Annyong haseyo~!

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Okāsan, doko ni iru no?

(15)

"Eso nos hicieron creer.

Todo era mentira.

Nos engañaron. Okā-sama estaba viva."

El timbre del teléfono suena por toda la casa. Nadie contesta. Vuelve a sonar, esta vez persistente. Asumi desciende las escaleras con suma rapidez, cuelga el teléfono. – Casa de la familia Hatake. – sisea, un poco nerviosa. – Koishi, eres tú. ¿Qué pasó? ¿Cómo está okāsan? – pregunta alterada.

– Ella está bien. ¿Por qué te alteras, onee-sama? – pregunta la vocecita de Koishi.

Respira aliviada. – Nos informaron que ella había desfallecido. Más bien, es la noticia que la prensa persigue y ha difundido. – él no responde. – ¿Le pasó algo al llegar? – tampoco contesta. – ¡Koishi! ¡Koishi, por favor responde!

– Onee-sama, es cierto que okā-sama se desmayó cuando llegamos a casa, pero está bien. – suspira. – El doctor dijo que el viaje la agotó, eso es todo. Otō-sama no les dijo nada para no preocuparlas, él la cuida bien.

Es un alivio poder escucharte decirlo. – sonríe. – ¿Puedo hablar con ella?

– No, lo siento. Ella duerme en su recámara. – su voz se apaga.

– ¿Sufrió otro de sus ataques? – pregunta, preocupada. Él no responde. – Koishi. – menciona su nombre con autoridad.

– Sí. Hace tres meses, ella estaba viendo un álbum de fotografías y empezó a llorar. Lloraba mucho. – su voz tiembla. – Intentó cortarse las venas. Yo no sabía qué hacer. – Natsumi abre sus ojos, labio inferior tiembla. – Otō-sama la detuvo y se deshizo de esas fotografías. Me asusté mucho, onee-sama. ¿Onee-sama? ¿Estás ahí?

– Sí. – responde con la voz ahogada. – Tranquilízate, ¿sí? – él afirma. – ¿Quieres regresar al lado de onee-san? – no responde. – Koishi… Koishi, ¿Quieres volver a casa? Escúchame, si decides regresar nadie te dirá algo malo. Conmigo estarás a salvo. Te preguntaré de nuevo, ¿Quieres regresar a mi lado?

Sí. Sí quiero. – responde asustado.

¿Otō-sama está en la casa? – él afirma. – ¿Puedes pasármelo? – escucha la voz de Koishi llamar a Kakashi, luego la voz de Kakashi al tomar el teléfono. – Koishi me contó todo. Me gustaría si es posible…

Lo enviaré de vuelta a Japón. – interrumpe Kakashi, calmamente. – Creí que Anko estaría mejor aquí, me equivoqué. Koishi no puede presenciar esos ataques. Está asustado desde que la vio sostener un cristal en sus manos con la intención de herirse. – se oye un mueble arrastrarse. – Creí que también había escondido esas fotografías.

– ¿Qué fotografías? – frunce el entrecejo, confusa. Es cierto que, habían escondido las que confirmaban la existencia de Natsumi y algunas cosas más para evitar que Anko perdiera la razón al intentar recordar a esa niña supuestamente muerta.

– Te enviaré una copia con Koishi y algunos documentos más. A estas alturas, ya no puedo ocultarles el verdadero motivo de ese accidente automovilístico. – comenta desanimado, cansado de seguir así. – Debo confesar, estaba tan enamorado de Anko que no percibí nada extraño a nuestro entorno. – Natsumi aprieta el auricular. – Desde que volví a reencontrarme con ella, sólo tenía ojos para ella. Me cegué totalmente. Dejé pasar el hecho de que las amigas de Anko estaban interesadas en mí. – Natsumi empieza a atar cabos. – Sólo anhelaba vivir junto a ella. Nuestro amor era inofensivo, no lastimábamos a nadie. Anko era y es mi mundo, sin ella la vida sería nada.

– ¿Quieres decir que Kurenai-san y las demás estaban enamoradas de ti, aún sabiendo que eras el prometido de okā-sama? – la verdad sale a la luz. Él asiente. – ¡Qué descaradas! – cierra la mano disponible en puño.

– Eso quedó en el pasado. – interrumpe Kakashi, seguro de sus palabras. – Me siento culpable de no haber aclarado algunas cosas. – Natsumi parpadea. – Debo irme. Mañana enviaré a Koishi a Japón. Te informaré los detalles más adelante. – silencio. – Y… ¿Natsumi? – la aludida presta mucha atención. – Necesito que tú y tu hermana investiguen algunas cosas. – cuelga.

Natsumi cuelga el teléfono, estaba desconcertada. – Ese es el secreto que ellas guardaban…– susurra, dejándose caer en el suelo. Siente unos pasos acercarse a ella. – ¿Escuchaste todo desde el teléfono de la recámara? – Natsuki asiente.

Natsuki toma asiento sobre el sofá. – Lo que Otō-sama desea es averiguar si esos hechos que okā-sama mencionó fueron provocados. – entrecierra los ojos. – Si eso es verdad, me encargaré de que paguen por ello. – Natsumi parpadea desconcertada por la actitud de su hermana.

"La mirada de Natsuki-chan me intimidó un poco. No la había visto así, pero sabía que si la verdad era como okā-sama dijo, ella no se quedaría con los brazos cruzados.

Estaba preocupada por onee-chan.

Días después, Koishi regresó a Konoha y como otō-sama dijo, nos envió las fotografías y algunos documentos como recortes de periódicos y el diario de okā-sama. Entonces decidimos investigar usando nuestros métodos."


...

Sentada en el suelo en su recámara, Natsuki sostiene una fotografía donde aparece Anko cargando en sus brazos a dos bebés y a su lado está Kurenai cargando en brazos a otro bebé. – Me pregunto quién será. – dice, pensativa.

Natsumi se acerca a ella y mira la fotografía. – No es tu Hiroshi-kun, ni tampoco Kimi. – murmura.

- Puede que sí sea Kimi. – agrega Natsuki segura de sus palabras.

Natsumi niega la cabeza. – Kimi nos lleva meses. Ese bebé es recién nacido. Míralo bien. – ambas suspiran desganadas. – ¿Y qué pasa con Nanami? – pregunta sonriente.

– Nanami es menor que nosotras. No había nacido. – responde, desilusionada. – El día que nacimos, otō-san no estaba presente. Él mismo lo dijo cuando le preguntamos.

– Así que Kurenai-san sabía de mi existencia. – murmura Natsumi, concentrada. – Pero, ¿Por qué se hizo la sorprendida cuando se enteró?

Se lleva una mano debajo del mentón. – Quizás esconda un secreto que no hemos podido descifrar. – sisea. – O tal vez pensó que habías muerto en aquel incendio.

