Annyong haseyo~!
~ Narración de escritora
~ Diálogos
~ Narración de un personaje
~ Pensamientos
Okāsan, doko ni iru no?
(16)
Concierto a plena luz del día, el bullicio de los espectadores no se hizo esperar. Aclaman la aparición de tres estrellas, así como el lanzamiento de la serie Steel Angel. Yui, vistiendo un short azul de mezclilla, medias blancas que le llegan un poco más arriba de las rodillas, camiseta verde ajustada con cuello tortuga y botas marrones, camina de un lado a otro. Mientras, Natsuki viste pantalón de mezclilla azul claro, cinturón marrón, botas marrones de tacón que le llegan a las rodillas, y camiseta rosa de tirantes. Por su parte, Natsumi tiene la misma vestimenta que Natsuki, a excepción de la camiseta azul oscuro.
All:
Pawafuru mirakuru ima kuru!
Hajikeru majikaru wandafuru!
RIRIKARU KOMIKARU koi suru torokeru
Mi-ra-ku-ru-mi!
Natsuki: Kiss kara hajimaru Miracle datte aru yo ne (Natsumi y Yui: aru yo ne)
Ame demo hare demo anata ga iru kara
All: Itsumo zun zun ikeru yo
Natsumi: Tsubasa no haeteru tenshi ni natte tondara (Natsuki y Yui: tondara)
Yui: Ginga no kanata no kirameku CHAPERU de
All: Wedding-bell narasu no
Natsuki:
Shimpai shinai ki ni shinai
Naku no wa ureshii toki da yo
Mamotte ageru watashi no mune de
Kyuin!-tte dakishimete ageru
All:
Pawafuru mirakuru ima kuru!
Hajikeru majikaru wandafuru!
RIRIKARU KOMIKARU koi suru torokeru
Mi-ra-ku-ru-mi!
…
Recámara a oscuras, apenas unos reflejos de la luna entran por algunas aberturas a través de las cortinas, y una pequeña lámpara encendida sobre la mesita de noche. Así se puede divisar la figura de una mujer acostada sobre una cama. Su pelo regado por toda la almohada. Ojos cerrados, respiración calmada. Pronto, abre sus ojos, parpadea. Una triste sonrisa surca sus labios.
Siente el peso de algo hundir un lado de la cama. Era un hombre, quien se acomoda junto a ella, pegando su cuerpo al de ella. Rodea un brazo, atrayéndola. – Anko, ¿Te sientes mal? – interroga él, preocupado por la salud de ella.
– Estoy bien. – responde, dándose vuelta para quedar cara a cara. Extiende una mano hacia él y la posa en la mejilla de él, la acaricia. – Kakashi…– leve sonrisa. – Aún te mantienes atractivo. Recuerdo la primera vez que no conocimos y el día que nos reencontramos. – ríe. – En verdad te comportaste como un pervertido. Me besaste sin permiso robándome mi primer beso. – sigue acariciándole la mejilla. – A veces me pregunto, ¿Por qué me enamoré de ti tan rápido? Ese beso fue el comienzo, y ese beso lo anhelo ahora. – acortan la distancia. Kakashi aprensa los labios de Anko, mueve los propios con maestría y sensualidad. Ella corresponde mientras desliza sus manos alrededor del cuello de Kakashi, enrollando los dedos en el cabello plateado de su esposo. Él corre su lengua dentro de la cavidad de Anko suavemente, entonces posa sus manos por las femeninas caderas apegándola más a él. – ¿No te arrepentirás después? – respira agitada.
– No lo haré, ya está decidido. – responde él, acercando su rostro y acomodándolo en el cuello de ella. Aspira su aroma a lavanda. – Exquisita. – susurra. Besa el femenino cuello. – Supongo que ya enviaste el paquete. – ella afirma. – Entonces, no hay retroceso. Debemos seguir adelante, ¿Sí? – ella afirma.
...
La música resuena por toda la habitación. Yui cantaba emocionada mientras veía la letra de la canción en la pantalla. Yoshida, Kimi y Nanami conversaban o eso intentaban a medida que ingieren el servicio de comida que había solicitado. Taisuke mantiene abrazada a Nanami contra su regazo, ante la mirada inquisitora de Chad. Árika pretendía estar al corriente de la canción que canta Yui, pero su atención estaba puesta en Chad.
Por su parte, Natsuki aplaudía y Natsumi resoplaba. Ishida, quien se había dado cuenta de la actitud negativa de Natsumi, le alborota el cabello. Ella responde con una sonrisa. Hiroshi le seguía el juego a Natsuki, aplaudiendo. Cuando Yui terminó de cantar, todos aplaudieron, algunos por cortesía, otros encantados.
– ¿Quién sigue? – pregunta Yui, mirando a los demás uno a uno. – ¡Ya sé! – chasquea los dedos. – Natsuki-chan, ¿Qué te parece esta canción? – le muestra la tableta. – ¿La selecciono?
Natsuki observa a sus amigos. – Puedo cantarla, pero es un dúo. – responde, desilusionada.
– Déjame ver. – dice Hiroshi, arrebatándole la tableta a Natsuki. Se levanta del sofá, extiende una mano hacia Natsuki. – ¿Me acompañas? – sonriendo y negando la cabeza, la Hatake se pone en pie y toma el micrófono. Una suave sintonía empieza a sonar.
Lie To Me OST
Tema: Lovin Ice Cream
Hiroshi:
Aiseu-keurim-sarang dugeun-dugeun-sangsang
tal-kom-han seolle-im sal-sal-no-gadeu-reo
haengbo-khan-sun-gan ppajyeo-deuneun hyimang
ta-gawah- neukkyeobwah eum.
Tomados de la mano, caminan tres pasos hacia el lado derecho mientras mecen sus manos unidas. Danzan tres pasos hacia el lado izquierdo. Vuelven a repetir los mismos pasos.
Hiroshi y Natsuki:
Oh…
Aiseu-keurim-sarang dugeun-dugeun-sangsang
tal-komhan seolle-im sal-salno-gadeu-reo
haengbokhansun-gan ppajyeodeuneun hyimang
ta-gawah- neukkyeobwah My sweetest love.
(Hiroshi alza la mano de Natsuki y ambos la agitan en el aire.)
Lalalalara larara-rara-ra larara-rara-ra lararala.
Natsuki suelta la mano de Hiroshi y se aleja de él dos pasos. Por su parte, Hiroshi niega la cabeza, sonríe. Camina hacia ella, posa una mano en el hombro de Natsuki, mientras ella vuelve la cabeza, suaviza la mirada. Natsuki avanza tres pasos alejándose más de él, pero luego recapacita y regresa.
