¡Vamos con las review!
Miguel16310: Jeje, no te preocupes, pero empiezo a creer que no debo enviar adelantos por privado. Eso le quita lo genial al capítulo
Racon Omega 98: Duelen muchas cosas para muchas personas, no únicamente para la familia Hyodo
Angel Arcano97: Créeme, se va a poner MÁS interesante.
Alkirius: Si, es el mismo, pero con una mejor base a la de ese entonces. Mencionas a los dos Naruto de mi hermano mayor, los cuales, por cierto, también tendrán sus respectivas reescrituras hechas por él.
Antifanboy: Gracias por tu review, espero que este capítulo te sea más interesante aún.
Agradezco mucho sus reviews y que les haya gustado el capítulo. Ahora, ¡a darle!
Disclaimer: Ni HSDxD ni ninguno otra serie son de mi pertenencia, estos son propiedad de sus respectivos autores. Este fic está hecho sin ningún ánimo de lucro, solo con las ganas que tengo de escribir; a su vez, tratare ciertos temas fuertes que pueden herir la susceptibilidad del público; advertidos están.
—¿A dónde dices que irán?—Aori Hyodo no cabía en las palabras de su amada esposa, quien, con una taza de su gasolina, café, le veía con sus intensos ojos carmesí.
Hanako suspiro, había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho ya; pero si ese dicho de que por cada suspiro parte de tu alma se sale fuera cierto, ella sería un cascaron vacío—Al Templo Himejima.
—…¿Por?
—Zekram lo decidió cuando fue el cumpleaños de los niños—la mujer rio sin ganas, viendo su reflejo en el líquido negruzco. Odiaba el café negro, le sabia a mierda, pero tenía que mantenerse tranquila de alguna manera y sus labios nunca iban a probar un cigarrillo, aunque las ganas no faltaban—Podrías decir que fue un "regalo de cumpleaños".—el castaño enarco una ceja, mirándole fijamente—Si, mal chiste. Pero no me mates por eso, querido.
—Fue bueno, a su manera—admitió el padre de dos, caminando hacia su esposa para colocarse a su lado y darle un pequeño beso en la mejilla.—Pero inoportuno.
—Perdón…—murmuró la pelinegra sorbiendo su café, para luego sacar la lengua con una mueca que Aori encontró graciosa, si eso indicaba su risa—No te rías, este café sabe a rayos. ¿Cómo pudiste beber esto todos los días en el ejército?
—El sabor fuerte te despertaba—contesto el hombre con una media sonrisa—Pero no tienes que quejarte, ese café que tienes sabe relativamente bien. El nuestro sabía a tierra porque-
—Porque no había presupuesto—completó su esposa, con un tono entre cansado y divertido, haciéndole reír nuevamente. —Me lo dices siempre, amor.
—Siempre es bueno recordarlo, si eso te hace reír.—comentó el castaño de ojos mieles, bajando levemente sus lentes para darle un guiño coqueto, haciendo rodar los ojos a la pelinegra.
—Aori, no empieces con tus mañas.
—Hehe~—el nombrado rio un poco, levantándose para ir por una taza; hablar de café le hizo querer uno.
Se mantuvieron en un agradable silencio que duro unos minutos, las manecillas del reloj y la cafetera sonaban en la cocina con un leve pero reconfortante eco. Todo era así, hasta que el padre de familia decidió hablar de nuevo—¿Tengo que ir?
—Es lo más seguro, tienes permiso para portar armas—comentó distraídamente Hanako.
—No creo que sea conveniente llevar un arma a un paseo infantil—fue la simple respuesta de Aori, quien se giró con su café finalmente hecho, para mirarla con cierto reproche—Además, ese caído vive allí. Algo tuvo que ver en todo esto, lo sé, pero no sería conveniente atacarlo…
La ojiroja puso la frente contra la mesa, aspirando levemente—…Especialmente si vive con su mujer e hija.—ninguno dijo nada más; tras el encuentro de su hijo menor con esos tres hombres la semana pasada, se volvieron más cuidadosos. Teniendo cuidado con quien hablaban, a donde iban y demás cosas.
