Título: Un Giro en el Destino.
Emparejamiento: Tsuna X Oc.
Género: Aventura / Amistad / Humor / Familia.
Historia UA.
Resumen.
UA: Sawada Nana adoraba a su pequeña familia. A su maravilloso esposo Sawada Iemitsu y a sus dos preciosos hijos Sawada Tsunayoshi y Sawada Setsuna, es por eso que deseaba todo lo mejor para ellos, razón por la cual no dudó, al ver el comportamiento negligente de su marido hacia su hijo mayor, el enviar a este último con sus padres para que su pequeño Tsuna creciese rodeado de amor y felicidad. Ella no se imaginaba las consecuencias que esta decisión desencadenaría en el futuro, en especial para el pequeño cielo.
¡Tsuna fuerte, Tsuna Inteligente!
Autora: "NadjaTuOdelschwanck72".
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, es propiedad de su creadora Akira Amano. Solo los personajes oc de esta historia son míos.
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Prólogo.
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Sawada Nana suspiró por sexta vez ese día. Mirando por las ventanas del tren por el cual viajaba con su hijo mayor los variopintos paisajes que se reflejaban en el cristal de dicha ventana, pensaba en todo lo que la había llevado a tomar esa seria decisión... la decisión de dejar bajo el cuidado de sus padres y, así mismo, los abuelos de sus dos amados niños, a su primogénito con la esperanza de que su Tsu-chan fuese más feliz con ellos, alejado del frío trato de su padre y de la gente misma de Namimori.
Ya estaba cansada de ver sufrir a su bebé cada vez que un insulto llegaba a él y de que siempre lo compararan con Setsuna todo el tiempo. Solo porque su niño tenía algunos problemas para comprender las cosas y era algo torpe, no significaba que tenían que tacharlo de inútil, estúpido y muchas otras palabras ofensivas.
Más de una vez había discutido esto con Iemitsu, pero éste nunca hacía nada al respecto y para su mayor molestia, su querido esposo, al que muchas veces se vio tentada a estrangular, no era mejor que ellos, sumando a todo esto el distanciamiento que todos, tanto los amigos de Setsuna, sus maestros y su marido estaban creando entre sus dos niños, debido a que al contrario de su Tsu-chan, su Setsu-chan era muy bueno en cualquier cosa que éste se propusiera. Deportes, sus estudios, haciendo amigos, realizando alguna manualidad..., su hijo menor destacaba en todo y la gente lo adoraba por ello incluyendo a Iemitsu, quien no se moderaba cuando de hablar maravillas de Setsuna se trataba y de consentirlo exageradamente, teniendo ella que intervenir cuando las cosas iban demasiado lejos, a fin de que su Setsuna no se volviese un niño malcriado y materialista.
Al detenerse el tren en la estación de Kioto, Nana bajó con Tsunayoshi y ambos fueron recibidos por una hermosa mujer de cabello largo, color chocolate con algunas canas aquí y allá, hermosos ojos verdes jade, piel blanca, delgada y de elegante porte, muy parecida a la propia Nana, vestida como una elegante mujer de negocios, al igual que el hombre a su lado, que vestía y tenía el porte de todo un empresario, serio, bien arreglado, sin un solo cabello fuera de lugar, aunque cuando las miradas de ambos se posaron sobre ellos, estas se volvieron cálidas y los saludaron con pequeñas sonrisas que Nana devolvió con entusiasmo, mientras el pequeño Tsuna se escondía detrás de las piernas de su madre.
"Mamá, papá, es un gusto verlos después de tanto tiempo". Dijo Nana abrazando a cada uno.
"También nos da gusto verte, querida". Le respondió su madre con dulzura. "y este pequeño debe ser tu hijo mayor, Tsunayoshi, ¿no es así, Nanami?" Preguntó la ojijade.
"¡Así es, mamá! Anda Tsu-chan, saluda a tus abuelos". Lo animó Nana a lo que el pequeño niño con un tierno rubor en las mejillas saludó correctamente y por primera vez a sus dos abuelos maternos.
"¡Es tan adorable! ¿No lo crees, Junichi?" Arrulló ésta a Tsuna, quien se ruborizó aún más por ser el centro de atención.
"Estoy de acuerdo, mi querida Hiroko". Dijo el hombre de cabellos azabache con una suave sonrisa.
"Bueno, regresemos a casa, estoy segura que Tsuna-chan y tú desean descansar después de ese largo viaje, ¿cierto?" Dijo la madre de Nana, con ésta última dándole la razón. El viaje si había sido algo largo, además habían salido desde muy temprano en la mañana de Namimori. A penas y se podían ver los primeros rayos del sol asomándose en el horizonte en el momento en que abordaron el tren que los llevaría hasta allí.
"Pues no se diga más. Vamos". Habló Junichi emprendiendo el camino junto con los demás hacia las afueras de la estación y directamente hacia una hermosa limusina.
En el camino Nana y sus padres se estuvieron poniendo al día. Ella no había tenido mucho contacto con ellos, a causa de Iemitsu y el desagrado mutuo que el rubio y los padres de la castaña se tenían. Ellos no habían aprobado la relación de su hija con el Italiano, dados los dudosos y nada creíbles antecedentes del hombre.
Junichi sentía una gran desconfianza hacia Iemitsu, estaba completamente seguro que el hombre escondía algo muy grande de su hermosa hija Nana, sin embargo, ésta no había hecho nunca caso a sus advertencias y muy a su pesar, había terminado casada con ese sujeto que la mantenía encerrada en una burbuja color de rosa. Lo único bueno que para él, salió de ese matrimonio, fueron sus dos pequeños nietos, Tsunayoshi y Setsuna.