Natsuki: Sankkeumhan orenji syabecheu
Hiroshi: Sarangseureon neowahhamkke
Natsuki: Hyanggeuthan ta gateun bo-gato
Hiroshi: Sarangseureon neowahhamkke
Natsuki: Parameun sallang-sallang keunimi misojinne
neukkyeobwahyo kkumgateun isun-gan
sarangye immajjumhajyo.
Se toman de la mano, entrelazan sus dedos. Hiroshi la incita a bailar moviendo los pies de un lado a otro. Ambos en sincronía, dan tres pasos hacia el lado derecho, luego al izquierdo. Vuelven a repetir los mismos movimientos en el coro.
Hiroshi y Natsuki:
Aiseu-keurim-sarang dugeun-dugeunsangsang
tal-komhan seolle-im sal-salno-gadeu-reo
haengbokhansun-gan ppajyeodeuneun hyimang
ta-gawah- neukkyeobwah My sweetest love.
(Alzan las manos y las agitan en el aire.)
Lalalalara larara-rara-ra larara-rara-ra lararala.
Natsuki entrecierra los ojos. Él aprieta su mano con fuerza, indicándole que no la dejaría ir. Ella acepta dicha petición. Acortan la distancia. Hiroshi parpadea lento y le sonríe. Natsuki desvía la mirada, ya sus mejillas estaban sonrojadas, pero le sostiene la mirada.
Natsuki: Hanseupun neohanib nahanib
ib-kaye miso-ga hankadeuk
Hiroshi: Hanseupun neohanib nahanib
haengbokhan chu-eo-geul keuryeo-gayo
Natsuki: Ta-ga-oneun haessal- po-geunhame heumppeok
neukkyeobwahyo kkumgateun isun-gan
sarange imma-jjumhajyo.
Natsumi sonríe feliz al ver a su hermana divertirse de esa manera, en verdad le agradece a Hiroshi por quererla hacer feliz porque lo necesita. Ishida toma la mano de Natsumi, ella intensifica el agarre.
Hiroshi y Natsuki:
Aiseu-keurim-sarang dugeun-dugeun-sangsang
tal-gomhan seolle-im sal-salno-gadeu-reo
haengbokhansun-gan ppajyeodeuneun hyimang
ta-gawah neukkyeobwah My sweetest love.
Natsuki suelta la mano del Sarutobi, niega la cabeza para luego entrecerrar los ojos. Se distancia mientras Hiroshi espera en el mismo lugar. Él iba hacia ella, pero no se atrevía. Natsuki dio vuelta y poco a poco se acercaba a él. Estando cerca uno del otro, ella posó una mano en la mejilla masculina.
Natsuki:
Sareureunno-geun geudaereul pomyeon sarangeul neukkijyo
if so beautiful sara-ngeu-mareurhaebwahyo
mae-il neowah hamkke! ~~hae!~~~
cho-geumdeo ta-gawah-jwo.
Hiroshi toma la mano posada en su mejilla y la aprieta. Sonriendo, la anima a sincronizar el baile. Ella, riendo, gira sin soltar la mano del Sarutobi.
Hiroshi y Natsuki:
Aiseu-keurim-sarang dugeun-dugeun-sangsang
tal-komhan seolle-im sal-salno-gadeu-reo
haengbokhansun-gan ppajyeodeuneun hyimang
ta-gawah neukkyeobwah My sweetest love.
(Manos entrelazadas, las alzan y agitan en el aire al compás de la música.)
Lalala-rara lalala-rarara
Larara-rarara larara-rarara lalalara lararararara
Ta-gawah neukkyeobwah My sweetest love.
(Hiroshi besa la mejilla de Natsuki)
Los silbidos por parte de los chicos y aplausos por parte de las chicas, no se hicieron esperar. – Onee-san, no sabía que hablaras coreano. – musita Natsumi, sorprendida.
– Aprendí en un viaje. – responde Natsuki, tomando asiento. – Conozco entre otros idiomas. – sonrisa. – Hiroshi y yo fuimos contratados para filmar una película Coreana, ese es el porqué él también puede hablarlo. ¿Cierto? – mirando al Sarutobi.
Hiroshi rodea un brazo alrededor del cuello de Natsuki, quien resopla. – Desde entonces, ella no me pela. – musita entre dientes. Ella desvía la cabeza, evitando que vean sus mejillas sonrojadas. – Hemos sido amigos desde que ella tenía cinco años y nos llevábamos muy bien. Pero desde esa filmación, es distante conmigo.
Enojada, mueve bruscamente sus hombros logrando que Hiroshi retire su brazo. – Conoces el motivo. – lo fulmina con la mirada.
– No tenía opción. Estaba en el guión y si no lo hacía, habrían reiniciado la toma. – responde Hiroshi hastiado. Ella iba a responder, pero él prosiguió. – Te gusta recordarlo, ¿Será que te encantó? – las mejillas se tornaron de un rojo carmesí. – Eso responde a mi pregunta. Debería tomarlo en cuenta para repetirlo algún día, cuando me aceptes enserio.
– Etto… ¿Entre ustedes pasó algo? – interroga Árika, quien estaba ajena al tema.
– Es lógico lo ocurrido. – responde Chad, intercambiando miradas con Árika. Ella agacha la mirada, sintiéndose una idiota por preguntarlo. – Hiroshi le robó el primer beso a Natsuki, eso es todo. A pesar de estar saliendo juntos, ellos no se han bes…– es interrumpido.
Natsuki le lanzó el micrófono, dándole de lleno en la frente. – Ni una palabra más. – mejillas sonrojadas debido a la furia. Mira a Hiroshi. – ¿Por qué no lo detuviste? – lo agarra del cuello de la camisa. – El que me hayas dado mi primer beso en aquella filmación, no te da el derecho de decirle a tus amigos lo ocurrido. – lo zarandea bruscamente. – ¡Eres un idiota! ¡Siempre me haces enojar! – gruñe. – No comprendo porqué lo recuerdo. – mejillas color carmesí. – Quizás sí me…– el rubor intensifica violentamente. –…gustó. – esconde el rostro en el pecho de él. – Idiota…– se aleja. – ¿Cómo me puede gustar un idiota como tú? – lo zarandea con más fuerza. – Tú, idiota. No mereces mi preocupación. – siente su teléfono móvil vibrar. – Disculpen. – sale de la habitación. Extrae el móvil y mira el remitente. – Un mensaje. – lee el texto. – ¿Un paquete de okā-sama?
– ¿Qué sucede? – pregunta Natsumi a su espalda.
