Bonjour! Esperando que todos se encuentren bien en vista de la situación que estamos pasando a nivel mundial, tengo fé de que todo pasará y volveremos a nuestra vida normal, porque últimamente no estamos tranquilos. Con Dios, podemos lograrlo, sólo contribuyan a cuidar su salud y la de sus familiares, por eso Quédate en Casa. Al quedarte, te estás cuidando a ti, la de tu prójimo y la de tu familia.

Volviendo a esta historia, he estado trabajando arduamente para subir capítulos más seguido, porque quiero finalizar todos mis fics, aunque tomará más tiempo; sin embargo, los iré concluyendo poco a poco.

Para no abundar mucho, les dejo leer. Espero que les guste el capítulo.


Okāsan, doko ni iru no?

(25)

Se podía apreciar el reconocible y puntual sonido de un despertador haciendo eco en una amplia recámara mientras los rayos del sol entraban por su ventana. Sobre la cama, se podía distinguir un bulto encogido debajo de las cobijas, el cual se removió y de éste, salió un brazo que empezó a tentar con la palma de la mano, la mesita de noche en busca de sentir aquel odioso objeto de donde provenía aquel molesto sonido que no se detenía. Palmeó hasta encontrarlo, agarró el despertador y se lo llevó debajo de las sábanas. A los pocos segundos, el mismo brazo salió de entre las cobijas sosteniendo el despertador y éste cayó al suelo. El bulto se movió en un intento de acurrucarse y descansar otros cinco minutos, pero una voz femenina resonó en su cabeza.

"Ojou-sama, debe levantarse. Recuerde su importante cita..."

Cómo olvidar que debía reunirse con ella. Natsumi se levantó y rápidamente se encaminó hacia el baño. Diez minutos más tarde, se podía escuchar provenir del baño, el sonido del agua cayendo contra el piso, y a través de la plástica cortina se apreciaba su figura, de nívea piel, permitiéndose refrescar su cuerpo. Cerró los ojos con pesadez mientras sentía las cálidas gotas de agua golpeteando suavemente contra las curvas, cumbres y hondonadas de su rostro para luego caer lentamente por éste hacia abajo, por su mentón, cuello, la pequeña depresión de su clavícula, entre sus pechos, su plano vientre y finalmente hasta sus pies, en el resbaloso suelo de cerámico blanco.

Suspirando, cerró el grifo y tomó una toalla, la cual sujetó con firmeza alrededor de su cuerpo. Luego, sin más, abandonó la ducha y tomó una segunda toalla, y con ésta, empezó a presionar delicadamente su cabello violeta una y otra vez, librándose del exceso de agua en éste. Entrecerró sus negros ojos con tristeza. Caminó hacia el guardarropa y escogió su atuendo. Con parsimonia, se colocó un pantalón gris de mezclilla, más luego se removió la toalla y se abrochó un brasier blanco, mismo color de la camiseta de tirantes que había elegido y enseguida se deslizó desde el cuello hasta las caderas; asimismo, se puso unos botines blancos en material sintético decorado con un correaje en el empeine que tenía una hebilla, de tacón fino y elegante. Y, por encima, se deslizó una chaqueta negra, la cual dejó desabrochada.

Completamente vestida, con el cabello suelto cayendo como cascada, agarró su cartera blanca y salió de la mansión Hatake, dejando a un Koishi completamente dormido y al cuidado de Chizuru. Subió a su automóvil blanco y arrancó en él. Iba todo el trayecto pensativa, además estaba nerviosa, puesto que era un día sumamente importante para ella y su hermana. En efecto, la importante cita programada se trataba de su gemela, a quien llevaba tiempo sin ver desde la visita que ambos grupos le realizaron a la directora de la Academia Star. Sí, esa fue la última vez que se vieron y hablaron. Sí, la última vez que hablaron, ya que Natsumi no aguantó y le soltó lo que había escuchado a escondidas de sus padres. Natsuki simplemente sonrió con tristeza, más le dijo una frase que la dejó sin palabras para debatir: "¿Tienes pruebas de lo que me dices?".

Redujo la velocidad hasta estacionar el auto a un lado de la acera, frente a un elegante restaurante. Rebuscó entre su cartera, agarró una gafa de sol, la cual se puso al instante, evitando que los fans la reconociera creando un alboroto, y descendió del vehículo. Trató de ubicar el automóvil de su hermana, más no lo encontró, llegando a la conclusión de que probablemente se había retrasado. Sin más, decidió atravesar el pavimento. En ese instante dos niños chocaron contra ella provocando que perdiera el equilibrio, más se reincorporó al instante. Avergonzados, los niños pidieron disculpas con formalidad y se retiraron corriendo, con el pensamiento de que ella les haría algo, pero no actuaría en contra de unos niños que acabaron por pedir disculpas, sería inmaduro de su parte.

Arribó al restaurante. Inmediatamente, un camarero se acercó a ella, por lo que pidió un café de entrada mientras esperaba a su gemela. Tomó asiento encima de una silla, con ambos codos apoyados sobre la mesa, y los dedos de sus manos enroscados firmemente alrededor de una taza blanca, ella acercó ésta a sus labios y bebió un sorbo del humeante café recién servido. – Delicioso. – dijo dentro de sí misma, disfrutando del aroma y sabor del líquido negro.


...

Mientras tanto...

Atravesando las calles de la ciudad, Hiroshi conducía un deportivo rojo e iba acompañado de Natsuki, quien se encontraba sentada en el asiento del copiloto. Todo iba bien. La velocidad era normal, pero sentía que algo andaba mal. El semáforo cambió de amarillo a rojo, frenó con ligereza. Vio a través del retrovisor y echó un rápido vistazo a la chica sentada a su costado, quien se veía tan preciosa vistiendo una blusa holgada de mangas 3/4 de color beige, falda violeta en corte A que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y zapatos negros de tacón, también llevaba puesto un collar con piedrecitas violetas haciendo juego con el color de la falda.

El semáforo cambió a verde, así que retornó el camino en dirección al restaurante, donde Natsumi había citado a su amada. – Natsuki...– la nombrada apretó fuerte su cartera negra. Como la chica tardaba en responder, volvió la cabeza hacia ella. Natsuki estaba nerviosa, pues observaba a los transeúntes con inquietud. Sonrió divertido por el nerviosismo de la Hatake, así que retornó la vista al frente. – Amor, no deberías estar nerviosa, es tu hermana. – le dijo con obviedad.

Natsuki se mordió el labio inferior. – Es por eso que...– agachó la cabeza, preocupada. –...me siento agitada.

A medida que avanzaba, observó rápidamente de soslayo a su amada, ella se encontraba asustada. Podía deducir con sus gestos que, ambas tuvieron algún disgusto. Extendió la mano derecha para tocarle su mano izquierda, ella reaccionó mirándole, así que giró la mano quedando la palma hacia arriba, entonces ella juntó la suya con la de él. Entrelazaron sus dedos y apretaron fuerte. La sintió tensarse cuando él disminuyó la velocidad, pues estaban próximos al restaurante. – ¿Estarás bien? – le preguntó, preocupado. Ella no respondió. Entonces estacionó el vehículo al lado del cruce peatonal. Ella le apretó su mano. – Amor, sé que ambas necesitan espacio para conversar, pero si quieres que espere aquí, lo haré. – dijo él, correspondiendo el gesto de ella.

