Hello! ¡Feliz Año Nuevo! Espero que esté sea un año positivo para todos y que la situación en la que vivimos a nivel mundial pueda mejorar.

Volviendo al fic, me tomó bastante tiempo completar éste capítulo 37, pero lo he logrado con paciencia y calma, en los pocos momentos que tengo para escribir. Había comentado anteriormente, que los próximos capítulos serían un poco más largos, buscando terminar la historia en la menor cantidad de capítulos. Por eso, gracias a los que aún siguen leyendo mis historias.

Now...

(^,^) ("_")


Okāsan, doko ni iru no?

(37)

Noche tranquila, cielo estrellado. La luna brillaba con hermosura especialmente esa noche, ideal para celebrar la entrega de los premios Starlight y así pensaron muchas personas; pues, la entrada del teatro donde se celebrarían éstos, estaba repleto de espectadores deseosos de ver a sus idols llegar y estrechar sus manos. Mientras los idols llegaban, algunos se detenían frente a las cámaras, otros eran interceptados por periodistas o faranduleros, y pocos saludaban a los fans. Entre los entrevistados, se encontraba Yoshida, quien llevaba puesto un vestido largo, ajustado, de color blanco, con estampados de color verde en forma de flores y hojas; también, tenía puestos zapatos verdes y un bolso verde de mano haciendo juego con el vestido, su rostro estaba maquillado con sombras blancas dibujando sus párpados y un labial rojo pasión resaltando sus labios, mientras su pelo estaba recogido en un rodete al descuido, dándole un toque sensual.

Un par de ojos negros mostrando curiosidad, observaban con detenimiento a Yoshida. Se trataba de Nanami, quien acompañada de su esposo Taisuke, saludaba a los fans con alegría. Su vestimenta consistía en un hermoso vestido largo, de color amarillo, ajustado hasta la cintura y desahogado en la falda, con mangas y corte en el pecho estilo barco; su pelo estaba hermosamente rizado y un broche plateado lo adornaba mientras su mano derecha sostenía un monedero tipo sobre, de color plateado, combinando con las zapatillas de tacón entretanto Taisuke, vistiendo traje de pantalón y saco negros, zapatos negros, camisa blanca y corbata amarilla, tenía el brazo izquierdo de ella entrelazado a su brazo derecho.

Nanami-chan...– siseó una vocecilla familiar a su espalda. Nanami volvió la cabeza hacia atrás y una sonrisa alegre atravesó sus labios. Se trataba de Arika, quien llevaba puesto un vestido azul de dos piezas: la blusa estilo strapless, algo ondulada en la forma del pecho, mientras la falda tenía una abertura desde el muslo derecho hasta terminar el vestido; como calzado, tenía puestas unas zapatillas plateadas, entretanto su cabello rubio estaba recogido en un rodete bonitamente peinado. A su lado, se encontraba Chad vistiendo un elegante conjunto de pantalón y saco gris, zapatos de color marrón, camisa blanca y corbata azul. Éste se veía desinteresado, como si no le importara estar en aquel lugar, por lo que Arika le golpeó su estómago con el codo, llamando su atención. – Muestra un poco de interés, por favor. – musitó sonriendo, aunque por dentro deseaba golpearlo.

Divertida debido a la escena desplegada ante sus ojos, Nanami empezó a reír, pero la risa desapareció al ver a Kimi llegar acompañada de un caballero que jamás había visto. Ella llevaba puesto un elegante vestido corto de color negro, cuya parte superior se ajustaba a su cintura, espalda descubierta, y la parte inferior plisada le llegaba hasta las rodillas, también usaba unos zapatos rojos y un bolso rojo de mano mientras su corto cabello se encontraba suelto. A Nanami, no le disgustaba la chica, después de todo, habían compartido muchos momentos y el escenario incontables ocasiones, pero el hecho de ella acusar a su amiga Natsuki de un crimen sin pruebas, más conociendo la clase de persona que era la Hatake, le enfurecía. Sin embargo, como si el destino quisiera jugarle una broma de mal gusto, cuando Kimi se aproximó a ellos, logró visualizar a varias figuras caminando sobre la alfombra roja.

Entre los gritos de fans, los flashes de las cámaras y ante las curiosas miradas de algunos idols, Natsuki caminaba con delicadeza vistiendo un hermoso y largo vestido estilo strapless, color rojo, algo ondulado en la forma del pecho, ajustado en la parte superior hasta las costillas, donde alrededor tenía una cadeneta en forma de flores hechas de pequeños diamantes, y desahogado en la parte inferior. Su largo cabello violeta se encontraba recogido en una cola de caballo, los flequillos bonitamente peinados y aprensados hacia atrás, permitiendo la completa visibilidad de su hermoso rostro, el cual estaba ligeramente maquillado: párpados con sombras de color blanco y labios pintados con un brillo labial resaltando así su color natural.

Natsuki avanzaba y sostenía un monedero plateado en la mano izquierda, mientras su brazo derecho colgaba del brazo izquierdo de Genji, quien vestía traje de pantalón y chaqueta azul marino, camisa blanca, corbata roja, medias azul marino y zapatos negros. Genji echó un rápido vistazo a su reloj de pulsera, dándose cuenta que eran pasadas las 8:10 P.M., y Mitsuki no había respondido el mensaje, estaba preocupado de que ella se encontrara enojada y no deseara verle. Espiró desanimado, pues el Sarutobi lo dejó en el dilema entre decidir marcharse o quedarse esperando por su cita, pero pensando bien la situación, Natsuki no debía estar sola a causa del embarazo; sin embargo, cayendo en cuenta, ella no estaría sola. Volvió la mirada hacia atrás, una pareja seguía sus pasos.

Llevando puesto un elegante traje consistente en pantalón negro, camisa blanca y chaqueta rosa con los bordes negros, zapatos negros y corbatín negro de seda que enloqueció a muchas mujeres, Ishida le sonrió a las fans mientras entrelazaba los dedos de su mano izquierda con la mano derecha de Natsumi, quien era el foco de atención secundario después de Natsuki, debido al hermoso vestido largo color rosa que ella llevaba puesto, destellando brillos en la parte superior, mientras en la falda había una abertura desde el muslo hasta terminar el vestido. Su largo cabello violeta se encontraba ondulado, los flequillos aprensados hacia atrás, permitiendo la completa visibilidad de su rostro, al igual que su hermana, el cual estaba ligeramente maquillado: párpados con sombras de color blanco y labios pintados con un brillo labial resaltando así su color natural.

Los fans, cautivados por la belleza física de las hermanas, veían asombrados el enorme cambio entre ellas, pues se veían más adultas y se habían vuelto más hermosas a través de los años. Natsuki parpadeó lentamente y sus ojos posaron en Kimi, quien le devolvió la mirada con recelos, entrecerró los ojos y, apretando el brazo de su acompañante, atravesó las puertas del teatro. Sintiéndose dolida por el accionar de la Shiranui, el rostro de Natsuki entristeció. Dándose cuenta de la melancolía de la Hatake, Genji le apretó el brazo y ella le miró interrogativa. – Cuando las cosas se aclaren, volverán a ser las mismas. – susurró él, logrando que las facciones del rostro de la chica se iluminaran un poco.

Viendo a Natsuki sonreír un poco después de haber visto a Kimi mirarla con desdén, Natsumi intensificó el agarre de manos que mantenía con su esposo, llamando la atención de él sin intención. Entrecerró los ojos, sintiéndose furiosa por dentro, pero tratando de contenerse y no mostrar sus emociones, pues no era el momento ni el lugar; sin embargo, la rabia de ver a su hermana entristecer y ella sin poder evitarlo, la estaba carcomiendo. No comprendía, cómo Kimi podía pensar que su hermana hubiera sido capaz de herir a Shizune, cuando Natsuki jamás dañaría a alguien, era absurdo pensarlo; pero ella estará allí, cuidando de su hermana. – Voy a protegerte, onee-chan. Mientras esté a tu lado, nadie podrá hacerte daño. – dijo para sí misma, segura de sus palabras.