– Okā-sama nos envió un paquete desde Rusia. – responde Natsuki, extrañada. – Es lo que dice Chizuru en el mensaje. – le entrega el móvil a su hermana, quien lo lee afirmando el contenido. – Debemos regresar a casa y ver el contenido del paquete. – Asumi asiente. Vuelven a entrar a la sala. – Chicos, Asumi y yo nos marchamos a casa. Se nos presentó un inconveniente.
– Puedo llevarlas, vine en mi automóvil. – dice Hiroshi, poniéndose en pie.
Taisuke mira a Nanami y ella asiente. – Si no es inconveniente, nosotros las acompañaremos. Tomaremos el mismo camino. – dice ella, levantándose del sillón con ayuda de su esposo.
– Temo rechazar la oferta, pero ya nos esperan en el estacionamiento. – responde Natsuki, dudosa. – Gomen! – inclina la cabeza. – Pero es un asunto familiar.
– Estamos conscientes, Natsuki-chan. Puedes estar tranquila. – responde Nanami, mientras Taisuke coloca su brazo alrededor de la cintura de ella. – Nosotros ya nos vamos. – se despiden con un movimiento de manos. Taisuke abre la puerta para ella. Ya en el pasillo, mientras lo atraviesan, Nanami entrecierra los ojos. – Taisuke…– se detienen. – Asumi-chan se veía extraña, ¿Verdad? – mira sus ojos ámbar.
Él desliza su mano derecha dentro del bolsillo del pantalón, la izquierda la pasa por sobre su rojizo cabello. – Es probable, pero son asuntos personales. No deberías interferir, no al menos que ella te cuente. – responde calmamente.
– Siento que se te está forzando. – agrega Nanami, preocupada. – Su sonrisa es fingida y creo que algo anda mal con ella y su familia.
Extiende una mano hacia ella. – Señora Kanroji, ¿Me permite? – sonrisa seductora. – La llevaré a un hermoso lugar. – ella acepta su mano. – ¿Le apetece ir? – La hala hacia sí, entonces la abraza. – No me gusta verte triste. – acerca el rostro al cuello femenino. Besa su cuello. – Quiero ver tu sonrisa. – roza su nariz, haciéndole encorvarse. Al sentir el estremecimiento de Nanami, empieza a succionar delicadamente aquella zona. La oye gemir y agarrar fuertemente su camisa. La apega contra la pared con delicadeza, perdiendo el control al escuchar esos gemidos excitantes.
Por su parte, Nanami siente un cosquilleo en su estómago y un fuerte deseo de sentirse amada en ese momento. Las manos de su esposo se deslizan por sus caderas hasta posarse en los muslos, ella se concentra en la sensación de sus dedos acariciando sus muslos por encima de la falda, él lo hacía con un poco de timidez y presión, pero le gustaba tanto que deseaba que él continuara, pero esas manos gentiles ascienden levantándole un poco la falda. Él rozó sus labios con los de ella, más se miraron por escasos segundos. Taisuke se muerde el labio inferior deseándola con todo su ser, pero el verla sonrojada lo incitaba a ser brusco, más debía ir despacio.
Apoya la mejilla derecha con la izquierda de ella. Sus dedos levantaron su blusa un poco para acariciar su suave piel. Comenzó a subir poco a poco hasta llegar a la altura de sus senos, y con mucha delicadeza deslizó su mano para rozar uno de ellos. La vuelve a mirar penetrante directo a los ojos, esperando el permiso. Ella cerró sus ojos, ansiosa de sentir esos labios sobre los de ella. Cuando al fin sus labios hicieron contacto, la ansiedad explotó y un toque eléctrico recorrió su cuerpo, el beso que él intentaba ser tierno terminó siendo pasional. Su lengua era suave y jugueteaba con la de ella dentro de su boca, muerde sus labios y su aliento agitado chocaba contra los labios de ella.
Taisuke apegó su cuerpo, sintiendo ella su pronta dureza restregarse contra su ser. Por su parte, Nanami se abrazó a su cuello y le besó los labios mientras él acariciaba sus caderas. Esas caricias eran calientes y desbordantes de ternura y pasión que dejó escapar un gruñido ronco. De repente, él flexiona la rodilla obligándola a abrir sus piernas y sentir su erección apretar sus muslos. Ella no podía resistirse, la ansiedad y necesidad de tenerlo bajo su manto era intensa. La palpitación en su parte íntima impulsaba en deseo, lo llamaba, lo anhelaba. Necesitaba hacérselo saber, pero él ya lo sabía.
Acerca sus labios a su oído. – Vamos a casa. – le susurra a ella, lo cual pudo asentir inevitablemente ansiosa. La toma de la mano y descienden las escaleras con suma rapidez procurando no caer.
Estaban tan centrados en ellos mismos que no percibieron la presencia de Chad, quien los vio descender a toda prisa. El rostro de Nanami se veía iluminado y ansioso, mientras que Taisuke estaba emocionado. Esas expresiones podía tener un motivo y él ya lo sabía. Esos gestos se quedaron grabados en su mente, no podía apartar de sus pensamientos las facciones excitadas de esos dos. – Maldición… ¡Maldición! – puñetazo en la pared. – ¿Por qué tú, Nanami? ¿Por qué me enamoré de ti? – toma asiento en las escaleras. – Me pregunto cuántas veces él te ha hecho el amor y tú feliz, sintiéndote maravillada. Cuando imagino tu rostro sudoroso y debajo de él, me hierve la sangre. – el recuerdo de Taisuke atrayendo a Nanami y sentándola sobre sus piernas ocurrido en la sala y otros actos como abrazándola inunda sus pensamientos. – ¿Por qué no puedo olvidarte? ¿Cómo lo hago?
– Deja de aferrarte a ese amor. – responde una melodiosa voz a su espalda.
– Vete, por favor Árika. – responde Chad, sin siquiera mirarla. – A ti te hice daño y no quiero hacerlo de nuevo. – suspira, desganado.
Árika desciende dos escalones, le mira. – ¿En verdad, quieres olvidarla? – él presta atención. – ¿Qué estás dispuesto a arriesgar por cumplirlo? – gira sobre sus talones.
– ¿Qué quieres decir? – frunce el entrecejo.
– Yo arriesgaría todo por ti. – mirada entristecida. – ¿Me acompañarías a un lugar? – extiende una mano. – Por favor. – suspirando, él toma su mano.
Salen del karaoke. – ¿A dónde vamos? – pregunta Chad, sin entender. Ella camina dos pasos delante de él en dirección recta sin musitar palabras. – Árika, no tengo tiempo para tus juegos, así que dime de una vez a dónde me llev…– ella se detiene frente a un edificio. – ¿Estás bromeando? ¿Qué hacemos aquí? – mira fijamente el letrero de aquel pequeño edificio: Motel. – Te llevaré a tu casa. – roza el hombro de ella. Sabía que algo no andaba bien.