Natsuki negó con la cabeza. – Estaré bien. – respondió volviendo la cabeza hacia él. – Además, tienes varios compromisos que debes atender. No puedes faltar. – él iba a debatir, más ella se adelantó. – Has hecho suficiente en acompañarme hasta aquí y estoy agradecida. – ambos acortaron la distancia que los separaba, abrieron ligeramente sus bocas y posaron sus labios sobre los de su pareja, aprisionándolos en un corto pero sustancioso beso. Ella inhaló profundo, exhaló lento, intentando disipar un poco su nerviosismo; entonces abrió la puerta del auto.

Amor. – siseó Hiroshi, llamando su atención. Ella lo miró, interrogativa. – Llámame cuando necesites que pase por ti. – obtuvo un asentimiento de cabeza, luego ella salió del auto, cerrando la puerta a su paso. Mientras esperaba que Natsuki entrara al restaurante, recostó la cabeza en el asiento sin apartar los ojos de ella. Fue entonces que la vio detenerse en la entrada del establecimiento, respirar profundo y luego arribar al mismo. Sonriendo, encendió el motor del automóvil y arrancó acelerando.

Natsuki ubicó a su gemela y, mientras avanzaba, el corazón le palpitaba cada vez más rápido; pues, el nerviosismo había arropado todo su cuerpo, ya que no veía o hablado con su hermana desde el día que abordaron a la directora, con el objetivo de cuestionarle sus decisiones de paralizar las actividades grupales. Ese mismo día, ella le confesó haber escuchado a sus padres conversando sobre otra hija, que no eran gemelas, sino trillizas y cuántas otras informaciones más que en ese momento no podía comprender, o no quiso comprender.

Por su parte, Natsumi tomó un sorbo de café mientras observaba, nerviosa, a distintos puntos buscando a su hermana hasta que la encontró. Ella se aproximaba, caminando con su tan característica elegancia. Rápidamente, se levantó de la silla. – Hola. – musitó al verla detenerse, más nerviosa que antes.

Frente a frente, cara a cara...

Natsuki colocó su mano derecha en el antebrazo izquierdo y apretó esa zona, insegura. – Hola. – respondió entre susurros. Ambas desviaron los ojos hacia direcciones opuestas... Sin embargo, un camarero se acercó a ella, lo cual agradeció y le solicitó una taza de té de tilo, puesto que el mismo servía como calmante y relajante muscular. Al unísono, tomaron asiento una frente a la otra. Para Natsuki, los segundos transcurrían como si fuesen minutos y éstos como horas.

Señorita, su té. – el camarero colocó la taza sobre la mesa y se retiró.

Natsumi observó a su hermana recuperar la postura, soplar el líquido de la taza, alejando un poco el humo proveniente de ésta y beber con galantería el té recientemente servido. Sus labios se curvaron hacia arriba en una leve sonrisa, después de confirmar con esos gestos, que ella seguía siendo la misma Natsuki. De repente, sus negros ojos se desviaron hacia la ventana y lo que vio le devolvió a la realidad. Un autobús con una imagen pegada de Hiroshi y Natsuki sosteniendo el mismo micrófono, pasaba frente al establecimiento. Cierto, su hermana decidió vivir con su enamorado desde hacía más de un mes y, para empatar, sus padres no regresaban de viaje. – Hiroshi-san...– Natsuki le miró fijamente, por lo que esquivó la mirada de ella observando un punto incierto. – ¿Te trata bien? – preguntó y se llevó la taza a los labios. Bebió un sorbo de café, no esperando respuesta de parte de la mayor.

Natsuki entrecerró sus ojos, aliviada y a la vez sintiendo felicidad porque ella se preocupara por su bienestar. – ¿Cómo...? – Natsumi clavó los ojos en ella. Imitó la acción de la chica, también desvió la vista hacia un punto no específico. – ¿Cómo van los preparativos para tu boda? – bebió un gran sorbo de té.

Ninguna obtuvo respuestas a sus preguntas, parecían dos completas desconocidas. Intercambiaron miradas curiosas y permanecieron mirándose durante tres segundos. Se veían como dos chicas tensas que estaban en una cita con un incómodo pretendiente. No aguantando sus extrañas expresiones, estallaron en risas. Los presentes les lanzaron miradas interrogantes, por lo que se cubrieron sus respectivas bocas, evitando que las carcajadas fueran escuchadas por los comensales. Cansadas de reír, suspiraron aliviadas.

Hiroshi... empezó a decir Natsuki, un poco más relajada. – Él es tierno, y me cuida bien. A veces pienso que es mi niñera, porque está pendiente de mí. – un leve sonrojo apareció en sus mejillas. – Pero...– sus ojos brillaron con intensidad. – Cada día que pasa, me enamoro más de él. – avergonzada, se cubrió el rostro con ambas manos.

Leve risilla escapó de la garganta de Natsumi, alegre de saber que su hermana es inmensamente feliz al lado del Sarutobi. Pero al mismo tiempo, entristecida debido a las circunstancias que ata y aleja a ambas familias. – Onee-chan...– susurró, con melancolía.

Las facciones del rostro de Natsuki, entristecieron. – Lo sé. – agachó la cabeza. – He intentado olvidar tus palabras, más no deseo que se haga realidad. Porque...– deslizó las manos debajo de la mesa y agarró la tela de su falda. –...no quiero perderlo. – apretó la tela, estrujándola. – Lo amo, Natsumi. Lo amo demasiado, pero sé...– un nudo la acalló, tragó saliva con fuerza. – Sé que prometí vengar a nuestra familia, más no creo poder hacer nada que le hiera. Lo siento, perdóname. – un par de lágrimas escaparon de sus ojos, las cuales se deslizaban por sus sonrojadas mejillas. – Te fallé como hermana, rompí nuestra promesa. Pero es que...– se cubrió la boca, evitando sollozar en el establecimiento. –...simplemente no puedo herir a Hiroshi lastimando a su madre. Por más daño que nos han hecho, yo... yo no...– las lágrimas no dejaban de caer y el nudo en la garganta le impidió seguir hablando.

Natsumi apretó los labios en una línea. Su hermana sufría, lloraba en silencio ante sus ojos. Ella estaba perdidamente enamorada del Sarutobi, hijo de la mujer que les hizo daño a sus padres. Lo intuía, sabía que eso pasaría, por lo que intentó decirle lo escuchado aquella vez para que las cosas no resultaran así; sin embargo, ella decidió y aceptó convivir con él por encima de su advertencia. También, estaba el hecho de que su padre no permitirá que esa relación progrese; su madre, simplemente, apoyará la decisión del pilar de la familia; Koishi se mantendrá al margen de la situación y ella... Ella sufrió mucho, creció sin padres pensando que ellos la habían abandonado y no resultó así, descubrió que tenía una gemela y un hermano menor; cuando encontró a su madre, estuvo a poco de perderla y ahora resultaba que ellas no eran gemelas, sino trillizas, y de la tercera se desconocía su paradero.

