Good Nigth! Espero que les siga gustando esta historia. Estaré actualizando más seguido. Nos seguimos leyendo y, por cierto, pronto subiré un nuevo fic y estaré trabajando en aquellas historias que he dejado atrás. ^,~
Okāsan, doko ni iru no?
(19)
Natsumi y Natsuki chocan las palmas de sus manos. Árika se abalanza sobre ellas. Las tres empiezan a reír, contentas. – Buena coordinación. – murmura Kimi, acercándose a ellas.
– Arigatou. – responde Natsuki, intentando soltarse de Árika, pero ella la aprieta cada vez más.
Kurenai sonríe satisfecha, pues el concierto ha sido todo un éxito y es notable el gran esfuerzo que pusieron las chicas para lograr dicho acontecer. No conoce el motivo de ese estimado esfuerzo, pero les agradece a las seis, a los técnicos y a los empleados de maquillaje y vestuario la dedicación que han puesto en esa espléndida noche. Mira a Shizune, quien habla por el pequeño transmisor para que los encargados de audiovisuales procuren terminar el trabajo.
Yugao, por su parte, mira al esposo de su hija, Taisuke. Él asiente con la cabeza, satisfecho por el logro de Nanami, pues ella entregó toda su pasión y amor por el canto y baile, no la había visto tan alegre. El verla sonreír le hace pensar en varias situaciones, no quisiera dejarla sola durante el viaje que en dos días realizará, pero esa sonrisa le da qué pensar.
Mikoto observa a las chicas y los chicos reír. Ellas motivaron al público a agitar los brazos en el aire y a saltar con entusiasmado, acciones que la dejaron satisfecha. Mikoto niega la cabeza. – Esas chicas…– susurra, feliz. El público aplaudió, ella también aplaudió viendo a los espectadores y no lo puede negar. Estaba tan centrada mirando a los de audio recoger los cables negros que no se percató de una presencia que le veía. En ese instante, uno de los trabajadores cargaba una bocina y estaba a punto de caérsele, entonces ella le ayudó a sostenerla. Fue en ese momento que vio a una figura peculiar entre los del staff. Instintivamente sus ojos se agrandaron como si hubiera visto un fantasma.
Kurenai mueve los ojos hacia Mikoto, la ve tan pálida que parece un fantasma. Camina hacia ella. – ¿Te sientas mal? – le pregunta, preocupada.
Retrocede tres pasos. – E-Estoy bien. – responde atónita. Entonces mira a los chicos dirigirse a los camerinos, en especial a las gemelas. – Me retiro, mis hijos deben de estar cansados de esperarme. – gira sobre sus talones. – Me cuesta creerlo, pero esas niñas sobrepasaron a C-ute. – sonrisa. – En verdad, la elección que tomaste ha sido la mejor decisión. – empieza a caminar. – Nos vemos. – se despide moviendo su mano en el aire.
– La mejor decisión, eh. – susurra Kurenai, melancólica. – No lo creo. – dice para sí misma. – Sólo intento redimir mis pecados. – entrecierra los ojos, incapaz de volver al inicio.
Feliz, Natsuki rodea su brazo derecho alrededor del brazo izquierdo de Natsumi y la aleja de los demás. – Felicidades, has avanzado al siguiente nivel. – enarca las cejas, a lo que Asumi sonríe nerviosa. – Y… ¿Cómo te sientes? – pregunta entre susurros.
Mejillas sonrojadas. – Ansiosa y…– susurra avergonzada, luego observa de soslayo su pulsera y luego a Natsuki, quien le devuelve la mirada. Rápidamente, ella aparta la mirada. –…nerviosa. – agacha la cabeza.
– Es normal. – dice Natsuki, entonces le da una fuerte palmada en la espalda que le hizo encorvarse. – Oh, oh. – Natsumi le lanza una mirada divertida. – Oh, no. – Natsuki retrocede, pero Natsumi se abalanza sobre ella y le hace cosquillas. Las risas de ambas se podían apreciar con algarabía.
– Esas hermanas…– susurra Yoshida, agotada. No puede creer las energías que poseen para jugar y reír. – No tienen remedio. – niega la cabeza.
– Sin embargo, se ven felices y es lo que importa. – murmura Kimi, obteniendo la atención de Yoshida. – Ellas han sufrido ya bastante. – Kimi sitúa sus ojos sobre Yoshida, quien entristece.
– Buen trabajo. – dice Shizune, acercándose a ellas. – Ahora, vayan a cambiarse rápido. – les indica para que puedan aligerar las vestimentas e ir a casa a descansar. Iba a comunicarle lo mismo a las gemelas, pero como estaban tan concentradas jugando, las dejó ser. Los demás también.
Al presentir que las habían dejado atrás, detienen su juego y sus rostros se vuelven repentinamente serios. Natsuki es la primera en entrecerrar los ojos y mirar a Kurenai con recelo. Asumi posa una mano sobre el hombro derecho de su hermana, niega la cabeza y la encamina a los camerinos a cambiarse de ropa.
Kurenai conversaba con el productor del canal que transmitió el concierto, cuando sintió una extraña mirada que transmitía vibras negativas. Vuelve la cabeza a varios ángulos para determinar de donde procedía, más no pudo identificar la persona correcta, pero sí tenía idea de quien pudo ser. El temor se apoderó de ella, tanto así que se despidió del productor y se dirigió a los camerinos.