Árika agacha la cabeza. – Quieres olvidarla, este es el mejor método y yo seré tu cura. – media vuelta. – ¿Te arrepentiste? ¿Ya no quieres hacerlo? ¿O es que todavía la sigues deseando? – lo agarra del cuello de la camiseta. – ¡Contesta! ¡Puedo ser tuya si así lo deseas! Estoy aquí para ti. Haz lo que quieras de mí, pero olvídala. – suaviza el agarre, mientras él mantiene la cabeza agachada. – Chad-kun, no sufras más por ella. Nanami-chan tiene a su esposo, en este momento ellos deben de estar uniendo sus cuerpos y…
Sin decir palabra, la agarró bruscamente de la muñeca y entraron al edificio. Atravesaron el corredor en busca de una puerta. Una puerta que al final del pasillo lograron divisar, la abrió y la introdujo dentro. Al cerrar la puerta, la lanzó fuertemente directo a la cama cayendo sentada. – ¿Esto es lo quieres, no? – estando frente a ella, la tumba por completo. Sube encima de la cama y se sienta sobre ella con las rodillas a ambos lados. Se desabrocha el pantalón y baja el zipper sin mirarla a los ojos.
La mirada de Árika por inercia se posa en la parte íntima de él. Se altera un poco al ver que él tiene una erección, y no era para menos cuando se puede escuchar gemidos provenir de la habitación continua. Poco a poco, Chad acercaba el rostro al de ella. Árika cerró sus ojos, ansiosa de probar esos labios, pero no sucedió. Le abrió su blusa con rudeza despegándose algunos botones, y la despojó del brasier. Sus varoniles manos posaron en el vientre, las palmas ascendieron y se dirigieron a los pechos de Árika. Los cubre con las palmas, los masajea en forma circular mientras apretujaba con presión, arrancándole suspiros de placer. Sus manos eran suaves y un poco rudas, sus dedos largos y muy varoniles. Con esos dedos rozó durante un minuto sus ya duros pezones y enseguida lo acercó a su boca.
Su fresca lengua le provocó escalofríos, besó los pezones como si fuera la última vez que pudiera hacerlo. Mientras con una mano acariciaba el seno que estaba libre, con la otra mano acaricia su muslo. Succionaba y lamía sus pezones mientras su lengua se movía en círculos. Le causaba tanto placer que ella comenzó a gemir un poco más intenso. La textura de su lengua la estaba poniendo cada vez más caliente y no pudo evitar acariciar su cabello castaño con ambas manos, para que no se despegara de sus pechos. Le daba besos sensuales en el vientre mientras rozaba sus senos.
Chad se despojó de su camiseta y se movió un poco, rozando su abultado miembro con su parte íntima. Su clítoris palpitaba como nunca antes, y cerró sus ojos cuando siente las manos de él masajear esa zona por encima del pantalón. – Ah, e-espera C-Chad-kun… Despacio… por favor. – ella podía sentir la fricción y tensión acumularse por todo su cuerpo.
Mira de soslayo las mejillas sonrojadas de la joven, fue entonces que vio en ella el rostro de Nanami. Sus ojos la veían a ella, la deseaba tanto, tanto que la alejaría de su esposo si le fuera posible, pero Nanami ama a su esposo y eso él no puede cambiarlo. – ¿Qué demonios estoy haciendo? – se cubre el rostro con una mano. – Esto no puede ser. No puedo hacerte eso. – se levanta de sobre ella.
Derrotada, Árika le observa alejarse de ella y regresar para depositar en la cama su chaqueta ya que la blusa está desgarrada. Él se viste. – No soy lo suficientemente buena para ti, ¿Cierto? – toma asiento y se abriga con la chaqueta. – Perdóname por incitarte a esto. – se levanta de la cama, arreglándose un poco para salir de aquella habitación. – No volveré a insistir, lo prometo. – camina en dirección de la puerta.
Chad la detiene, agarrando su antebrazo. – Perdón por no corresponder a tus sentimientos. Quiero a Nanami y eso nada lo va a cambiar. – ella agacha la cabeza, desilusionada. – No puedo olvidarla así de sencillo, pero…– Árika alza la cabeza, ilusionada. – Gracias por intentar ayudarme. – la suelta. Se dirige hacia la cama, toma asiento a orillas. – A partir de mañana, haremos de cuenta que no ha pasado nada entre nosotros.
– No quiero mentirme, pero sé cuando no soy amada. – responde Árika, entristecida. – Te devolveré la chaqueta en cuanto pueda. – sale apresurada de la habitación. Ya en el pasillo, las lágrimas escapan de sus ojos. – Lo sabía. – cubre su rostro con ambas manos. – He sido una estúpida. – se limpia los restos de lágrimas, sale corriendo de aquel lugar.
– Perdóname, Árika. Más no puedo hacerte daño, necesito estar seguro de mis decisiones. – murmura Chad, una parte de él se lamenta de haberla dejado ir en ese estado, más ella necesita entender que no es forma de hacer olvidar a alguien que yace en el corazón.
...
Sentados en el sofá de la sala, Natsuki abre el paquete con sumo cuidado. Koishi estaba al pendiente del comportamiento y acciones de sus hermanas, en especial de Natsumi, quien veía detenidamente a Natsuki. La aludida deposita en la mesita central, cuatro sobres de oficio (tamaño carta) con los siguientes destinatarios: K.S., Y.G., S.S. y, M.U. También deposita una carpeta violeta, la cual abre junto a Natsumi. Ambas se dan cuenta que son las canciones de C-ute que no fueron grabadas ni cantadas en vivo.
Mientras Natsuki lee las canciones, Natsumi rebusca dentro de la caja. Allí descubre un recorte de periódico todo amarillento. Lee cuidadosamente el texto ya que el título del reportaje llamó su atención: "Esposa de empresario sufre accidente automovilístico." Aprieta el periódico:
"La esposa del empresario ruso-japonés, Hatake Kakashi, sufrió un desastroso accidente automovilístico después de salir apresurada del salón de eventos del Hotel Platinum Hatake, lugar donde se inauguraba un nuevo proyecto que le traería al joven empresario grandes oportunidades, y debido a este acontecimiento, dichas negociaciones se vieron frustradas.
En dicho evento, había grandes celebridades y figuras de suma importancia para una próspera negociación. Ninguno de los presentes en la fiesta se imaginaba que pasaría semejante acontecer.