...

Sentado sobre un sillón ubicado en el balcón y con los ojos cerrados, se encontraba una figura masculina de piel muy pálida, con un pelo de color negro que le llegaba hasta la cintura. En su mano derecha, sostenía una copa medio llena con vino tinto, la cual acercó a sus pálidos labios e inhaló profundamente, embriagándose de aquel adictivo aroma. Entreabrió sus ojos de color ámbar con cortes en sus pupilas y unas marcas de color púrpura alrededor de los ojos, y los centró en el líquido rojizo; entonces, una retorcida sonrisa atravesó sus labios. Al instante, la puerta del balcón fue abierta y alguien arribó al mismo. – ¿Hiciste lo que te pedí? – interrogó clavando sus ojos en dicha persona: un hombre de cabello grisáceo recogido en una cola de caballo.

La figura masculina inclinó el cuerpo en reverencia y, al incorporarse, centró los ojos color negro sobre el hombre sentado en el balcón. – Todo va de acuerdo al plan, Orochimaru-sama. – respondió Kabuto, extendiendo hacia el nombrado, un celular.

Orochimaru agarró el móvil y empezó a escribir un mensaje de texto. Una vez terminado de escribir, le devolvió el móvil a Kabuto. – Es momento de actuar. Sabes qué hacer. – Kabuto hizo una leve reverencia y marchó. Orochimaru cerró sus ojos ambarinos y una sonrisa divertida surcó sus labios.


...

La iluminación del teatro era amena, los invitados, todos idols de Star Academy, veían concentrados las presentaciones y bailes de los miembros que cursaban primer año en la academia, algunas actuaciones de idols famosos y entrega de premios. Muchos estaban deseosos por llevarse una estatuilla a casa, más era obvio que no todos serían merecedores de una. A medida que avanzaba el acto, Natsuki estaba preocupada por la tardanza de Hiroshi, pues tenían una presentación a realizar, misma que se estaba acercando, entonces lo buscó con la mirada, más no lo encontró. Consciente del accionar de la Hatake, sentada a su lado derecho, Genji observó su reloj de pulsera: 8:56 P.M. – Mitsuki-chan...– dijo para sí mismo, preocupado.

Nerviosa porque Hiroshi no llegaba, Natsuki entrelazó los dedos de sus manos entre sí y los apretó. – Hiro, ¿Dónde estás? – se preguntó a sí misma, temerosa de subir al escenario sin él. A pesar de sentir miedo, estaba consciente de que no debía sentirse insegura si el Sarutobi no se encontraba cerca, porque Natsumi estaba sentada a su lado derecho, pero todo lo acontecido le provocó inseguridad y la inseguridad la volvió vulnerable. – Hiro...– cerró sus ojos. De pronto, sintió una mano cálida sobre las suyas, entonces abrió los ojos para confirmar que la mano era de Natsumi, quien le sonreía cálidamente. Le devolvió la sonrisa, pero su temor de presentarse sin el Sarutobi, se hizo realidad.

Una joven con un micrófono de solapa, se aproximó a Ishida y le susurró algo al oído. Recelosa, Natsumi observó cómo la chica estaba muy cerca de su esposo, más lo dejó pasar cuando la joven se marchó e Ishida se acercó a ella, acortó la distancia entre ambos y le susurró en el oído el mensaje de la joven. Natsumi asintió ante las palabras susurradas por el Ukitake, entonces le apretó una mano a Natsuki y le indicó que debían subir al escenario. De inmediato, notó la preocupación de su hermana. – Estamos juntas en ésto. – le dijo sonriéndole, a lo cual Natsuki le devolvió la sonrisa.

El escenario oscureció, pero una luz encendió vislumbrando a los presentadores, conformados por una pareja. Genji ayudó a Natsuki ponerse de pie, Ishida hizo lo mismo con Natsumi y le hizo un gesto a Chad de levantarse. Los cuatro se encaminaron hacia la dirección que le indicaba la joven organizadora ante la curiosa mirada de Kimi, mientras Genial volvía a tomar asiento. Detrás del escenario, todos se movían de un lado a otro, preparando la entrada de los idols, el lapso de tiempo entre una canción a otra, la iluminación y los efectos de trasfondo. Chad extrajo su teléfono móvil del bolsillo izquierdo de su pantalón y comenzó a llamar al Sarutobi que no llegaba al lugar y pronto sería su turno de presentarse en el escenario.

Por su parte, Ishida platicaba con el encargado de sonido, pues utilizarían un piano. Una vez terminó la plática, ubicó a su amigo y compañero Chad, caminando en círculos con el móvil en su oído, tratando de localizar al Sarutobi. Chad se detuvo, suspiró desganado, miró al Ukitake y negó con la cabeza. Resignado, Ishida se acercó a Natsumi, quien se encontraba hablando con Natsuki. – No hemos localizado a Hiroshi y debemos subir al escenario. – siseó. Natsuki sintió caer sobre su cuerpo, un balde de agua fría; pues, el miedo, el temor y la preocupación se apoderaron de su ser.

El Ukitake entrecerró los ojos negros y observó las manos temblorosas de su cuñada que sostenían el micrófono de mano. Natsuki se veía aterrada, así que rodeando la cintura de ella con el brazo izquierdo, la acercó hacia su cuerpo y, delante de su esposa Natsumi y los presentes, la abrazó fuertemente tratando de calmarla con ese gesto. – Hiroshi llegará, es una promesa. – le susurró, logrando tranquilizarla. Aflojó el abrazo y miró de soslayo a Natsumi, pensando que quizás ella le estaría mirando con deseos de ahorcarlo por actuar impulsivamente, pero fue lo contrario; Natsumi le miraba con ojos amorosos.

Volviendo al acto, el escenario quedó a oscuras y no se observaba movimientos de nada. Sin embargo...

(::: AAA ~ Autumn Orange :::)

Un solo de piano empezó a sonar y, al instante, una luz azulosa de repente iluminó a Chad, quien con los ojos cerrados y sentado frente a un piano, tocaba una suave y armoniosa melodía; mientras en el pasillo, se podía ver las piernas de alguien caminar con prisa a través del amplio corredor.

Una luz rosada encendió proyectando a Natsuki, quien empezó a cantar mientras se encontraba de pie en el centro del escenario, con la mano derecha posada en su pecho y sosteniendo el micrófono con la mano izquierda. Entrecerró los ojos, extendió la mano derecha hacia el cielo y la descendió hasta posarla nueva vez en el pecho.

Natsuki:

Naze motto massugu ni kimochi tsutae rarenai ndarou?

Sugu soba ni iru no ni naze ka

koi kara wa tō sugiru

La voz de Hiroshi resonó por todo el lugar, sorprendiendo a Natsuki, quien giró el cuerpo hacia atrás. Pronto, una luz roja iluminó a Hiroshi, quien caminaba con parsimonia hacia Natsuki mientras la luz seguía sus pasos; entonces al estar cerca de la Hatake, se detuvo y, colocando su mano libre (derecha) en la mejilla de ella, la deslizó con suavidad como si la acariciara y retrocedió.

Hiroshi:

Kimi no me ni wa don'na watashi utsuru no

mushōni shiritai kuse ni

kotoba wa karamawari

Estando cara a cara, ambos asintieron con la cabeza. Hiroshi aprovechó y le guiñó un ojo provocando que Natsuki sonriera; luego, al unísono, se llevaron sus manos derechas al pecho. Hiroshi avanzó un par de pasos en línea recta hacia ella; pero, Natsuki caminó pasando al lado del Sarutobi, alejándose más de él. De repente, detuvo sus pasos y, quedando ambos de espaldas, extendieron sus manos derechas hacia el cielo y la descendieron lentamente.