No eran paranoicos, bueno, lo eran de cierta forma. Sus hijos eran blancos de algo que no sabían, querían proteger de lo desconocido a sus crías.
Y con ese viaje, aunque iban los dos, irían a territorio enemigo. Donde no podían hacer muchos movimientos sin llamar la atención
Pronto se dieron cuenta, que para bien o para mal, los tenían justo donde tenían.
Searching the Heaven
Arco 0: [Nacimiento]
Capítulo 2: Lo que tus ojos no pueden ver
—Tus padres están preocupados.
El pequeño castaño alzo un momento la mirada para ver a su amigo de cabellos azules, miel y dorado chocaron por un instante, antes de que Issei la bajara nuevamente, concentrado en lo que hacia—¿Por qué lo estarían?—preguntó, moviendo el lápiz cuidadosamente en el papel.
—Hablaste con tres extraños, según lo que ellos te enseñaron, no debiste hacerlo.
—No parecían mala gente—le dijo, volviendo a alzar la mirada, esta vez con el ceño fruncido—Además, el director Zekram los dejo entrar…—murmuró, inflando los mofletes en un mini berrinche.
Izanagi enarcó una ceja, curioso ante sus palabras—¿Ho? ¿Y cómo lo sabes?—preguntó, aun conociendo la respuesta a su propia pregunta.
El castaño le miró, para luego seguir con su dibujo—Cuando llegamos, los vi hablando con el director Zekram. Pensé que eran sus amigos, así que me acerqué a ellos con confianza—fueron sus palabras tranquilas y con un razonamiento propio de un niño—El director Zekram es una buena persona, nos regala cosas a onee-chan y a mí por nuestro cumpleaños y navidad. Además, trata muy bien a okaa-chan…No pensé que era algo malo…
La deidad suspiro levemente, parándose y yendo a su lado, procediendo a sentarse para acariciar su cabeza con mucho cuidado—No hiciste nada malo, tu razonamiento fue bueno. Pero recuerda Ise, hay cosas que tus ojos no pueden ver y que los demás pueden saber.
—Pero yo veo todo—replicó el niño, moviendo la hoja frente suyo, tomando otra más—Veo cosas que okaa-chan no puede ver, veo a las cosas feas que se llevan las herramientas de otou-chan…—hizo una pausa momentánea, deteniendo su lápiz antes de volver a moverlo, esta vez, más lento que antes—…Veo a cosas que dan miedo cerca de onee-chan…
Detuvo su mano, alzando su dibujo cuidadosamente para que los dos lo vieran.
Izanagi entrecerró los ojos, viendo que era un mismo dibujo que se repetía múltiples veces.
La interpretación de quien viera ese dibujo podría ser varia, pero él veía una cosa.
En su perspectiva, era el árbol de la vida del Cábala; una disciplina del judaísmo, que analizaba los sentidos recónditos de la Torá, el texto sagrado de los judíos.
El árbol de la vida tenía diez atributos o emanaciones, los Sefirot. Descritos como los canales de la fuerza divina y creadora de la vida, a través de los cuales la esencia divina se releva a la humanidad. Véase, era una forma de unión entre el hombre y Dios.
Kéter, Jojmá, Biná, Jesed, Geburá, Tiféret, Netsaj, Hod, Yesod y Maljut; esos eran sus nombres.
Ante los ojos dorados del Dios de Todo, el dibujo una unión de ocho de las diez cábalas, con Kéter haciendo gala de su nombre. Ese Sefirot, tenía la forma de una corona.
Una línea vertical unia a la "corona" (Kéter) con la "belleza" (Tiféret), la "fundación" (Yesod) y con el "reino" (Maljut).
A su vez, la "corona" casi se une con la "sabiduría" (Jojmá) y el "entendimiento" (Biná). Estos, a su vez, uniéndose con la "belleza".