Vio a su hermana agarrar una servilleta y limpiar los rastros de lágrimas. Sabía que ella se reprimía, ella quería estallar en llantos, más aguantaba. Ella siempre intentó ser la más fuerte de las dos, aunque estuviera muriéndose por dentro; pero ésta vez... Ésta vez, la Natsuki segura de sí misma, la chica alegre, la que mantenía una sonrisa a pesar de su madre estar hospitalizada entre la vida y la muerte, la que le dijo muchas veces "No te dejes caer"... Ésta vez, esa Natsuki, sí, ella se derrumbó ante sus ojos. Ella estaba enamorada y conocía ese sentimiento. Si colocaba en una balanza el amor que sentía entre Ishida y su familia, no sabría cuál elegir. Pero ella fue valiente al elegirlo a él, arriesgándose a sufrir luego. Y es que, amar es lo más maravilloso del mundo.

No te juzgaré. – dijo Natsumi, segura de sus palabras. Desconcertada, Natsuki alzó la cabeza con los rastros de lágrimas en las mejillas. – No lo hice cuando no volviste a casa, y ahora tampoco lo haré. – extendió la mano derecha hacia ella, incitando a tomarla. – Eres mi hermana. – Natsuki extendió su mano derecha y le agarró la mano. – Cuesta tomar decisiones y duele reconocer. Por eso estoy orgullosa de ti. – le apretó la mano, brindándole apoyo. – Y si alguien falló en su rol de hermana, esa soy yo, porque cuando me enteré sobre aquello, no te brindé mi apoyo, solo te advertí y me alejé.

Y yo no quise escuchar. – agregó Natsuki, derramando más lágrimas.

Las facciones del rostro de Natsumi suavizaron, mostrando una mirada cálida. – Lo amas. Sé que él también te ama, ambos se adoran. – el rubor en las mejillas de su hermana, intensificó. – Los errores de nuestros padres, no deberían repercutir sobre nosotros y, a pesar de todo, acontece ésta situación. – la mano de Natsuki que aún sostenía entre la suya, temblabla. – Pase lo que pase, deberás tomar la decisión que te haga feliz.

Natsuki negó la cabeza. – Pero si en verdad tenemos otra hermana... Otō-san...– empezó a murmurar, más silenció.

¿Onee-chan? – atinó a decir Natsumi, intrigada.

Natsuki deslizó su mano derecha soltándose del agarre de su hermana y la posó en el pecho. Agachó la cabeza, un poco asustada. – Otō-san... Si de verdad, la directora tuvo que ver en algún atentado...– asustada y nerviosa, miró directamente hacia los ojos de Natsumi. – Otō-san destruirá a la familia Sarutobi hasta acabarla por completo, incluyendo a Hiroshi. – cerró los ojos, aplastando las lágrimas que deseaban salir de éstos. – Si Hiroshi es lastimado, yo...

Onee-chan...– susurró Natsumi, obteniendo la atención de la nombrada, quien le observó melancólica. Entrecerró los ojos, sonriendo y mostrando una expresión serena. – Lucha por tu amor. – Natsuki abrió sus ojos, desconcertada por ese consejo. – Sé feliz.

Natsuki se limpió los rastros de lágrimas en sus mejillas. – Ya no hablemos más de mí, cuéntame sobre ti. – musitó, tratando de olvidarse por un momento de sus preocupaciones. – ¿Cómo van los preparativos de la boda? Pronto te casarás.

Hai! – exclamó Natsumi, feliz. – Pero con todo lo sucedido y, sin mencionar, que nuestros padres no están cerca, hemos aplazado la fecha. – agachó la cabeza, un tanto entristecida. – También, me gustaría pedirte, si está dentro de tus posibilidades...– alzó la cabeza, reanimada. – ¿Quieres ser mi dama de honor y madrina de boda?

Una amplia sonrisa atravesó sus labios. – Por supuesto, con mucho gusto acepto. – respondió Natsuki, feliz por la petición de ella.


...

Al mismo tiempo...

Conduciendo su deportivo rojo a una velocidad de 20 kilómetros por hora mientras atravesaba las calles de la ciudad, Hiroshi veía con detenimiento los altos edificios como si estuviera buscando alguno en específico, pero ninguno era el indicado y, llevaba más de media hora dando vueltas por el mismo sector y las mismas calles procurando encontrar la sucursal de esa empresa. Derrotado, estacionó el vehículo al lado del cruce peatonal, cerró los ojos y entonces recostó la cabeza en el asiento. – Es inútil, debe de tratarse de una empresa fantasma. – susurró, irritado.

Hemos pasado por esta calle cinco veces, y según me has contado... empezó a decir Ishida, quien se encontraba sentado en el asiento del copiloto mientras tecleaba su móvil. –... probablemente, sea este edificio. – seguro de sí mismo y de la información encontrada, le mostró el celular a su amigo.

Hiroshi abrió los ojos y agarró el teléfono, entonces decidió ver la información publicada en la página web encontrada por el Ukitake. En la misma, podía visualizar la fotografía de un alto edificio y, más abajo, la de un hombre de piel muy pálida, con un pelo de color negro que le llegaba hasta la cintura. Él tenía una sonrisa retorcida dibujada en los labios, ojos de color ámbar con cortes en sus pupilas y unas marcas de color púrpura alrededor de éstos, haciendo referencia a la naturaleza de serpiente. – Este hombre...– frunció las cejas, preocupado. –... siento que es peligroso. – le devolvió el móvil al Ukitake.

Ishida se llevó una mano debajo del mentón, pensativo. – ¿Entonces, será él quién ha estado en contacto con Natsuki? – se preguntó más para sí mismo, que para su amigo. – Pero se ve muy mayor para ella. – calló, nervioso. Pues, el Sarutobi lo miraba con una expresión de pocos amigos. Una gota deslizó por su cabeza, al sentir esa incómoda mirada. Carraspeó la garganta. – No creo que sea él, puede tratarse de alguien más. Además, si fuera así, qué interés puede tener hacia ella. Digo, Natsuki te ama y sólo tiene ojos para ti, no se fijaría en un hombre como ese. – volvió la cabeza hacia el costado para contemplar a los transeúntes y, a la vez, dándole espacio a su compañero de pensar mejor en la situación.

No es lo que estás pensando. – aclaró Hiroshi, recordando esa fotografía de su madre años atrás conversando calurosamente con el padre de su novia, la cual vio en el celular de Natsuki, tiempo atrás.

Ishida enarcó una ceja, confuso. – Ahora entiendo menos. – musitó, mirando al Sarutobi fijamente. – Me dices que, un hombre ha estado llamando a Natsuki, a altas horas de la noche. Una voz que no reconociste cuando contestaste la llamada. – vio a su amigo, apoyar la cabeza en el guía. – Guardaste ese número y localizamos la ubicación, misma que nos trajo hasta aquí. ¿Y entonces?

Hiroshi dejó escapar un sonoro suspiro, agotado tanto físico como mentalmente. Desde la noche que vio esa fotografía en el celular de Natsuki, ha procurado estar pendiente y cerca de ella, no por desconfianza, puesto que si alguien le envió esa imagen, ella debe de tener un motivo oculto; sino para protegerla de cualquier peligro o sufrimiento. Pues, hacía tiempo, notaba a su madre inquieta y nerviosa cuando alguien mencionaba el nombre de algún miembro de la familia Hatake. No sólo eso, su madre ha intentado orillarlo para que cortara su relación con Natsuki sin darle explicaciones. – No sé con exactitud qué pasa, pero...– recuperó la postura. – Quiero conocer la verdad, porque presiento que Natsuki está en peligro.