Mou! – exclama Natsumi dejándose caer en el suelo. – ¡Me duele el cerebro de tanto pensar! – mira el reloj situado en la pared de la recámara de su hermana, el cual indicada las 3:00 A.M. – Además, no hemos dormido casi nada en dos días. – se cubre los ojos con una mano. – Hay veces que sueño con aquel incendio. – se descubre los ojos. Natsuki entrecierra los ojos, entristecida. – Creo que no fue incidental.

– También piensas que fue provocado. – susurra Natsuki.

¡Espera! – gira en el suelo. – ¿También lo crees? – Natsuki asiente. Al mismo tiempo observan el diario de Anko situado encima de la cama. Rápidamente lo tomaron, empezaron a leerlo cuidadosamente. Las palabras no encajaban en nada, era como si lo hubieran escrito en clave. Lo que sí estaban seguras es que Anko sospechaba de una relación que nunca existió. Sus ojeras debajo de sus ojos eran bastante notables. – Este diario no nos sirve de nada, le falta páginas. – dice Natsumi desanimada.

Estás equivocada. – musita Natsuki sin despegar la mirada del diario. – Sabemos que okā-sama desconfiaba de sus amigas por varias razones. La primera, sabía que estaban interesadas en otō-sama. – entrecierra los ojos. – Presentía que le ocultaban cosas y creo que no estaba del todo equivocada. Nos tomará tiempo encontrar la verdad, pero si ellas tienen culpa de que okā-sama haya pasado por todas esas cosas horribles, prometo que pagarán muy caro.

Entonces, otō-sama también duda. – susurra Natsumi, analizando los hechos y dejando pasar por alto la amenaza de Natsuki. – Estando él allá y nosotras aquí, podemos encontrar las respuestas ante nuestras interrogantes. – Natsuki asiente satisfecha.

– Primero debemos encontrar las páginas restantes. – agrega Natsuki a lo que Natsumi asiente de acuerdo.

"Por varios meses, buscamos por todas partes de la casa y no encontramos las páginas faltantes.

Desistimos… por el momento."


...

Reunidos en el centro comercial, disfrutaban de la cálida tarde en compañía de los demás. Natsumi hablaba animadamente con su hermana, Ishida, Hiroshi y Tomoyo. Mientras Eri conversaba con Kimi y Yoshida. Árika parecía estar al pendiente de la conversación de sus amigas, pero de vez en cuando observaba a Chad, quien no despegaba la mirada de Nanami y Taisuke. Éstos últimos estaban tomados de las manos y reían muy enamorados.

Nanami y Taisuke compartieron una misma malteada con dos sorbetes. Cada uno extraía el líquido por el sorbete. Chad parpadeó al ver los labios enrojecidos de Nanami, deseaba besarlos. Más, Taisuke percibió la reacción de Chad y acarició los labios de su esposa pasando los dedos por ellos, desilusionando a Chad. El integrante de Callings desvió la mirada, enojado. Árika agacha la mirada, no podía creer que él estuviera anhelando a su amiga y compañera, a pesar de ver sus anillos matrimoniales. Se pregunta cada vez que lo ve mirarla con amor, ¿Qué necesita para olvidarse de ella?

– ¿Por qué ella? ¿Por qué no puede ser yo? se pregunta Árika, dolida. Alza la mirada. Hiroshi le da unas palmadas a Chad en la espalda, haciéndole reaccionar. Observa a su amiga Nanami realmente feliz con su esposo a su lado. Natsumi compartía un fuerte lazo con Ishida, mientras Natsuki y Hiroshi se llevaban muy bien. Las demás estaban interesadas en chicos que corresponden sus sentimientos, en cambio ella… ella no es correspondida.

Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había dado cuenta que Nanami se levantaba de la silla acompañada de su esposo Taisuke. Ambos se despidieron y retiraron. Kimi y Tomoyo también se levantaron, iban a comprar algunas cosas en las tiendas del centro. Árika y Eri las acompañaron. Entonces quedaron Natsumi, Natsuki, Hiroshi, Ishida, Chad y ella. Chad se veía realmente molesto. No obstante, se puso en pie. Él se iba, pero deseaba acompañarlo. Se alejaba cada vez más.

Natsumi carraspea. – Ve tras él. – le susurra, sonriente. Árika parpadea confusa, entonces los restantes asienten con la cabeza. – Te gusta, ¿cierto? – Árika ruboriza. – Tu rostro responde mi pregunta, por eso debes ir y confiésale tus sentimientos. Si no lo haces te arrepentirás, además Nanami-chan está casada y muy enamorada de Taisuke-san. No lo pienses demasiado. – le guiña un ojo.

– Tienes razón, Mi-san. – se levanta de la silla y corre detrás de él. – ¡Chad-kun! – el aludido se detiene. Ella respira profundo. – ¿Puedo acompañarte? – él parece meditarlo. Ella sonríe nerviosa. – La verdad me siento incómoda estando con ellos. – él se encoge de hombros. Ambos caminan lado a lado. Se veía tan guapo con los cálidos rayos de sol iluminando su rostro. Sus mejillas ruborizan. Cuando estaban lejos de sus amigos, decide ser el momento. – Chad-kun, ¿Has pensado enamorarte de alguien más? – él se paraliza. – Para mí es obvio que amas a Nanami-chan, pero ella está enamorada de su esposo. – él desvía la mirada. – ¿Crees que tienes posibilidad si te acercas a ella? ¿Piensas que ella te verá como hombre y no como amigo? – él continúa caminando. La furia se apodera de ella, entonces lo agarra de la camiseta. – Matte! – exclama halándolo hacia ella. – ¡Ella no te amará!

– ¿Qué sabes tú de eso? – haló bruscamente el hombro y ella lo soltó sorprendida. Gira sobre sus talones. – No te has enamorado para saber qué se siente ser lastimado de esa manera. – la agarra por los hombros. – Así que déjame en paz.

– ¿Crees que no me he enamorado? – se suelta bruscamente. – ¡Sí estoy enamorada y del hombre más idiota de Japón! – grita, herida. Él retrocede un par de pasos. – ¡Que sólo tiene ojos para una mujer casada y no me ve con otros ojos! – alza la mirada y las lágrimas escapan por sí solas. – ¿Qué tengo qué hacer para que él me ame? – lo agarra de la camiseta. – ¿Qué puedo hacer para que me veas? – él abre sus ojos como platos. Desliza sus manos. – ¡Me gustas! ¡Me gustas! ¡Siempre me has gustado! – se limpia las mejillas. – No me gusta verte sufrir por Nanami-chan. Ella tiene a un hombre que la ama y respeta. No sufras más por ese amor, yo puedo ayudarte a olvidarla. Úsame como quieras, pero olvídala.

Has perdido la cabeza. – retrocede unos pasos. – No voy a usar a nadie para olvidar este amor. Ella algún día se sentirá inferior a él y hasta entonces podré acercarme a ella para demostrarle mis sentimientos. – gira sobre sus talones. – No vuelvas a decir una tontería así. Tú y yo no somos compatibles. Así que, nunca vuelvas a repetir que me amas. Si lo haces, romperé nuestra amistad. – se aleja.

