¡Pasemos a las reviews!
Racon Omega 98: Jeje, muchas gracias bro :D
Angel Arcano92: Cortar y desgarrar, cual carnicero xD
Miguel16310: Muchas gracias por tus palabras, me alegro que te hayan gustado las interacciones entre todos.
¡Agradezco muchos sus reviews! ¡Vamos al capítulo!
Disclaimer: Ni HSDxD ni ninguna otra serie que se presente es de mi pertenencia, estos son propiedad de sus respectivos autores. Este fic está hecho sin ningún ánimo de lucro, solo hecho con las ganas que tengo de escribir; a su vez, tratare ciertos temas fuertes que pueden dañar la susceptibilidad de un público sensible. Advertidos están.
La vida era una mierda para quien menos se lo merece, eso tenía lo bien en claro. La mera existencia siempre castigar a las personas inocentes parece de maneras tan brutales que te hacía preguntar si estaba hecho algo horrible en una vida pasada como para ser merecedores de tal castigo.
Todo eso, lo tenía bastante presente.
El trabajo que tenía era bastante molesto, Rick Dalton lo tenía claro como el agua. Pero lo hacía por el bien común. Por el bien de su patria.
Por el bien de su gente.
Aspiró profundamente mientras veía el casco de combate táctico negro en sus manos, un gran número "1" hecho con pintura blanca adornaba la frente del objeto. Una mala broma de parte de su escuadrón; él era el líder, así que le habían puesto ese enorme número para que supieran a quien disparar primero.
Los miserables cabrones limpiaron los baños por una semana, pero finalmente, le encontró la gracia cuando pintó los cascos de ellos con números igualmente grandes. El chiste fue cuando el coronado como "10" se dio cuenta que era el último eslabón del grupo.
Las risas y el lamento de "10" fueron una absoluta delicia, que al final termino por absorber a su soldado y se rio junto a ellos.
Una risa para mitigar la mierda que vivimos. Soltó un gruñido cuando un bache hizo saltar el auto donde estaba sentado, golpeándose la espalda.
—Capitán, ¿está bien? —alzó la cabeza un poco para ver a su mano derecha, "2" le miraba a través del antifaz con unos angustiados ojos negros.
—En este trabajo nunca se está bien—respondió Rick con un leve gruñido molesto—La paga es buena, bastante buena. Pero los métodos…son una mierda, y lo que vemos también lo es.
—Nunca nadie nos dijo los precios de este trabajo—comentó un tercero, irónicamente, "4" fue quien respondió. Sentado junto a "2" y a su lado estaba "3", quien intentaba dormir o eso indicaba su cabeceo continuo—Me da gusto volver a casa para abrazar a mi esposa e hija después de toda la mierda que vivimos; tanto ocurre bajo nuestras narices.
—Bueno…—otro más habló, era "5". El último de los que estaban allí, desde "6" a "10" estaban en otro auto. Preparándose para lo que venía—¿Por eso la fundación tiene este nombre, no? —preguntó de manera sarcástica mientras señalaba un símbolo en su hombrera
Todos, incluido "3", giraron un poco sus cabezas, viendo la figura allí: un círculo con tres flechas apuntando hacia el centro desde posiciones diferentes, formando un pequeño triángulo sin llegar a tocar sus puntas.
Bajo este, había un nombre, donde la primera letra inicial era una mayúscula para que sus siglas de dieran a notar.
Secure, Contain, Protect
—Para que la humanidad siga descansando de los horrores que acechan, debemos hacer sacrificios.
—Cueste lo que cueste—corearon los cinco hombres presentes.
En ese momento, la puerta trasera del auto se abrió y una brisa fría de invierno golpeo el rostro de Rick, moviendo sus cabellos rubios.
Algo andaba mal.
Muy mal.
Searching the Heaven
Arco 0: [Nacimiento]
Capítulo 4: Cadenas rotas (Impacto – Parte 1.5)
—¿Fecha? —pregunto Rick con un tono ronco mientras bajaba del automóvil, con un rifle de asalto de color negro entre sus manos.
El viento sopló una vez más, esta vez con mucha más fuerza acompañado del sonido de hélices que se oían cada vez más cercanas. Un helicóptero sobrevolaba la zona urbana dando círculos, vigilante.