Shizune acomoda las vestimentas en sus respectivas perchas, mientras oye el alboroto que tienen las chicas, emocionadas por la respuesta positiva del público hacia las nuevas canciones. Sonríe. Repentinamente, siente una intensa mirada en su nuca que le hizo sentir escalofríos, pues no sabía que esa mirada era de Asumi porque no se atrevía a voltear la cabeza, además percibía de quien podría ser. – ¿Será que ellas ya saben…? – poco a poco vuelve la cabeza, pero se detiene. – Saldré un momento, terminen de cambiarse. – se dirige hacia la puerta, cual abre y se sorprende ver a Kurenai. – Kure…
– ¿Puedes encargarte de llevarlas? – pregunta Kurenai desorientada. – Me informaron que en la salida hay reporteros que desean obtener entrevistas con las chicas, pero ya es tarde. – da media vuelta. – Encárgate de ellas, por favor.
– Ah… etto…– empieza a decir Nanami, avergonzada por inmiscuirse en la conversación. – Puedo llevar a Asumi-chan y las demás a sus casas. T-Taisuke-Kun no se negará.
Kurenai vuelve la cabeza. – Ah cierto, tu esposo. – ante dicha mención, Nanami sonrojó. – Está bien, de todos modos Shizune y yo debemos tratar un asunto de suma importancia. – le regala una sonrisa a la joven, luego mira a Shizune. – Una vez termines, te espero en el parquímetro.
– Allí estaré. – responde Shizune, sonriendo. Después de las chicas cambiarse a sus atuendos normales y se marcharan, Shizune se dispone a recoger los trajes y acomodarlos en los tubos para que los de vestuario se encarguen de llevarlos al estudio Star. Al terminar, observa cada rincón, en vista de que todo esté en orden. Asiente con la cabeza, entonces toma su bolso y abre la puerta para retirarse, fue en ese momento que escuchó un objeto caer al suelo. Un sobre estilo carta. Gira sobre sus talones dándole la espalda a la puerta. – ¿Un sobre? – frunce el entrecejo, más se agacha y lo recoge. – No tiene remitente. – Voltea el sobre. – Tampoco firma. – se encoge de hombros sin darle importancia, sin embargo se dispone a abrir el sobre para conocer del contenido. Del mismo, extrae una hoja de papel debidamente doblada. Poco a poco la desdobla.
Lee cuidadosamente el cuerpo de texto. Sus ojos abren desmesuradamente mientras permanecen clavados en aquellas letras grabadas. – Oh, por Dios…– susurra. Se lleva la mano libre a su boca ahogando un grito. En ese instante, la puerta se abre y unos lentos y delicados pasos resuenan en aquel camerino. Asustada, Shizune traga saliva, pero respira profundo y se da vuelta para encarar a esa persona. Le mira con dolor, pues no puede permanecer con la mirada firme, no puede. – Lo siento. – cae de rodillas. – Lo siento. – agacha la cabeza. – Lo siento tanto. – entrecierra los ojos, labio inferior tembloroso. – Lo lamento. En verdad, yo…– estruja la carta y la aprieta contra el pecho. – No quería que eso pasara, no quería. Por favor, no me castigues más. – solloza.
Mano enguantada en negro, extrae de su bolso una arma de fuego corta calibre .32 y apunta con ella la cabeza de Shizune, quien da un respingo pero no se aleja. – ¿Con esto podrás perdonarme? – le pregunta Shizune a esa persona, quien aprieta la guarnición y al mismo, posiciona un dedo en el gatillo, dispuesto a eliminarla. – Si alguna vez en otro tiempo me equivoqué, estoy consciente de que eché a perder algo valioso. – le mira directo a los ojos. – No te culparé por tomar esta decisión, la acepto. – baja la mirada. – Hazlo ahora.
Esa persona aprieta con más fuerza la guarnición del arma y se muerde el labio inferior, entonces suaviza su mano y dispara. El disparo se escuchó por todo el corredor. Esa persona da media vuelta y le mira por última vez. Allí estaba con los ojos desorbitados y sin vida. – Tienes lo que mereces. – deja caer un pedazo de papel y sale corriendo de aquel camerino.
Mientras tanto, en el estacionamiento…
Apoyada contra la puerta del auto, Kurenai se lleva a los labios un cigarrillo. Inhala, exhala una bocanada de humo. Ella aparta el cigarrillo y lo observa con melancolía. Una sonrisa entristecida surca sus labios. – Lo que se aprende con los años. – murmura, recordando a Asuma. Se lo lleva nuevamente a la boca, inhala. – En otras circunstancias, nunca habría probado este vicio. – dice para sí misma. Exhala. – En otras circunstancias, eh. – susurra. Sonrisa abatida. – Mm… Estoy siendo hipócrita. – musita. – Asuma…– levanta la cabeza al cielo, observa la brillante luna. – ¿Crees que algún día seré perdonada por mis pecados? – de repente, escucha su teléfono móvil sonar. Lo busca con la mirada, ubicándolo encima del asiento del co-piloto. Lo toma. – Hablando del rey de Roma…– era Asuma. Levanta la llamada. – Buenas noches, amor. – contesta muy sonriente. – Sí, el concierto terminó, pronto estaré en casa. Ahora mismo espero a Shizune, quien no sé porqué tarda tanto en salir, pero no te preocupes, llegaré en menos de una hora, ¿Sí? Besos. – resuenan dos besos. Cuelga.
Espira desganada. De pronto, escucha unos apresurados pasos acercarse a ella por detrás. – Shizune, hubieras tardado más, sabes. – gira sobre sus talones y allí estaba. – ¿Qué…? – la voz no salía de su garganta, no podía hablar, estaba en shock. – Ah…– el cigarrillo cae al suelo. Ese alguien da un paso hacia Kurenai. – No…– un paso más. – Shizu…– la aludida se tambalea y cae hacia adelante. – ¡Shizune! – Kurenai la atrapa y acomoda en su regazo. – Shizune…– golpetea sus mejillas. – ¡Shizune! ¡Shizune! – sacude su cuerpo.
