactó para formar un dúo. Pero los planes cambiaron radicalmente cuando nos enteramos que había más chicas con talento. Las seis nos acoplamos bastante bien, así nació C-ute New Generation.
– Mentirosa. – dicen para sí mismas las demás.
– ¿Qué pasó con Puretty? ¿No era el grupo oficial? – pregunta buscando la manera de hacerles quedar mal.
– Puretty fue un nombre temporal. – responde Yoshida, era su turno. – La Academia Star asigna grupos de tres, dos o cuatro estudiantes para audicionar en programas de TV, radio o modelaje. Para eso, se debe asignar nombres que los mismos estudiantes inventamos. Nos damos a conocer ante el público.
– Existe un rumor que dice, Nanami-chan está comprometida y vive con un joven empresario, Taisuke Kanroji, a su vez anda con uno de los integrantes de Callings, Chad Yamaki. ¿Es eso cierto? – observa las reacciones de la Yuuhi.
Nanami se pone seria. – Ese rumor es falso. – la seriedad como lo dijo sorprendió a sus amigas. Levanta su mano izquierda a la altura de su pecho, dejando al descubierto su anillo de compromiso. – Sí estoy comprometida con Taisuke. Yamaki-san y yo somos buenos amigos, no tenemos otra relación que sólo de amistad. – mueve los ojos hacia el presentador. – Lo siento para quienes creían que había un triángulo amoroso. Y aprovecho el tema para informar, que dentro de dos meses me casaré con Taisuke. – el bullicio y silbido no se hizo esperar.
– Enhorabuena, mis felicitaciones. – exclama Izumo, animado. – Rika-chan. – Árika presta atención. – ¿Por qué te dices a ti misma Rika-chan? – entrecierra los ojos.
Árika sonríe feliz. – Es el diminutivo de mi nombre que más me agrada. Desde pequeña, solían decirme así y pienso que es más fácil de referirse a mí. – se rasca la mejilla con el índice. – Pero los fans también me llaman Ri-chan, Riri-chan o Ari-chan.
– ¿Te gusta alguien, Rika-chan? – pregunta Izumo, mirándola fijamente.
Las mejillas de ella ruborizan. – Ah… etto… Creo que sí. Pero no soy correspondida. – sonrisa nerviosa.
– Debes de sentirte frustrada por eso. – añade él.
– Al contrario, me siento aliviada. – responde Árika, desconcertándolo. Baja la mirada. – Porque sé como tratarlo a partir de ahora. – alza la mirada. Sonrisa brillante. – Al menos, puedo seguir siendo su amiga.
– ¿Y qué hay de ustedes, Yoshida-san y Kimi-san? ¿Les gusta un chico en especial? – mirada pícara.
– No. – responden al unísono. Intercambian miradas y ríen. – Por ahora no me gusta nadie, estoy concentrada en las actividades del grupo. – responde Kimi, Yoshida asiente de acuerdo a la contesta.
Uno de los camarógrafos le pasa un periódico al presentador. Él lee cuidadosamente el título y mira la portada. Coloca el periódico sobre la mesita central. – ¿Han escuchado sobre ese accidente automovilístico? – las chicas observan la portada. Una fotografía de un vehículo destruido por las llamas y la fecha es de hace más de 20 años. Las gemelas abren sus ojos desmesurados. – La esposa del empresario más exitoso, Kakashi Hatake, heredera de la fortuna Mitarashi, Anko Mitarashi, iba en ese coche. – Kurenai, quien veía la entrevista desde atrás de los camarógrafos, abre sus ojos como platos. – Fuentes informaron que, tenía una estrecha relación con Violet. ¿Eran la misma persona?
"Nadie debe saber la verdadera identidad de Violet."
– Ah…– Natsumi aclara su garganta. – No, no eran la misma persona. – risa nerviosa. – Me sorprende esta información, porque Violet desapareció y nadie sabe dónde está. No es extraño que pensaran eso.
– Hay evidencias de que Kakashi Hatake iba solo a los conciertos de C-ute. – añade Izumo, mirando su tableta. – Después de todo, él es su padre, ¿No?