"Belleza" se unia con la "victoria y eternidad" (Netsaj) y con la "majestad y esplendor" (Hod) para que ambos se unieran con el "reino".
En todo momento, nadie se unía con la "misericordia y bondad" (Jesed) y con el "heroísmo" (Geburá).
—¿Qué es esto?—preguntó el peliazul con severidad, tomando la hoja entre sus manos para apretarla levemente.
—Es…la marca de un maldito…—murmuró el pequeño castaño, Izanagi notando que estaba temblando levemente, atemorizado—Es lo que mis ojos pueden ver.
Sin embargo, lo que sus ojos no podían ver o eso pensaba él, eran los planes que la causalidad iba tejiendo. Lento pero constante.
La oscuridad era un lugar inhóspito, dentro de cada ser viviente había un temor a lo desconocido, un temor a lo que no puede controlar. Y detrás de la oscuridad, siempre habrá un "algo"; puede ser una simple piedra o un animal que te ve como una amenaza, o simplemente, como un alimento.
Eso era con el lugar, sin embargo, con el hombre la cosa cambiaba.
Detrás de la oscuridad de cada uno, había una bestia que habitaba en las tinieblas lista para salir y alimentarse de todos. Pero verla, era algo que no todos podían hacer, después de todo, quienes llegaran a verla serian consumidas por ella.
El pequeño Issei dormía en su cama, moviéndose constantemente, sudando frío. Tenía una pesadilla.
Las sombras se movían, claro, era una noche sin luna. Perfecta para los seres que se escondían entre nosotros saliesen a pasear con total libertad.
Esa noche era particularmente fría, aun cuando era mayo y estaban en plena primavera a nada de entrar a la época veraniega y se supone que las noches se iban haciendo más calurosas.
En el vacío…la bestia se alimenta de los deshechos.
Issei abrió sus ojos de golpe, levantándose en su cama, respirando agitado. Lágrimas se acumulaban en sus ojos mieles, mientras sentía su estómago rugir.
¿Qué era lo que había visto? No lo sabía, y tampoco quería averiguarlo.
Nacido del miedo a ser pisoteado.
Movió su cabeza con fuerza, intentando calmarse—Solo fue un sueño…no fue real—murmuró, temblando, abrazando sus piernas con fuerza y apretando los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. No podía gritar, todos estaban durmiendo, y sería malo despertarlos. Aunque, ¿esa era la verdadera razón?
No, no lo era. Tenía miedo, algo había visto, algo que sembró en lo más profundo de él un temor a lo que le rodeaba, pensando que estaba allí, listo para devorarlo.
El delirio se arrastra, incluso si estas despierto.
Cogió sus mantas y se puso debajo de ellas, en un burdo intento de protegerse de lo que estuviera allí, o lo que estuviera en él.
Nacido en la ira, sin esperanza.
Cerró los ojos con fuerza, esperando que esa horrible sensación pronto se fuera. Las sombras parecían extenderse y envolver cuidadosamente la habitación, ¿cuidando o acechando? He allí la pregunta que uno podía hacerse.
Siento como si estuviera en una llama oscura. Pensó, sus ojos empezaban a sentirse pesados, el sueño pudo más, pero quería cerrarlos ya. Las siluetas que veía se acercaban, no, no se acerquen. No podían hacerles daño, porque él podía verlas. Si no a puedo apagar…si no puedo escapar…solo me quemaré…
¿Esos eran sus pensamientos? Parecían diferentes, sonaban raros y espeluznantes. Tal vez leer demasiado le volvía…¿paranoico? No, no podía ser, su estúpida hermana solo soltaba mierda por su boca.
…
¿Qué?
¿En verdad había pensado eso? No, era imposible. Esas palabras sonaban feas, solo las escuchaba de sus padres cuando estaban muy molestos y no creían que alguno de los dos estaba cerca, o estaba durmiendo.