Un hombre con saco negro y lentes se puso a su costado, unos papeles en mano mientras veían como más soldados con indumentaria pesada y armas de alto calibre salían de más automóviles blindados—15 de abril, año 2001 después del nacimiento de Jesucristo. Son las 11:50:00 exactas.
—Objetivo.
—Según la prensa; hay un presunto culto sexual satánico—el hombre se acomodo los lentes, y miró con seriedad al jefe de maniobras—Sin embargo; nada más lejos de la realidad. Se hacen llamar Hijos del Rey Escarlata.
Un escalofrío pasó por la espalda baja del Dalton. No, no esa mierda de nuevo.
—¿Has llamado a los agentes extranjeros?
—Fue imperativo hacerlo, Rick. Esto es una mierda complicada—habló el sujeto, mirando con seriedad a su compañero—Han venido desde Persia, Oriente medio y desde los países celtas para asegurar el lugar. Nadie podrá escuchar o sentir lo que se hace aquí, ni siquiera los demonios y caídos que pululan en Nueva York—Rick soltó un gruñido, molesto—No me hace sentir mejor las implicaciones de esto. Pero ya sabes lo que tienes que hacer.
—Entrar a matar.
—No; entrar, asegurar posibles objetivos, y matar a las amenazas.
—¡JA!—Dalton soltó una risotada seca, antes de mirarlo con seriedad—Todos allí adentro son amenazas, Demious. De hecho, también tú lo eres.
Demious rodó los ojos con cierta molestia—Ser parte demonio es un problema, ¿eh?
—Nah, no mucho. Pero que te veas joven para ser al menos 60 años mayor que yo me toca un poco las bolas.
El nombrado como medio demonio negó con la cabeza, riendo un poco ante su respuesta.
Pero de la nada, le miro con seriedad—Rick, ten cuidado. Sabes que tratar con esta gente siempre es un puto problema a grandes escalas. Además…—se relamió los labios, estaban algo secos, y tomó el hombro de su compañero. La diferencia de altura era considerable, le veía casi suplicante—Los jefes dicen que hay niñas allí…la más pequeña…que el puto dios bíblico me joda de ser así, Rick…creen que son las princesas…—eso lo dijo en un tono tan bajo que era casi inaudible salvo para Dalton.
Este le miro casi impasible, pero había un destello de miedo e incertidumbre en sus ojos azules—…Tendré cuidado—murmuró mientras alzaba su arma que colgaba de su hombro.
Caminó hasta estar al frente de sus nueve hombres, los cuales estando en fila india esperaban pacientes sus órdenes—Bien señores, una noche de mierda más para nosotros—fueron sus palabras de comienzo, siempre era así, por más exitosa que fuera esa noche o cualquier otra, siempre sería una mierda para quienes hacen el trabajo sucio—El objetivo son un total de siete niñas, debemos asegurarlas y matar a cualquier otro animal que se intente acercar a ellas. ¿Preguntas?
"2", su mano derecha, habló al instante—¿No que no se sabía quiénes eran los objetivos?
—…Se me ha notificado que hay una gran probabilidad que sean las amantes del Rey.
Tras esas palabras, un silencio inundó al grupo de diez hombres. Las consecuencias de lo que pasaría esa noche serían notables.
El aire frío parecía notificarles eso.
—Bueno, mierda.
—Si, mierda—Rick suspiró, de poder hacerlo, se pasaría una mano por la cabeza en un intento de calmarse—En fin, ya lo saben: entrar, asegurar y matar de ser requerido.
—¿Hombres y mujeres?
—No me importa que sean, puede ser un maldito bebé de dos meses de nacido, si se acercan, le disparan en la cabeza—finiquitó el capitán dando un asqueroso ejemplo que funcionó a la perfección—¿Listos?
Un "Si" al unísono fue la respuesta para que el equipo Alfa se empezara a movilizar.
Mientras tanto, una brisa fría hizo mover los cabellos del medio demonio; quien, viendo a su compañero moverse con su equipo junto a varios soldados más, no pudo evitar sentir algo de miedo.