Natsumi traga saliva, la puso difícil. – Este tipo... ¿Qué está intentando hacer? – se pregunta a sí misma. – Anko Mitarashi, o sea nuestra madre, era la mejor amiga de Violet y, claro, iba a los conciertos para ver a sus amigas cantar. Kakashi Hatake también.
– Es extraño. – murmura Izumo, revisando la tableta. – Aquí dice que, en varias ocasiones lo vieron salir con Violet. Los dos solos. – jaque mate, pensó Izumo.
Natsumi aprieta las manos en puños. La tensión se percibía en el aire. – Es normal, al fin y al cabo ella era su prima segunda. – respondió con tanta rapidez que sorprendió a la audiencia. – Desde que okā-sama tuvo el accidente, ella dejó el grupo para vivir una vida plena al lado de su prometido. Y desde que se alejó, no sabemos nada de ella. Puede que esté viva, no conocemos a su hijo tampoco, pese a que debe de tener nuestra misma edad. – niega la cabeza. – Lo siento, pero es la única información hasta el momento.
– O sea, Violet era prima segunda del empresario Hatake y Mitarashi su prometida. Violet y Mitarashi eran buenas amigas debido a la relación que ella mantenía con su primo. – se lleva la mano debajo del mentón. – Tiene sentido. – ellas respiran aliviadas. – Ustedes sí que son sorprendentes. Me gustaría escucharlas cantar. – el público aplaude. Mientras ellas toman posición, Izumo entrecierra los ojos. – A otro con esa historia. – dijo para sí mismo. – Fuerte el aplauso para C-ute y su nuevo sencillo: "Kimi wa jitensha watashi wa densha de kitaku".
Las luces iluminan a las chicas sentadas sobre sillas plásticas, cada una con su color representativo. Kimi roja, Natsumi violeta, Natsuki rosa, Árika azul, Nanami verde, Kimi roja, Yoshida amarillo-anaranjado. Una suave melodía empieza a sonar.
Natsumi:
Te wo tsunaide
Eki made kita
Mou owakare shinai to
Ikeenai jikan na no
Natsuki:
Te wo tsunaide
Te wo tsunai da mama hanasanai
Kimi mo onnaji you ni omotte yo
Natsumi y Natsuki: Jidou hanbaiki kan-KOOHII
Árika y Kimi: Atatakai no kau no machigae tsumetai
Nanami y Yoshida: Demo futari atataka
Árika y Natsumi: Kimi wa jitensha
Natsuki y Nanami: Watashi wa densha de kitaku
Natsumi y Kimi: De toriaezu kita densha wa miokutta
Natsumi y Yoshida: Tsugi no densha ni
Árika y Natsumi: Noranakya tabun yabai
Natsuki y Natsumi: Naki sou na watashi wo yurushite
Natsumi y Kimi: Kimi wa donna kimochi de iru no
Kurenai entrecierra los ojos. Nunca antes había escuchado esa canción, al parecer ellas la escribieron o quizás no. Pues el estilo y letra de la canción, es obra de su amiga Anko Hatake. – Eso no es posible, ella no está bien de salud. – se dice para sí misma. – A menos que la haya escrito antes de separarnos. – oye detenidamente la letra. Abre sus ojos como plato. – ¿Eso era lo que querías decirnos? ¿Adiós? – baja la mirada.