– Kure…– susurra débilmente, para luego empezar a reír.
– Dime, ¿Qué te pasó? – pregunta totalmente preocupada.
Deja de reír. – Kure…nai… yo, lo… siento. – musita antes de cerrar sus ojos.
– ¡Shizune! ¡Shizune! ¡Por Dios, abre los ojos! – golpetea sus mejillas de nuevo y esta vez con brusquedad. – ¡Shizu! – sacude su cuerpo. Nada. – Te llevaré a un hospital. – intenta levantar el cuerpo, fue en ese entonces que un pedazo de papel enrollado cae al suelo de las manos de Shizune. Kurenai frunce el entrecejo y lo recoge. Lo desenvuelve y lee el contenido. – Esto es…– abre los ojos desmesuradamente. "¿Prefieres verdad o mentira?" Decía el papel. – ¿Qué significa esto? – se pregunta confundida. – ¿Quién hizo esto? – grita enfurecida.
Lejos de la escena, una esbelta figura iluminada por la luz de la luna observa cada movimiento y oye cada palabra que decía Kurenai. Una sonrisa socarrona atraviesa sus labios. No se puede identificar su rostro, puesto los flequillos del cabello cubren sus ojos. Divertida por la situación, gira sobre sus talones haciendo que su largo cabello se mueva en armonía con el viento y se aleja ocultándose entre aquella oscura noche.
...
A la mañana siguiente…
Mansión Hatake.
Sentada sobre una banca en el jardín, tararea una acompasada melodía. La brisa sopla con ligereza meciendo su largo cabello violeta. Silencia al sentir la presencia de alguien detenerse a su espalda cerca de ella. Era una mujer de pelo marrón oscuro que le llega a los hombros, que viste una falda negra corte A y una blusa verde limón de mangas largas. Una sonrisa satisfecha atraviesa sus labios. – Chizuru…– susurra ella, luego palma la banca indicándole que tome asiento.
– Anko-sama, creo que…– empieza a decir una angustiada Chizuru, pero ella levanta la mano en señal de silencio.
– Por favor, acompáñame. – vuelve a tararear la misma melodía.
Haciendo caso, Chizuru toma asiento al lado de Anko. – Usted…– se muerde el labio inferior. Ella sigue tarareando dicha melodía. – Ya veo. – agacha la cabeza. – Cumplirá su deseo aún en contra de mi petición. – Anko asiente sin dejar de cantar. Levanta la cabeza, sonriente. – ¿Qué desea hacer, My Lady?
Anko cierra los ojos, los abre mirándola en complicidad. – Dime tú Chizuru, qué debería yo hacer. – pregunta, entrecerrando los ojos.
La joven alza la mirada al cielo. Suspira. Baja la mirada y le mira directo a los ojos. – ¿Borrar toda evidencia? – arquea una ceja.
– Es una bellísima idea. – responde Anko, animada. – Pero…– entristece. – ¿Cómo lo haré?
– Si gusta, yo me encargo. – dice Chizuru poniéndose en pie. – Recuerde que, soy su mano derecha. – reverencia.
Mirada feroz. – No me gusta que te expreses así. – dice, seriamente. Se levanta de la banca. – Y lo sabes. – da media vuelta. – Te considero mi hija, Chizuru. – se aleja apresurada.
– Lo sé y lo siento. – murmura Chizuru, agachando la cabeza. – Perdóneme, My Lady. – susurra, viéndola alejarse cada vez más. – Pero no permitiré que alguien le haga más daño. – dice para sí misma.
Anko se detiene al darse cuenta que la joven no la siguió, gira sobre sus talones. – ¡Chizuru! – agita el brazo en el aire. – ¡Ven, no te quedes ahí! – sonríe. – ¡Debemos deshacernos de la evidencia!
– ¡No tiene que gritarlo! – exclama Chizuru, sonriente.
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Kurenai camina de un lado a otro en la oficina de la Academia Star. Sus ojos desorbitados, los cuales no se posan en ningún lugar en específico. – ¿Qué le habrá sucedido a Shizune? ¿Quién le hizo eso? – se detiene de repente. – ¿Acaso…? – niega la cabeza. – No, no, no. Cálmate, Kurenai. – se golpea ambas mejillas con las palmas de sus manos. – Al menos, Kimi no sabe lo que está ocurriendo. Es mejor así, por ahora. – inhala, exhala. Camina hacia el escritorio y toma unas carpetas. Repentinamente un sobre de oficio salió de las mismas y cayó sobre sus pies. – ¿Y éste sobre? – se agacha y lo recoge. En una esquina del sobre tiene las iniciales K.S. Las letras son finas y delicadas. – Kurenai Sarutobi…– susurra. – No reconozco ese tipo de letra. – Cuidadosamente lo abre, extrae una hoja de papel diligentemente doblada. La desdobla. Para su sorpresa, está en blanco. – Debe de ser alguna broma pesada. – sin importancia, voltea la hoja y allí estaban unas líneas que la dejaron atónita. "¿Eres culpable o inocente?" El sobre cae de sus manos, al igual que la carta. No obstante, iba a recogerla, pero la puerta se abre.
– Kurenai-san, le traigo una propuesta. – dice una joven mujer de pelo largo y rubio recogido en una coleta alta, y ojos azules. Se detiene al verla recogiendo con rapidez la carta y el sobre. – Lo siento. ¿Le interrumpo?