Natsuki y Hiroshi: Orenji-iro ni mau akikaze

modokashī omoi saratte

Natsuki: Ashimoto no kareha hora mai ageru

Natsuki y Hiroshi: Hashagi sugita kisetsu ga

Natsuki: Owari o tsugete mo

Natsuki y Hiroshi: Kimi dake wa

mabushi sugiru shikisai

El escenario quedó a oscuras. La luz azulosa proyectó nuevamente a Chad, quien con los ojos entrecerrados y sentado frente al piano, tocaba suavemente una hermosa melodía, tratando de no perder el ritmo. Cerró los ojos y los volvió a abrir, centrando la mirada en Natsumi.

Pronto, una luz amarilla iluminó a Natsumi, quien caminaba con parsimonia hacia el centro del escenario, sosteniendo el micrófono en la mano derecha y la izquierda posada en el pecho. Se detuvo, cerró los ojos, los abrió nuevamente y volvió la cabeza hacia el costado izquierdo.

Natsumi:

Naze motto kazaranai egao ukabe rarenai ndarou?

Tsuyogari ga jama bakari shite

hagayu-sa kamishime teru

Una luz verde proyectó a Ishida, quien se encontraba sentado encima de un escalón. El Ukitake negó con la cabeza, luego se puso de pie y centró su mirada en Natsumi. Ella le miraba pacientemente.

Ishida:

Kono basho kara ippo fumidasu yūki

motetara chakasazu sugao mitsumete kureru ka na

Mirándose fijamente, ambos empezaron a caminar hacia el otro mientras las luces seguían sus pasos. Natsumi asintió con la cabeza e Ishida extendió la mano libre hacia ella. Cuando cortaron la enorme distancia que los separaba, ella tomó su mano y las dos luces formaron un vals.

Natsumi e Ishida: Orenji ni kurete ku machinami

kaeritakunai to iezu ni

Natsumi: Eki made no michi o mata isoi deru

Natsumi e Ishida: Kanaunaraba kono mama

Natsumi: Jikan'yotomare to

Natsumi e Ishida: Kimi no te ni todoki-sōna shunkan

Las luces encendieron mostrando a Natsuki, quien extendió el brazo derecho hacia Hiroshi, pero éste le daba la espalda. Entristecida, agachó la cabeza.

Natsuki:

Mosukoshi jiyū ni

kimi no sora habatakeru yōna

tsubasa ga areba

Chad se acercó al micrófono, sin despegar la mirada de las teclas del piano, tratando de no perder el tempo de la melodía mientras sus dedos se movían con profesionalismo.

Chad:

Yureru kami to shisen no saki o

someru taiyō

kusuguttari kara buttari aa futari sono kyori ga amazuppai twilight...

twilight twilight

twilight twilight twilight

Yureru konoha ni kakureru kotoba-tachi

kuchi ni nokoru sono aji ga

Hiroshi cerró sus ojos unos instantes para luego abrirlos, entonces giró sobre sus talones y le extendió una mano hacia Natsuki. Por su parte, ella alzó la mirada y extendió la mano derecha hacia él. Ambos entrelazaron los dedos de sus manos entre sí.

Hiroshi:

Orenji-iro ni mau akikaze

modokashī omoi saratte

ashimoto no kareha hora mai ageru

Natsumi alzó su mano derecha a la altura del pecho con la palma abierta e Ishida alzó su propia mano y la juntó a la de ella, para luego entrelazar los dedos.

Natsumi:

Hashagi sugita kisetsu ga owari o tsugete mo

kimi dake wa mabushi sugiru

Las luces del escenario encendieron, proyectando a los cinco integrantes. Hiroshi y Natsuki, acompañados de Chad intensificaron sus voces, logrando capturar la atención del público, especialmente de Kimi, quien, desde que inició la canción, no ha dejado de observar a la Hatake y lanzándole miradas inquisidoras. Por otra parte, Natsumi, sin dejar de cantar, percibió la sensación de enojo dirigido hacia su hermana.

Natsuki, Hiroshi y Chad: Orenji ni kurete ku machinami

kaeritakunai to iezu ni

Natsuki: Eki made no michi o mata isoi deru

Natsumi, Ishida y Chad: Kanaunaraba kono mama

Natsumi: Jikan'yotomare to

Natsumi, Ishida y Chad: Kimi no te ni

todoki-sōna shunkan

Hiroshi asintió con la cabeza, indicándole a Chad suavizar la melodía. Entonces, poco a poco se fue suavizando a medida que las luces del escenario se iban opacando. Enseguida, Chad finalizó la melodía y la luz desvaneció, ocultándolos a los cinco entre la oscuridad.

(::: AAA ~ Yell :::)

Una suave melodía proveniente del piano, empezó a sonar y las luces iluminaron el escenario, así como también a los cinco integrantes que se encontraban situados dispersos en el escenario. De costado izquierdo hacia el público, se encontraba Ishida, quien alzó la mirada al techo y se llevó una mano sobre el pecho para luego extenderla hacia arriba; la pantalla del fondo, proyectó a Natsuki, quien entrecerró los ojos y su expresión suavizó, cautivando a los espectadores; Hiroshi bajó la cabeza, Ishida dio media vuelta y dedicó una sonrisa derritiendo a las damas; Natsumi y Natsuki intercambiaron miradas y sonrisas, más Natsumi guiñó un ojo al público, encantando a los espectadores; por su parte, Hiroshi se llevó la mano derecha al pecho mientras sostenía el micrófono en la izquierda, y miró a Natsuki, quien se encontraba dándole la espalda, entonces cerró los ojos para mantener la afinación.

Ishida:

Ato sukoshi de todokanai toki

Susumu koto wo akirame sou na toki

Natsuki:

Itsumo kimi no koe ga kikoeta

Zutto soba ni iru you na ki ga shita

Ishida:

(con Hiroshi: Musuu ni aru yume no kakera)

Kakugo kimete boku ga eranda michi

Natsumi:

(con Natsuki: Iku toko made iku shikanai darou)

Genkai sura mada mite inai kara

Hiroshi:

Akiramenai tsuyosa de kimi ni yuuki wo okureru kana oh woh~

Al unísono, los cinco alzaron sus brazos derechos hacia arriba y empezaron a mecerlos en el aire de un lado a otro; y sin dejar de mecer sus brazos, se acercaron a orillas de la plataforma, situándose en el siguiente orden: Chad, Natsuki, Ishida, Natsumi y Hiroshi. Hiroshi, Natsumi y Chad flexionaron sus brazos derechos, lo extendieron hacia el frente y desviaron hacia el costado derecho. Todos, alzaron el brazo derecho al cielo, luego al costado derecho y después al frente. Ishida y Natsuki se miraron entre sí, definiendo el timbre de voz y entonación. Hiroshi y Natsumi, al igual que los demás, extendieron su brazo derecho, el cual flexionaron y se llevaron la mano derecha al pecho.

Ishida, Natsuki y Chad: Yume no saku basho wa koko ni aru

Ishida y Chad: Koukai wa nai (con Natsuki: mune ga odotteru kara)

Hiroshi, Natsumi y Chad: Kakushin no hata wo nabikasete

Hiroshi y Chad: Unmei ni nando demo tobikomou

Ishida y Natsuki: Katazu wo nonderu sekaijuu ga

Asayake wo machi nagara

Hiroshi y Natsumi: Takaku tsuki ageta kono kobushi ga

Shinjita boku no hokori

Hiroshi retrocedió un par de pasos y empezó a caminar por detrás de Natsumi e Ishida, quienes se movieron de su posición inicial, permitiéndole posicionarse al lado de su esposa. Natsumi observó de soslayo cómo el Sarutobi agarraba la mano de su hermana y ella correspondía, entonces sonrió. Ishida se cubrió el oído con una mano mientras Hiroshi acariciaba la suave mano de Natsuki. Ella, por consiguiente, le dedicó una mirada de amor y sus mejillas ruborizaron al ver a Hiroshi abrir la boca y mover sus labios "Te amo". Ishida negó la cabeza, concentrado en no perder la entonación, cerró los ojos.