Natsumi:
Te wo tsunaide
Saigo no jikan
Kaisatsu toori nukete
HOOMU made kakeashi
Kimi:
Te wo futteru
Jitensha matagatteru kimi
Watashi mo chiisaku te wo furu
Árika y Natsumi: Tsuuka no densha kuru tabi ni
Natsuki y Nanami: Sukoshi doki doki shite kimi to mekubase
Yoshida y Kimi: Aa densha ga kita wa
Natsuki y Natsumi: Kimi wa jitensha
Árika y Nanami: Watashi wa densha de kitaku
Natsumi y Kimi: De tobira ga hiraite hantai no mado ni
Kimi y Nanami: Densha ga ugoki
Yoshida y Natsumi: Yukkuri to hashiri-dasu
Natsuki y Kimi: Kimi mo jitensha koide tsuite kuru
Natsumi y Kimi: Abunai kara ki wo tsukete
Sentada en el asiento trasero, Anko escucha la canción. Mira de soslayo a Kakashi sentado a su lado, revisando unos documentos. Se veía bastante ocupado. Deseaba tocarlo y besarlo en ese momento, pero él no la veía a ella, sólo a esos papeles. – Esa canción…– él le dice. – ¿Se la cediste? – Anko afirma. – ¿Estás de acuerdo con eso? La compusiste antes de aceptar el adiós. – en respuesta, Anko se inclina y acomoda la cabeza sobre sus muslos. Kakashi suspira, aleja los documentos y le acaricia el pelo, las mejillas. – Si así lo decidiste, está bien. – Anko cierra los ojos al sentir las suaves caricias realizadas por él.
Árika y Natsumi: Kimi wa jitensha
Natsuki y Nanami: Watashi wa densha de kitaku
Natsumi y Kimi: De hitotsu me no shingou aoiro de tsuuka
Natsumi y Kimi: Sore demo zuibun hanarete shimatta mitai
Natsuki y Yoshida: Tooku kara te wo furu kimi ni
Natsumi y Kimi: Shiawase wo moratta watashi
Natsumi sonríe. – Buen viaje, otō-sama, okā-sama, Koishi. Los extrañaré. – dice para sus adentros.
Cuando el programa concluyó, Kurenai estaba que brotaban chispas de sus ojos. Sentada en el asiento trasero de la limosina, espacioso cabe mencionar, compartido con las demás, pataleaba. – Ese conductor de cuarta, ¿Qué se cree que es como para cuestionar esas preguntas? ¡No estaban en el guión! – enojada, sisea entre dientes. – Aunque me gustó cómo supieron responder sus estúpidas indirectas.
– La respuesta de Asumi-chan fue sensacional al decir que Violet es la segunda prima de Kakashi. No tiene méritos. – dice Yugao riendo. Mirada seria. – Me alegro que hayan sabido manejarse bien y respondido de algún u otro modo, porque nadie debe saber la verdadera identidad de Violet. Si lo descubren, Anko no tendrá tranquilidad y será asediada por la prensa. – Natsumi y Natsuki asienten. – Su salud es nuestra prioridad.
Natsuki pellizca a su hermana, Natsumi le mira cortante. Natsumi se aclara la garganta. – Yugao-san…– Uzuki frunce el entrecejo, extrañada por el comportamiento de las hermanas. – ¿Por qué usted, Kurenai-san y las demás protegen tanto a nuestra madre? – Yugao y Kurenai desvían la mirada. – ¿Nuestros padres nos ocultan algo?
– Ellos no, nosotras sí. – se dice Kurenai a sí misma. Sonríe. – La razón es simple, somos amigas. Pero…– entristece. –…cuando teníamos su edad, peleábamos constantemente sobre asuntos irrelevantes, aunque terminábamos conversando como si nada hubiera pasado. – las facciones de su rostro se iluminan. – Desde que la conocimos, hemos tenido el instinto de protegerla porque nos metía en problemas a todas, o más bien, nos dejábamos arrastrar por ella. Quizás ese deseo todavía permanece. – ve los rostros de las chicas calmarse.
"Así inició el verano sin nuestros padres. No niego que tuve el deseo de ir a visitarlos para abrazarles, pero había tomado la resolución de quedarme junto a Natsuki-nee-chan. Ya no podía retornar mi decisión. Debía seguir… Éste era mi sueño.
Pero no volvimos a contactar con okā-sama. Otō-sama recibía las llamadas. Al preguntar por ella, decía que había salido o estaba dormida. Se nos hizo extraño, pero confiábamos en él. Debíamos hacerlo. Era nuestro padre.
Me habría gustado pensar que ella estaba bien. Pero no era así. Ella había sufrido otro paro cardiorrespiratorio, eso nos dijo Kurenai-san.
No podíamos aceptar la cruel realidad.
Pero…
Okā-sama había desfallecido."
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