Devastada, Árika cae de rodillas al suelo. – ¿Por qué? ¿Por qué me tratas así? – se pregunta. Cubre el rostro con sus manos, no deseaba que nadie viera sus lágrimas. Nadie podía verla llorar. – ¡Eres un insensible! – escucha a alguien gritar. Levanta el rostro y ve cómo Natsumi abofetea la mejilla izquierda de Chad.

Natsumi aprieta las manos en puños. – ¡¿Cómo te atreves a tratarla de ese modo?! – sus cejas fruncidas y labios en una línea, señales de estar enojada. – ¡No puedes culparla por enamorarse de alguien insensible como tú! – mira de soslayo a su amiga, quien parecía estupefacta. – Lo siento, Árika-chan, pero no podía quedarme con los brazos cruzados al escucharlo hablar así. Tampoco es que te haya seguido. – ahora mira al chico. – ¡Y tú! – mirada aterradora. Él y Árika tragan saliva. – ¡Si tienes los pantalones bien puestos como para hablarle tan grosero, debes tenerlo para confesarte a Nanami! – él empieza a sudar. – Ahora no eres tan cool, ¿verdad? – Natsumi se cruza de brazos y le sonríe maliciosamente.

Ishida se queda boquiabierto y atónito mientras ve la escena desplegada ante sus ojos. Hiroshi ríe por la suerte de su amigo, así que le da unas palmaditas en la espalda. – Tu novia tiene lo suyo, eh. – murmura, tono burlesco.

– No deberías hablar. – responde Ishida con una venita en la frente.

Hiroshi cierra los ojos. – Sé la joya que tengo. – asiente, dándose la razón él mismo.

Ishida entrecierra los ojos. – Eres un masoquista. – se dice a sí mismo.

Sugoi! – exclama Natsuki, sorprendida y emocionada de escuchar a su hermana hablar así. – ¡Onee-chan es increíble! – agarra el cuello de la camiseta de Hiroshi. – ¿A qué sí? – lo sacude. Él asiente de acuerdo.

Yo…– los presentes prestan atención a Yamaki. – No puedo decirle a Nanami-chan lo que siento por ella. – rostro virado hacia el lado derecho. – Puede que sea egoísta y la desee para mí, pero ella es feliz y no puedo destruir su felicidad. – empieza a caminar. – Si me disculpan…– se marcha dejando a los demás desconcertados.

Natsumi posa su mano derecha en el antebrazo izquierdo, agacha la cabeza. – Creo que…– se muerde el labio inferior. –…me excedí. – siente unos brazos masculinos rodear su cuello. – Ishida. – alzando la cabeza.

Ishida la atrae hacia él, estaba sonrojado. Pues no es típico en él hacer esos gestos. – No te preocupes, se lo merecía. – ella también ruboriza. – Debe entender que, alguien más espera por él. – ella corresponde el abrazo. Ishida acerca su nariz y aspira el aroma a uvas que posee el cabello de Natsumi. – Hueles rico. – susurra muy bajito, lo suficiente para que ella escuchara. Por tanto, ruborizó más. – Te amo, Asumi-chan. – intensifica el abrazo.

Cierra los ojos. – Ahora comprendo ese sentimiento de protección, seguridad y calidez que siente okā-sama cuando está con otō-sama. – se dice para sí misma. – Sientes que puedes hacer hasta lo imposible. Junto a él, todo es posible. – una sonrisa atraviesa los labios. – Yo también te amo, Ishida-kun.

*"Las semanas transcurrieron… La primavera llegó.

Perdimos el tiempo de nuestra investigación para usarlo en entrenamientos. Debíamos prepararnos para las giras, conciertos, ofertas de trabajos y entrevistas. Cada día más agotador. Sin embargo, ver los rostros de nuestros fans me levantaba el ánimo.

Éramos muy populares, nuestra popularidad era innegable.

Estaba feliz, realmente feliz.

Pero…

No era suficiente.

Me atormentaba el pasado de okā-sama. Necesitaba conocer más sobre ella. Debía ayudar a otō-sama a encontrar la verdad. Necesitaba hacerlo.

Era la única forma para volver a empezar y ser una familia feliz."*


...

Sentada en el suelo, espalda apoyada contra la cama, papeles y fotografías regadas por toda la recámara, en especial a su alrededor. Anko tenía la mirada perdida, no veía fijamente la pared al frente. Sus ojos no pestañan, estaba ida. Escucha la puerta abrirse, más no voltea la mirada. Sigue allí, sentada y mirando la nada. Oye que él menciona su nombre, estaba indispuesta.

Suspira, Kakashi toma asiento a su lado. – ¿Por qué te torturas? ¿Por qué sacaste esas fotografías? – apoya la cabeza contra el colchón. – Anko…– posa una mano encima de la rodilla de ella. – Te haces daño. – lo ignora. – Nos hacemos daño. – ella pestaña. – Por favor, no sigas. – ella vuelve la cabeza. Sus ojos habían perdido brillo. – Anko…– cierra las manos en puños. – ¿Qué ganas ahora? – ella inclina la cabeza hacia el lado izquierdo. – Deja el pasado atrás. Nuestros hijos están vivos y nos necesitan. Volvamos a empezar… una vez más.

Su mirada estaba triste. Podía verlo. Él sufría por ella. – ¿Empezar? – Kakashi asiente con la cabeza. – ¿Es lo que verdaderamente quieres? – vuelve a asentir. – ¿No quieres saber porqué hemos sufrido tanto? – él desvía la mirada, podía sentir su inseguridad. – También deseas saber, pero no quieres conocer la cruel verdad. – el Hatake se muerde el labio inferior. – No temas. – él abre sus ojos desmesurados. – No te culpo de nada. – extiende su brazo derecho, posa su mano en la masculina mejilla. – Te amo y eso no cambiará. – sus mejillas ruborizan. – Pero por favor, no te culpes más. – Kakashi nota los ojos de ella volver a tener ese característico brillo. – Tú no ocasionaste ese accidente. Así que…– se abalanza sobre él, lo abraza. – No llores a escondidas. Te he visto. – Kakashi no reacciona. – Esa noche me enojé, te grité cosas horribles. – esconde el rostro en el pecho de él. – Verla en tus brazos, me enloqueció. Sabía que eras inocente, pero salí huyendo. Sentí que ella te iba alejando de mí. Perdóname por no ser tan fuerte como debería. – Kakashi vuelve en sí y rodea sus brazos alrededor de ella. – No eres ese tipo de hombre que engaña. Ellas me engañaron y la rabia cubrió mi pecho. – ella se aferra. – Por mi culpa has sufrido tanto. ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!

No te disculpes, no tengo nada que perdonarte. – le susurra suavemente. – Siempre estaré contigo, eres mi mariposa, ¿recuerdas? – ella asiente. – Puedes volver a ser la mujer de la cual me enamoré. Quiero seguir enamorado de esa mujer segura, dedicada, orgullosa, amable y llena de amor. Sin rencores.

– ¿Sin rencores? – pregunta, con un deje de inocencia.

Kakashi le regala una sonrisa. – Sin rencores. – repite, con sinceridad.