Pero él podía verlos y oírlos, ¿ellos no lo podían ver? Vaya mierda de padres estaban hechos, ni para eso sirven.
No podían ni notar que uno de sus hijos actuaba raro, aunque, ¿realmente actuaba raro? Tenia un amigo imaginario que interactuaba con la realidad, ¿eso no era extraño? Tal vez los extraños eran ellos, unos pedazos de mierda que no saben ver las señales tan evidentes que se ocultaban frente a sus narices.
Simplemente, unas mierdas de padres.
…
No, no, ¡no!
Tenía miedo, le aterraba. Ja, pequeña mierda, ¿es así? ¿o son tus verdaderos pensamientos que se apoderan de ti?
¡NO!
¿Lo sigues negando? Por favor, este eres tú. Tú verdadero tú, confuso, ¿eh? No te preocupes, duerme, duerme en tu pequeña falsedad construida por esas mierdas que llamas padres y alimentada por esa alimaña que llamas hermana.
Por favor…detente.
¿Qué me detenga dices? Pero si no eres otro más que tú, soy quién eres y tú eres quien soy yo.
Soy más que una pesadilla, soy la realidad que está entre las tinieblas.
No.
Si, esa es la realidad, una mierda total. Tú lo sabes, eres más listo de lo que aparentas; esa hiperactividad, es tu instinto de supervivencia, te cuida de tu entorno, te ayuda a evitar caídas, raspones y todo lo que te haga daño. Porque tú no eres como los demás. Eres diferente, y esa diferencia te hará más fuerte.
¿Q-Quién eres?
Ya te lo dije, ¿no? Soy tú, o bueno, una parte de ti. Crezco contigo, y me alimento de tu alrededor. Podrías llamarme tu consciencia, si es que tu pequeño cerebro sabe que es eso, pero soy otra cosa en realidad. Soy aquello que más temes y más quieres.
CRACK
Algo se movió, Issei lo notó. Algo estaba allí, no quería verlo, pero sentía que debía.
Alzó las frazadas, y ante él, rodeado por oscuridad, estaba la acumulación de todos sus temores. Era inmenso, una bestia que habitaba en las tinieblas. No podía verlo completo, pero sabía que estaba allí.
Tenía rayos por ojos, eran rojos como la sangre fresca que había visto en las heridas que se hacia su padre por trabajar con sus herramientas en el taller. Daba miedo, mucho miedo.
Duerme, pequeño Issei, aun no es hora de que me reconozcas como una parte tuya. Pronto…muy pronto.
…
¡CRASH!
La pareja de esposos abrió los ojos de golpe, no tardaron en reaccionar. Esa había sido un golpe bastante fuerte, algo se había roto y por lo que podían ver, no era en su habitación.
Con temor, dedujeron que fue en una de las habitaciones de alguno de sus hijos. Aria no había gritado, así que no fue con ella, aunque su hija tenía el sueño tan pesado que ese golpe no la despertaría.
—¡Ise!—gritó la madre por su hijo, y, en consecuencia, el padre fue rápido en levantarse y salir de la habitación.
¡BLAM!
Abrió la puerta de golpe, y noto los fragmentos de vidrio en el suelo. La ventana había sido rota y su hijo no estaba en su cama.
Oh no.
Pensó en la peor de las posibilidades. Se lo habían llevado, debieron ser más cuidadosos, debieron proteger más su casa y ahora su hijo estaba en quien sabe dónde.
—Ejem—un carraspeo llamo su atención, espera, conocía esa voz.
Se giró, Izanagi estaba detrás de él, con un bulto entre sus brazos. El dios tenía una expresión seria en su rostro, el cual, de paso, también tenía algo de sangre que, por supuesto, no era suya.
Unas sabanas rodeaban al bulto, temblando, noto que estas tenían manchas rojas en ella.
Algo malo había pasado.
Algo muy malo.
—¿Qué pasó? ¿Fue alguno de ellos?—Izanagi negó levemente, caminando hacia la cama—¿Quién fue?—preguntó el preocupado padre, viendo como el peliazul con un movimiento de manos había limpiado la habitación y reparado la ventana con rapidez.