Hiroshi:

Jibun no koto norikoeta toki

Miagete ita hoshi ga tsukameta toki

Natsumi:

Namidagoe no kimi ga kikoeta

Kono kimochi wa tsunagariaeta yo ne

Hiroshi:

(con Ishida: Kotae no nai tesaguri no naka)

Nando to naku utsumuita koto mo aru

Natsuki:

(con Natsumi: Dakedo zutto dareka no EERU ga)

Kokoro no hi wo tomoshite kurete ita

Ishida:

Taisetsu na dareka no koto teraseru akari ni nareru kana Yeah!

Al unísono, los cinco alzaron sus brazos derechos hacia arriba y empezaron a mecerlos en el aire de un lado a otro; y sin dejar de mecer sus brazos, se miraron entre sí. Enseguida, flexionaron sus brazos derechos, lo extendieron hacia el frente y desviaron hacia el costado derecho. De nuevo, alzaron el brazo derecho con el dedo índice señalando el cielo, luego al costado derecho y después al frente. Natsumi inclinó la cabeza hacia un costado; Hiroshi miraba a Natsuki, se agarraron de las manos y sonrieron, luego Natsuki desvió la mirada hacia Ishida, quien asintió. Todos extendieron su brazo derecho, el cual flexionaron y se llevaron la mano derecha al pecho.

Hiroshi, Natsumi y Chad: Egao sasu sora wa koko ni aru

Hiroshi y Chad: Ame no ato ni (con Natsumi: kakaru niji wo miyou)

Ishida, Natsuki y Chad: Koeta kabe kara miru keshiki wa

Ishida y Chad: Nani yori shiawase afureru

Hiroshi y Natsumi: Nurikaerareru sa sekaijuu wo

Chiisana jibun dakedo

Ishida y Natsuki: Tsuyoku fumidashita kono ashi kara shinjita tabi wo yuku

Chad se puso una mano sobre el pecho e inclinó el cuerpo mientras los demás tocaron sus respectivos pechos, indicando que sus corazones palpitaban exaltados. Chad le indicó a Ishida que se acercara, el Ukitake se agachó a su lado y rodeó un brazo alrededor del cuello de él, logrando despertar la algarabía de las damas. De inmediato, Ishida apartó el brazo y Chad enderezó la postura, se aproximó al Sarutobi, ambos chocaron las palmas. Chad se colocó al frente y animó a los espectadores a alzar las manos, luego señaló al público y les guiñó un ojo.

Chad:

Ippo susumu tabi ni furueru shinzou (Ishida: Yey)

AKUSERU fumi shuppatsu shinkou

Kowasa mo norikoetara

Kitto michi no saki de matsu kimi ni todoku

I don't fear (Ishida: I don't fear) itsu datte boku wa shouki sa

Jibun ni chikau FURONTIA

Sasaeru no wa moeru toushi da (Ishida: Let's go!)

Daichi ni ne wo hari sukoshi shinbou (Ishida: Gotta!)

Kuyashisa wa seikou e no HINTO

CHANSU da hora sora ni te nobasou

Taiyou megakete ima me wo dasou

(Con Ishida: Follow me Follow me

GOORU wa tooi

Shouri ni tsuzuku michi wa docchi?)

Daijoubu tatakau kimi no moto ni

Itsuka sanzen to kagayaku TOROFII

Sincronizados, los cinco alzaron el brazo derecho con el dedo índice señalando el cielo, lo descendieron lentamente, flexionaron el brazo y se llevaron la mano derecha al pecho. Nuevamente, alzaron sus brazos derechos hacia arriba y empezaron a mecerlos en el aire de un lado a otro; enseguida, flexionaron sus brazos derechos, lo extendieron hacia el frente y desviaron hacia el costado derecho. De nuevo, alzaron el brazo derecho con el dedo índice señalando el cielo, luego al costado derecho y después al frente. Ishida y Natsuki se miraron entre sí, definiendo el timbre de voz y entonación. Hiroshi y Natsumi, al igual que los demás, extendieron su brazo derecho, el cual flexionaron, se llevaron la mano derecha al pecho e inclinaron un poco la cabeza hacia el costado derecho.

Ishida, Natsuki y Chad: Yume no saku basho wa koko ni aru

Ishida y Chad: Koukai wa nai (con Natsuki: mune ga odotteru kara)

Hiroshi, Natsumi y Chad: Kakushin no hata wo nabikasete

Hiroshi y Chad: Unmei ni nando demo tobikomou

Ishida y Natsuki: Katazu wo nonderu sekaijuu ga

Asayake wo machi nagara

Hiroshi y Natsumi: Takaku tsukiageta kono kobushi ga shinjita boku no hokori

Mientras seguía el solo de piano, Ishida posó la mano izquierda en el pecho, palmó dos veces y señaló al público; Chad plasmó un beso en la palma de una mano, la cerró en puño e lanzó el beso hacia un grupo de damas, también cantantes, las cuales suspiraron enamoradas; Natsumi sonrió feliz; Hiroshi deslizó una mano en la cintura de Natsuki y, atrayéndola hacia él, le besó la mejilla.

Gracias chicos, por alegrarnos con una canción tan animada y con un mensaje de inspiración. – comentó la joven presentadora, apareciendo en el escenario mientras los cinco integrantes descendían el escenario. – Yell es el último tema grabado del disco "Way Of Glory". – dijo entretanto abría un sobre rojo que sostenía en sus manos. – Continuando con ésta entrega de premios...– observó a varios espacios ocupados por idols. – Starlight Awards 2020... Hot Trend Award del Año es para...– sonrisa. – "Bad Love" de AAA. – el público estalló en gritos y aplausos, emocionados. Hiroshi y Natsuki abrieron sus ojos, sorprendidos de haber ganado inesperadamente el premio esperado; Ishida parpadeó varias veces y Chad sonrió. De repente, el audio de la canción Bad Love empezó a sonar, así que Natsumi le dio unas palmadas en el hombro a su esposo Ishida, quien reaccionó y rápidamente se levantó de su asiento. Hiroshi se puso en pie y le extendió una mano a Natsuki. Por su parte, ella extendió el brazo hacia él y, agarrando su mano, se levantó.

Los cinco (Hiroshi, Natsuki, Natsumi, Ishida y Chad) subieron al escenario para recibir la estatuilla. Cuando estuvieron frente a la joven conductora, se miraron entre sí y Natsuki alentó a Hiroshi para sostener la estatuilla. Agradecido, Hiroshi agarró dicho objeto y se acercó al micrófono. – Gracias. De lo único que estoy seguro, es que nosotros no somos el tipo de persona codiciosa cuando se trata de ganar un premio; pero esperábamos conseguir éste reconocimiento y no lo hubiéramos obtenido sin la perseverancia, confianza y el trabajo en equipo. – desvió sus ojos hacia Ishida, Chad y Natsumi, quienes asintieron con la cabeza, luego miró a Natsuki, quien le regaló una sonrisa. Él le devolvió la sonrisa, acción que pareció tierna ante los ojos de los demás. – Quiero agradecer a todos los que escucharon y escuchan "Bad Love", muchas gracias. Pero también, quiero agradecer a la persona que hizo ésto posible; desde mis inicios, ella se convirtió en mi fan número uno y no puedo negar que yo también soy su fan número uno. – entre el público, una sonriente Yoshida se arregló el vestido ante la mirada inquisidora de Kimi.

Hiroshi volvió la mirada hacia el público. – Ella es mi celebridad favorita, mi inspiración, mi musa, mi mejor amiga, mi confidente, mi apoyo y compañera de vida...– nuevamente, observó a la Hatake y le extendió una mano. Ella extendió su mano y la posó encima de la de él. – Hablo de mi esposa, Natsuki. – el público explotó en silbidos y aplausos, pero habían personas sorprendidas por dicha declaración, pues no sabían que el Sarutobi se había casado. – Ella merece éste premio más que yo, porque ella escribió las letras de la canción Bad Love y otras canciones. – avergonzada, Natsuki se cubrió el rostro con la mano libre, logrando que los espectadores sintieran ternura. – Amor...– extendió la estatuilla hacia ella, entonces Natsuki apartó su mano del rostro y tímidamente agarró la estatuilla.