– No, está bien Ino, pasa. – dice Kurenai, levantándose. – ¿Qué decías sobre una propuesta? – toma asiento.
– Ah, sí. – cierra la puerta a su paso y camina hacia la directora. – Me acaba de llegar una propuesta desde Tokio. – le entrega unos documentos.
– ¿Tokio? – pregunta Kurenai, extrañada. Toma los documentos.
Ino asiente con la cabeza. – Sí. Nos han pedido una presentación en la playa de Tokio. – Kurenai le mira arqueando una ceja. – ¿Qué? – pregunta Ino, cohibida. – Nos hospedarán en un lujoso hotel.
– ¿Nos? – interroga Kurenai, divertida.
– Bueno, etto…– titubea haciendo malabares con sus dedos. – Quieren que Shizune-san, Yugao-san y Mikoto-san también participen, pero como Shizune-san no ha vuelto a trabajar, yo la estoy sustituyendo mientras. – se detiene a pensar. – Me pregunto qué le habrá pasado. – Kurenai iba a replicar, pero ella se adelanta. – Claro que no es para que canten ni nada por el estilo, sino para que modelen la última prenda Amazing Love que ha sido confeccionada.
– ¿Quieren que Yugao y Mikoto modelen? – pregunta Kurenai, sonríe. – Están locos. Ellas no aceptarán modelar esa clase de prendas.
Más tarde…
– Aceptamos. – dicen Mikoto y Yugao al unísono, quienes están sentadas en el mueble. Kurenai abre su boca ligeramente, sin poder creer que sus amigas hayan aceptado así como así.
– ¿Lo ve? – musita Ino, divertida.
Kurenai se pone en pie. – ¿En serio modelarán esas prendas? – arquea una ceja.
– No exactamente. – responde Yugao, carraspea. – Acepto ir, pero como espectadora. Soy actriz y modelo para revistas, no prendas. Mikoto sólo es actriz. – dice como si fuera obvio. – Nos concentraremos en el concierto.
Kurenai entrecierra los ojos. – Estoy comenzando a pensar que no tienen nada más qué hacer. – musita con obviedad. Suspira. – Hagan lo que quieran. – se lleva una mano debajo del mentón. – Si aceptamos, hay que preparar los vestuarios, la música, los equipos. – suspira por segunda vez. – Trasladar todo tan rápido, es agotador, sólo es una presentación. Las chicas estarán agotadas y ellas necesitan descansar lo suficiente para…
– Kurenai, Kurenai. – musita Mikoto negando la cabeza. – Si lo ves desde el punto de vista de las chicas, antes y después del concierto podrán disfrutar del refrescante paisaje. Lo que ellas necesitan es divertirse, no sólo es practicar, entrenar, ensayar. Piénsalo.
– Está bien. – acepta, a regañadientes. – Les informaré una vez que terminen sus sesiones de fotos.
– ¡Ahí está! – exclama Mikoto, animada. Sus amigas le miran como si fuera un bicho raro. – Podrías continuar la sesión de fotos en la playa. Estamos en verano y te aseguro que el calendario C-ute veraniego se venderá como pan caliente. – Kurenai parece pensarlo, mientras Yugao frunce el entrecejo. – Piénsenlo bien, las chicas en bikini jugando en la arena…– arquea ambas cejas. – Sólo esto falta para completar el último avance de las chicas en equipo. Recuerden, nosotras también lo hicimos en nuestro tiempo.
– Porque lo hicimos, no quiero que ellas sigan nuestros pasos. – dice Kurenai, entristeciendo.
– Sólo son fotos, Kurenai. – recalca Yugao con obviedad. – No tiene nada de malo que salgan en otro calendario. – se pone en pie. – Es cierto que, han salido en varias revistas del país, en televisión, por la radio. Cada una tiene su propio talento. Déjalas decidir esta vez. – Kurenai se muerde el labio inferior, sin saber qué responder.
– ¿Qué respondes? – pregunta Mikoto, interesada.
Kurenai suspira. – Ino, ¿Cuál es la agenda que las chicas tienen preparada para hoy? – interroga, aún cuestionándose si sería adecuado hacer un viaje tan largo por una simple presentación.
La nombrada abre una agenda. – Veamos…– ojea el itinerario. – Al terminar la sesión de fotos, Kimi y Yoshida tendrán una audición para protagonizar la serie "Detectives en Acción". Árika grabará un nuevo comercial de "Gloss Flowers". Natsumi y Natsuki están invitadas a un programa de comedias. – Mikoto y Yugao enarcan una ceja. Ino se da cuenta. – Deberán usar sus vestuarios de "Rainbow Pink". Y Nanami irá a una rueda de prensa, para promocionar el nuevo álbum solitario de C-ute.
– Entonces, Natsuki y Asumi son populares, eh. – musita Mikoto, impresionada.
– Han superado varias etapas de su vida que las han marcado y aún así sonríen. – dice Yugao, recordando a Anko. Sacude su cabeza alejado aquellos pensamientos negativos. – Cambiando de tema, ¿Qué canciones elegirás para la presentación? – emocionadas, ellas se reúnen a decidir por votaciones los temas.
Mientras tanto…
En la sesión de fotos, las chicas C-ute visten el uniforme escolar de la Academia Star consistente en mini-falda blanca tachonada, blusa blanca mangas largas y por encima una ajustada chaqueta azul oscuro con dos botones ubicados un poco más debajo de los senos y la corbata roja. Llevan además, botas blancas de tacón que le llegan a las rodillas con una estrella roja en los lados. Natsuki tiene su pelo violeta ondulado cayendo como cascada, Natsumi recogido en una media cola, Kimi lleva suelto su pelo castaño y Yoshida también, pero Nanami lo lleva recogido en una coleta alta, y Árika tiene su pelo rubio en un rodete bonitamente peinado en el lado derecho.