La deidad guardó silencio, sintiendo fijo en su espalda la mirada tanto de Aori como de la recién llegada Hanako. Quien se había asegurado de que Aria siguiera en su cuarto.
Aspiró algo de aire y se giró, sus ojos dorados brillaban intensamente, preocupando a los padres—Algo que sus ojos no pueden ver.
—No quiero ir—Hanako alzo la mirada, viendo fijamente a su hijo, acomodando suavemente su uniforme de educación física. Un polo blanco, short azulino y zapatillas blancas de deporte. El día era caluroso, así que le había puesto algo de bloqueador; su piel ligeramente tostada estaba un poco blanca debido a la crema.
—¿Por?
—…—Issei no respondió, simplemente giró la cabeza mientras evitaba ver los ojos de su madre—Puedo quedarme en casa, ¿por favor?
La pelinegra le miro unos momentos, sus ojos rojos demostraban la preocupación propia de una madre. Temía por lo que su hijo veía, le estuviera afectando, cambiándolo.
Tomo su cabeza y la giro suavemente, dándole un besito en la frente para después verle a sus ojos—Vamos a ir los cuatro a ese viaje, ¿sí? No es muy lejos, si te sigues sintiendo mal, yo misma te traeré a casa, ¿de acuerdo?
Era sorprendente como con solo mirarlo, ella le desnudara el alma. Era su madre, la mujer que le dio la vida, quien lo cargo nueve meses a él y a su hermana; era obvio que le conociera mejor que la palma de su mano y mejor que los temas que ella se sabia de memoria para la enseñanza de sus estudiantes.
Agáchate.
No supo porque lo hizo, pero en cuanto se hincó una pelota paso por sobre su cabeza. Era pequeña, el impacto contra él no habría dolido, pero aun así lo esquivo.
—¡Pelota!—escuchó el grito de su hermana mayor y la vio salir disparada de las escaleras hacia la dirección donde el pequeño objeto esférico había caído—¡Perdón, onii-chan!—se disculpó la castañita, pasando al lado de su hermano.
Pero ni él ni su madre le prestaron atención; Issei seguía hincado mirando en el suelo con la rojiza, preocupada y asustada puesto en su cabeza. Ambos con una sola pregunta en su cabeza.
¿Cómo lo hizo?
El pequeño se levantó lentamente, las manos de su madre lo tomaron con firmeza, los ojos rojos vieron fijamente a los bellos ojos mieles de su hijo menor; notando en ellos preocupación y miedo.
Quiso preguntarle, pero no podía asustarlo. Tenia que conversarlo con su esposo antes de poder abordar a su hijo menor.
Inhalo profundamente, llevando delicadamente sus manos para quitarle algo de polvo y darle su mejor sonrisa—¿Estas bien, mi niño?
—Uhum…—respondió Issei, asintiendo levemente con su cabecita.
—Hey, no pongas mala cara—Hanako llevó suavemente sus dedos a su rostro y colocándolos en los extremos de su boca, hizo una sonrisa con sus dedos, haciendo reír levemente a su pequeño—Recuerda, a la adversidad ponle una sonrisa…
—Porque uno no esta bien vestido sin una—termino el pequeño, dándole una sonrisa que mostraba los dientes a su madre, haciendo que ella quitara los dedos de su cara—Mami…
—¿Sí?
—Te amo. —le dijo, dándole un besito en la nariz a su madre, provocando su risa.
La mujer le dio un pequeño beso en la frente, antes de responderle—También te amo, mi pequeño Ise.
—¿Ya llegamos?
—No.
—¿Ya llegamos? —Aori rio por lo bajo mientras conducía el auto, viendo el ceño fruncido en el rostro de su mujer ante la insistencia de su hija.