Tembló levemente cuando un perro aulló en la soledad de la calle, ¿aullando en una noche sin luna? Los perros no debían hacer eso, algunas costumbres decían que los animales podían sentir el peligro mucho antes de que sucediera, ¿por eso aullaban?
Recordó algo, las siete princesas, las amantes del Rey Escarlata. Algo sucedía, algo poderoso que no podía ser nombrado porque se remontaba a los propios anales de la existencia. Dioses olvidados por todos y era mejor así, el terror de seres que estaban sobre ellos, porque ellos tampoco sabían qué o quién se ocultaba en las sombras, moviendo todo de una manera tan tranquila que daba miedo.
No sabían que podía pasar, ¿todo era algo pensado con anterioridad? El concepto del destino era transformado en algo terrorífico cuando te enterabas de lo que la humanidad ocultaba, algo que viene arrastrándose tras años y años de catástrofes que podían haber extinguido al hombre de la tierra.
¿Por qué seguían allí? No eran los más fuertes, pero eran especiales para lo que acechaba. ¿Sacrificios probablemente? ¿Para tener algo de diversión enfermiza desde su trono?
Arrastrándose desde las raíces del árbol del comienzo, se alzó sobre todos y cada uno. Él fue el alfa y el omega, el inicio del fin y el fin del inicio.
Violó a su familia, manchando su estirpe. Siete hembras que fueron sus amantes, siete princesas mancilladas y hechas para que la calamidad azotara la existencia. Todo era una mierda, no podía evitar pensarlo cada vez más.
RATATATATATATATATATATATA
Los sonidos de las balas resonaron en su cabeza, pero eso era algo normal. Era entrar a matar y salvar a los objetivos.
¡AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!
El perro aulló nuevamente, se sentó y se tomó la cabeza. Demious respiraba agitado, sudando frío incluso; el ser medio demonio le hacía sensible a algunas cosas, y eso incluía al ambiente, perceptible a niveles que un ser con media genética demoniaca sería imposible, pero él era un milagro.
Y odiaba serlo.
Miró su reloj, habían pasado 8 minutos y 10 segundos. Ya eran las 11:09 de la noche, pero sentía que esos minutos eran horas que pasaban cada vez más y más lentas.
"¡Aquí Alfa 1! ¡Los objetivos han sido asegurados! ¡Repito! ¡Los objetivos han sido asegurados! ¡Las amenazas han sido reducidas!"
Demious salió de su estupor al oír la radio en su cadera, con la mano temblando-¿Por qué mierda estoy temblando?-tomo el objeto y, tras exhalar profundamente, habló.
—Copiado Alfa 1. ¿Son los objetivos mencionados?
"Si, pero…joder, debes verlo…maldita sea…"
—¿Rick?
"…Estoy saliendo Demious, debes verlo"
Tras decir eso, las puertas principales del local se abrieron. Los diez hombres del equipo principal salieron triunfantes, pero se les notaba un aura de pesadez sobre ellos. ¿Qué había pasado allí? No veía al resto, de seguro estaban adentro asegurando los cuerpos o buscando algo que pudiera serles útil
El mitad demonio se acercó y fue cuando los hombres rompieron filas, revelando siete figuras a las cuales habían estado rodeando a modo de protección.
Se quitó los lentes, mirando con horror las chicas frente a él. Eso eran, chicas, ni siquiera adultas.
La mayor no parecía pasar de los diecisiete años y la menor no parecía tener más de nueve o diez años. Vestían harapos, pero lejos de eso, estaban en perfectas condiciones…
Si por perfectas condiciones contaba el hecho de que tenían sus vientres perfectamente abultados y redondeados, señal de que estaban en cinta.
En cinta.
El tiempo pasó lento, lento pasó el tiempo, unos ojos dorados se abrieron en la oscuridad etérea del cosmos y una risa enfermiza resonó en el espacio.
Un minuto había pasado desde que Demious había revisado su reloj, las 00:00 del 16 de Abril.
Y el pandemonio, se desató.
"¡AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!"
"¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!"
El perro aulló nuevamente, y junto a él, un grito desgarrador resonó por el aire. Los aturdidos hombres se giraron para ver que la mayor se hincaba de dolor en el suelo, tomándose el vientre mientras un líquido bajaba por sus piernas.