El fotógrafo les indica que se agrupen una al lado de la otra. Flash. – Relájense. – les dice. – Quiero que sus rostros se vean frescos, natural. ¿Entienden? – ellas asienten. – Bien. Posen naturalmente. – Natsuki se coloca de perfil derecho y Natsumi de perfil izquierdo, ambas quedando frente a frente a la otra y se abrazan. Nanami de perfil izquierdo, al lado de Natsumi, rodea sus brazos en la cintura de la Hatake en un tímido abrazo. Yoshida de perfil izquierdo, posa sus manos en la espalda de Nanami, apoyándose un poco en ella. Kimi, perfil derecho, posa sus manos en los antebrazos de Natsuki. Árika, perfil derecho, abraza cariñosamente a Kimi. Flash. – Así. Otra más. Ahora sonrían. – ellas sonríen felices.
Flash. – Ahora, me gustaría capturarlas solas. – chasquea los dedos. Señal para los trabajadores de que empiecen a mover todo, después de todo están al aire libre. – Nanami-chan, quiero que te quedes ahí y mires a la cámara, ¿Sí? – ella se posiciona recta. Flash. Él observa la fotografía tomada. Niega la cabeza. – Nanami-chan, sé espontánea. – agita las manos exaltado.
– Nanami no se ve bien. – susurra Árika, preocupada. – ¿Será porque Taisuke-san está de viaje? – mira a las demás en espera de respuesta. – ¿Ha tenido noticias de él? – Natsumi niega la cabeza. – ¿EN SERIO? – grita, incrédula. Los del set la miran fijamente. – Lo siento, continúen por favor.
– Ella estará bien, ya verás. – musita Natsumi empezando a caminar.
– ¿Eh? ¿Qué vas a hacer? – pregunta Árika, confundida. Natsumi aparece al lado de Nanami y le toma la mano, para luego alzarla a la altura del pecho y con la otra haciendo la V de victoria. Sonríen, alegres. Flash. El fotógrafo está a gusto. Natsuki se aproxima a ellas y se agacha frente a Nanami, apoyando una mano en el suelo y con la otra haciendo la V. Kimi y Yoshida también se unen, la primera hincándose al lado de Natsuki, la segunda posicionándose al lado de Nanami y coloca una mano sobre la cabeza de la aludida. Flash. Árika niega la cabeza y se apresura para integrarse, pero tropieza con un cable y cae de boca, pero vaciló y sin querer empuja a Kimi en el proceso, lo cual hizo que ella perdiera el equilibrio y que Natsuki cayera de espaldas y las demás de costado. Flash. Caen al suelo una encima de la otra, ríen. Flash.
– Perfecto. – murmura el fotógrafo. Árika esconde el rostro en la espalda de Kimi sin dejar de reír. Flash.
De espaldas, Natsuki ríe sintiendo el peso de sus amigas sobre ella. – Pesan. – musita riendo a carcajadas.
– Gomen, gomen. – responde Árika, apartándose. Una a una se aparta. Yoshida extiende una mano a Natsuki, quien la toma y se incorpora. Todas miran a Árika, quien nerviosa, se lleva las manos a las mejillas y empieza a gatear. No obstante, las chicas de abalanzan sobre ella y le hacen cosquillas. Flash.
El fotógrafo chasquea los dedos. Dos de las maquilladoras con ayuda del asistente del camarógrafo, arrastran un sofá. – Bien, chicas. – se ponen en pie. – Necesito que tomen asiento en ese sofá. – ellas se sientan. Les mira intensamente. – No. Tsuki-chan y Tsumi-chan, por favor en el centro. – le hacen caso. – Nanami-chan y Kimi-chan, al lado de Tsuki-chan. Árika-chan y Yoshida-chan, al lado de Tsumi-chan. – iba a tomar la foto, pero algo le incomoda. Camina hacia Asumi. Entrecierra los ojos. Le endereza la cabeza a Asumi, pone espalda recta. Le agarra las manos y las acomoda una sobre la otra en el muslo derecho. Asimismo, apropia a las demás. Flash. Doble Flash. – Inclinen un poco la cabeza hacia el lado derecho. – Flash. – Sonrisa. – Flash. – Ahora, inclínenla hacia el lado izquierdo. Muy bien. – Doble flash.
– Chicas, me gustaría que hagan algo con sus vestuarios. – dice, pensativo. Ellas parpadean mirándose una a la otra. – Algo así como: "Capturar una imagen rebelde, pero a la vez refrescante". ¿Me entienden? – Kimi frunce el entrecejo. – Jueguen con su estilo. Sean libres.
Es así, como Natsuki se pone en pie. Se lleva el dedo índice a sus labios. – Nanami, ¿Me permites? – la aludida se levanta. – Como ella es un poco tímida…– dice para sí misma. Suelta la coleta de Nanami y le alborota el pelo, luego se lo acomoda sobre el hombro izquierdo. Le despeina los flequillos y lo echa hacia atrás y un poquito hacia delante. – ¡Lista! – las demás abren sus ojos, sorprendidas.