Anko se aparta, recoge las fotografías. – Kakashi…– él le ayuda a recoger. – Yo…– detienen sus labores. – Trabajaré duro para ser esa mujer. – un leve rubor cubre sus mejillas. – Pero…– agacha la cabeza. – Lo que dije en Japón respecto a esos incidentes, es verdad. – Kakashi siente un fuerte golpe sacudir su pecho. – En aquel momento, me sentí acorralada. Por eso…– su cuerpo empieza a temblar. – Por eso te confesé lo que había guardado por muchos años. No quería hacerlo para no agobiarte, pero…– se lleva las manos a la cabeza. – ¡Ya no quería seguir ocultándolo! ¡Tenía miedo de lo que podían seguir haciéndome! – solloza.

Kakashi rodea sus brazos alrededor de ella y la atrajo a su regazo. Ella llora en su regazo temblando. – Te creo. – ella deja de llorar. – Me parecía sospechoso desde un principio. Por eso no me alejaba de ti. – acaricia el largo cabello de ella. – Hice todo lo que hice para tenerte cerca. Creí que alguien te quería muerta para obtener tu herencia, pero me equivoqué. – mirada ensombrecida. – El enemigo estaba más cerca de lo que pensaba. – la aprieta contra su pecho. – Fallé en protegerte.

Ella niega la cabeza. Se aparta un poco, lo suficiente para ver su rostro. – No. Te equivocas, me protegiste. – sonrisa. Él le devuelve la sonrisa. – Seré más fuerte. Estarás orgulloso de mí. – apoya la mejilla en el pecho masculino. Su mirada se torna fría y decidida. – Pagarán por hacerte sufrir. Pagarán por lo que me hicieron. – alza la cabeza y posando sus manos en las mejillas de él, lo besa. – Pagarán por destruir a mi familia. – separa sus labios. Sonríe agradecida, está feliz de estar a su lado. – Tan pronto regrese a Japón, ellas sufrirán un destino parecido al mío. – sonriéndole a Kakashi, ambos recogen los documentos regados en el suelo. – Pero será mucho peor. – de repente, deja escapar un quejido.

– ¿Qué sucedió? – Kakashi se apresura y le observa la cortada en el dedo índice. – Sólo es una cortada. – nota que ella observa fijamente la sangre escapar del dedo. Confundido, acerca el dedo a sus labios y se lo entra a la boca, succionando la sangre.

Ella siente su cálido aliento y su lengua tocar la herida. Sonroja. – K-Kakashi…– él parece ignorar el llamado y continúa su labor. Intenta mentalmente apartar su dedo, pero no puede hacerlo, su cuerpo no responde a sus órdenes, sólo a la reacción que le provoca él al lamer su dedo. – K-Kakas… Ah! – lo sabía. Él lo sabía. Ese es uno de sus puntos débiles. Kakashi le mira seductoramente, mostrando unos ojos libidinosos. – Ah… E-Espera…– poco a poco va acortando la distancia entre los dos. Cuando su cuerpo al fin responde a sus órdenes, Kakashi le agarró la muñeca y la haló hacia él. En un acto impulsivo, la besó apasionadamente. Anko procura alejarlo, pues no es el momento. Pero sentir sus cálidos y húmedos labios degustar de su boca, relajó su cuerpo. Se dejaron caer lentamente en el suelo, siguiendo sus instintos. Después de todo, hace años que son marido y mujer.

Cuando ella se aferró a él, Kakashi deshizo el beso. Contempla fijamente sus claros ojos. – Te amo tanto, mariposa. – deposita un tierno y casto beso en sus labios, entonces acomoda la cabeza en el voluptuoso pecho de Anko. – Sentir tu calor es lo más gratificante para mí. – entrecierra los ojos. – Espero me perdones por lo que haré tan pronto regresemos a Japón. – besa el pecho de Anko y vuelve a acomodar la cabeza. – Si ellas son culpables, les haré pagar cruelmente cada uno de sus actos. – su mirada se torna fría e irreconocible. – Nadie lastima a mi esposa y se queda impune. Mancharé mis manos con sangre, pero valdrá la pena por ella. – se remueve, mientras ella juega con su plateado cabello. – A mi mujer nadie la toca. – rodea los brazos alrededor de ella. – Sólo yo puedo. – susurra.

– ¿Ah? – Anko arquea una ceja. Se desconcierta al sentir que los brazos de Kakashi la aprieta fuerte, está usando demasiada fuerza. Pero no importa, ya que él jamás la lastimaría. Cierto, nunca le levantaría una mano. Confía ciegamente en él, así como hasta ahora lo ha hecho. Poco a poco, se va tranquilizando. – ¿Mejor? – él asiente. Lo sabía, él la ama y cuida como a una muñeca de porcelana. – Te amo. – intensifica el abrazo.

Así, acostados en el suelo y abrazados, Kakashi sobre ella, sus miradas se vuelven serias y resueltas. Sabían lo que tenían que hacer para empezar de nuevo, otra vez. Ninguno percibe la extraña mirada del otro, pero comparten un mismo sentimiento de rencor que le ocultan a su compañero. Ese sentimiento pronto será resuelto una vez regresen a Konoha. – Unos meses más y exterminaré la plaga desde la raíz. – piensan para sí mismos, sin saber que después de compartir tantos años, están muy bien sincronizados.


...

Sentada en la silla junto a la barra, Kurenai bebe un trago de vodka. Cierra los ojos suspirando, los abre. Golpe seco en la barra. – Nuestra Anko se recuperó fabulosamente. – musita Kurenai mirando a Anko, quien viste un refinado, ajustado y corto vestido negro destellando brillos en la parte superior y una sedosa bufanda que hace juego con el vestido. Ella camina con delicadeza, cual le caracteriza. Su pelo violeta liso, los flequillos bonitamente peinados hacia el lado derecho y aprensado con el peculiar broche plateado diseño mariposa. Kurenai acerca la copa a su nariz, olfatea y da un pequeño sorbo.

– Sí. Sabía que podía volver a ser ella misma. – murmura Mikoto, sonriente. Su sonrisa desvanece. – Aunque tenía miedo de que ella dejara este mundo. Estuvo a un paso. – toma la copa y bebe de sorbo el vino.

Shizune coloca la copa sobre la barra. – Gracias a kami-sama, ella se recuperó. – mueve sus ojos hacia Anko. Fue entonces que notó la mirada asesina de Anko puesta sobre ellas. Parpadeó, Anko les miraba sonriente. – ¿Qué fue eso? – se pregunta, nerviosa. Ve a Kakashi abrazar a Anko y halarla hacia la pista de baile. A pesar de los años transcurridos siguen amándose. Realmente envidió ese tipo de amor.

Yugao toma asiento al lado de ellas. – Lamento llegar tarde. – pide al bartender un whisky doble bien cargado. – Es difícil encontrar estos bares tan ocultos. Anduve por toda la manzana buscando este lugar. Por un momento pensé regresarme. – su pedido llegó. Bebe un sorbo de whisky. Sus amigas ríen nerviosas. – ¿De qué se ríen? No les hago gracia, ¿O sí?