Natsuki-san, nos gustaría escucharle decir unas palabras. – dijo la joven presentadora.

Nerviosa, Natsuki miró a su hermana Natsumi, luego a Hiroshi, pues era la primera vez que sentía nervios de estar frente a tantas personas, cuando antes sentía seguridad; probablemente, el embarazo y el hecho de casi perder a su bebé, le provocaron inseguridades. Inhaló, tratando de calmar sus nervios. – En éste momento, no encuentro las palabras para expresarme, así que si tropiezo al hablar, no me culpen. – se escucharon risas entre el público. – La verdad, no puedo tomar todo el crédito, he recibido mucho apoyo de las personas que me rodean. – miró de soslayo a su hermana. – Aunque siga siendo una compositora torpe y carente de habilidades, estoy agradecida de tener buenos amigos a mi lado, quienes siempre han confiado y acompañado haciendo todo esto posible. Quiero agradecerles a todos. – cerró sus ojos y sonrió.

Yoshida sintió dolor en su pecho, empezando a sentir culpa por haber estado en un escándalo con el Sarutobi; por su parte, Kimi agachó la cabeza, permitiendo que la sombra, ocasionada por los flequillos del cabello, cubrieran sus ojos. – A pesar de las recientes críticas que he recibido del público y sobre qué estoy haciendo aquí, me siento agradecida. Agradecida, por el apoyo que he recibido desde mi debut. – dijo Natsuki, entonces abrió sus ojos sin dejar de sonreír. – Gracias. – pronto, un enorme y horrible deseo de vomitar se apoderó de ella, por lo que apretando la estatuilla contra su pecho mientras Ishida expresaba su emoción de recibir dicho premio, con la otra mano agarró una esquina de la chaqueta gris del Sarutobi. Hiroshi bajó la cabeza y sonrió ampliamente sorprendiendo a Natsuki, entonces ella, considerando el hecho de que él no notó su incomodidad, decidió reprimir con todas sus fuerzas los deseos de correr al baño para vomitar y le devolvió la sonrisa.

Por otra parte...

Desde el balcón, ubicado en el segundo nivel del teatro, de pie con los brazos cruzados y la espalda apoyada contra la columna, se encontraba la anfitriona Kurenai, vistiendo un hermoso y largo vestido estilo strapless, color rojo, ajustado en la parte superior hasta los muslos y su pelo negro se encontraba recogido en un moño alto, permitiendo la visibilidad de su blanquecido cuello. Observó detenidamente a su hijo Hiroshi sonriéndole a la Hatake, quien también sonreía. De inmediato, Kurenai entrecerró sus rubíes ojos al ver las cejas ligeramente fruncidas de Natsuki, a pesar de ella tener una sonrisa en sus labios. – Que Kakashi les permitiera estar juntos, debe de significar...– empezó a decir, pero silenció al notar que Hiroshi rodeaba con gentileza, la cintura de la joven Hatake y con delicadeza la acercaba hacia él.

Natsuki está embarazada. – dijo una voz masculina a su espalda, tomándola por sorpresa. Kurenai volvió la cabeza hacia atrás, viendo que se trataba de Asuma, quien caminaba hacia ella sosteniendo un cigarrillo en su mano derecha mientras la izquierda estaba escondida en el bolsillo de pantalón. – Vamos a ser abuelos. – se detuvo frente a ella, quien sonrió instintivamente, pero la seriedad en el rostro de él la preocupó. – Es un embarazo de alto riesgo. – respondió ante el gesto interrogativo de ella. Dio una calada al cigarrillo y exhaló dejando escapar el humo retenido en la boca. – Natsuki tiene Anemia Ferropénica desde hace varios meses y ha estado tomando suplementos para contrarrestar la falta de hierro en su cuerpo.

Kurenai abrió sus ojos, desmesuradamente. – ¿Anemia Ferropénica? – se preguntó incrédula, pues no tenía idea de que la joven Hatake estaba pasando por esa condición ni que su hijo mantuviera esa información en secreto. Si la noticia era verídica, eso significaba que Natsuki... – Asuma...– acortó la distancia entre ambos y, posando las manos en el pecho de él, cerró las manos en puños agarrando la tela de la camisa. – ¿Qué tan riesgoso es ese embarazo? – interrogó, preocupándose cada vez más por la chica, pero sobretodo, por su hijo que la amaba locamente y si algo le pasaba a ella, Hiroshi era capaz de cometer alguna estupidez.

Asuma dejó escapar un suspiro. – El cuerpo de Natsuki no tiene las reservas adecuadas de hierro para sostener a la criatura y esa criatura se encuentra fuera del útero. – estupefacta, Kurenai deslizó las manos en el pecho de él, hasta dejarlos caer. – Mis hombres me informaron, que todas las actividades idols que involucran a Natsuki, serán canceladas después del último concierto de °C-ute y existe la posibilidad de Natsumi la reemplace. – viendo a su esposa tratando de asimilar dicha información, sintió tristeza, entonces posó una mano sobre el hombro de ella. – Los especialistas le recomendaron absoluto reposo mientras debe ingerir suplementos de hierro para fortalecer su cuerpo, ya que estuvo a poco de perder al bebé. – inhaló. – Siendo honesto, no entiendo las razones por las que Kakashi ha permitido que la criatura siga viviendo, cuando peligra la vida de su hija. – pensativo, dio otra calada al cigarrillo.

Aún tratando de asimilar la información, Kurenai separó los labios para musitar alguna palabra, pero su garganta no emitió ningún sonido. Pensar que la joven Hatake estaba viviendo una situación de alto riesgo y lograra sonreír a todas las personas que le rodeaban como si de verdad estuviera feliz, a pesar de probablemente tener la incertidumbre y miedo de morir en algún momento a temprana edad; sin embargo, cabía la posibilidad de que realmente ella esperaba ansiosa la llegada del bebé por encima de su propia vida. Cerró los ojos un momento y volvió a abrirlos. – Kakashi no puede tomar la decisión, por encima de quien padece la condición. – desvió la mirada hacia la Hatake y su hijo. Ambos se veían felices, pero sabía que esa felicidad, probablemente, no duraría mucho.


...

Residencia Sarutobi / 11:36 P.M.

Cruzando a través de la puerta principal, Kurenai caminaba pensativa debido a la noticia que recibió sobre la condición de la joven Hatake, a quien debía apoyar para que la chica tomara el reposo necesario y, para ello, tenía que platicar con las casas productoras y convencerlos de aceptar a Natsumi por Natsuki; después de todo, no había mucha diferencia en talento. Además, era importante cuidar la salud y bienestar de sus idols, y más tratándose de la vida de su futuro primer nieto. De repente, un bostezo escapó de su boca y se cubrió la misma con una mano mientras se dirigía a subir las escaleras, pero se dio cuenta de que la residencia estaba silenciosa. No dándole importancia, subió las escaleras entretanto Asuma tomó dirección hacia el despacho y, como era costumbre, ella se dirigió a la recámara de Himeko.

Atravesando el pasillo, vio la luz encendida de la recámara de Himeko. Extrañada de que ella aún se encontrara despierta, se acercó encontrando la puerta entreabierta. Entonces vio las diversas piezas de ropa encima de la cama y el suelo, pero no a su hija. Arribó a la recámara sin dejar de mirar el desastre de ropa y zapatos por toda la habitación. – ¿Himeko? – musitó, preocupada. Observó a su alrededor, entonces ubicó el celular encima de la cama y, pensando tal vez ella se encontraba en el baño, decidió aproximarse a éste. Tocó la puerta. – Himeko, ¿Estás ahí? – preguntó, esperando respuestas. Nada. – ¿Himeko? – no obtuvo contestación. Volvió a tocar la puerta, nada. Nerviosa, abrió la puerta y entró al baño, dándose cuenta de no había alguien en el mismo. Pronto, sintió una corazonada y la imagen de alguien apareció dentro de su cabeza. – Asuma...– susurró, asustada. – ¡Asuma! – gritó aterrada y, agarrándose la falda del vestido para evitar pisarlo, salió corriendo.