¿Peligro? ¿De qué o quién? ¿De ese hombre? – interrogó Ishida, dudoso. – Amigo, estás pensándolo demasiado, ella...– silenció al vislumbrar una figura bastante familiar. – Y ahí va, el hombre que buscamos. – echó un vistazo a su amigo. – Si de verdad ese es el hombre...– abrió los ojos desmesurados, pues el Sarutobi se quitaba el cinturón dispuesto a bajar del auto. – E-Espera... ¿Qué piensas hacer? ¿Abordarlo y golpearlo? – el nerviosismo se apoderó de todo su cuerpo.

Una divertida sonrisa atravesó los labios del Sarutobi. – Sólo hay una forma de saberlo. – dijo abriendo la puerta. – Y la idea de golpearlo, no suena mal. – salió del automóvil con prisa y cerró la puerta detrás de sí.

Ishida lo vio cruzar la intersección y aproximarse a ese hombre; suspiró. El hecho de perseguir a una persona, sólo por desconfianza y temor de que alguien le pudiera quitar el amor de Natsuki, era una completa estupidez. Volvió a suspirar, pues su amigo, si bien era cierto, desde la niñez ha estado tonta y locamente enamorado de la Hatake, por lo que hacía lo posible para estar cerca de ella, sea un drama, película o compartiendo escenarios. Contaba los minutos para cuando la volviera a ver; pero al momento de tenerla cerca, la provocaba con la única intención de que ella se fijara en él y, a la vez, buscaba las formas de evitar que otros chicos interesados en ella se les acercaran. Y la única manera que encontró, fue aproximarse físicamente; pues en cada roce que tenía con ella, hacía retroceder a sus contrincantes.

Cada vez, el Sarutobi se volvía posesivo. Llegó un punto, precisamente cuando filmaban la escena de una película, en el que Hiroshi no aguantó tenerla cerca y, rompiendo el historial de acercamientos sin llegar a algo más, la besó delante de todos los presentes. Lo entendía, pues era difícil estar cerca de la chica que amas locamente y tener que reprimir esas enormes ganas de aprisionarla contra la pared hasta convertirla en una mujer... Su mujer...

Incluso, como hombre, para Ishida ha llegado un momento, en el que los besos ya no son suficientes para reducir el incontrolable deseo hacia Natsumi y, para evitar herirla, debe liberarlo de algún modo. Y así como las emociones lo torturaban, comprendía que Hiroshi pasó por lo mismo, hasta que sus deseos ya no fueron controlables, pues era obvio que, su cuñada y amigo se dejaron llevar por la tentación; además, el brillo en sus ojos, el día que aparecieron en la oficina de la directora de la Academia Star tomados fuertemente de las manos, los delató. Se veían diferentes, más amorosos y, sobretodo, más adultos.

Era un hecho reconocible para todos sus amigos, quienes conocían la trayectoria de ambos como pareja y, no era un secreto para nadie, que esos dos han sido los más solicitados en diversos eventos y producciones, como también, los mejores pagados de entre los famosos pertenecientes a Star Entertainment. La fama iba en aumento y, debido a ello, resultaba difícil reunirse todos como antes, charlar sobre temas irrelevantes, contar chistes, pasar un rato ameno... Los días se estaban volviendo cada vez más ocupados. Sólo esperaba que, la boda fuera un día tan especial, en el que sus amigos dejaran cerrada sus agendas con la finalidad de asistir a dicho evento.

Ishida parpadeó más confundido al observar a su amigo, conversando agradablemente con ese hombre. Conversando con él... Entrecerró sus ojos. – Probablemente, le está sacando información valiosa. – dijo para sí mismo, suspirando. Después de todo, el Sarutobi siempre ha sido así.

Hiroshi dio vuelta sobre sus talones y regresó al automóvil, donde Ishida, crédulo, esperaba por él con los brazos cruzados. Cuando abordó, se ajustó el cinturón de seguridad para luego ver al Ukitake, quien tenía una ceja arqueada y los brazos cruzados. – ¿Qué? – preguntó, inocente.

Ishida deshizo el cruce de brazos, más dejó escapar un sonoro suspiro. – Me sorprende que llegaras a esto. – respondió, sin dejar de observarlo.

La mirada del Sarutobi se tornó sombría. – Ishi...– el aludido parpadeó desconcertado, pues cuando él usaba ese tono de voz, era para confesarle algo de suma importancia. – La voz de ese hombre, era la misma que escuché esa noche en el celular de mi mujer. – enojado, encendió el motor del automóvil y arrancó acelerando. – Ese hombre...– apretó fuertemente el guía. – Le ha estado enviando unas fotografías a ella, sobre mis padres y nuestros suegros. – Ishida, impresionado, dejó caer el celular de entre sus manos. – Tengo el presentimiento de que, algo sucedió en el pasado de nuestras familias. Probablemente, Natsuki está investigando ese algo y ese hombre conoce la verdad. – apretó los dientes tan fuertes que éstos chirriaron. – Pero...– en un arrebato, golpeó el guía. – Él no es de fiar. Ella está en peligro.

Pero si él conoce la verdad... ¿Por qué ella estaría en riesgo? – interrogó Ishida, cada vez más confundido.

Estuve investigándolo y ese hombre es un empresario manipulador. – respondió Hiroshi, nervioso y preocupado. – Su fortuna se debe a los negocios sucios que mantenía o mantiene, incluso estuvo bajo investigaciones por presuntos negocios de tráfico de estupefacientes. – el semáforo cambió a rojo, así que frenó con ligereza. Su nombre ha sido mencionado en las noticias... Orochimaru...

Ishida abrió los ojos como platos, atónito. – ¿Cómo ella logró tener contacto con ese sujeto? – cuestionó mientras se llevaba una mano a la frente, tratando de comprender y asimilar toda esa información.

Entrecerró los ojos, furioso. – Es lo que voy a descubrir. – dijo Hiroshi, seguro de sí mismo. – Mientras...– el semáforo cambió a verde. – No dejaré a mi esposa sola, ni un segundo. – arrancó. – Tampoco dejaré brecha alguna para que él la contacte. – volvió a apretar el guía, atemorizado por lo que podía sucederle a la chica, debido a esos intimidantes ojos amarillos, los cuales no dejaron de observarle en ningún momento.


...

Minutos después en el restaurante...

Un par de platos con residuos de comida encima de la mesa, tenedores y cuchillos sucios sobre dichos platos. Las gemelas, sentadas cómodamente, bebían de sus refrescantes zumos de naranjas después de haber consumido un saludable desayuno. Natsumi agarró la servilleta de tela, la cual había colocado encima de sus piernas antes de degustar el desayuno y se limpió los labios con ella. – Onee-chan...– musitó mientras Natsuki bebía un leve sorbo del líquido amarillento. – En media hora, tengo una sesión fotográfica y, más tarde, una grabación como seiyū. – colocó la servilleta sobre la mesa. –¿Quieres acompañarme? – interrogó, esperando una afirmación como respuesta.

Ante la sorpresiva pregunta, Natsuki cerró los ojos un momento. – Nm... No lo sé... Hoy, mi agenda está apretada...– entreabrió el ojo derecho, más observó a su hermana agachar la cabeza con tristeza. Dejó escapar una risilla, ante el rostro desanimado de la chica, quien frunció el entrecejo. – Te acompañaré. – logró decir al final.