Fuentes informan que la joven esposa discutió con el empresario antes de ocurrir este aparatoso suceso. Algunos empleados aseguran verla llorar mientras salía del Hotel Platinum Hatake. Su esposo corrió detrás de ella, pero según el valet parking, el empresario no pudo detenerla."
Asumi deja caer el recorte. No obstante, ve otro recorte de periódico del mismo tiempo que el otro:
"La pasada noche en el Hotel Platinum Hatake se celebraba un acuerdo entre los administradores de la empresa Suply S.A. y el empresario Kakashi Hatake. La elegante fiesta se vio truncada por el repentino accidente de la joven esposa del empresario Hatake, quien iba en un lujoso automóvil. Debido al agresivo choque, ha sido hospitalizada con urgencias y no se sabe el estado de la bellísima esposa.
Algunos de los implicados coinciden en que, la envidiable señora Hatake huyó del Hotel llorando desconsolada. Se desconoce el motivo de sus lágrimas, también si ella intentó estrellarse contra un camión que iba en vía contraria o ella perdió el control del auto. Motivos desconocidos. El empresario Hatake no ha confirmado ni negado el suceso. Lo que sí es un hecho, la gravedad de la salud de la joven."
Asumi entrecierra los ojos mientras contempla la fotografía o lo que de ella todavía se puede apreciar: El automóvil volcado y en llamas. – Onee-chan, este accidente no fue provocado o eso creo. – murmura, no convencida.
– No sé qué creer. – responde Natsuki, frotándose las sienes. – Pero okā-san no mentiría con algo así. Incluso, otō-san le cree. Yo necesito pruebas, si no la encontramos me daré por vencida. – se levanta del sofá.
– Esas cartas… ¿Qué haremos con ellas? – interroga Asumi, centrando su atención en ellas. – Las iniciales no nos ayudan distinguir a quiénes van dirigidas. – las recoge.
Natsuki espira. – No tenemos órdenes de entregarlas. – responde, dejando el tema zanjado. – Koishi, es hora de ir a dormir. – el aludido se despide de Natsumi y ambos suben las escaleras para encaminarse a las recámaras en el segundo nivel.
Al ya no verla, Asumi toma la carpeta. Examina las letras de las canciones cuidadosamente. Su pensamiento en ese instante era que esas partituras son bastante buenas. Su madre sabía escribir canciones estupendas. Estaba orgullosa de tenerla como madre, en verdad no se imaginaba lo maravillosa que es. Fue entonces que, a medida de seguir leyendo las partituras, nota unas suaves y poco visibles líneas debajo de algunas palabras o frases. Retrocede, a partir del comienzo empieza a leer. – ¿Qué? Esto no puede… ser. – prosigue sin apartar los ojos de aquella carpeta. Como si estuviera obsesionada, mueve los ojos en posición de las letras. Toma el periódico y las cartas. Espera escuchar el menor ruido posible en toda la casa. Abre el sobre con las iniciales K.S. Temblorosa, desdobla la carta. Lee poco a poco, comprendiendo el contenido. Aunque el contenido de la misma, iba más allá de lo inimaginable. Abre sus ojos desmesuradamente. Se levanta del sofá, impactada entretanto la carta desliza de sus manos y cae al suelo. – Oh, por Kami-sama. – no sabía cómo actuaría de ahora en adelante. De las dos hermanas, ella tenía que ser la fuerte y evitar que su hermana se involucre.
"No puedo… No podía creerlo.
Descubrí la verdad oculta ante nuestros ojos. Una verdad que separaría a mi familia por el resto de nuestras vidas.
Me preguntaba cómo no nos dimos cuenta antes.
Pero debía callar, no podía decir nada.
Si lo hacía, okā-sama…
Sólo podía pensar en ella y en el daño que le causaron tanto a ella como a otō-sama.
Ellas…
Ellas debían pagar por todo el daño que nos causaron."
Cae de rodillas, impactada. – ¿Por qué tanto daño? – se pregunta, lágrimas desbordan de sus ojos. – ¿Por qué nosotros? ¿Qué hicimos para sufrir tanto? – solloza.
En el comienzo de las escaleras, Natsuki está parada mirando a Natsumi desde esa distancia. Sus ojos melancólicos se tornan fríos y serios. No podía ver a su hermana llorar, menos ver a sus padres ser lastimados de ese modo tan cruel. Su mano derecha sostiene una carta, cual cierra la mano en puño arrugando la hoja en el proceso.
...
Dentro de la sala de grabación, las chicas se ubican cantando. Cada una lleva audífonos. Dos micrófonos. Natsumi comparte micrófono con Nanami y Árika, mientras Natsuki, Kimi y Yoshida usan el otro. Estaban muy concentradas en la letra siguiendo el ritmo que resuena en sus oídos.
Árika y Natsumi: Kimi wa jitensha
Natsuki y Nanami: Watashi wa densha de kitaku
Natsumi y Kimi: De hitotsu me no shingou aoiro de tsuuka
Natsumi y Kimi: Sore demo zuibun hanarete shimatta mitai
Natsuki y Yoshida: Tooku kara te wo furu kimi ni
Natsumi y Kimi: Shiawase wo moratta watashi
Al terminar la canción, las chicas se quitan los audífonos. Cuando salen de la sala de grabación, Shizune les espera sonriente. Ella posa una mano sobre la cabeza de su hija Kimi, quien le regala una sonrisa gracias al gesto. – Necesitarán ensayar lo más pronto posible las nuevas canciones. – dice, entregándoles a las chicas, excepto a las gemelas, una copia de las mismas. – Violet las escribió, así que pongan su mejor esfuerzo. – abre su carpeta que sostiene debajo del brazo. – Veamos… Mm… La directora me confirmó un próximo concierto para… dentro de dos semanas, para darle la bienvenida al verano. ¿Qué les parece? – como respuesta, las chicas se emocionan bastante. – Kimi, necesito que me acompañes. – se despide de las jóvenes cantantes y se aleja acompañada de Kimi.
– ¡Es genial! ¡Un nuevo concierto! ¡Ya lo estaba esperando! – exclama Árika, emocionada.
– Ya que hoy terminaron temprano la grabación, pueden tomarse un descanso. – dice el productor, sonriente.
Las chicas asienten, leve reverencia. – Buen trabajo. – musitan.
– Buen trabajo. Nos vemos mañana. – se despide el director, viéndolas salir de la sala en dirección al corredor.