Por otra parte...

En el amplio despacho y de pie frente a la ventana, Asuma se encontraba contemplando el paisaje que le mostraba el horizonte, con la mano izquierda dentro del bolsillo de su pantalón y en la mano derecha sosteniendo un cigarrillo. Acercó el cigarrillo a sus labios y dio una calada mientras, sumergido entre sus pensamientos, intentaba encontrar los motivos que llevaron al Hatake a permitir el embarazo de su primogénita, quien era su preferida, pero por más que pensara, no comprendía. De repente, Kurenai arribó al despacho con prisa y nerviosa. Separó los labios para preguntarle qué había pasado, pero escuchó las siguientes palabras que le dejó congelado: "Himeko no está". – ¿Cómo que mi hija no está? – interrogó confundido, pero el miedo se apoderó de él al recordar el rostro de alguien. – ¿Le marcaste a su móvil? – ella negó la cabeza. Espiró, entonces extrajo el móvil del bolsillo de su pantalón para marcarle, pero...

Asuma...– murmuró Kurenai extendiendo la mano derecha hacia él, mostrándole el móvil de su hija. – Lo encontré en su cama. – sus ojos aguaron y las cejas fruncieron. – Si a nuestra hija...– las lágrimas nublaron su visibilidad, éstas de inmediato deslizaron por sus mejillas. – Si a nuestra hija, le llega a pasar algo malo, yo...– se cubrió la boca con la mano derecha, intentando callar su llanto.

Completamente serio, Asuma se aproximó a Kurenai y, rodeando los brazos alrededor de ella, la abrazó fuertemente. El verla así, llorando, provocó una punzada de dolor en su pecho. Enseguida, depositó un tierno beso sobre la cabeza de su esposa, demostrándole que él no permitiría que algo malo le pasara a su hija mientras él estuviera ahí. – Prometo encontrarla. – con delicadeza, la apartó y le miró directamente a sus ojos rubíes. – Espera aquí por si ella se comunica o regresa, iré a buscarla. – obtuvo un asentamiento de cabeza y, de inmediato, salió apresurado marcando un número telefónico.

Viendo al Sarutobi atravesar la puerta del despacho, sintió que algo malo estaba por acontecer, no comprendía qué o por qué, más no podía dejar de pensar en ese hombre que tanto daño les había causado a todos. Abrió sus rubíes ojos como platos. ¿Y si él regresó? ¿Y si él tenía que ver con la desaparición de su niña? ¡No! Sacudiendo la cabeza, intentó alejar extraños pensamientos, pero la realidad era que su niña no estaba en casa e incomunicada. Su bebé... Sola a altas horas de la noche, con tanto peligro existente... No... Se dejó caer de rodillas, llorando con fuerza. Su corazón de madre decía que debían encontrarla, de lo contrario... Se cubrió el rostro y el llanto se hizo más fuerte.


...

Sintiendo una inquietante náusea y una sensación de malestar estomacal que no podía identificar, Natsuki caminaba calmamente atravesando el estacionamiento del teatro con su mano derecha siendo sostenida fuertemente por la mano izquierda del Sarutobi, quien se veía bastante guapo con ese elegante traje de pantalón y chaqueta gris, zapatos negros, camisa blanca y corbata roja de seda que resaltaba entre todo ese conjunto, dándole una apariencia única, varonil y tan perfecta que su corazón palpitó fuerte y un intenso rubor cubrió sus mejillas. Él se veía bastante guapo y elegante con sus negros cabellos peinados hacia atrás.

Ella bajó la mirada, volvió a mirarle y ahí estaba él, caminando a escasos centímetros de su costado derecho y sosteniendo su mano derecha con tanta seguridad y firmeza que su corazón latía y latía cada vez más rápido, no podía calmarse. Era un hecho, que él siempre estará ahí para ella como lo había estado desde que lo conoció cuando tenía cinco años de edad. Desde ese momento, no se imaginó a ambos formando una familia, sin embargo, el transcurrir de los años les hizo volverse unidos, hasta el punto que terminaron casados y se convertirían en futuros padres.

Con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, Genji caminaba al lado izquierdo de Natsumi, quien sostenía dos estatuillas, una en cada mano: la obtenida en la categoría Hot Trend Award del Año por la canción "Bad Love" de AAA; y la otra, en la categoría Best Dressed Singer del Año ganando Natsuki. Volvió la cabeza hacia el frente y observó fijamente la espalda de Natsuki, quien estaba mirando al Sarutobi tan anonadada, entonces las mejillas de ella se tornaron rojas y los labios se curvaron ligeramente hacia arriba. Ella se veía feliz y eso era lo más importante, a pesar de no haber sido él quien estuviera a su lado. Sí, tal vez como sucedieron las cosas fue lo mejor... Cerró los ojos y los entreabrió centrando la mirada hacia un punto incierto, entonces sonrió.

Sonrisa que Natsumi notó. Ella había estado mirándole minutos antes, pues le parecía extraño que su cuñado Hiroshi le solicitara a Genji acompañar a su hermana; sin embargo, le tomó por sorpresa verle observar a Natsuki y luego sonreír nostálgicamente. Era lógico pensar, el chico sentía algo por ella, aunque intentara ocultarlo. – Onee-chan...– llamó su atención, más la aludida reaccionó y giró sobre sus talones, logrando soltarse del agarre de manos que mantenía con su esposo. – Es hora de regresar a casa. – musitó, obteniendo un asentimiento de sus acompañantes, excepto de ella que hizo un puchero, pues debía regresar a la residencia Hatake y no estaba contenta.

En un movimiento inesperado, Hiroshi se quitó el saco y lo colocó sobre los hombros de Natsuki, quien deshizo el puchero y le agradeció el gesto con una dulce sonrisa. – Natsumi-chan tiene razón, debo llevarte a casa. – dijo Hiroshi, sonriendo. Disgustada, Natsuki frunció las cejas. Una divertida sonrisa se dibujó en los labios de él, entonces colocó la mano derecha encima de la cabeza de ella, pero de inmediato su móvil empezó a vibrar, el cual extrajo del bolsillo derecho de su pantalón. ¿Otō-san? – se preguntó a sí mismo, extrañado; pues, ellos también estaban en el evento. – Vuelvo enseguida. – dijo dirigiéndose hacia Natsuki y contestó la llamada alejándose de los presentes.

Recordando que debía regresar a la residencia Hatake, Natsuki dejó escapar un suspiro. De repente, escuchó a Hiroshi musitar: "¿Himeko?" con voz alterada, logrando inquietarla y ella se llevó una mano en el pecho. Al momento de Hiroshi colgar la llamada, él dejó caer su brazo aún sosteniendo el móvil. – ¿Hiro? – llamó, preocupada. – ¿Qué sucede? – preguntó, sintiendo inquietud.

Hiroshi reaccionó y regresó sobre sus pasos. – Me surgió algo importante. – respondió con una sonrisa, luego volvió la cabeza hacia el Ukitake. – Ishi, te encargo a mi esposa. – el aludido afirmó con la cabeza. Colocando la mano izquierda encima de la cabeza de Natsuki, la acarició suavemente y de inmediato apartó su mano. Giró sobre sus talones, pero algo le detuvo. Era Natsuki, quien le sostenía de la camisa. – ¿Qué pasa? – ella bajó la mirada. Hiroshi observó a Ishida, Genji y Natsumi, ellos se miraron entre sí.