Al entender la estrategia, Yoshida se afloja la corbata y desabrocha la chaqueta. Mientras, Kimi se quita la corbata y desabotona el primer botón de la blusa, dejando un poco visible su pecho. Natsuki se deshace de la corbata y se la coloca sobre la cabeza como banda, desabrocha la chaqueta. Natsumi se quita la chaqueta y se la cuelga en el hombro. Entretanto, Árika se dobla las mangas de la chaqueta y encima de ese doblado, dobla la blusa blanca.
– Buen estilo. – le susurra una de las maquilladoras al fotógrafo.
Para la fotografía, Nanami toma asiento en el centro del sofá e inclina la cabeza. Natsumi se sienta en el brazo izquierdo del sofá sosteniendo la chaqueta colgando de su hombro. Árika sube encima del sofá y toma asiento en el espaldar. Al lado de Nanami, Kimi toma asiento y al lado de ella, Yoshida apoya la rodilla en el mueble mientras agarra las esquinas de la chaqueta. Natsuki se posiciona detrás del espaldar entre Natsumi y Árika, detrás de Nanami, inclina el cuerpo y apoya los codos en el espaldar. Todas sonríen. Flash.
El fotógrafo rodea el sofá y se posiciona detrás del mismo. Natsuki da vuelta, apoyando el cuerpo en el espaldar. Natsumi, Nanami, Árika y Kimi apoyan los codos en el espaldar y la cabeza en sus manos, mientras Yoshida se sienta sobre el espaldar. Doble flash. – Hemos concluido esta sesión. – dice el fotógrafo. – Cámbiense de vestuario. Kurenai me pidió unas fotografías con nuevos atuendos que ella misma diseñó. – les indica a una joven que las lleve a cambiarse. Cuando las ve alejarse, extrae el móvil del bolsillo de su pantalón. Marca un número telefónico. – Estaba en sesión, no podía tomar la llamada. – dice, serio. – ¿Estás segura que el nuevo vestuario es adecuado para ellas? – suspira. – Lo vi antes y me parece un poco infantil. Sé que pretendes darles una imagen tierna, pero te olvidas que ya no son unas niñas. – Iba a seguir hablando, pero las chicas salen cambiadas por lo que se quedó boca abierta. Carraspea. – Tienes razón, te llamo luego. – cuelga.
Kimi viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa color blanca con tirantes de 2cm y de encajes. En el pecho y centro, la blusa tiene un lazo rojo pálido. Medias rojas que le llegan a los muslos, y botas de un rojo intenso en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una pulsera roja en el antebrazo izquierdo, una muñequera roja en la mano izquierda y un guante rojo en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo, y una gargantilla roja del mismo material que la muñequera.
Nanami viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa color blanca con finos tirantes y de encajes. El tirante derecho de la blusa, tiene un lazo verde. Medias verdes que le llegan a los muslos, y botas de un verde intenso en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una muñequera verde en la mano izquierda, una pulsera verde en el antebrazo izquierdo y un guante verde en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo, y una gargantilla verde con lazo. Y para completar, una venda verde decorando su cabello.
Natsumi viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa strapples color blanca y de encajes. En el pecho y centro, la blusa tiene un lazo lila. Medias violeta un poco más vivo que le llegan a los muslos, y botas de un lila en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una muñequera lila en la mano izquierda, una pulsera lila en el antebrazo izquierdo y un guante violeta en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo, y una gargantilla lila. También, lleva un broche violeta en forma de lazo que adorna su media cola.
Natsuki viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa strapples color blanca y de encajes. En la cadera, colateral izquierdo, lleva un notable lazo rosa pastel. Medias rosa brillante que le llegan a los muslos, y botas de un rosa pastel en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una muñequera rosa pastel en la mano izquierda, una pulsera rosa pastel en el antebrazo izquierdo y un guante rosa brillante en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo, y una gargantilla rosa pastel.
Yoshida viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa color blanca con finos tirantes y de encajes. Medias amarillas-anaranjadas que le llegan a los muslos, y botas de un amarillo-anaranjado intenso en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una pulsera amarilla-anaranjada en el antebrazo izquierdo, una muñequera amarilla-anaranjada en forma de lazo en la mano izquierda y un guante amarillo-anaranjado en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo y una gargantilla amarilla-anaranjada.
Árika viste mini-falda negra con rayas blancas verticales y horizontales formando cuadros; ajustada blusa color blanca con tirantes de 2cm y de encajes. Medias azules aguamarinas que le llegan a los muslos, y botas de un azul un poco más fuerte en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tiene una hebilla. Lleva además, una pulsera azul aguamarina en el antebrazo izquierdo, una muñequera azul aguamarina en la mano izquierda y un guante azul aguamarina en tejido malla en la mano derecha que le llega al codo y una gargantilla azul aguamarina. Por último, un distinguido lazo azul en el lado izquierdo de su cabeza.
– Siento que mi lazo se cae. – musita Árika, pendiente del lazo sobre su cabeza.
Natsumi le mira. – Está en su lugar. – responde, dándole una palmadita en la espalda.
– Chicas, procedamos. – dice el fotógrafo.
– Tsunku-san, ¿Cómo quieres que posemos? – pregunta Kimi, intrigada y a la vez emocionada por llevar puesto un nuevo vestuario.
Se lleva una mano debajo del mentón. – Sólo sean naturales, sin presión. Hagan de cuenta que no estoy aquí, piensen en divertirse. – Las chicas toman posición: Árika se pone de perfil izquierdo, flexiona levemente rodilla derecha y apoya su espalda contra la espalda de Kimi, quien de perfil derecho, inclina la cabeza y se lleva el dedo índice de su mano izquierda al mentón. Al lado de Kimi y de frente a la cámara, Natsuki apoya mano izquierda en cadera y flexiona rodilla derecha. A su lado, Nanami se pone de perfil izquierdo, coloca sus manos una encima de la otra en el hombro izquierdo de Natsuki y acomoda mejilla derecha sobre sus manos mirando directo a la cámara. Natsumi junta sus piernas, flexiona brazo izquierdo posicionando la mano en la gargantilla e inclina la cabeza. De perfil, Yoshida se posiciona al lado de Natsumi, flexiona rodilla izquierda y posa mano derecha en el hombro izquierdo de la Hatake. Doble Flash.