Feliz, Natsumi se levantó de la silla. – Iré al baño y regreso en unos minutos, para que podamos irnos. – dicho esto, se alejó de su hermana en dirección a los baños.

Sonriendo por la actitud infantil de su hermana menor, Natsuki rebuscó entre la cartera hasta encontrar su móvil, el cual agarró y empezó a escribir mensajes. "Acompañaré a Natsumi, el resto del día", envió dicho mensaje de texto, esperó ansiosa y, al instante, recibió respuesta: "Recibido, estoy con Ishida. Así que, disfruta el día con tu hermana, llámame e iré enseguida a buscarte. Te amo". Una sonrisa cálida atravesó sus labios. "Te amo", ella también le respondió. De repente, sintió la presencia de alguien parado frente a ella. Al levantar la mirada, su desconcierto fue notable. Un hombre de piel muy pálida, con un pelo de color negro que le llegaba hasta la cintura, tomó asiento encima de la silla donde, anteriormente, Natsumi estaba sentada.

Él tenía una sonrisa maliciosa dibujada en los labios. Mientras la miraba con esos ojos de color ámbar con cortes en sus pupilas y unas marcas de color púrpura alrededor de éstos, cruzó las piernas. – ¿Te asusté? – pregunta él con burla.

Me sorprendió, no esperaba verlo aquí. – respondió Natsuki, recuperando la postura. – Orochimaru-san...– le dedicó una sonrisa amable.

Orochimaru se echó el cabello hacia atrás, ya que éste deslizaba hacia delante y le cubría la visión. – Dime tío. Después de todo, eres mi sobrina. – se cruzó de brazos. Ella asintió con la cabeza. – Volviendo a los negocios, he intentado localizarte en los últimos días...– Natsuki agachó la cabeza, avergonzada. – Acaso... ¿Me estás evadiendo? – enarcó una ceja, en una acción acusatoria. Ella se encrispó. –¿Ya no quieres conocer la verdad de los incidentes ocurridos a tu madre?

Natsuki se mordió el labio inferior, pues era cierto que deseaba saber realmente qué pasó años atrás, qué desencadenó a que su madre viviera todo ese sufrimiento; pero el precio a pagar por esa información, era muy alto. La condición que él dispuso, era entregarle las empresas de sus padres a cambio de suministrarle las pruebas que señalaban a los presuntos culpables. Sin embargo, ellos sacrificaron mucho para lograr lo que actualmente tenían. Y no sólo eso, ella perdería algo más: su amor por Hiroshi. No... Si la directora tenía que ver en todo aquello, ella no sabría qué hacer. Lo mejor es no saber nada. – Discúlpeme Orochimaru-san, pero no creo poder manejar la verdad. – el nombrado dejó escapar un sonoro suspiro. – Además, quiero concentrarme en mi esposo y mis actividades.

Orochimaru se puso en pie. – Si cambias de opinión, estaré en la habitación 302 de este hotel. – colocó una tarjeta donde decía el nombre del referido hotel y marchó.

Natsuki sabía que él deseaba ayudarla a entender muchas situaciones del pasado, pero ella no se encontraba preparada para escuchar esas informaciones. También, comprendía dentro de su ser, que Kurenai estaba implicada, así lo presentía. Tarde o temprano, la verdad saldría a la luz y ella no sería esa persona quién la diría. No... Sacudió la cabeza, alejando negativos pensamientos y vio a su hermana acercarse con prisa.

Disculpa onee-chan, me tomó más tiempo. La puerta se atascó y no podía salir. dijo Natsumi, apenada. Más no sabía que, alguien la bloqueó.

Natsuki se puso en pie, guardando la tarjeta dentro de la cartera, a escondidas de su hermana. – Descuida, estamos a tiempo. – atinó a decir, confiada. Tomadas de la mano, las hermanas salieron del restaurante.


...

Semanas después...

Sentada en un café y, vistiendo un abrigo blanco con cuello de tortuga, jeans azul ajustado y botines negros, Árika veía a los transeúntes pasar de un lado a otro. Podía sentirse la suave brisa de esa temporada, pues pronto sería diciembre y la navidad estaba a la vuelta de la esquina; época para compartir en familia... Familia que se encontraba lejos de ella. Para lograr convertirse en ídol, a temprana edad se alejó de casa con el apoyo de su padre y de eso hacían más de diez años. Tiempo que no lo veía en persona, sólo a través de videollamadas. Cumplió sus sueños y ya era tiempo de volver a casa.

Agarró la taza con ambas manos y la llevó a los labios. Mientras soplaba el caliente té, recordó a sus amigos, los momentos compartidos, las difíciles situaciones por las que tuvieron que pasar. Después de escalar tan alto como equipo, C-ute fue reducido a nada... No han vuelto a realizar actividades juntas, cada una centró su atención en sus propios proyectos. Ni siquiera han tenido tiempo de reunirse y compartir al menos un rato. Sólo Callings permaneció en hiato a petición de la directora, debido a las apretadas agendas de sus miembros, pero ellas... ¿Por qué no volvieron al escenario? Callings era un grupo independiente de C-ute, una sub-unidad de Star Entertainment. Más todo se ha reducido y C-ute quedó en el olvido, por lo que no había motivos para que ella permaneciera en aquella ciudad.

El té ya estaba tibio, así que bebió un gran sorbo. En ese instante, vio a dos personalidades conocidas, quienes se aproximaron a ella en completo silencio. – Pensé que no vendrían. – siseó Árika, tristemente.

Yoshida tomó asiento frente a ésta y Nanami sobre la silla ubicada entre ambas. – No podíamos ignorar tu llamada. – dijo Yoshida, sonriente.

Nanami asintió con la cabeza, dándole la razón a su compañera. – Hemos llegado lo más rápido que pudimos. – agregó la Uzuki, preocupada por su amiga.

Árika las miró con detenimiento, Nanami se veía ansiosa y Yoshida bastante tranquila, aunque por dentro podría estar más nerviosa que la Uzuki. Y Kimi... Faltaba su mejor amiga, entendía que ella tal vez no iría al encuentro debido a la condición de su madre Shizune, quien ha permanecido en coma desde esa noche que intentaron asesinarla con un disparo directo al corazón. Poco a poco, Kimi fue apartándose del medio artístico y puso toda su atención en cuidar a su madre con ayuda de su padre Genma, hasta no aparecer más en las noticias, por lo que los productores minimizaron su participación a cero y ya nadie preguntaba por ella, sólo sus amigos han permanecido apoyándola.

Suspirando, Árika colocó la taza encima de la mesa. – Lo he estado pensando y dejaré la ciudad. – dijo sin titubeos, segura de sus palabras. Las dos chicas abrieron los ojos como platos, incrédulas, e intercambiaron miradas, pensando en quién debía hablar. – Sé qué me dirán, pero...– procuró Árika, adelantándose a lo predecible. – He tomado mi decisión, dejaré C-ute. Nuestro grupo ha quedado en olvido y, pocos, son los que hablan de él. Después de todo, ustedes tienen proyectos separados. – Yoshida bajó la mirada, entristecida. – Natsumi está concentrada en su boda con Ishida-san, y Natsuki...– Nanami entrecerró sus negros ojos, pues entendía el sentimiento de la Yamashiro. – Natsuki es más difícil de contactar que Natsumi. Ella y Hiroshi-san, cada vez son más solicitados y su popularidad ha sobrepasado las nubes.