No me ocultes nada. – le dijo Natsuki lo más calmada posible, desconcertándole. – Te escuché decir "Himeko". – ella alzó la cabeza y le miró con tanta seguridad que le hizo dudar. – ¿Qué le pasó a Mitsuki-chan? – le apretó la tela de la camisa, tratando de mantener la calma. Hiroshi apretó los labios en una línea, debatiéndose entre decirle la verdad u ocultarla. Ella apretujó la tela de la camisa. – ¡No te olvides, ella también es mi hermana! – gritó con fuerza sorprendiendo a los presentes, pero gritar le causó agitación y empezó a respirar agitada.

Hiroshi alzó la mirada hacia el cielo y se maldijo internamente por no saber ocultarle las cosas a su esposa, quien le conoce a la perfección y era obvio que ella le descubriría. Bajó la mirada. – Amor...– tomándola por los hombros, la obligó a mirarle. – Himeko no ha regresado a casa. – Natsuki abrió sus ojos como platos y Natsumi perdió las fuerzas de sus piernas, pero Ishida la sostuvo antes de que cayera al suelo. – Nos preocupa que le haya sucedido algo. Necesito encontrarla. – siseó mostrándole seguridad.

Las hermanas no podían creer las palabras de Hiroshi. ¿Himeko no había vuelto a la residencia Sarutobi? ¿A dónde había ido? Mientras tanto, Genji escuchaba con detenimiento sin comprender la situación real hasta que Natsuki habló. – Debemos encontrar a Mitsuki-chan. – susurró ella, respirando agitada.

Genji recordó que tenía una cita con Mitsuki en un parque, pero debido a la insistencia del Sarutobi para acompañar a Natsuki, le escribió un mensaje disculpándose porque no asistiría. De repente, la visualizó sentada en una de las bancas del parque, esperando por él. Sacudió la cabeza, alejando extraños pensamientos, probablemente ella regresó a casa o salió con alguna de sus amigas. Pero... ¿Y si ella no leyó el mensaje y seguía en el lugar de encuentro? Era mejor, para salir de dudas, dirigirse a dicho lugar. Se aclaró la garganta, obteniendo la atención de sus amigos. – Tengo una ligera sospecha sobre dónde podría estar Mitsuki-chan. – murmuró dubitativo.

Extrañado, Hiroshi frunció las cejas y entrecerró los ojos. – ¿Por qué tienes esa ligera sospecha? – le preguntó, tratando de estar calmado. Genji separó sus labios, pero los cerró; pues, sentía que dijera lo que dijera a continuación, el Sarutobi le reclamaría. Hiroshi cerró las manos en puños, los apretó con fuerza. – ¿Maito Genji, tienes algo que ver con ella? – interrogó, conteniendo su furia. – ¿Por qué no respondes? – no obtuvo respuestas. Entonces, la furia que reprimía, explotó y lo agarró bruscamente del cuello de la camisa. – ¿Dónde está mi hermana? – Genji intentó zafarse del agarre, pero el Sarutobi lo tenía bien agarrado. – ¡Responde! – exigió.

¿Hermana? ¿Se refería de ese modo a Mitsuki-chan, por ser su cuñada? No entendía, sin embargo la joven Hatake no había regresado a casa y debían encontrarla. – Antes de responder, encontremos a Mitsuki-chan. – murmuró mirando al Sarutobi con tanta seriedad que éste no tuvo más remedio que soltarlo.

Natsuki miró a Genji, luego a Hiroshi. Ambos se miraban fijamente como si quisieran golpearle la cara al otro. – Hiro...– susurró ella, preocupada. De repente, escuchó un zumbido en sus oídos y un ligero mareo le provocó ver todo su alrededor dando vueltas. Veía a sus amigos dando vueltas y no comprendía qué le estaba pasando, puesto que no era la primera vez que le ocurría; sin embargo, necesitaba buscar a su hermana menor. – Hiro...– sus piernas perdieron la estabilidad.

Hiroshi volvió la cabeza hacia atrás y vio a su esposa perder la estabilidad de las piernas, entonces rápidamente se acercó a ella y la agarró, antes de que cayera y se golpeara contra el suelo. – ¿Te sientes mal? – preguntó Hiroshi, totalmente preocupado mientras la atraía hacia él, apegándola a su cuerpo en un gesto protector.

Natsuki sacudió la cabeza en negación. – Estoy bien...– apoyó ambas manos en el pecho de él y las cerró en puños, agarrando la tela de la camisa en el proceso. – Busquemos a Mitsuki-chan, juntos. – cerró los ojos y apoyó la frente en el pecho del Sarutobi. – Por eso...– frunció las cejas sintiendo un terrible dolor golpeando su cabeza y se aferró a él. – Llévame contigo. – tratando de ocultar sus malestares, inhaló y alzó la cabeza, mirándole con seguridad.

Observando esos ojitos negros, tan tiernos, mirarle con tanta determinación, le derritió, entonces Hiroshi dejó escapar un suspiro. – Está bien, buscaremos juntos. – le dijo, inquieto. Ver la alegría en su rostro, hizo que su corazón latiera fuerte; más debía ser realista, Natsuki no se estaba sintiendo bien, a pesar de ella intentar ocultarlo. – Pero irás con Ishida. – el nombrado recibió una mirada de disgusto por parte de Natsuki. – Genji y yo nos adelantaremos en la búsqueda. Es más rápido de ese modo, así que ustedes dos...– refiriéndose a Natsuki y Natsumi. –...nos alcanzarán después. – se percató de que su esposa iba a reclamar, más se adelantó. – Me preocupas. Debes pensar en ti y nuestro bebé. – ella separó los labios para musitar alguna palabra, sin embargo no le dio oportunidad; entonces, en un movimiento sorpresivo y posicionando ambas manos en las mejillas de Natsuki, aprisionó los labios de ella con los propios ante las miradas de los presentes.

Por su parte, Natsuki abrió sus ojos desconcertada ante la acción del Sarutobi, sin embargo, los entrecerró desbordando éstos ternura y poco a poco iban cerrando mientras su cuerpo se relajaba ante el contacto de labios. Él tenía razón, no sólo debía pensar en ella misma, también necesitaba proteger a esa pequeña vida que crecía en su vientre. Hiroshi deshizo el contacto y le regaló una leve sonrisa. – Encontraré a Himeko, lo prometo. – ella asintió con la cabeza, entonces Hiroshi se aproximó al Ukitake y colocando una mano sobre el hombro de él, acortó un poco la distancia entre ellos. – Conduce con precaución. – le susurró y, dándole unas palmaditas en el hombro de su amigo, se marchó acompañado de Genji.

Preocupada, Natsuki permaneció de pie observando a Hiroshi, quien subió a su automóvil deportivo rojo y arrancó a una velocidad impresionante, seguido de Genji que iba conduciendo su deportivo negro. Contempló ambos vehículos hasta ya no verlos más y, en ese momento, Natsumi se acercó a ella hasta posicionarse detrás y rodeó los brazos alrededor de su cuerpo en un cálido abrazo.


...

Conduciendo su deportivo rojo a una velocidad de 120 kilómetros por hora, con los cristales bajados, mientras atravesaba las calles de la ciudad, Hiroshi no veía los altos edificios ni a los transeúntes pasar de un lado a otro, tan sólo pisaba el acelerador. Sentía la fría brisa chocando contra su cara; pues, necesitaba llegar al supuesto punto de encuentro donde su hermana se reuniría con Maito Genji, a quien no comprendía del todo, ya que pensaba el susodicho estaba enamorado de su Natsuki, más... ¿Se enredó con Himeko? Sacudió la cabeza, no era momento para pensar en temas triviales; se concentró en seguir el automóvil de Genji, el cual se estaba alejando y no podía perderlo, pues de él dependía encontrar a su hermana.


...

Konoha / 12:06 A.M.

Por las calles de la ciudad, se podía visualizar a Himeko con la mirada hacia el suelo, caminando pausadamente sobre el camino peatonal, tocando las líneas divisorias del pavimento con sus converse negros con blancos. Su tristeza era notable, pues vio en la pantalla grande ubicada en el edificio frente al parque donde había estado, la transmisión de los premios Starlight y, al momento, enfocaron a su hermana Natsuki acompañada de Genji, quien sonreía feliz. ¿Feliz? Se detuvo en seco, pues no podía creer que él la dejara plantada sólo para estar con su hermana. Alzó la cabeza, levantó la mirada y observó el camino recto, cual estaba muy oscuro, entonces tuvo la impresión de conocer dicho lugar, aunque podía estar confundida.