– Es que este bar es muy famoso. Muchos lo conocen. – responde Shizune, sonriendo.

– Oh, lo siento. Soy de esos pocos que no. – interrumpe Yugao, recelosa. Espira. – Como sea, ya llegué que es lo importante aquí. – observa el lugar, los invitados. Anko conversa con uno de los empleados, él asentía a todo lo que ella decía y luego se acerca a ellas.

– Gracias por haber venido, chicas. – dice Anko, haciendo una leve reverencia. – Me hace feliz verlas a todas. – percibe que ellas intercambian miradas confusas. – Es la primera vez después de tanto tiempo que podemos estar así. – toma asiento. – Quería pedirles perdón. – Kurenai entrecierra los ojos, mientras las demás sonríen. – Perdónenme por causarles tantos problemas. – el bartender le coloca frente a ella una copa con zumo de naranja. Anko parpadea sorprendida, sin embargo el joven le indica con la mirada que alguien lo había pedido para ella. Sonríe al verlo. – Kakashi…– el rubor invade sus mejillas.

– Sigues enamorada de él a pesar de…– empieza a decir Mikoto, pero Yugao le hace seña de que calle.

Anko bebe un sorbo del zumo. Coloca la copa en la barra. Mirada seria. – Kakashi no ha hecho nada malo para que deje de amarlo. – voz firme. – Al contrario, me ha amado desde que me conoció y eso no es un delito. – cierra su mano derecha en puño. – Su único error fue…– agacha la cabeza, los flequillos cubren sus ojos. –…haberlas conocido.

Kurenai y las demás abren sus ojos desmesuradamente. – ¿Q-Qué intentas decir? – interroga Mikoto, titubeante.

Anko alza la mirada, les mira furiosa. – Al instante de conocerlo, todas ustedes se enamoraron de él, de mi prometido. Y no hicieron nada para olvidarlo. – agacha la mirada. Sus ojos destellaban furia, odio, rencor, venganza. – Las odié con todo mí ser. Eran mis amigas, pero los amigos no hacen las atrocidades que todas hicieron. – Shizune traga saliva. – Intentaron matarme en varias ocasiones. – miran fijamente a Anko, quien aprieta las manos en puños. Mira a Mikoto, la aludida empieza a temblar. – ¡Tú cortaste la soga para que esos rieles cayeran sobre mí! ¡Deseabas quitarme del camino, ¿Verdad?! – sonrisa cínica. – ¡Pero no contabas que la plataforma fuera resistente! ¡Un poco más y hubiera muerto!

Rápidamente Mikoto se levanta de la silla y retrocede dos pasos. – N-No, estás equivocada. Yo no…– agacha la cabeza. – ¡No hice nada de eso!

Anko mueve los ojos hacia Shizune, quien está nerviosa e indecisa de si huir o quedarse. – ¡Tú! ¡Colocaste un somnífero en mi bebida la noche que Kakashi me pediría matrimonio! ¡Por tu culpa casi muero ahogada en la piscina del hotel! ¡Por tu culpa había perdido mis ganas de vivir! – aprieta los dientes con fuerza. – ¡Casi muero!

Shizune sacude su cabeza, negando aquella acusación. – N-No. – se lleva las manos a la cabeza. – ¡No me atormentes ahora! ¡Yo no lo hice! ¡No quería que pasara eso! ¡Te lo juro! – grita desesperada, sacude su cabeza angustiada.

Anko se muerde el labio inferior. – Saboteaste mi boda, Yugao. – inhala, exhala. – Ese día iba a ser el más feliz de mi vida. – agarra el vaso y observa el zumo. – Pero olvidaste el poder que tiene mi esposo, él logró restaurar los daños ocasionados. – Yugao desvía la mirada, no sabía qué decir. – Y tú, Kurenai. – la nombrada entrecierra los ojos, cejas fruncidas. – Fuiste cómplice de cada una de esas fechorías. E hiciste lo que no debías haber hecho para una madre. – Kurenai abre sus ojos desmesuradamente. – No lo mencionaré porque recordarlo me hiere profundamente. Pero recuerdas a la perfección tu crimen. – suelta el vaso y se lleva una mano a la frente. – Puedo comprender que intentaron matarme, pero no les voy a perdonar que hayan interferido entre mi esposo y yo. – todas empiezan a temblar, asustadas. – Mi esposo es lo más sagrado que tengo. – Anko se levanta de la silla. Desliza su mano derecha lentamente dentro del bolso. – ¡No les perdonaré el daño que me hicieron! – Extrae un calibre.22 – ¡Empezando por ti! – mirando a Kurenai con rabia. Aprieta el gatillo, dispara.

Kurenai abre sus ojos y toma asiento en la cama. Respira profundo. – Espantosa pesadilla. – susurra. Mano en su pecho, sintiendo el rápido palpitar de su corazón. La visión del rostro de Anko totalmente entristecido, invadió sus pensamientos. – Anko… en verdad, lo siento. – siente a alguien removerse a su lado. – Asuma…– se acomoda a su lado, acaricia el pelo negro del Sarutobi. – Gracias por estar conmigo y perdóname por el daño que también te causé. – se dice para sí misma, sonriendo nostálgica. – Por mi culpa, tu amistad con Kakashi se vio afectada. – besa su mejilla. – Desearía no haberme involucrado tanto en sus vidas. Soy la razón del porqué ya no son amigos. – apoya la cabeza en el pecho de Asuma. – Me gustaría que ustedes dos se reconcilien. – cierra sus ojos, vencida por el sueño.

Asuma siente la respiración acompasada de su esposa, indicando que está dormida. Abre los ojos. Su mirada segura se torna dudosa. – No puedo verte a la cara, Kakashi. No fui justo contigo. – mueve la cabeza hacia el lado izquierdo, en dirección a la ventana. Las cortinas se mecen al compás del viento, permitiéndole observar la luna llena.

– Flash Back –

La luminosidad de la luna entra por la ventana. La oficina no necesitaba de luz eléctrica cuando tenía esa hermosa luminiscencia. Kakashi estaba revisando unos documentos con la silla girada hacia la ventana. Sonríe al ver la plácida vista. De pronto, siente la presencia de alguien particular arribar a su despacho. – ¿Se te ofrece algo, Asuma? – gira la silla y ve a su amigo muy serio. – El que vengas a altas horas a mi despecho, debe de ser un asunto urgente. – concentra su atención a los documentos.

Necesitamos hablar. – sentencia Asuma, decidido y seguro. Al ver que su amigo está sumido en la lectura, decide proseguir. – Es sobre Kurenai. – Kakashi levanta la vista. – ¿Qué tienes que ver con ella? – el Hatake ignora la pregunta y gira la silla en dirección a la ventana. – Ella se te confesó. Entonces, ¿Por qué no le das una oportunidad? Ella en verdad te ama. – camina hacia él, bruscamente gira la silla donde está sentada el Hatake. – ¿Por qué la rechazaste? Ella puede ser una maravillosa esposa.