Yoshida cerró las manos en puños, enojada consigo misma; pues no debía desear al hombre de una amiga, pero todavía amaba al Sarutobi, quien está perdidamente enamorado de la Hatake, y ella le correspondía. Varios chicos les ha pedido salir, más los rechazaba porque era un hecho de que, no se sentía preparada para dejar ir ese amor no correspondido y permitir que otro ocupara su lugar. Sin embargo, estaba feliz por esos dos, aunque deseara ese puesto con todas sus fuerzas, él jamás sería de ella. Él, es y seguirá siendo, para su desosiego, de Natsuki.

Por su parte, Nanami era feliz por todo lo que había alcanzado desde que ingresó a la Academia Star y formar parte de Star Entertainment. Pero, además comprendía que, tarde o temprano, esa felicidad algún día terminaría. Su madre reconoció su talento, a pesar de la negatividad al principio, pues no aceptaba que su hija estuviera sobre un escenario, debido a las situaciones ocurridas en el pasado cuando Yugao era miembro de la generación anterior de C-ute. Actualmente, su madre apoyaba cada una de sus decisiones, al igual que su esposo Taisuke, quien todavía se encontraba de viaje por negocios. Ambos se extrañaban, él no podía abandonar ese acuerdo, ya que definiría el futuro de las empresas Kanroji, y ella tenía sus metas en esa ciudad. Sin embargo, a pesar de ambos respetar las decisiones de su compañero de vida y el hecho de cada día extrañarse, Taisuke le propuso meses atrás, la noche que estuvo con sus amigos en la playa y que de regreso a la ciudad, Hiroshi y demás, casi tuvieron un accidente automovilístico, que viajara para estar con él y vivir juntos como una pareja unida, y así formar una familia.

Cada una pasaba por la etapa más complicada y madura de su vida... Dejar C-ute... O continuar las actividades como el grupo que llegaron a ser... Necesitaban pensarlo con más calma y definir qué sucederá con C-ute...


...

En algún lugar de la ciudad Konoha...

Se podía visualizar a una joven mujer caminando sobre el camino peatonal, dando zancadas en forma de saltos y aterrizaba, intencionalmente, sin tocar las líneas divisorias del pavimento con su converse blanco con negro. Llevaba puesto un conjunto de short y abrigo color verde esperanza, y camiseta blanca de tirantes; cuyo abrigo lo tenía desabrochado. También, en su espalda colgaba una mochila negra, cuyas aletas mantenía agarradas. Su cabello negro que le llegaba hasta los hombros, danzaba al ritmo del viento cuando éste soplaba y ella saltaba.

Uno...– salto. – Dos...– salto. – Tres...– dio una zancada y se detuvo frente a los portones de hierro de una enorme mansión. – Las palabras mágicas...– pensativa, se llevó una mano debajo del mentón. – ¿Ábrete sésamo contará? – dejó escapar una risilla, divertida por su tonta conjetura. Decidió tocar el timbre, pero nadie salió a recibirla. – Mm...– frunció las cejas, un poco enojada. – Si salto el portón, el sistema de alarma se activará y no tengo las llaves para entrar. – derrotada, se agachó hasta hacerse bolitas. – Hoy que por fin regreso a casa. – escondió la cabeza entre sus brazos. – Okā-san... Otō-san... Onii-chan... Doko ni iru no? – espiró, entristecida.

Un lujoso automóvil negro se detuvo frente al portón. Se trataba de Asuma, quien descendió el cristal de la puerta y le tocó el claxon a esa extraña chica que se encontraba agachada en forma de bolita frente a la entrada de su casa. Ella no se movió del lugar, así que volvió a tocar el claxon. Ella inclinó la cabeza en su dirección y le miró con esos brillantes ojos negros. Asuma frunció el seño, confundido por la mirada de la chica, y descendió del auto. Entonces, abrió sus ojos desmesurados al darse cuenta quién era esa jovencita. – ¿Himeko...? – verla ahí, agachada en el suelo, casi sentada, hizo que su corazón se detuviera.

Los ojos de la chica se iluminaron. – Otō-san...– susurró como si hubiera visto un ángel caído del cielo mientras se ponía de pie. – Otō-san, tadaima! – de la alegría, saltó sobre él abrazándolo fuertemente.

Nervioso, Asuma tragó saliva. Pues, ella no debería estar ahí... Ella tendría que estar en Italia estudiando Arte y Administración de Empresas. Pero sobretodo, ella no debería ser encontrada por los Hatake. No obstante, un detalle llamó su atención. – Himeko...– tocó el negro cabello de ella. – Tu pelo...

Rápidamente, ella se apartó y, temerosa, empezó a acariciar un mechón de su propio pelo. – ¿No te gusta, verdad? – agachó la mirada, avergonzada. – Quise cambiar mi pelo natural para parecerme un poco a okā-san. – entristeció.

Dolido por las palabras de su hija, Asuma rodeó los brazos alrededor de su delgado cuerpo y la atrajo hacia él, abrazándola fuerte. – Eres mi pequeña hija, mi princesa y no tienes que parecerte a nadie. Sólo debes ser tú misma. – le dijo sonriente, pero dentro de él, estaba agradecido por el cambio de color de su pelo, ya que tendría más tiempo para idear y preparar la situación; puesto que, si Kakashi se enteraba que ella regresó, se la quitaría tal cual lo dejó claro esa tarde en el bar.

Las mejillas de Himeko ruborizaron con un toque de ternura y cerró los ojos feliz. – Me alegra volver a casa, porque extrañaba tus abrazos. – dijo ella, alegre de haber regresado a casa.


...

Por otro lado...

Mientras algunos pensaban terminar un sueño que inició por una pequeña oportunidad, ya que necesitaron pasar la prueba más difícil, la cual fue entrar a la Academia Star; otros, seguían luchando por llegar más alto. Es por ello que, en una habitación de grabación, sentados sobre un sofá alrededor de una pequeña mesa abarrotada de papeles, escrituras y partituras de canciones, se ubicaban Hiroshi, Ishida y Chad conversando sobre el regreso de Callings.

Ishida y Chad intercambiaron miradas, indecisos; pues, con todas las asignaciones y trabajos que tenían actualmente, les impedía dedicar tiempo para realizar una gira como grupo. En especial Ishida, él tenía menos tiempo que Chad, debido a los preparativos de la boda, la cual estaba a la vuelta de la esquina y debía estar más con su prometida para ultimar detalles. – Hiro...– empezó a decir Ishida, pero se mordió el labio inferior, sin saber qué decirle.

Hiroshi agarró la partitura de una canción. – Sé que...– bajó la mirada. –...mi madre nos obligó a dejar nuestras actividades como el grupo que somos, dejándonos en Hiato. – Chad tomó una hoja, la cual contenía las letras de una canción. – Y debido a nuestros trabajos, no hemos podido reunirnos como antes. Pero...– alzó la mirada, decidido. – Podemos intentarlo. Hagamos una gira, por lo menos de una semana. – dijo, emocionado. – Éstas canciones escritas por mí y mi esposa, serán nuestro regreso. Serán un Boom.

De que serán un boom, lo serán. – siseó Chad, sonriendo. Pero se concentró en leer cuidadosamente.