Atraviesan los corredores. Habían decidido ir a la heladería ubicada frente a la agencia. Cada una se colocó su respectivo disfraz, ya que son celebridades no pueden andar en la calle como si nada. Natsumi se recogió el cabello en un rodete y se puso una boina blanca, ocultando el rodete dentro de ésta, más unos lentes. Natsuki tan sólo se puso unos lentes, pues su pelo estaba recogido en una trenza. Nanami se arregló su bufanda, ocultando su barbilla y se acomoda los flequillos hacia delante. Árika se colocó unos lentes oscuros, por su parte Yoshida se puso una gorra, nada más.
Ellas cruzaron la intersección y entraron a la heladería. Cada una hizo su pedido. Ya sentadas en las sillas de una mesa apartada del resto, saborean sus helados. Natsumi cierra los ojos para degustar con más deleite el sabor de su helado. Silencio cómodo. Yoshida toma la cereza de su helado, mordisca, ve a Árika tener la mirada perdida.
– Árika, ¿Te ha sucedido algo malo? – interroga Yoshida, visiblemente preocupada. – Hace unos días andas un poco distraída. – entrecierra los ojos.
Sonrisa nerviosa. – No es nada para preocuparse, sólo que extraño a mis padres. – responde, melancólica. – Desearía que ellos estén a mi lado, ahora más que nunca. – cejas fruncidas. – Me gustaría verlos, ha pasado cuatro años desde la última vez que estuve con ellos. – se acomoda el flequillo. – Aunque sé que están ocupados con el trabajo, yo también lo estoy. – sacude la cabeza. – Estaba pensando tomarme un descanso para visitarlos, pero creo que lo dejaré cuando pase el concierto.
– Es normal tu preocupación. – responde Yoshida, sonriente. Sin embargo, su sonrisa desvanece cuando ve a Nanami con la mirada entristecida y agachada mientras come el helado delicadamente. – ¿Por qué esa mirada? – Natsumi presta atención. – ¿Nanami?
La nombrada parpadea, sonríe. – N-No es nada. – cejas fruncidas. Sigue degustando el sabor del rico helado, pero siente la mirada de Yoshida sobre ella, ahora no sólo de Yoshida, también de las demás. – La verdad es…– aleja la copa con la mitad del helado. – Amo a Taisuke-kun, pero…– Árika escucha atenta. – Siento que nuestra relación cada vez se distancia. Él tolera mi pasión y trabajo…
– ¿Pero? – le incita Árika, al pendiente de cada palabra.
– Quiero pasar más tiempo con él. En unas semanas se irá de viaje. – entrelaza las manos. – Y yo…– aprieta sus dedos. – No quiero quedarme aquí sin él. – agacha la cabeza. – Sueño con tener mi propia familia, mis hijos. – rubor en sus mejillas. – Quiero embarazarme. – desvía la mirada. – Hasta ahora es un sueño, más deseo convertirlo en realidad.
– Apenas tienes 19 años, Nanami. – agrega Árika, procurando hacerle ver que es muy joven para tener hijos. – Tienes un hermoso futuro siendo cantante. No dejes caer ese sueño, debes seguir adelante. – la toma de las manos. – Somos un equipo, somos C-ute.
Nanami desliza sus manos de las de Árika. – Lo siento. Estoy casada y es normal que piense de ese modo. Taisuke-kun está a mi lado y nosotros anhelamos ser padres. Ya lo conversamos, pero aún no tomamos la decisión. – dice, ilusionada. Posa ambas manos en su vientre. – Me pregunto qué se siente estar embarazada, sentir a un nuevo ser en mi interior. – sonrisa cálida.
– Nanami, tú…– empieza a decir Yoshida, sorprendida del cambio que ha dado Nanami en los últimos años. – Es muy pronto.
– Lo sé. – responde Nanami, un tanto desilusionada. – Esperaré hasta el concierto. Depende la decisión que tome, hablaré primero con ustedes y luego con la directora. – inhala. En seguida, sus ojos posan en Árika. – Árika-san, sólo faltas tú para tener a alguien especial.
Risa nerviosa. – Aún está Yoshida y Kimi. – responde la rubia con obviedad.
– Ya tengo enamorado. – responde Yoshida, como sin darle importancia mientras degusta su helado.
– Estás bromeando. – dice Árika, dándole una palmada en la espalda a Yoshida. Ante la mirada seria de la aludida, descubrió que no es broma. – Entonces, Kimi y yo seguimos en el mismo barco. – risa.
Nanami sonríe entristecida por su amiga. – Kimi-san ha sido comprometida al matrimonio por su padre hace unas semanas. – comenta pausado. – Pensé que ya lo sabías.
– Los asuntos del amor no llaman mi atención, no por ahora. – responde Árika, alegre. Yoshida, Natsumi y Natsuki le miran con tristeza, pues saben que ella está interesada en Chad, pero él sólo tiene ojos para Nanami, sin embargo, Nanami está casada con Taisuke, de quien está completamente enamorada. Los ojos de Árika posan en los integrantes de Callings, quienes caminan en dirección hacia ellas. Ella intercambia miradas con Chad, él le mira directo a los ojos, pero luego desvía la mirada a otro punto. Cuando se detienen alrededor de ellas, Árika sonríe contenta. – Hey, ¿Cómo les fue en la entrevista? – pregunta, emocionada.
– Todo bien. – responde Chad, tomando asiento al lado de Árika como si nada.
– Más que bien. – añade Hiroshi, sentándose al lado de Natsuki y probando del helado de la chica. – Sabroso helado. – murmura, intentando molestar a la Hatake, quien persevera para no golpearlo en dicha heladería.
Natsumi le cede un lado a Ishida. Él toma asiento gustoso, iba a decirle unas palabras, pero su teléfono empieza a sonar. Suspira y extrae su teléfono móvil. Mira el remitente, su mirada se torna preocupada. Estaba pálido. – Disculpa, ¿Sí? – le dice a Asumi, entonce se pone en pie y se aleja de ellos.
Hiroshi, quien había rodeado el brazo alrededor del cuello de Natsuki, entrecierra los ojos. – Ese chico…– susurra, apenas audible. Natsuki escuchó y mira a Ishida hacer gestos extraños mientras conversa a través del celular. – Deberías preocuparte más por él. – le dice a Asumi, quien parpadea sin comprender. – Está siendo asediado por una mujer.
– ¿Una mujer? ¿Fans? – interroga Natsumi como sin darle tanta importancia. Hiroshi asiente. – Supongo que es normal para él, recibe llamadas a toda hora. La verdad, no me molesta. – termina de comer el helado.
– No es lo quise decir. – susurra Hiroshi, preocupado.
Ishida guarda el celular dentro del bolsillo del pantalón. Se aproxima. – Lo siento. – vuelve a sentarse junto a Asumi, quien le sonríe. Él se veía pálido, ojeroso y ella no lo notaba, las demás sí. Empieza a sudar mientras recuerda las palabras de la mujer que le llamó. Mira el reloj de pulsera. – Debo irme. – se levanta. – Asumi, te veré después. – se despide con un movimiento de mano y sale apresurado.