Kakashi se levanta, alejando a Asuma. Camina hacia la ventana. – No puedo aceptarla ni verla como mujer. – Asuma cierra las manos en puños. – Estoy comprometido y amo a la mujer que será mi esposa.

– Ese compromiso lo has roto, ¿Recuerdas? – grita, desesperado y furioso.

En ningún momento lo hice. – Asuma abre sus ojos, incrédulo. – Anko y yo seguimos comprometidos. Sólo nos hicimos de cuenta que tal compromiso no existía para volver a empezar, porque Anko se sentía incómoda al respecto. – mueve sus ojos y los posa en Asuma. – Pero tanto ella como yo, sabemos que no podemos escapar de nuestro destino y, ese es, estar siempre juntos. – vuelve los ojos al cielo. – Lamento si he sido brusco con Kurenai, pero es la única manera de hacerle entender que no soy ni seré para ella.

– Sufrirás al lado de esa mujer. – aprieta los puños. – Has visto que es víctima de las circunstancias. Alguien intenta matarla y porque estás con ella, la proteges. – agacha la mirada. – Pero no saldrás ileso si sigues con ella. Elige a Kurenai, está sufriendo por ti.

Kakashi niega la cabeza. – Anko también sufre y sufrirá si la dejo. – responde, sin dudar. Vuelve a mirarlo. – ¿Por qué no puedes comprender que la amo? – Asuma se sorprende. – Es por Anko que estoy aquí, por ella no me he derrumbado ante los problemas. Ella es mi luz entre la oscuridad. – cierra sus ojos. – Lo siento Asuma, eres mi mejor amigo, pero no aceptaré tu petición. – presintió que el Sarutobi iba a responder, por eso se adelantó. – Además, no debería ser precisamente tú quien me haga dicha petición. – entreabre los ojos. – Tú la amas. – Asuma retrocede. – Y porque la amas vienes a entregármela en bandeja de plata. Estás equivocado.

– ¿Y qué si la amo? ¿No puedo ayudarla a ser feliz? – camina hacia Kakashi, seguro.

No de esta manera. – responde calmamente.

Asuma lo agarra bruscamente del cuello de la camisa. – ¿Qué sabes tú por lo que estoy pasando? No soporto ver que ella babee por ti, y tú ni al caso. Estoy harto de verla suspirar por un amor no correspondido. – le mira con rencor. – ¡Siempre eres el centro de atención entre las mujeres! ¡No he visto una mujer que se resista a ti!

– No empeores la situación. Suéltame, Asuma. – agarra las manos de Asuma con fuerza. – No quiero discutir contigo. – logra zafarse del agarre. – Así que…– recibe un preciso puñetazo en la mejilla por parte del Sarutobi. Una gota de sangre desliza por la mejilla. Asuma se da cuenta que lo golpeó con la mano que llevaba un anillo. – ¿Te sientes mejor? – la furia se apodera del Sarutobi y se abalanza sobre Kakashi y lo golpeó en las comisuras de los labios y en el estómago provocando que Kakashi se inclinase debido al dolor. – Cof… Cof… No ganas nada golpeándome. Mis sentimientos… Cof… no cambiarán sólo porque tú me lo pidas.

Asuma chasquea la lengua. – Eres patético. – sisea irritado, no puede soportar que su mejor amigo sea tan testarudo y no acepte la realidad.

– Puede que sea patético. Pero…– se limpia la sangre que escapa de sus labios. – Mis sentimientos por Anko son más fuertes de lo que crees, no puedo ni quiero deshacerme de este sentimiento tan cálido. – se incorpora. – Por favor comprende y… cof cof… ponle un alto. – avanza hacia Asuma, pero éste retrocede. – Si no lo haces, Kurenai, tú, Anko y yo saldremos heridos.

– ¡No me hables como si fueras la víctima! – lanza un puñetazo que Kakashi detiene con su mano. – ¡Lo haces por ella! ¡Todo por ella! ¡Preocúpate mejor por tus amigos! ¡Ella no es más que una niña mimada e insegura! ¡No merece que tú…! – no terminó de expresarse, ya que Kakashi le pegó un fuerte puñetazo en la nariz que lo tumbó al suelo.

Silencio.

Asuma alza la cabeza dejando entrever la sangre saliendo de su nariz. Sonrisa mustia. – Me queda claro que mi opinión no cuenta. – añade. Kakashi mantiene la cabeza agachada. Asuma se pone en pie. – A partir de ahora, ya no seremos amigos. Haré lo posible para conquistarla y alejarla de ti. – camina hacia la puerta. Se detiene. – Algún día me darás la razón. Sufrirás a su lado. El camino que has elegido está lleno de espinas.

– Lo sé. – respondió Kakashi sin alzar la cabeza. Asuma se desconcierta. – Pero estoy preparado para lo que venga. Superaré las pruebas. – Dio media vuelta y ve a Kakashi girar sobre sus talones y contemplar la luna. – Buena suerte, mi viejo amigo. – le oyó decir. Esa fue la última vez que hablaron como buenos amigos.

– Flash Back –

Aparta la mirada de la ventana y la concentra en Kurenai, quien duerme entre sus brazos. – Kakashi, has pasado por mucho y lo has soportado. En cambio, yo debería estar apoyándote, pero me dejé llevar. Lo siento, amigo. – rodea los brazos alrededor del cuerpo de Kurenai. – Tienes razón Kure, debería reconciliarme con él. Ha pasado ya veinte años desde entonces. – le susurra, pensando que ella estaba dormitando.

Deberías. – susurra Kurenai entreabriendo los ojos. Asuma parece sorprendido, al instante sonríe. – Ellos han sufrido bastante. – mirada entristecida. – No puedo dejar de preocuparme por Anko. – cierra los ojos.

– Tienes razón. Además, es porque somos sus amigos después de todo. – responde Asuma, cerrando sus ojos lentamente.

Abre los ojos. – Amigos, ¿eh? – se acomoda en los brazos de su esposo. – Creo que esa palabra no deberíamos decirla hasta que ellos puedan perdonarnos. Les hicimos daño, Asuma. – Asuma abre sus ojos, acaricia el sedoso y ondulado cabello de ella. – Conoces nuestro secreto y me arrepiento de haber participado. Pero no pensaba en las consecuencias, sólo deseaba tener algo mío.

– Lo sé. – contesta, sonriendo.

– Si Anko descubre todo, aceptaré mi castigo. Ya no quiero seguir ocultando más nuestro pecado. – se aferra a él. – Si ella se entera, me odiará. No quiero que me odie.

– Comprendo. – la abraza fuerte para transmitirle seguridad y calma.

Lágrimas deslizan por las mejillas de Kurenai. – Ella era como mi hermana menor y yo le hice cosas terribles. ¿Por qué tuve que actuar de ese modo? – solloza. – Ella sólo era tan inocente, una inexperta tratase de sentimientos amorosos. No sabía expresar el amor. Podíamos engañarla fácilmente y caía. ¡Anko, lo siento! – Asuma la apega más a su pecho, calmándola.