Silencio sepulcral. Entristecido por el silencio de sus amigos, Hiroshi desvió la mirada hacia el costado, donde se ubicaba su esposa Natsuki junto a Natsumi en la cabina de grabación, cuya habitación estaba separada por una ventana de cristal y la puerta de acceso a la misma. Una sonrisa alegre atravesó sus labios, al verlas a ambas colocarse los auriculares y acercarse al mismo micrófono, una frente a la otra.

Ishida movió los ojos hacia un lado, entonces visualizó a su futura esposa en la cabina de grabación acompañada de su gemela, y dejó escapar una risilla. – Los tres estamos en la misma sinfonía. – agregó, contento. Alegres, Hiroshi y Chad chocaron las palmas. Entonces, el Ukitake se puso a leer las partituras y letras de canciones, más se desconcertó debido al mensaje en cada letra. También, vio algo que le asombró. – Interesante. – musitó, entretenido. Pues, a los fans les encantará la idea plasmada en esas canciones. – Vamos a intentarlo. – afirmó.

Hiroshi se puso en pie, más se acercó a los controles y tomó asiento frente a éstos. Presionó un botón. – ¿Están listas? – les interrogó, ella asintieron.

(::: Natsumi Hatake (Airi Suzuki) ~ Good Night :::)

Un solo de piano empezó a sonar y al instante Natsumi empezó a cantar suavemente mientras cerraba sus ojos... Entretanto, Natsuki esperaba pacientemente y cerró los ojos para oír la voz de su hermana, esperanzada a que ella mantuviera el solo, ya que practicaron mucho. Al terminar, Natsuki sonrió feliz.

Natsumi:

Konya mo me wo tojiru I wanna know

Koko kara doko e iku no?

La música de piano terminó y empezó una melodía movida. Ambas abrieron los ojos y, sonrientes, comenzaron a aplaudir para marcar el ritmo de la canción. Aplaudieron ocho veces. Natsumi se llevó ambas manos a los auriculares y los presionó un poco más a sus oídos entretanto mantenía la mirada a las hojas frente a ella. Natsuki también presionó los auriculares a sus oídos sin despegar la vista de la letra de la canción, y así poder escuchar la voz de Natsumi y acoplarse a ella en los coros, tratando de no alzar su propia voz, para que sólo sonara fuerte la voz de su hermana. Natsumi guiñó el ojo derecho.

Natsumi:

Kyou mo tonde kuru Problem

Doushiyou tte nayanda tte

(con Natsuki: Shouganai ugokenai)

Kono mama ja ikenai Uhh!

(con Natsuki: Hontou no koto oshiete

TV sukuriin nozoki konde mo

Wakaranai Oh tell me why?)

Kanarazu sagasu The Truth

Natsuki alzó la mirada, posicionándola en su hermana, quien estaba frente a ella, concentrada en el canto. Pues, cómo no estar orgullosa de su pequeña hermana. Para su sorpresa, Natsumi la miró y ambas sonrieron.

Natsumi:

Hitogoto nante Not not cool

Jibun no koto I'll show you

Mirai no koto kimete iku By myself

Natsuki bajó la mirada a las hojas acomodadas frente a ella. Hiroshi subió y bajó algunas palanquillas, entonces echó un rápido vistazo a las hermanas, quienes cantaban acopladas, no se podía negar que ellas tenían un fuerte vínculo. Pero centró la vista en Natsuki, quien se veía hermosa con ese sencillo vestido azúl marino, un poco más arriba de las rodillas, de mangas 3/4 con las orillas y cuello de color beige, y zapatos beige de tacón.

Natsumi:

Kyou mo (con Natsuki: Good Night)

Hoshi ga (con Natsuki: furu yoru niGood Night) Nani wo omou?

(Natsuki: Oh baby!)

(con Natsuki: Mirai ga Mirai ga) Namida nagashiteru

(con Natsuki: Good Night Good Night Good Night)

Oh tell me our future Ah~!

Las dos hermanas despegaron los ojos de las hojas y se miraron con expresiones divertidas. Sin apartar una mano presionando el auricular, Natsumi extendió el brazo izquierdo hacia su gemela, y Natsuki extendió el brazo derecho hacia ella. Se agarraron de las manos y empezaron a mecer los brazos. Rompieron contacto.

Natsumi:

Ah ((con Natsuki: ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

Ambas aplaudieron. Natsumi cerró sus ojos durante unos escasos segundos, sintiendo la música correr por sus venas. Por su parte, Ishida estaba concentrado, contemplando la belleza de su prometida y no había caído en cuenta de que, ella se veía más hermosa con ese vestido rosa pálido de flores de cerezos, corto hasta las rodillas, de mangas largas, y con esas zapatillas del mismo color que el vestido. Natsuki le hizo una seña a Natsumi de que alzara un poco más su voz y luego la suavizara tantito hasta volverla sexy.

Natsumi:

Kawatte yuku sekai de

Taisetsu na mono tte

(con Natsuki: Nan na no? Doko na no?)

Dare mo shiranai no? Uhh!

(con Natsuki: Hontou no jibun) ni natte

(con Natsuki: Fumidasu tsugi) no suteeji e

(con Natsuki: Kanarazu) mitsukeru

Kagayaku Treasure of my life

Natsuki le indicó a su hermana que respirara pausado. Natsumi se llevó una mano al pecho, tratando de seguir su consejo, pues pronunciar rápido la cansaba más.

Natsumi:

Jibun rashiku So so cool

New na Style I'll show you

Burenai kakugo migaku Be myself

Chad seguía sentado sobre el sofá, pero prestaba toda su atención en las chicas, pues estaba desconcertado de que las Hatake escribieran una canción de ese estilo, en especial Natsuki. Ambas habían avanzado bastante durante todo este tiempo. A pesar de paralizar las actividades de C-ute y dedicarse a sus propios proyectos, ellas se ayudaban la una a la otra.

Natsumi:

Kyou mo (con Natsuki: Good Night)

Hoshi ga (con Natsuki: furu yoru niGood Night) Nani negau?

(Natsuki: Oh baby!)

(con Natsuki: Mirai wa Mirai wa) Jiyuu jizai na no

(con Natsuki: Good Night Good Night Good Night)

Oh tell me our future Ah!

Natsuki se llevó ambas manos al pecho y entrecerró sus ojos, tratando de suavizar su voz, evitando alzarla y no estropear la canción de su hermana. Natsumi alzó un poco más la voz, sorprendiendo a Ishida, quien parpadeó perplejo.

Natsumi:

(con Natsuki: Sore demo ne Boy

Samishii yoru mo aru kedo ne

Light Keshite nemuru no)

Hold me tight Tama ni wa Babe

Ambas empezaron a marcar el ritmo y el tempo con sus piernas derechas. Se rieron cubriéndose sus bocas, tratando de no emitir sonido. Natsumi chasqueó los dedos. Las dos cantaban con alegría y emoción, ajenas a que el móvil de Natsumi estaba vibrando y sonando dentro de su cartera; era una llamada de alguien conocido. Se trataba de su padre.

Natsumi:

Kyou mo (con Natsuki: Good Night)

Hoshi ga (con Natsuki: furu yoru niGood Night) Nani wo omou?

(Natsuki: Oh baby!)