Asumi también se pone en pie. – También me voy, tengo asuntos que atender. – murmura.
– ¿Lo seguirás? – pregunta Hiroshi, burlesco.
Asumi frunce el entrecejo. – ¿De qué hablas? Le prometí a Koishi llevarlo a su clase de pintura. – Natsuki asiente, dándole la razón. – Ishida-kun sabe lo que hace. Confío en él. Si se marchó es porque debe de tener compromisos. – se aleja.
– Ishida está pasando por un mal momento. – añade Hiroshi, suspirando. – Esa mujer que le llamó lo chantajea. – Árika y Nanami abren sus ojos, estupefactas. – La Academia Star tiene estrictamente prohibido el enamoramiento entre sus educandos.
– Pero ustedes dos…– empieza a decir Árika señalando a Hiroshi y Natsuki.
– Caso especial. Mi madre es la directora. – responde Hiroshi, orgulloso. – Además, Tsuki no fue una estudiante oficial ya que era una celebridad cuando solicitó ingresar. – Natsuki afirma con la cabeza. – Tampoco yo. Pero aunque Ishida se graduara años atrás, Asumi-chan sigue siendo estudiante porque si mal no recuerdo, faltó el día de la graduación.
– ¿Sabes qué es lo que quiere esa mujer? – pregunta Natsuki, preocupada por la anterior actitud de Ishida.
– Como toda fan, estar con él. – responde Hiroshi hastiado. – El único problema es que, Ishida no sabe ponerle un fin a todo esto. Es un poco sumiso. – suspira.
Chad mira de soslayo a Árika, quien parece preocupada. Regresa la mirada hacia su amigo. – Dejemos que él lo resuelva. Si no puede, nosotros intervendremos. – sentencia, a lo que el Sarutobi afirma gustoso.
– Pero eso quiere decir que, onee-san está involucrada y su carrera se verá afectada. – murmura Natsuki, apartando el brazo de Hiroshi.
– Ishida no permitirá que se vea involucrada. – asegura Hiroshi, retirando el brazo. – Sin embargo, hay una manera de quitarse a esa mujer y a otras locas fans. – toma la mano de Natsuki, entrelazan sus dedos entre sí. – Como hicimos nosotros. – intensifican el agarre de manos.
...
Natsumi cruza la intersección. Su mirada preocupada, pues no deja de pensar en la advertencia de Hiroshi respecto a esa mujer. Inhala, exhala. Cierra sus ojos un momento, procurando calmarse un poco, no debe pensar en posibilidades negativas, pues no traen nada bueno. Abre los ojos. Los mismos se posaron en la figura de un personaje bastante conocido. – Ishida…– él no está solo. Una joven mujer de pelo rubio y ojos profundamente negros, lo abraza acarameladamente. Venita palpitante en su frente. – No me molesta… No me molesta…– se dice a sí misma. – Ella es una fan, nada más. Asumi, cálmate. – se dice, procurando tranquilizar su desesperación y ganas de ir hacia ellos y armar una escenita. – Mejor busco a Koishi. – iba a girarse, pero el apego que mantiene esa chica para con él, le irrita. – Ishida…– aura negra a su alrededor. – ¿Qué estoy haciendo? – respira profundo. – Él y yo no tenemos nada oficial, por tanto puede hacer lo que le plazca. – gira sobre sus talones. – Cierto, él puede hacer lo que desee. – se marcha.
Ishida intenta alejarse de la chica, fue entonces que ve la figura de alguien alejarse. – Asumi…– musita, preocupado.
– No te vayas. – murmura la chica apegada a él. – Recuerda que, puedo hundirla.
– Lo siento, Asumi. Perdóname. – se dice a sí mismo, derrotado.
...
Sumergida entre documentos, Kurenai lee cuidadosamente. Sentada en el sillón, deja caer los papeles que sostiene y recarga la cabeza en el asiento. Suspira. – Organizar un evento en verano es sumamente complicado. – murmura.
La puerta se abre. – Debiste pensarlo antes de dar la orden de informarlo a la prensa. – responde Shizune, arribando al despacho sosteniendo la carpeta. Camina hacia su amiga y toma asiento en el mueble frente al escritorio.
– Ni me lo recuerdes. – se masajea las sienes.
– Tengo una inquietud. – empieza a decir Shizune, entrecierra los ojos. Kurenai le mira fijamente, esperando que prosiga. – Este concierto… ¿Tiene un objetivo específico? – enarca una ceja.
– Ninguno. – respuesta inmediata. – Aunque para ser franca, esas canciones encajan en esta calurosa época. Por eso se me ocurrió organizar este evento. – inhala. Mirada seria, labios fruncidos y curvados hacia abajo. – Hace días, tuve un sueño, más bien una pesadilla. – Shizune frunce el entrecejo. – Se sintió tan real que desperté a Asuma. A veces no puedo dormir y siento una fuerte opresión en mi pecho que hasta duele.
– La conciencia…– murmura Shizune, a lo que Kurenai parpadeó. – A mí me pasa lo mismo. Tengo un poco de temor cuando cierro mis ojos. He llegado a la conclusión de que, no podemos seguir ocultando nuestros pecados. – agacha la cabeza. – Si hubiéramos confesado antes, nos sentiríamos mejor. Si nos hubiéramos detenido a tiempo, nada de esto tendría que haber pasado. – cierra las manos en puños. – Todo por nuestra cobardía. Si tal vez nosotras… Anko estaría viva.
– Shizune, lo hecho está hecho. No hay retroceso. – responde Kurenai, entristecida. Pues ella tiene toda la razón, si ellas se hubieran detenido a tiempo, ahora todo sería distinto. – Aunque nos disculpemos ahora, lo que haríamos no es obtener un perdón, sino revivir un trágico pasado. – Shizune se muerde el labio inferior. – También me arrepiento de lo que hice, pero participé y no pensé en las consecuencias. Actué impulsivamente. Desearía ser sincera y confesarlo todo.
– ¿Entonces, por qué no lo hacen y ya? – interroga una tercera voz. Era Yugao. – Cierto, nos encarcelarían. – agrega contrariada. – Dejen de pensar en ello, ya nada se desintegra así como así. Hicimos lo que hicimos sabiendo las consecuencias y, por favor Kurenai, no te hagas la inocente ahora, que muy bien enterada estabas cuando propusimos cumplir nuestro objetivo. – Kurenai, sintiéndose incapaz de responder, desvía la mirada. – Si desean retroceder, no las detendré. No esta vez. Ya he tenido suficiente.