—Puta madre…—murmuró el hombre atemorizado, reaccionó rápido y fue corriendo hacia ella—¡ESTA ENTRANDO EN TRABAJO DE PARTO! ¡TRAIGAN A UN PUTO MÉDICO!
Con su grito, la gente pareció reaccionar. Estas pronto se convirtieron en sombras borrosas para él; ahora, solo estaban su propia persona y la adolorida adolescente que, apoyada en sus antebrazos en el suelo y con las piernas abiertas, pujaba con un dolor infernal en su cuerpo.
—Carajo, carajo... —murmuraba continuamente el medio demonio de cabellos cafés, sudando, su saco servía para mantener cómoda a la muchacha. Esta respiraba agitada, pero no gritaba, mirándole fijamente con el dolor impregnado en su mirada que reflejaba el martirio por el que pasaba.
No se dio cuenta cuando, pero las otras seis chicas les rodeaban. Mirándole con ojos carentes de emoción alguna, como si supieran que esto pasaría.
Unas marcas rojas empezaron a cubrir el cuerpo de la muchacha, Demious pensó que estaba solo con ella, no podía hacer más, ella cada vez más pujaba con más y más fuerza.
Todo se tranquilizó repentinamente, los violáceos ojos de la fémina le miraban con atención, y con un último suspiro, habló como si no estuviera pasando nada.
—La primera cadena se ha roto, el legado del rey ha llegado.
¡BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
El llanto llenó la habitación, los ojos dorados del doctor miraron con tranquilidad a la mujer de cabellos negros y ojos rojos respiraba agitada y agotada tras haber dado a luz al último de su estirpe, al menor de la camada.
Los rugidos de los dioses olvidados resonaban por toda la oscuridad del cosmos, algo empezó a vagar por el espacio, algo grande y poderoso, algo catastrófico.
Demious respiraba agitado, viendo al bebe de escasos cabellos castaños en brazos de su madre. Ninguno se movía, ninguno respiraba, estaban fríos en su totalidad. Después del parto y antes que llegara el médico de cabecera, la muchacha había muerto con su bebé en brazos.
Las otras seis chicas seguían rodeándolo en un círculo, mirando con lágrimas cayendo de sus ojos. Llorando por la pérdida de su hermana y de su hijo.
Miro la sangre en sus brazos temblando como una hoja de árbol en otoño; no reaccionó aun cuando Rick llegó para ayudarlo e intentar mover el cuerpo, no reaccionó aún cuando los médicos llegaron junto a más helicópteros. No reaccionó siquiera al terremoto que siguió después o al aullido sepulcral del perro. Ni cuando los agentes traídos de los países extranjeros se le acercaron y empezaron a cantar una serie de hechizos de purificación para él.
Solo se quedó allí, de rodillas, recordando los ojos del bebé antes de que este cerrara para siempre los mismos para descansar eternamente con su madre.
Eran dorados.
Un dorado putrefacto que traía la maldad a este mundo.
Epa, otros tres meses más sin capítulos. Un capitulo la mitad de corto de lo que suelo traerles, pero no quería dejarles quien sabe cuánto tiempo sin otro, es una putada el no poder sacar todo lo quiero, así que traje el "1.5" de Impacto.
En el siguiente capítulo se verá lo que pasó antes de la escena final del capítulo anterior, a su vez, un par de cosas que aclararan otras del capítulo de hoy.
La fundación SCP es, en cierta parte, similar a la creada en nuestro mundo. Los SCP no existen como tal en este mundo, pero la fundación sirve para evitar que la humanidad tenga más contacto del debido con lo sobrenatural; están encargados de ser los que "limpian" los rastros de lo sobrenatural en el mundo, o al menos eso tratan.
En fin, son casi las 2:30 am aquí. Me agarró la inspiración hace dos horas y escribí todo de 0. Ojalá les gusten y perdonen mis largas ausencias, prometo traer cosas más seguido, sin presionarme más de lo debido. Lamento las posibles faltas ortográficas que puedan haber.
Cuidense y que tengan una buena noche.