(con Natsuki: Mirai wo Mirai wo) Motto shinjitai yo

(con Natsuki: Good Night Good Night Good Night)

Oh tell me our future

Hiroshi sonrió feliz, a consecuencia de la alegría de Natsuki, quien se divertía cantando. Ella se veía más hermosa, no podía explicar en palabras lo que sucedía en realidad; pero ella brillaba cada día. Y cada día, se enamoraba más de ella, era un hecho inevitable. Ella despertaba en él, ese deseo de protección, quería protegerla en todo momento.

Natsumi:

(con Natsuki: Kyou mo Good Night)

(con Natsuki: Kurikaesu yoru ni Good Night) Negatteru

(Natsuki: Oh baby!)

(con Natsuki: Mirai ga Mirai ga) Kagayaku you ni

(con Natsuki: Good Night Good Night Good Night)

Oh tell me our future Ah~!

Ambas, posicionando las manos alrededor de sus bocas, trataban de darle un toque más atrevido.

Natsumi:

Ah ((con Natsuki: ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

Ah Good night ((con Natsuki: ah ah ah ah))

La música acabó...

Natsumi se quitó los auriculares y se lanzó a los brazos de Natsuki, quien, debido a la fuerza empleada por ella, retrocedió un par de pasos. Luego, rodeó los brazos alrededor de su hermana, abrazándola y agradeciéndole, con ese gesto, por prestar su voz en esa canción y otras más. Natsuki correspondió gustosa, pero de repente sintió un leve mareo y vio todo borroso, más no le dio importancia, pues en los últimos días se sentía más cansada.

Ishida abrió la puerta de la cabina, provocando que ambas deshicieran el abrazo. – Les quedó excelente. – dijo, emocionado. Natsumi ruborizó debido al comentario del chico, Natsuki dejó escapar una risilla, y él se rascó la cabeza, avergonzado de haber interrumpido algo privado. – Etto... Hiro reproducirá la canción. – le extendió una mano a su amada, quien la tomó avergonzada y salió de la cabina de grabación.

Por su parte, Natsuki dio un paso y todo le empezó a dar vueltas, se estaba sintiendo mareada. – Ahora no...– se dijo a sí misma, mientras inhalaba y exhalaba, intentando recuperar la postura. Una vez sintiéndose volver a la normalidad, salió de la habitación y observó a sus amigos muy concentrados escuchando la canción recién grabada. Iba a aproximarse a ellos, sin embargo, otro mareo la obligó a tomar asiento sobre el sofá y agarrar un vaso con agua.

Hiroshi volvió la cabeza hacia varios puntos y entonces la vio sentada mientras tomaba un gran sorbo de agua con galantería. Las expresiones de su rostro suavizaron sin dejar de mirarla y sonrió, pues ella siempre ha sido elegante en todos sus movimientos. Decidió dejarla tranquila, ya que probablemente tenía la garganta reseca y necesitaba descansar, después de todo ella había tenido una sesión de grabación, horas antes, sobre un drama cuyo papel era el protagónico, por lo que el Sarutobi centró su atención en las voces.

Media hora después...

Volvieron a escuchar la misma canción hasta que estuvieron satisfechos con los resultados. Entonces se dieron cuenta de que la noche había llegado y al día siguiente tenían compromisos. Hiroshi buscó a Natsuki con la mirada. La ubicó acostada y dormida apaciblemente en el sofá. Maravillado por lo que sus ojos veían, se acercó a donde se encontraba y agachó el cuerpo frente a ella. – Natsuki...– le susurró suavemente. Ella entreabrió sus negros y cansinos ojos. Él, recordó esa noche que terminaron tardísimo de la sesión fotográfica con Temari-san y que ella se había quedado dormida, por lo que sonrió divertido al revivir la misma situación, así que se puso de pie, mientras ella se sentaba sin dejar de cabecearse debido al sueño.

Natsumi se acercó a ella. – Onee-chan...– le susurró con delicadeza. La Hatake cerró los ojos y se tambaleó hacia delante, pero Hiroshi la agarró con precisión sin lastimarla. – Está agotada. Creo que, ella ha estado trabajando mucho. También necesita descansar. – le dijo al Sarutobi, quien bajó la mirada.

Natsuki, desde siempre, ha sido así. – respondió Hiroshi, derrotado. – En eso, ella y yo, no hemos podido llegar a un acuerdo. – la sintió acomodarse en su masculino pecho. – Amor...– silenció, sin dejar de mirarla y sentir su tranquila respiración indicarle que ella estaba profundamente dormida y no le escuchaba. Así que, la cargó estilo marital. – Nos iremos primero. – con un asentir de cabeza, se marchó con ella entre sus brazos.

Ishida se percató de que Natsumi estaba preocupada por su hermana, puesto que él también notó la anormalidad de la situación; pues Natsuki, desde el tiempo que la conocía, ella no había colapsado debido al cansancio. Aunque debía reconocer que, ya no eran niños y no tenían las mismas energías de antes, y cada vez los trabajos requerían de más esfuerzo y dar el cien por ciento en todo, sino sus carreras se vendrían abajo. Sin embargo, podía darse la posibilidad de que la Hatake se estaba esforzando mucho más; como tambien sabía, que su amigo Hiroshi era consciente de todo. – Natsumi...– la aludida volvió la cabeza hacia él. – Nosotros también debemos irnos.

Natsumi asintió y agarró su cartera, la cual había dejado abierta, y fue entonces que notó varias llamadas y mensajes provenientes de su móvil. Rápidamente lo extrajo de la cartera y, atónita, observó el nombre del remitente: "Otō-san". Entristecida y, a la vez, contenta por el regreso de sus padres, miró a su prometido. – Mis padres regresarán a casa. – dijo mientras intentaba procesar dicha información.


...

Apartamento lujoso...

En completo silencio, Hiroshi se aproximó a la cama, aún con ella entre sus brazos. Cuidadosamente, la dejó sobre la cama en el costado izquierdo, su lado favorito. Ella no se movió, al parecer estaba muy agotada. A pesar de tambien estar agotado, el Sarutobi tomó asiento a orillas de la cama y, con parsimonia, le deslizó los zapatos. En ese instante, se percató de que ella siempre usaba tacones altos, por lo que se preguntaba cómo ella los aguantaba todo el día. Sonrió, la observó dormir plácidamente mientras su respiración acompasada hacía que su pecho subiera y bajaba… Cada día se volvía más hermosa.

Decidió dejarla vestida, pues era una noche fría, debido a que se acercaba esa temporada deseada por muchos... Navidad. La visualizó nueva vez y le acarició la mejilla para luego depositarle un beso en la frente antes de levantarse de la cama, entonces la cubrió con la sábana y se retiró sosteniendo los zapatos para guardarlos en el clóset. Él regresó sobre sus pasos, apartó un poco la sábana y se deslizó en el costado derecho de la cama, ya que a ella le gustaba el lado izquierdo. De repente, ella se removió quedando boca arriba con los labios entreabiertos. La observó y sonrió divertido, entonces inclinó el cuerpo, y apoyando el brazo izquierdo en la cama y la mano derecha al costado izquierdo de la cabeza de Natsuki, depositó los labios sobre los de ella en un tierno beso.

Hiroshi liberó su boca y no se apartó de ella. – Te amo. dejó caer el peso de su cuerpo sin aplastarla, entonces escondió el rostro en el hueco entre el cuello y el hombro de Natsuki, luego cerró los ojos hasta que el sueño lo venció.


Hasta pronto!