Giró la cabeza hacia el costado izquierdo y, a través del cristal de una tienda, vio un bizcocho redondo de vainilla con relleno y decorado de fresas sobre una mesita cristalina. Frunció las cejas, entristeciendo cada vez más, pues esa fue la repostería donde se encontró con él. Observó el cristal detenidamente y se vio a sí misma, en especial lo que llevaba puesto: short de color blanco, blusa de mangas 3/4, color verde, medias blancas que le llegaban hasta los tobillos y los converse negros con blancos. No llevaba prendas preciosas, sólo portaba un reloj plateado de pulsera metálica con piedrecitas alrededor de la cubierta y, en la espalda, como siempre, colgaba su mochila negra.

Vistiendo así, Genji no le haría caso, ya que era un hombre de negocios, rodeado de bellezas y debía pensar que sus gustos iban encaminados hacia la figura de su hermana Natsuki, o mujeres de ese estilo. Entonces, se detuvo a mirar fijamente el lacito blanco adornando su larga coleta de caballo mientras los flequillos estaban bonitamente peinados hacia el frente. Intentó verse linda agregando ese lazo, sin embargo, sabía que no podía compararse con sus hermanas, ellas eran elegantes y femeninas, atraían a las personas con sus brillantes auras; ella, alguien normal que no podía actuar ni cantar, menos administrar una empresa, tampoco vestía como ellas y no aguantaba los tacones, tan sólo era buena en artes marciales.

¿Artes marciales? ¿No significaba que ella era varonil? La realidad le golpeó, definitivamente él no se fijaría en ella. Negó la cabeza, entonces continuó caminando sola por las calles oscuras de la ciudad, con la cabeza agachada mientras los flequillos del cabello cubrían sus tristes ojos. Estaba triste y no era para menos, el hombre que amaba, tenía interés en su hermana y, a pesar de todo, en dicha situación, su hermana no era la intrusa, más bien, era ella porque Genji y Natsuki se conocían años atrás y tenían una amistad incuestionable, al extremo de él arriesgar su vida para protegerla de la inminente caída que casi le costó la pérdida de su sobrino o sobrina.

Cansada de caminar, detuvo sus pasos y levantó la cabeza para saber dónde estaba, pues había caminado sin rumbo fijo por las calles de la ciudad, pensando en los problemas y situaciones vividos recientemente. Para su sorpresa, se encontró en un lugar desconocido y poca luz. Movió la cabeza de un lado a otro, procurando ver a algún ciudadano que le indicara el camino de regreso al centro comercial, pues estaba sola y perdida. No conocía la ciudad, debido a que toda su vida la pasó viajando de un país a otro. Estar en un espacio desolado, le causaba miedo, pero estaba acostumbrada a viajar a lugares desconocidos, por lo que haberse perdido no le causaba tanto temor. De repente, tomó asiento encima de una banca y empezó a buscar el móvil dentro de la mochila negra para llamar a su padre y que éste fuera a buscarla; no obstante...

No está. – murmuró con inquietud. Volvió a buscar, obteniendo los mismos resultados. – ¿Dónde está? – siguió buscando, sin resultados positivos. – No puede ser... ¿Lo habré perdido? – se preguntó a sí misma entre susurros. Resignándose, Himeko desistió de seguir buscando, cerró sus ojos negros y dejó escapar un sonoro suspiro.

Repentinamente, un par de tenis blancos, se detuvieron frente a ella. – ¿Estás perdida? ¿Necesitas ayuda? – interrogó una masculina voz.

Himeko abrió sus ojos y alzó la cabeza, encontrándose con dos hombres desconocidos frente a ella; no, más bien eran tres hombres, pues logró identificar el tercero entre la oscuridad, quien iba acercándose peligrosamente. Los nervios se apoderaron de ella mientras veía las direcciones posibles a tomar, si atacaba al menos a uno de ellos, pero de hacerlo corría el riesgo de ser herida gravemente, así que evaluando la situación, la única opción era hacerse la tonta. Sonriendo tontamente, Himeko se levantó de la banca agarrando su mochila con fuerza. – Gracias de verdad, pero estoy esperando a alguien. – dijo alegre, deseando salir de aquel problema.

– ¿A quién esperas? ¿A tu novio? – cuestionó el segundo hombre mientras deslizaba una mano dentro del bolsillo de su pantalón.

– ¿Mi novio? – se preguntó a sí misma, confundida. No tenía su móvil, tampoco le informó a su madre Kurenai que iba a una cita, así que... ¿Quién podría llegar en ese momento a salvarla? ¿Salvarla? El rostro de Genji apareció dentro de su cabeza, de inmediato la sacudió, alejando aquellos estúpidos pensamientos. Él no iría en su auxilio, dado que él corrió para estar al lado de Natsuki. Volvió la mirada hacia los rostros de sus acompañantes y lo que vio no le gustó; ellos intercambiaron miradas maliciosas y uno de ellos extrajo un afilado objeto. – E-etto...– Himeko retrocedió un par de pasos. – Creo que podemos hablar tranquilamente, ¿Verdad? – sonrisa.

Confundidos por el comportamiento tranquilo de la chica, los tres hombres intercambiaron miradas entre sí, gesto indicativo de que debían actuar rápido. Dándose cuenta del prominente peligro y aprovechando la brecha de confusión, Himeko agarró con fuerza una de las aletas de la mochila y, con una mirada firme, agachó el cuerpo y de una barrida tumbó al más cercano. Rápidamente, el segundo atacó abalanzándose sobre ella, pero Himeko le impactó un mochilazo en la cabeza y un rodillazo en el estómago que le obligó a caer de rodillas. De pronto, volvió los ojos hacia un costado y el tercer hombre se lanzó contra ella sosteniendo un cuchillo en la mano derecha, entonces Himeko giró sobre sus talones, le agarró el brazo derecho y lo volteó bruscamente logrando que éste soltara el cuchillo; rápidamente, le impactó un rodillazo en el estómago obligándole a encorvarse y un codazo en la espalda tumbándolo en el suelo.

Sonriendo con satisfacción por haber derribado a los tres hombres, Himeko se sacudió las manos y las puso en la cintura como jarras. – Les dije que no necesitaba de su ayuda. Puedo cuidarme sola. – murmuró con autosuficiencia. De inmediato, retrocedió un par de pasos dispuesta a marcharse, pero alguien apareció detrás de ella y la agarró violentamente de la coleta de caballo tomándola por sorpresa. – ¿Qué...? – ese alguien la habló hacia atrás logrando que ella perdiera el equilibrio y cayera contra al suelo, raspándose la rodilla derecha. – ¿Cuándo apareció otro? – se preguntó a sí misma, observando al cuarto tipo que caminaba hacia ella.

¿Creíste que ibas a escapar? – preguntó el hombre que logró agarrarla. – Creíste mal. – sonrisa maliciosa. Himeko intentó ponerse de pie, más el dolor que hincó en su rodilla, le obligó a permanecer en el suelo. Él extrajo del bolsillo izquierdo de su pantalón, un arma de fuego. – Ahora no eres tan ruda, ¿no? – Himeko no se intimidó y frunció las cejas, mirándole con enojo mientras él acortaba la distancia entre ambos. Se detuvo y la miró de arriba hacia abajo, sonrió. – Qué lástima, eres muy hermosa y tu galán no vino por ti. – murmuró entre dientes, luego explotó en carcajadas. Los otros se reincorporaban, señal de que no tenía escapatoria. Himeko tragó saliva al verlos rodearla completamente, entonces el cuarto la apuntó con el arma. – Es una lástima. – Himeko cerró los ojos con fuerza y él apretó el gatillo disparando el arma.


See you later...