Lamentablemente ellos no habían mantenido mucha comunicación con su hija menor, ella se había distanciado de toda la familia ante las desagradables circunstancias antes mencionadas.
Actualmente, luego de llegar a la gran mansión que poseían, de disfrutar de un tardío pero delicioso almuerzo y que, seguidamente, su esposa, su hija y él tomaran asiento en la fina sala de estar con humeantes tazas de té verde frente a cada uno, en tanto Tsuna-chan dormía en una de las habitaciones más cercanas a su ubicación, se preguntaba por qué el repentino cambio.
"Padre, madre, quiero pedirles un gran favor". Comenzó Nana tras tomar una profunda respiración para calmar sus crecientes nervios.
"¿Sí? ¿Cuál es ese favor, cariño? Si está en nuestras posibilidades, no dudaremos en ayudarte". Le dijo su madre con una mirada tranquilizadora.
Nana volvió a respirar profundamente para preocupación de sus padres ante sus acciones y dijo con voz seria: "Quiero pedirles que por favor cuiden de Tsunayoshi".
"¡¿Qué?!" Exclamaron ambos anonadados.
Nana suspiró con pesar y comenzó a explicarles. "Verán, las cosas de vuelta en Namimori no están bien... Tsuna sufre de mucho acoso escolar y maltratos de parte del cuerpo docente y los niños, pero no solo en la escuela, también recibe malos tratos de otros niños fuera de la escuela, de adultos igual, y pues Iemitsu no ayuda para cambiar esta situación... en realidad, me temo que él también es parte del problema". Declaró la mujer con voz afligida. La castaña les explicó hasta casi entrada la noche todo el panorama y lo desesperada que se sentía por no poder ayudar como lo deseaba a su bebé.
"Te advertí que ese hombre no era bueno para ti. Ni siquiera puede criar bien a mis nietos". Alegó Junichi frustrado porque lo que tanto había temido se había vuelto realidad.
"Papá por favor, ya hemos tenido esta conversación, no juzgues tan duramente a mi esposo, él no es tan malo como lo piensas". Refutó Nana frunciendo levemente el ceño.
Junichi iba a objetar lo dicho por su hija menor, no obstante, optó por mejor mantenerse callado. Bien sabía que no tenía caso, Nana nunca escucharía de razones cuando se trataba de ese hombre.
"Bueno". Habló Hiroko rompiendo el tenso ambiente. "Por mi parte, no tengo ningún problema en criar a Tsu-chan, es mi nieto después de todo y por otra parte, será encantador tener nuevamente a un pequeño niño alegrando esta casa con sus inocentes sonrisas".
"Concuerdo con tu madre, Nanami. Mi nieto tendrá todos los cuidados y el amor que se merece, de eso puedes estar totalmente segura". Reiteró el hombre con firmeza.
"Gracias, mamá, papá. Ya hablé con Tsu-chan sobre esto y el aceptó siempre y cuando prometiera el visitarlos seguido , así que estaré viajando constantemente de Namimori a Kioto, además tampoco quiero deslindarme de mi niño, n... no p... podría soportarlo". Dijo Nana orgullosa de su hijo por entender la situación y a la vez triste porque las cosas llegaron hasta este punto.
"Me parece bien". Le dijo con un asentimiento Junichi siendo secundado por su esposa tranquilizando a Nana.
Los tres se mantuvieron en un silencio reflexivo, perdidos en sus pensamientos, cuando en eso una de las sirvientas de la mansión entró con permiso de los padres de Nana para informarles que la cena ya estaba lista.
La conversación finalizó allí, y los tres se dirigieron al comedor, pasando primero por Tsuna, quien ya había despertado minutos atrás de su siesta y se la había pasado jugando con un bonito gato color blanco con manchas negras en su habitación designada llamado Rush, siendo este la mascota de la familia el cual al conocer a Tsuna, rápidamente se había encariñado con él.
La familia cenó en calma, con los padres de Nana entablando una conversación con la castaña y el pequeño Tsunayoshi cuya timidez se iba desvaneciendo a lo largo de todo el intercambio para lentamente, empezar a hablar con sus abuelos con más entusiasmo al no detectar ninguna mala intención hacia él, solo interés y cariño proveniente de éstos, haciéndolo sentir cálido por dentro.
Al principio el castaño había estado inseguro de quedarse con ellos a petición de su madre, pero al comprender más o menos lo mal que ella se sentía por él, debido a todo lo que estaba ocurriendo con él en Namimori, y para no hacerla sufrir más, aceptó quedarse con sus abuelos si eso hacía feliz a su mamá y dejaba de ver la tristeza reflejada en su mirada cada vez que él llegaba de la escuela con moretones, raspones y la ropa hecha un desastre o cuando su papá rechazaba pasar tiempo con él, a favor de prestarle toda su atención a Setsuna.
Es por eso que sería fuerte para ella para que no se preocupara más, así como fue fuerte cuando la vio partir dos días después en aquel tren tomado de la mano de su abuela y con la cálida mano de su abuelo posada sobre uno de sus hombros, despidiéndola con una amorosa sonrisa, conteniendo aduras penas las lágrimas que amenazaban con caer de sus bonitos ojos ámbar, mientras observaba como el tren se perdía en el horizonte...
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Fin del Prólogo.