Ahora, Kimi flexiona rodilla derecha, inclina el cuerpo y apoya sus manos en la rodilla una sobre la otra. Árika junta las piernas, cruza los brazos, inclina el cuerpo y apoya los brazos cruzados en la espalda de Kimi. Natsuki se agacha apoyando rodilla derecha en el suelo y con dos dedos (índice y medio) los posiciona al lado de su ojo derecho, el cual guiña. Nanami pone el cuerpo recto, se lleva las manos a la espalda y las entrelaza. Natsumi se posiciona detrás de su hermana, inclina el cuerpo hacia adelante, apoya mano izquierda en el hombro de Natsuki y con la otra mano hace la V de victoria. Yoshida se acerca más a Nanami, se lleva una mano al cabello interpretando que lo echará detrás de su oreja. Flash.
– Necesito ver sus sonrisas. – Yoshida nota que Nanami no podría sonreír a menos que le ayuden, así que inesperadamente le hace cosquillas y rodea los brazos alrededor de la cintura de Nanami. Nanami se encorva sin dejar de sonreír. Risas armoniosas se escuchan de Nanami, por lo que Árika se une y le hace cosquillas a Yoshida, quien aprieta los brazos contra su cuerpo evitando que Árika continúe. Doble flash. Natsumi ríe al ver a Nanami encorvada riendo. Natsuki la toma por sorpresa y abraza a su hermana y acomoda la cabeza en la espalda de ella. Kimi roza un dedo en la garganta de Natsumi, entonces ella perdió las fuerzas de sus piernas riendo debido al roce. Doble flash.
Nanami y Árika abrazan a Yoshida, las demás se unen. Flash. Ríen, alegres. Flash. El fotógrafo sonríe satisfecho. Carraspea. – Chicas, vamos a hacer unas tomas con rostros serios, ¿Bien? – se posicionan rectas con las piernas juntas, una al lado de la otra en el siguiente orden: Árika, Yoshida, Natsuki, Nanami, Kimi y Natsumi. Intercambian miradas cómplices. Cuando toma la fotografía, las chicas salen sonriendo y sosteniendo dos signos de paz al lado de sus cabezas como orejas de conejo. Él niega la cabeza, sonriente. – La última toma e intentaremos poses nuevas. – le hace seña a su ayudante de mover un sillón esférico moderno. – Natsuki-chan. – señalando el sillón.
Natsuki toma asiento en el sillón esférico y posa sus manos una sobre la otra en el muslo derecho. Nanami se sienta en el suelo al lado izquierdo de Natsuki, cruza los brazos y los acomoda sobre el muslo izquierdo de Natsuki, entonces apoya mejilla derecha sobre sus brazos. Natsumi toma asiento en el suelo, colateral derecho, apoya brazo izquierdo encima del muslo derecho de su hermana y el brazo derecho lo deja reposar. De perfil, Yoshida junta las piernas, cruza los brazos, inclina el cuerpo hacia delante y apoya los brazos cruzados sobre el espaldar del sillón lado izquierdo. Lado derecho, Kimi apoya mano izquierda en el espaldar del sillón, flexiona rodilla derecha y guiña un ojo. Por su parte, Árika se posiciona entre Yoshida y Kimi, coloca los codos en el espaldar y apoya el mentón en sus manos. Sonríen. Doble flash.
– Aquí terminamos. – dice el fotógrafo, guardando la cámara.
– Onee-chan, debemos apresurarnos. – dice Natsumi, mirando a su hermana, quien iba a responder pero los timbres de los celulares de todas empezaron a sonar. Intercambian miradas impresionadas, sin embargo se apresuran en tomar sus móviles. – Un mensaje de la directora. – susurra Natsumi.
– Dice que quiere vernos al final de nuestras actividades. – añade Yoshida, frunciendo el entrecejo.
– Me pregunto qué querrá decirnos. – murmura Árika, curiosa por saber de qué trata. Posa sus ojos sobre Kimi, quien no parece interesada y perdida en sus pensamientos. – Ki-chan, ¿Te sientes mal? – le pregunta.
Kimi sacude su cabeza. – Estoy bien, sólo pensaba en lo que la directora podría tratar con nosotras. Eso es todo. – sonrisa, cejas fruncidas.
Árika lo deja pasar sólo por esta vez, pero sabe que su amiga no está bien y no profundizará a menos que ella misma se le acerque y hablen del tema. No la presionará porque las amigas están para apoyarse, no para obligar a decir cosas que no desean o le duelan. ¿Duelan? Entrecierra los ojos al llegar a esa conclusión. Asimismo, observa a Nanami. Se le nota en el rostro que está triste por el viaje de negocios que hizo su esposo. Tampoco se atreve a preguntarle si tomó una decisión respecto a tener hijos, ya que ella una vez lo mencionó con melancolía.
...
Por otro lado, Kurenai entrecierra los ojos mirándolo directamente a esos profundos ojos negros. – Ya acepté la propuesta. – responde, entrelazando los dedos de sus manos.
Él se pone en pie y camina hacia la ventana. – Así que mis hijas estarán en otra gira. – suspira.