—Aria, querida, si no dejas de hablar te quitare tu paleta—amenazó la pelinegra viendo a su hija mayor por el espejo retrovisor, haciéndola ponerse chiquita mientras se sentaba al lado de su hermano menor con un puchero adorable.
La pequeña giro su cabeza para ver a su gemelo, notándolo algo distraído; por lo que una sonrisa traviesa fue plasmada en su rostro mientras que su cerebro travieso iba maquinando un plan para molestarlo.
[Yo que tu no hago eso]
Aria frunció el ceño, allí estaba de nuevo él. ¿Por qué no, Ddraig? Le pregunto a su amigo imaginario, haciendo un puchero más grande que antes ante sus palabras. Onii-chan está distraído; ¡es la oportunidad perfecta para jugarle una broma! Dijo en un pequeño berrinche, haciendo suspirar a Ddraig.
[Por dos razones, pequeña]. Fueron las palabras que resonaron en su cabeza. [La primera: tu madre no creo que realmente este con ganas de aguantar algo provocado por ti; llevas hablando como por cinco minutos sin respirar, si lo haces, te llevaras la reprimenda de tu vida…si es que no la has recibido ya]
Aria hizo un puchero por tercera vez. ¡Uggggh! ¡Odio cuando tienes razón, lagarto! Le dijo, cruzándose de brazos, molesta. ¿Y la otra?
[Mocosa malcriada…En fin; la segunda es más simple. Él te detendría antes de que hagas algo]
¿He? ¡Pero si está distraído!
[No, no lo está]. Negó la voz con un tono serio. [Tú no lo puedes notar, pero los músculos de su cuerpo están tensos. Además, mira el movimiento de su pie…]
¿Su pie? Preguntó curiosa, bajando la mirada para notar el constante movimiento del pie de su hermano menor. ¿Qué con eso?
[Tú no lo notas, tampoco él de seguro; es puro instinto. Con el movimiento de su pie esta calculando tu proximidad debido a los constantes cambios en el aire que provocan tus movimientos]
…¿Mis movimientos?
[Si, te daré un ejemplo fácil]. Dijo la voz con tranquilidad. [Imagina que estas en el mar; un ligero movimiento puede ocasionar ondas que provocarían a los animales que viven por allí saber tu ubicación.]
¡Woooow! ¡¿Y todo eso está haciendo onii-chan? Preguntó la pequeña con asombro y emoción, sus ojos pocos más y eran estrellas que brillarían por su emoción. ¡Eso es increíble!
[Es bastante útil para sentir los movimientos de los seres vivos, y detectar si son una amenaza o no]. Prosiguió su amigo imaginario, a veces era raro y no le entendía; pero en esa ocasión era bastante entretenido. [Otra cosa que él esta teniendo en cuenta son las razones de tus movimientos.]
…¿Qué?
[No te preocupes, te daré un pequeño ejemplo. ¿Sabes por que en los documentales los animales herbívoros pasan frente a un león después de que este ha comido?]
No, creo que son tontos. La castaña frunció el ceño, mientras adoptaba una pose pensativa, haciéndose la inteligente. ¿No ven que ellos les pueden comer?
[Pasean frente a ellos por la razón contraria, no pueden comerlos]
…Ahora si no te entiendo. Aria dejo caer su cabeza, en rendición. Sentía como su cerebro intentaba entender a su amigo, pero no parecía seguirle el hilo.
[No te preocupes, es simple de entender]. Le tranquilizo Ddraig con calma. [Cuando un león tiene hambre, busca a su presa; cuando lo hace, sus acciones acechadoras provocan en su objetivo una sensación de incomodidad, debido a que el león emite algo de instinto asesino que, si bien no revela su ubicación, hace que su presa se sienta nerviosa y cometa errores que pueden llevar a su fácil captura]
Ohhh, ¿y todo eso está sintiendo onii-chan?