...

Al día siguiente…

Academia Star.

De pie frente a la ventana, Kurenai observa a las estudiantes caminar de un lado a otro acompañadas o solas. Se veían realmente felices. Una sonrisa melancólica surca sus labios. – El inicio de un sueño. – susurra. De repente tocan la puerta. – ¡Pasen! – la puerta se abre. Sin necesidad de girarse, sabe quiénes acaban de entrar. – Gracias por venir, Natsumi-chan, Natsuki-chan. – gira sobre talones. Toma asiento en su sillón. – Les pedí que vinieran porque tengo una labor especial para ustedes. – las gemelas intercambian miradas confusas. – Trabajarán como Seiyū.

¿Ehhhhh? – exclaman las dos al unísono. – P-Pero… Nosotras…– ruborizan de la emoción.

Así es. – extrae de uno de los cajones del escritorio, dos guiones. – Me pidieron que fuera especialmente ustedes dos. – apoya los codos en el escritorio, entrelaza sus dedos debajo del mentón. – Además, si aceptan obtendrán más trabajos como éste. – las chicas leen el guión. – Es el primer trabajo como seiyūs, es una buena oportunidad en el ámbito musical. También interpretarán el opening y ending de la serie. ¿Están dispuestas a aceptar?

– ¡Por supuesto! – exclaman al mismo tiempo, completamente excitadas.

Una gota desliza por la nuca de Kurenai. – No se puede negar que son gemelas. – se dice para sí misma, sonriendo.

– ¿Cuándo iniciamos? – interroga Natsuki, nerviosa. Es la primera vez para ella también el interpretar un personaje. La sonrisa de la directora le indicó la respuesta. – ¿Desde ya? – Kurenai asiente.

Deberán presentarse a partir de hoy en el estudio Oriental Light and Magic. – gira la silla hacia la ventana. – Buena suerte, chicas. – ambas hacen una leve reverencia y salen contentas. – Cuento con que puedan mantener su estilo en este trabajo. – cierra sus ojos mientras acomoda la cabeza en el sillón, permitiendo los cálidos rayos de sol tocar su rostro.


...

Largo corredor. Pueden ver a los empleados caminar de un lado a otro, algunos sosteniendo hojas en blancos, otros cuadernos y pocos con café expreso. Estaban muy concentrados y ocupados. Pero cuando vieron a las hermanas pasar, todos asomaron sus respectivas cabezas, emocionados de poder trabajar con ellas. Los más atrevidos, o mejor dicho los valientes, se acercaron a pedir autógrafos. Las chicas se tomaron quince minutos hasta llegar al estudio indicado.

Al escuchar el alboroto, una mujer de corto cabello rosa y ojos esmeraldas, salió del despacio. Sonríe. – Por el alboroto me supuse que habían llegado. – les dice a las chicas. – Gracias por prestarnos su ayuda. – leve reverencia. – Es un honor poder trabajar con las hijas de Kakashi-sensei. – cierra sus ojos, ríe.

¿Ah? – exclaman las hermanas. – ¿Usted conoce a nuestro padre? Ah, quiero decir… bueno…– Natsumi se rasca la mejilla derecha. Natsuki le hala la mejilla. – ¡Onee-chan, eso dolió! – se queja sonrojada. Los empleados se sorprendieron ante el lindo gesto de Natsumi.

– Son graciosas. – la mujer ríe. – Soy la directora de esta sección, Sakura Haruno. – les indica que la sigan. Atraviesan los corredores. – Conocí a su padre cuando viajé a Rusia tiempo atrás. Era muy bueno administrando sus empresas y llegué a ser su alumna porque mi padre se lo pidió. – cejas fruncidas. – Mi padre quería que me hiciera cargo del negocio familiar, pero lamentablemente elegí mi propio camino. – las Hatake parpadean. Mira de soslayo a las hermanas. – Son idénticas a su madre, Anko-sensei. – mirada entristecida. – Lamento lo sucedido. Desde hace años no los veo, aunque me hubiera gustado estar al lado de Anko-sensei cuando estuvo en coma. – sonrisa melancólica. – La aprecio mucho. La visualicé como una hermana mayor. Fue agradable conmigo. – se detienen. – Desde hoy, trabajarán aquí. – abre la puerta.

Se sorprenden al ver el estudio de grabación, un poco más pequeño del que usan para grabar sus canciones. – Increíble. – susurra Natsuki, era la primera vez que entraba a un estudio de animación.

Sakura les entrega sus respectivos. – Les presentaré al personal con quienes trabajarán el tiempo que nos tome terminar. – ellas asienten. Les presentó cada uno de los empleados, estaban emocionados de poder trabajar juntos. – Vamos a hacer una prueba, ¿Les parece? – afirman. Natsumi y Natsuki entran a la sala de grabación, se colocan los audífonos y posicionan frente al micrófono. Cada una con sus propios instrumentos. – Ensayen la página 4. – después de escuchar sus voces bien acopladas les indicó que eran perfectas para el papel.

Una joven de la misma edad que las hermanas, de pelo sumamente corto y rubio las observa entusiasmada. Al momento de ellas salir de la sala, se abalanzó sobre Natsuki. – ¡Natsuki-chan! – exclama.

– ¿Yui-san? – enarca una ceja. Natsumi retrocedió estremecida. – ¿Hace tiempo, verdad? ¿Cómo has estado?

Se separan. – Abandonada por ti. – le apunta con el dedo, acusadoramente. – ¿Cómo es posible? ¿Ni una llamada? ¡Eres cruel! ¡Estaba preocupadísima!

Un tic aparece en la ceja de Natsumi mientras retrocede un paso más. Natsuki percibió la acción de su hermana, así que sacude sus manos en negación. – ¡No es lo que piensas! – exclama, nerviosa.

No he pensado nada. – murmura Natsumi estupefacta.

– ¡Sí lo estás pensando! – grita Natsuki desesperada.

– No lo hago. – retrocede, entrecierra los ojos.

– ¿Y por qué retrocedes? – venita palpitante en la frente.

– Me apetecía hacerlo. – responde tratando de actuar lo más normal posible.

Natsuki iba a responderle, pero Yui aclara la garganta. – ¿Cómo sigue tu madre? Escuché que está en Rusia con tu padre. – murmura. – Ya que estoy aquí, me gustaría conocer al pequeño Koishi. – sonrisa pícara. – Quisiera abrazarlo. – posa mano derecha en cadera, izquierda en su cabello. – Las demás se han preguntado por ti. Ahora que te veo, antes eras como un esqueleto, pero ahora estás gorda. – Natsuki se queda de piedra, el aliento se le escapa y cae al suelo estilo animé. – Bromeo. Te ves como toda una modelo. Aunque las dos tienen el mismo cuerpo. – sonrisa nerviosa. – Las envidio. – dice para sí misma viendo los generosos senos de las chicas. Se mira a sí misma con lástima, pues sus senos son demasiados pequeños. – Los míos no crecieron. Debí haber tomado más leche. – niega la cabeza, derrotada.