– No es una gira, Kakashi, es una presentación. – Kurenai se levanta del sillón y camina hacia él. – Sólo estarán de invitadas. – se detiene a dos pasos lejos de él, cruza los brazos. Silencio incómodo. Aclara la garganta. – ¿Cómo sigue? – refiriéndose a Anko y de su estado mental.
– Está recuperándose, poco a poco. – responde Kakashi, entristecido.
– Ya veo. – baja la mirada.
– ¿Sabes? Shizune está en el hospital. – sisea Kurenai, levantando la mirada y posándolo sobre él. Él no se impresiona. – Le dispararon la noche del último concierto. – Kakashi abre sus ojos como platos. – No ha reaccionado desde entonces.
– ¿Encontraron a los culpables? – interroga como sin darle importancia.
– No. De hecho, no sé quién o por qué hicieron aquello. – responde, analizando los movimientos del Hatake.
Kakashi gira sobre sus talones para encararla. – El motivo de que me hables sobre ello, explica que me culpas de lo sucedido. ¿O estoy entendiendo mal? Porque puede que estoy siendo paranoico. – Kurenai se muerde el labio inferior. – Eso creí. – empieza a caminar en dirección a la puerta.
– En verdad, yo…– empieza a decir, pero calla. Kakashi se detiene, sus ojos reflejan rencor, pero no se atrevería a mirarla de ese modo, no lo haría, aunque desee estrangularla en ese preciso instante y sería fascinante escucharla pedir piedad y clemencia, lo que no tuvo cuando hirió a su esposa. – Desearía hablar con Anko. – dice con desesperación. – ¿Podrías pedirle que me reciba? – ojos suplicantes.
Kakashi inhala profundo y con la mirada despreocupada, gira sobre sus talones. Le mira. Esos ojos rojos verdaderamente arrepentidos le piden desesperadamente ayuda. – Kurenai, ahora mismo no es el momento indicado. – desvía la mirada. No puede mantener la vista ante ella, no puede. Ella destruyó su vida y la de su familia, sólo la rabia le carcome en ese momento con deseos de matarla.
– Por favor. – susurra Kurenai, en tono de súplica.
Aprieta los dientes, aguantando las enormes ganas de abalanzarse sobre ella y apretar ese níveo cuello tan fuerte con sus manos hasta dejarla sin respiración. – Ella…– se tranquiliza. Vuelve a mirarla. – Se está recuperando y no creo que tu visita le ayude. – Kurenai iba a replicar, pero él prosigue. – No quiero que retroceda. No permitiré que le hagas más daño del que le has hecho. – ella abre sus ojos desmesuradamente. – Anko recuerda lo que pasó entre nosotros. – refiriéndose a la confesión. – Si te ve llegar conmigo, se pondrá histérica y perderá los estribos. Yo…– se lleva una mano a su cabellera plateada, se alborota el pelo. – No quiero ni puedo verla en ese estado. Lo siento. – da vuelta y se retira.
Entrecierra los ojos. – Kakashi, estás a la defensiva y eso no es bueno. – susurra, intrigada por el comportamiento del Hatake.
Kakashi se apresura en salir de la academia lo más pronto posible. – ¿Qué demonios estoy haciendo? – se pregunta. – ¡Maldición! – exclama en su cabeza. – De esto no resultará nada bueno. Me estoy cegando por el amor que le tengo a mi esposa. – se detiene bruscamente. – Esto debe parar. – espira. – Lo único que puedo hacer, es conseguir las pruebas necesarias para llevarlas a la corte. – alza la cabeza al cielo. – No puedo tomar justicia por mis propias manos. Debo pensar en mis hijos y en la salud de Anko. – reanuda el camino hasta llegar al auto. Asciende.
– Tardaste. – dice una femenina voz en el asiento del copiloto.
Kakashi le mira, extiende una mano y le hala la mejilla. Ella se queja. – Entonces, debiste quedarte en casa. – responde, sonriente.
Anko resopla. – No quería quedarme sola. – hace un gracioso puchero.
– Anko. – menciona su nombre con seriedad. Ella arquea una ceja. – ¿Dónde estuviste la noche del concierto? – no responde. – ¿Le disparaste a Shizune? – Anko mira a través del cristal de la ventana. – ¿Qué hiciste? – No obtiene contestación. Furioso, la agarra bruscamente del brazo. – ¡Dímelo! – exige. Una sonrisa divertida surca los labios de Anko. – No es broma. – ojos negros fijos en los de miel. – Anko. – le aprieta el brazo.
Risilla. – Si me sigues tratando así, no te diré nada. – musita, sonriendo.
La suelta. – Intento protegerte. – sisea, preocupado. – Por favor, dime. – tono de súplica. – ¿Tú la heriste? – ruega a los dioses porque no sea cierto.
Inhala, exhala relajada. – No. – risilla. – No lo hice. – ladea la cabeza. – No podría. – risita. De repente, deja de reír y se pone seria. – No cometería el error de dejarla viva. – Kakashi abre sus ojos como platos. – Obtuvo lo que merecía. – sonrisa. Kakashi no podía creer lo que sus oídos escuchaban. ¿Esa era su esposa? Con los ojos entrecerrados, Anko le mira intensamente. – Eres mío y ninguna mujer podrá arrebatarte de mi lado. A quien se atreva, le cortaré la garganta. – sentencia. Kakashi traga saliva. Ella empieza a reír divertida. – Es broma. – sisea. Retorna la mirada hacia la ventana. – No es broma. – dice en susurros. – La mataría. – Él apenas oyó, por lo que se queda tieso.