– Yo también. – responde una cuarta voz, ingresando al despacho y cerrando la puerta a su paso. Mikoto les regala una sonrisa suspicaz. – Lo siento, pero no pienso retroceder. No ahora, mis hijos me necesitan y no pienso alejarme de ellos por decir una verdad que nos perjudicará a todos. – toma asiento. – Si ambas están dispuestas a arriesgar todo, yo no. – mirando a Kurenai y Shizune. – Antes me daría igual, ahora no es lo mismo. Tengo una familia por la cual velar. – dedo índice en la sien derecha. – Piensen un poco. Tienes una hermosa hija y un esposo que dejó todo por ti, Shizune. Tú Kurenai, un hijo talentoso y un marido que te ama y te espera en casa cada día. Ambas tienen un propósito para seguir en pie. – entrecierra los ojos. – No echen su vida a la basura.
– Miko está en lo correcto. – añade Yugao, posando una mano sobre el hombro de Mikoto. – Cada una de nosotras ha formado su propia familia. Amo a mi marido y a mi hija, y a pesar de que ella se haya casado, pienso velar por ella hasta envejecer y morir ancianita. Anhelo tener nietos, y no es un sueño, los tendré. – mirada ilusoria.
– Nuestros hijos ya no nos necesitan. – responde Kurenai ante las palabras de la Uzuki. Se levanta del asiento y camina en dirección a la ventana. – Ya son mayores de edad, pueden hacer lo que les plazcan. – sus amigas entristecen, pues saben que ella tiene un poco de razón. – Sé que prometimos callar, pero…– les mira desesperada. – ¡No puedo más! ¡Ya no sé qué cara poner ante las hijas de Anko!
– Ellas no saben nada. – interrumpe Yugao, segura de sus palabras.
– ¡Lo sé! – explota. Se lleva ambas manos a la cabeza. – ¡Lo sé, pero no puedo evitarlo! ¡Si las miro a los ojos, es como si la misma Anko estuviera mirándome! ¡Ya no lo soporto! – se cubre el rostro, cae de rodillas. – ¡Tengo pesadillas todas las noches! ¡En ellas, Anko intenta matarnos!
– ¡Anko está muerta! ¡Murió en ese accidente! – responde Yugao, agitada e irritada. – No podemos hacer nada, ni pudimos hacerlo en ese entonces.
– Pero Anko…– Kurenai intenta replicar, pero Yugao se acerca a ella.
– Muerta. – susurra Yugao, ensombrecida. – Murió, ¿Comprendes? La Anko que hemos visto desde el accidente hasta ahora, es una farsa. – golpea el escritorio con ambas manos. – Nuestra Anko murió hace años. – alza sus manos abiertamente. – No pudimos salvarla, al contrario, la matamos, ¿Feliz?
– Yu, el que digas eso quiere decir que…– dice Mikoto, sorprendida. – ¿La extrañas? – Yugao sacude su cabeza en negación. – Sabemos que no volverá a ser la misma Anko que conocemos, pero al menos está con vida. Aunque no recuerde nuestros felices momentos juntas, podemos reconstruirlos. Puede que sea tarde para empezar de nuevo, Anko no nos ve de la misma manera que solía ser porque perdió la memoria, pero es mejor así. Si rememora todo aquello, será doloroso. – las demás silencian, no sabiendo qué responder. – Lo será para nosotras si lo mantenemos en secreto, no para ella. – se levanta del asiento. – Las dejo para que piensen con calma. – sale del despacho decidida y a la vez, melancólica. – Lo siento. Deben callar y llevarse el secreto a la tumba. – dice para sí misma.
...
De pie en la acera, Natsumi usa unos lentes y una boina que cubre su cabello mientras los flequillos están aprensados. Contempla el azul cielo despejado. No hay nubes, lástima. Tan pacíficas y hermosas de ver. Espera en la acerca, el cambio de luz en el semáforo para poder cruzar la intersección. En su hombro izquierdo, cuelga la mochila de Koishi, quien está de pie a su lado derecho agarrando el antebrazo de su hermana.
Aprieta el antebrazo de ella. – Onee-san…– susurra, preocupado por la mirada perdida de su hermana.
Parpadea, le mira. – Gomen, gomen, Koishi. – responde, sonriendo con nerviosismo. – Estaba pensando en nuestros padres. Ha pasado tiempo desde que estuvimos con ellos. – Koishi afirma. Mira al frente, fue entonces que divisó la figura de alguien bastante familiar caminando entre los transeúntes al otro lado de la intersección. Abre sus ojos desmesuradamente. – Okā-san…– un vehículo pasa, ya no estaba. Sacude su cabeza. – El calor me está afectando. – desliza su mano y agarra la palma de la mano de Koishi. La aprieta fuerte. – No me sueltes hasta llegar a casa. – él asiente, obediente. De pronto, su teléfono móvil empieza a vibrar. Rebusca en su bolso sin soltar la mano de Koishi, lo halla, mira el remitente. Número desconocido. Presiona la tecla verde, pero antes de contestar, la persona al otro lado de la línea se adelantó.
– Estás en lo correcto, querida. – dice la suave voz.
– Esa voz. – dice para sí misma, escuchando cuidadosamente. Abre sus ojos como platos. – N-No… ¿C-Cuándo…? – silencia.
– Necesito que me hagas un favor. – añade ella, esquivando la pregunta o más bien, el intento de pregunta.
– P-Pero…– procura replicar. Calla. No escucha esa dulce voz, lo cual se preocupa. – E-Etto…– inhala profundo. – ¿Qué debo hacer?
– No ocultes mi llamada. Ella ya lo sabe. – agrega, su voz se oye triste. – Lo que te diré, ya se lo he pedido y aceptó. – Natsumi aprieta el móvil. – Escucha con atención. – los ruidos de las calles y los transeúntes son elevados, casi no puede oírla. Koishi observa de vez en cuando a su hermana, estaba intrigado, más podía adivinar quién es la persona de la otra línea. Ella oye atenta cada palabra. Estaba sumergida en la idealización de lo pedido. Cada palabra resuena en su cabeza, estaría dispuesta a cumplir. – Cuida de tu hermano. – cuelga.
"Cuida de tu hermano." Fueron sus últimas palabras. Alza la cabeza hacia el cielo, cierra sus ojos sintiendo el cálido viento tocar su rostro. Desliza el móvil. Entreabre sus ojos, sonríe. – Lo haré. Cuidaré de él hasta que regreses okā-san. – mira a su hermano. Le sonríe. – Vamos a casa. – cruzan la intersección.
(^,^) (^.~)