– Yui-chan, me alegro que hayas venido. – dice Sakura, acercándose a ellas. – Ella trabajará con ustedes.

Yui hace reverencia. – ¡Cuiden de mí! – murmura, sonriendo.

También cuida de nosotras. – dice Natsumi reverenciando. Entretanto Natsuki sigue en shock por lo de esqueleto y luego gorda. – Onee-san lo sintió mucho. – sisea preocupada. – Llamaré a Hiroshi-kun para que venga por ella. – susurra en voz baja, lo suficiente para que su hermana escuchara.

– ¡No es necesario! – exclama Natsuki poniéndose en pie. – ¡Estoy en perfectas condiciones! – ríe entusiasmada. Mira a Natsumi, ojos entrecerrados. – No es necesario llamar a ese baka. – mira a Sakura. – ¿Podemos iniciar hoy?

– ¿De verdad, estás bien? – pregunta Haruno, preocupada.

¡Por supuesto! – sonrisa.

– Entonces, vamos a iniciar con las grabaciones de sus voces. – Sakura se aleja acompañada de Natsuki.

Yui sonríe. – Al fin conozco la famosa hermana de Natsuki-chan. – Natsumi parpadea confundida. – No es por nada malo, así que por favor no desconfíes de mí. – extiende una mano. – Espero, puedas darme la oportunidad de ser amigas. – Natsumi acepta su mano. Ríen. – Es tan linda como su hermana. – se dice. – Demos lo mejor de nosotras. – aprietan sus manos. – No me alejarás de Natsuki-chan aunque seas su hermana. – susurra. Suelta la mano de Natsumi y se aleja.

– ¿Ah? – frunce las cejas. ¿Escuché bien? – tic en la ceja derecha. – ¿Tengo una rival? ¡Pero si Natsuki y yo somos hermanas! – irritación. Una idea viene a su cabeza. – ¿Acaso esa chica quiere a onee-chan? – se cubre la boca, más una sombra negra se visualiza en su frente. – Presiento que serán largos días. – se dirige hacia la sala por donde las demás encontraron. Cuando entró, escucha la voz de su hermana que encaja perfectamente con el personaje, su desenvolvimiento es fabuloso. Natsuki la miró de repente y le sonrió feliz. Ella estaba realmente feliz con el trabajo.


...

Los flashes de las cámaras invadieron la pequeña sala. Yui, Natsumi y Natsuki, sentadas detrás de una mesa rectangular equipadas con micrófonos para cada una, sonríen mientras los camarógrafos y reporteros hacen su trabajo. Sakura estaba sentada al lado de Natsuki muy sonriente. Detrás de ella, un póster de tres personajes ficticios del animé Steel Angel Kurumi. – La segunda temporada de Steel Angel empezará a transmitirse dentro de unos meses. – comenta Sakura, mirando de soslayo a las tres chicas. – Esperamos seguir contando con el apoyo de nuestros seguidores. – sonrisa.

¿Es cierto que Tsuki-chan será la Seiyū de Kurumi? – interroga uno de los reporteros, emocionado. Los demás asienten la pregunta.

Sakura afirma. – En efecto. Al escuchar su voz, nos dimos cuenta que era la ideal para hacer ese papel. – Natsuki sonríe. Los flashes vuelven a apoderarse de la habitación. – Saki será interpretada por Asumi-chan. Y Karinka por la señorita Yui-san.

– ¿Qué se siente interpretar el papel de Saki, Asumi-Cchan? – interroga otro de los reporteros.

Natsumi sonríe nerviosa. – Estoy muy emocionada de haber sido escogida para hacer la voz de éste personaje. – sonrojada. – Es la primera vez que realizo un proyecto como éste, así que, espero no decepcionarlos. – cierra sus ojos como en una sonrisa. Los presentes sonríen. Natsuki mira a su hermana y asiente la respuesta, mientras Yui no parece feliz.

– Yui-san, ¿Vino a Japón sólo para este proyecto o tiene otros en espera? – pregunta una reportera muy interesada por la aparición de la actriz.

– Después de concluir las grabaciones de animación, tengo otros proyectos como Seiyū y la filmación de una película. – responde dominando el léxico a la perfección. – Mi agenda estará muy apretada, ¿Verdad? – risas.

– Tsuki-chan, Asumi-chan, ¿Cuándo será el próximo concierto de C-ute? Ya estamos esperando con ansias. – ante la interrogante, los presentes comienzan a murmurar.

Natsuki aclara la garganta. – Por ahora C-ute no tiene agendado ningún concierto, estamos coordinando algunas actividades y pronto estaremos grabando nuevos temas. – se lleva el dedo índice al mentón, dando un toque infantil. – Aunque puede que los sorprendamos. – los murmullos se apoderan de la sala.


...

Por otro lado…

Sentada en la esquina de la cama, veía dicha entrevista a través de la TV. Una leve sonrisa surca sus labios. – Lo están haciendo bien. – musita, satisfecha. Mira detenidamente las sonrisas de felicidad de las Hatake. – C-ute New Generation ha alcanzado lo que ellas no lograron. Estoy orgullosa de ambas. – se levanta de la cama, recogiéndose el cabello violeta en una coleta de caballo. Se arrodilla, encorva el cuerpo y extrae una caja de abajo de la cama. La abre. – Creo que esto será suficiente. – vuelve a cerrarla. Entonces, sus ojos centran la atención a la TV, donde puede ver a las chicas caminar entre las jóvenes fans. – Han crecido. – sonrisa entristecida. – Pronto nos volveremos a ver.


...

Volviendo con las chicas...

Firman autógrafos a medida que salen del lugar. Los fans las rodean en cada oportunidad. A pesar de haber guardias, los fans son demasiados para poder controlarlos. De repente, empiezan a empujar y sin querer Natsuki se vio envuelta y cayó al suelo. Gimió, se raspó la rodilla izquierda. Natsumi percibió lo sucedido y agarró a su hermana del brazo ayudándola a ponerse en pie. – ¿Te duele mucho? – preocupación en sus ojos.

– Estoy bien. – responde sonriente. Ante la mirada seria de Natsumi, ríe nerviosa con las cejas fruncidas. Desvía la mirada. – No duele tanto. – susurra.

Feliz por la respuesta, caminan a la par. La sesión de autógrafos tuvo que concluir debido al pequeño incidente. Entonces subieron al automóvil, asiento trasero. Natsuki no se quejaba del dolor, pero huía de las manos de Yui quien quería tocar la herida con su pañuelo untado de alcohol. Natsumi reía, más la sonrisa alegre se volvió triste. Por tanto, desvía la mirada hacia la ventana procurando no ser vista por su hermana. Mira su reflejo en el cristal de la ventana, su rostro se veía apesadumbrado.

"Aceptar el papel de Seiyū me hizo feliz.

Pero mi pecho dolía.

No entendía el significado de ese dolor hasta que me di cuenta que no había progresado nada."


(^,^) (^.~)