Si pudiera ver su cabeza en ese momento, Aria podría jurar que su amigo dragón estaba asintiendo. [Sí, aunque no lo creas, las acciones mal intencionadas de los humanos generan una mínima parte de aquella sensación que generan los depredadores. Claro; todo depende de que tan grave seria la acción que vas a realizar. Aunque, sin dar muchos rodeos, tu hermano sentiría aun cuando esa acción sea hecha de forma inconsciente como la reacción a una acción externa]
…¿Una que a la que cua?. Aria inclino la cabeza, no entiendo ni tres cuartos de lo que dijo Ddraig.
[….Olvídalo, simplemente tómalo como que tu hermano sabrá que harás algo contra él. Y se enojaran tanto él como tus padres contigo, así que relájate.]
Por esta vez te haré caso, Ddraig-chan. Dijo la pequeña tras pensarlo demasiado, recostándose contra el asiento cruzada de brazos, como para evitar hacerle algo a su hermano.
Ddraig soltó lo que pareció ser un suspiro satisfecho antes de hablar de nuevo. [Gracias, Aria]. Le agradeció, antes de darse cuenta de algo. [Oh, ya llegaron]
—Ya llegamos—avisó su padre desabrochando su cinturón, llamando la atención de los gemelos tanto por su acción como por el ruido de múltiples niños afuera.
—Fue un viaje algo largo, pero por fin llegamos—dijo Hanako, saliendo del auto mientras miraba las escaleras que conducían a su destino. Un conjunto de templos ceremoniales alrededor de una zona levemente boscosa, desde abajo no podían ver mucho; pero a simple vista era un lugar bello y tranquilo que iba bien adornado con las risas juguetonas de los niños y la de los padres conversando entre sí—El Templo Himejima.
Apesta a cuervo/ [Hiede a cuervo]
Los gemelos parpadearon levemente, girando sus cabezas de manera espeluznantemente simultanea mientras olisqueaban levemente; totalmente confundidos.
….¿Cuervo?
No podían ver nada más allá de lo que sus inocentes ojos podían mostrarles, sin embargo, desde el extremo superior de las escaleras una figura cubierta por las sombras de veía hacia la dirección donde estaban ellos y sus padres antes de integrarse con el grupo algo grande que tenían.
—¿Ya llegaron, Barakiel?
El hombre de cabellos negro miro por sobre su hombro a sus dos compañeros, los mismos con los que había estado hablando el día que conocieron al menor de los Hyodo, mirándole con unas sonrisas.
Barakiel asintió, dándoles su propia sonrisa antes de volver a mirar hacia la dirección del grupo subiendo por las escaleras.
—Vamos a mostrarte lo que tus ojos no pueden ver, pequeño Hyodo.
¡Y DALE! ¡Dos capítulos en menos de una semana! ¡Nuevo récord personal!
Sinceramente, me gusto como quedo. O bueno, un 90%, creo que repetí mucho cierto término, pero era para darle más énfasis a lo que ocurre en el capítulo.
El capitulo anterior fueron Aori y Hanako y este capitulo fueron sus hijos, Issei y Aria. Curioso, ¿eh? Espero que les haya gustado, me encanto escribir la parte donde Issei se sume en la oscuridad; creo que me quedo algo aterradora…para un niño de cuatro años xD
Aria, como pueden ver, habla con Ddraig. ¿Ella es la Sekiryuutei? Pues, sí. Creo que era bastante obvio desde el capítulo anterior; digo, ¿Qué niño puede imaginarse como amigo a un dragón de unos cincuenta pies de alto, de escamas rojas y ojos verdes? Algo muy raro, ¿no?
Este capítulo me gusta especialmente porque la inspiración llego de golpe, y la investigación fue ardua para algunos temas que exprese en el capítulo.
¡Por cierto! El templo Himejima, bonito lugar. ¿Saben lo que significa? Issei (o Aria) conocerán a Akeno como una década antes del canon, ¿esto será bueno o malo? ¡No se lo pierdan en el siguiente capítulo de StH!
Antes de irme, mañana es mi cumpleaños. Tómenlo como algo nacido de la emoción por cumplir años.
Que tengan una buena noche.
